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ACA IRI EL POST

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TORRES DEL PAINE, Fjällräven Classic

julio 24, 2024 — by Andar Extremo

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por Fransisco Ibarra texto y fotos

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Santiago de Chile
En la efervescencia de los Juegos Panamericanos, una invitación inesperada llegó a mis manos a mediados de octubre de 2023. Al principio, no le presté gran atención; después de todo, Las Torres del Paine y yo éramos viejos conocidos, compañeros de innumerables jornadas laborales. Sin embargo, la vida me había lanzado recientemente dos curvas: un esguince de tobillo de grado 2, cortesía de un trote traicionero que terminó en un hoyo de dimensiones épicas, y la ardua batalla contra un cálculo renal que amenazaba mi paz cardiovascular.
Fue en una charla con amigos, esos héroes anónimos que siempre capturo con mi lente en sus carreras, donde encontré la inspiración. ‘Es tu momento’, me dijeron, ‘de poner en práctica todo aquello que has aprendido, observado y capturado’. Con un renovado entusiasmo, me comuniqué con la marca y, aunque mi inglés estaba oxidado por años de desuso, me sumergí en la aventura.
Tres días antes de partir de Santiago, los pasajes aterrizaron en mi buzón. Con meticulosa dedicación, seleccioné mi equipo fotográfico, optando por la ligereza sin sacrificar la calidad: una Canon EOS M50 acompañada de tres lentes, incluyendo uno macro; una cámara de acción Xiaomi 4K; y un flash. El dron, aunque tentador, quedó relegado al bolso debido al caprichoso clima que me esperaba.
Así, con la promesa de una travesía para disfrutar, me embarqué en un viaje que prometía ser mucho más que una asignación laboral; sería una odisea personal en busca de la belleza y la emoción que solo la naturaleza prístina puede ofrecer.

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Puerto Natales
Al llegar a Puerto Natales, nos aguardaba una grata sorpresa: nos hospedaríamos en el Hotel Remota, uno de los emblemas hoteleros de la Patagonia. En el corazón de la ciudad, descubrí una tienda de Volcánica Outdoor, el punto de encuentro para los aficionados de Fjällräven en Chile. Allí se impartió una charla técnica en inglés, de la cual capté las ideas más sencillas y menos cruciales. Afortunadamente, pude contar con la ayuda de Patricia Cruz de Ladera Sur y Gabriel Illanes, dos almas generosas que conocí en ese lugar.
La verdadera prueba llegó en el hotel, donde me invadió una oleada de histeria al organizar mi mochila y darme cuenta de la excesiva carga que llevaba. En ese momento de agitación, Gabriel visitó mi habitación, ofreciendo palabras de calma y un consejo valioso: durante la charla se mencionó que al segundo día tendríamos la oportunidad de reencontrarnos con nuestras pertenencias para cualquier recambio necesario (aunque, para mi sorpresa, esto no sería posible hasta la noche del cuarto día). Con esta nueva información, lamenté no haber empacado una muda de ropa completa, llevando solo un par extra de ropa interior.

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1er día Hacia El Serrano
El alba traía consigo la promesa de un día lleno de aventuras, con 21 kilómetros que nos separaban del campamento. Contrario a las advertencias de lluvia y viento, nos recibió un clima excepcional. Los primeros kilómetros transcurrieron entre una sinfonía de clics y destellos de mi cámara, capturando la esencia del paisaje. Sin embargo, la realidad del peso de mi mochila, marcando 16 kilogramos, pronto se hizo sentir.
A medida que avanzábamos, el viento, la lluvia y el frío se convirtieron en compañeros constantes, no cediendo hasta la llegada de la madrugada. En un respiro, a unos 8 kilómetros de la etapa, me enfrenté a la duda de cruzar un riachuelo de un metro de ancho. Fue el momento, donde comprendí la necesidad de descansar y alimentarme.
Tras la pausa, retomamos la marcha, enfrentando cuestas que parecían elevarse al ritmo del viento, calculado en más de 70 km/h, un desafío que me impidió continuar con mis registros audiovisuales. Los puestos de control se convirtieron en oasis, donde cambiaba la comida y reponía energías.
Al alcanzar el Serrano, un suspiro de alivio escapó de mis labios. Comí, intenté secarme lo mejor posible (a pesar de un malentendido con el inglés que me dejó sin cambio de ropa). La carpa se erigió como mi santuario, y dentro de ella, la comida liofilizada —un pollo al curry excepcional, aunque picante para mi gusto— fue un manjar.
La noche se transformó en un concierto privado, con la lluvia tamborileando sobre la lona de la carpa. Rendido ante el cansancio, caí en los brazos de Morfeo, profundo y sin resistencia, mientras la naturaleza entonaba su nana.

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2do día Damnificado por no tener Ropa Seca
La noche intentó desafiar nuestros planes con una lluvia incansable, haciendo imposible secar la ropa para el segundo día. Ante esta situación, la organización, viendo a tantos afectados, decidió trasladarnos a un hotel para secar nuestras prendas y disfrutar de un excelente desayuno mientras esperábamos una mejora en el clima, que caprichosamente alternaba entre nevadas y lluvias. Nos ofrecieron la alternativa de caminar o transportarnos en van hasta el embarcadero del lago Pehoé, donde nos recibió una cafetería que, aunque un 20% más cara, contaba con todo lo necesario para saciar el hambre y conectarse al mundo a través de internet, un lujo en medio del parque.
Con el sol brillando con fuerza, nos embarcamos hacia Paine Grande, permitiéndonos admirar el imponente macizo en todo su esplendor durante el trayecto. Aproveché cada momento de calma para capturar la belleza del lugar con mi cámara, concluyendo un rollo de película Ilford HP5 que se materializó en impresionantes fotografías.
El camping Paine Grande se reveló como un oasis de comodidad, con sus instalaciones de primera línea para cocinar, baños impecables y espacios ideales para montar la carpa. A pesar de los vientos fuertes que llegaron a levantar una carpa, mi consejo fue atesorar todo aquello que pudiera ser llevado por el viento, pues de lo contrario, seguramente se perdería. El lugar contaba con agua caliente, un comedor, un restaurante y un pequeño bar que invitaban a la convivencia. Y como es habitual en estas latitudes, la noche nos envolvió con su manto de lluvia y ventisca, recordándonos la fuerza indomable de la Patagonia

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3er día Fuerte Viento que Mueve Completamente el Puente
Despertamos con las primeras luces, listos para emprender la ruta hacia el Campamento Italiano. A pesar de que el camino prometía ser ameno, con pendientes moderadas, el viento, el frío y la lluvia que se desataron por la tarde transformaron los 8 kilómetros en un desafío de resistencia. La antigua lesión de mi tobillo se hacía presente, y con ella, el temor a una nueva torcedura. Mi estado físico no era el mejor, y eso, sumado a la inclemencia del clima, me impedía capturar el entorno con mi cámara.
Al aproximarnos al Italiano, un puente a unos 500 metros del campamento se convirtió en el escenario de una batalla contra el viento, que lo sacudía violentamente, mientras la lluvia y el granizo loa hacían inclinar a un ángulo de 45 grados. Al llegar, nos recibió la desalentadora noticia de que el mirador estaba cerrado. Unas 40 personas buscaban refugio bajo los aleros de los baños, y se nos indicó que debíamos continuar hacia el Campamento Francés, a unos 2 kilómetros de distancia. Tras un breve descanso, retomamos la marcha.
El Campamento Francés me recibió con la maravilla de un bosque denso, donde terrazas perfectamente integradas en el entorno ofrecían un lugar para montar la carpa. Las instalaciones cercanas, también en terrazas, proporcionaban un espacio cerrado para cocinar y comer, equipadas con baños y duchas de agua caliente.
Después de una reconfortante ducha y una comida revitalizante, nos dirigimos al bar del Francés, un rincón cosmopolita que destilaba una calidez de 20 grados más que el exterior, un pequeño espacio abarrotado de gente de todas partes del mundo, pidiendo comida y bebidas en un torbellino de idiomas. Era el lugar perfecto para disfrutar, beber y compartir historias.

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4to día En Menos de Una Hora las Plumas se Convertían en Copos de Nieve
Al despertar, me invadió una sensación de renovación. Al abrir los ojos, descubrí que el mundo se había transformado en un lienzo invernal, con delicadas plumas de nieve que danzaban en el aire antes de convertirse en copos. Los árboles, antes vestidos de verde, ahora lucían un manto blanco. El agua, juguetona, corría por los senderos, creando la ilusión de riachuelos improvisados.
Tras organizar mis pertenencias y reunirme con Patricia, nos dirigimos hacia las imponentes Torres. En menos de una hora, el paisaje cambió dramáticamente, y la nieve comenzó a caer con más intensidad, pintando de blanco incluso los árboles más resistentes.
Llegamos al Campamento Cuernos del Paine, donde el sol se abrió paso entre las nubes, ofreciéndonos un breve respiro. Aprovechamos para alimentarnos y liberarnos de algunas capas de ropa. La ruta nos desafió con pendientes pronunciadas que exigieron toda mi energía. Después de un par de horas, tuve que hacer una pausa para comer algo más sustancioso y recuperar fuerzas, aunque mi paso se ralentizó notablemente a medida que avanzaba por el lago Nordenskjöld. A pesar de conocer bien el camino, la ansiedad por llegar me impidió disfrutar del paisaje como solía hacerlo.
Finalmente, al llegar al Campamento Central, fui recibido con calidez, una comida deliciosa y un café que reconfortaba el alma. Tras una ducha revitalizante, me rendí al sueño, decidido a no visitar la base de las Torres al día siguiente, un lugar que ya conocía de memoria

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5to día Sol Radiante Posible Récord
Desperté alrededor de las 8 AM en el quinto día, recibido por una brisa fresca y un sol radiante que dominaba un cielo sin nubes. Mientras muchos se dirigían hacia la base, pensé: ‘Ya he estado allí incontables veces, ¿qué más podría ofrecerme?’ Así que me tomé mi tiempo para desayunar, terminando alrededor de las 10 AM. Me encontré con horas por delante y sin planes, y entonces recordé: ‘Mi récord ascendiendo es de 156 minutos’. Impulsado por el desafío, me vestí rápidamente y partí ligero de equipaje hacia el Campamento El Chileno. La subida, que usualmente agota casi toda mi energía, la completé en 76 minutos.
Tras hacer algunas tomas fotográficas en El Chileno, continué trotando hacia la base. Me sorprendió encontrar un torrente de personas en la ruta; era domingo, y los tours de día completo habían llenado el camino. Alcanzar la cima me tomó 161 minutos, sin lograr superar mi récord personal. La multitud era tal que me resultó imposible tomar buenas fotografías, así que decidí descender. En el camino, me uní a la gente de seguridad, siendo el último en bajar, y entablamos una conversación amena. Justo antes de llegar a El Chileno, sentí que mi energía se agotaba y mi paso se volvió lento.
De vuelta en el campamento, disfruté de otra deliciosa comida. Poco después, fuimos recibidos por patagones a caballo, lo que añadió un toque acogedor al evento. Solo tuve unos minutos para cambiarme antes de dirigirme a un restaurante donde se celebraría la clausura del evento.

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6to día Bonus Track
Tras un día lleno de emociones, me entregué al descanso en mi carpa, sumiéndome en un sueño sin tiempo. En medio de la noche, sentí cómo se sacudía, pero opté por ignorarlo y me dejé llevar por un sueño profundo. Al despertar, la luz del amanecer reveló una sorpresa: 20 centímetros de nieve habían caído, explicando los misteriosos movimientos nocturnos que no eran más que la nieve acumulándose sobre mi refugio. Consciente del tiempo, me apresuré a empacar, listo para tomar el autobús hacia el aeropuerto, llevándome el recuerdo de una mañana inesperadamente blanca.

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VIVEN, EXPEDICIÓN HOMENAJE, 35 AÑOS DESPUÉS

junio 28, 2021 — by Andar Extremo

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La expedición homenaje 35º aniversario del Milagro de los Andes consistirá en 3 etapas. Una “expedición de verano”, ya realizada, que llegó hasta el punto de impacto del avión con una caminata por el tobogán donde se deslizó éste hasta alcanzar su posición final. La segunda será una “expedición invernal” los expedicionarios tratarán de estar en el lugar del accidente el mismo día en que ocurrió, el 12 de octubre. Y como si fuera poco, la tercera, atravesará el mismo camino que los sobrevivientes debieron recorrer para llegar a Chile y así poder salvar sus vidas. Nota realizada en Mayo de 2007 en lel periódico de Aventura Andares 30 , antecesor de la revista Andar Extremo.

por Ramón Ramírez texto y fotos

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En octubre de 1972 un avión Fairchild F-227 de la fuerza aérea uruguaya cayó en la Cordillera de los Andes. De sus 45 pasajeros, sólo 16 lograron sobrevivir. Tras haber soportado las inclemencias del invierno cordillerano varios días, un grupo formado por 3 personas: Antonio Vizintin, Fernando Parrado y Roberto Cannesa, salieron en una última expedición de rescate.
Luego de tres días de caminar por la nieve y el frío, decidieron que uno de ellos debía regresar porque las raciones de comida no eran suficientes para todos. Es así como Antonio Vizintin regresó al avión perdido entre la nieve, mientras Parrado y Cannesa se enfrentaron al desafío de atravesar el inmenso blanco cordillerano en busca de alguien que les brindara ayuda, no sólo a ellos, sino también a sus 14 amigos que habían quedado dentro del avión y quienes le habían encomendado dicha misión.
Pasaron 10 días continuos desde que habían comenzado a caminar recién entonces hallaron los primeros rastros de vida; luego, una imagen humana se confundió en la lejanía. Gritos. Sólo eso podían transmitir, sin respuesta alguna. Al despertar del otro día, una persona a caballo les arrojó una piedra del otro lado de un río, donde ellos contaron su historia. Inmediatamente fueron asistidos para luego volver en busca del resto de los sobrevivientes que habían quedado en la cordillera.
Es así como quedó marcada esta historia, como la historia de supervivencia en montaña más grande del mundo.

Ala del Fairchild
Ala del Fairchild

El inicio de la idea
En una conversación de las tantas que realizamos continuamente con un amigo chileno llamado Mauricio, comenzamos a soñar con brindarle un homenaje a los uruguayos del accidente conocido como “El milagro de los Andes”, hecho que dio lugar a la película “Viven” (Alive).
Este año se cumple el aniversario 35 de dicho accidente, y por eso decidimos hacer algo; algo que nos llenara de emoción y que pudiéramos compartir de un modo distinto no sólo nosotros como participantes directos sino también con aquellas personas que consideramos nuestros amigos.
Tuvimos tiempo para organizar la expedición. La idea consistía en llegar hasta el punto de impacto del avión, caminar por el tobogán donde se deslizó éste hasta llegar a su posición final en el Glaciar de las Lágrimas y obviamente, presentar un servicio en la cruz del monumento que se encuentra allí. Todo en una “expedición de verano”.
Apareció también una segunda idea. Un poco más atrevida pero a su vez más representativa a la hora de hacer un homenaje. Se trataba de una expedición invernal. Al principio, nos parecía imposible. Sin embargo, tras repensar la situación a la que nos someteríamos, la incorporamos como una segunda etapa. Era estar en el lugar del accidente el mismo día en que ocurrió, el 12 de octubre. Y como si fuera poco, tendríamos la oportunidad de contar con el apoyo de uno de los guías que realizó el cruce de la cordillera de los Andes, atravesando el mismo camino que los sobrevivientes debieron recorrer para llegar a Chile y así poder salvar sus vidas.

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Primera-etapa: “Expedición de verano”
Febrero de 2007. Martes 27. Chequeo final de equipo en la hostería El Sosneado. Saldríamos a la mañana del día miércoles 28, cuando inesperadamente una noticia sorprendió nuestra espera final. El transporte que nos llevaría hacia el puesto desde donde dábamos inicio a la cabalgata, no llegaría.
Antes de salir a buscar un transporte, no dirigimos hasta la estación de radio local del lugar y enviamos un mensaje a los vaqueanos. Como ellos no tienen medio de comunicarse por estar muy alejados del pueblo, la única manera que tienen de enterarse de lo que pasa allí es mediante la radio. Recorrimos mucho hasta encontrar al Sr Juan López, quien luego de fijar el precio por ese ‘favor’ decidió llevarnos. Estábamos un poco inquietos por el horario de partida. 18 hs no es buena hora para salir hacia la cordillera, ya que el frío comienza a hacerse presente, y el camino se vuelve peligroso.
Una voz puso aún más en peligro nuestra partida y nos hizo dudar. La encargada de la hostería, Graciela, nos anunciaba temporal en cordillera para jueves y viernes. Nos miramos, emitimos un gesto acompañado de un leve movimiento de hombros hacia arriba y con ello, cada uno aceptaba el reto. Tomamos rumbo al hotel abandonado “Termas del Sosneado” a 65 km al cual llegamos en 2 horas. Allí se encontraba “Cachulo”, vaqueano del lugar y encargado de llevarnos hasta donde pondríamos nuestro “Campamento Base” a 3500 ms/nm. Pasamos la noche allí.
05:30 am. Nos despertamos y comenzamos a levantar campamento y a ordenar una vez más las mochilas. 06:00. Revisamos todo y de repente, un grito lejano rompió la actividad del momento. “Cachulo” nos tenía listo el desayuno. Té con leche, pan casero, dulce de leche, margarina. Cosas ricas que ya no existirían para nosotros por algunos días. 07:00 am. Los caballos nos esperaban inquietos. Con la mirada, “Cachulo” indicó cuál sería el caballo de cada uno. Así dimos inicio al paseo.

Cruz del monolito
Cruz del monolito

Partimos con destino a la cruz del avión. 20 minutos más tarde, estábamos inmersos en el primer desafío, cruzar el caudaloso Río Atuel. Superado el mismo, comenzamos a meternos en valle del Arroyo de las Lágrimas, camino directo hacia nuestro objetivo. Pasadas dos horas, se pudo divisar a lo lejos el Glaciar de las Lágrimas, que con el terreno ondulante se volvió a perder, para dar vista al cañadón del Arroyo el Rozado. Más adelante, a 15 minutos, nos esperaba el cruce del mismo. Hicimos una paradita en el campamento intermedio ‘Barroso’ y seguimos camino.
Paisajes hermosos, caballos y chivos; todo muy natural. Un poco cansados por las casi 5 horas acumuladas sobre el caballo, y el último obstáculo. Una cuesta zigzaguearte que nos puso directamente a 3500 ms/nm sobre el monumento del “avión de los uruguayos”. 8 horas de cabalgata y el viento frío cordillerano se hizo presente. En frente, el imponente Glaciar y los inmensos muros de la cordillera de los Andes que separan Argentina y Chile.
Llegamos, armamos el campamento base, cena y a dormir. A la mitad de la noche, nos sentimos un poco helados. El reloj marcaba las dos de la mañana y por simple curiosidad miramos el termómetro. No podíamos creerlo. Nuestra primera noche y la adorable montaña recibía a la expedición con excelentes -22º dentro de la carpa. Afuera, mejor no averiguarlo.
La noche se comportaba agresiva con tales temperaturas. Nosotros no queríamos enfrentarla, así que cuidadosamente nos quedamos inmóviles dentro del saco de dormir. Como era de esperar con esa temperatura, estábamos un poco incómodos pero la noche pasó rápido y con ella se fueron las interminables estrellas que se encuentran en el infinito cielo cordillerano. El sol no se hizo esperar y desde el Este, sus enormes rayos comenzaron a calentar el ambiente. Una vez desayunado, preparamos las mochilas para el nuevo día.
El objetivo era llegar a uno de los filos cordilleranos ubicado a 4 horas del Monte Séler, lugar donde hizo impacto el avión, armar un campamento alto y descansar. Desde el campamento base, buscamos la ruta y una vez establecida la misma, el plan era cargar las mochilas y así dar comienzo al trekking, subir por el glaciar hasta llegar a la primera morrena -ubicada a más o menos 4 horas de trekking-. Pasada esa morrena, otra vez la nieve hasta el punto más alto, sobre los últimos penitentes.

Roberto Canessa, Fito Strauch, Gustavo Servino y Moncho Sabella 35 años después en el Valle de las Lágrimas
Roberto Canessa, Fito Strauch, Gustavo Servino y Moncho Sabella 35 años después en el Valle de las Lágrimas

Cargamos las mochilas con un poco de dificultad por el peso, casi 40 Kg. Y listo. Estábamos caminando y con ello dejando detrás nuestro campamento base. Si bien era temprano, el sol poco a poco, comenzó a ser intenso. Despacio, sin ninguna prisa avanzamos. Ninguno quería que la altura nos afectara, pero a su vez, el peso de las mochilas incomodaba a nuestras espaldas. Respiro de por medio, fuimos rotando con Mauro nuestra posición, como primero y segundo en la cordada.
Tres horas de trekking y aunque estábamos cerca de la morrena, sentimos la necesidad de descansar. Pero no, seguimos un poco más. Luego de cuatro horas y media de trekking, llegamos Un breve descanso, hidratarse, comida de marcha y a seguir camino. Desde allí, a pesar que el terreno se veía tranquilo, decidimos atravesar el glaciar, encordados porque era época de deshielo y las grietas si bien en su mayoría están a la vista, era mejor no correr riesgos. Pasaban las horas y la pendiente se ponía un poco más exigente, lo que demandaba un esfuerzo superior de parte de nosotros. Sin embargo, motivados por el sentido de nuestra expedición, seguíamos adelante. Pero por dónde… la ruta propuesta desde el campamento base estaba totalmente cambiada. Los pequeños penitentes en realidad, eran un laberinto de paredes de hielo de 1 metro, cada vez más altas y gruesas tornaban frecuentes; el espacio entre uno y otro era menor, lo que hacía difícil el paso y tardábamos el doble de tiempo en superarlos. Con ello la pendiente se volvía de más inclinada y exigente transformando el inicial trekking en una lucha por superar obstáculos.
16:30. Las mochilas se transformaban en un elemento insostenible para cualquier espalda poniendo nuestra resistencia al límite del primer día. Debido a que los penitentes ya eran insuperables, pusimos la mente en blanco y tratamos de replantear la ruta. Fijamos rumbo a una morrena cercana a nuestra posición, tomando como mejor opción caminar por ella. Buena decisión, pero estábamos muy cansados para enfrentar ese esfuerzo enorme. Avanzamos cien metros en 45 minutos y nuestras caras lo decían todo. Basta por ese día.

Fosa común con los restos de ropa del avión
Fosa común con los restos de ropa del avión

17:45. El trabajo era otro. Comenzar a sacar rocas y hacer un espacio entre ellas para poder armar campamento. El viento nuevamente nos daba su helada bienvenida a los 3.950 ms/nm. Por lo que trabajamos rápido antes de que se enfriaran nuestros cuerpos. Para nuestra sorpresa, la morrena sólo nos daba lugar para apoyar un poco más de la mitad de la carpa en ella. Armamos el campamento alto en una pendiente de 45º donde dentro de la carpa había lugar para una persona y media, o dos casi encimadas. Tomamos agua y nos reímos un poco de la situación. Como no teníamos ganas de hacer otra cosa que meternos dentro del saco de dormir, hicimos nada más que eso. Esa noche no comeríamos ni tomaríamos nada caliente. Esperábamos una terrible noche sumando nuestro cansancio con la temperatura registrada en nuestra primera, pero creo que el cansancio pudo más porque cerramos los ojos y si bien pudimos sentir un poco de aire fresco al movernos dentro del saco, no fue más que eso.
Tercer día de expedición. Nuevamente el sol apareció, pero decidimos hacer un poco de fiaca dentro del saco. Nos estiramos como si fuéramos a crecer más con ello, dando vueltas muy lentas y controladas para no rodar cuesta abajo. Mauro, durante el desayuno, me contó que sentía una molestia en la cabeza, una cefalea producida por el esfuerzo realizado el día anterior y que por ello, creía que lo más conveniente era abandonar la ruta a seguir, bajar al campamento base y dedicarnos tiempo completo a sacar fotos del Glaciar de las Lágrimas y del monumento.
En un principio, sin decir mucho, acepté tomando en cuenta el concepto de trabajo en equipo, pero luego intercedió mi inquietud por seguir subiendo y dado a que yo no sentía ninguna molestia, le planteé la idea de que yo subiría hasta arriba ese día, hasta el filo cordillerano que limita Argentina de Chile, y retornaría al campamento base, donde nos encontraríamos en la tarde.

Eduardo Strauch y Ramón
Eduardo Strauch y Ramón

Una pausa, el silencio, otra idea. Dejaríamos armado el campamento alto para que yo tomara mi tiempo allí arriba y volviera a dormir en él tranquilo, sin jugar una carrera con las horas luz del día. Despedida y rumbos distintos en una misma expedición. Entretanto, Mauricio preparaba su inmensa mochila para el retorno al campamento base, mi camino estaba de entradita nomás. Muy exigente. Debía caminar por una morrena muy pronunciada, que si bien la enfrentaba sólo con una mochila de ataque, no dejada de agotarme en cada pasito. Así fue como pude, con mucho esfuerzo y luego de caminar por 5 horas, sobrepasarla junto con el último tramo de penitentes.
Caminar duro, por varias horas para llegar ahí y ver todo tan claro. Allí parece que se termina la Tierra al ver el inmenso cielo sobre la cumbre tan deseada, para luego llegar a ese punto que se cree es el final y darse cuenta que todo continúa en un extenso glaciar. Blanco y de grietas temerosas que hacen pensar varias veces en querer cruzarlo. Pero definitivamente no era mi plan por lo que sólo me atreví a tomar algunas fotos y seguir camino.
Estaba a la vista, aproximadamente a unos 3000m de distancia el punto de impacto del avión. Frente a mí, el glaciar se ponía feroz con sus penitentes enormes que no me dejarían pasar. Era un poco tarde así que me encomendé la tarea regresar al campamento alto. El viento se hacía sentir y dado el horario, el frío no tardaría en llegar. Ese fue el fin de la expedición de ese día. Lo que me había tardado en subir 6 horas, sólo lo bajé en dos. Una vez que llegué al campamento, me dediqué a derretir nieve para poder preparar unas bebidas energéticas, cocinar mi cena y tener agua para el desayuno de la mañana siguiente. Esa noche, si bien estaba muy agotado por el esfuerzo realizado, en algún momento tuve la sensación de que estaba haciendo frío. No le di mucha importancia. Sólo miré la cremallera de la carpa y noté algo raro. Estaba cristalizada y dura. En ese momento, me tapé hasta la cabeza con mi saco de dormir y continué con el hermoso sueño de la noche.

Punto de Impacto
Punto de Impacto

Al otro día, a desayunar temprano, y a pensar nuevamente las actividades del día. Todo listo y al ataque del punto de impacto; esta vez tomé una ruta alternativa, que si bien era un poco más compleja en cuanto a dificultad, me acortaba el camino y a su vez el tiempo de llegada al punto más alto.
Después de caminar 4 horas continuas por casi todo terreno de morrenas y pedregullo, me acerqué a los 4500 ms/nm cerca del punto de impacto del avión a 4700 ms/nm, y del tobogán en sí. Muy cerca. A 200 metros de él. Una gran sorpresa, los penitentes eran altos, un verdadero laberinto de gigantes que me impedían seguir adelante, un poco más, un poco más y desistí. Nuevamente el tiempo. Pero esta vez no sólo debía regresar al campamento alto, sino desarmarlo, preparar la mochila grande y bajar al campamento base a 3500 ms/nm. Como no llevaba equipaje esta vez, tardé mucho menos en bajar hasta el campamento alto; sólo 1 hora lo que me había llevado 4 subir y en 30 minutos, tenía la mochila armada y ya estaba saliendo hacia el campamento base.
Fue muy duro regresar. Nieve floja, los penitentes desaparecen y cualquier tropiezo o resbalón, te lleva a una caída segura y casi sin destino o mejor dicho, un destino asegurado entre alguna que otra grieta del glaciar. Dos horas más de trekking, bajando casi como esquiando y cada vez el campamento más cerca. A lo lejos se divisó una figura diminuta en el monumento pegado a la fosa común. Mi gran amigo Mauricio, se encargaba de las fotos del lugar y de repente, un grito. Me había visto y esperaba que llegase al campamento ubicado a más o menos 1500m del monumento, y a 3700 ms/nm. La emoción del regreso me llevó directamente al pie de la cruz que se encuentra en dicho monumento y casi sin aliento, sollozando por distintas causas que no podría explicar, por sensaciones que sólo se dan en el lugar, pude saludar a Mauricio. Un abrazo y no sé por qué pero me alejé un segundo. Necesitaba un tiempo para restaurarme físicamente pero además para comprender, para agradecer el privilegio de estar allí y poder brindar este homenaje tan particular. En sólo minutos, nos tomamos unas fotos, conversamos, intercambiamos opiniones y marcamos puntos.

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Bajamos hasta el Glaciar a ver qué nos mostraba de diferente este año, y de repente, un pedazo grande de avión se vio a unos metros. Despacio entre las morrenas y las grietas, fuimos hasta él y nos dimos cuenta que no era un resto que hubiéramos visto antes y que seguramente había sido arrastrado por el movimiento glaciario. Como enero había sido muy caluroso, el terreno tenía menor cantidad de nieve que en años anteriores. Aunque lamentablemente para nosotros, ya a fines de febrero y los primeros días de marzo, el clima cambia y las temperaturas comienzan a ser un poco más frías. Por ello el glaciar también deja rastros de su constante movimiento a la vista, y lo había hecho no sólo con este pedazo grande que encontramos, sino también con varios y pequeños trozos de hierro, latas y hasta el cuero de los asientos.
Regresamos en busca de las mochilas que habíamos dejado arriba, cerca de la cruz, para volver al campamento base a apenas unos 700m. Un trekking corto pero duro para mí ya que estaba con la mochila de 90 lts llena, realmente agotado y con mucha hambre. Pasaron 20 minutos. Mauro se retrasó un poco en una pequeña corriente de agua, formada por el deshielo, para poder cargar nuestras botellas y de esta manera cenar una rica comida. Desarme de mochilas, abrigos y a la carpa.
De esta manera estábamos nuevamente juntos en la expedición, de la cual teníamos mucho para contar. Pero lo que más me sorprendió fue cuando Mauricio me hablaba sobre la noche anterior. Entre tantos comentarios, me preguntó si había sentido frío. A lo que contesté sonriendo: “Claro que sentí frío pero estaba muy cansado así que dormí casi toda la noche acurrucado dentro de la bolsa.”. Sonrió extraño y preguntó nuevamente: “¿Sabés cuántos grados hizo anoche?.. – 40º dentro de la carpa amigo”. Sin dudas, no me mentía así que mirándonos seriamente, me demostró su preocupación por mi seguridad, al estar casi 1000 ms/nm más arriba que él, donde indudablemente había hecho algunos grados menos. Teniendo en cuenta que nuestra carpa tiene una aislamiento térmica del medio externo de aproximadamente entre 7º y 10º, calculamos que esa noche -la más fría- la temperatura había bajado a -45º. Muy frío.

Valle de las Lágrimas
Valle de las Lágrimas

Una vez más, a cenar y dormir. Pasamos una noche estupenda donde reinó notoriamente el buen descanso. Al despertar del nuevo día, nos preparamos lentamente para el regreso a la ciudad, armamos las mochilas. Parecía que no nos entraría todo en ella pero con un poco de paciencia el equipaje obtuvo su mejor lugar dentro de la misma. Últimas fotos del glaciar cuando de repente, a lo lejos, se observó el primer caballo, luego otro, la mula, el vaqueano y claramente la hora de regreso.
Cargamos las mochilas en la mula carguera, aseguramos todo y de un salto, estábamos montados en nuestros caballos emprendiendo camino al puesto “la chilena“. Callados, disfrutando del silencio reinante nos alejamos del lugar. Entretanto, ya con el glaciar en nuestras espaldas, giramos para verlo por última vez en este viaje, pensando en lo que sería regresar allí en octubre para continuar con la segunda parte de este homenaje. Saúl, el encargado de llevarnos hasta la camioneta, nos preguntaba de todo. Si habíamos encontrado algo, dónde, si habíamos pasado hambre, frío y tantas cosas más. En un momento, me alejé un poco hacia delante llevando conmigo el carguero, y no dejé de pensar.
Es increíble como el ser humano puede realizar acciones que lo llevan a superarse. Cómo, ante emociones intensas y situaciones límites donde la vida y la muerte sólo están separadas por una acción, una decisión, puede recuperar la fortaleza de estar más vivo que nunca, y a su vez exponerse aún más ante la tarea de salvar su vida, y la de sus pares. Hoy recuerdo esta historia, creyendo que es una historia de supervivencia única en el mundo, por sus cualidades en cuanto a organización, fuerza de voluntad y fe.
Así es como luego de 6 horas de cabalgata, llegamos al Puesto “La chilena”. Descargamos todo y tras un breve descanso y otra vez a seguir camino hacia “El Sonseado”. Arribamos a la hostería un poco más tarde de lo esperado, eran casi las 21hs. Bajamos de la camioneta y con un gran abrazo dimos por concluida la expedición de verano. Allí prometimos volver en el mes de octubre, el día 13, para poder realizar la segunda etapa de este gran homenaje, transformando de esta manera la primera y única expedición invernal.

Ramón y Fito Strauch
Ramón y Fito Strauch

Una loca idea hecha realidad
Hoy puedo decir que la primera etapa de este gran homenaje ya está cumplida. Pero antes de comenzar a relatarles esa gran experiencia, les voy a contar algunos detalles de por qué y cómo fue que se nos ocurrió este ambicioso proyecto.
En febrero de 2003, un trekking muy duro -atravesando caudalosos ríos a pie y zigzagueantes senderos de diferente dificultad- me hizo conocer la historia más de cerca,. Esa vez intenté por primera vez, llegar a la cruz que se encuentra a 3500 ms/nm. El grupo estaba formado por tres personas: Daniel Dieguez (marplatense), su esposa Mónica (marplatense) y yo. Nos tocaron unos días muy lindos pero lamentablemente, las condiciones del terreno y la dureza del trekking hicieron que Mónica tuviera ampollas en los pies. Esto más un replanteo de la distancia que nos faltaba ocasionó el regreso de la expedición.
Un año después, organicé un regreso distinto, acompañado de mi mejor amigo y compañero de aventuras Christian Ichazo –el Negro-. También fue duro. Pedaleamos desde la ciudad de San Rafael por la Ruta 140 hasta la localidad del Sosneado (144 km). Pasamos la noche y al despertar, cargamos las mochilas en la camioneta de un Guía del lugar llamado Mario Pérez, par luego dar comienzo a otra pedaleada por un camino de ripio sinuoso, con subidas y bajadas, hasta el puesto de un vaqueano del lugar (75 km) donde nos esperaban las mochilas para comenzar a caminar. Allí pasamos nuevamente la noche y después caminamos durante días para llegar a la tan esperada Cruz.
Nuestro regreso, fue exitoso. Al llegar al Sosneado, conocimos a Mauro “el chileno”. Christian debía regresar a Bs. As. y yo decidí quedarme unos días más. Fue entonces cuando llegó una propuesta más que importante e interesante. Tenía la posibilidad de volver al lugar en una cabalgata y conocer a algunos de los sobrevivientes. Y más aún. Ser una de las personas que les daba seguridad en cuanto a su estadía en la montaña, trabajando para Edgardo Barrios, quien desde hace 20 años, organiza cabalgatas al lugar. Y esta vez realizaba esta tarea para un grupo de producción de la BBC, que filmaría para un documental. Increíble ¿no? No lo podía creer.
Así fue que pude compartir algunos días en la montaña con Roberto Canessa, Moncho Savella, Fito Strauch y Gustavo Cervino. Compartí esos días inolvidables con Mario Pérez y Mauricio Guerra. Y daba comienzo a esta realidad que hoy sigue siendo un sueño. Desde entonces, hemos realizado varias salidas con Mauricio y hoy trabajamos juntos en expediciones al lugar.

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SalidasSupervivenciaTrekking

TREKKING “VIVEN”AL AVION DE LOS URUGUAYOS

junio 9, 2021 — by Andar Extremo1

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8 al 12 de diciembre del 2021 Viví una Experiencia Única!!!

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Presentación
Explora Expediciones y Andar Extremo te llevan a vivir una experiencia única en un trekking con un recorrido histórico inigualable. Una historia donde la tragedia se volvió valor y el amor a la vida se transformó en una oportunidad para volver a casa, para los abrazos con la familia y los afectos.
El Milagro de los Andes, más conocido como “Viven” es una historia real de supervivencia y superación que hoy en día es motivación de muchos. Nosotros te llevamos a revivir la misma, a formar parte de la historia, a sentir la cordillera desde adentro.
En Explora Expediciones y Andar Extremo nos preparamos para que tengas la mejor de las experiencias, siendo conocedores de la historia, de la zona y haciendo un seguimiento desde hace muchos años …Hoy queremos compartir esta experiencia contigo.

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El Milagro de los Andes
El 13 de octubre de 1972 el Fairchild 571 impacta contra la Cordillera de los Andes a las 15:30 hs. Este suceso trascendió en el tiempo inmortalizando la historia y dejando la misma dentro de las historias de supervivencia más importantes e impactantes del ser humano hasta hoy registradas. De sus 45 pasajeros solo 16 lograronsobrevivir. Tras haber soportado las inclemencias del invierno cordillerano durante 61 días, un grupo reducido de 3 personas… Antonio Vizintin,Fernando Parrado y Roberto Cannesa, salen en una última expedición derescate. Luego de tres días de caminar por la nieve deciden que uno deellos debería regresar porque las raciones de comida no serían suficientespara todos. Es así como Antonio Vizintin regresa al Avión perdido entre lanieve, mientras Fernando Parrado y Roberto Cannesa se enfrentaban aldesafío de atravesar el inmenso blanco cordillerano en busca de alguienque les brindara ayuda, no solo a ellos, sino también a sus 14 amigos quehabían quedado dentro del avión y quienes le habían encomendado dichamisión.Pasaron 10 días continuos desde que comenzaron a caminar y entoncesdescubren los primeros rastros de vida, luego una imagen humana seconfunde en la lejanía. Gritos, solo eso pueden transmitir, sin respuestaalguna. Al despertar del otro día, un baqueano, les arroja una piedra delotro lado de un río, donde ellos cuentan su historia. Inmediatamente fueronasistidos para luego volver en busca de sus amigos en la cordillera.
Fueron 72 días perdidos en la montaña, desaparecidos de la faz de la tierrapara muchos, con vida para aquellos que todavía albergaban esperanzas ensus corazones, lo cierto es que el 22 de diciembre de 1972 tras la inmensafuerza de vida de Fernando Parrado y Roberto Canessa, un grupo derescate de la Fuerza Aérea Chilena llega al sitio del accidente y losdevuelve nuevamente sus familias.

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Nuestras Propuestas
Tenemos tres distintas para que puedas elegir la mejor aventura de acuerdo a tus intereses.

TREKKING CONVENCIONAL
OBJETIVO: Llegar al sector del Monolito y Glaciar de las Lagrimas.
DURACION: 3 Días
ALTURA MAXIMA ALCANZADA: 3500 msnm
DIFICULTAD: Física – moderada/exigente
Técnica: Fácil/Sin Dificultad

TREKKING INTERMEDIO
OBJETIVO: Llegar al PUNTO DE IMPACTO, pasando por el sector del Monolito y Glaciar de las Lágrimas.
DURACION: 4 Días
ALTURA MAXIMA ALCANZADA: 4200 msnm
DIFICULTAD: Física – Moderada/Exigente
Técnica: Fácil/Sin Dificultad

TREKKING LARGO
ASCENSO AL MONTE SELLER – LIMITE CORDILLERA ANDINA
OBJETIVO: Llegar a la CUMBRE DEL MONTE SELLER, (atravesando también el sector del Monolito y Glaciar de las Lágrimas).
DURACION: 5 Días
ALTURA MAXIMA ALCANZADA: 4700 msnm
DIFICULTAD: Física – Moderada/Exigente
Técnica: Fácil/Moderada

Valle de Las Lágrimas
Valle de Las Lágrimas

Staff:
Trabajamos con todos los cuidados y medidas de prevención necesarias para el trekking. Lo hacemos en un ambiente seguro y con Guías Profesionales de Montaña. Todo el Personal está Calificado haciendo de esta una experiencia segura.
Contamos con todo lo necesario para que tus días en la montaña sean los mejores, para que tu experiencia sea inolvidable y no te preocupes por nada.
Brindamos Alojamiento en Refugios de Montaña con habitaciones compartidas para la noche previa al inicio del trekking y para la última noche.
Montamos un campamento con tiendas de montañas totalmente equipadas y confortables, en un sitio único dentro del Valle de las Lágrimas. Equipo de comunicación en caso de emergencias. Botiquín de primeros auxilios y Expertos en la Montaña.
Solo tendrás que preocuparte por llevar tus elementos personales obligatorios, bolsa de dormir y ropa para el trekking.

Monte Seller y Punto de Impacto
Monte Seller y Punto de Impacto

Servicios incluidos:
* 2 noches en refugio de montaña con cena incluida.
* Traslados desde Punto de Encuentro hasta el Inicio del trekking.
* Estadía en campamento de montaña con pensión completa.
* Guías Profesionales de Montaña.
* Mulas para traslado de cargas. (Solo Bolsa de Dormir y aislante)
* Baqueano.
* Caballo asistente para cruce de ríos, en caso de ser necesario.
* Campamentos de Base con elementos de cocina básicos necesarios para su estadía.
* Servicio de fotografía incluido. (Se llevaran un álbum fotográfico de recuerdo)
* Seguros.
* Equipos de Comunicación ante Emergencias.
* Botiquín de Primeros auxilios completo.
* Permisos de Ingreso al Parque.

Nuestro Campamento Barroso
Nuestro Campamento Barroso

Servicios NO incluidos:
* Traslados desde su lugar de origen hasta el punto de encuentro. (*)
* Alojamientos Previos a su llegada al Punto de Encuentro.
* Comidas previas y posteriores al inicio de los servicios detallados anteriormente.
* Costos personales por abandono de la actividad.
* Servicios de traslado e internación en caso de ser necesarios.

Notas:
(*) Contamos con empresas de confianza para que puedan realizar sus traslados desde el aeropuerto de San Rafael, Margue o Mendoza y llevarlos al punto de encuentro.

Campamento en Valle de Las Lágrimas
Campamento en Valle de Las Lágrimas
Ramón con Gustavo Servino
Ramón con Gustavo Servino
Marcos con Coche Inciarte y Alvaro Mangino
Marcos con Coche Inciarte y Alvaro Mangino

Modalidad:
Consultas y Reservas:

Luego de realizar todas tus consultas y una vez realizado el pago te enviaremos toda la información complementaria respecto al Trekking, La historia y que te vas a encontrar, claro que dejaremos también lugar para la sorpresa!!
Con esta información también recibirás una planilla que debes llenar junto con la ficha médica. Con esto ya estarás en el listado y reservaras tu lugar.
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Organizan Ramón Ramírez y Marcos Ferrer

MontañismoSupervivenciaTrekking

VIVEN, EXPEDICIÓN INVERNAL HOMENAJE, 40 AÑOS DESPUÉS EL MISMO DÍA DE LA CAÍDA

julio 14, 2020 — by Andar Extremo

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Nota editada en la revista Andar Extremo nº 26 mayo/junio 2013

por Ramón Ramírez Texto y fotos

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Bajando a cruzar el río Las Lágrimas

Introducción
Varios intentos para coordinar un grupo de amigos, pero una y otra vez, por diferentes cuestiones el grupo se desarmaba y la expedición se debía dejar para otro momento.
Una historia conocida, un punto en la tierra alejado de todo,toda la fuerza natural y la belleza implacable que siempre nos deja sin palabras y que solo nos lleva a contemplar silenciosamente cada detalle.
Este mágico lugar, lleno de energía, guarda en su memoria un suceso que genera sensaciones contradictorias por las características del accidente fatal que tomó la vida de varias personas y la grandeza del milagro de aquellos que gracias a la fuerza de voluntad, las ganas de vivir y el amor por sus seres queridos, han tenido la fortuna de haber regresado a la vida.

El Milagro de los Andes
El 13 de octubre de 1972 el Fairchild 571 impacta contra la Cordillera de los Andes a las 15:30 hs. Este suceso trascendió en el tiempo inmortalizando la historia y dejando la misma dentro de las historias de supervivencia más importantes e impactantes del ser humano hasta hoy registradas. De sus 45 pasajeros solo 16 lograron sobrevivir.
Fernando Parrado y Roberto Cannesa, en una expedición de rescate se enfrentaban al desafío de atravesar el inmenso blanco cordillerano en busca de alguien que les brindara ayuda, no solo a ellos, sino también a sus 14 amigos que habían quedado dentro del avión y quienes le habían encomendado dicha misión.
Pasaron 10 días y una imagen humana se confunde en la lejanía. Gritos, solo eso pueden transmitir, sin respuesta alguna. Al despertar del otro día, un baqueano, les arroja una piedra del otro lado de un río, donde ellos cuentan su historia. Inmediatamente fueron asistidos para luego volver en busca de sus amigos en la cordillera.
Fueron 72 días perdidos en la montaña, desaparecidos de la faz de la tierra para muchos, con vida para aquellos que todavía albergaban esperanzas en sus corazones, lo cierto es que el 22 de diciembre de 1972 tras la inmensa fuerza de vida de Fernando Parrado y Roberto Canessa, un grupo de rescate de la Fuerza Aérea Chilena llega al sitio del accidente y los devuelve nuevamente a sus familias.

Hotel abandonado
Hotel abandonado

Los preparativos
Desde del mes de diciembre de 2011 comenzamos a organizarnos para la expedición, armando el itinerario, las listas de tareas, comidas y todo lo que respecta a una expedición invernal. ¿Cuál era el Objetivo? Realizar una expedición homenaje al Milagro de los Andes, y llegar al punto del accidente el día 13 de octubre, misma fecha que hace 40 años atrás el avión impacta.
Pasó el año 2011 y para marzo de 2012de diez solo quedamos tres. Richard y Guille, dos titanes uruguayos que desde el principio estuvieron presente, y yo… que debo admitir pensé que una vez más todo quedaría en la nada.

La expedición
El amanecer del 8 de Octubre salimos rumbo a San Rafael, cargamos todo enla camioneta y emprendimos viaje. Llegamos a Mendoza por la tarde y buscamos un lugar para quedarnos adormir y a descansar por el tremendo viaje.
Partimos rumbo a El Sosneado(pueblo minero que queda al costado de la ruta 40 entre San Rafael y Malargüe) a las 10 de la mañana, con todo el equipo cargado y las inmensas ganas de estar en la montaña. Comenzamos a dejar atrás todo rastro de pueblos y personas, el viaje por el ripio generaba expectativas de cómo sería el camino más adelante ya que en la entrada no era muy buena la huella. Allí, la montaña se hacía presente en el horizonte y estábamos seguros que el gélido viento cordillerano se haría sentir. Desde el camino se notaban los filos nevados de los cerros y podía observarse el detalle de las nevadas de días anteriores que nos esperaban ansiosas para ver qué hacíamos en el terreno.
Llegamos a las 16:00 aproximadamente al hotel abandonado Termas del Sosneado, allí comenzamos a bajar nuestros equipos y decidimos que sería nuestro Campamento Base (C.B.). La tarde se hacía presente y el viento helado nos invitaba a quedarnos dentro de la carpa. Preparamos la comida y charlamos de nuestro itinerario, el clima de los días siguientes y nuestra travesía en la montaña. Luego de un rato el sueño invade nuestros cuerpos y de a poco vamos cayendo al descanso esperado.

Cerro Sosneado desde la ruta hacia el Hotel abondonado
Cerro Sosneado desde la ruta hacia el Hotel abondonado

9 de Octubre, día 1 de trekking
Un nuevo día se despierta, completamente despejado y caluroso, arrancamos a caminar despacio pasadas las 11 de la mañana. Por delante teníamos el primer río que cruzar,el Atuel. Cruzamos,el río a estas alturas viene por un valle muy ancho y se dividen del brazo principal en muchos más, son poco profundos pero están frescos y torrentosos. Desde el hotel abandonado hasta la primer subida teníamos unos 4 km, que por el cruce de ríos, el camino de canto rodado y por las veces que tuvimos que pasar de un lado y vadear a otro, nos llevó aproximadamente tres horas llegar al punto de descaso y de desnivel pronunciado.
Descansamos un rato mientras nos cambiábamos el calzado para poder iniciar el trekking. Guardamos las botas para cruzar ríos y seguimos camino. La primer cuesta se hacía pesada de a poco comenzamos a encontrar esta transición de la tierra y piedra a la nieve fresca y en este caso… muy blanda. Al hacerse las 17 hs decidimos hacer nuestro primer campamento volante. Cargamos con todo lo referente a comidas, carpas y equipo todo el tiempo con nosotros. La primera noche fue tranquila, la temperatura no bajaba de los -5°, el viento no era muy fuerte y la nieve debajo todavía era soportable.

Camino al glaciar
Camino al glaciar

10 de Octubre, día 2 de trekking
Al despertar nos encontramos con la primera sensación de estar en la montaña, la brisa fría que invade nuestro cuerpo por la mañana, el sol que se asoma detrás de las cumbres nevadas, los diversos colores que se observan a medida que pasan los minutos se transcurre de la sombra al reflejo intenso del sol y de la fresca mañana a la calidez de un gran día.
El camino que nos esperaba era teóricamente tranquilo, no debería haber inconvenientes porque si bien era largo las características iban a dejarnos caminar de manera segura y rápida. A medida que avanzamos nos encontramos con sorpresas, partes de nieve polvo acumulada que se hacían cada vez peor, momentos donde debíamos desviar el camino porque el suelo y la pendiente cambiaban continuamente. Estos fueron algunos detalles de este día que nos hicieron caminar todo el día hasta llegar al arroyo Rosado.
Armamos campamento al lado del arroyo rosado y comenzamos a preparar todo para tener agua y comida al anochecer antes de ir a dormir. Dos días de expedición donde tuvimos cortos trayectos pero de gran esfuerzo y eso nos daba la pauta de cómo se vendrían el resto de los días.

Campamento 3
Campamento 3

11 de Octubre, día 3 de trekking
Nos levantamos temprano y preparamos el desayuno, un té caliente con unos Galletones para comenzar la caminata, derretir nieve para las caramañolas y así tener bebida en el camino y a seguir. A esta altura, la huella típica del sendero que se debe seguir ya no estaba a la vista, entonces era en todo momento evaluar por dónde ir y hacer huella…
Este día fuimos pasando de la nieve poco profunda a sectores donde nos enterrábamos hasta las rodillas, luego del vadeo del Arroyo Rosado tuvimos una pendiente pronunciada en imponente bajadadonde los desprendimientos de roca eran visibles desde lejos y bastante peligrosas. Luego de dos horas aproximadamente llegamos a otro de los arroyos que nos acompañan en esta travesía, el Arroyo de las Lágrimas.
El Arroyo de las Lágrimas nace en el valle del mismo nombre, sitio donde ocurre el milagro de los andes, es agua de deshielo y podríamos decir que por la época del año si bien no trae mucha agua, cruzarlo es bastante complicado porque en partes esta tapado de nieve y es difícil saber si la nieve resistirá cada paso sobre ella.
En nuestro segundo día cruzamos el Arroyo Rosado, el Lágrimas y volvimos a cruzar el Lágrimas una vez más. Allí, estábamos en las cercanías del Campamento Barroso, este campamento es usado comúnmente en temporada de verano por las empresas que realizan cabalgatas al sitio del accidente. Decidimos seguir adelante. Nuevamente nos encontró la tarde y si bien no teníamos decidido caminar hasta puntos fijos, intentábamos llegar a sectores buenos para armar nuestro campamento.Terminamos de pasar la pendiente que está al lado del barroso y luego de dos horitas decidimos armar nuestra carpa.
Paramos este día cerca de las 17.00 hs. El sol comenzaba a bajar y el viento se ponía helado. Una vez que paramos, sin dudar, dejamos lasmochilas y con la pala de nieve a preparar el terreno de lo que sería nuestro futuro campamento. La nieve a esa hora se encuentra enetapa de transición donde la superficie pasa de estar completamente blanda a endurecerse de a poco hasta quedar como el asfalto. Esto sucede en cuestión de minutos así que intentábamos hacer nuestro trabajo de a poco y turnando tareas para que sea ligero emparejar el piso, los ladrillos y construir la pared que nos protegería del viento. Así, pasados los 30 a 40 minutosterminábamos de hacerlo. Luego tarea sencilla, a la carpa, a comer y a dormir.

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El mismo lugar cuarenta años después. Si observamos bien se puede distinguir la misma cresta de piedras, la que está arriba del avión, un poco a la derecha. Arriba, en la foto actual tomada más de cerca.
El mismo lugar cuarenta años después. Si observamos bien se puede distinguir la misma cresta de piedras, la que está arriba del avión, un poco a la derecha. Arriba, en la foto actual tomada más de cerca.

12 de Octubre, día 4 de trekking
Otra mañana que nos preparamos para salir de la carpa y perpetuar ese instante en nuestros recuerdos, imagen del día diferente pero la misma sensación de libertad, el viento helado golpeando el rostro, las botas frías, casi congeladas, entumecían los pies por lo que debíamos entrar en calor y ponernos en movimiento. Cada mañana armábamos la mochila dentro de la carpa mientras de a poco derretíamos la nieve y calentábamos el agua para el desayuno. Así, al salir de la carpa, solo nos quedaba lo último, desarmar, intentar controlarla para que el viento no nos arrebate la misma y poder continuar con la expedición. El terreno esta vez se dificultaba más porque continuamente encontrábamos sectores donde la nieve se debilitaba demasiado y nos enterrábamos hasta las rodillas y salir después de caminar arduo todo el día era muy cansador. Estuvimos caminando hasta las 16 hs aproximadamente y un poco más arriba se hacia sentir el viento… no solo por la fresca sensación de que se congelaban los dedos, sino porque la fuerza que tenía nos frenaba en movimiento y a veces sus ráfagas nos hacían detener por completo hasta que pasaran para que no resbalásemos y cayéramos al costado del camino.
Si bien la tarea de armar el campamento con sus paredes y el emparejamiento del terreno era tarea conocida, esta vez el viento dificultaba todo… porque traía consigo una lluvia de nieve que golpeaba con dureza. Hasta ahora, esta era la tarde mas fría y ventosa de todas… caminar era casi imposible y por momentos, el viento era tan fuerte que teníamos la sensación que caería nuestro muro sobre la carpa. Una vez terminada la tarea, rápidamente nos metimos dentro de la tienda y a descansar de todo el día de actividad. Guille en todo el viaje fue el cocinero elegido. Grandes cartas de comidas llevaba consigo… El arroz con sopa, arroz con verduritas… y el infaltable menú especial de “galletitas con picadillo”… La especialidad de la casa. Inolvidables momentos detrás de tan simples comidas. El descanso prosperó luego de la panzada exitosa en la velada.

Ramón  Ramírez en el mismo lugar que las fotos de arriba
Ramón Ramírez en el mismo lugar que las fotos de arriba

13 de Octubre, día 5 de trekking
Comenzaríamos a caminar ya en la última etapa antes de llegar al sitio del accidente. El inicio debería ser temprano para dejar las mochilas grandes y salir con las de ataque al punto de impacto. Al despertarnos teníamos la sensación de que la noche estuvo muy fría, pero como todas las mañanas comenzamos a preparar todo para salir. Armar la mochila, poner agua para el desayuno, desayunar y a calzarse para la travesía del día… entonces llegó la sorpresa.
Nos encontramos con todo lo que quedo en el ábside completamente congelado. Eran las 5 de la mañana y no podíamos calentar nada, ni las medias, ni el interior de las botas dobles y para peor… las mías al amanecer de este día también se encontraban congeladas… así que aunque insistía con calentar y golpeaba con ganas la punta…. Nada servía.
La bota pasó por todas las manos, cada uno con su fórmula inquietaque iba cambiando a medida que no servía… lo único que resultó fue poner más agua a calentar y esperar… después de que saliera el sol, como a las 7.30 hs decidí que no importaba… el sol en un tiempito calentaría todo… y las botas no serían tan frías!
Así fue como, teniendo todo armado en las mochilas, nos quedamos solo con la carpa armada para refugiarnos de la helada madrugada y tomar otra taza de té. Comenzamos a caminar a partir de las 8 am. El clima ayudaba bastante ya que durante el día era cálido y las noches no se ponían tan frías.
Los dedos de mis pies estaban ardiendo del frío que tenían que soportar por el hielo en punta de la bota, así fue durante unos minutos hasta que la bota comenzó a tomar el calor de mi cuerpo y de a poco descongelarse. A esta altura me dolían los pies por el frío y porque al estar congeladas, me quedaban más chicas.
La expedición en estos días nos había dado a todos un poquito de su dureza. Richard físicamente se lo veía bien y solo le dio el sol fuerte en la cara por lo cual se notaban sus labios un poco lastimados. Guille hasta el momento venía muy bien aunque a lo último comenzó a quejarse de una molestia en la rodilla que de vez en cuando aparecía. A mi el dolor de rodilla me venía desde el día anterior, y para colmo un dolor en el cuello cada mañana era insoportable…

Con rojo el punto de impacto del avión y el tobogán, con verde la expedición homenaje invernal
Con rojo el punto de impacto del avión y el tobogán, con verde la expedición homenaje invernal

Caminamos todo el día, pasar por encima del arroyo Lágrimas a esta altura, si bien no fue tan difícil porque estaba tapado de nieve, igual debía hacerse de manera cuidadosa ya que debajo de la nieve el rio corría muy fuerte y pisar en falso o que se rompiera estos puentes formados encima del mismo seria fatal. Luego del cruce, la subida fue por una larga y empinada lengua de nieve que nos acercaría hasta la mitad del camino. Pasamos partes complicadas donde caminamos al filo de una caída que parecía no tener fin, o para nosotros era mejor no pensarlo porque el final de la misma era contra la montaña de enfrente.
La parte mas complicada este día fue una hora antes de llegar al objetivo cuando nos paramos mirando hacia arriba y nos dijimos qué haríamos si una roca venía cayendo desde arriba hacia nosotros y como reaccionaríamos, basto decir eso que desde arriba a unos 50 metros, vemos aproximarse una mancha negra que, si bien no venía con gran velocidad, la iba tomando a medida que se acercaba a nosotros. Automáticamente nos miramos y quedamos quietos porque su lectura nos daba que pasaba unos metros delante de nosotros, de repente por esas cosas que uno no sabe cómo explicar, cambia de dirección y nos apunta y con gran sutileza pasa entre Richard y Yo, solo miradas y sin decir más que palabras ardientes… seguimos caminando.
Nuestras miradas lo decían todo pero una gran sonrisa dejó de lado nuestros pensamientos de – ¿que hubiera pasado si la roca…?- y seguimos camino. Tuvimos un descenso importante y luego la última parte de la subida atravesando el glaciar hasta encontrar un punto donde acomodar la carpa y no tener que sufrir alguna caída de rocas o nieve durante la noche.
Este día terminamos cerca del monolito a unos 150 mts más arriba, porque era el punto más seguro para descansar. Desde donde estábamos teníamos una vista estupenda del glaciar de las Lágrimas, no veíamos el monolito, pero podíamos observar el inmenso glaciar, el valle del Arroyo Las Lágrimas y el cerro El Sosneado cuyos atardeceres son increíbles.
Armamos el campamento más alto de la expedición a 3750 mts. Si bien no es de mucha altura, el terreno es bastante complicado por las distancias a caminar y la época del año. El frío todavía es intenso y el sol aparece muy temprano con lo cual la nieve permanece dura por pocas horas. Nuestro campamento se hizo sobre un lomo de nieve donde el viento le daba con fuerza y por lo tanto hubo que reforzar las paredes del refugio con dobles bloques de hielo cortados con la pala y cubrir todo tipo de ingreso de aire. Al finalizar parecía que nada podría derribar la barrera armada, y por suerte… así fue.
Durante la noche, conversamos sobre lo dura que había sido la jornada y el esfuerzo que demandaría la del día siguiente. Cenamos temprano porque el frio y el cansancio nos invitaban a descansar. Un clásico arroz con atún para cambiar de sabores y un rico chocolate de postre. De esta manera fue como nos despedimos hasta la mañana siguiente.

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14 de Octubre, día 6 de trekking
Suena el despertador a las 05.00 am. Despacito acomodamosel equipo y la mochila de ataque para salir en busca de los 4700 de la zona de impacto. Botas Dobles, Crampones, Piquetas, Cuerda… en ese momento las caras de mis compañeros notaban algún malestar significativo. Por el esfuerzo del día anterior los chicos me cuentan que les dolía bastante la cabeza, y que físicamente no estaban bien, a Guille además de dolor, no se sentía del todo bien y no podía subir al punto de impacto. En ese momento se generó un silencio donde pensábamos que hasta allí habíamos llegado.
Entre una y otra cosa conversamos de como estábamos, como nos sentíamos y cada uno exponía su situación, en ese momento les comenté que si bien sentía el cansancio de los días anteriores creía que podía realizar un intento al punto de impacto y que lo haría de la manera más segura posible priorizando el regreso seguro siempre. Después de esto el apoyo de ellos fue incondicional para que pudiera preparar una mochila liviana con agua y algo para comer en el camino. Se pasó un poco el tiempo para la salida al tener que derretir mucha nieve para el camino, así que a las 7.30 salí hacia el punto de impacto.
La ruta a seguir fue trazada de acuerdo a las circunstancias en tiempo y forma, la misma era la correcta aunque se veía bastante empinada también. Al retrasar la salida, tuve que tomar un camino un poco más exigente y caminar ligero para que el sol no complicara demasiado el camino. La primera subida fue por un lomo bastante largo que parecía no tener fin, una vez arriba del mismo la sorpresa de una depresión inmensa hacia un glaciar de aproximadamente 800 mts.

Punto de impacto
Punto de impacto

Pasar por allí solo, es una constante de preguntas sobre lo bueno o malo de esta decisión ya que las grietas solo se veían en pequeñas líneas casi insignificantes en el manto blanco que recorría el glaciar. Varias veces me pregunté qué estaba haciendo allí, solo.Pensaba en que solo dos días antes de nuestra expedición hubo una nevada grande en la zona y la nieve era nueva y por lo tanto no tan segura. Llevaba más de una hora caminando y había llegado apenas al inicio de la gran pendiente. La verdadera pendiente.
Comencé el ascenso aproximadamente a las 9 de la mañana, si la nieve se mantenía así en tres horitas llegaría al punto de impacto y regresaría al campamento aproximadamente a las 15.00 como había acordado con mis compañeros. La primera parte de la subida se hacía lenta pero sin complicaciones, solo miraba hacia arriba y estaba atento a cualquier cambio ya que a mí alrededor estaba lleno de piedras que caían desde arriba y no quería que ninguna me sorprendiera en la subida.
Una vez que pasé el primer tercio, el terreno se notaba más flojo y las botas comenzaron a hundirse en la nieve con lo cual aumentaba la dificultad, el esfuerzo y el cansancio. De tanto en tanto, cuando paraba a tomar aire echaba un vistazo hacia atrás a ver si podía encontrar el campamento de mis compañeros, varias veces hice esto, quería que ellos me vieran para que sepan que estaba bien y se quedaran tranquilos. Pero a esta distancia yo ni siquiera llegaba a ser un punto negro en la nieve… todo se confundía.
Seguí caminando, ascendiendo, mirando una y otra vez hacia el campamento, continuaba y cada vez más el sol entorpecía mi avance, la nieve se volvía más blanda, mis pasos profundos y el viento con sus ráfagas repentinas invadían mi tranquilidad. Al llegar a la mitad del camino, en algunos pasos las botas desaparecían y mis rodillas quedaban clavadas en la nieve. Hasta aquí no había visto la carpa ya que estaba muy lejos, tapada por una pared de nieve extensa.
Cuando se hicieron las 11.00 de la mañana y me encontré recién a mitad de camino sabía que no volvería para la hora calculada y solo quería avanzar para ver a mis compañeros y hacerle seña de que todo estaba bien para que no se preocuparan. El buen tiempo iba de a poco cambiando encima mío y las nubes pasaban muy cerca, además de las ráfagas pesadas de viento. Tenía que acelerar el paso un poco más.
Seguí avanzando y pasado el medio día ya era un esfuerzo constante, respirar, contar pasos, controlar tiempos de descanso y ver lo poco que faltaba. A este ritmo serían unas dos o tres horas más contemplando que la pendiente se hacía más intensa y la nieve más blanda. Hasta que vi claramente la zona de acampe, no podía distinguir la carpa así que saqué una foto aproximada y después la acerqué con el zoom de la cámara. De esta manera pude ver el campamento. No a los chicos pero si el campamento y eso… me dio fuerzas para seguir avanzando un poco más.
Avancé por el borde de unas rocas porque la nieve se había puesto imposible, caminar con los crampones se hacía complicado pero seguía siendo más seguro y rápido que por la nieve. Caminé alternando la roca con la nieve, la pendiente era aún mayor y estaba muy cerca de un borde rocoso donde podía subir y tomar un poco de agua y comer algo. Controlé la hora, eran las 14.00estaba sentado en una roca a 500 mts aproximadamente del filo y, si mal no recuerdo, después debía caminar por el filo unos 300 para la zona de impacto. Tomé un respiro, observé todo a mí alrededor.

Cruce del arroyo Las Lágrimas
Cruce del arroyo Las Lágrimas

Escuchaba como el silencio profundo de la montaña se transformaba en pequeños silbidos por el fuerte viento, como se escuchaba aproximar desde el valle hasta llegar al filo y allí se dejaba ver cuando mostraba esos torbellinos de nieve y aire en cada cima cercana. Veía como desde el oeste aparecían nubes que iban pasando sobre los cerros y quedaban estancadas sobre el valle justo sobre nuestra tienda, nuestro camino.
Allí sentado, tomé mi tiempo para pensar y decidir lo mas difícil… el regreso. Ya habían pasado las 14.30 y todavía no había llegado al punto de impacto, desde donde, seguramente tardaría una hora y media más según el ritmo que llevaba. Pero llegar no era el asunto sino volver, con el mal tiempo que se avecinaba, poca agua y apenas unas pasas de uva y caramelos de miel. Y entonces, decidí regresar.
El frío se hacia bastante complicado y por la pendiente todo el camino se desprendían pedazos de roca y techos de nieve. Las nubes estaban cerca y con ellas el cálido día se veía amenazado. Lo que tardé en subir en cinco horas, la bajé en una… despacio para no tomar velocidad y caer pero igualmente era muy rápido porque la pendiente no dejaba opción. Lleguéal pie del glaciar y el primer paso fue con muchas dudas, la nieve estaba muy floja para mi gusto.
De ahí en más cruzar el glaciar fue bastante lento ya que la primera parte tenía una leve bajada y la segunda su pequeña subida. Una vez que pasé ese lomo, todo era en bajada, fue extensa y parecía interminable. Sabía que el campamento estaba detrás de una lengua de nieve que veía desde arriba pero… cada vez se alejaba más y parecía que dar la vuelta a esa lengua nunca terminaría. Hasta que la vi, armadita y todavía en pie y al costado de ella a mis amigos!!!.
Habíamos quedado con ellos que volvería para las dos de la tarde y seguiríamos de largo regresando hasta el campamento siguiente. Por mi retraso,al no saber nada de mí, habían comenzado a preparar todo para ir a buscarme. Richard y Guille, excelentes amigos y además grandes compañeros de montaña. Esta es una de esas cosas que genera la montaña. A ellos los conocí hace unos años cuando los acompañe a un trekking al Cerro Volcán Overo y desde allí hemos intentado realizar alguna travesía junta. Cosa que no me arrepiento para nada.
Así fue que nos encontramos en el campamento aproximadamente a las 17.00 hs, luego de diez hs de trekking nos abrazamos y reíamos haciendo chistes sobre la búsqueda que jamás se llevaría a cabo. Entonces me muestran un aislante al que habían escrito con un pedazo de chocolate que sacrificaron por dejar una nota en el caso de que fueran a buscarme y yo apareciera por otro lado después. Y ¿saben lo que significa un chocolate a esas alturas no?
Rápidamente nos metimos a la carpa porque la tarde sin el sol se ponía muy fría, las nubes se posaron sobre el campamento y de apoco rodearon el valle. Cenamos y a descansar para regreso a casa. Mientras esperamos dormirnos comenzábamos a recordar los gustos de las comidas ricas que uno quiere sentir nuevamente al regresar a la civilización.

Primer día de trekking
Primer día de trekking

15 de Octubre, día 7 de trekking
El día amaneció despejado y temprano preparamos todo para salir a caminar. Decidimos caminar y pasar directamente al primer campamento.El descenso fue bastante rápido, el cruce de los ríos y el sol intenso hacía que una vez másla nieve se ablandara y nuestras botas se perdieran en cada paso dentro de la misma. Caminamos muy duro ese día recuperando al pasar por cada campamento los residuos que habíamos dejado para ese fin.
Pasamos por el campamento tres, cruzamos una vez más un río, luego otro y nuevamente un campamento que nos recuerda alguna noche atrás, el campamento dos. Poco a poco nos alejamos de la cumbre, del glaciar y cuando allá arriba todo era un manto blanco, cuando aquello que todavía estaba bajo nuestros pies era nieve… se veía en el horizonte que el paso de los días de calor había dejado su huella allí abajo. En un instante pasamos de estar pisando sobre hielo y nieve a los arbustos espinosos de la zona que se acercaban despacio a la superficie.
Apenas pasamos el campamento dos, nos dimos cuenta que no llegaríamos al Hotel Abandonado de un solo tirón y decidimos acampar una vez que cruzáramos el arroyo rozado. Allí teníamos agua cerca y reparo del viento. Al llegar calentamos agua, tomamos algo calentito y a descansar.

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16 de Octubre, día 8 de trekking
La mañana siguiente nos levantamos muy cansados, lo peor por delante ya no era la gran montaña sino la última parte del camino que son unos 2000 mts de canto rodado para cruzar el Río Atuel.
Desde donde estábamos podíamos ver el punto donde estaba el Hotel abandonado, pero era diminuto en el horizonte. Casi al final del trayecto, del descenso, tuvimos un susto importante ya que Richard iba delante del grupo y vemos como desaparece detrás de su mochila, y en este caso no fue como el conocido dicho… que un tropezón no es caída, esta vez si lo fue. Por suerte para todos solo fue un raspón de manos y un golpe en el brazo por amortiguar la caída.
Llegamos al canto rodado, dentro de esta extensa planicie de rocas redondas, planas y de diferentes tipos que son arrastradas por el rio, hay varias lengüetas de agua que se van formando por los arroyos y las caídas de agua transitorias formadas por el deshielo. Todo esto, alimenta al Atuel, que más adelante deberíamos cruzar. El caudal de agua es mucho más intenso de cuando pasamos hace 6 días atrás.
Una vez al costado del rio, fuimos buscando zonas bajas para poder cruzarlo y vadeamos el mismo de isla en isla para que no nos arrastrase la fuerza del agua, cruzamos el rio en cuatro partes profundas apenas por encima de las rodillas, de 3 a 5 mts de ancho, no era profundo pero si muy torrentoso. De esta manera terminamos de cruzar el último rio de regreso y unos 1500 mts nos separaban del Hotel Abandonado.
Caminamos arduamente para llegar cuanto antes al Hotel Abandonado. Durante los días de estadía no habíamos tenido contacto con la gente y los primeros en vernos fueron los gendarmes de una patrulla que andaba por la zona. Nos miraron desde arriba en el camino y nos pidieron parar, se acercaron… nos miraron de manera extraña, tomaron nuestros datos, nos miraron mas extraños aun y comenzaron a preguntar. ¿De donde vienen?, ¿cuando salieron?, ¿de donde son?, ¿porque vinieron?, ¿a quien avisaron?, y muchas preguntas mas. Al final nos dejaron seguir camino y recomendaron tener cuidado.
Así como llegamos al Hotel abandonado tiramos las mochilas y calentamos agua para unos mates. El mate, la yerba y el termo quedaron en la camioneta durante nuestra estadía. Comenzamos a acomodar los bolsos, cambiarnos y conectar todo en la camioneta para salir hacia El Sosneado. Varias veces arriba, en la montaña, habíamos hablado de los ricos panes de “Jamón del Medio” y mejor aun cuando se transforma en Sándwich al ponerle jamón y queso. “Jamón del Medio” es una proveeduría de regionales que se encuentra en el pueblo El Sosneado, al costado de la ruta 40, que comunica Las Leñas y Malargüe con San Rafael.
Partimos hacia San Rafael y dejamos atrás la montaña, allí pasamos grandes momentos y nos traemos los mejores recuerdos. Esta expedición que nace a partir de una idea, que poco a poco se fue transformando en un objetivo, en una necesidad de hacerlo nos ha demostrado una vez más que aquello que sucedió hace 40 años fue un verdadero milagro.
Muchas veces las ganas de vivir nos hacemás fuerte, los afectos nos movilizan a hacer cosas increíbles y el amor nos permite actuar con el coraje necesario para vencer las adversidades. A veces vencemos y otras sirven para no quedarnos con la duda de lo que podríamos haber hecho. Allí en la montaña aprendimos a compartir, a confiar, aprendimos del otro, a disfrutar de un tiempo sin aquello que en las ciudades abunda, de lo que tanto estamos acostumbrados, de las comodidades. Aprendimos a mirarnos dentro de si mismos, a tomar decisiones importantes para volver a casa y dejar de pensar en nosotros, a cuidarnos el uno con el otro. Por esto y mucho más esta expedición fue completamente exitosa.

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Saludamos a aquellos a quienes dedicamos este homenaje, a los que lograron sobrevivir del infructuoso ya quienes perdieron la vida en él. Queremos decirles que lejos estuvo de parecerse a lo que pudieron haber vivido, pero sí ellos nos movilizan a esto y es porque simplemente su historia es parte de muchos de nosotros y de tantas personas que hoy encuentran un lugar en esta historia.

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CABALGATA
Cabalgata al avión de los uruguayos Viven 2014. Información 011 156 493 9054 andesnuestros@hotmail.com

NieveTrekking

ALASKA A PIE EN SOLITARIO, ANTONIO DE LA ROSA

mayo 22, 2020 — by Andar Extremo

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EXPEDICIÓN IDITAROD ALASKA, Antonio de la Rosa es el primer Español y la tercera persona en completar la Ruta Iditarod de 1700 kilómetros que realizan los trineos de perros y que es una de las más aisladas y duras travesías invernales que se pueden hacer en el planeta. Nota central de la Revista Andar Extremo nº 31 Mayo/Junio 2014

Por Nacho Cembellín texto y fotos
Fuentes diario el mundo España y crónica diaria de Antonio de la Rosa

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El 2 de marzo de 2014, cuando el sol comenzaba a brillar en el horizonte de la diminuta localidad de Willow, en Alaska, 72 mushers, con sus trineos y más de 1.100 perros, tomaban la salida de la Iditarod, la carrera de trineos más famosa del mundo, que cruza Alaska de lado a lado: 1.700 kilómetros. Apenas unos minutos después, un español, a pie, con trineo pero sin perro, cruzaba la misma línea de salida. «¿Y ése?, ¿Llega tarde?, ¿Dónde va?», se preguntaban algunos lugareños que se rezagaron un poco tras el comienzo de la prueba. Se llama Antonio de la Rosa, un español de madrid de 44 años que acaba de convertirse en el primer ibérico -y tercero del mundo- en seguir el mismo recorrido de la archifamosa carrera… pero a pie y en solitario.
Exactamente 43 días después de tomar la salida, un Antonio exultante aunque agotado llegaba a Nome. «He disfrutado cada minuto y cada kilómetro, tanto que ahora es difícil acordarse de los días malos, de las interminables cuestas arrastrando un trineo con 90 kilos desde el principio, la mitad al final, pero siempre con la motivación y determinación de llegar al final si no me pasaba nada grave».

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Pero llegar hasta ahí no ha sido nada fácil. La abundancia de nieve y las continuas montañas de poca altitud fueron lo más duro las primeras semanas de ruta, ya que las huellas de los trineos de perros que pasaron un mes antes por esas tierras quedaron prácticamente borradas por la nieve nueva. A pesar de ello, fue mejorando el ritmo, y en los últimos días avanzaba más de 60 kilómetros diarios, tirando de su inseparable trineo.
«Las dos primeras semanas fueron durísimas. Las condiciones del terreno (menos nieve de la esperada, y en ocasiones tramos enteros cubiertos de barro y piedras) hicieron que avanzara muy despacio, mucho más de lo previsto», explica.
En esta aventura, Antonio está completamente solo. «Llevaba un teléfono para oír música al principio, pero lo perdí. Intenté deshacer parte del camino, 10 kilómetros, a ver si lo encontraba, pero tres horas para nada, no apareció. El resto del camino, he ido escuchándome a mí mismo y el deslizar de los esquís», cuenta. De hecho, el sobrecogedor silencio es una de las cosas que más destaca Antonio de la experiencia. «Es impresionante. Si dejas de andar o de moverte, el silencio es absoluto. Ni un ruido, quejido o susurro. Sólo, de vez en cuando, un cuervo gigante. Allí estas realmente sólo», explica.
Y es que en los más de 1.600 kilómetros que ha recorrido, ha cruzado algunas pequeñas poblaciones (de entre 40 y 300 personas, las más grandes), pero fuera de la ruta, nadie. «Bueno, no. Un día me encontré por la tarde a un tipo medio indio, medio esquimal, en mitad de la ruta, con su moto de nieve averiada. Estaba mal vestido, y a 30 kilómetros del pueblo, así que tenía muchas posibilidades de pasar una muy mala noche, o algo peor. Le dejé mi teléfono para que llamara a un amigo mecánico que le vino a buscar y se fueron. El tipo sólo llevaba una botella de whiskey para sobrevivir, no sé qué hubiera hecho si no me lo hubiera encontrado», recuerda Antonio.

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La Iditarod de Antonio es muy distinta de la que se hizo famosa en España cuando perdió la vida tratando de rodar imágenes allí Félix Rodríguez de la Fuente, en 1980. Ahora, cada musher pasa años preparando la carrera, lleva 16 perros y tarda entre 9 y 11 días en recorrer los 1.700 kilómetros que separan Willow Lake de Nome. Antonio tenía previsto tardar, a pie o esquiando, unos 21 días, pero sus previsiones se vieron un tanto truncadas al inicio de la expedición.
«El principio avanzaba muy despacio. Para llegar a Rainy Pass -el punto más alto del recorrido- tardé un día en hacer 10 kilómetros, y tuve que montar hasta poleas para poder subir el trineo. Pero después he ido a mucho mejor ritmo, unos 50 kilómetros cada día, lo que supone unas 12 horas arrastrando el trineo.Se iba haciendo muy duro, pero esto se recupera en España con unos buenos chuletones de la Sierra Norte de Madrid, unas cañitas y un cocido de mi madre», explica Antonio, que no pierde la sonrisa, ni la cabezonería, ni un sólo segundo.
Menos complicado se le hizo al bombero en excedencia y aventurero de nacimiento, la zona más solitaria de la prueba, la que separa la pequeña localidad de McGrath hasta Ruby, más de 300 kilómetros en los que no tuvo ningún contacto humano, y donde sólo pasó por tres pequeños pueblos mineros abandonados, donde había algunas cabañas de madera derruidas y maquinaria, donde miles de personas vivían en estas tierras llevados por el trabajo en las minas y la fiebre del oro.

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Su rutina comenzaba cada día al amanecer, cuando salía de la tienda y el saco, desayunaba y comenzaba a tirar del trineo -de unos 90 kilos de peso- colina arriba, colina abajo. «Hace ya muchos días que pasaron los mushers con sus perros, así que como ha nevado después, no queda apenas huella, pero sí he recogido algún envoltorio de comida. La ventaja es que tengo la ruta muy bien señalizada, es casi imposible perderse», explica. De hecho, gracias a la paja abandonada por los de la carrera -para que los perros duerman sobre ella-, Antonio pudo dormir «algo más calentito» varios días.
Hacía frío, ha llegado como hasta25 grados bajo cero, pero como estabaen constante movimiento, y llevaba buena ropa y material, la verdad es que de eso no me quejo, frío no he pasado salvo unos días esta última semana, que he tenido algunas tormentas que han sido un suplicio», señala. Y por si se encontraba compañía no deseada en la solitaria ruta, no se separaba ni un metro de su spray de pimienta. «Aquí hay tres tipos de osos: el negro, el grizzly y el gran blanco. Los dos primeros hibernan hasta mayo, por lo que no debería encontrar ninguno. Los blancos, que no hibernan, era posible encontrarme alguno en el último tramo de la ruta, pero no los he visto. El spray de pimienta parece funcionar a unos 10 metros de distancia, porque su olfato es muy sensible, así que lo llevo siempre colgado a la cintura, porque no sabes lo rápido que pueden llegar a correr estos bichos», dice.
Por el camino ha visto huellas de lobo, algún alce y wapitis -unos ciervos gigantes, del tamaño de caballos percherones-, incluso águilas calvas, «pero allí la vida se despierta en primavera».
¿Y ahora que acaba de cruzar la línea de meta? «Una cerveza. Lo que más echo de menos es estar en un bar con los amigos y tomarme una cerveza», dice Antonio. Sin embargo, no tendrá mucho tiempo para relajarse. Después del verano, sigue empeñado en embarcarse en otra aventura similar: cruzar el Atlántico, en solitario y a remo, por la ruta Senegal-Guyana Francesa. Nada menos que 4.700 kilómetros por una zona que los marineros denominan el «Everest de las rutas transoceánicas» por sus fuertes mareas y grandes olas.
«La diferencia entre lo posible y lo imposible está en nuestras manos», explica. «Y si no lo intentas, no lo consigues nunca. Estoy física y mentalmente preparado para abordar estos retos, así que… a por ello», cuenta. «Así que ahora a cambiar el agua en estado sólido por agua en estado líquido. porque ir solo no significa no estar acompañado».

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Crónica del viaje por Antonio
El 9 de marzo luego de 7 días de caminata, ya sin equipo de foto y filmación, los últimos días han sido los 2 días mas duros que he tenido, medias de 10 km día, con pendientes inhumanas, pero por fin estoy en la parte mas alta del recorrido. Aquí en Rainy Pass, que no es un colladito sino 30 kilómetros de terreno sube-baja constante a casi 1000 metros de altitud, con vientos fuertísimos y temperaturas medias de -25 centígrados, esta noche la escarcha en el interior de la tienda era espectacular.
El 16 de marzo, en Nikolai recordó que un conocido Musher Donald Bowers, con varias participaciones en el Iditarod de Alaska, dijo que los trineos que consiguen llegar con éxito a Nikolai habrán pasado la parte más dura y técnica de la prueba y tienen muchas posibilidades de llegar al final en Nome!!!YA Estaba allí con UN TERCIO DE LA EXPEDICION realizada.“En estos 13 días, de los cuales 6 han sido en la absoluta soledad, arrastrando l trineo de 80-90 kilos por zonas de tierra, vegetación, rocas en incluso 1 día con gran subida de temperaturas por barro y charcos, por fin estoy en Nicolai, a 50 millas de Mcgranh. Bien de animo, fuerzas y para adelante, manos y pies fríos todo el día, espero que las condiciones de nieve de aquí en adelante mejoren y por fin pueda DESLIZAR con los esquís, aunque mi trineo esta bastante perjudicado por los continuos golpes”.

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El 18 de marzo luego de dos días duros, con nieve en abundancia y noches realmente frías por la luna llena Antonio relataba “La condensación en la carpa me mantiene toda la ropa húmeda y no he podido dormir en las 2 noches, con lo que aprovechare mi paso por Macgran, único lugar medianamente habitado de todo la expedición, para hacer una paradita merecido de medio día, estoy realmente agotado y necesito recuperar fuerzas y secar la ropa”
El 27 de marzo luego de una semana de no cruzarse con nada en 300 kilómetros, ha llegado a Ruby, pequeño pueblo de unos 60 habitantes en la orilla congelada del río Yukon. Continúan las montañas, aunque pequeñas, pero ha sido la semana que mas ha disfrutado, el sol radiante cada día, los atardeceres y las frías noches, viento del Norte constante , todo a sido especial.
Ha podido caminar y a veces esquiar, a pesar de que las nevadas de la pasada semana taparon las huellas de los trineos de perros, con bastante regularidad y a un ritmo de maratón diaria, incluso realizando una jornada pletórica en el día 26 de marzo de 62 kilómetros para llegar a Ruby, récord personal en esta expedición.
Durante el recorrido ha pasado por algunos antiguos pueblos mineros abandonados, que tuvieron su auge en los años 20. También ha seguido la huella de lobos por más de 100 kilómetros. Le esperaba una dura semana de 350 kilómetros a orillas del río Yukon para llegar a Unalakleet, en el Pacifico.
El 2de abril, tras 5 días y más de 230 kilómetros sobre el río Yukon, con un sol radiante durante el día (aunque nunca llega a calentar) y muchísimo frío en las noches por la humedad del río congelado, se dirige hacia la costa. Lo separan de Unalakleet, 145 kilómetros y varias montañas.

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Intenta recorrer diariamente unos 50 kilómetros, y para ello debe hacer 12 horas de actividad. Con la dureza del recorrido Antonio contaba “ He perdido peso aunque no paso hambre, pero sobre todo noto que me falta fuerza y energía, no hay milagros, además me despierto en las noches varias veces por el frío, aunque la moral sigue intacta. Esto se recupera en España con unos buenos chuletones de la Sierra Norte de Madrid, unas cañitas con los amigos, y unos cocidos y tortillas de patata de la mami, je,je”
Posiblemente la media de kilómetros baje en los próximos días, se planteaba parar un día completo para cargar baterías de cara a la recta final. Parece que en la costa no había nieve, sólo hielo y estepa, con lo que se teme que se hará durísimo.
El 4 de abril llegaba a UNALAKLEET, primer pueblo costero de la expedición, solo le quedaban420 kilómetros hasta Nome. Antonio al llegar a este poblado comentaba “Creo que estos últimos han sido los mejores días desde el comienzo, me he tomado un medio día de descanso en una pequeña cabaña de seguridad Iditarod para protegerse en días de tormenta durante la carrera de los trineos de perros o si algún nativo la necesita cerca de Kaltag , donde he tenido que firmar en la pared como todos los que han pasado por allí ..y he cargado las pilas a tope, el terreno muy bonito y variado, mezcla de bosque, senderos sobre ríos, turba, bastante favorable a pesar de haber subido un par de montañitas, buen tiempo, y aunque las mañanas son frías, las tardes son increíbles y todos estos días lo ultimo que veo son las puestas de Sol sobre el Oeste, la dirección de Nome, buena señal”

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Llegando a la costa empiezan las zonas sin nieve, por suerte el sendero por estar mas pisado mantiene lo justo para esquiar pero como suponía le esperan unos 200 kilómetros donde faltara nieve en su mayoría, con fuerte viento del Norte, y nada de vegetación, solo turba y más turba, con lo que no será muy fácil.
El 6 de abril le faltaban dos días para llegar a Shaktoolik desde Unalakleet a unos 65 kilómetros. El primer día ha tenido que subir varias colinas junto al mar, que como esperaba estaban bastante escasas de nieve. Las temperaturas rondaban entre los -17 y – 22 grados y un viento congelador del norte que soplaba constante a unos 50 Km por hora. En una de las jornadas más frías de toda la travesía Antonio comentaba “me he tenido que poner ropa que aun no había usado, Goretex, plumas, doble guante con manopla y aun así he tenido que usar las bolsitas calienta manos que traía, infernal”
Pensaba continuar unos kilómetros mas pero decidió parar a dormir en el colegio de este pueblito, aprovisionarse y luego partir para el norte por la costa a través de 80 kilómetros con un viento terrible.
El 8 de abril llegó a Koyuk las temperaturas han bajado a -20ºC, y dos días mas tarde arribo a Elim, otro pequeño pueblo de la costa , solo le quedaban n 200 kilómetros para terminar la expedición, por camino del Oeste hacia Nome.

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Ha tenido sin duda los días mas duros de toda la travesía, fundamentalmente desde Unalakleet a Koyuk, donde se enfrento a condiciones muy adversas, mucho frío, fuertísimo visto polar del Norte y escasez de nieve en algunas.
Por otro lado también estaba preocupado porque parecía que el trineo pesaba más que al principio y Antonio se le estaban acabando las fuerzas, sumado el problema es que el trineo estaba rajado por la parte de abajo, y esto lo frenaba mucho y además se le metía nieve compacta dentro. A tal situación Antonio comentaba “Le he intentado reparar pero no funciona muy bien, con lo que estoy hecho a la idea de arrastrarlo como esta, y cada 3 horas vaciar unos 6 a 8 kilos de nieve helada que le entran”
El 12 de abril a tres días de la meta arreglo el trineo con un «calituning», rajándolo hasta atrás para que no acumule nieve y con un trozo de trineo roto que se encontró lo colocó por dentro, esto no freno el acceso de total de nieve pero lo limitó. Los días soleados y las temperaturas «agradables» de -15 lo fortalecían para e tramo que le quedaba.
El 15 de abril de 2014 Antonio de la Rosa había terminado, estaba en Nome, estrecho de Bering. Se convertía así en el primer español en y confirmado uno de los únicos, 2 mas en el mundo (ninguno la ruta Norte) que han recorrido en solitario y sin asistencia con esquís y a pie las 1049 millas, casi 1700 kilómetros de la Iditarod Trail desde Willow, Anchorage.
Ha necesitado 43 días para recorrer esta inhóspita, dura, blanca y extraordinaria parte del mundo, donde ha disfrutado cada kilómetro de las interminables cuestas arrastrando el trineo con 90 kilos.
Y como muestra el ultimo mensaje de antoni0 “!Esta expedición va por vosotros, Graciasssss!!!! Y luego agregó “Pero esto no es mas que un 50% de mi proyecto 2014…como muchos sabéis en unos meses, y mi cabeza ya esta allí, estaré intentando cruzar el Atlántico a remo y también intentaré el polo sur en solitario”

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LA IDITAROD ALASKA
En 1925 la difteria asolaba la ciudad de Nome. «Nome llamando… Nome llamando… tenemos un brote de difteria… no tenemos suero… requerimos ayuda urgente… Nome llamando… Nome llamando» rezaba el mensaje telegráfico desesperado que atravesó la fría tundra. Esta mítica carrera tiene su origen en este hecho y que motivó que un grupo de hombres y perros en relevos llevara a Nome las 3000 dosis de suero necesarias para salvar a la población. No había otra manera de hacer la ruta que con trineos tirados por perros. Fue el último relevo el que más fama alcanzó, el musher Gunnar Kaasen y sus trece perros liderados por el perro castrado Balto. En esta historia y como suele ocurrir en casi todas, hay claros y oscuros donde dos perros y dos hombres se disputan la gloria de la hazaña. Hablo de los perros Balto y Togo y del musher Seppala y su ayudante Gunnar Kaasen.

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Leonhard Seppala era reconocido en Alaska como el mejor musher y criador de perros de trineo allá a principios del siglo XX. Como criador mantenía una férrea selección donde sólo los mejores permanecían en el equipo de élite, el resto de perros a los que él consideraba peores, eran castrados y relegados a tareas de menor importancia. Togo nació en algún momento de 1915 o 1916, hijo de Suggen el siberiano líder del clan de Seppala y de una hembra llamada Dolly. Fue el único perro de la camada, pequeño, con aspecto de zorro, a veces hosco y según el propio Seppala siempre travieso. Su primer dueño lo devolvió a la edad de los seis meses harto de sus travesuras. Fue regalado esta vez a una señora que quería tener un perro de trineo como mascota pero repetidas veces escapaba volviendo al criadero de Little Creek. Seppala resignado, consintió quedárselo dejando al aún cachorro correr libremente en los largos recorridos que les eran encomendados. El animal, posiblemente por la edad y su espíritu inquieto, molestaba al tiro mordiendo las orejas de los perros y escapando en piruetas mientras era increpado por el musher. Harto de la situación y ante la preparación en noviembre de un viaje a Dime Creek, Seppala ordenó dejar encerrado al animal dentro de una empalizada de más de dos metros y de la cual pasados dos días de su marcha podría ser soltado. Sin embargo en la noche del día que Seppala partió, el perro logró saltar la empalizada quedando enganchado de una pata boca abajo. Una vez suelto, dicen que no reparó en la herida y salió disparado perdiendose en la noche.

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Seppala había acampado en Salomon. Cuando partió por la mañana, creyó que el grupo había captado el rastro de un ciervo pues tiraba con una fuerza inusual. Cuando subió el sol y amainó un poco el viento, vio por delante lo que parecía un zorro corriendo delante de ellos. Sin embargo sus ojos no podían creer lo que estaban viendo, era Togo el que alegre, marcaba el ritmo metros adelante. Sorprendido, vendó la pata del animal y no le quedó más remedio que ponerle un arnés y colocarle en una de las posiciones más atrasadas que es donde se colocaba a los perros más inexpertos. Sin embargo el perro volvió a sorprenderle pues demostró un saber estar y una determinación que le harían llegar a las primeras posiciones al final del día. Tenía tan sólo ocho meses y se convirtió en el líder indiscutible en poco tiempo más. Las crónicas dicen que es posiblemente el perro más viajado, calculandose unos 8.000 km.de recorridos por la fría Alaska. Nunca llegó a pesar más de 22 kilos y sin embargo es el perro que más mito alberga de cuantos han corrido en Alaska. Sin embargo las mieles de la historia serían concedidas por la prensa a Balto, del cual hay una estatua en el mismo Central Park de Nueva York y es quizás injustamente el perro más famoso de la historia.
Aunque inicialmente se pensó en un sólo grupo de perros que recorriera los más de 1.300 km que separaban Nenana de Nome y que tan sólo un musher, Seppala, lo completaría, el comité de crisis que se formó decidió en última estancia salvar la distancia dicha en 20 relevos de musher y perros. Sin embargo Seppala se había anticipado y recorrió gran parte del recorrido pidiendo a Kaaser, que mantuviera un equipo de reserva, ese del que hablaba al principio donde se encontraba el bueno de Balto Seppala recorrió 260 millas, el esfuerzo fue tal que Togo, con cerca de 10 años de edad,q uedó inválido para el resto de su vida. Atarvesaron la parte más dura y compleja de la ruta y por eso hoy en día son reconocidos como los mayores, que no únicos, héroes de tan tremenda gesta. Sin embargo la sociedad y la prensa de la época vio en Balto y Kaaser a los auténticos héroes y durante mucho tiempo fueron los únicos reconocidos. La causa viene dada porque fueron el último relevo que llegó con el salvador suero a Nome. Parece ser que la prensa de la época vio un ejemplo de superación en Balto, un perro castrado por no ser considerado inicialmente apto para la tarea del tiro de trineo. Al parecer Balto llegó como líder después que el verdadero líder se rompiera una pata y tuviera que ser sustituido. Después el imaginario colectivo y la ayuda inestimable de la factoría Disney hizo el resto.
Actualmente los perros que han corrido la Iditarod o los perros usados por el ejercito americano, son acogidos en casas de particulares que ven con orgullo poder dar un final digno y tranquilo a estos pequeños héroes.

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QUIEN ES ANTONIO DE LA ROSA
Antonio de La Rosa ha corrido centenares de carreras de aventura. Si tienen memoria fue unos de los ganadores del Desafío de Los Volcanes en 2005, en 2013 estuvo entrenando en la Patagonia Chilena y recientemente como vimos en esta nota cruzó Alaska a pie.
Este año (2014) tiene planeado cruzár el atlántico en una embarcación a remo de 8 metros, desde Senegal a las Guayanas Francesas en solitario y en Noviembre de 2014 piensa hacer caminando el polo sur desde bahía Hércules al polo.
El cruce del Atlántico le llevará unos 4700 km de remo, en unos 50 días y la logística de navegación le demanda llevar comida liofilizada y fresca, también intentará pescar algo para nutrirse. Llevará una desalinizadoras eléctrica de bajo consumo que funciona con unas baterías con placas solares para poder hidratarse, lleva medios de comunicación como radio vhf y teléfono satelitál por si hay una emergencia o para informarse sobre el clima, tiene intención de remar 12 horas y las otras doce horas dormir o simplemente descansar. Todo va a depender de la climatología si puede remar remará 12, 14 o 16 hs, los días que tenga viento de cola remará más

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«Alaska. Doctor en Alaska es lo más recurrente que escuchas cuando meses antes decidimos ir a Alaska. Sin embargo Alaska para mi se antojaba y así sigue siendo, como una de las últimas fronteras. A ver, fronteras quedan pocas salvo aquellas que nos inventemos aunque yo creo que seguramente haya lugares impresionantes y salvajes en lugares remotos de Rusia y China, el problema es que no existen en nuestro imaginario porque no los hemos podido ver. Somos la generación de las imágenes, hemos crecido con imágenes, tantas que a veces pienso que han condicionado demasiado nuestra imaginación. Me pregunto que imaginaba un explorador de hace un par de siglos ante lugares de los cuales jamás había visto, oído o leído absolutamente nada. Creo, y esto es un pensamiento, que tanta información nos limita, o quizás me limita. No lo se, como decía solo es un pensamiento.
Alaska germinó en mi imaginación gracias a una película con banda sonora incluida. Into the Wild dirigida por Sean Penn y con música de Eddie Vedder. Respecto a Jon Krakauer recomiendo que leán de él en la wiki para que descubrán a un personaje que ha navegado entre ser leñador, montañero, pescador y escritor.»
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www.aventuradelcali.com

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América a Pie, MARTÍN ABORTA EL VIAJE EN CANADÁ POR EL CORONA VIRUS

marzo 25, 2020 — by Andar Extremo

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Martín Echegaray Davies tuvo que suspender la caminata por las 3 américas. El caminante con su carro de 180 kg llamado “Carricatre Pilchero”, un viejo catre con ruedas de moto que él mismo arrastra, por la pandemia mundial abortó su idea de llegar a Alaska. Además de tener que esperar a que le den los permisos al terminar la cuarentena, no le darían los meses por el clima, teniendo que esperar al año siguiente. Por el momento esta regresando a país en un vuelo con diferentes escalas. Seguramente cuando salgamos de esta situación, sin precedentes en los tiempos modernos, y volvamos a la normalidad la vida le dará una oportunidad para finalizar el raid.
Martín hacia todos los días una distancia que ronda entre los 30 y 40 km. Padre de tres hijas, abuelo de 5 nietos, vive en Trelew con su mujer, pero su deseo hizo que arme un carro de 2 metros de largo (llega a 3 metros con el arnés), y unos 60 cm de ancho, y que el 31 de octubre de 2017 comience a caminar su historia, yendo a dedo hasta Ushuaia.
Con 22860 km kilómetros en su andar, ya recorrió el país, atravesó Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, México y ahora está EEUU.
El 22 de septiembre de 2018 terminó su objetivo de llegar a las 23 capitales de provincias argentinas, con 9873 kilómetros caminados. El 7 de abril de 2019 logró culminar su segundo objetivo: América del Sur con 15850 km caminados.

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Martín Davies EN DAKOTA DEL NORTE, 22606 km Y 14 países

febrero 11, 2020 — by Andar Extremo

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América a Pie
Martín Echegaray Davies tiene 63 años, está en Dakota, realizando una travesía nunca vista. Es caminante, y con un carro de 180 kg llamado “Carricatre Pilchero”, un viejo catre con ruedas de moto que él mismo arrastra, piensa ir de Ushuaia a Alaska en 4 años para hacer el Récord Guinness.
Martín hace todos los días una distancia que ronda entre los 30 y 40 km. Padre de tres hijas, abuelo de 5 nietos, vive en Trelew con su mujer, pero su deseo hizo que arme un carro de 2 metros de largo (llega a 3 metros con el arnés), y unos 60 cm de ancho, y que el 31 de octubre de 2017 comience a caminar su historia, yendo a dedo hasta Ushuaia.
Con 22606 km kilómetros en su andar, ya recorrió el país, atravesó Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, México y ahora está EEUU.
El 22 de septiembre de 2018 terminó su objetivo de llegar a las 23 capitales de provincias argentinas, con 9873 kilómetros caminados. El 7 de abril de 2019 logró culminar su segundo objetivo: América del Sur con 15850 km caminados.

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AREQUIPA, LA PUERTA INCA AL DEPORTE AVENTURA

febrero 3, 2020 — by Andar Extremo

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Una ciudad esplendida, donde lo colonial y lo autóctono se entrelazan logrando un equilibrio ideal. La vista gira trecientos sesenta grados y los volcanes Misti, Chachani y Pichu Pichu, de la Cordillera de los Andes, terminan de enmarcar este exquisito cuadro que es la ciudad de Arequipa.

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Ciudad fundada en el año 1540, a 2335 msnm, es un pórtico para lanzarse a realizar deportes de aventura. Muy tranquila para caminar de punta a punta y para disfrutar la excelente gastronomía peruana. Está llena de restaurantes cerca de su plaza principal y posee un mercado que tiene de todo, imperdible para disfrutar de la rica comida regional.

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Con lo que respecta a la colonia, la iglesia principal y demás edificios, están hechos de sillar, una piedra volcánica más dura que la piedra pómez. Existen canteras que se pueden visitar y ver cómo se sigue extrayendo manualmente este mineral, para ladrillos y ornamentos.

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Emplazada en una zona montañosa de la cordillera, los volcanes que la rodean superan los 5000 msnm. El Misti es una opción muy buena para hacer una montaña que alcanza los 5822 msnm. El campamento base cerca del río Chili, a unos 5 km de la ciudad, en dos días nos basta para hacer cumbre. Luego está el Volcán Chuchuni con sus 6.057 msnm a unos 50 km de Arequipa, y el Volcán Pichu Pichu de 5.664 msnm, a unos 30 km de la ciudad.

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Arequipa es, sin duda, una ciudad que esconde las historias de las culturas incaicas. En uno de sus museos, se puede encontrar a la momia Juanita, una doncella sacrificada que estuvo escondida en la cima de una montaña por más de 500 años. “La niña de los hielos”, como la llaman, es quizás la momia mejor conservada de la historia humana. Fue encontrada por la erupción del volcán Sabancaya de 5.976 msnm, que descongeló su tumba y la dejó expuesta en el volcán Ampato a una altura de 6.288 msnm. Juanita y otras dos momias, fueron encontradas en 1995 y 1997 por José Antonio Chávez y Johan Reinhard.

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Arequipa tiene algo muy lindo, y es que dentro de la ciudad se encuentran los valles. Dar vuelta a la esquina es encontrarse en el medio de un paisaje con ríos caudalosos que permiten la práctica de kayakismo y rafting.

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Muy cerca, a unos 170 km, está el pueblo de Chivay que es la compuerta a unos de los cañones más profundos del mundo: el Cañón del Colca, que llega a unos 4000 metros de profundidad. Fue descubierto en 1981 por Jerzy Yurek Majcherczyk, junto a un grupo de cinco investigadores polacos que llegaron al cañón buscando el inicio del río Amazonas. El Río Mismi es considerado hoy, el inicio del río más largo del mundo. Recién en el año 2009, el mismo Jerzy Yurek Majcherczyk, organizó otra expedición para recorrer los últimos 20 kilómetros y así demostrar su profundidad.

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América A Pie, MARTÍN DAVIES ENTRA EN EEUU

septiembre 26, 2019 — by Andar Extremo

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Martín Echegaray Davies tiene 62 años, ya está entrando en EEUU, realizando una travesía nunca vista. Es caminante, y con un carro de 180 kg llamado “Carricatre Pilchero”, un viejo catre con ruedas de moto que él mismo arrastra, piensa ir de Ushuaia a Alaska

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Martín hace todos los días una distancia que ronda entre los 30 y 40 km. Padre de tres hijas, abuelo de 5 nietos, vive en Trelew con su mujer, pero su deseo hizo que arme un carro de 2 metros de largo (llega a 3 metros con el arnés), y unos 60 cm de ancho, y que el 31 de octubre de 2017 comience a caminar su historia, yendo a dedo hasta Ushuaia.
Con 19917 km kilómetros en su andar, ya recorrió el país, atravesó Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala y México. En estos momentos está entrando en Estados Unidos.
El 22 de septiembre de 2018 terminó su objetivo de llegar a las 23 capitales de provincias argentinas, con 9873 kilómetros caminados. El 7 de abril logró culminar su segundo objetivo: América del Sur con 15850 km caminados.

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FINIS TERRA, OTRO MUNDO LLAMADO ANTÁRTIDA

agosto 20, 2019 — by Andar Extremo

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El proyecto Finis Terra fue llevado a cabo en enero de 2007, durante 43 días una expedición del Centro de Actividades Deportivas, Exploración e Investigación de la mano de Alfredo Barragán, documentó por aire, mar y tierra la vida del continente blanco. En noviembre de 2008 y luego de 7 años de ediciones del Periódico de Aventura Andares surgía con el mismo legado la primer Revista Andar Extremo, esta fue su nota principal.

Por Daniel Ferrer Fotos Alfredo Barragán

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Hasta hace poco tiempo se pensaba que Marco Polo, Cristóbal Colon y Neil Amstrong eran aventureros. También se pensaba que el polo sur era el fin de la tierra. El CADEI cambia estos conceptos y se afirma en otros valores relativizando lo material como motor para la acción. Alfredo Barragán y sus compañeros del Centro de actividades deportivas, exploración e investigación (CADEI) así lo sostienen.

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El propio Alfredo Barragán afirma: “Yo no soy aventurero, soy expedicionario, voy después de años de planificación, de previsión de equipamiento y de entrenamiento. Ejecuto las expediciones como una operación deportivo-científica, con un grupo sumamente capacitado y con absoluta responsabilidad. Siempre nos ajustamos a pautas deportivas, científicas y éticas, a límites que nosotros mismos nos ponemos, donde la aventura queda de lado y predomina la expedición”.

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Con esta idea podemos concluir que Marco Polo fue bastante aventurero, Colón mucho menos y el primer hombre en pisar la luna nada aventurero.
Otra idea de Barragán es que “el fin del mundo es Ushuaia. El nombre de Finis terra fue un error. En la Antártida tengo la sensación de haber estado en otro planeta. La Antártida es mucho más allá del fin del mundo”

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A nivel de valores Barragán dice:”Me voy a jugar la vida por una gesta romántica pero no por una comercial. El deporte es bonito como una expresión de libertad, de romanticismo y no entra allí el signo pesos o un contrato publicitario. Nuestras expediciones empiezan y terminan cargada de valores, de principios de ideas”.

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Barragán nació en Dolores (Pcia. Bs. As.) en 1949. En sus múltiples expediciones y especialmente en la Antártida combinó su formación y la de sus compañeros en navegación, buceo deportivo, montañismo, piloto de planeador, kayakista y su gran capacidad para prever y planificar. Por sus antecedentes, capacidad y la importancia del proyecto para el conocimiento del continente helado, Finis Terra fue aprobado por la Dirección Nacional del Antártico.

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El recorrido geográfico se lo puede apreciar en el mapa en recuadro aparte. Es si interesante, describir algunas de sus experiencias cotidianas para comprender su afirmación “La Antártida es otro planeta, no es comparable a nada del mundo conocido”
El 18 de enero de 2007 partieron de la Base Aérea de El Palomar en un Hércules de la Fuerza Aérea rumbo a Ushuaia, Alfredo Barragán, Jorge Iriberri, el arquitecto Rubén Tablar, Jorge Serda, el ingeniero agrónomo Santiago Roncoroni, y Pablo Tórtora director de KHP como productor y realizador del documental sobre la Expedición. Todos ellos hombres con experiencia que rondan entre los 40 y 60 años de edad.
En Ushuaia practicaron kayakismo en el mismísimo canal de Beagle, puerta Argentina de la Antártida. Cuatro días más tarde zarparon a bordo del rompehielos Irizar de la Armada, en el viaje que todos los años realiza para el reaprovisionamiento de las bases argentinas, hacia el continente más alto del planeta, la Antártida, que tiene un espesor de hielo que lo cubre de casi 2000 metros y donde las temperaturas alcanzan los 78 grados bajo cero.

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Durante 43 días navegaron 6200 millas (11.000 kilómetros), visitaron doce bases antárticas argentinas y extranjeras, estuvieron dos semanas dentro del círculo polar antártico, bucearon entre icebergs, exploraron grietas y escalaron témpanos flotantes. Todo ello quedó documentado y registrado en 15.000 fotografías digitales y 25 horas de filmación de alta resolución. Luego de la expedición se realizaron audiovisuales con las fotografías.

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Las experiencias vividas fueron únicas, y lo más anecdótico fu, haber buceado durante una hora y cuarto en aguas con temperaturas de 1,3° bajo cero y escalado un témpano flotante que se había desprendido del territorio argentino, en el Mar de Weddel. Esta fue la experiencia más significativa de la expedición, ya que tuvimos que caminar un kilómetro sobre el mar congelado hasta llegar al inmenso témpano, de unos 40 metros de alto, que escalamos con técnica de montaña. Y una vez arriba de éste, desplegamos la bandera Argentina sobre una de sus paredes.

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Los exploradores de Finis Terra pudieron advertir, con preocupación, evidencias irrefutables de los efectos del calentamiento global en la Antártida: «En las islas Shetland, por ejemplo, navegaron en zonas que en las cartas náuticas aún figuran como frente de glaciar. Y en la Base Naval Jubany, en la isla 25 de Mayo, donde antes sólo nevaba, fuimos testigos de una lluvia que era algo impensable décadas atrás.
«El propósito de Finis Terra era realizar un trabajo documental en la Antártida para luego difundir el material y así concientizar y sensibilizar a la población mundial sobre esa situación y su importancia para el ecosistema global».

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El viaje a bordo dista mucho de ser un viaje de placer. El trabajo es intensísimo. El reabastecimiento de las bases extenuante en medio de un clima totalmente inhóspito. La investigación de los hombres de CADEI permanente. Las primeras constataciones preocupantes. Las barreras de hielo habían retrocedido 500 metros en los últimos años por el calentamiento global. Después de las Shetland, Decepción y las Orcadas del Sur, llegaron a la primer base permanente. Allí los científicos les afirmaron que la base corre peligro porque la bahía en la que se encuentra se congela cada vez menos.

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Al pasar por el paralelo 77º e ingresar al círculo polar antártico, todos aquellos que lo hacían por primera vez fueron bautizados con un helado chorro de agua sobre la cubierta. Cuando llegaron al paralelo 78º (A doce grados del polo sur) se encontraron con la Base Belgrano II. Entre otras cosas aprendieron a “leer” el horizonte. Si en él, el cielo esta blanco en la superficie hay hielo, si se ven nubes oscuras abajo hay agua. Una de sus mayores experiencias comienza en ese momento. Cargaron carpas, bolsas de dormir, piquetas, cuerdas, alimentos, cámaras y salieron a explorar.

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Dice Barragán:”Se siente en la piel el aislamiento y la soledad”. Luego de caminar una hora encontraron una roca sobre la que montaron las carpas, cortaron bloques de hielo e hicieron una pared semicircular para protegerse de los vientos. Al día siguiente experimentaron el “blanqueo”, fenómeno óptico por el cual se ve todo blanco, no se distinguen formas y se pierde toda referencia, lo cual torna difícil salir a caminar. Para ese día estaba planificado bajar en una grieta. La intención era bajar en una de las grietas, por eso, leyendo el terreno, buscamos y buscamos, hasta que dimos con una. «El flaco» Serdá me daba seguro y a su vez, otro aseguraba al Flaco. Comencé a pinchar el piso con una especie de jabalina hasta que encontré el hueco. En vez de sentir el `toc toc’ del hielo duro debajo de la nieve, la lanza se fue toda hacia abajo. Le di con la pala hasta que cayó el puente y se abrió una boca de un metro y medio de ancho, por tres metros de largo; la grieta debería ser gigante, pero sólo se abrió eso. Con crampones, dos piquetas técnicas y asegurado, descendí en la grieta. La recorrí por debajo del puente de hielo. Hacia abajo se veía rocío azul y, mas allá, negro. Filmamos, fotografiamos, la exploramos… Fue una buena experiencia.»

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La práctica de CADEI en el paralelo 73° fue intensa. Además de las exploraciones, las fotos y la filmación documental, soportaron vientos de 110 km/h y temperaturas de -35° C. Pero no fue todo; también caminaron por el congelado Mar de Weddell has¬ta un gigantesco témpano de hielo y lo escalaron. Una vez arriba, desplegaron una bandera argentina; la misma que, días atrás, el personal de Belgrano II le habían entregado a CADEI en reconocimiento por los 10 años de expediciones. Y allá arriba, en lo alto del témpano, estaba la bandera desplegada con sus hombres saludando: una imagen importante, fotografiada y filmada desde un helicóptero de la Fuerza Aérea Argentina. Era el comienzo de la despedida, ya que el rompehielos ARA Almirante Irízar regresaba a la península antártica, para luego volver al continente americano.

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El buceo entre témpanos de hielo fue otra gran experiencia. «La DNA nos recomendó bucear en las cercanías de la Base Jubany, y nosotros no desaprovechamos la oportunidad de documentar la Antártida desde abajo del agua -cuenta Barragán-. Salimos en dos gomónes y nos sumergimos en una caleta ignota, y en un sector llama¬do Los Pinitos. Junto al «Vasco» Iriberri, al » Flaco » Serdá, a Santiago Roncoroni y a mi hermano Federico, bajé. La temperatura del agua era de -1° C. Allí encontré una flora variadísima, con vegetales de diferentes texturas y variedad de anchos de hoja: algas, estrellas de mar, pingüinos Adelia y de barbijo por todos lados… Te aseguro que fue otra experiencia intensa. Al finalizar, subimos a los botes y nos preparamos para regresar a Jubany. En eso estábamos cuando aparecieron ¡dos focas leopardo! Las tuvimos muy cerca y te confieso que asusta: un maxilar triangular fortísimo. Es una mezcla de víbora, con tortuga de mar, y dinosaurio… Por suerte, ya habíamos buceado… «
Por eso se comprende que después de 43 días don Alfredo haya dicho “Tengo la sensación de haber venido de otro planeta“.

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Exploraciones del CADEI
Barragán sostenía que los africanos pudieron haber llegado a América 3000 años antes que Colón, aunque los científicos consideraban imposible el cruce del Atlántico hace 35 siglos. Para confirmar su teoría, creo y dirigió un equipo compuesto por el comerciante Oscar Horacio Giaccaglia, el camarógrafo Félix Arrieta, el abogado Jorge Manuel lriberri y ingeniero agrónomo Daniel Sánchez Magariños. Juntos a este grupo Barragán se propuso cruzar el océano en una réplica de las antiguas embarcaciones africanas: una balsa de troncos, sin motor ni timón.

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Para construirla viajaron en 1983 a Guayaquil, Ecuador, en donde se metieron en medio de la selva, acompañados por indígenas, para dar con unos árboles iguales a los que en épocas pasadas crecían en la selva africana. Seleccionaron 20 troncos de 18 metros de largo y los llevaron a un astillero de Mar del Plata. Utilizando 9 de esos troncos, fibra vegetal y caña de bambú, crearon una balsa sin timón y con una vela en la que cargaron dos garrafas de gas, alimentos deshidratados, agua mineral, destiladores de agua, e instrumentos de navegación que solo utilizarían para confirmar su posición.

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El 22 de mayo la expedición Atlantis partió del puerto de Santa Cruz de Tenerife, en la Islas Canarias, y todo el viaje quedó documentado, ya que además del camarógrafo Arrieta el resto de la tripulación oficiaría como fotógrafos.
Durante el viaje la balsa debió soportar dos tormentas con olas de más de 8 metros y vientos de 70 kilómetros por hora. La primera fue a los 15 días de salir y duró 48 horas, mientras que la segunda fue casi al final e hizo que se soltaran varias ligaduras. Ante esta situación debieron anular la vela y todos se ataron a la nave. Un momento realmente picante.Igualmente tras 52 días de viaje y recorridos 5.500 kilómetros de mar llegaron al puerto de La Guayra, Venezuela, en donde fueron recibidos por miles de personas. A poco de llegar el capitán de la Atlantis pronunció una frase que quedaría en la historia: «Que el hombre sepa que el hombre puede.»

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Cuatro años después se estrenaría la película «Expedición Atlantis», escrita y dirigida por el mismísimo Barragán. En ella se pueden ver las distintas peripecias que debió soportar la tripulación, como la fractura de la pierna que sufrió Arrieta en pleno viaje. Este film, quizás movilizado por un sentimiento patriótico, fue visto casi obligatoriamente por toda una generación de niños que concurrió al cine en excursión escolar o, en menor medida, debió verla en el colegio mismo.

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Para culminar, nada mejor que repasar los increíbles logros de Alfredo Barragán. En el 84 dirigió la Expedición Atlantis, en 1991 hizo cumbre en el Aconcagua, realizó el cruce de la Cordillera en Globo en 1993, ascendió en 1995 a la cumbre del Kilimanjaro en África, realizó el cruce del caribe en kayac desde Venezuela a Puerto Rico en 1999 y el año pasado realizó la expedición Finis Terra
Después de todo esto le preguntaron si alguna vez la había pasado mal en sus expediciones, su respuesta fue una declaración de principios. «He tenido momentos de zozobra como cualquiera que viaja a Mar del Plata. Siempre digo que si Barragán puede, cualquiera puede, porque las cosas no son imposibles, sino sólo difíciles». Y entre tantas frases queda claro que Barragán tiene un ego enorme, aunque hay que reconocerlo: tiene con que respaldarlo.

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ExploracionTrekking

AMÉRICA A PIE, MARTÍN DAVIES SIGUE AVANZANDO

julio 1, 2019 — by Andar Extremo

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Martín Echegaray Davies tiene 63 años, es de Trelew, y está realizando una travesía nunca vista. Es caminante, y con un carro de 180 kg llamado “Carricatre Pilchero”, un viejo catre con ruedas de moto que él mismo arrastra, piensa ir de Ushuaia a Alaska en 4 años para hacer el Récord Guinness de caminata, pero previamente recorrió las 23 capitales provinciales. Ya se encuentra en Guatemala con 17765 kilómetros caminados.

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Martín hace todos los días una distancia que ronda entre los 30 y 40 km. A Kuky, como le dicen los amigos, le gusta caminar. Padre de tres hijas, abuelo de 5 nietos, vive en Trelew con su mujer, pero su deseo hizo que arme un carro que mide 2 metros de largo (llega a 3 metros con el arnés), y unos 60 cm de ancho, y que el 31 de octubre de 2017 comenzara a caminar su historia, yendo a dedo hasta Ushuaia.
Con 17765 km kilómetros recorridos en su raid, ya recorrió nuestro país, también atravesó Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica , Honduras y El Salvador. Al termino de esta edición estaba tocando suelo en Guatemala.El 22 de septiembre de 2018 termino su objetivo de tocar las 23 capitales de provincias argentinas con con 9873 kilómetors caminados y el 7 de abril de 2019 culminaba su segundo obejtivo, América del Sur con 15 850 km caminados.

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Los Glaciares y El Chaltén

febrero 28, 2019 — by Andar Extremo

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En el tiempo de vida que tenemos, encontramos la certeza de que somos impermanentes. Esa idea nos busca en todo momento, y nos preguntamos por aquellos lugares que deseamos conocer antes de que la muerte, tarde o temprano, nos alcance…aunque una vez leí que para vivirla como buena compañera de ruta, a ella no hay que tenerla ni muy cerca ni muy lejos. Nota en la revista Andar Extremo n° 52

Texto: Juan Martín Laborde y Belén Hojsgaard otos: Jorge Vaglienti y Belén Hojsgaard

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La Patagonia de Los Glaciares es considerada uno de los últimos territorios puros que van quedando en este transitado planeta. Un lugar donde reina el silencio, se respira la herencia de los pueblos originarios, domina la inmensa presencia de las montañas, las leyendas aún viven, y el destino llama con fuerza.

En avión hacia el sur
Casi llegando al final del mapa de nuestro país, encontramos El Calafate, una ciudad ubicada a orillas del Lago Argentino, en la región de la Patagonia, en la provincia de Santa Cruz, a unos 80 km del glaciar Perito Moreno. Es la puerta de acceso al parque nacional Los Glaciares, junto al glaciar Perito Moreno, el glaciar Upsala, el cerro Fitz Roy, el campo de hielo Patagónico Sur con los numerosos glaciares que se originan del mismo. Es el manto de hielo más grande del mundo después de la Antártida.
Llegamos en avión al aeropuerto situado a unos 21km del centro de la ciudad y de ahí nos dirigimos al hotel a dejar nuestras mochilas y salir a pasear.
El Calafate no es una ciudad muy grande, y decidimos movernos a pie para recorrer los alrededores y visitar muchos de los atractivos que ofrece, como ferias artesanales o los senderos de la Laguna Nimez. El viento no cesa y es una constante en estas geografías, entonces no hay otra salida que adherirnos a la idiosincrasia del lugar que dice: no hay que pensar en el viento.

Visita al glaciar Perito Moreno
Al día siguiente, un bus nos condujo hasta el glaciar Perito Moreno que es el gran protagonista del Parque Nacional, quizás porque posee la condición de ser tan accesible. Realizamos un tour con una visita autoguiada, facilitada por los carteles que hay a lo largo de las pasarelas. Observar esa masa de hielo enorme que aparece como un fantasma silencioso entre el bosque, es una imagen surrealista y uno simplemente lo acepta y se pierde entre el reflejo blanco y azul de su extensión llena de grietas, como si fuese un gigantesco animal primigenio con el cuerpo marcado por heridas.
No hay foto que describa la inmensidad del glaciar ni capte su esplendor, es uno de esos lugares en los que hay que olvidarse de todo y quedarse inmerso en esa maravilla natural, observarlo, respirar y guardar esa imagen en nuestros recuerdos para siempre.
Entre 3 y 4 horas alcanza para hacer los recorridos o simplemente sentarse a contemplar el paisaje, que deja una impresión en nuestras retinas que no se olvida. Por la tarde, regresamos a nuestro hotel y nos preparamos para partir al siguiente día, hacia El Chaltén.

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“Viajar a la Patagonia desde niños deja impresiones diferentes a lo largo del tiempo, ha sido una ilusión, una frontera, una aventura, una grieta en el corazón y una cuerda floja pero nunca desistimos de ir a su encuentro”

Viaje al El Chaltén
Unas pocas horas o 220 km, separan El Calafate de El Chaltén, con un paisaje de estepa patagónica. Esa es la verdadera Patagonia, la de mayor extensión, aunque de vez en cuando se cruzan algunos ríos con el típico color verde y algunas formaciones rocosas. A mitad de camino se encuentra el hotel y parador La Leona, un sitio histórico donde es posible detenerse tanto a la ida como a la vuelta, para degustar alguna exquisitez de la zona o caminar un poco. Si se cuenta con tiempo suficiente, es posible conocer el Bosque Petrificado La Leona, un yacimiento en el que es posible ver restos prehistóricos. Se encuentra dentro de la Estancia que está en pie desde principios del s. XX. Desde allí, también parte una caminata de 3 horas para observar el cerro Los Hornos, donde la erosión del viento y del agua fueron modelando el paisaje hasta llegar a una quebrada donde se encuentran decenas de ejemplares fosilizados de troncos y huesos prehistóricos de más de 150 millones de años.
Antes de llegar a El Chaltén, los famosos picos del Fitz Roy nos impactan al asomarse entre las nubes y nos sentimos visitantes de una tierra de gigantes de piedra de una época remota. Y llegamos al pueblo más joven de la Argentina. Chaltén es el nombre con que los tehuelches denominaban al cerro, cuyo significado es “montaña que humea”, debido a que casi siempre está rodeado de nubes. Después, el Perito Moreno, lo bautizó como Fitz Roy. Nos contaron que son muy pocos los habitantes permanentes de este pueblo que se autodenomina la capital nacional del trekking, por la gran cantidad de senderos autoguiados y el buen estado que poseen. El Chaltén ofrece muchas posibilidades de actividades que no dependen de la contratación de excursiones. De hecho, todas las caminatas son gratuitas y se pueden hacer por cuenta propia, sin ningún tipo de inconveniente.
En la entrada de la ciudad, hacemos una breve parada en el Centro de Visitantes Ceferino Fonzo del Parque Nacional los Glaciares. Allí, recibimos las directivas de cómo manejarse en este lugar. Luego, nos acomodamos en el hostel y decidimos realizar algunos de los senderos cortos y los miradores que están a la entrada del pueblo. Son de dificultad baja y son llamados Los cóndores y Las águilas. Estos senderos parten de las oficinas del Parque Nacional mencionado. Desde allí, el camino asciende hasta el mirador Los Cóndores desde donde se ven el pueblo y los macizos Adela, Torre y Fitz Roy, y el valle del río De las Vueltas con vista panorámica hacia el lago Viedma. Por la tarde, fuimos hacia una cascada llamada Chorillo del Salto, cerca de la ciudad. Al retornar, nos dedicamos a pasear y recorrer las calles del pueblo.

Trekking a Laguna De los Tres
Viajar significa siempre andar, y desde hace muchísimos años, andar significó ir a pie. De ese modo, al día siguiente, nos lanzamos a recorrer la senda hacia La Laguna de los Tres. No es fácil, y nos cuentan que se necesitan unas 9 horas entre ida y vuelta, un buen estado físico y botas de trekking, para evitar sorpresas.
Esta senda se introduce en su comienzo, por un pequeño bosque de ñires que gana altura rápidamente a través de una pendiente pronunciada. Salimos temprano y amanece, la niebla envuelve el bosque. Apenas puede verse una pequeña parte de los cerros que asoman por instantes. Hay mucho silencio, y de pronto lo interrumpen unos toc-toc tan característicos que nos indican que un carpintero magallánico anda cerca. En un instante, emerge en un halo de luz que se cuela por el follaje de ñires y radales. Primero nos observa desde su rama, luego continúa con su labor de alimentarse de insectos que extrae de los troncos, inmutable ante nuestra presencia. Nos acercamos y vuelve a mirarnos con hastío e indiferencia profunda. Preparo la cámara esperando la foto deseada. Por fin, como complaciéndonos, se endereza, presentando todo su flanco imponente, hermoso, iconográfico y visiblemente contrastante con el entorno.

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Unos pasos más adelante nos permiten llegar al primer mirador donde el cielo se abre con el sol, y nos detenemos a apreciar una buena vista del valle del río las Vueltas. El sendero sigue levemente en ascenso entre espacios abiertos y boscosos hasta llegar a una derivación de caminos. El de la izquierda nos lleva a la imperdible Laguna Capri, donde se encuentra el campamento de mismo nombre. De seguir, con el de la derecha se llega al primer mirador que nos da la posibilidad de apreciar el imponente cerro Fitz Roy.
Uno queda sin palabras, es como contemplar una pintura que nos llega al alma. Vemos atentos los detalles de un paisaje primaveral de singular belleza. Su magnificencia nos atrae durante todo el recorrido y aun cuando quedó a nuestras espaldas, invita a detenerse y observarlo otra vez.
A pocos minutos del mirador, el camino proveniente de laguna Capri se vuelve acoplar al sendero que nos permite la posibilidad de desviarnos un par de minutos hasta la laguna. En ella, algo nos invita a quedarnos y disfrutar. El terreno continúa por la ribera derecha del arroyo Del Salto bordeando un mallín extenso dominado por pastizales hasta que llegamos a las pasarelas de madera que cruzan el pequeño arroyo. En este punto existe también una derivación, donde el camino se desvía para realizar el trayecto Laguna Madre e Hija que finaliza en la senda que une El Chaltén con Laguna Torre. Finalmente, llegamos a un bosque de lengas donde se encuentra el campamento Poincenot.
Luego de un descanso y una recorrida por el campamento, seguimos el camino por un terreno inestable donde la pendiente es pronunciada. La última hora de subida requiere de un mayor esfuerzo, pero al llegar al objetivo, la vista es perfecta. Aquí adelante el lago, allá atrás las agujas de granito: Saint-Exupery, Poincenot y Fitz Roy. El regreso es una bajada suave por lo que no es dificultosa pero es muy larga y el cansancio de la trepada a la laguna se siente. Por una desviación de este camino, está el mirador del glaciar Piedras Blancas que observamos desde la distancia.

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Sendero a Laguna Cerro Torre
En el trekking a Laguna Cerro Torre, encontramos que la dificultad es notablemente menor al sendero del Fitz Roy que hicimos el día anterior, menos escarpado e incluso insume menos tiempo. El nivel del suelo es prácticamente plano todo el trayecto y al llegar, los témpanos en la laguna le dan ese toque mágico que invitan a contemplar y reponer fuerzas para el regreso.

Trekking a Loma del Pliegue Tumbado
Si caminar es apropiarse de la esencia del lugar, este recorrido representa esas palabras. Se encuentra en la zona sur del parque. Llega hasta unos 1.500 msnm con uno de los miradores más impactantes desde donde se tiene una vista de 360º y se pueden apreciar los macizos del Fitz Roy y Torre, la estepa patagónica y el lago Viedma.
Transitados los primeros metros, salimos de la senda que nos lleva hacia los miradores Los Cóndores y Las Águilas, tomando en dirección oeste hacia un arroyo que cruzamos. Desde ahí, el camino arranca en franco ascenso por un paisaje de estepa, encontrándonos por momentos con algunos grupos de árboles durante los primeros kilómetros, en los cuales ascendemos casi 300 m.
La caminata nos regaló, en sus inicios, una hermosa vista del Fitz Roy, del río Las Vueltas y la ciudad del Chaltén. A medida que ascendemos comienza a verse parte del Lago Viedma.
Después de los primeros 3 km, el sendero continúa por un bosque poco denso y por momentos la senda transita por sectores de pradera. Antes de adentrarnos de nuevo, el camino se bifurca y, si seguimos derecho, nos vamos en dirección hacia Laguna Toro, Glaciar Túnel y al Paso del Viento, desde donde se tiene una increíble vista del campo de hielos continentales y el glaciar Viedma. Nuestro destino es hacia la derecha y siguiendo las indicaciones del cartel, continuamos en la senda durante 2 km. Al salir del bosque, vemos los últimos metros de pastizales para caminar ya sobre la zona rocosa hasta llegar al mirador ubicado prácticamente a un lado de Loma de Pliegue Tumbado. Con un día despejado se tiene una impresionante vista del Cerro Torres, Laguna Torres, la parte norte del glaciar Grande, el Fitz Roy junto a sus agujas, Laguna Capri y hasta el Valle del río las Vueltas con todos los cordones que lo rodean.
Desde ahí siguen los últimos 500m hasta la cima, que son los más duros del recorrido, pero se obtiene una excelente vista panorámica con buen clima. La vista en derredor es magnífica, se puede apreciar el lago Viedma, el cerro Huemul, parte del glaciar Túnel, el collado del Paso del Viento además del valle. Por la tarde, regresamos al hostel a planificar la cena.

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Excursión en bici al Lago del Desierto
Al día siguiente y en nuestro último día en el Chaltén, hicimos los 37 km en bicicleta por camino de ripio hasta el Lago del Desierto y en varias ocasiones nos detuvimos a sacar fotos. El camino es sinuoso, entre bosques y arroyos mientras se va rodeando y viendo las distintas caras del Fitz Roy. Al final de la ruta nos encontramos con el inmenso Lago del Desierto, icono histórico y geográfico. El regreso fue en vehículo.
Por la noche, para despedirnos de este hermoso pueblo patagónico, fuimos a cenar en grupo para darle un cierre a esta salida que nos permitió conocer un hermoso lugar de nuestro país y nuevos amigos.

El último día fue el retorno hacia el aeropuerto de El Calafate.
Viajar a la Patagonia desde niños, deja impresiones diferentes a lo largo del tiempo. Ha sido una ilusión, una frontera, una aventura, una grieta en el corazón y una cuerda floja, pero nunca desistimos de ir a su encuentro. Es un lugar que no tiene edades y quizás en el mejor de los casos, sea el inicio de un destino para aquellos que lo visiten. Lo mejor que podemos hacer es estar en ese lugar, y dejar que las cosas sucedan.

Trekking

De Tilcara a Calilegua, un sendero de cielo celeste

octubre 23, 2018 — by Andar Extremo

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En los viajes es importante el lugar que se elige, pero mucho más el espíritu con el que se encaren los desafíos, y salir de la ciudad para no seguir haciendo lo mismo pero en otro formato, o en un paisaje diferente. Este es un viaje y un camino hacia el interior, donde habita el alma, quizás para poder descubrir lo que ella quiere decirnos… Nota en la revista Andar Extremo n° 51

Por Juan Martín Laborde texto y fotos

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Existe un cielo celeste que no se olvida, como un lienzo gigante que nos rodea a lo largo del recorrido y los días. El cielo del norte no tiene comparación, como también los cardones, las vestimentas coloridas y la música del lugar que nos reciben y marcan el inicio de nuestra experiencia en el pueblo de Tilcara. En pocas palabras, esta elección (gracias a la empresa Acampartrek) nos permitió conocer durante cinco días a través de nuestros pasos, distintos ambientes: quebrada, pastizales, bosques y selvas, partiendo desde la desértica “Quebrada de Humahuaca” patrimonio natural y cultural de la humanidad, hasta la impenetrable selva de montaña de la “Reserva de Biosfera de las Yungas”, ambos sitios declarados de esta manera por la UNESCO.
El itinerario, con varios días de recorrido a pie, tiene un grado de dificultad medio-alto debido al ascenso gradual al comienzo del trayecto, donde el mayor esfuerzo físico es la subida al paso de un abra de 4.200 msnm. Pero también nos permite sentir la calidez de la gente, aprender de su sencillez y disfrutar de su compañía, en el medio de un paisaje tan contrastante como increíble, donde un pasaje de la puna a la selva nos lleva entre caminos incrustados en las laderas, profundos e insondables valles, riscos y peñas y la selva, que se pierde en el horizonte donde los jotes, los tucanes y corzuelas, son protagonistas del Parque Nacional Calilegua.

La llegada a Tilcara
La recepción se realiza en Tilcara (2.461 msnm), pueblo muy atractivo que invita a quedarse, al igual que los importantes sitios arqueológicos como el Pucará que es recomendable conocer.
Los excursionistas se acomodaban en un hostel sumando mochilas y revisando equipo durante el día, hasta que Claudia junto a Esteban fueron los últimos en llegar y sumarse, pero los primeros en demostrar alegría y entrelazar al grupo como un todo, con su espontaneidad y amistad manifiesta.
La provincia de Jujuy, donde nos encontramos en esta ocasión, posee cuatro regiones: Puna, Quebrada, Valles y Yungas. Debido a las diferentes altitudes en las diversas regiones de la provincia, podemos encontrar diferentes microclimas, como ser desde la extensa aridez de la Quebrada de Humahuaca, hasta una nuboselva o selva subtropical andina. La provincia también cuenta con una abundante cantidad de yacimientos arqueológicos (1.500 sitios), como también un gran arraigo de las costumbres ancestrales en la población y en sus festividades.

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“El recorrer caminos, usados por los habitantes originarios hace centenares de años y por los locales hoy día, para unir pueblos perdidos en la puna y en la selva, define esta experiencia como única.”


Inicio del trekking a Corral Ventura

A la mañana siguiente de nuestra llegada, iniciamos el trayecto partiendo desde Tilcara en un vehículo que nos acercó al punto de encuentro con el baqueano y las mulas de carga en Cañada Seca (2.900 msnm). Una vez que el equipo está montado, comenzamos el trekking que asciende a 4.200 msnm sobre la serranía de Tilcara.
El ascenso lo hicimos por un sendero milenario que fue utilizado por los pobladores originarios, quienes intercambiaban productos procedentes de las dos regiones Puna y Selva. Fundamentalmente lo que buscaban los pobladores de la selva era la sal, por lo que la mayoría de las caravanas se trasladaban con el precioso cargamento que era comerciado por todo lo que producía la selva.
Los colores de la tierra eran realmente increíbles y se notaba en nuestras botas que iban cambiando de tonalidad a medida que avanzábamos. Era posible ver algunos poblados en las cercanías, como también la presencia de guanacos, vicuñas, llamas, cóndores y jotes.
Luego de algunas horas nos encontramos en una quebrada. Hacia adelante se veía un abra donde la altura en nuestro ascenso, ya se hacía notar en nuestra respiración que era cada vez más intensa. Cuando alcanzamos el abra, transitamos un puente natural de piedra que cruzaba un arroyo de agua helada, momento que nos inspiró a tomar un descanso y comer para recuperar energías. Al observar el horizonte mirando hacia Tilcara, podía divisarse a lo lejos el Nevado del Chañi.
Ese día, luego de 7 horas de caminata, pudimos llegar primero a Campo Laguna como el punto de mayor elevación. Desde allí, era posible ver las nubes debajo nuestro como un manto de algodón, y los picos más altos asomándose sobre ellas. Tiempo después continuamos por un camino de descenso hasta Corral Ventura que, con sus caseríos y corrales, era nuestro destino ese día.

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Descenso hacia Durazno
Al día siguiente realizamos un trekking de 5 horas hasta el Durazno. Caminamos por tierra colorada entre montes de alisos, y por momentos la senda serpentea los barrancos, con magníficas vistas panorámicas. Hemos dejado atrás la inmensa aridez de la puna para ingresar a los pastizales de neblina, cambiando de pronto toda nuestra visión y debiendo para ello, recorrer laderas y faldeos, contando con la presencia de jotes y cóndores que nos invitan a disfrutar de la inmensidad del paisaje. Poco a poco comenzamos a descender a las profundas quebradas y transitar junto a caudalosos ríos hasta el próximo campamento. Seguimos caminando y, sin embargo, la pendiente del sendero va tomando posesión de nosotros y ahora no vamos, sino que nos llevan; no andamos, sino que nos andan.
Durazno es un pequeño caserío con escuela rural, donde el grupo tiene la oportunidad de establecer el contacto con los habitantes locales, los chicos de la escuela o bien, salir a recorrer los alrededores de la región.

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Camino a Molulo
Al levantarnos y recibir el nuevo día, observamos el mejor amanecer de nuestras vidas. Por entre los cerros de Calilegua asoman los rayos de sol que iluminan el paisaje a nuestro alrededor. Iniciamos un trekking de 7 horas hasta el paraje Molulo, ubicado en el Valle Grande y rodeado de cerros de más de 4.000 msnm. El sendero comienza luego de cruzar el Río El Durazno y transcurre por un reducto de ambiente de Chaco Serrano que alterna bosquecitos de queñoa y pastizales de altura. Fue una larga caminata en la que se iban atravesando zonas de tierra mucho más colorada de lo habitual y pequeñas zonas de selva que anticipaba lo que sería la selva de Calilegua.
El grupo se va encauzando uno detrás del otro a medida que avanzamos, y nuestro silencio va dejando escuchar los sonidos de la naturaleza.
A quienes nos atrae el caminar por estos senderos interminables, no abandonamos el terreno de la palabra, sino que la usamos de otra manera, con otros tiempos, con otros objetivos, y en otras geografías del alma. En estas experiencias la palabra cobra un significado especial cuando la acompaña el silencio, un elemento que por lo general da cuenta del deseo de aire y espacio, y reencuentro con algunas cosas perdidas en la cotidianeidad de la ciudad.
La senda del relato y de nuestro camino continúa por los filos y con magníficas vistas panorámicas. Los árboles desaparecen y dejan lugar a los cerros, con sus laderas y sus profundos valles. Hacia la tarde llegamos a Molulo que es un pequeño poblado en medio de las Sierras Subandinas.
El recorrer caminos usados por los habitantes originarios hace centenares de años, y por los locales hoy en día para unir pueblos perdidos en la puna y en la selva, define esta experiencia como única.
Al llegar a Molulo pudimos disfrutar de un descanso, del silencio y un cielo repleto de estrellas a 3.200 msnm. Al momento de la cena, todos nos reunimos entusiasmados, con esa alegría que solamente produce un asado, algo que viene del fuego y lleva todo lo primitivo encima.
El siguiente día lo aprovechamos para el descanso y recorrer el lugar, donde habitan un grupo familias de ricas tradiciones que conforman la Comunidad Aborigen de Molulo.

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Nos adentramos al territorio de las yungas y la selva
El camino hacia San Lucas nos lleva aproximadamente unas 9 horas para llegar a un paraje enclavado en plena selva de montaña al que sólo se accede caminando o a caballo. El camino es un ancho sendero que transita el ecosistema que se denomina yunga en transición. Ahí es donde recorremos interminables precipicios, faldeos, y observamos imponentes paisajes con profundos valles y caseríos, rodeados de sus cultivos de terrazas y con corrales de cabras y ovejas. También caminamos por los distintos estratos de la selva de yungas, avistando en la inmensidad del departamento Valle Grande un espectáculo de naturaleza sin igual desde una altura de 2.600 msnm. Caminar varios días tiene su esfuerzo, pero también su recompensa, como apropiarse de la esencia del lugar.
El poblado de San Lucas está a 1.950 msnm. Si bien es pequeño, es el más grande encontrado hasta ahora. Sus casas se encuentran dispersas en el cerro con una vegetación exuberante.

Hablamos del parque
El parque nacional Calilegua es un área protegida, situada sobre las faldas orientales de la sierra de Calilegua, en el sudeste de la provincia de Jujuy en el noroeste de la República Argentina. Es el único parque de la selva de montaña del país, el de la selva de las yungas. Su creación fue en el año 1979.
Es una de las zonas núcleo de la reserva de la biosfera de las Yungas, junto al parque nacional Baritú, la reserva nacional El Nogalar de los Toldos, el parque provincial Laguna Pintascayo y el parque provincial Potrero de Yala.
El objetivo definitivo específico es «la protección de un área representativa de las Yungas y de un ecotono de la provincia biogeográfica chaqueña, y la conservación de especies endémicas a nivel nacional o mundial». Sus 76.306 hectáreas lo convierten en el parque nacional más extenso del noroeste argentino. El nombre “Calilegua” se suele asociar a la lengua aimara y equivale a “Mirador de Piedra”.
La ecorregión que se encuentra presente es la de selva de las Yungas (o selva de montaña del noroeste argentino), caracterizándose por el clima cálido húmedo, con lluvias estivales de entre 900 y 1300 mm. La ecorregión se encuentra integrada con las sierras subandinas, cuyas alturas oscilan entre los 400 y los 3.000 msnm. De relieve montañoso, comprende una serie de fallas, cañadones y cordones montañosos muy abruptos, que descienden principalmente de las serranías de Calilegua.

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Flora
Posee un sector de la selva pedemontana que es un ambiente de transición entre dos ecosistemas contrastantes: el seco Bosque Chaqueño y las húmedas Yungas. De los ambientes que protege el Parque, la selva pedemontana ocupa sectores marginales en las áreas más bajas (550-700 msnm). Se encuentran especies como el cebil colorado, la tipa blanca y el lapacho rosado. En mayor altura, aparece la selva montana que en gran parte es una nuboselva, la cual ocupa la mayor superficie del Parque Calilegua. Se caracterizada por la presencia de laurel, ceibo, cedro colla y cebil blanco u horco cebil. En las laderas, por encima de los 1.500 o 1.600 msnm, se encuentra una franja de bosque montano, donde predominan los nogales, lapachos amarillos, pinos del cerro, alisos y saucos. A mayor altura, aparecen los bosques de queñoa o tabaquillo, cuyo porte y densidad va disminuyendo a medida que aumenta la altura, hasta llegar a bosques casi puros de alisos por encima de los 2.300 msnm. Éstos menguan a alturas superiores, dejando una cobertura vegetal similar a una pradera.

Fauna
El parque nacional presenta interesantes ejemplares de fauna autóctona. Algunas de las especies que encuentran su hábitat en el área protegida son endémicas o bien están globalmente amenazadas. Podemos encontrar especies de mamíferos como el yaguareté, puma, gato montés, jaguarundí, taruca, corzuela colorada, lobito de río, carpincho, pecarí de collar, zorro de monte, hurón mayor, coatí, mono caí y ardilla roja entre otros. También es un área de gran biodiversidad en aves como el águila poma, crestuda real, y coronada, la pava de monte alisera, el vencejo montañes y muchas otras especies de pájaros cantores.

El final hacia Peña Alta
El último día de trekking a Peña Alta nos lleva unas 5 horas. En este sendero que atraviesa el corazón de las Yungas, se realiza observación de fauna y reconocimiento de flora. Parte del recorrido continúa por las inmediaciones del Río San Lucas. La vegetación es tupida y el paisaje deslumbrante, con caminos de cornisa, paredes de más de 50 metros donde observamos cavernas, saltos de agua y la majestuosidad de la selva de yungas, enmarcada en los Macizos rocosos con distintos accidentes geográficos únicos en su tipo.
El recorrido termina en la confluencia del Río San Lucas y Valle Grande; para luego un traslado en vehículo a San Salvador de Jujuy que da final a esta experiencia a pie y permite caer en la cuenta de que este viaje no fue un recorrido por la línea más corta entre dos puntos, fue otras cosas: la apreciación de la distancia, de los detalles intermedios y la lenta modificación de las perspectivas de la naturaleza. La marcha y su tiempo propio, un tiempo vacío que permite inscribir en su interior cualquier cosa, hasta un relato.

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MARTÍN ECHEGARAY DAVIES 23 CAPITALES PROVINCIALES

septiembre 25, 2018 — by Andar Extremo

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23 Capitales Provinciales en 327 días, del 31 de octubre de 2017 al 22 de septiembre de 2018 recorriendo 9783 km.

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Martín Echegaray Davies de 62 años, de Trelew, ya cumplió la primera etapa del viaje que era pasar caminando por todas las capitales provinciales. Con su carro de 180 kg llamado “Carricatre Pilchero”, un viejo catre con ruedas de moto que él arrastra, piensa ir de Ushuaia a Alaska en 4 años para hacer el Récord Guinness de caminata.

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Trekking

TRAVESÍA 5 LAGUNAS, BARILOCHE

septiembre 17, 2018 — by Andar Extremo2

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En el instante que comenzaron a planear su viaje, se enamoraron a la distancia de esos paisajes y su belleza indescriptible. Iván Gómez y Flor Del Negro en un trekking increíble en la zona de Bariloche. Nota de la revista Andar Extremo n° 50

por Iván Gómez y Flor Del Negro

Desde Colonia Suiza a Pampa Linda

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Llegamos a la ciudad de San Carlos de Bariloche el 16 de enero de 2018, con las mochilas cargadas de sueños. Estábamos ahí para hacer la Travesía de las 5 Lagunas y gracias a la vida, los pronósticos indicaban que el clima marcharía de lo mejor.
Al día siguiente, una vez registrados en Parques Nacionales, emprendimos la aventura junto a nuestro amigo Andy. Teníamos por delante más de 54 kilómetros que pensábamos disfrutar a pleno, deleitándonos ante la inmensidad de ese escenario.


Día 1: Colonia Suiza – Laguna Negra

Empieza la aventura, tenemos todo listo y una emoción que recorre nuestras venas. Iniciamos la travesía en Colonia Suiza por un sendero amplio que da ganas de caminar rapidito pero el peso de las mochilas nos obliga a avanzar más tranquilos. Disfrutamos del paisaje salido de un cuento.
Nos adentramos en un bosque de pinos, cohíues y ñires que se adueñaban del camino. Transitamos por el Valle del Arroyo Goye escuchando el agua correr. Después de cargar nuestras caramañolas en una zona donde varios expedicionarios deciden que será su zona de acampe, nosotros continuamos por el sendero que nos lleva hasta el llamado “maldito caracol”, una subida entretenida pero que, como su nombre lo indica, es un tanto exigente y para muchos detestable.
Una vez superado el caracol, vemos un espejo de agua oscura envuelto en cerros apenas nevados a 1650 metros de altura, la Laguna Negra está a nuestros pies, custodiada por montañas rocosas.
Buscamos un espacio para nuestra carpa y allí armamos campamento. Ansiosos nos acercamos a la laguna, los tres queremos tocar el agua y sentir su frescura. Después de compartir una ronda de mate y algo dulce, nos disponemos a preparar nuestra primera cena en la montaña coronada por una cantidad de estrellas difícil de apreciar en la gran ciudad.

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Día 2: Laguna Negra – Laguna CAB
Amanece con un sol radiante que nos invita a salir de la carpa y empezar a disfrutar lo que sería el segundo día. Luego de desayunar, desarmar nuestra casita y preparar las mochis, despedimos a nuestro amigo que baja a Colonia Suiza y comenzamos nuestra caminata. Rodeamos la Laguna Negra por la derecha, pasando unos cortitos pero entretenidos manchones de nieve y poco antes de subir al filo nos topamos con unas grandes piedras que para atravesarlas tenemos que usar unas cuerdas puestas con anterioridad. Pasado el obstáculo de la naturaleza, subimos al filo y por primera vez divisamos el Cerro Tronador. Es mágico, único y a cada instante que deja oírse, logra que el alma se llene de alegría. Escucharlo es maravilloso.
Después de sacar unas fotos y con la no tan grata bienvenida de los insoportables tábanos, comenzamos una bajada muy linda pero empinada dentro del bosque hasta llegar al Valle del Arroyo La Chata. Cruzamos el arroyo, reponemos energías y a darle para arriba que todavía nos queda la gran trepada hasta llegar a la Laguna CAB. Una vez allí y cuando pensamos que ya era hora de nuestro merecido descanso, nos dimos cuenta de que aún falta bordear la laguna porque la mejor zona de acampe estaba en el otro extremo de la misma. Así que con las crocs puestas y el agua refrescando nuestros piecitos rodeamos la laguna sin orilla y en menos de media hora estamos sentados en un tronco, con la carpa armada y tomando los tan esperados mates.

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Día 3: Laguna CAB – Laguna Cretón
El despertador suena temprano, tenemos por delante el día más largo de la expedición. Con el equipo listo y ansiosos por lo que vendrá, damos los primeros pasos sobre un mallín, uno de los tantos que cruzamos.
Con los pies mojados, comenzamos la subida al Cerro CAB. Desde la altura podemos observar de un lado la laguna y el claro que nos hospedó la noche anterior y del otro el Cerro Cristales, punto más alto de toda la travesía. Desde este filo, y sin perder altura transitamos un entretenido pedrero, el cual nos pone a prueba con variados manchones de nieve que exigen ser atravesados con sumo cuidado. Una vez superados, el camino se transforma en lajas grandes donde es mucho más seguro caminar.
Con la bienvenida de una familia de patos, nos adentramos en el Mallin de las Vueltas. Más adelante, atravesado el mallín Mate Dulce, comenzamos el ascenso al Cristales, donde realizamos un almuerzo express con la compañía de nuestros tan queridos tábanos. La subida resulta sencilla con algo de nieve.
Llegamos al filo cumbrero, felicidad total y una vista que te deja sin aliento, pero paciencia que todavía queda un pedrero con una bajada que asusta. De pronto nos vemos sumergidos en un océano de muchas, muchísimas piedras de todos los tamaños y colores imaginables. No se ven pircas, ni puntos rojos. La bajada se pone áspera y la desesperación sumada al cansancio nos complica el descenso. Bajamos como podemos, colgados de las piedras, sin distinguir donde pisamos, hasta otro mallín donde nos detenemos a observar lo que habíamos hecho. El desvío involuntario nos hizo dura la bajada, más de lo imaginado.
Repuestos del susto y con varios frutos secos en la boca, continuamos hasta la Laguna Cretón, donde nos encontramos con un espacio soñado. La laguna al fondo, en el medio piletones que invitan a refrescarse y al frente un valle de película. El paraíso existe ahí, en ese mismo lugar.

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Día 4: Laguna Cretón – Laguna Ilón
¡Cuarto día y dale que va! Empieza la subida, que hoy cuesta. Pero a medida que avanzamos nos encontramos con ella, la más imponente de todas: la Laguna Azul. Está alejada, prefiere que la apreciemos a lo lejos. Así que después de un par de fotos continuamos nuestro camino hasta la Laguna Jujuy que se distingue con una forma muy peculiar y rodeada de nieve.
Otra trepada más y llegamos al filo del Cerro Capitán desde donde se puede apreciar el Monte Tronador, es imponente no caben dudas. Ahora toca bajar, pero se siente bien el descenso. Para no perder la costumbre pasamos por uno más llamado el Mallín de Ricardo donde además de los habituales tábanos aparecen los mosquitos. Manotada va, manotada viene nos sumergimos en un bosque donde reina el silencio.
Vemos la Laguna, vemos la tan prometedora playita y sabemos que llegamos a la Laguna Ilón. Mochis al piso y carrera al agua. El Tronador nos observa, aprecia nuestra infinita alegría.
Mateada con amigos del camino y de a poco cae la noche que amenaza con unos relámpagos del otro lado de la montaña.

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Día 5: Laguna Ilón – Pampa Linda
Hoy amanecemos con una sutil nostalgia, es nuestro último día de travesía. Desarmamos campamento y a patear por el bosque. Tratamos de atesorar cada momento, deseamos que la aventura continúe, que dure unos días más.
El bosque queda atrás y nos topamos con una zona de mallines, que atravesamos rápidamente. Continuamos por un sendero de tierra y algunas piedras sueltas que da ganas de bajarlo corriendo si no fuera por las mochilas que pesan en nuestros hombros.
De golpe, nos sorprende un mirador extraordinario que nos muestra el Tronador en todo su esplendor. Sigue el sendero cuesta abajo y nos abrimos paso al Río Castaño Overa, que se presenta con una importante correntada y una respetada agua de deshielo. Nuevamente obstáculo de la naturaleza que pasamos en crocs y con los dientes apretados.
Se empiezan a escuchar sonidos y en un abrir y cerrar de ojos estamos en Pampa Linda donde pasamos nuestra última noche.
La travesía fue más allá de lo soñado. Fue inolvidable, sensacional, magnífica. No hay palabras que abarquen todo. Compartimos momentos hermosos, de tensión, de incertidumbre, nos reímos, nos divertimos y nos sorprendimos con los lugares que tiene nuestro país. Disfrutemos de lo simple y de lo maravilloso de la naturaleza.
¡Por más vacaciones disfrutando intensamente!

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CAMINANDO de Ushuaia a Alaska, Martín Echegaray Davies

agosto 1, 2018 — by Andar Extremo

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Martín Echegaray Davies tiene 62 años, es de Trelew, y está realizando una travesía nunca vista. Es caminante, y con un carro de 180 kg llamado “Carricatre Pilchero”, un viejo catre con ruedas de moto que él mismo arrastra, piensa ir de Ushuaia a Alaska en 4 años para hacer el Récord Guinness de caminata, pero previamente piensa tocar las 23 capitales provinciales. En su paso por Buenos Aires, Martín nos cuenta su historia. Nota de la revista Andar Extremo 50, actualmente está en San Juan, recorriendo 17 de las 23 capitales.

por Marcos Ferrer, Entrevista a Martín Echegaray Davies, fotos Marcos Ferrer

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Martín hace todos los días una distancia que ronda entre los 30 y 40 km. A Kuky, como le dicen los amigos, le gusta caminar. Padre de tres hijas, abuelo de 5 nietos, vive en Trelew con su mujer, pero su deseo hizo que arme un carro que mide 2 metros de largo (llega a 3 metros con el arnés), y unos 60 cm de ancho, y que el 31 de octubre de 2017 comenzara a caminar su historia, yendo a dedo hasta Ushuaia.
No piensen que tienen dinero o que usa tecnología. Kuky, se pone vaqueros, camisa, corbata y boina y, bien prolijo y con la fuerza de un percherón, se calza el carro a la cintura y sale a darle batalla a cada kilómetro que avanza. La gente lo ayuda en cada lugar que visita, dándole alojamiento y comida. Como hobbie, le saca fotos a todas las personas que comparten su camino.
Con 4207 kilómetros en su humanidad, mates de por medio, en una mañana soleada, Martín en un viaje por el tiempo, nos contó de dónde viene esta hermosa historia.

Trabajaste en el campo toda tu vida?
Comencé trabajando de jagüelero con mi viejo, pero tuve un accidente y comencé a hacer albañilería, electricidad, mecánica, computación. Hacía planos de obra civil, mecánica de motores nafteros, gasista plomero. En el tiempo que era jagüelero, arreglaba molinos y pozos muy profundos de unos 130 metros. Con el trabajo del campo uno va aprendiendo. En una época fui alambrador, y caminaba unos 40 kilómetros: limpiaba la zona, hacía los pozos, repartía los postes, alineaba varillas y luego les pasaba el alambre…estaba todo el tiempo caminando. De ahí fue un poco el gusto de caminar. Estuve toda mi vida trabajando a la intemperie, eso me fortaleció para hacer este raid, ya que si hay sol, lluvia, viento, o lo que sea, para mí, es lo mismo.

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Cuál fue tu primera caminata?
Fue un hobby de toda la vida. Estuve un año haciendo la casa de mi hija, y el lugar quedaba a 3 kilómetros y pico de mi casa. El recorrido lo hacía dos veces por día entre ida y vuelta a la mañana, comía, y hacía ida y vuelta a la tarde. Si me remonto en el tiempo, cuando mi hija chica tenía 10 años, dábamos una vuelta de 17 kilómetros en Trelew, todos los días.

El primer gran recorrido cuándo fue?
La primera vuelta la hice en 2015, de Punta Cuevas, Puerto Madryn, allí llegaron los galeses. Yo soy descendiente de galeses, de los primeros que llegaron en 1865 a las costas de la provincia de Chubut, por eso llevo en mi carro la bandera. Ese era un lugar donde existían seis refugios de madera metidos en la piedra, de ahí los primeros moradores fueron hasta Rawson vadeando el rio por unos 70,5 kilómetros. Este recorrido lo hice solo, con una mochila con comida y agua, en un día. Salí a las 5 de la mañana y terminé a las 12 de la noche. Luego, años más tarde quise repetir una travesía parecida de unos 150 kilómetros pero como tenía una mochila que pesaba 45 kilos, me hizo mal, me sentí débil y tuve que abandonar la travesía.

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Ahí decidiste hacer el carro para viajar?
Sí, hice un carro que era parecido al que llevo ahora pero con ruedas muchos más chiquitas. Así decidí hacer la travesía: «Tras las huellas de Fontana y sus Rifleros». Fontana fue el primer gobernador que tuvo la provincia de Chubut, luego de 20 años de establecimiento de la colonia galesa. Cuando llegó Fontana, enviado por gobierno argentino, decidió salir a recorrer la provincia y buscar tierras para nuevos asentamientos porque el valle de Chubut quedaba chico. El recorrido lo realizó dando la vuelta al lugar, que no es por el camino actual, sino por uno que iba bordeando un río porque necesitaban tener agua para los caballos y para la gente. Llevaba 260 caballos y 30 hombres, 15 eran del gobierno. Llevaba investigadores, gente que sabía de topografía, fotógrafos militares, y los otros 15 eran galeses y no le daban fusiles sino rifles, de allí el nombre. Esto lo realizó entre el año 1885 y 1886. Este hombre caminó hasta llegar a Trevelin, pasó para Chile, volvió a entrar en terreno argentino y pasó por Futaleufú. Él lo recorrió por lugares inhóspitos y a campo traviesa. Se estima que recorrió 5000 kilómetros. Yo como fui por ruta, hice unos 2150 km.

Cómo fue el recorrido?
Rawson, Trelew, Gaiman, Dolavon, Veintiocho de Julio, Villegas, Paso de Indios, Las Plumas, Cerro del Cóndor, Paso del Sapo, Piedra Parada, Gualjaina, todo eso es costeando Río Chubut. Fontana continuó hacia otros lugares que no pude entrar, por eso yo volví para atrás por la antigua ruta 25 a la ruta 40 y fui hacia Tecka, pero antes pase por Trevelín. Él recorrió los lagos de Futaleufú y llegó hasta tierra chilena, pero en ese entonces no había división porque no había chilenos. Recién en el año 1985 empiezan a ir chilenos porque empiezan a hacer rutas. La vuelta la hice por Corcovado, Tecka, Gobernador Costa, allí se encuentra el Valle del Génova, mucho más grande que el Valle del Río Chubut. Todo este lugar se pobló con los galeses que luego llevó Fontana. En ese momento no existían los aborígenes, mucha gente se piensan que los galeses se mezclaron con ellos, pero no había. Sólo en la provincia de Chubut había 120 tehuelches porque a los demás los habían matado. Cuando pasó, encontró uno escondido con su familia: Martín Platero, que es muy famoso porque cuenta la historia que lo echaron por delante, lo utilizaron para que guíe al resto de la gente. Este aborigen conocía bien los lugares donde podían descansar, donde podían los animales tomar agua, etc. Martín los guió hasta el río Senguer. En realidad no se llama así el lugar, era una palabra aborigen que significaba atravesar, pero cuando le preguntaba al aborigen qué era ese lugar, él le decía senguer, que significaba atravesar el río. De allí fui al lago Fontana, lugar donde se hizo la bandera argentina el 1° de enero de 1886. Pasé por el río Mayo y los pantanos A Ayones, luego Sarmiento, al lado del lago Musters y el Lago Colhué Huapi, el río Chico, el río Senger y luego llegué al valle. Todo me demandó a mí, 26 días. Fontana, al hacer más recorrido, lo hizo en casi 4 meses.

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Era el mismo carro de ahora?
En vez de 4 ruedas tenía 3, un poco más chicas, y una era loca, y en vez de pesar 180 kilos pesaba 110 kilos. El carro de ahora, cuando salí de Lapataia, Ushuaia, tenía ruedas de bicicleta. Cuando llegué a Trelew tenía muchos problemas con las llantas, así que tuve que adaptarles unas ruedas de moto para que sea más fuerte.

Cómo surge el viaje Ushuaia- Alaska?
Cuando llegué del viaje de “Fontana y sus Rifleros”, mi idea era realizar un libro, pero averiguando en Guiness World Récords, para ver si me daban un reconocimiento, me explicaron que no podían hacerlo con alguien que hace la gesta de otra persona, que en realidad eso es un seguimiento. Me me puse a averiguar y leí «Memorias de un pobre diablo» qué es la historia de un tucumano que va caminando hasta Buenos Aires. Luego escuché la historia de «Gato y Mancha», la de un hombre que se fue con un rifle y un perro caminando hasta Estados Unidos. Descubrí también un caminante, un tal George, que en el año 1985 con una mochila y un pequeño carrito, realizó la travesía de Ushuaia hasta Alaska. Este hombre había hecho unos 18000 kilómetros. Entonces me dije: voy a caminar de Ushuaia a Alaska, pero previamente voy a visitar las 23 capitales provinciales del país, una travesía que me estaría dando unos 25.000 km.

Cuánto llevás en el carro?
Todo lo que puede llevar una persona para vivir: bolsa de dormir, carpa, platos, jarros, pavas. Anafe no llevo porque estoy acostumbrado a hacer fuego. Luego me compré un calentador a gas, por las dudas que no pueda hacer fuego. Infladores, herramientas, alambre y goma, colchoneta y frazadas. En total, llevo tres mudas de ropa, guantes, mameluco térmico, un botiquín.

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Cuántas capitales provinciales ya visitaste?
Llevo recorridas 7 capitales de provincias. Arranqué en Lapataia, pasé por Ushuaia, Tolhuin (donde existe una panadería que te da asistencia completa: te dan de comer y alojamiento), Río Grande. Entré a Chile, pasé con el ferry boat, regresé a nuestro país, llegué a Río Gallegos, segunda capital. En Trelew cambié las ruedas, hice Rawson, la tercera. Volví a Trelew para seguir subiendo. Pasé por Madryn, Viedma, la cuarta capital. Hice Neuquén, quinta capital, luego la Pampa, sexta capital, y así llegue a La Plata, luego de cuatro meses y medio. En cada capital voy a Deporte, Turismo o Cultura, y me firman el cuaderno de bitácora.

Cuánto tiempo tenés pensado viajar para cumplir tu objetivo?
Por Argentina viajaré alrededor de 1 año y serán unos 3 años para llegar a Alaska.

Cómo es la relación con la gente en la ruta?
La gente pasa en los autos y toca bocina. Paran a saludarte, te dan agua, comida, es realmente muy cálida. Una vez me pasó que una señora me paró a las 10 de la mañana para invitarme a comer a su restaurante, estaba a 2 kilómetros. Formalmente le dije que no, porque era muy cerca y era muy temprano. Empecé a caminar esos kilómetros hasta el pueblo, y fue tanta la cantidad de gente que se paró a saludar que al final terminé llegando a las 13 h al restaurante. Había periodistas, televisión, sacaban fotos… fue increíble. Al final me quedé comiendo.

Cómo te manejas con la difusión?
Tengo un fan page en Facebook, a la que voy subiendo las fotos de las personas que me cruzo y pongo información del recorrido, videos. Martín E. Echegaray Davies o caminata a las 3 Américas.

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Mapa con el recorrido actual

El Velero Mimosa
Fue un barco en el que viajaron desde Liverpool en 1865 un grupo de 153 colonos galeses (56 adultos en pareja, 33 hombres solteros, 12 mujeres solteras, y 52 niños) a la Patagonia Argentina, en donde hasta entonces no había asentamientos poblacionales permanentes. El desembarco se produjo en el golfo Nuevo (en la zona de Puerto Madryn) y debido a la falta de agua, la colonia se fundó 50 kilómetros al sur, junto al Valle inferior del río Chubut dando origen a los primeros poblados de dicha provincia. Martín E Echegaray Davies es descendiente de Ivan Davies y Ann James tripulantes de este viaje.

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Trekking

Un Año Nuevo de trekking por el Aconcagua

junio 6, 2018 — by Andar Extremo

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Juan Martín Laborde y otra historia trekkinera en el techo de América, en Mendoza, en una fecha muy especial. Nota de la revista Andar Extremo n° 49

por Juan Martín Laborde texto y fotos

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Todo comenzó un mes de noviembre, cuando sonó el teléfono y al atender escuché una voz amiga preguntándome si quería realizar un trekking al Aconcagua y pasar allí Año Nuevo. Dudé al principio, y acepté luego de una serie de preguntas. La respuesta que me inspiró confianza fue breve: – “No te preocupes que ya está todo organizado”.
Una semana después, recibí un e-mail de la empresa “Acampartrek” con la fecha exacta en la que debía encontrarme en Mendoza y contactarme con el resto del grupo (12 integrantes) para dar comienzo a la aclimatación.

El equipo y entrenamiento
Desde ese día comencé a preparar todo: el equipo básico, el entrenamiento y la información sobre el Aconcagua.
En salidas de esta naturaleza, se necesita contar con elementos que uno no lleva en otras excursiones de trekking a baja altura o en un simple campamento al aire libre, y considero que una bolsa de dormir para –20 o –30 ºC, botas de trekking, campera de duvet, guantes, etc, requieren especial atención.
El entrenamiento físico para mejorar el rendimiento era de vital importancia, más aún cuando formaría parte de un grupo en donde todos debíamos ser autosuficientes y a la vez, cuidarnos entre sí. Indudablemente en ese contexto, no podía defraudar al resto por falta de una preparación adecuada. Una vez escuché que la mejor manera de prepararse físicamente para cargar una mochila y caminar la montaña era salir a correr para fortalecer las piernas y mejorar la capacidad cardiorrespiratoria, así que inicié la actividad.

Inicio del viaje
El día de partida llegó rápido y el ómnibus me dejó en la terminal, donde conocí al resto del grupo. Luego de pasar una mañana realizando permisos en la Secretaría de Turismo, nos trasladamos hasta Penitentes (2.580 msnm) para pasar la noche, aclimatarnos y conocernos.
Al día siguiente, nos trasladaron hasta la entrada del parque y antes de ingresar pasamos por la oficina de Guardaparques donde nos firmaron el permiso y nos dieron bolsas para desechos.

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Un paisaje protegido, perdido en los cerros
El Parque Provincial Aconcagua comprende aproximadamente 65.000 hectáreas de superficie. Fue declarado Área Natural Protegida y junto a varias otras, integra el Sistema de Áreas Naturales Protegidas de la provincia. Posee grandes glaciares que constituyen una reserva hídrica, además de importantes sitios arqueológicos. La característica sobresaliente es que allí se encuentra la montaña más alta de América: el cerro Aconcagua de 6.962 msnm.
El parque es un lugar que alberga residentes y fronteras, representa costos y beneficios, tiene amigos y a veces enemigos, y también posee un aura de perpetuidad ya que se trata de un sitio que la sociedad ha elegido proteger para siempre.

La senda a Confluencia

Luego de completar todo, emprendimos camino por la quebrada del río Horcones, desde el sur hacia el norte, a una altura de 2.950 msnm. En 3 horas estuvimos llegando al primer campamento Confluencia (3.400 msnm). El servicio que se ofrecía consistía en carpas con camas cuchetas, baños rudimentarios y comidas variadas que permitían olvidarse de llevar muchos elementos en la mochila.

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Trekking a Plaza Francia y la imponente pared sur
Al día siguiente, realizamos una caminata siguiendo el curso del río y luego de algunas horas por la quebrada de Horcones inferior llegamos al campamento Plaza Francia (4.100 msnm) o mirador de la cara sur, donde fue posible conocer una de las paredes del Aconcagua, famosa por su desnivel de casi 3.000 m. Sus glaciares colgantes y seracs suelen originar grandes avalanchas haciendo muy peligroso y arriesgado el ascenso por esta vía.
Posteriormente, emprendimos el regreso al campamento y consultamos a los médicos para que nos midan la saturación de oxígeno en sangre, parámetro indispensable que indicaría si podríamos continuar con el ascenso.

Año nuevo entre los cerros
Cuando comenzó a oscurecer, las pocas luces del lugar se encendieron. La carpa comedor nos recibió con una cena de fin de año generosa en cantidad y variedad de platos. Nuestro grupo se destacó por estar predispuesto a pasarla bien y, a pesar de la caminata, no perdió el deseo de una charla entretenida con los desconocidos de carpas vecinas. Un recorrido nocturno orillando el campamento, nos permitió observar un cielo pleno de estrellas y sin fuegos artificiales.
Este Año Nuevo resultó ser extraño, una variante a aquello conocido desde niño. Inmerso en la montaña, lejos de la familia, con amigos nuevos y desconocidos por conocer, caí en la cuenta de que esta elección de estar lejos de casa no era ni mejor ni peor, sino diferente y enriquecedora.
Nos dispusimos a seguir hacia Plaza de Mulas (4.300 msnm) sabiendo que era un recorrido muy largo (de 7 a 10 hs) y con un importante desnivel de 1.000 metros.

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Ascenso hacia Plaza de mulas
Por la mañana, una senda nos condujo hacia una pendiente que debíamos descender para llegar al puente que cruza el río Horcones inferior. Una trepada más prolongada pero menos empinada que el descenso, nos permitió progresar sin problemas. Continuamos por un sector de antiguas morenas y bajo un sol radiante llegamos al primer hito del camino: “Piedra Grande” o “Piedra Colorada” (3.650 msnm). Ese sitio indicó el comienzo a lo que es “Playa Ancha” que, como su nombre lo indica, es una planicie a una cota de 3.600 a 3.800 msnm y una parte de la quebrada formada por material aluvional en forma de U (vestigio de que alguna vez hubo un glaciar erosionando esa zona), muy pedregosa y de 10 km de extensión. Durante este tramo se cruzaban cursos de agua de baja profundidad en diversos lugares y por momentos nos generó la sensación de ser infinito e interminable.
De a poco, se llegó al segundo hito llamado “Piedra Ibañez” (3.850msnm). En este trayecto se hizo posible observar las dos cumbres del Aconcagua (6.962 msnm cumbre norte y 6.930 msnm cumbre sur) a través de la Quebrada del Sargento Más, y tener una vista cercana del cerro Pirámide donde en 1985 se descubrió una momia de origen Inca.
Con cuidado, empezamos a subir por una serie de morenas que bajaban de las laderas del cerro, invadiendo el valle. Atravesamos unos canalones de descarga de material de la pared oeste y pudimos ascender rápido, comparado con el camino para llegar a un segundo lugar más o menos plano conocido como “Playa Chica”. Allí se podía ver al fondo de la quebrada de los cerros Cuerno y otros. Al final, se encontraba “Plaza Colombia” (4.070 msnm), una construcción militar destruida por avalanchas. La última parte de este largo día culminó al subir la “Cuesta Brava” y llegar al campamento Plaza de Mulas.
La cuesta final era de unos 100 metros de desnivel muy empinada y exigente, y nos permitió llegar a la ciudad de carpas en el medio de la nada, donde convergían centenares de montañistas. El resto de la tarde conocimos el intrincado laberinto de carpas, prestadores de servicios de montaña y descubrimos gente de varios rincones del mundo.

La experiencia de estar entre los cerros, y el regreso
En este pasar de los días y con gente de todos lados del mundo, había mucha ansiedad en el ambiente y el paisaje. Las nuevas experiencias y los idiomas se confundían y confluían en una palabra: Aconcagua.
El cansancio no se hizo esperar, al igual que la llegada del frío, así que nos dispusimos a comer, hidratarnos y dormir, para retornar al día siguiente, por la Quebrada Horcones hasta el punto de inicio de nuestro trekking donde terminaría nuestro andar por la montaña. En ese momento, nos tocaba acostarnos en las bolsas de dormir, temblando de a ratos, mientras la helada noche consolidaba su dominio y nos robaba el calor.
En las paredes de la carpa se formaba escarcha. Tomé un té para mantenerme caliente y, entre sorbos, escuché historias de vida que nunca había escuchado. Nos reímos de recuerdos o quizás de nosotros mismos. Afuera, las constelaciones del Año Nuevo se movían despacio sobre el espinazo de las montañas y, el Aconcagua, resplandeciente como un gigante bajo la luz de la luna, se elevaba en los cielos del sur.

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“Este Año Nuevo resultó ser extraño, una variante a aquello conocido desde niño. Inmerso en la montaña, lejos de la familia, con amigos nuevos y desconocidos por conocer, caí en la cuenta de que esta elección de estar lejos de casa no era ni mejor ni peor, sino diferente y enriquecedora”

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Trekking

El Champaquí, la cumbre de Córdoba

febrero 8, 2018 — by Andar Extremo

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El valle de Santa Rosa de Calamuchita es geográficamente muy grande y nos presenta varias opciones en circuitos de trekking, mountain bike y cabalgatas. Dentro de las experiencias que se pueden realizar a pie, encontramos la caminata hacia la cima del cerro Champaquí que, con sus 2.980 metros de altura, se visualiza desde lo lejos como una mole, ocupando el horizonte. Recorriendo sus senderos naturales, podemos apreciar la flora y fauna de un ecosistema único de nuestro país. Este cerro posee en su amplia cima, y un mirador excepcional para deleitarse con un paisaje en 360 grados. Nota en la revista Andar Extremo n° 48

Texto y fotos: Juan Martín Laborde

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La historia que cuentan las rocas.
El área de las Altas Cumbre o Sierras Grandes se originó de una enorme roca o batolito de Achala, que fue fracturado y elevado hace 10 millones de años como consecuencia de la compresión ejercida desde el Pacífico sobre la placa Sudamericana. Este movimiento fue produciendo de a poco los levantamientos que hoy forman las sierras de Córdoba, dejando pendientes suaves hacia el este y abruptas hacia el oeste, siendo algo que podemos apreciar del paisaje en derredor cuando nos encontramos en la cumbre del cerro Champaquí. El tipo de material dominante en toda la zona es el granito, conformado por minerales esenciales como el cuarzo, feldespato (potásico y calcosódico) y mica (blanca y negra).

Son muchos los caminos que conducen a la cumbre.
Este cerro representa, en la mayoría de aquellos que caminan por primera vez su entorno, un primer desafío importante de trekking. Es el punto de inicio de una pasión por las montañas que no se termina, como recorrer de un sendero a una cumbre que conecta con la siguiente, como un portal de vida que nos conduce a un destino que nos marca para toda la vida.
Una característica a tener en cuenta del Champaquí, es que no sólo es el punto más alto de las Sierras Grandes y de la provincia de Córdoba, sino que además, permite distintos recorridos para conocerlo.
Existen varias rutas de acceso: desde Villa Alpina en tres días de trekking, desde San Javier o Los Hornillos combinando cabalgata y trekking, y desde Los Linderos con un vehículo para luego hacer una corta caminata.
La partida desde la antigua Santa Rosa en el corazón del valle, también es un buen pretexto para recorrer un pueblo serrano cuya historia está asociada con la enorme obra de los jesuitas. Allí, en 1650, se fundó la estancia de Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, y un siglo después, cuando los jesuitas fueron expulsados de América (en 1767), esas tierras se subastaron y fueron pasando por distintas manos hasta sus actuales propietarios.
En la alternativa de realizarlo en vehículo desde el cerro Los Linderos, se pasa por Villa Yacanto, lugar que es explotado por el turismo desde hace pocos años y aún conserva intacta la tranquilidad pueblerina y la belleza del paisaje. De allí en adelante, el camino se abre paso entre bosques de álamos plateados y pinos elliottis, y se hace más angosto con subidas y bajadas. Desde allí al cerro Los Linderos, hay 42 kilómetros. Los primeros 35 en buen estado, aptos para cualquier tipo de vehículo, y los 10 últimos bastante rotos y complicados.
Si el trayecto elegido es de Santa Rosa de Calamuchita al puesto Tres Árboles, lo ideal es empezar a la mañana temprano. El itinerario de ida y vuelta puede hacerse en un día ya que en total son 75 km de camino de tierra y ripio en buen estado, más otros 10 muy difíciles, en los que se recomienda la 4×4 o la caminata.

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Un trekking que inicia desde Villa Alpina.
En esta oportunidad nos decidimos optar por un recorrido muy atractivo y que permite un contacto íntimo con la naturaleza y es el trekking al Champaquí que inicia desde Villa Alpina y retorna al mismo lugar con una duración de 3 días y permite dejar el vehículo en dicho lugar o sino en la localidad de Villa Gral. Belgrano para luego ser transportado en vehículos que provee en esta ocasión, la empresa Acampartrek (información al final de la nota) hasta el inicio de la marcha a pie con nuestras mochilas.
En este camino el primer tramo, es de unos 45 km y une Villa Gral. Belgrano con Villa Alpina, que es el último poblado antes del cerro lo realizamos en vehículo. Se trata de un paraje poblado de molles, talas, chañares y cocos, que guarda el encanto de la naturaleza virgen. Más cerca de las Sierras Grandes, el verde de la vegetación va desapareciendo y las piedras, pircas y hondonadas comienzan a dominar todo el paisaje.
A esa altura comienzan a verse con claridad el espejo del dique Los Molinos, el embalse de Río Tercero y hasta algunos cóndores que merodean cerca de la montaña.
Subir el cerro más alto de Córdoba es sin duda un desafío el deseo de hacer cumbre, y para eso se recomienda hacer noche en Villa Gral. Belgrano o en el albergue Villa Alpina para salir bien temprano con guía de la zona, calzado y ropa adecuada a experimentar climas sumamente cambiantes tanto en invierno como en verano. Es preciso llevar una mochila pequeña con una botella de agua, abrigo, alguna golosina, fruta o sándwich que aporte suficientes calorías para la caminata y un protector solar. Una vez en la cumbre, el sol puede estar muy fuerte y entonces también se recomienda llevar sombrero y anteojos de sol.

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Travesía hacia los pies del Champaquí.
La primera etapa a pie es de un duro ascenso entre pinares y a partir de ahí el paisaje se convierte en el típico paisaje de sierras cordobesas.
Caminar por la Pampa de Achala es una experiencia de íntimo contacto con la naturaleza donde a pesar del nombre “desierto de piedra” con que lo llaman algunos escritores, debido a la aparente desnudez del paisaje de esta planicie de altura, podremos descubrir varias especies de animales y vegetales donde algunos son endémicos o exclusivos de la región y le otorgan un alto valor para la conservación de la biodiversidad.
El tiempo transcurre entre charlas con compañeros de viaje y contemplación del paisaje, pues para llegar a la base del Champaquí son necesarias 7 u 8 horas dependiendo de la marcha del grupo de caminantes, con algunas paradas durante el trayecto para hidratarse y comer algo. En horas de la tarde ya llegamos a destino para luego hacer noche en los albergues que se encuentran en el lugar. Una merienda con pan casero y mate cocido son bienvenidos para sentir que el alma regresa al cuerpo y las horas antes de la cena son ideales para recorrer los alrededores y conocer las costumbres e idiosincrasia de los pobladores de ese lugar.

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Biodiversidad de una isla de piedra.
Debido a la conjugación e interacción de factores como la ubicación, topografía, clima y altitud de las sierras cordobesas permitió la influencia de ambientes vecinos con la llegada de especies patagónicas y de la región chaqueña confiriéndole condiciones ecológicas particulares y por su lejanía con ambientes similares, el ecosistema funciona como una verdadera “isla biogeográfica” debido al aislamiento al que fue sometido.

La fauna de la región.
Dentro de los animales que podemos observar los primeros que se hacen notar son las aves que nidifican en su mayoría en el suelo entre los pastizales de las pampas de altura o en los roquedales. Podemos encontrar el inambú o perdíz de la sierra, perdiz chica, remolineras, zorzal chiguanco, el gaucho cola blanca, chingolo, yal plomizo, pico de plata y la loica o pecho colorado grande de color rojo intenso, que se desplazan en pequeñas bandadas bajo la atenta mirada de un “vigilante”que les advierte de un peligro cercano con un fuerte silbido.
También podemos visualizar los carpinteros campestres, dormilonas, loros y durante la noche, los búhos y lechuzas se hacen presentes donde cazan roedores y otros pequeños animales.
Las rapaces como el águila mora, águila coronada, aguiluchos y halcones son las dueñas absolutas del cielo junto con los jotes y cóndores que actualmente, a estos últimos se los han agrupado taxonómicamente dentro del grupo de las cigüeñas y hasta algunos especialistas en aves las denominan cigüeñas negras de patas cortas.
Dentro de los mamíferos podemos citar al puma, gato montés y gato del pajonal de difícil observación ya que son animales desconfiados y precavidos. Mientras que la liebre europea, cuises, coipos y varias especies de ratones son más visibles a lo largo de una caminata por la región. También es posible observar al zorro colorado de Achala, zorro pampa, zorrinos y hurones en los densos pastizales donde cazan.
Las bajas temperaturas que caracterizan esta zona no son propicias para los animales poiquilotermos como los reptiles y anfibios y por ende es escasa su biodiversidad. El lagarto de Achala, la culebra listada, culebra verdinegra, y la falsa yarará resultan inofensivos para los humanos pero la yarará ñata que también está presente es un ofidio que conviene evitar y tomar precauciones al levantar o remover rocas de la zona pues estas son usadas como refugio. Dentro de los anfibios encontramos endemismos como el sapo de Achala, ranita de Achala y el escuercito de Achala productos del aislamiento geográfico de este ambiente.

La flora del lugar.
La vegetación predominante de las sierras son los pajonales altos de Festuca, Poa y Stipa y en menor abundancia encontramos bosques de tabaquillo procedente del norte de los Andes junto al maitén u orco-molle de origen andino-patagónico en el piso superior serrano en las quebradas y laderas pronunciadas. El tabaquillo o Polylepis australis posee una corteza en láminas característica que los hace inconfundible aún para personas con poca experiencia en árboles. Algunos la asocian con hojas de tabaco y de allí proviene su nombre (Polylepis = muchas escamas, australis = por su distribución austral). Al ser la única especie leñosa importante en esta región fue sometida a una intensa explotación. Su leña no es de buena calidad pero los serranos la utilizan en la cocina. Su humo deja en las ollas y paredes una sustancia negra gomosa que se parece al alquitrán. Las ramas sirven para teñir la lana de color beige, el tronco como bramadero (palo para atar los caballos) y como cabriadas en dormitorios y galerías. La combinación del uso doméstico, ramoneo del ganado e incendios provocados para perseguir al puma ha reducido notoriamente su abundancia y la necesidad de conservar esta especie por los beneficios escénicos y ecológicos que ofrece fue considerada para la conservación de estos ambientes con la creación de un parque nacional y reserva provincial que alberga los bosques más importantes. Otro esfuerzo de conservación es el proyecto de Reforestación de las Sierras Grandes que se propone detener los procesos de erosión hídrica mediante su plantación. Los bosques y pajonales tienen un alto valor como protectores del recurso hídrico ya que evitan la pérdida por escorrentía, evaporación directa y contribuyen a captar agua de la lluvia y la neblina y los suelos al ser profundos y poco compactos permiten una buena absorción del agua.

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“Este cerro representa, en la mayoría de aquellos que caminan por primera vez su entorno, un primer desafío importante de trekking. Es el punto de inicio de una pasión por las montañas que no se termina, como recorrer de un sendero a una cumbre que conecta con la siguiente, como un portal de vida que nos conduce a un destino que nos marca para toda la vida”

Camino a la cumbre.
Volviendo a la senda y a las palabras de nuestro relato, al día siguiente iniciamos el ascenso a la cumbre donde el gusto de la victoria hace sentir en lo más alto de córdoba con una vista extraordinaria al Valle de traslasierra.
Una vez arriba, la sensación es tan grandiosa como la vista panorámica que se abre a los pies del cerro. En la cima se siente que, efectivamente, el cielo está más cerca donde las nubes y los pájaros son los únicos testigos de lo que pasa allí. También podemos observar una cruz que resiste estoicamente los embates del viento, un banco alto que hace de mirador donde algunos que intentan vencer el vértigo se animan y una pequeña laguna en el centro de la cumbre.
Luego de las fotos de rigor emprendemos el descenso hasta el caserío de donde partimos y esperar el asado de despedida que nos brindaran en la cena.

Desandar el camino recorrido.
El regreso a Villa Alpina inicia temprano luego del desayuno y los saludos de agradecimiento a la gente del lugar. El descenso es tan suave que permite una vista más clara del camino recorrido durante el ascenso y la vista es amplia durante todo el trayecto. Cerca del mediodía llegamos a destino y luego de cargar las mochilas en el vehículo emprendemos la vuelta a Villa Gral. Belgrano dejando atrás un paisaje con caminos de tierra y piedra que nos conducirá en una próxima salida a caminar nuevamente un cerro que se hace extrañar y nos invita a ser habitado nuevamente.

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Trekking

Machu Picchu, un trekking al pasado hacia la ciudad de los Incas

diciembre 6, 2017 — by Andar Extremo

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Los incas, llamados los “romanos de América”, sobresalieron por su arquitectura de líneas trapezoidales, metalurgia con soldadura, red de caminos y unificación lingüística con el quechua. También lo hicieron por su concepción de Estado socialista con la propiedad común de la tierra (aunque la sociedad no era igualitaria) y por el concepto de propiedad privada originada en las recompensas dadas como méritos de guerra. El Estado tenía una estructura piramidal, cuyo vértice lo ocupaba el Inca, hijo del Sol y jefe político, religioso y militar a la vez. Con disciplina y gran sentido de organización, crearon el mayor Imperio y estructura política, antes de la llegada de los conquistadores europeos. Nota en la revista n° 47

Por Tiziana Laborde y Juan Martín Laborde
Fotos Juan Martín Laborde

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El Camino de Salkantay una senda alternativa a Machu Picchu
El trekking a Machu Picchu por el camino de Salkantay empezó al llegar a Cusco, donde pudimos observar restos de los incas mezclados con construcciones de la conquista española. Una salida por los alrededores, nos permitió ver ruinas en excelente estado de preservación como también caminos escalonados, típicos de la cultura.
Salkantay es considerado como una ruta alternativa a Machu Picchu, después del Camino del Inca. Este trekking de 5 días caminando a los pies del Nevado de Salkantay de 6.271 msnm (en quechua «Montaña Salvaje»), es una travesía diferente a la ruta tradicional, y permite apreciar la transformación de paisajes andinos atravesando riachuelos, vegetación de selva tropical, caseríos y tierras de cultivo artesanal hasta legar al Santuario de Machu Picchu.

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Comenzamos a caminar
El trekking se inició desde el poblado, a tres horas de Cuzco. A la mañana, después de un traslado en bus privado hacia Mollepata (2.950 msnm), arribamos para desayunar mientras los arrieros cargaban el equipo en los caballos. Durante el primer día, fue posible recoger vistas panorámicas del majestuoso nevado Salkantay y el Río Apurímac. Pasamos por algunos asentamientos de comunidades andinas y tradicionales como Cruz Pata y Challacancha, donde paramos para el almuerzo, y continuamos caminando por las aldeas de Soraypampa a 3.850 m.s.n.m, donde se levantaba el primer campamento. Luego de una merienda, fue posible realizar una corta caminata a una pequeña laguna de aguas cristalino-turquesas coronada por uno de los glaciares de la cordillera del Vilcabamba y al regreso, pudimos disfrutar de una reparadora cena.
A pesar del frío que nos obligó a ponernos las camperas de duvet, el cielo nocturno en Soraypampa estaba repleto de estrellas y, una vez más, la naturaleza era la gran protagonista.

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Hacia el abra
El segundo día de trekking se inició bien temprano con un entorno aún a oscuras. Los preparativos para la caminata fueron rápidos y lentamente ascendimos desde Salkantay Pampa, a 4.200 m.s.n.m. hacia el Abra, lugar en el que muy pocos andinistas lograron llegar a su cima. Este cerro es famoso por sus constantes e impredecibles avalanchas que han cobrado vidas de varios escaladores.
La pendiente de la marcha se hizo cada vez más inclinada y en algunos casos, fue posible montar a caballo para realizar el agotador ascenso hasta llegar al Abra del Salkantay. Un cartel y las apachetas (piedras agrupadas como marcadores) colocadas por los viajeros, nos indicaron que estábamos a 4.549 m.s.n.m.
Miramos a nuestro alrededor y los glaciares y seracs de hielo que colgaban de los cerros nos parecían cercanos. A unos pasos pudimos llegar a pisar la nieve. También apreciamos otra cara del nevado Tucarhuay, donde disfrutamos de la vista que nos regalaba el Pumasillo a 6.100 m.s.n.m., junto a otras montañas de la cordillera del Vilcabamba.
En ese lugar el viento se hacía constante. Al refugio de grandes rocas dispersas en los alrededores y con el calor del sol, nuestro guía, Elio, compartió una ceremonia ancestral contándonos una historia de hace muchos años, perdida en el tiempo, relatando sobre esas tierras cuando eran parte de un gran imperio.

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La historia nos cuenta
A la llegada de los españoles (año 1532), el Imperio de los incas representaba el punto final de 4000 años de una cultura en desarrollo; proceso que fue paulatino en el que, a excepción de la metalurgia, las técnicas básicas se poseyeron desde la prehistoria. Los orígenes de la civilización se iniciaron en la misma historia del Altiplano (cultura Chanapata que dará origen años después a Tiahuanaco) desde el año 1000, era de las Conquistas Cíclicas con imperios prehistóricos, conseguidos al amparo de una religión de Estado que culminó con la creación del Imperio, hecho más impresionante de toda América indígena con su fundador Manco Capac (año 1200) y Viracocha (1438-1463).
La tradición relata la existencia de trece reyes en sucesión, donde los siete últimos llevaron adelante la conquista del Imperio. La dominación política fue acompañada por la cultural, imponiéndose la lengua quechua, el culto al sol y las costumbres incaicas. Con el fin de controlar los bienes y servicios de sus súbditos, se desplegó un gran aparato gubernamental. La tierra pertenecía al Estado, quien la distribuía lo mismo que al agua, según las necesidades. Se hacía de ella tres lotes: para el templo, para el Estado y para los concesionarios. El lote del templo debía abastecer a los sacerdotes y personas del templo, y las familias de agricultores debían cultivarlo en primer lugar. Luego trabajaban la tierra del Estado y, por último, la que se les había asignado como propia. Los graneros públicos proporcionaban grano a los enfermos y a los que habían tenido malas cosechas. El Estado facilitaba productos de otras zonas lejanas, de modo que el agricultor pudiera hacer uso de lo que no cultivaba directamente. El interés por el bienestar del pueblo, fue considerado como muestra de la benevolencia del socialismo incaico, si bien no significaba que el campesino tuviera un alto nivel de vida.
El Imperio utilizó su potencial humano en grandes obras que incluían además, servicios de correos en las carreteras (chasquis), servicio personal a los nobles, al ejército y a las minas.
Para la seguridad de los chasquis, se estableció una excelente red de carreteras con puentes colgantes. Masas de peones cuidaban de repararlas y existían en ellas postas de refresco para los correos que caminaban con sus quipus y órdenes verbales. Las carreteras eran además, medios de transporte y de guerra. Las comunicaciones por el lago Titicaca, se realizaban con balsas capaces de soportar grandes cargamentos.
La expansión del Imperio fue hasta la muerte de Huaina Capac en 1527, donde comenzó una guerra civil entre sus hijos Huascar y Atahualpa, que utilizaría sagazmente Pizarro en la conquista.

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Descenso a la selva
El trekking continuó en bajada, y con un paisaje que lentamente se iba enriqueciendo de vegetación a cada paso. Pudimos observar cómo los nevados de Vilcabamba nos mostraban una cara diferente a medida que avanzábamos en la ruta.
Dejamos atrás la imponente presencia del nevado Tucarhuay, siguiendo una senda que se dirigía hacia un bosque donde las orquídeas, helechos, mariposas, frondosos árboles y las caídas de agua que se cruzaban por los senderos naturales, nos presentaban una selva. El paisaje cada vez más verde, se apropiaba de las montañas.
El cruce del río Santa Teresa anunciaba la llegada a nuestro próximo destino, Collpapampa, donde la altitud era menor y respirábamos más profundo. Dejamos atrás los nevados, y el bosque nos recibió. Era hora de descansar después de una caminata muy extensa, y la noticia de las cercanas termas calientes de Santa Teresa, era una para el cuerpo.
Al día siguiente, nos adentramos en el bosque hasta tomar el Camino del Inca, que nos conducía en un lento ascenso al complejo de Llactapata. Nos sorprendió una lluvia que por momentos, se hizo intensa. Luego de dos horas, el sol se dejó ver entre las nubes que se disiparon y, en la parte más alta del cerro, logramos divisar el Huayna Picchu y la ciudadela. También pudimos ver lo que llaman “la espalda del complejo inca”, otra mirada y otro camino para llegar a nuestro gran destino final: Machu Picchu.
Continuamos el descenso hasta llegar a la hidroeléctrica. Dejamos atrás los senderos recorridos para caminar durante dos horas y media, rodeados de montañas, ríos y bosque a la vera de las vías del tren por un sendero que conducía al pintoresco pueblo de Aguas Calientes.

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Llegada a Aguas Calientes y visita a Machu Picchu
En Aguas Calientes la actividad empezó muy temprano y, luego del desayuno, nos dirigimos a conocer Machu Picchu. Como su nombre lo indica en la lengua quechua, Machu Picchu (Montaña Vieja) es el nombre que se da a un antiguo poblado andino construido antes del siglo XV en el promontorio rocoso que une las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu en la vertiente oriental de la cordillera central. Se encuentra al sur del Perú y a 2490 msnm de altitud de su plaza principal. Su nombre original habría sido Llaqtapata, y era una parte de una región de gran movimiento económico en tiempos de Pachacútec, integrado a la red de caminos del Imperio. Usando estas vías se puede, hasta hoy, acceder a otros complejos cercanos que revisten de gran interés. Al norte, por las bifurcaciones del camino de Huayna Picchu, se puede llegar al llamado Templo de la Luna o a la cima de la montaña donde existen construcciones incaicas. Al oeste, está el camino que lleva a Intipata y pasa por el famoso «puente removible». Otro camino, por el que ascendió Agustín Lizárraga, lleva hasta el río y a San Miguel.
Al sur, se encuentra la ruta más conocida y principal de todas, que es la ruta de trekking más popular del Perú. El camino inca a Machu Picchu es un recorrido de entre tres y cuatro días que atraviesa lo que, a fines del siglo XV, fue la principal ruta de acceso, y que empezaba en el complejo de Llactapata, pasaba por los centros ceremoniales de Sayacmarca, Phuyupatamarca y Wiñay Wayna, terminando en el tambo de Intipunku o ingreso a los dominios de Machu Picchu.

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Caminando por las ruinas
Elio, nuestro guía, nos condujo a un mirador apartado, y comenzó su relato sobre el lugar:
“Según documentos de mediados del siglo XVI, Machu Picchu habría sido una de las residencias de descanso donde las construcciones y el evidente carácter ceremonial de la principal vía de acceso a la llaqta dan cuenta de su origen anterior a Pachacutec y a su presumible utilización como santuario religioso. Ambos usos, el de palacio y el de santuario, no habrían sido incompatibles. Los andenes (terrazas de cultivo), de Machu Picchu lucen como grandes escalones construidos sobre la ladera. Son estructuras formadas por un muro de piedra y un relleno de diferentes capas de material (piedras grandes, piedras menores, cascajo, arcilla y tierra de cultivo) que facilitan el drenaje, evitando que el agua se acumule en ellos (debido a la gran pluviosidad de la zona) y se desmorone su estructura. Una ciudad de piedra construida en lo alto de un «istmo» entre dos montañas y dos fallas geológicas, en una región sometida a constantes terremotos y copiosas lluvias todo el año, supone un reto para cualquier constructor: evitar que todo el complejo se desmorone. Según Alfredo Valencia y Keneth Wright “el secreto de la longevidad de Machu Picchu es su sistema de drenaje”. En efecto, el suelo de sus áreas no techadas, está provisto de un sistema de drenaje que consiste en capas de grava (piedras trituradas) y rocas, para evitar la acumulación del agua de lluvias. Los 129 canales de drenaje se extienden por toda el área urbana, diseñados para evitar salpicaduras y erosión, desembocando en su mayor parte en el «foso» que separa el área urbana de la agrícola, que era en realidad el desagüe principal de la ciudad. Se calcula que el sesenta por ciento del esfuerzo constructivo de Machu Picchu estuvo en hacer las cimentaciones sobre terrazas rellenadas con cascajo para un buen drenaje de las aguas sobrantes.”

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Redescubriendo Machu Picchu
Hiram Bingham, un profesor estadounidense de historia interesado en encontrar los últimos reductos incaicos de Vilcabamba oyó sobre Lizárraga a partir de sus contactos con los hacendados locales. Fue así como llegó a Machu Picchu el 24 de julio de 1911 guiado por otro arrendatario de tierras, Melchor Arteaga, y acompañado por un sargento de la guardia civil peruana de apellido Carrasco. Encontraron a dos familias de campesinos viviendo allí: los Recharte y los Álvarez, quienes usaban los andenes del sur de las ruinas para cultivar, y bebían el agua de un canal incaico que aún funcionaba y que traía agua de un manantial. Pablo Recharte, uno de los niños de Machu Picchu, guió a Bingham hacia la “zona urbana” cubierta por la maleza. Si bien es claro que Bingham no descubrió Machu Picchu en el sentido estricto de la palabra (nadie lo hizo dado que nunca se “perdió” realmente), es indudable que tuvo el mérito de ser la primera persona en reconocer la importancia de las ruinas, estudiándolas con un equipo multidisciplinario y divulgando sus hallazgos. El reconocimiento es importante, pese a que los criterios arqueológicos empleados no fueran los más adecuados desde la perspectiva actual y, pese también, a la polémica sobre la más que irregular salida del país del material arqueológico excavado (al menos unas 46.332 piezas), que recién en marzo de 2011 comenzó a ser devueltas al Perú.

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En el presente
Machu Picchu es considerada al mismo tiempo una obra maestra de la arquitectura y la ingeniería. Sus peculiares características arquitectónicas y paisajísticas, y el velo de misterio que ha tejido a su alrededor buena parte de la literatura publicada sobre el sitio, lo han convertido en uno de los destinos turísticos más populares del planeta. Actualmente, se encuentra en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1983, como parte de todo un conjunto cultural y ecológico conocido bajo la denominación Santuario histórico de Machu Picchu. El 7 de julio de 2007 fue declarada como una de las siete maravillas del mundo moderno en una ceremonia realizada en Lisboa (Portugal), que contó con la participación de cien millones de votantes en el mundo entero.
Hay que considerar que este trekking y Machu Picchu, están destinados a interactuar con sus visitantes en un proceso que ocurre a medida que desandamos el camino e incorporamos la idiosincrasia de aquella cultura que, por momentos, podemos ver intacta al costado de una senda, o en algún rincón de las calles empedradas de Cuzco. Nos preguntamos si ésto también está destinado a desaparecer… no se sabe si viviremos lo suficiente para ser testigos de su destino, pero tarde o temprano esperamos poder aprender del pasado y de su relación de respeto hacia la naturaleza, que nos permita hacer de este planeta un mejor lugar donde convivir con el resto de sus integrantes.

Nota: los datos históricos sobre Machu Picchu no provienen de la memoria de los autores sino que fue necesario consultar varios textos sobre el tema para una mejor descripción.

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mapa

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