A pesar de no haber llegado al polo, Shackleton ya había sido protagonista de dos expediciones polares, en la primera, partió en el Discovery hacia la Antártida con el Capitán Scott, en 1901. Juntos emprendieron un viaje de más de 2500 km con 5 trineos tirados por 19 perros por lugares que ni figuraban en los mapas. Pasaron hambre, padecieron escorbuto y llegaron a tirar ellos mismos de los trineos. En 1907 emprendió la segunda expedición a bordo del Nimrod con 10 caballos y 8 perros. Esta expedición tampoco tuvo éxito pues los caballos no eran apropiados para los terrenos y terminaron matándolos y comiéndoselos. Pese a esto lograron acercarse a tan solo 180 km del polo (puntos más meridional logrado hasta entonces), y regresaron luego de recorrer 3000 km a pie.
Tan grande era la lucha de los exploradores por ser los primeros en pisar el polo que en 1911, dos expediciones se encaminaron hacia el sur, la de Scott y la expedición noruega al mando de Amundsen. El logro de éste provocó desilusión en la expedición inglesa, que al regreso encontraron la muerte víctimas de abandono.
Al enterarse que ya no sería el primero en pisar el polo, Shackleton comenzó a organizar una nueva expedición, que no era solamente ir al polo y regresar, sino la propia travesía del continente, desde el mar de Weddell hasta el mar de Ross y la llamó «Expedición Imperial Transantártica».
Para esta ocasión, usaría una goleta de madera con tres palos, construida con planchas de roble y de pino noruego, recubiertas de ocote (madera muy dura). Poseía 48 m de slora y 300 toneladas de peso. El Endurance, como Shackleton la bautizó hacia referencia al lema de su familia, «venceremos gracias a la resistencia».
La tripulación que estaba compuesta por marineros, científicos y oficiales cuyas edades oscilaban entre los 25 y los 40 años, partió desde Londres en Agosto de 1914, a pocos dias de estallar la Primera Guerra Mundial. Navegaron hacia el sur y en Bs. As. cargaron provisiones entre ellas, 69 perros de trineos.
Shackleton se unió a la expedición en la ciudad de La Plasta a mediados de Octubre. Desde allí se dirigieron hacia la isla San Pedro al este de las Malvinas. Durante semanas el Endurance esquivó rodeó varias placas y témpanos, y a pesar de haber logado abrirse camino hacia la Bahia Vahsel, fue obligado a detenerse. Enormes témpanos de 50 km2 se presentaban frente a ellos y paulatinamente la superfície de mar abierto se fue estrechando.
El 31 de diciembre, el Endurance paso a través de una placa difícil de romper y cruzó el Circuito Polar Antártico, a los días quedo atrapado en el hielo, pero esta vez na saldría. Después de varios meses perdieron la única posibilidad de libeгarse, pues la presión que ejercia el viento sobre la placa de hielo terminó fracturandola a unos metros del barco. A pesar de haber puesto la caldera a todo vapor no pudieron llegar hasta la abertura, los tripulantes rompieron el hielo con picos para abrir camino, pero todo fue en vano.
Los días pasaron y las resonancias de profundidad indicaban que el barco se alejaba cada vez más de tierra firme, arrastrado por las placas de hielo en movimiento. A tan sólo un día de la Bahía Vahsel, el Endurance se convirtió en un puesto de invierno, pues deberian esperar 7 meses hasta Octubre donde en primavera se rompería el hielo. Debieron organizarse para vivir más cómodos, los perros fueron trasladados fuera del barco en Iglúes de hielo, los cerdos durmieron afuera hasta que se convirtieron en carne salada. A la luz del día los hombes ejercitaban a los perros, buscaban focas y pinguinos para alimentare o emprendian excursiones en el hielo, al anochecer cantaban, leían, se turnaban para hacer guardia, y jugaban al ajedrez.
Un buen día el sol desapareció por completo y no se lo vio hasta 4 meses después. En Abril, el hielo gruño en torno al buque haciéndolo vibrar ligeramente, fue es el primer indicio del potencial mortifero de la placa de hielo. Dos meses más tarde comenzó la parte más oscura del año, la temperatura descendió a 29° bajo cero y las masas de hielo crujían al chocar unas contra otras. la presión que provocaba que las placas se fracturen y se superpongan, amontonaba enormes bloques de hielo de hasta de 5 m. de altura. Hacia fines de Junio ya llevaban atrapados 158 días y el Endurance se había trasladado a la deriva más de 1000 km. A esta altura la presión que provocaba el hielo sobre el buque se torno amenazadora, los hierros de la sala de máquinas se doblaron, las vigas se arqueaban y las puertas se salían del marco.
Hasta fines de Octubre no hubo grandes inconvenientes y los hombres comenzaron a desarrollar más actividades ya que tenían 22 horas de luz, pero en un momento un terrible golpe hizo inclinar el buque unos 8º a estribor y comenzó a filtrar agua. Se encendieron las calderas y las bombas extractoras, los hombres cavaron trincheras en el hielo, las vigas gemían, entre tanto reunian vituallas, ropas, comida de los perros, aparejos de los trineos, raciones de emergencia, mapas, planos y hasta fotos de posibles recaladas preparándose para desembarcar en el hielo.
El 27 de Octubre amaneció claro y despejado, la presión del hielo aumento durante el día y a las 4 de la tarde llegó a su punto culminante, de un golpe se levantó la popa mientras un témpano en movimiento arrancó el timón y la cabina, las cubiertas comenzaron a romperse y al desprenderse la quilla el agua comenzó a entrar torrencialmente por todas partes. Shackleton ordenó que se bajaran a un lugar estable los botes y los trineos. Armaron un campamento en lo que parecía un témpano estable a 100 metros del barco destrozado.
Shackleton informó que en unos días empezarían a caminar hacia Cerro Nevado a unos 300 kilómetros al noroeste. Se despojaron de los elementos prescindibles, uniformes de gala, elementos científicos, libros, relojes, etc. Ese mismo día sacrificaron a tres cachorros, a la Sra. Chippy (el gato, considerado la mascota del buque) y a un perro adulto que no sabía tirar trineos.
Se pusieron en marcha pero habiendo recorrido apenas 1,5 km desde su partida la caravana armó campamento a la tarde. Resolvieron quedarse allí bautizando al lugar «Campamento Océano», establecieron una rutina, temprano desayunaban foca frita, masa de harina cocida y té, después algunos cazaban focas y pingüinos y otros realizaban quehaceres en el campamento. Por la tarde se dedicaban a leer, zurcir o pasear y a las 17:30 hs se servía estofado de pingüino con cacao. Por la noche algunos montaban guardia por si los perros se iban o por si el témpano se rompía. Las raciones que eran para la travesía continental se conservaron escrupulosamente para el viaje en los botes salvavidas que los hombres traian a la rastra.
Se resolvió continuar la travesía a pie, pero esta vez avanzarían de noche cuando el hielo se encontraba más duro, 18 hombres tiraban de los botes y luego regresaban a buscar las provisiones. Ante la imposibilidad de seguir escogieron un témpano que parecia sólido para el nuevo campamento llamándolo «Campamento Paciencia».
Era enero de 1916 y las placas no daban muestras de abrirse, la tensión era cada vez mayor y la alimentación se convertía en un problema realmente preocupante, las focas escaseaban y las reservas disminuían. Ese mes sacrificaron 27 perros, que luego serían parte en la dieta de los hombres….»se me encomendó esta tarea, y fue la peor que he tenido que hacer en mi vida (informó Wild en su diario). He conocido a muchos hombres a los que hubiese preferido matar antes que al peor de los perros»…
Con pocas reservas una bandada de pingüinos fue la salvación, comieron la carne de 300 de ellos, mientras que la piel y la grasa la usaron como combustible. En invierno lograron ver tierra al oeste, pero como la placa en donde se encontraban era demasiado frágil para atravesarla a pie y demasiado sólida para navegarla no pudieron acercarse, y debido al desplazamiento del hielo pronto dejarian de ver tierra firme.
En Abril el hielo se quebro, era el momento de botar los botes y comenzar a navegar. En el primer bote, el ballenero «James Caird» iban 11 tripulantes, en el segundo el.»Dudley Docker» 9 hombres y en la tercer embarcación la más pequeña «El Standcomb Wills» iban 8 personas.
Los hombres habian estado atrapados en el hielo pero su prueba más dura estaba por comenzar. La primer noche en el mar, acamparon en un témpano pequeño, la inestable masa de hielo se balanceaba y al anochecer el támpano se alzo sobre una ola y se abrió al medio justo debajo de la carpa de los marineros, tirándolos al agua Por fortuna fueron rescatados inmediatamente antes que el témpano vuelva a unirse.
Ala mañana siguiente continuaron remando hacia el noroeste y a tomar las mediciones de
orientación, el resultado fue nefasto, una fuerte coriente los habla arrastrado en dirección
contraria. Al dia sigueinte se dieron cuenta que los botes estaban congelados por fuera y por dentro, estimaron que la temperatura habla descandido por debajo de los 20º bajo cero.
La vida de los hombres corría paligro, por las condiciones climáticas y por el hecho de no tener agua, la salida con prisa del campamento anterior no permitó carger hielo y lo único a su alcance era agua salada. Atormentados por la espuma que los mojaba contiuamente hinchándole el rostro y haciendole sangrar los labios, encontraban alivio aplicándose carne de foca helada.
Se echaron las anclas flotantes hechas con lonas y remos atados y comenzó la tercera noche en los botes. En el alba se observó la Isla Elefante a solo unos 50 km. Con las manos ampolladas y ensangrentadas remaron hacia ella. Sir Erenest había estado de pie día y noche resistó su incesante vigilia al aire libre pues habí a dommido desde el “Campamento Paciencia”.
Une vez en tierra firme los homtres agotados daban traspiés a causa del congealamiento, muchos sufrían de desorientación transitoria, y otros temblaban como si sufrieran de parálisis, algunos estaban medios locos se revolcaban en
las piedras y uno agarró un hacha y no parohasta matar una docena de focas. Habían pasado 7 terribles días en botes abiertos en el Alántico Sur a comienzo del invierno Antártico y además de 170 días a la deriva ya hacian 497 días que ninguo pisaba tierra firme.
El 20 abril al ver que la situación se tornaba dificil Shackleton ordenó una expedición a la islaSan Pedro a 1500 km de distancia. Seis hombres formarían parte del grupo que iría en el «James Caird». Acondicionaron el barco, para la travesía, llevaban dos mástiles, 950 kilos de lastre para evitar que el barco zozobrase, cuatro remos y una bomba de agua. También cargaron sacos de aceite de grasa de ballena para derramarla en las aguas movidas e impedir que rompan las olas. Cargaron dos barriles de hielo fundido y las provisiones reservadas para la «Travesía del Continente»
A pesar de que Cabo de Hornos ara la tierra más cercana se dirigieron hacia la isla San Pedro porque los favorecia el viento. Durante las primeras noches y debido a las fuertes tormentas el agua se metía continuamente y debían dormir en turnos de 4 horas para cubrir guardias en sus sacos empapados y helados. Al caer el octavo día el barco estaba cubierto por una helada armadura de casi 40 cm de espesor convertido en un peso muerto que lo hundía. Se deshicieron de dos bolsas de dormir que se estaban pudriendo y se habían congelado durante la noche. Los hombres se encontraban con la ropas mojadas que no se habían quitado en 7 meses, les rozaba terriblemente la piel, los pies y las piernas se encontraban contínuamente pálidas e hinchadas Tenían las manos congeladas y negras de mugre. por la grasa, y las quemaduras provocadas por la cocina. Cada movimiento por mínimo que fuera, resultaba insoportable. Para evitar el frío bebian el aceite de la grasa, con el que pretendían calmar el agitado mar. Shackleton ordoeno cuatro comidas calientes que eran el único alivio. suministrándoselas cada 4 horas durante el día y leche caliente durante la noche.
El 7 de mayo al mediodía observaron un riscoo negro a unos 16 km como lo habían calculado. No pudieron desembarcar debido al fuerte viento y al oleaje, pasaron la noche a 30 km de la costa y la lluvia al mediodía se convirtió en un huracán. La tormenta los amenazaba con chocar contra los arrecifes y lucharon horas para alejarse del peligro. Exhaustos casi al anochecer dirigieron el barco por una estrecha entrada en el arrecife.
En los 17 días de duras pruebas, los hombres habían mantenido una rutina, una estructura de mando, un horario de guardias. Habían prestado atención a su experiencia náutica en las peores condiciones a las que puede enfrentarse un marinero. Una vez en la isla arrastraron a duras penas el «James Caird» a tierra firme, esa noche durmieron en una cueva resguardada del viento, en la cual lograron encender un fuego con maderas traidas por el mar. Prepararon un estofado de crías de albatros. A causa del tiempo y la debilitada tripulación Shackleton anunció que irían a pie a una de las estaciones balleneras «Stromness» a unos 35 km por tierra.
A la mañana del 19 de mayo Ernest y dos de sus hombres emprendieron la marcha. Llevaban raciones para tres días, que metieron en calcetines, la geografia no les permitía avanzar con facilidad y llegar a cada cima era una ardua tarea. Al llegar a un pico observaron una cadena montañosa que les pareció familiar, calculaban que estaban a unos 19 km de la civilización. A la mañana del día siguiente escucharon las sirenas de los balleneros, y al mediodía estaban sólo a una montaña de la bahía Stromness. A la tarde llegaron a la base, con el pelo hasta los hombros los rostros barbudos y las caras negras por el aceite quemado y con sus ropas echas harapos. Shackleton pidió hablar con el administrador, al encuentro con éste se presento: -Soy Sir Ernest Shackleton, capitán del Endurance desaparecido hace 20 meses.
Luego un de los hombres fue en el buque «Samson» a rescatar los que habían quedado del otro lado de la isla. Mientras Shackleton preparaba el rescate para la Isla Elefante. Días más tarde salieron con un ballenero, pero se enfrentaron con la placa de hielo y no pudieron avanzar. Intentaron con un pequeño barco uruguayo pero fracasaron nuevamente. Shackleton Busco frenéticamente ayuda pero sólo la obtuvo el 25 de agosto cuando el gobierno chileno les dio un remolcador de vapor.
Refugiados en los botes, los 22 hombres que aguardaban en la Isla Elefante comieron focas, pingüinos, algas y lapas. Había bastantes enfermos pero el más grave fue Blackborow que le tuvieron que amputar los dedos del pie izquierdo debido a la gangrena. Durante la mañana del 30 de Agosto estaban juntando lapas, de pronto observaron un barco, salieron corriendo. Enseguida encendieron una fogata para que los divisaran y emitieron gritos de alegria pero esto no importaba el buque se dirigia hacia ellos. Shackleton mirando con penosa intensidad a través de los binoculares contó las 22 figuras en la costa, con la expresión mas emocionada en el rostro, parecia que se le quitaban años de encima. En una hora estaban todos en el «Yelcho» la aventura habia terminado, se alejaron de la isla despidiendo la tierra que les habia dado sus bienes y había sido su salvación.
Shackleton tenía mucho que contar a sus hombres y al mundo en general pero la carta que le escribió a su esposa desde Punta Arenas sólo explicaba lo esencial: …»lo he conseguido no se ha perdido ni una vida y hemos pasado por el infierno»…
La expedición terminó el 8 de octubre de 1916 en Buenos Aires pero Shackleton tuvo otra tarea la de rescatar a la nave Aurora que iba a ser de apoyo en el mar de Ross, que también había sido victima del hielo.
Esta nota es un extracto del libro “Atrapados en el hielo” de Alexandre Caroline que fue hecho por un registro de los diarios íntimos de oficiales y científicos, pero no existen relatos de los marineros. Shackleton se aseguró que quienes llevaban un diario, no dejaran de escribir ni si quiera en los momentos más críticos y de que Hurley conservara las fotos, pues la expedición tenía como meta publicar la experiencia. El Fotógrafo de la expedición Hurley dedica un capítulo entero a los perros, en su libro «Argonauts of the south» Shackleton escribió un libro llamado «South» publicado en 1919, y la película que filmo Hurley se tituló «En las Garras de la Placa Polar» que se estreno en 1919.
La personalidad de Shackleton
Uno de los exploradores polares más famosos de la época, héroe nacional protagonista de dos expediciones polares
Contaba con 40 años. La grandeza de Shackleton como jefe del Endurance debe mucho a los sufrimientos casi demenciales de sus anteriores experiencias Antárticas. Poseía buen humor, era justo y por esto se obedecían sus ordenes. Prestaba atención a toda la tripulación, no hacia diferencia de rangos. Cuando la Situación lo exigía la personalidad impresionante de Shackleton podía enfrentarse a los individuos más dificiles. Miraba con aire desdeñoso que estremecía y podia ser muy cortante si lo deseaba. Era un romántico que soñaba con tesoros ocultos y viajes improbables, era un marino experto y hábil.
En momentos difíciles consolaba a todos y nunca se quedaba quieto. Shackleton sin hacer nada no es Shackleton, escribió un oficial en su diario. No era la clase de hombre que pudiera solamente hacer cosas grandes y espectaculares, cuando la ocasión lo precisaba se encargaba personalmente de los detalles más ínfimos. A veces se podía pensar que era quisquilloso y solo después se entendía la importancia de su incesante vigilancia. Detrás de cada palabra v cada gesto calculado, yacía la obsesiva y obstinada determinación de hacer lo mejor para sus hombres. Tenía la convicción de que los individuos más corrientes eran capaces de hazañas heroicas en circunstancias difíciles, la mística que adquirió como lider se debe en parte a que hacía aflorar en sus hombres una fuerza y una resistencia que nunca se imaginaron que poseían. Cabe recordar que ninguna de las expediciones de Shackleton terminaron con éxito pero fue gracias a esta que se lo recordaria por siempre.