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ACA IRI EL POST

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3000 metros de Caída Libre, Sobreviviendo en el Amazonas

octubre 19, 2023 — by Andar Extremo

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Julianne Kopcke, una adolescente alemana que trataba de seguir los pasos de sus padres como zoóloga, sufrió a finales de 1971 una de las experiencias de supervivencia más insólitas del siglo XX. Sobrevivió a la explosión en pleno vuelo del avión en el que viajaba y a una caída libre de de 3000 metros. Pero la historia no acababa sino de empezar. La jungla amazónica la deparó 10 días de aventura y lucha por encontrar, en soledad, el camino de vuelta a casa.

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El 24 de diciembre de 1971 Julianne Kopcke y su madre se dirigieron al aeropuerto de Lima, otra navidad tan blanca en las historias infantiles como cálida y desapacible en el altiplano peruano,24 grados entremezclados con nubes achaparradas y corrientes de viento andinas. Abordaron el vuelo 508 de LANSA con 93 pasajeros con destino a la ciudad de Pucallpa, en plena Amazonia Peruana, donde su padre, un reconocido Biólogo alemán las esperaba para celebrar la Navidad.

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“Estaba muy contenta de terminar el curso y visitar a papi en su nuevo trabajo. Me prometió íbamos a clasificar juntos las fichas de insectos y coleópteros andinos: cucarachas de 20 centímetros, hormigas urbícolas y nuevas especies de mariposas. Orgullosa estaba de mi reciente graduación y de poder pasar junto a mi familia los tres meses de estación biológica que correspondían a mis padres como responsables del nuevo programa de investigación de historia natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde ambos trabajaban. Otra vez unas vacaciones en plena selva amazónica con los mejores profesores de ciencias naturales del mundo. ¡Qué más podía pedir!”

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El vuelo 508 partía con retraso. La compañía Líneas Aéreas Nacionales S.A. no se caracterizaba por el cumplimiento estricto de los horarios establecidos. Hacía poco había perdido dos de sus tres aviones y los requerimientos de seguridad y compromisos administrativos lastraban los tiempos comprometidos. Hans, el padre de Julianne, hubiera preferido que volaran con Faucett Perú, de mayor prestigio y resolución, pero una semana antes de la reserva carecía ya de billetes.

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“El vuelo entre Lima y Pucallpa debía durar cincuenta minutos y a los treinta minutos de vuelo se comenzó a nublar el cielo. Recuerdo un paisaje espectacular y muy cercano, claros y nubes dejaban paso a los colores perennes de la jungla. Esponjas verdes, quietas, tan mullidas como densas no dejando entrever un ápice de tierra. Todo era armoniosamente bello y acompañaba mis sentimientos de júbilo pre-vacacional. Mi madre complacía mi sonrisa con una mano sobre la mía. Con ella a mi izquierda y el paraíso a la derecha me sentía poderosa, dichosa. Una reina.
Poco a poco los claros eran los menos y las nubes se agrisaban, el movimiento de la aeronave acompasaba los pasadizos cada vez más esponjosos. La luz dejó de entrar con intensidad por mi óculo, difuminando las sombras y el semblante de nuestra vecina, acongojada y presa de manos y pánico desde que partimos de Lima.
El traqueteó derivó en pequeñas sacudidas y éstas en latigazos asumibles. El repentino silencio humano en el tubo metálico dio paso a los sonidos grotescos de la máquina. Algunos maleteros vomitaron objetos personales dejando caer las viandas de nochebuena sobre nuestras cabezas. Mientras, pitidos y crujidos indescifrables precedieron a una voz que para entonces sonó divina:
“Señores pasajeros les informamos que la zona de turbulencias que estamos atravesando se debe a una importante tormenta sobre la selva Amazónica. Abróchense los cinturones…
Fue una tempestad enorme, el cielo se puso completamente negro. Hubiera sido posible regresar a Lima o desviar, pero como era Navidad todos querían llegar junto a sus familias. Seguramente el piloto pensó igual, quiso pasar la tempestad y se metió de frente a la tormenta. El alivió debutó con un suspiro generalizado, no así los movimientos cada vez más bruscos de la máquina. Yo fijaba la vista en el motor derecho como recurso virtual a mi falta de apoyo físico. La fría humedad de la mano de mi madre delataba su consabido sufrimiento.
En ese punto, el viaje se tornó en la aventura de mi vida cuando una inmensa y cegadora luz atravesó el ala derecha que yo contemplaba. El avión se escoró rápidamente y comenzó a caer picado gobernado ahora únicamente por la ubicua gravedad. “

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La causa del accidente responde a un patrón típico de la aviación comercial bajo tormenta. El piloto habría estado volando a altura media para evitar el cielo denso y así poder vislumbrar la pista de aterrizaje, cuando una ráfaga de aire descendente habría empujado y desequilibrado la aeronave produciéndose la fractura posterior debido, probablemente a algún rayo y a la baja calidad de unos materiales sin el mantenimiento preciso que se merecía la última nave de la LANSA: un Lockheed Electra L-188 turbo propulsado.

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“Todo trascurría lento para el recuerdo, pero raudo en su desarrollo. El avión se partió en dos, justo delante mía a unas filas de la cola, por momentos la ingravidez acompañó la sensación de vértigo de un abismo visible a nuestro alrededor. Mi madre desabrochó forzada su mano de la mía para no volver a tocarla viva nunca más. El aterrador sonido de las turbinas que ahora se alejaban era de despedida y el fuerte olor a combustible desparramado me mantuvo lúcida hasta poco antes del impacto. Me esperaban 3000 metros de caída libre antes de llegar a ‘mi’ alfombra verde.”

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Julianne estaba encadenada al asiento cuando éste se desprendió del fuselaje, lo que le salvó la vida. Según la investigación posterior el centro de gravedad del conjunto pasajero-asiento determinó la posición protectora durante la caída sobre una ladera muy tupida y densa unos 2 kilómetros por debajo del avión. La inclinación de la montaña acompaño la trayectoria (efecto trampolín de esquí) y el asiento sirvió de coraza para mitigar los latigazos de las copas de los árboles.

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“Me desperté sentada en el mismo asiento, como iniciando otro viaje pero, esta vez, al infierno. Había tres cuerpos desmembrados a mí alrededor, creía que se trataba de una pesadilla y me volví a dormir por unos instantes. Cuando creí volver en sí me atraganté de realidad. Cuerpos inertes colgaban de los árboles, hierros, asientos, ropas y maletas desparramadas por la selva, humo, mucho humo y crepitar de combustiones desperdigadas hasta donde la espesura de la jungla dejaba distinguir. Estaba sola, muy sola y desconcertada. Tenía 17 años.
Me tomé un tiempo para incorporarme física y mentalmente a mi nueva angustia. Aturdida y muy mareada concluí que no tenía grandes heridas, apenas unos cortes en la pierna y en el ojo y un dolor fuerte en clavícula y rodilla, nada que no me permitiera deshacerme de las ataduras del asiento para ponerme en pié. Tan sólo unos cuantos pasos sin gobierno y rumbo me separaban de la peor imagen de toda mi vida. El cuerpo inerte de mí querida madre… Agarré su mano y cerré los ojos esperando que el tiempo diera, por primera vez, un pequeño paso atrás. ¿Soñaba?… ¿Vivía?….No sabía.”

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Julianne estuvo inconsciente unas tres horas y cuando despertó se encontraba en tierra, sentada sobre su butaca, y rodeada de la más densa selva. El hecho de haber caído con su butaca, y que ésta cayó sobre la espesa vegetación le salvó la vida. Estaba perdida en algún lugar de la selva entre Lima y Pucallpa. Tenía la clavícula fracturada y un ligamento de su rodilla derecha seccionado. Unas 77 personas de los 91 pasajeros habían fallecido en el accidente y lo otros 13, fueron incapaces de sobrevivir a la selva. Los restos del percance estaban desperdigados en un área de unos 15 kilómetros.

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“Nada puede superar el terrible dolor que sentía por entonces. Era el momento de sobrevivir o entregarse a los caprichos del destino, a los encantos del azar. ¿Por qué me tocó a mí vivir esa experiencia? ¿Por qué sobrevivir así es más doloroso que morir allá arriba? Las preguntas duraron lo que tardé en escuchar la voz de mi padre, lo que tardé en recordar su abrazo, su olor, su inmenso cariño, su increíble hazaña de llegar, a pie, de Recife (Brasil) a Lima (Perú) durante todo un año. No estaba ya sola.
Aprendí de mi padre el amor por la naturaleza, la vida y costumbres de muchos de los seres que ahora me rodeaban. Un año y medio viviendo en la estación biológica hacían de aquél lugar un sitio no tan extraño para mí. Sabía imitar el sonido de la tarántula. Había estado oteando nuevos pájaros apenas hace unos meses, coleccionando insectos anónimos hasta el bautizo paterno.. Estaba en casa y mi padre me esperaba para la cena….”

Después de comer algún fruto y los restos de alguna vianda que encontró, abandonó el lugar de la tragedia tras observar la llegada de los primeros carnívoros depredadores. Siguiendo las directrices de su padre buscó la fuente de agua más cercana para seguir su curso y buscar ayuda. Lo que Julianne no sabía es que se encontraba a más de 600 Km. de cualquier núcleo habitado.
La jungla con la que se encontró tenía las mismas características que la de la estación biológica de sus padres, donde ella había vivido por un año y medio. Eso fue fundamental para su supervivencia, ya que conocía la vegetación y a los animales.

“Yo sabía cómo me tenía que comportar en ese bosque Busqué primero muchas horas a otras personas; gritaba, llamaba y no había nadie. Antes de la primera noche encontré un pequeño manantial que me sació de agua y esperanza parar seguir un curso. Aproveché un pequeño barranco para pasar mi primera noche y guarecerme de la incipiente lluvia.
Me acordaba de que mi papá me había dicho que si te pierdes en el monte y no puedes salir porque los árboles son uno igual que otro, entonces tienes que encontrar agua que corre y seguir la corriente, porque los riachuelos desembocan en arroyos más grandes y después de cierto tiempo en ríos y ahí se puede encontrar ayuda. En eso pensé y decidí salir a buscar ayuda.
El 26 de diciembre se me acabaron los caramelos y golosinas que encontré arriba. No volví a comer nada en la selva. El temor por comer los frutos silvestres venenosos me llevó a ignorar la llamada gástrica. Seguí caminando con el mismo sentido que el agua, buscando mayores flujos.
Dos días más tarde la luz seguía atrapada en aquél ‘techo verde’. Nada parecía cambiar en el paisaje salvo mi ánimo y el tipo de canto de algún que otro pájaro. Reconocí entonces el sonido de uno cuyo hábitat sabía se movía cerca del bosque bajo, al lado de ríos algo más caudalosos. El Uirapurú es un bello pájaro que canta sólo al amanecer y al anochecer, cuando está construyendo su nido haciendo callar al resto de aves de su entorno. El gran río estaba cerca.
El 1 de enero, el río era ya nadable. Los reptiles y animales se apartaban a mi estela lo que me sugería posible presencia humana. Me pasé el día nadando y flotando a merced de la corriente, procurando no sumergir las heridas abiertas para no convocar el festín de las pirañas. Mis piernas no daban ya para andar ni aguantar mi peso. Débil y exhausta varé en una de las orillas arenosas dejándome llevar por la inconsciencia. Al despertar divisé una vieja barca escorada en la ribera.¿Estaba despierta?… incapaz ya de distinguir el síncope del sueño.
Alcanzarla fue todo un desafío, el cuerpo apenas respondía a estímulos. Reptando conseguí llegar a la embarcación y divisé lo que parecía ser un pequeño refugio. Dentro, de la selva, había un motor viejo y un bidón con algo de gasolina. Sólo tuve fuerzas para derramar el combustible en la herida de mi cuello, infestada de larvas de ‘mosca tornillo’. Con la idea de fumigar la plantación de ‘mis’ gusanos caí de nuevo, derrotada por el escozor, la fiebre y el cansancio.
Los vacíos se mezclaban entonces con recuerdos y sueños y la realidad se fundía con los deseos. Las voces de mis padres amortiguaban la lasitud y el sufrimiento mientras la consciencia luchaba por discernir entre todos esos estímulos…
El 2 de enero 1972 Unas voces de ángeles confundieron de nuevo. Eran tres cazadores y madereros que casualmente venían a cobijarse a su refugio. Al verme tirada ahí, medio desnuda, famélica, piel a jirones y regada por la lluvia me confundieron con ‘La diosa del Agua’ un ser mitológico que poblaba las leyendas y fábulas de la zona. Como tal me trataron, proporcionándome los primeros auxilios, comida, abrigo… Tras 10 horas de navegación en su canoa, alcanzamos el puesto de salud, donde me inyectaron los primeros antibióticos y me extrajeron los más de 70 gusanos escondidos bajo mi piel. De ahí partimos a la estación misionera donde pasé tres largas semanas recuperando cuerpo y ganas. ¡Gracias!»

En el pueblo de Tournavista Julianne dio detalles precisos del lugar del accidente para movilizar a las patrullas y así localizar los restos. Sólo constataron el infierno y la ausencia de más supervivientes. Si bien se supo que en los primeros días ella pudo escuchar el sonido de helicópteros que buscaban sobrevivientes, una semana después de la caída del avion habían suspendido la búsqueda. Juliane fue trasladada en trasladada en avión hasta Pucallpa, donde fue internada en el hospital. Allí, se reunió con su padre, en un emotivo reencuentro.
En 1998 Julianne a volvió al lugar mismo de la colisión aérea para filmar el documental «Wings of hope» (“Alas de esperanza”) dirigida por Werner Herzog y revivió cada momento que le tocó vivir. Tambien se realizó una película “Milagro en el Infierno Verde” de Giuseppe Scotese. Actualmente Julianne es una reputada bióloga y reside en Alemania.

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Amelia Earhart, La Mujer del Aire

septiembre 13, 2023 — by Andar Extremo

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Amelia Earhart fue la primer mujer en volar el Atlántico en solitario, además de haber cruzado también el Pacífico, fue la primera en intentar la vuelta al mundo. Nota sacada en el Periódico de Aventura Andares nª 1 en Oct/Nov 2001 antecesor de la Revista Andar Extremo

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La famosa aviadora norteamericana Amelia Mary Earhart nacida un 24 de Julio de 1897, se inclinó desde pequeña hacia el ámbito humanitario, siendo enfermera voluntaria de la Cruz Roja para los heridos de la primera guerra mundial.
Su carrera como aviadora comienza a los 23 años cuando voló por primera vez como tripulante en un biplano, en Long Beach, California, fue allí donde supo que tenía que aprender a volar. Así comenzó a tomar clases de aviación con una pionera llamada Anita “Neta” Snook.
En 1922 participó en intentos para superar marcas, e impuso el record de altitud para una mujer, de 4250 m., el cual fue superado una semana más tarde por Ruth Nichols. Al no tener ambición por sumar records en público, años después se une a la Asociación Nacional de Aeronáutica de Boston y comienza a promover la aviación entre las mujeres.

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En abril de 1926 su vida iba a cambiar para siempre al recibir una llamada por motivos comerciales de un importante productor newyorkino, George Putman, quien le ofreció participar de su nuevo proyecto: el primer cruce del Atlántico en el que se incluía a una mujer. Una semana mas tarde la propuesta fue aceptada aún sabiendo que en el intento por realizarlo ya habían muerto once hombres y dos mujeres, y que sólo viajaría en condición de pasajero.
Un domingo de Junio de 1928, después de esperar varios días para que el clima mejorara parten desde Boston en el hidroavión Fokker, un trimotor llamado “Friendship (amistad)”. Este sería piloteado por Wilmer Stultz y Louis “Slim” Gordon quien cumpliría la función de mecánico, como comandante de vuelo estaría Amelia Earhart.
El destino de la primera etapa era Halifax, Nueva Escocia, pero las malas condiciones meteorológicas demoraron nuevamente el vuelo hasta el 17 Junio.
El Fokker con sus alas doradas de 22 m. de envergadura navegó durante horas en un ambiente gris húmedo bajando por momentos a menos de 150 m. de altura, hasta el punto que las salpicaduras del oleaje mojaban los flotadores.
Al divisar unos barcos pesqueros y más tarde la línea de la costa, se enteraron con asombro que habían pasado por encima a Irlanda, y que debido a la niebla no la habían visto. Descendieron suavemente hacia una bahía abrigada, aterrizando después de 20 horas 40 minutos en Burry Port, Gales del Sur. Amelia se convertía así en la primera mujer en haber cruzado el Océano Atlántico.

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En el transcurso de 1931 Amelia rompe los records de altitud y velocidad llegando a ser uno de los pilotos más famosos del mundo.
Por un lado Amelia se había sentido afligida por el hecho que Stultz y Gordon fueran ignorados por los reporteros, ya que estos le habían otorgado todos los méritos del cruce trasatlántico a la “muchacha”. Y por el otro se había sentido frustrada por haber sido solo una acompañante en este vuelo; así decide durante el año 1932 entrenar duramente para lograr el mayor record hasta entonces “El primer cruce en solitario de una mujer del Océano Atlántico”.
Hasta principios de 1932 ninguna persona lo había logrado con éxito desde el cruce de Lindbergh, y el 20 de mayo del mismo año exactamente cinco años después del logro de Lindbergh, el Lockheed Vega modificado parte desde New Jersey a Terranova.
Amelia apreciaba viajar con poco equipaje. Llevaría algunas pocas provisiones, un termo con sopa, y una lata de jugo de tomate serían su sustento, a pesar de tener que soportar las bajas temperaturas del océano. Como no bebía café ni té se mantendría despierta con sales de olor durante el viaje.
Debido al clima hostil del Atlántico se formó hielo en las alas y provocó que el avión caiga en picada, antes de estrellarse recobró el control, pero minutos más tarde se produce un incendio en uno de los motores, el colector de escape falla, y el barómetro le avisa que se está produciendo una fuga. A pesar de las complicaciones después de 15 hs. de vuelo llega a tierra en Irlanda del Norte más precisamente en London Derry.
Amelia había roto varios records en este vuelo, era la primera mujer en volar el Atlántico sola y la única persona que lo había cruzado volando dos veces, logró la distancia más larga realizada por una mujer y la marca por haberlo cruzado en el menor tiempo.

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Convertida en una celebridad comienza a luchar por los derechos de la mujer, reclama la licencia de aviación para las mujeres, tratando que se traslade este derecho a la igualdad a otros ámbitos.
En otoño de 1934, Amelia dio a conocer cual sería su próxima aventura “el primer vuelo transpacífico”, partiría de Hawai a California y posteriormente a Washington D.C. Despegó del campo Wheeler el 11 de enero de 1935, y aterrizó en Oaklan, California, luego de 18 hs. de vuelo. Anteriormente diez pilotos habían perdido la vida intentando lograr esta hazaña.
A los 40 años de edad, antes de retirarse se propone vivir un último momento de gloria, empieza a formular planes para un vuelo alrededor del mundo. El avión Lockheed Electra 10E fue el escogido para este vuelo. Para Amelia era la primera oportunidad en pilotear una nave tan grande, un avión de transporte de 1100 caballos de fuerza el cual poseía en la cabina un tanque de combustible que le permitiría realizar 5500 Km sin aterrizar.
No iría sola, la acompañarían dos expertos en aviación, uno era piloto de la Pan American Pacific Clipper, quien fue seleccionado como navegante por estar familiarizado con el área del Pacífico. Este piloto usaba el sol como referencia para navegar y controlar el rumbo. La primera pierna del viaje seria de Oaklan a Hawai y de allí al resto del mundo por encima del ecuador. Geoge invierte una fortuna en el proyecto de Amelia, en este viaje debe sobrevolar selva, desierto, montañas, etc.
El tramo más difícil de 2900 Km sería de Hawai a la isla Howland, un pequeño punto en el Pacífico. Cuando Amelia despegaba del aeródromo de Luke cerca de Pearl Harbor, sobre corrigió el rumbo al desplomársele el ala derecha y el avión osciló violentamente fuera de control. El tren se colapsó y la aeronave se deslizó sobre su vientre por toda la pista. Afortunadamente no hubo fuego, pero la nave había sufrido grandes daños. Arreglarla demandó 25.000 U$S y es así cuando Amelia hipoteca su futuro dispuesta a conseguirlo.
En mayo hacen un vuelo de prueba parando en la isla de Howland y de ahí a Miami comprobando que la aeronave funciona a la perfección.Como la travesía tendría que realizarse mas tarde en el año, debido a las condiciones meteorológicas en el Caribe y África, sería más seguro alterar el plan de vuelo y tomar curso hacia el este, en vez de hacia el oeste.

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El 1 de junio de 1937, partían de Miami con destino a California por la vía más larga. La primera escala fue San Juan de Puerto Rico y de ahí por todo el borde nordeste de Sudamérica, posteriormente hasta África y el mar Rojo. La mayor parte del viaje, sobrevoló sobre el continente, pero aún faltaba la parte más peligrosa que era sobrevolar el Océano Pacífico, y al llegar a EEUU en Pórtland alcanzaría la victoria. Pasó días de fatiga, náuseas y mal tiempo, desde Asia se comunica con George convertido en el esposo de una gran heroína. Partió a Nueva Guinea habiendo recorrido las ¾ partes de la distancia total, 32.000 Km sin que el Electra muestre problemas, sólo le quedaban 4000 Km hasta encontrar la pequeña Isla del Pacífico. El 2 de Julio de 1937 un estadounidense es el último en filmar el Electra. No existe evidencia real de la trayectoria precisa de la aeronave después de Nukumanu. Nadie vio u oyó el avión sobrevolar. Se cree que el Electra fue cargado con 5.000 litros de combustible.
Un barco de nombre “Itasca” los guiaría por radio, a las 15 hs. de vuelo, 3 hs. antes del alcance máximo del avión, los navegantes reciben una comunicación, y acuerdan hablarse cada 30 minutos, lo pudieron hacer varias veces, pero más tarde perdieron el contacto. Pasadas ya 19 hs. de vuelo, sin poder encontrar la isla, comienzan las primeras señales de pánico. Antes de perder contacto el barco larga humo negro visible a 32 Km de diámetro pero aun así no logran divisarlo. A las 8:44 a.m. viajando de norte a sur logran transmitir el último mensaje: “KHAQQ llamando al Itasca deberíamos estar sobre ustedes pero no podemos verlos… el combustible se agota…”
El Electra cae, Amelia desaparece en el mar.
George Putnam busca desesperadamente a su esposa, mientras la marina de los Estados Unidos realiza la maniobra de rescate más grande de toda su historia movilizando 9 buques y 66 aeronaves a un costo estimado de 4 millones de dólares. Amelia mandaba cartas periódicamente a George a lo largo de su travesía. Estas fueron publicadas en el libro “Last Fliht (El Ultimo Vuelo)”. Al final del libro hay una nota de ella para George: “Quiero que sepas que estoy muy consciente de los riesgos… Lo hago porque lo quiero hacer. Las mujeres deben tratar de hacer las cosas tal como los hombres lo habrán hecho. Y cuando fallen, su fracaso no debe ser sino un reto para otras.”
A los 17 días la búsqueda fue abandonada por los barcos en el área de Howland, George continuó pidiendo ayuda para la búsqueda, pero para Octubre el también abandonó toda esperanza de encontrarlos con vida. A los 63 años, en 1950 George muere, momento en que era reconocido como el trágico viudo de una leyenda de aviación. Amelia Earhart queda inmortalizada al desparecer sin dejar rastros convirtiéndose en uno de los misterios más grandes del siglo XX.

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¿Dónde estaría Amelia?
Se ha determinado que el avión cayó entre 35 a 100 millas de las costas de las Islas Howland. A bordo de la Aeronave llevaban una balsa salvavidas pero nunca se encontró ningún rastro de ellos. Algunos expertos creen que los tanques de combustible vacíos podían haber mantenido el avión a flote durante cierto tiempo. A lo largo de varios años diversas hipótesis no confirmadas se han reportado:

– Amelia estaba en una misión de espionaje autorizada por el presidente Roosevelt y fue capturada.
– Ella estrelló a propósito el avión en el Pacífico.
– Fue capturada por los japoneses y forzada a transmitir para las tropas americanas como “La Rosa de Tokio” durante la segunda guerra mundial.
– Vivió por años en una isla en el Pacífico del sur con un pescador nativo.
– En 1961 se pensó que se habían encontrado los huesos de Amelia y Noonan sobre Saipan, pero resultaron ser de nativos saipaneses.
-En el año 2012 se hizo un estudio en el océano diciendo que se veía cerca de las islas Howland, un tren de aterrizaje y un neumático, pero nada fue ratificado
-En el año 2018 aseguraron estudios científicos que unos huesos hallados en la Isla de Nikumaroro en 1940 pertenecen en un 99% a Amelia

Valor
Valor es el precio que la vida exige por otorgarnos paz,
Alma que no lo conoce, no conoce liberación
de las pequeñeces;

No conoce la lívida soledad del miedo,
Ni alturas de montaña donde la intensa alegría puede escuchar
El sonido de las alas.

¿Cómo podría la vida concedernos la dicha de existir, compensar
la opaca y gris fealdad y el prolífico odio?
Al menos que nos atrevamos.

¿El dominio del alma? Cada vez que tomamos una decisión pagamos
con valor para contemplar el incansable día
Y encontrarlo hermoso.
                                                                                           Amelia Earhart

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VOLAR HACIA LA LIBERTAD

agosto 31, 2023 — by Andar Extremo

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Hemos visto casos muy diferentes de supervivencia, este hecho se caracteriza porque las familias que sobrevivieron se aventuraron ante el clima, la altura y el régimen de Alemania Oriental.

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Evasión en globo sobre el Telón de Acero.
En Septiembre de 1979, se llevó a cabo la Guerra Fría, más de 500 personas murieron intentando cruzar el Muro de Berlín, el último horror que el nazismo dejó a su pueblo. Peter Strelzyk, judío asediado en la Alemania Oriental, decidió que era el momento de huir con toda su familia. Con sábanas, cortinas, harapos y 2 años de trabajos previos construyó un gigantesco aerostato con el que protagonizó una de las más audaces fugas sobre el Telón de Acero. Su vuelo nocturno se convirtió en un símbolo para millones de alemanes de ambos lados de la infame barrera.

La familia Strelzyk y los Wetzel al completo. A la derecha Peter Strelzyk
La familia Strelzyk y los Wetzel al completo. A la derecha Peter Strelzyk

Preparativos
Peter Strelzyk, judío de nacimiento y electricista de profesión vivía con su familia en PöBneck, pequeña localidad de la antigua RDA (República Democrática Alemana), cuando asfixiado por las carencias y las presiones comunistas decide hacer realidad el sueño de la mayoría de los oprimidos por el ‘Muro de la Vergüenza’. La tenacidad de Peter marcaría la diferencia del resto de opositores a evadidos.
Decenas de miles de oprimidos intentaron cruzar el Muro con diferente éxito. Las técnicas de escapada variaban normalmente entre la ingenuidad del simple salto y la complicación de los mini-túneles subterráneos. Otros utilizaban la picardía y el ingenio para burlar los controles fronterizos.
Célebre e interesante caso el de Horst Breistoffer un profesional del escapismo que ofrecía sus servicios a cambio de ingente papel moneda. Como sabía que la STASI sólo inspeccionaba los grandes vehículos en los pasos fronterizos en busca de polizones en bodegas y maleteros; modificó un Isetta 1964 italiano (minúsculo automóvil) para dar cabida y embarcar clandestinamente a un polizón por viaje, reconvertido ahora en contorsionista ocasional. Debido al tamaño exigido sus clientes eran, principalmente, los hijos de fortunas judías o acaudalados refugiados.
En marzo de 1978 Peter Strelzyk se encuentra trabajando en la obra de un conjunto de apartamentos en su localidad cuando decide compartir sus inquietas intenciones con Guenter Wetzel, un compañero albañil quién se declara dispuesto a participar desinteresadamente en los preparativos. Llegaron a la conclusión de que las minas y los excesivos controles hacían imposible una fuga tradicional por tierra para una familia completa (con dos niños). El cielo y el aire era la única salida. Ya estaba decidido el pasaje y el medio. Era el momento de levantar el proyecto.

La familia Strelzyk en su globo artesanal al poco tiempo de alcanzar la RFA
La familia Strelzyk en su globo artesanal al poco tiempo de alcanzar la RFA

El temor al descubrimiento y la seguridad de su familia durante el viaje marcaron los preparativos. Informaron a sus respectivas mujeres y se pusieron manos a la obra. Los cálculos del tamaño de la aeronave fueron sencillos. Para elevar a 4 personas eran necesarios 2.800 metros cúbicos de aire caliente y, con ello, unos 850m2 de tela que lo atrapase. Lo difícil fue recolectar el material necesario en una economía de escasez. Compilaron todo tipo de telas, cortinas, sábanas, retazos y con parte de los ahorros de toda una vida compraron los 490 metros cuadrados de tela que les faltaban, con la excusa de fabricar unos toldos para el club social al que pertenecían. Para el combustible del aparato utilizaron garrafas de propano convenientemente modificadas. Peter transformó un antiguo barómetro en altímetro para calcular las alturas de vuelo.
Tres cuartas partes de los alemanes del este querían escapar. Lo malo es que la parte restante cooperaba con la policía secreta para informar de los prófugos.
Noches de miedo e insomnio marcaron la construcción de la aeronave. La mujer de Peter -Doris- y sus hijos -Frank y Fitscher- se turnaban en el sótano de su vivienda para coser y levantar la estructura y góndola de la nave; una base ligera de madera con un simple peto de cuerda y varilla. En mayo de 1978 ya tenían preparado el globo. Sólo había que esperar pacientemente que apareciese viento suficiente.

Estado en el que quedó el globo tras la aventura
Estado en el que quedó el globo tras la aventura

La fuga.
Llegó el día. El 3 de julio de 1978, el parte de la emisora ‘Bayern 3’ anunció viento del norte. Los pasajeros se desplazaron de madrugada a la localidad de Lobenstein a 7 kilómetros de la frontera. El globo se elevó hasta los 1.900 metros durante casi 25 minutos pero el cambio de presiones y la humedad de una nube baja aumentaron el peso del telaje provocando el descenso apresurado hasta que la nave se enganchó en un abeto. El vuelo se había malogrado, afortunadamente, sin incidentes.
Descompuestos por el fracaso meditaron aumentar el tamaño del globo para no volver a fallar. La familia Wetzel (Petra e hijos) colaboró esta vez en la construcción de la segunda versión a cambio de sitio en el pasaje (8 personas ahora). Pasaron a los 4.000 metros cúbicos de aire de cálculo y una envergadura final de casi 25 metros; el doble de la primera versión. Para ello tuvieron que recolectar más tela y nailon. Empeñaron todo valor y compraron tejido en pequeñas cantidades pero en muchos comercios distintos para no levantar sospechas. Peter reconstruyó un viejo motor con el fin de acelerar la costura a máquina.

Fotos del vuelo del globo original en el 10 aniversario del viaje
Fotos del vuelo del globo original en el 10 aniversario del viaje

Más de 6.000 metros de hilo de Nailon se convirtieron en 2.500 metros de costura en tan solo 8 días (cálculos realizados a posteriori). Mientras, la policía les pisaba los talones. Habían encontrado el viejo globo enganchado en el abeto y estaba investigando su procedencia. El tiempo escaseaba.
Tras varias jornadas de 24 horas seguidas cosiendo, terminan el globo de 8 plazas. El 17 de septiembre los vientos del norte aparecen mezclados con tormenta eléctrica. A pesar del peligro no podían esperar más. Cargaron su viejo Wartburg con los 175 Kg. de aerostato y se pusieron rumbo a las colinas de Lobenstein. Peter encendió los quemadores de propano apresuradamente. Una llama de casi 12 metros chamuscó su barba incipiente mientras calentaba el aire del globo. El ventilador reciclado de un pequeño ciclomotor distribuía el aire por el interior de las lonas. Todo listo.
Afortunadamente los cálculos, esta vez, fueron suficientes. El globo se elevó con los 4 adultos y 4 niños hasta los 2.500 metros mientras duró el propano. Cuando este se terminó, poco a poco, fue descendiendo hasta alcanzar una pequeña colina en la ciudad de Naila, al otro lado de la frontera.
Sin la certeza del éxito desembarcaron para buscar señales positivas. Permanecieron cobijados varias horas en un granero cercano. Hasta que pronto divisaron una patrulla de policía. Cuando distinguieron la marca del coche (Audi) tuvieron la certeza de que se trataba de un destacamento de la Alemania occidental. Estaban a salvo y en el lado correcto.
La Cruz Roja de Baviera y la alcaldía de Naila los acogió hasta que ambas familias encontraron trabajo y hogar.
La trascendencia de la famosa evasión supuso un duro golpe a la imagen infranqueable de la frontera política. Inspirador, modelo y símbolo de libertad para millones de incrédulos, el vuelo de los Strelzyk significó el comienzo de lo que sería la fundición del Telón de Acero.

Extracto de la película “Fuga de Noche”
Extracto de la película “Fuga de Noche”

Fuentes y enlaces:
Algunos recordaran una entretenida película de Disney titulada “Fuga de noche” (Nigth Crossing), protagonizada por John Hurt y basada en los hechos (90% realista según Peter Strelzyk). También circula la historia por las mejores recopilaciones de fugas históricas.

Aire

RÉCORD NACIONAL DE DISTANCIA EN PARAPENTE 2009, SERGIO CRESPO

agosto 7, 2020 — by Andar Extremo

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En el año 2009 Sergio Crespo desde Pehuajo logró realizar dos récords nacionales de parapente en su modalidad distancia. Uno fue en biplaza y el relato que vamos a darles es el de monoplaza logrado el 23 de enero de 2009 con una distancia de 301 km. Esta nota salió en la revista Andar Extremo nº 3 en Mayo/Junio 2009

relao y fotos Sergio Crespo

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El día Jueves 22 de Enero de este año estaba con mi familia de vacaciones en Córdoba, y mientras mi esposa y mis hijas disfrutaban del agua del río, del sol y del calor; yo estaba sentado a la sombrita de un árbol y en el hueco que se formaba por el follaje miraba hacia arriba y veía como un jote giraba una térmica y se iba alto y lejos…¿Qué estoy haciendo acá, en vez de estar ahí…?
En ese momento creo que nació el record.
Habíamos quedado con Marquitos Del Río que para el fin de semana viajaríamos con mi familia para quedarnos el fin de semana en cuchi, en carpa así volaba con él allá. La meteo no se veía muy bien para mí en córdoba, ya que cada tanto revisaba los meteogramas de Meteofa y Wind Gurú. Miraba los de Córdoba y los de Pehuajó y no estaba para nada equivocado…
Si, estaba en lo cierto, venía mal para Córdoba la cosa, así que nos mandábamos mensajes con marquitos para saber que hacer ya que me quedaban muchos kms desde Calamuchita hacia Cuchi y realmente no tenía ganas de ir y no poder volar allá, así que en ese momento mirando que pasaría en Pehuajó, decidí volverme porque tenía el presentimiento que tenía que estar en mi ciudad.
Ya el Viernes me comunico muy temprano con Ricardo Paladino, un amigo y compañero de equipo de vuelo y le pregunté si me podía dar una mano para ese fin de semana porque tenía que hacer una serie de vuelos, me dijo que sí, que ponga un horario y que lo pase a buscar.

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El mismo viernes estábamos ya en la ruta 86, a la altura del acceso de Nueva Plata, a unos 15 kms de Pehuajó. Esta es una ruta tranquila con poco tráfico y la usamos desde hace mucho tiempo para los remolques.
Realmente estaba algo atípico el día, no se veía volar nada, ni moscas, ni pájaros, ni planeadores, ni aviones, pero yo tenía fe que algo podía pasar, así que entre una cosa y otra se nos hizo muy tarde, eran las 14:00 hs más o menos y hacemos el primer vuelo, un remolque normal, sin ninguna sorpresa; desprendo en un ascenso y creo que ya está la térmica, pero me equivoqué y me fui abajo rápidamente, estaba muy movido, muchísima turbulencia, plegadas van plegadas vienen y de térmicas ni hablar así que me fui abajo y no tenía ganas de pelearla así que decidí aterrizar seguro y volver a empezar.
Llega en ese momento Ricardo luego de juntar la soga, y le digo lo que había experimentado; y decidimos hacer otro vuelo, porque realmente yo presentía que se podía dar algo interesante, porque había actividad térmica, la presión estaba bien, el viento también, así que luego de tomar un sorbo de agua volvimos a realizar otro remolque.
A eso de las 14:30 hs más o menos salimos otra vez y en esta si, a los 300 y pico de metros más o menos me suelto de la soga y empiezo a virar la primer térmica, para luego rápidamente posicionarme en lo que sería el preámbulo del vuelo del record.
Luego de casi 4 hs, logro un vuelo muy importante, de unos 152 kms, aterrizando en un campo muy cerca de Coronel Suarez, el cual precisamente había sido el goto seleccionado en el GPS, mientras tanto Ricardo ya estaba en coronel Suarez esperándome con mi camioneta Caddy, así que tuvo que volverse hacia atrás unos 25 kms para rescatarme.
De vuelta a Pehuajó íbamos hablando del vuelo y le digo a Ricardo que habíamos perdido mucho tiempo en acomodarnos y todo eso, así que si mañana salíamos nos encontraríamos a las 10 de la mañana y hacer el aguante hasta que se ponga el día.
A la noche, luego del vuelo del Viernes, ya era muy tarde cuando decidí el vuelo que haría el Sábado buscando un record de distancia que era impensable batir y menos superar la barrera de los 300 kms (Excepto Daniel Rosas que él sabía que yo podía y minutos antes de salir a volar me lo manifestó), pues todos los datos meteorológicos, me daban que el sábado era el día elegido.

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Lo único que Wind Gurú le erró fue en la hora que pronosticaban que bajaría la intensidad del viento; ellos decían a las 16:00 hs más o menos, pero resulta que nunca paró ese sábado, le siguió dando todo el día…
Los meteogramas de Meteofa me daban bien y era muy pronunciada la curva de convección, por lo que sumada al viento que sabía que habría, dije que sí, que era lo que necesitaba.
Así quedamos; a las 10:00 hs más o menos lo fui a buscar ya con todo preparado porque a las 08:00 hs me había levantado para organizarme, comprar fruta, calentar agua para el termo, unos sándwiches, preparar el agua en la conservadora y todo eso que se necesita para este tipo de vuelos.
A las 11:00 hs más o menos estábamos con Ricardo quién me asistiría en el remolque y haría el apoyo logístico en el triángulo, que es el despegue que usamos en la 6ª fecha del regional de distancia, en el mes de Diciembre, al costado de la laguna La Salada.
Teníamos clavado viento Norte, rotando levemente hacia el Noreste, pero no era problemas, lo que si es que la intensidad máxima estaba estimativamente en unos 70 km/h y la mínima unos 50 km/h. Era mucho y nos quedamos esperando que bajara pues sería imposible salir de esa forma.
A eso de las 11:30 más o menos empezamos a ver signos de convección, unos chimangos tratando de girar algo y unas cigüeñas en lo mismo, pero no se podía salir hasta que no sea seguro para volar.
Le digo a Ricardo que esperemos un poco, mientras tanto vino al lugar del despegue Nacho Gardes, otro amigo, perteneciente al equipo quien remolca también, estuvo un rato y luego se fue.
En ese momento aparecieron los primeros cumulitos tratando de mantenerse y también bajó un poco la intensidad del viento, pero no tanto, aunque se mantenía más tiempo la baja así que a las 13 hs y pico más o menos le dije a Ricardo que ya estábamos para salir que nos preparemos, así que me empecé a equipar y Ricardo mientras me tenía la vela que parecía estar viva y se quería volar.
Le digo que va a estar complicado por las ráfagas tan fuertes, pero si el viento me daba tiempo a inflar; ya la teníamos; él se alejó con la camioneta y mientras yo trataba de tener la vela en el piso le dije que me unos 6 kgs de tensión más o menos y que no salga hasta que no vea que estoy con la vela volando y mirando la camioneta, y que lo haga muy pero muy despacito, lo que sería durante la primer parte del remolque, un remolque estacionario ya que le dije que se quede con la camioneta parada soltando soga directamente y con el corta cuerdas en la mano a la espera de una contingencia…

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La salida fue muy rápida, violenta pero muy controlada, como siempre la hago cuando vuelo con viento; prácticamente salí disparado para arriba apretando los dientes por alguna posible plegada a baja altura, o algún corte de soga y una posterior abatida frontal, pero nada de eso pasó, fue todo muy controlado, muy veloz, y muy prometedor ya que el día se estaba poniendo bueno.
Hasta las 200 y pico de mts de altura parecía que la vela se quería escapar de mis manos, pero más arriba ya la turbulencia disminuyó considerablemente y el ascenso lo hacía prácticamente de forma normal.
A eso de los 500 mts de altura siento la primer térmica y le digo a Ricardo que me afloje tensión que ya iba a desprender
Tenía muy claro que estaría en aprietos si no me prendía y seguía volando por lo menos hasta las 16:00 hs, siguiendo lo que Wind Gurú decía…ya que si me tocaba aterrizar antes de esa hora justo con la alta me arrastraría bastante y ahí si la pasaría mal, pero nada de eso pasó y rápidamente me prendí y estando en poco tiempo pasando los 1000 mts de altura.
Mi equipo personal para este vuelo era el que uso siempre: 2 gps (uno de backup, un Etrex) y el principal, un 60 Csx; un vario Flytec, un Handy Yaesu FX150 y otro de backup Yaesu también 23R, un cortacuerdas en el desprendimiento y otro en el cokpil, una bolsa hidratante, tres botellas chicas con agua congelada, dos manzanas y dos bananas (me olvidé de comprar barritas de cereal esta vez…), 6 pilas chicas AA para los gps, mi silla carenada HA, mi casco Hi-Tec, mis lentes Bolle (los gané en una de las fechas del regional…), mis guantes Independence, mi remera de lycra SOL, mi amiga Poison de Skywalk, y mi infaltable súper amigo el redondo Secura Max 38.
A medida que volaba confirmaba por radio con Ricardo quien me seguía por la ruta 86 o algún camino de tierra, que haríamos el record, antes de salir le dije: Ricardo disfrútalo que este es un día histórico, será cuando rompamos los 300, vas a ver…!
Ricardo tiene mucha experiencia en remolques y conoce mucho la zona, así que con la radio nos manteníamos muy bien; yo le pasaba la info que él necesitaba y todo bien, pero lo más importante era el apoyo psicológico que me daba. Por ejemplo yo le preguntaba cómo estaba el viento abajo y él me respondía: “No seas pelotudo, no se te va a ocurrir aterrizar, mira que ahora hay más viento que cuando saliste…”. Yo le respondía: “Loco, me caigo, está re complicada la cosa, no encuentro un carajo…”, él me respondía: “No seas pelotudo, mira que no vas a poder aterrizar y aparte tenés que meter los 300, ya me tenés repodrido, ¿No me habrás hecho cagar de calor para aterrizar ahora, no..?”
Así que con la sutil ayuda de Ricardo y yo que estaba hasta las manos así que los kms empezaron a pasar a mucha velocidad, en momentos iba a 60 km/h, en otros a 90 km/h, hasta que en algunas oportunidades me marcaba más de 100 km/h. y Ricardo me decía que no me podía alcanzar en calles de tierra.
Primero llegamos al acceso de Monez Cazón, luego llegamos a Henderson, quedándome a las 09:00 hs, llegamos a Daireaux que fue el lugar más difícil ya que no encontraba nada y llegué a estar a 100 y pico de mts de altura, y miraba hacia abajo como se movían los sembrados por la acción del viento y me decía que no, que tenía que seguir, había que encontrar algo urgente.

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Yo no sé si Uds. Son creyentes o no, pero les aseguro que cada vez que algo así me pasaba decía: “Dios, mandame algo, sacame ya de acá que me caigo…”; en ese momento, no sabía cómo pero aparecía siempre algo, una bolsita de Nylon, una pajita flotando a mi lado o un halconcito o un chimango girando al lado mío, así que por ser buen observador, volvía otra vez a subir.
En dos o tres oportunidades vi que la cosa se complicaba porque eran muy violentas las descendentes, y si no se estaba ben arriba, cerca de la base de las nubes, uno se caía y no había forma de encontrar una ascendente y costaba mucho mantenerse, aparte había de todo, inversión térmica, cizallas, plegadas, etc.
Cuando salí el día anterior, mi vela estaba con hojitas y pastitos en las celdas, y les aseguro que en algunas de las abatidas frontales que tuve, las hojitas y los pastitos salieron limpiamente de ella, ja, ja, ja.
El vuelo en si se fue poniendo más y más relajado a medida que iba avanzando a pesar de que era cada vez más violento, más movido. Un GPS me descontaba los kms que me faltaban para llegar a los 300 y con el otro buscaba diferentes datos, como distancias a ciudades cercanas, velocidades relativas, tiempos, etc. de esa forma me iba poniendo metas cortas y cada vez que llegaba a ellas, volvía a poner una nueva y así los kms pasaban a gran velocidad y la consigna era “No caerse”.
Realmente la vela, un Poison 1; se portó muy bien, ya que es relativamente tranquila y le permite a uno girar cerrado y bien alabeado en térmicas de pequeño diámetro, responde rápidamente a los comandos, es blanda y avisa rápidamente lo que va a hacer, así que solamente es necesario volarla, amigarse y pedirle más y más.
En un momento pensé que me quedaba con los comandos en la mano y ya me veía volando con mi paracaídas a 2000 mts de altura, derivando y apareciendo vaya a saber donde pues eran muy violentos los ascensos, y los descensos, la vela temblaba y se sacudía como gallina con piojos.
Ya a la altura de Coronel Pringles se me venía el cordón de la Ventana y realmente no quería pasarlo por el medio a baja altura, no me quería jugar a caerme y comerme los rotores a sotavento, así que empecé a derivar hacia él SE y efectivamente parecía que estaba rotando la dirección del viento, por lo que pasé prácticamente al costado, por donde se hace cada vez más baja y termina en el límite con la llanura (cerca hay una estación de tren que no recuerdo en este momento su nombre).

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Me quedaba adelante a unos 60 kms de distancia Coronel Dorrego y un poco más adelante Bahia Blanca, así que como venía el rumbo me daba a Coronel Dorrego, por lo que le avisé a Ricardo que me espere allá, ya que estaba muy cerca y como venía todo, llegaba bien, excepto que…
A esa altura estaba ya con 240 kms realizados prácticamente por lo que con poco tenía que pasar los 300 pues venía manteniendo buena altura y podía dar para llegar a Monte Hermoso, pues Bahía Blanca ya me quedaba muy derivado y con el viento que había sería imposible llegar…
La cosa es que estando a unos 1500 mts de altura, tal vez un poco menos; me dispongo a hacer una transición, acelerando pues me estaba cayendo y necesitaba imperiosamente una térmica; pero en vez de caer, empecé a subir con viento de cola y acelerando. En ese momento le dije a Ricardo que estaba tal vez volando con la brisa marina que entraba al continente… ya que la costa estaba relativamente cerca, pero me llamó la atención porque tampoco lo creía y veo a lo lejos una línea muy oscura y adelante como un súper remolino marrón tipo película que parecía que avanzaba hacia donde yo estaba.
Efectivamente, se venía un frente del Sur de aquellos que después me enteré que se había generado en el mar, ya que justo Horacio Maizonave estaba de vacaciones con su familia y más tarde en conversación telefónica me comentaba del fenómeno que había visto crearse desde el mar y yo estaba ahí todavía con los kms que me faltaban para completar los tan ansiados 300, y sabiendo muy bien que no tendría esa oportunidad otra vez tan fácilmente así que tuve que decidir en ese momento que hacer, si me ponía a trabajar para aterrizar rápidamente y safar de la tormenta que se venía, o seguía hasta meter los 300 y luego si aterrizar.
Fue una difícil decisión que tuve que tomar, porque en ese momento mi prioridad era hacer los 300 pero la lógica y la cordura me decían que de forma urgente tenía que aterrizar porque ya estaba muy comprometido, pero esta vez no ganó la razón y especulé.
Cuando ya estaba a 290 kms de distancia, me parecía casi imposible llegar a los 300 ya que la tormenta se acercaba cada vez más, pero este record se hacía esperar y en ese momento fue como la figurita difícil, la quería tener a toda costa y sabía que yo podía, que estaba preparado y me pertenecía pero tenía que aguantar un poco más, estaba muy cerquita de lo que tanto anhelaba y me sentía totalmente excitado ya que era el sumun máximo en ese momento de tanta tensión pero yo sé muy bien que no hay que cantar victoria antes de la gloria, así que recordando el dicho de Alberto Pol cuando en una oportunidad decía: ” Hablar menos y volar más”. En ese entonces dejé de mariconear y me dediqué a conseguir lo que había ido a buscar, aceleré todo lo que podía en ese momento para salir de la dinámica del frente pues en todo ese corto proceso de especulación había recorrido otros kms más y el GPS ya había calculado el coeficiente de planeo y con la altura que tenía y la velocidad que traía el record estaba así que a duras penas pude empezar a bajar ya que mientras aceleraba seguía subiendo, y los brazos ya no me daban más para meter orejas, estaba muy cansado y estresado y si no bajaba en ese momento por último me quedaba entrar en un tirabuzón violento de última; pero no hubo mayormente problemas y pude llegar hasta los 500 mts de altura.

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Ya a esa altura había superado los 300 kms (el GPS marcaba 316 kms más o menos, pero luego al bajar el track no sé porque pero me daba solamente 301) y ahora la prioridad era aterrizar seguro, cerca de alguna casa o calle, hasta que divisé un puesto, cerca de una calle en el medio de la nada, y pidiendo que haya calmado la intensidad de viento, pero como se veía desde arriba, con los árboles, y los campos, me di cuenta que estaría en problemas lo cual me sorprendió ya que antes de las tormentas por lo general se viene la calma chicha y cuando ya está entrando la tormenta ahí si agarrate…pero acá parecía que se intensificaba la velocidad del viento.
Ya a los 200 mts de altura el parapente caminaba para atrás como loco y yo piloteaba marcha atrás buscando no golpear con la casa o el molino que tenía abajo, o llegar cerca de algún alambrado así que tiraba de un comando, tiraba del otro, mientras miraba para un lado, miraba para el otro, saqué mis pies del carenado, junté mis tobillos recordando el método de paracaidismo al saber que tendría que utilizar mi mejor aterrizaje pues el golpe sería violento y más si se me plegaba la vela cerca del piso, y tendría que reaccionar de forma rápida, hacer el rolido, protegerme la cabeza y el cuello con mis brazos, y por supuesto que un cuidado extremo con los GPSs ya que tenía toda la información del vuelo…
La cosa es que cerca ya del piso, a unos 40 mts, la vela empezó a caminar para adelante y pude aterrizar de forma suave y normal prácticamente sin tocar los comandos, justo había agarrado la baja y no tuve ningún problema pero estaba acalambrado así que apenas trastabille y me caí de costado, con la vela a medio inflar y en ese preciso instante…se infla totalmente y me saca como chancho hacia el maizal.
No tuve tiempo a nada así que me empezó a arrastrar y yo tratando de matarla como sea, tirando de lso comandos, pensando en ubicar en el despelote de tierra que volaba, pastos que me seguían, espinas, plantas secas, piedras, etc. y girando sobre mi eje entuiwstandome mientras la loca me llevaba hasta un alambrado que estaba muy cerca, y eso era lo que no quería yo.

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Después de recagarme a palos unos cuantos metros, paró y me dejó levantar y lo que hice rápidamente fue correr para ponerme de atrás y tirarme encima de ella para que no vuele más…
No podía ni respirar, por un lado el cansancio que tenía y por otro porque había tragado tierra y pastos, es como que el record se cobró parte de su precio ni bien aterricé.
Yo parecía salido de una guerra, estaba cubierto de polvo amarillento, lleno de pastos, todo enrollado con los suspentes, desalineado, raspado por todos lados, en una palabra; hecho pelota, pero contento, había conseguido el record!.
En ese momento apareció un hombre que había observado todo, era el lugareño que vivía en ese puesto, así que se acercó con su perro, un cusco lanudo, parecido a un Collie, pero en miniatura y me ayudó a sacar las espinas, piedritas, pastos de la vela que estaba hecha una madeja; mientras yo me sacaba rápidamente las bandas de la silla y juntaba los instrumentos que estaban desparramados por el piso, ya que en el arrastrón me fue arrancando todo y quedaron diseminados por el terreno.
Este hombre, Luís Alberto Martinez, de Bs. As. Está trabajando en ese campo me ayudó luego a juntar la vela y meterla en el bolso ya que se nos venía el frente de tormenta y en unos minutos nos pasaría por arriba, logramos guardar todo y salir corriendo hasta la casa que se encontraba a unos 100 mts del aterrizaje. Me ofreció su baño por si quería ducharme, me dio una toalla y un jabón y pude relajarme y quedar hecho una pinturita, lamiendo mis heridas.
Luego, ya más tranquilo todo me cebó unos mates y me dispuse a mandarle un mensaje a Ricardo quien sabía que me en Coronel Suarez, en la esquina de un galpón tenía señal de celular. Le mandé el mensaje a Ricardo quien me contestó muy contento de que habíamos conseguido el record, que era lo más importante para nosotros, y más sabiendo de que había aterrizado bien.
Más tarde envié algunos mensajes a mi familia, compañeros de equipo de remolque quienes estaban a la espera de que pasaría diciéndoles que habíamos conseguido el tan ansiado record, más tarde mi nuevo compañero de aterrizaje, llamó a un remis de Coronel Dorrego así que se confirmó que en una hora vendría a buscarme, mientras tanto mirábamos la tormenta como pasaba y luego me contaba cómo vivía, me mostró a su caballo Copete el cual estaba comiendo alejado de la casa entonces le ordenó a su perro que lo vaya a buscar, por lo que este salió corriendo a los ladridos y en un rato nomas apareció el caballo al lado del perro. Ja, ja, ja, fue increíble eso.
En ese momento, alejado del mundo, en el medio de la nada, me puse a pensar lo hermosa que es la vida, lo genial que es esto del vuelo, las vivencias que nos da el parapentismo, y más precisamente el cross, las experiencias que uno vive en situaciones como estas, la gente que uno conoce y se da cuenta que no todo está perdido y realmente se siente tan satisfecho de poder ser parte de esta maravilla…

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A eso de las 21 hs llegó el remis, manejado por el señor Celso Alejandro Holzmann de la ciudad de Coronel Dorrego Pude llegar a coronel Dorrego a eso de las 22 hs, llevándome al reencuentro con Ricardo quien me esperaba y ahí si nos saludamos con un gran abrazo, contentísimos por el logro deportivo.
Salimos tarde para Pehuajó, con mucha lluvia, así que llegamos a eso de las 03:30 hs más o menos.
Hay mucho más para contar sobre este vuelo tan importante para mí y para el deporte en sí, pero se pondría aburrido creo, lo más importante ya está escrito.
Este vuelo me dejó pensando más tarde y darme cuenta que importante es trabajar en equipo con otras personas, cuanto se puede conseguir con objetivos claros, ideas profundas y mucha fuerza cuando se la necesita, que es mucho más que solamente hablar y hablar y gracias que los records están para ser batidos y es tan importante de no quedarse y volver siempre a pensar en lo próximo que se vendrá que por supuesto ya está en mi mira.
Las nuevas metas tan importantes en la vida de un deportista, son la sal que le da gusto a la cosa y es necesario que siempre estén presente en nuestras vidas pero es imprescindible estar totalmente convencidos que lo queremos hacer, que lo necesitamos y que tenemos las herramientas justas para conseguirlo.
La parte final la dejo para quienes hacen posible que yo vuele, ya que sin ellos sería imposible:
Mi familia, Ricardo Paladino, Miguel Flores, Ignacio Gardes, Fabian Jungblut y por supuesto a mi vela Poison de Skywalk

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AireNieve

Snowkite, San Martín de los Andes

enero 6, 2020 — by Andar Extremo

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A 20 Km de San Martín de los Andes, se encuentra el centro invernal Chapelco, increíble lugar donde se llevó a cabo un encuentro de Snowkite. En una entrevista para Andar Extremo, Diego Duverges nos cuenta su experiencia.

Entrevista Juancho Ibañez a Diego Duverges para Andar Extremo, fotos Juan Cruzzg

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Cómo surgió el Snowkite y quién lo creo?
Surgió antes que el Kitesurf, entre estadounidenses y franceses. Ellos hacían parapente y empezaron a cruzar el kite con el esquí. Alemania, Suiza y EE. UU, se podría decir que son los precursores. El Kitesurf ayudó mucho a desarrollar el Snowkite en lo referente a equipos, por ejemplo. En Europa es donde más se practica Snowkite por que tienen rutas a mucha altura, y tienen facilidades a los accesos.

Cómo se te ocurrió hacer Snowkite?
Soy instructor de Kitesurf desde hace más de 15 años. Me encanta la montaña. Antes trabajé en Las Leñas y siempre me gustaron los deportes de invierno. Luego me vine a trabajar a San Martín de los Andes y practiqué Snowkite por mi cuenta, hasta que dije: qué bueno sería contar con este servicio en el Cerro Chapelco. Así empezó todo.

Por qué elegiste el Cerro Chapelco para hacer esta actividad tan novedosa?
Porque el acceso es fácil. Llegás por un medio de elevación, y los del Cerro Chapelco son los más aptos y modernos. Además, podes venir a esquiar y si hay viento te pasas a kitear.

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Cuál es la diferencia con el Kitesurf y para quién está orientada esta actividad?
La diferencia con el Kitesurf es que acá tenés la montaña, con lo cual tenés un desnivel. Por eso digo que es como navegar en 3D. Lo más importante es adaptarse a la pendiente y leer los vientos. La clase está orientada para cualquier persona que tenga ganas de probar algo novedoso y divertido. Además, en la nieve no te hundís como en el agua, con lo cual lo hace más fácil. Cambia si nos vamos a una pendiente más pronunciada. Si uno viene practicando Kitesurf, la progresión es más fácil para pasarse al Kitesnow y lograr surfear la montaña de manera más fluida.

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En qué consiste el evento que están organizando en el Cerro C4, y cómo nace la idea de armarlo?
Es un evento que surgió con dos amigos, el Chompi y Nico. Los tres somos fans del Kite, y descubrimos este desierto de nieve a 2000 m de altura, muy cerca del Cerro Chapelco. El lugar es alucinante y las condiciones perfectas, porque la orientación de la explanada es una orientación de frente al oeste y acá los vientos de la Patagonia son predominantes del oeste, además son 800 hectáreas y siempre hay nieve por la altura. Como el acceso es difícil, pensamos llevar gente en helicóptero al C4 gracias al apoyo de sponsors como Corona.

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¿Cómo ves el Cerro Chapelco en relación con el espacio, seguridad, calidad de medios y atención para la práctica de Snowkite?
Chapelco está premiada como la mejor estación de esquí de Latinoamérica. En seguridad, calidad de medios, personal. Siempre está nivelando para arriba en todo sentido. Por eso lo elegí. La zona de Snowkite es como un Wakepark porque tiene todas las variables. Es ideal… podés volar, esquiar. Es una zona de entrenamiento. Después, la idea es ir a esquiar montañas enteras como el C4.

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También hacés Kitesurf en Buenos Aires?
Me dedico a esto. Soy Profesor de Educación Física en San Isidro, y tengo mi escuela de Kitesurf orientada al deporte y al ambiente familiar. Cuando termina el verano, organizamos un viaje al Caribe. En invierno me vengo a Chapelco.

Cuál es la diferencia entre el Snowkite y otro deporte de invierno?
Es un deporte invernal nuevo. Sentir que podés subir una montaña con viento es una sensación increíble. ¡Poder hacerlo es literalmente alicinante!

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Por qué elegiste San Martín de los Andes para hacer tus temporadas de invierno?
Llegué a través de un amigo que tiene un local muy conocido de venta de productos de esquí y montaña en San Martín. Ahí la descubrí. Me gusta… el respeto en el tránsito, su gente, la estética de pueblo de montaña, la arquitectura del casco histórico. Siempre digo que tengo mi familia invernal acá. Y vuelvo a destacar que al trabajar en el Cerro Chapelco, siempre veo que tiran para adelante. Siempre hay novedades. ¡Eso me gusta!

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AireSupervivencia

EL CIELO PUEDE ESPERAR, historia de un vuelo en parapente

octubre 29, 2018 — by Andar Extremo

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Rodrigo Esmella tiene 36 años, nació en Capital Federal pero se crió en Capilla del Monte, Córdoba, desde que tenía 1 año. Es actor, bailarín y comediante. También se formó como Guía de Turismo Aventura y en 2005 empezó a hacer Parapente. En 2016 estuvo involucrado en un hecho de supervivencia donde tuvo que escaparle a la muerte en dos ocasiones. Nota de la revista Andar Extremo n° 51

Por Marcos Ferrer entrevista a Rodrigo Esmella, Fotos Rodrigo Esmella

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Siempre te gustó hacer deportes?
Sí, desde chico. Además, si te gusta, la geografía del lugar invita a hacer este tipo de actividades. Un día aparecés con unas botas o zapas de trekking, y hacés trekking. Otro día con una mochila, equipo de escalada y haces escalada. Y otro día, miras para arriba y ves parapentes volando… jajajaja! Así que hice el curso y empecé a volar.

Qué hecho sucedió en 2016 que marcó tu vida?
Estaba en Capilla del Monte, era domingo, domingo 21 de febrero. Me habían invitado a hacer un vuelo en parapente, la condición estaba buena, pero ese día estaba cansado y no tenía los ánimos fuertes. Unos días atrás había tenido una pelea fuerte con mi hermano, no nos estábamos hablando. Todo eso influía. Pero como el conocedor de la zona era yo, accedí a hacer la guiada hasta allá arriba. Para hacer algo de estas características la cabeza tiene que estar tranquila, uno tiene que estar relajado.

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Hicimos el despegue en el Cerro Uritorco, aproximadamente a las 15:45. Mi amigo despegó primero. Uno para despegar necesita que el viento esté de frente, la ladera que se usa para despegar tiene que estar enfrentada al viento. Generalmente el despegue es horizontal, corriendo hacia adelante, en contra del viento y en dirección hacia la bajada de la pendiente. Pero puede pasar, si la condición es potente, que en vez de salir hacia adelante, tu despegue sea vertical. Y eso pasó. Salí hacia arriba, esperando para poder avanzar e ir hacia adelante, empecé a derivar hacia la izquierda, seguido de una pequeña rotación hacia la derecha. Y es acá donde se pliega mi vela y caigo.
Tuve una plegada asimétrica del lado derecho, eso significa que una parte del ala se pliega y deja de volar, mientras que la otra mitad (izquierda) sigue volando, avanzando, generando una rotación sobre el eje.
Las plegadas pueden suceder, pero lo importante es tener altura para contar con un margen de tiempo para que la vela se abra de nuevo. Imaginate que son unos 27 m2 de tela anclados a tu cadera por medio de un arnés, y para que esa cantidad de tela vuelva a configurarse como ala requiere de un tiempo. Si estoy con altura suficiente, cuento con ese margen de tiempo. El problema fue que estaba a baja altura y llegué al piso antes que la vela vuelva a volar. Caí desde unos 20 mts, con el peso del cuerpo sobre la pierna izquierda y pegué fuerte.

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Cuando impacto contra la ladera, la pierna izquierda hace presión hacia arriba mientras el torso va hacia abajo. Esta presión me rompe la sínfisis del pubis, desplaza hacia arriba el lado izquierdo de la cadera, fractura el sacro de ese lado izquierdo, me fisura la quinta lumbar, y cuando caigo con los brazos hacia adelante para frenar el golpe, me saco el hombro izquierdo. Y todo ese aplastamiento en la zona del abdomen produce un hematoma retroperitoneal. Así, quedo tirado.

Qué paso a partir de allí?
Dos días antes había estado haciendo trekking con Julio Guevara, amigo de años y compañero de muchas salidas a las sierras, caminando, escalando, compartiendo guiadas con turistas, etc. Además, es el jefe de Bomberos Voluntarios de Capilla del Monte. Y en esa salida de trekking habíamos acordado que el domingo íbamos a ir a hacer escalada en roca. Un rato más tarde recibo un mensajito en el que me proponen hacer el vuelo y accedo.
Al día siguiente, estando ya arriba para el despegue, Julio me llama para coordinar la salida de la que habíamos hablado. No lo atiendo porque estaba preparando el equipo de vuelo. Cuando tuve todo listo lo llamé y le dije donde estaba. Así que, con un par de binoculares se dispuso a ver mi vuelo desde el patio de su casa. Estábamos a una distancia de unos 5 km, Julio en su casa y yo en la ladera del cerro, que se podía divisar desde el pueblo.

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A esa distancia no pudo ver con total claridad lo que pasó, pero mi vuelo había sido raro y de muy poca duración. Eso llamó la atención.
Cuando estoy en el piso me confundo y empiezo a llamar a Julio por el handy, handy que estaba en frecuencia con el otro piloto. Entonces me doy cuenta que no me va a responder. Quiero agarrar el teléfono para llamarlo y algo raro me pasa cuando muevo el brazo. Involuntariamente me rotaba el torso completo. Ahí me doy cuenta que tengo el hombro luxado, fuera de lugar.
Después de un par de maniobras netamente contorsionistas, jajaja, logré hacer el llamado para contarle lo que pasó. La respuesta fue: “ya salgo para el cuartel, llamo a los chicos y salimos para allá. Calculá una hora y media hasta que lleguemos”. Era lejos, yo estaba tirado en una ladera del cerro, a unos 1.500 msnm. Y la llegada a ese lugar no tenía un acceso fácil.

Posición en la caída
Posición en la caída

En qué posición estabas?
Estaba entre acostado y sentado, con el terreno en declive, o sea, bien incómodo, jajaja… con el torso en inclinación ladera hacia abajo, haciendo fuerza porque me tenía que sostener, queriendo estar con la cabeza erguida. Una pierna afuera y la otra adentro del arnés (es un arnes en el que, durante el vuelo, llevas las piernas guardadas en una especie de saco o tubo de tela) y cuando movía la pierna izquierda, adentro, a la altura de la vejiga, sentía como si estuviese moviendo una bolsa de agua con un palo. Sin dudas, algo estaba suelto. En un momento siento en la zona abdominal como un derrame, caliente. Pensé que me había orinado, entonces abro el arnes esperando ver el pantalón mojado. Cuando lo vi seco, dije: “listo es una hemorragia interna y para cuando lleguen los chicos, palmé”. Fue muy loco ese momento, entender y experimentar emocionalmente la muerte y decir “esta es la última que hiciste”. Fue raro. No grité, no lloré, ni me desesperé. No tenía miedo. Sentí que ya no tenía nada. Experimente el desapego, un desapego total. Me pasaban imágenes por la cabeza. Me acuerdo una. La puerta de mi casa y mi mano agarrando el picaporte, abriéndola y mi vieja con el mate en el comedor. Y la volvía a cerrar. Esa cosa tan simple como abrir la puerta de tu casa, no lo iba a hacer más.
Ahí pienso en llamar a mi vieja. Espero que suene la sirena de los bomberos porque supuse que si la llamaba y después escuchaba la sirena, algo le iba a sonar raro. Dejé que suene como suele pasar a veces en el pueblo, y llamé.

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De allá arriba se veía todo Capilla del Monte, vista privilegiada. Y también se escuchaba todo.
La llamo queriendo disimular y a penas atiende me dice “Rodrigo estas bien?”… Las madres y esas malditas antenas parabólicas con las que se recibieron! “Nada” le dije, estamos guardando los equipos, en dos horas estoy por allá. Previamente, le había pedido a Julio que no le digan nada así no la preocupábamos, por lo menos hasta que tuviésemos resuelto el rescate.
En ese momento de espera, me entra un mensaje con un audio de la música de la película El Pianista. Esta escena fue prodigiosa. Fue dramáticamente bella, o bellamente dramática. El celular apoyado en el pecho, la música de la película sonando, mirando el Uritorco de frente, con las laderas yendo hacia la cima, el pajonal moviéndose en masa por las ráfagas de viento que iban pegando contra el cerro, y yo, quebrado física y emocionalmente. Sentía que estaba inmerso en un estado de una sensibilidad tan alta que me permitía percibir otras sutilezas. Una belleza y una paz indescriptible. No sentía dolor y estaba totalmente entregado a ese momento, admirándolo.
Creo que lo que nos asusta de la muerte es sólo experimentar el dolor, porque el pasaje de un plano a otro, intuí, debe ser Maravilloso.

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“Experimenté el desapego en su máxima expresión”

Y en lo mejor de la escena, se escucha el ruido del handy: “shhhhhhhhhh shhhhh, Neroo, Nero me tomá? Tamo subiendo con los choori, el asaado, la cooca y el ferneé!!! Ahí tamo viendo un trapo naranja (mi vela), tamo subiendo a las chapa!!!” No todos tienen el privilegio de ser rescatados por un equipo de Bomberos Cordobeses. Una experiencia “Picante Picante” y con mucho humor. Y del Bueno… jajaja! Los pibes venían a fondo. Varios de ellos, amigos.
Pasaba el tiempo y seguía vivo, despierto. Hasta que llegaron todos. Después, cuello ortopédico, camilla y llaman al helicóptero.

Te quedaste tranquilo allí?
Bajarme a pie era riesgoso por los tiempos. No sabíamos realmente en qué situación estaba y si era grave o no lo que tenía. Además, la zona era complicada, con un terreno de mucha pendiente y prácticamente sin senderos que faciliten la evacuación. Por eso deciden llamar a un helicóptero.
Me fueron sacando el equipo para poder pasarme a la camilla. En un momento me sacan el handy, que lo llevaba atado para que no se caiga en vuelo. Me lo había comprado hacía un par de meses, estaba nuevo. Cuando pasaron el handy por debajo de mí, desenroscando la vuelta que tenía el cordín que lo sostenía, veo que aparece sin la perilla del encendido. Le dije al bombero que me asistía, que cuando me corran de lugar, se fije si veía el botón y me respondió entre risas: “dejate de joder gringo, estas hecho mierda y estás buscando eso?”. Nunca se fijó y me quedó lo de la perilla en la cabeza.
Llegó el helicóptero y empezó a buscar un lugar para quedarse estacionario (hovering, “flotando”), porque la ladera inclinada no ofrecía un lugar llano para aterrizar. Cuando nos dieron el “ok” desde la aeronave, empezamos a trasladarnos hacia el Helicóptero que estaba a unos cuantos metros de distancia de nosotros. Me llevaban de espaldas, yo no podía verlo, pero obviamente lo sentía detrás de mí. Y en ese momento tuve un mal presentimiento, sentía que algo no estaba bien. Primero intentan subirme ingresándome desde la cabeza, pero el médico les pide que me den vuelta porque yo queda ubicado al revés y el no podía trabajar correctamente conmigo. Todo esto con la puerta de acceso a 1.60 m del suelo, y el helicóptero haciendo la maniobra de estabilización. Una escena vertiginosa, sentía la tensión del momento. Me dan vuelta, empiezan a ingresarme por las piernas y cuando me están empujando hacia adentro y todavía tenía medio torso afuera del helicóptero, el borde de la camilla del lado de los pies pega en algo que desestabiliza el Helicóptero. Primero, pierde sustentación y el patín que estaba en el aire baja hasta el piso. Después se va de trompa hacia adelante. En ese momento, la inclinación fue tal que yo, estando acostado, atado a la camilla y con un cuello ortopédico puesto logro ver por el parabrisa, la quebrada de la ladera en donde estábamos. Después se inclina hacia atrás, como si se fuera de cola, pero inclinado sobre el lado derecho. Acá las hélices tocan la ladera y colisionamos por completo. No explota porque el piloto corta antes el suministro de nafta, pero no el electro que mantiene la turbina prendida y es la que origina el primer foco de incendio, quemando el pajonal.

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Cuando todo queda quieto, veo al piloto tirado en un ángulo de la cabina y del otro lado al médico, lleno de vidrios encima. Me mira y me dice: “estás bien?” Le digo qué sí. Lo único que tenía era un corte muy chiquito en la cabeza.
Se escuchaban los gritos de los bomberos desde afuera: sáquenlos, sáquenlos!!!”. El piloto salió por adelante, no sé bien por donde y el médico por la puerta lateral que quedó mirando hacia arriba. Cuando saltó para salir, se fracturó el calcáneo (talón). Yo, adentro, todo atado sin poder moverme, con total conciencia de lo que estaba pasando, mirando todo pero sin reaccionar. Yo esperaba la explosión. Escuchaba en la turbina un ruido grave y el sonido del fuego ya quemando afuera. Me tironeaban de una pierna, la otra la tenía trabada, enganchada en un fierro. ¿La famosa escena en cámara lenta y en donde el audio de todo parece venir de lejos? Esa, la misma escena era la que estaba experimentando en ese momento. No recuerdo miedo, no recuerdo dolor, no recuerdo desesperación, estaba viendo todo, lo podía observar. Ahí pensé “sí no hacés algo, te quedas acá. Así que logro zafar el hombro del velcro que me lo sostenía a la camilla y alcanzo con la mano la botamanga del pantalón de la pierna trabada. Me desenganché y sentí que la camilla salió deslizada hacia afuera de un tirón y nos alejamos rápido del lugar. Tuvimos 12 minutos hasta la explosión. Se levantó un hongo negro que estaba siendo visto desde abajo del cerro por todo Capilla del Monte. Eran las seis y pico de la tarde.

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Se prendió fuego todo y el viento que soplaba derivó las llamas hacia la ladea que tenía el sendero de bajada. Entonces, el rescate fue a pié, con dos camillas, la mía y la del médico que no podía caminar, por una ladera sin sendero, muy empinada y que a medida que perdíamos altura la vegetación se ponía cada vez más cerrada y lo único que había para ir abriendo huella era dos bastones de trekking. En un momento, antes de empezar a bajar, aparece allá arriba mí hermano, Germán, con quien no me hablaba hacía días. Lo vi y me quebré, le pedí disculpas. Fue una bajada durísima, eterna, que empezó a las 19 h del domingo y que llegó a la ambulancia, que nos esperaba abajo, a las 7:30 de la mañana del día lunes. Germán me bajó junto a los bomberos y me dio agua toda la noche. Mientras tanto, más bomberos subían, dificultados para encontrarse con nosotros porque estábamos en un lugar sin sederos, con una vegetación muy cerrada y de noche, llevando agua, machetes, y lo necesario para poder bajarnos. Y otros bomberos subían a controlar el incendio.

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“No recuerdo miedo, no recuerdo dolor, no recuerdo desesperación, era un slow motion”

Derecho al hospital?
Sí, al Hospital San Roque en Córdoba Capital. Cuatro días en terapia intensiva y después en habitación común, esperando una operación.
Conocí a un equipo de profesionales impresionantes, con un corazón gigante. Gente maravillosa a los que les estoy enormemente agradecido, empezando por el Dr. Pablo Segura, la Dra. Lizi Sucaria y la Dra. Miriam Maldonado, seguidos de un equipazo que voy a nombrar: Lucho, Jesús, Santi, Normi, Estelita, Nori, Cari, Silvia, Vani, Marta, Sandra, Adrian, Andre, Sil, y Walter que todas las mañanas a las 6.30 venía a limpiar la habitación y nos quedábamos charlando.

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Cómo fue la recuperación?
Me dijeron que me tenían que operar. Tenía desplazado el pubis y tenían que volver a sujetarlo. Pablo, el traumatólogo, me dijo: “¿Imagino que vas a querer volver a hacer tus actividades de siempre, no? Entonces tengo que ponerte placas”. Y así fue, cinco días después de esa charla, un jueves, entré a quirófano por primera vez en mi vida. Me dieron de alta el sábado. Y el domingo me llamaron del hospital porque me tenían que internar de nuevo. En los análisis que me habían hecho aparecía un virus y tenían que atenderlo. El lunes estaba entrando de nuevo al Hospital. Estuve 15 días más y entre dos veces más a quirófano para hacer unos lavados en la herida.

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Después volví a mí casa y me fui recuperando. Habían pasado 2 meses y medio, y una semana antes de volverme a Buenos Aires quise subir de nuevo al lugar del accidente. Me acompañó Julio y su señora, le pregunté dónde estaba tirado exactamente. Fui hasta el lugar que me señaló, y después de llorar un buen rato, pedirle disculpas al lugar y a todos, y agradecer, me recosté con la misma posición con la que estaba ese día y puse mi mano por debajo de mí, entre la espalda y el piso, queriendo ubicar un lugar específico en el suelo. Después me corrí sin sacar la mano de ese lugar. Quedó apoyada sobre un montículo de pajonal. Con las dos manos abrí ese matorral, separándolo en dos partes y en el medio, con un poco de tierra encima, estaba el botón del handy.

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Mi agradecimiento especial al médico y al piloto del Helicóptero, a Julio Guevara y al Cuartel de Bomberos Voluntarios de Capilla del Monte, a todos los chicos del Hospital San Roque de Córdoba Capital y a mí hermano Germán.

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Aire

MICHEL GUILLEMOT, PARAPENTE. PRIMER ARGENTINO EN EL TOP TEN MUNDIAL

noviembre 29, 2017 — by Andar Extremo

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Michel Guillemot vuela desde muy pequeño, y ha logrado ser el primer argentino en lograr un top ten en la historia. En una linda charla, nos cuenta cómo fue competir en el campeonato mundial de parapente en Monte Avena Italia.

Por Andar Extremo, entrevista a Michel Guiilemot
Fotos gentileza FAI

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Cómo te inicias en el mundo del parapente?
Vuelo desde los 11 años, ahora tengo 31. Nací en Tandil, provincia de Buenos Aires, y cuando era chico mi viejo se vino a vivir a La Cumbre, Córdoba. En uno de los viajes que lo vine a visitar, fui a Cuchi Corral que es la meca del parapente en Argentina. Está a unos 15 km del centro de la cumbre y forma parte del valle de Río Pinto. Fui como cualquier turista. Tenía 9 años en ese entonces, y vi unos parapentes volando, entonces lo volví loco a mi papá para que me llevara a un vuelo biplaza. Me llevaron, y desde ese momento no me importó nada más, sólo quería volar. Iba a la escuela mirando el cielo por la ventana del transporte a ver si estaba lindo para que, cuando saliera, alguien me llevara. Cuchi Corral tiene un desnivel de 400 metros y una altura de 1100 msnm. En ese lugar, se vuela hace como 30 años y se pude llegar a los 4000 metros de altura. Creo que a nivel mundial es el despegue más conocido de Argentina. A los 10 años hice el curso y a los 11 ya volaba solo. Fui la primera persona de tan pequeña en volar en parapente y uno de los más chicos del mundo.

Vuela mucha gente en Cuchi Corral?
Por día volarán 15 pilotos, y los fines de semana tenés 200 personas mirando. De hecho, las dos actividades turísticas que tiene la cumbre son el parapente y el golf

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Qué decían tus padres al verte volar tan pequeño?
Ellos me apoyaron desde el principio, principalmente mi madre que ya no está, falleció hace 3 años, y fue mi principal motor. Necesité desde un principio de su apoyo, primero para que me dejen hacer la actividad teniendo que hacer una autorización legal, firmada ante escribano, porque ningún instructor quería tomar esa responsabilidad, y segundo, por una cuestión económica. Terminé haciendo mi primer vuelo con Pablo Duich en Iquique, Chile, el 25 de julio de 1997 a las 9:15 de la mañana. Ahora, ya cumplí 20 años de vuelo. Inicié en un lugar que tiene condiciones inmejorables, se despega en unas dunas de arena con brisa de mar, bien laminara, uno de los mejores lugares del mundo para aprender. Aún hoy, después de tantos años, mi padre no va a los campeonatos porque le da miedo. Incluso ahora, que estoy entre los mejores 10 del mundo y gané muchísimos campeonatos argentinos me dice:- si fueras chico y te tuviera que dejar volar, no lo haría.

Qué pensaban tus compañeros del colegio al verte volar?
Era muy gracioso, porque en la escuela entraba a las 8 de la mañana y salía a las 5 de la tarde, y mientras que los nenes tomaban la merienda o jugaban con los jueguitos, yo iba al aeroclub a inflar el parapente o le pedía a mi papá que me llevara rápido a Cuchi Corral a ver si podía hacer algún vuelo. Lo pude empezar a compartir después. Cuando tenía 14 años llevé a mi primer pasajero que fue Hernán Vacola, y que era piloto de parapente. Era raro, yo escuchaba a la mayoría de los padres de mis amigos que decían que mis padres estaban locos, pero entendía que así como a algunos les gustaba jugar al fútbol o al tenis, a mí me gustaba volar. Este deporte me dio la posibilidad de conocer un montón de lugares en el mundo y buena gente, que es lo que te nutre también.

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“Si bien compito profesionalmente, para mí no deja de ser un juego, no me vuelvo loco por competir, lo disfruto, la esencia es aprender, compartir y pasarla bien”

Qué pasó por tu cabeza en el primer vuelo solo?
Fui a Iquique con mi mamá, y el instructor me dijo que vaya con mi equipo, que iba a ver cómo inflaba el parapente y, si estaba en condiciones, me hacía volar. Ya venía hacía un año haciendo el curso de parapente en la cumbre y aquí no se animaban a que vuele solo, por eso fue la decisión de ir a Chile. Cuando llegué, inflé el parapente tranquilo, ya que practicaba continuamente. Mientras tenía el parapente inflado, me tenía agarrado y de repente me dijo:- estás seguros que querés volar?. Yo le dije:- sí!. Me acompañó hasta el borde de la montaña, y salí. Desde allí me siguió por la radio, transmitiéndome tranquilidad. El primer vuelo es muy básico, es más que nada despegue y planeo recto hacia delante. En el aterrizaje me esperaba otro instructor que me iba guiando porque era difícil de calcular. Día tras día hice distintos vuelos y fue una sensación tremenda. Estaba volando solo, dependía de mí porque allí mis papás no me podían decir nada, ninguno sabía volar…me sentía muy independiente. Cuando aterrice en el primer vuelo, pensé cómo llegar lo más rápido al despegue, para hacerlo de nuevo.

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A partir de allí, cómo fuiste evolucionando en el deporte?
Para evolucionar tuve que juntar horas de vuelo y hacerlos firmar por un instructor. Cuando fui a Iquique, lugar en el que por las condiciones climáticas se puede volar todos los días, junté en 15 días más de 30 vuelos, necesarios para rendir la licencia que te acredita a ser piloto principiante. Seguí juntando más horas, y volando lo que más podía en Córdoba. A los 18 años, empecé a competir pero mucho no me gustaba, y me incliné hacia la acrobacia, y también competí. En acrobacia tenés que hacer un listado de pruebas y cada una de ellas tiene un coeficiente de dificultad. Hay un jurado de 5 personas que te ponen puntaje. Son 5 notas, la más alta y la más baja se sacan, y cuentan las del medio. Se hace siempre arriba de un espejo de agua por seguridad, pero no me convencía porque no lo veía tan seguro como creía, y le empecé a tomar el gustito por la modalidad que compito hoy: el Cross country. En ella, llegué a estar primero en el ranking argentino, con 21 años. Me alejé como medio año del vuelo, y después me dediqué seriamente a competir en copas del mundo y eventos nacionales. Acá, hay 4 fechas de campeonato argentino por año, ahora estoy primero.

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Cuáles son las maniobras que se hacen en las diferentes modalidades?

En acrobacia la maniobra más vistosa es el helicóptero: media ala vuela hacia adelante y la mitad hacia atrás, giramos en nuestro propio eje. Se hace looping, donde se pasa sobre el parapente. Hay una maniobra que se llama infinit y pasa el parapente desde atrás hacia adelante como saltando la soga, y pasa por arriba y por abajo. Los que se usan en acrobacia son parapentes más chicos que en Cross country, tienen mucha más carga alar, y anclajes reforzados que aguantan el doble, unos 200 kilos. En Orgaña, España, entrenan los mejores pilotos del mundo, es un lugar donde se sube muy rápido imagináte que tenés que recuperar rápido porque si subís 1000 con 5 maniobras descendés como 500 metros. Cross country, lo que hago ahora, son carreras en el aire. En el último mundial se juntaron más de 150 pilotos de 45 países diferentes. Hacés una reunión en el despegue, y allí te entrás al circuito. Vas con el GPS y te proveen de seguimiento satelital, así corroboran si cumpliste el circuito. El que lo completa más rápido, gana y tiene 1000 puntos, y el último tiene 100 puntos. Son circuitos de entre 60 y 100 km de distancia, a un promedio de vuelo de entre 30 y 40 km/h. Todos despegan a las 12 del mediodía, pero la carrera larga a la 13. Te dan 3 o 4 puntos de giro que tienen un radio de mil metros, hasta que llegás a un gol, que es una línea visible como de 200 metros en un descampado. Hay que tratar de completar la prueba en el menor tiempo posible y siempre teniendo en cuenta que al no tener motor, uno pierde mucho tiempo en subir. En un vuelo de estos capaz que agarrás 20 o 30 térmicas y subidos unos 2000 metros, y te alcanza para hacer unos 15 km, después tenés que subir de vuelta, donde encontrás las mejores térmicas para subir más rápido. Así avanzás más velozmente, y tratás de ganar. También existe mucha estrategia entre los equipos, es como el ciclismo de ruta, uno se escapa y se exige más, y el pelotón lo agarra de vuelta. Es lo mimos, capaz uno se escapa pero como el clima no es apto, baja mucho y el grupo lo alcanza hasta que faltan 10 km y el que mejor posicionado es el que busca ganar la prueba. El mundial dura varios días.

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Cómo es la estructura del mundial que corriste en Italia?
El mundial son 12 días de competencias, con 11 pruebas válidas y allí se juegan más cosas: el desgaste físico, la presión…no hay ningún piloto preparado para volar 4 o 5 horas por día sin parar durante tantas jornadas. Por eso es importante ir al gimnasio todos los días y salir a correr, hay que estar en forma. Aunque no es un deporte tan físico, con los días te empezás a cansar y perdés atención. Eso es peligroso.

Cuando volás, llevás raciones de comida e hidratación?
Comida no, sí llevo una bolsa hidrante de un litro y medio. Estoy sentado, y tengo muy poco desgaste físico,un poco de tensión abdominal porque voy medio recostado hacia atrás con los pies hacia delante, entonces hago un trabajo isométrico con las abdominales. Las manos van arriba del hombro, que capaz sufre un poco. En el vuelo, tomo un trago de agua cada media hora y una vez que aterrizo, como bien.


Cuándo comenzás a competir internacionalmente?

Fue medio en simultaneo con las competencias nacionales. Cuando vi que me gustó, conseguí puntuación para correr afuera. En ese momento no era como voy ahora, buscando un resultado, corría para ganar experiencia y aprender. Al principio no sabía mucho, de 120 pilotos entraba 70. A los 21 empecé a competir afuera, fue una pre copa del mundo en Portugal y luego una copa del mundo en Francia. Fui a un abierto de Chile y saqué un segundo puesto. Las copas del mundo son 5 fechas por año. Antes tenías que hacer todo el circuito y eran fechas en Europa y una en Brasil. Era muy costoso, son muchos días de competencia en cada una. Después cambió, pusieron las mismas fechas, y al final de la temporada hay una final. No necesitás ir a todas, sólo con que en alguna termines entre los primeros 30, te clasificás. Este año, la final se hace en Colombia en un lugar que se llama Roldanillo. Esta nueva modalidad nos permite a nosotros, que estamos lejos de Europa, ser más competitivos. Hay dos campeonatos: la Copa del Mundo PWC (Paradlagin Worl Cup) y el Mundial de Parapente que organiza la FAI, también un panamericano para nosotros, y un campeonato europeo. El de la FAI se hace cada dos años y el PWC se hace todos los años. Ahí está la elite del parapente. No es tan fácil llegar, únicamente fuimos a correr al mundial los primeros 4 del ranking argentino, entre unos 2500 pilotos. Que vuelan, aproximadamente hay 10000 entre parapente y paramotor. Fui con Martín Romero, Francisco Mantaras y Hernan Pitocco. El vuelo libre es lo más lindo y disfrutable, a mí me gusta competir, pero la esencial es justamente lo que te dice la palabra: volar para pasarla bien y compartir con amigos, que es lo más lindo que tiene este deporte.

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“solo fuimos a correr al mundial los primeros 4 del ranking argentino entre unos 2500 pilotos”

Quién costea los gastos de ir a un mundial?
Siempre me banqué los gastos. Al principio mis padres, luego yo. Ahora, gracias a la nueva comisión argentina de la Federación Argentina de Vuelo Libre, se ha conseguido mucho. Para este mundial, obtuvieron los pasajes a través de la indumentaria Mura, y también tuvimos apoyo de Córdoba Deporte y de nuestro club el ACAP (Asociación Cordobesa de Ala Delta y Parapente). Esta selección fue netamente cordobesa. Es un deporte amateur, hay pocos pilotos en el mundo que viven de la competencia.

Cuánto entrenas por día?
Entre gimnasio y aeróbico dos horas por día, y después con respecto a los vuelos, no soy de los pilotos que más vuela porque yo tengo una idea diferente a la mayoría. A mi volar por volar no me da nada, para mí es muy buen entrenamiento ir a un campeonato, sea alto o bajo el nivel. Levantarme un día lindo y volar por volar no me devuelve nada, porque nos sé si lo hice bien o no, no tengo con quien comparar. Si me junto con 3 o 4, y hacemos una prueba, así si me sirve. Vuelo muy poco en cuanto a horas. Cuando tengo ganas, voy y disfruto. Si tengo que probar algún equipo vuelo 2 o 3 horas, pero más que nada trabajo en la parte física y mental. Soy un convencido de que lo que te hace cambiar como piloto en la competición, es lo mental por eso veo más redituable ir a un psicólogo del deporte. También me ayuda mucho Martin Romero, uno de los compañeros de selección que fue deportista de alto rendimiento. Él corría carreras de aventura y ganó en varias oportunidades el tetra de Chapelco. Me da mucho resultado, gané las dos fechas del campeonato argentino, en el mundial terminé entre los mejores 10, gané el abierto argentino, y estoy primero en la liga… no me esperaba tener un año así.

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Cómo se define el puesto en un mundial al ser tantos días?
Se define todo el último día. Cuando empezó el campeonato en los primeros días, estaba entre los primeros 20. Me fue bien y llegue al puesto 15, después caí al puesto 25. Tuve una manga en un día de vuelo que terminé 4, me puse 7 y sólo quedaba un día de competencia. Hay un sistema que es difícil de explicar, pero es un descarte del 25%, o sea que de 12 días que volás, descartas el 25%, cuentan 9 días, y te sacan los 3 peores. En realidad no venía con vuelos malos. Al faltar un vuelo, había muchas posibilidades de quedar en el top ten a pesar de que estaban apretados los puntos. Quedé 9, pero podría haber quedado en lugar 5 o 20. Hubo mucha incertidumbre, tuvimos que espera hasta el final para los resultados. Un compañero había ojeado las listas y me vio pero no quiso decir nada porque no era oficial. Cuando lo dijeron, me largué a llora. Llamé a mi señora Yanina, que me banca en todas, a la familia, amigos… después de haberle dedicado a la actividad tantas horas, tantos años…Fue una sensación fuertísima

Cómo vive tu familia la actividad?
Mi mujer me apoya en todo. Tengo una nena de dos años y medio. Cuando fui al mundial estaba casi de 8 meses de embarazo, y yo compitiendo en Europa, en Italia. Ella me conoció volando en parapente y sabe que es mi pasión. Me respeta, me apoya y me alienta. Cuando me va mal, la primera persona que llamo es a ella y siempre me dice que sea positivo, que voy a mejorar… es una genia. Mi hija me extraña, pero todavía no se da cuenta de todo. Antes de irme, le hice el vuelo de bautismo y se quedó dormida. Tengo un arnés para niños, Nicole se tomó la mamadera y se durmió con el arnés puesto…aún no pudo volar, pero ya lo va hacer. Araceli nació hace muy poquito.

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Qué queda a futuro?
Vienen dos copas del mundo, una en Brasil y otra en Ecuador. Vamos a ver qué puedo hacer. Ya estoy clasificado, y pre inscripto en las dos. Quiero ganar una final en Colombia. Acá en el país quedan dos fechas: una en La Rioja y otra en Tucumán. Como ya gané las dos primeras, quiero ser campeón argentino. El año que viene tenemos el Panamericano con la selección argentina. Si bien compito profesionalmente, para mí el parapente no deja de ser un juego. No vivo del parapente, lo hago porque me gusta y mi prioridad es mi familia. No me vuelvo loco por competir, lo disfruto, la esencia es aprender, compartir y pasarla bien.

Qué haces para vivir?
Administro un geriátrico y una servicio de emergencias con mis suegros en Capilla del Monte. A ellos les agradezco porque me ayudan cuando tengo que viajar. Falto muchos días en las competencias, y se portan más que bien conmigo. También me gusta correr en auto, pero eso es otro hobby.

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Nunca intentaste a realizar algún récord de distancia?
No, me gusta competir. Tengo un amigo brasilero Rafael Saladini que tiene el récord de distancia 564 km en 11 horas y media de vuelo.

Agradecimientos
En primer lugar a mi mujer y a mis hijas, a mis viejos, a mis suegros, a la Federación Argentina de Vuelo Libre al club ACAP, a indumentaria Mura y CBAX y a vos por hacerme la nota.

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www.monteavena2017.org

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Aire

Vuela, Túnel de viento

junio 28, 2016 — by Andar Extremo1

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Muchos de nosotros hemos soñado una y mil que volamos. También muchos de nosotros pensamos en arrojarnos de un paracaídas y no nos animamos. Norberto Calvagni y su familia, inventaron un túnel de viento parecido a los de EE UU o Europa, y transformaron el sueño en una realidad. En Vuela podés flotar seguro, divertirte y sentir algo que nunca sentiste. Nota Andar Extremo n° 40

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Cerca, muy pero muy cerca, por la ruta 6 en Gral. Rodríguez, Provincia de Buenos Aires, se encuentra el primer Túnel de Viento de Argentina. Treinta y tres metros de altura con cuatro ventiladores gigantes movidos por  4 motores eléctricos gemelos que generan 100 hp de potencia hacen que, desde la ruta y al ver la estructura, uno quede mirando paralizado. Mezcla de silo y cohete espacial, la maraña de hierros te atrae para entrar a la aventura.

Al llegar, uno ya empieza a sentir la energía de poder flotar. En la recepción Seba y Kiki te atajan y tratan de relajarte, porque de eso se trata volar, de estar relajado. Entre charlas y preparativos, los instructores te llevan al sector donde cada uno se pone el traje cerrado, el casco y las antiparras. Desde allí, al lugar donde nos dan las instrucciones, dos o tres recomendaciones. Seba insiste en que dejemos caer el cuerpo sin tensión, como si abrazáramos un gran pelota, y Kiki atrás, remata con la comparación: -“si dejamos caer una hoja flota, si cae un pedazo de madera cae rápido y bruto, así que a disfrutar”.

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Nos sentamos un rato en el Frigobar y a la orden de los instructores, nos dirigimos luego hacia el túnel de viento. Subimos donde está la “pecera” (lugar donde se vuela) que es un espacio que tiene 4,10 de diámetro y el viento circula allí a 250 km/h. Somos cuatro niños queriendo realizar el sueño de nuestras vidas, cada uno va a tener tres minutos. Entramos a una cabina donde esperamos el turno de cada uno para entrar con un instructor. Y por fin!!! A volarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.

Sensación indescriptible, adrenalina, paz, energía, alegría, emoción… todo transcurre en ese primer vuelo inicial. Pasamos en tandas de un minuto. Las primeras dos tandas sentí que el cuerpo se adaptaba a volar y al relajarse,  flotaba mejor y contralando los movimientos. La tercera pasada y última tuve la suerte de estabilizarme y volar. En un momento empecé a dar vueltas y vueltas queriendo que ese momento sea infinito.

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Las caras tienen sonrisas dibujadas. Ni bien terminamos y se abren las puertas, lo primero que pensé fue: tengo que venir de nuevo, quiero más! El domingo soleado se empezó a diluir. Subimos a la camioneta de Andar Extremo con mi amigo Manú Zaratiegui y su hijo. Éramos tres niños felices. Los mates acompañaron la charla entretenida mientras surcábamos la ruta 6 con destino a casa. Al llegar nos saludamos y alejándonos repetimos los tres en conjunto:- tenemos que ir a volar de nuevo!!!

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Entrevista a Norberto Calvagni Director de “Vuela”

Qué es Vuela? Vuela es un simulador de vuelo o de viento. Lo que hace es generar una corriente de aire que simula la caída libre. Es una corriente de aire ascendente que llega a 200 km/k  240 km/h. Cuando ingresás a esta cámara donde está la corriente de viento, volás… tenés la sensación de flotar.

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Cuándo comenzaron? Hace dos meses abrimos y la mayoría empieza con el pack inicial que son tres vuelos de un minuto. La semana pasada estuvieron dos españoles dando clases a nuestros 8 instructores para poder brindar más horarios. Actualmente está abierto de jueves a domingo.

Cómo surge la idea de construir tan increíble estructura? Nosotros la llamamos la máquina de volar.  Mucha gente pasa por la ruta y le llama la atención, y vienen y dicen: – Esto qué es? Un silo, un telescopio, un mirador…La idea la surge de haber hecho viajes por el mundo. En EEUU y Europa, nos llamó la atención. Es más, los paracaidistas argentinos tenían que practicar afuera del simulador de viento para alguna competencia. Vimos que en América Latina había pocos y dijimos “tenemos que innovar y hacerlo acá”. Con mi hermano Ariel, que es ingeniero, se diseñó, planificó y se fabricó íntegro en Argentina.

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Qué tipo de túnel de viento es? Hay diferentes tipos, éste es un “túnel de viento cerrado”, funciona como un gran extractor. Los ventiladores están en la parte superior, tira el aire limpio para fuera sin turbulencias. La ventaja de este sistema es que es menos ruidoso, se gana en velocidad y en seguridad porque los ventiladores están lejos.

Que preparación hay que tener para  volar? No tenés que tener ninguna experiencia ni  preparación, y a partir de los 7 años podés hacerlo. Hay que venir relajarse y sólo volar. Equipamiento: venir con zapatillas cómodas, es el único requerimiento. Acá le damos el  traje, las gafas y el casco. Es una actividad súper segura, y controlada siempre con un instructor, que te va corrigiendo las posturas hasta que le enganchás la técnica al vuelo.

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Es adictivo el túnel…  Le pasa a todo el mundo, el vuelo básico es de 3 minutos y es tan relajante y te genera tantas endorfinas que querés más. Es una sensación única que la siente el que se tira de un avión nada más, y acá volás un paso y  detrás del vidrio tenés a la gente sacando fotos.

Concurren más paracaidistas o gente sin experiencia? Ésto y el paracaidismo son dos actividades diferentes. Obviamente el mundo del paracaidismo se engancha enseguida porque vienen, aprenden, couchean (hay Couchs que enseñan las diferentes técnicas)… pero la mayoría que viene es gente que quiere experimentar.

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Vuela Túnel de Viento – www.vuela.com.ar

 

AireExploracion

SOLAR IMPULSE

abril 14, 2016 — by Andar Extremo

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El avión propulsado por energiza solar, listo para reanudar su vuelo alrededor del mundo

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El avión Solar Impulse 2 (Si2), propulsado por energía solar y capaz de volar día y noche sin parar a repostar, está listo para reanudar su viaje alrededor del mundo, desde la isla de Hawái. Los pioneros suizos Bertrand Piccard y André Borschberg, se alternarán a los mandos de este innovador aeroplano. Tras pasar 8 meses en tierra, en los que han reemplazado las baterías que se sobrecalentaron en la travesía del Pacífico desde Japón, y de realizar diversos vuelos de prueba, el S2 está listo para despegar. El equipo está estudiando los datos climáticos para identificar cuál será la próxima ventana climática favorable, entre el 15 de abril y el 15 de mayo, que permita a Piccard volar hasta la costa oeste de los Estados Unidos. El objetivo de esta empresa es demostrar cómo las energías limpias pueden conseguir lo que se creía que era imposible.

André Borschberg aterrizó en Hawái a bordo del Si2, tras un vuelo récord de 117 horas y 52 minutos -un total de 8.900 kilómetros- a través del Océano Pacífico, desde Japón, que empezó el 3 de julio de 2015 nunca realizado con anterioridad. Con este tipo de máquina. Borschberg estaba cansado, aunque en buena forma, tras mantenerse despierto la práctica totalidad de los 5 días y 5 noches que duró este vuelo en solitario. No obstante, las baterías del avión sufrieron daños irreversibles debido al sobrecalentamiento, lo que provocó un parón en este proyecto de vuelo alrededor del mundo de 8 meses. El equipo no pudo repararlas lo suficientemente rápido como para reanudar la marcha antes del final del verano, en condiciones aún favorables. Ahora, el avión está listo para reanudar su marcha alrededor del mundo.
“Como nos pasó en distintas ocasiones con la primera versión del Solar Impulse, a menudo los obstáculos se han convertido en oportunidades para mejorar las cosas”, explicó André Borschberg, director y cofundador de este proyecto. “Al final, este tiempo que hemos pasado en tierra nos ha llevado a replantear ciertas cosas, y ahora afrontamos una nueva etapa de este proyecto con mayor fuerza. A veces cuesta un poco más de tiempo encontrar el camino adecuado para desarrollar nuevas tecnologías”.
Entre final de febrero y mitad de abril de 2016, el Si2 completó un total de 13 vuelos de prueba. Tres fueron de mantenimiento, llevados a cabo por el piloto de pruebas del equipo, que confirmaron las prestaciones del avión y el funcionamiento correcto del nuevo sistema de refrigeración. A esos tres vuelos siguieron una serie de salidas de entrenamiento, realizadas por ambos pilotos: 3 a cargo de Borschberg, y 7 a cargo de Piccard, que incluyeron un vuelo de gran altitud, de preparación para la segunda y, asimismo, larga manga a través del Océano Pacífico hasta Estados Unidos.

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“Un aeroplano de vuelo perpetuo, sin gasolina, como el Solar Impulse, no es sólo pionero en la historia de la aviación, sino también la historia de la energía”, enfatizó Piccard, iniciador y también responsable del proyecto. “El propósito principal de esta aventura es demostrar que la tecnología actual centrada en las energías renovables puede conseguir lo imposible, y animar a la gente a que use el mismo tipo de soluciones de energía eficiente, aplicables en tierra y en la vida diaria en apartados como la movilidad, la construcción, la iluminación, la calefacción, la refrigeración, entre muchísimas otras”.
Tan pronto como las condiciones para volar sean las adecuadas, el Si2 reanudará sus pueblos alrededor del mundo y despegará hacia la costa oeste de los Estados Unidos con Piccard al mando. El equipo está estudiando cuatro destinos potenciales: Phoenix, el área de San Francisco, Los Ángeles o Vancouver. A partir de lo aprendido en 2015, la decisión se tomará dejando un mínimo de flexibilidad para cambiar la ruta. El destino final se escogerá un par de días antes de despegar, dependiendo del clima la misión. Entonces, la máquina continuará su ruta hacia Nueva York, Europa o Norte de África, y Abu Dabi, donde terminará, y donde precisamente empezó esta aventura.
Fotografías gratuitas solo para uso editorial: Solar Impulse
Datos sobre El Solar Impulse
Los pioneros suizos Bertrand Piccard -iniciador y presidente- y André Borschberg -director y cofundador- son los pilotos y los instigadores detrás de este proyecto, El Solar Impulse, el primer avión capaz de volar día y noche sin necesidad de repostar, propulsado única y exclusivamente por la energía solar.
El Si2 concentra diversos tipos de energías limpias, como si se tratase de un laboratorio volante. Es una nave monoplaza hecha de fibra de carbono, que tiene 72 metros de envergadura -más que un Boeing 747- para un peso de 2.300kg, el equivalente de un coche familiar. Las 17.248 células solares dispuestas sobre el ala, cargan cuatro baterías de 38,5 kilovatios cada una, que a su vez propulsan 4 motores eléctricos (de unos 17,5 caballos cada uno) y las hélices, todo ello con energía renovable. El avión es por tanto, capaz de acumular y ahorrar energía durante el día y utilizarla durante la noche. El Si2 no necesita combustible y virtualmente, tiene autonomía ilimitada. Teóricamente, el Si2 podría volar sin parar y solo está limitado por la capacidad de resistencia del piloto.

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fuente Global Newsroom

Aire

Sudamerican Flyers, paracaidismo en toda Sudamérica

abril 7, 2016 — by Andar Extremo

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www.sudamericanflyers.com

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SDF “si nos organizamos volamos todos” , surge de un grupo de paracaidistas que se organizó y creo el sitio web www.sudamericanflyers.com en donde podes consultar zonas de salto, calendario de actividades, saltos en tandem, etc. Hay lugares en toda Sudamérica: En Bolivia Club de Paracaidismo Santa Cruz. En Brasil SkyZimba Clube Escola de Paraquedismo y SkydiveFoz Paraquedismo. En Chile Paracaidismo Chile, Air Skydive Pucón y Skydive Andes. En Paraguay República Flyer,Paracaidismo Guaraní y Escuela de Paracaidismo Sin Limite. Y en Uruguay Centro de Paracaidismo Punta del Este.

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SuDamerican Flyers lo conformar equipos deportivos de Argentina, Brasil Chile y Paraguay. El paracaidismo deportivo es mucho mas amplio de lo que hasta hoy se conoce. Se divide en 3 fases desde que saltas del avión, la caída libre, el manejo del velamen, y el aterrizaje.Conoce y contacta la disciplina que estas buscando a través de sus mejores exponentes en cada país de Sudamérica.

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Sudamerican Flyers nace con la iniciativa de crear un colectivo de paracaidismo sudaméricano.
En los últimos años el paracaidismo a ido en aumento pero aun queda muchísimo por explotar.
A través de esta red queremos integrar, compartir y promover todos los niveles y áreas del paracaidismo para así potenciar su crecimiento a nivel latinoamericano.
Te invitamos a ver la primera plataforma informativa de Paracaidismo en Sudamérica.

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www.sudamericanflyers.com