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ACA IRI EL POST

Mountain Bike

Vidaje, Albert Sans

septiembre 5, 2024 — by Andar Extremo

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Músico, viajero y documentalista, este cantaautor vivió en Barcelona hasta que un día, cansado del bullicio urbano, decidió emprender un viaje sin retorno por el mundo. Lleva más de 14 años recorriendo Latinoamérica, inicialmente en su fiel bicicleta bautizada como “Ona” y, durante los últimos dos años, en su combi apodada “Combona”. En su travesía, ha creado dos documentales “Vidaje 1” y “Vidaje 2” y recientemente, ha plasmado sus viajes y reflexiones en un libro que promete ser una ventana a su alma nómada.

por Marcos ferrer y Natalia Riego, nota hecha en 2020 y 2023

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¿Qué te motivó a dejar Barcelona?
Desde pequeño, el mundo siempre despertó mi curiosidad. Los documentales de lugares exóticos me hacían cuestionarme: “¿Acaso no visitaré esos sitios algún día?” Países como Brasil, Argentina y Paraguay ejercían una atracción especial. Mi vida transcurría en la nocturnidad, tocando música en diversos rincones, hasta que un día, saturado de la ciudad, decidí que era hora de abrirme al mundo. Mis experiencias previas como mochilero en Marruecos y la influencia de un amigo, Mark, quien me introdujo al cicloturismo, fueron decisivas. Aunque anhelaba navegar en velero, la aventura de Mark desde Alaska me inspiró. Él conocía a alguien que había dejado una bicicleta en São Paulo, Brasil, tras solo tres meses de viaje, y pensé: “Ahí empezará mi vida nómada”. No me considero un cicloviajero per se; la bicicleta simplemente fue mi vehículo hacia la libertad y la exploración. Mi viaje no es un proyecto con un fin determinado, sino un estilo de vida. Si un lugar me cautiva a tan solo tres kilómetros de haber partido, me detengo y me quedo. De hecho, he visitado algunos lugares más de una vez. No sigo un rumbo fijo, simplemente fluyo con la vida.

¿Cómo te las arreglas para subsistir en tu viaje?
En mis inicios, la guitarra era mi compañera en cada pueblo que visitaba, ofreciendo melodías a cambio de hospitalidad. Con el tiempo, descubrí que podía intercambiar videos por recursos, lo que me llevó a enfocarme más en la producción audiovisual que en las actuaciones callejeras. Al llegar a nuevos destinos, propongo mis servicios de edición de video, y con esos ingresos financio mis proyectos documentales. Recuerdo que, en Paraguay, a orillas del río Paraná, realicé un video institucional para el pueblo. Permaneciendo por bastante tiempo, forjo vínculos de confianza con la comunidad, las que abre puertas a diversas experiencias: desde deportes como kayak y surf hasta viajes en helicóptero y oportunidades laborales. Lo maravilloso de viajar es que, ya sea creando videos, artesanías o tocando música, las necesidades son mínimas y eso me permite tener el tiempo y la libertad para explorar.

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¿Por qué afirmas que tus viajes son como una máquina del tiempo?
La razón es simple: en un solo año de viaje, experimento lo que serían diez años de vida rutinaria. La intensidad de la aventura se magnifica al cruzar a otro continente y meterse en culturas ancestrales, como la de los aborígenes del Chaco, la selva de Misiones o las tierras de Marruecos. Es un salto instantáneo del siglo XXI a la Edad Media; me encuentro en lugares donde el plástico es inexistente, las casas son de adobe y la comida se cocina a leña. En Salta, Argentina, en el Abra del Acay, conocí a una señora que, en medio de la nada, criaba cabras, elaboraba queso y obtenía agua de un arroyo cercano, utilizando estiércol seco para encender su fuego. Es un viaje a través del tiempo, una educación vivencial incomparable. Ya sea pescando con los habitantes de un pequeño pueblo en los arrecifes de Brasil o cruzando el Atlántico en velero, incluso en una embarcación moderna, la luna y la bioluminiscencia en el océano me transportan a épocas pasadas, haciéndome sentir parte de la era de los descubrimientos. Es, en efecto, como poseer una máquina del tiempo.

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Qué interesante lo que planteas en el documental “Vidaje” de los tiempos. Cuando llegas a un lugar, todo tiene su momento; luego de eso, es como que, además de ver lo bueno, empiezas a ver lo malo. ¿Cómo es esto?
En inglés, a ese ritmo de viaje le llaman ‘Burbuja de Felicidad’ o ‘Burbuja del Viajero’. Es cuando pasas tres o cuatro días en distintos lugares, la gente te trata de manera increíble y puedes llegar a pensar que así es la vida allí. Te dices a ti mismo: ‘Llegué, me llevaron de aquí para allá, me comí unos churrascos y luego fuimos a otro lugar. ¡El mundo es una maravilla!’ Pero si te quedas dos semanas, empiezas a ver que no todo es perfecto, que hay corrupción, que los alcaldes o la panadera, aunque simpáticos al principio, luego muestran otra realidad. Ir despacio y dedicar tiempo te hace darte cuenta de que no todo es color de rosa. De hecho, en el documental, me hubiese gustado profundizar un poco más en el ‘Efecto Visitante’, pero no lo hice en ese capítulo.

En Chapada Diamantina, Brasil, existe una flor que solo nace de las cenizas; una flor que requiere del fuego para florecer. Es un fenómeno fascinante y un tanto poético: la belleza que surge del desastre, la vida que brota tras la destrucción. Esta flor es un recordatorio de que incluso en la adversidad, hay esperanza y renacimiento. Es la naturaleza diciéndonos que, a veces, de las situaciones más sombrías puede surgir algo maravilloso

¿Te vuelves más perceptivo viajando a este ritmo?
Creo que no necesariamente. Si no eres perceptivo por naturaleza desde el principio, he observado que hay viajeros que no son nada perceptivos. Por otro lado, existen personas extremadamente perceptivas que logran una conexión más profunda. El viaje simplemente potencia una característica inherente; si no eres perceptivo, podrías recorrer un continente entero y no ver nada, o ver únicamente lo que deseas ver. Todo depende de la sensibilidad individual. Sin embargo, es cierto que las experiencias te enseñan y, con ellas, puedes volverte algo más perceptivo al ganar experiencia vital.

En tu documental, ¿realizas una comparación de la velocidad a la que viaja cada persona?
En mi segundo documental, exploro la relatividad del tiempo, aplicable tanto a la vida como a los viajes. Discuto cómo el tiempo y la felicidad son percibidos de manera individual. Mientras algunos logran dar la vuelta al mundo en tres años, yo, en la última década, he visitado solo cinco países en Latinoamérica, con la intención de completar mi viaje alrededor del mundo a un ritmo más pausado.
También me planteo una hipótesis en el documental: ¿qué pasaría si realizara un viaje idéntico, pero desviándome 10 km de las rutas que ya he tomado? Sería, sin duda, una experiencia completamente nueva y distinta. Incluso al pasar tres veces por el mismo lugar, la experiencia siempre varía, ya que, aunque nos encontremos con las mismas personas, ellas han cambiado, al igual que nosotros; la realidad es siempre diferente.
Esta reflexión me lleva a una práctica que me apasiona: no establecer objetivos ni proyectar el futuro. Me siento feliz así, disfrutando del presente sin la necesidad de planificar meticulosamente cada paso del viaje. No hay nada malo en proyectar un viaje en el tiempo, en imaginar dónde estaré y cuántos kilómetros habré recorrido en un futuro determinado, pero personalmente encuentro satisfacción en la espontaneidad y en las sorpresas que cada día trae consigo.

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¿Cuánto se aprende siendo viajero?
Si estás abierto a ello, se aprende enormemente. Se puede aprender mucho también teniendo proyectos en una ciudad. Viajar acelera la vida de una manera impresionante; cada día es una incógnita sobre dónde dormirás, qué personas conocerás, y a dónde te llevarán las circunstancias en cuanto a amistades, amores, trabajos y desafíos. Experimentas cosas nuevas cada día, lo cual es sumamente enriquecedor.

¿Por qué mencionas en el documental que, al principio, uno avanza como una ardilla saltando de rama en rama, temeroso de conocer el bosque en su totalidad?
Esta metáfora, que también incluyo en mi canción ‘Isla Grande’, refleja el miedo europeo, de la persona de ciudad, o al viajero novato. Recuerdo que, al comenzar mi aventura en Brasil, me encontraba en un continente desconocido, con un idioma ajeno, en la vasta ciudad de São Paulo. Siempre con rumores de peligros, así que empecé mi viaje con cautela. ‘Ir de rama en rama’ significaba planificar meticulosamente cada tramo, viajar solo 20 kilómetros hasta el camping más cercano y luego, con seguridad, avanzar hacia un hostal. La incertidumbre del entorno era abrumadora. Sin embargo, años más tarde, al recorrer nuevamente esa misma carretera, lo hice con serenidad, permitiéndome sentir plenamente cada sensación, viviendo el momento, guiado por la intuición y la tranquilidad.

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¿Tu bicicleta, apodada ‘Ona’, que significa ‘ola de mar’, tiene bastantes modificaciones, por lo que veo?
Sí, especialmente por la ‘Tita’, que es la guitarra. La primera guitarra la llevaba suelta y, en la Patagonia, se destrozó. A mitad de viaje, volví a España para visitar a la familia y, tras investigar, encontré una extensión para la bicicleta de una marca conocida. Gracias a mis años de viaje, me la patrocinaron. Había considerado un carrito y otras opciones, pero esta fue la que más me convenció. Me permitió llevar la nueva guitarra en un cuadro un poco más extenso, como si fuera medio cuadro adicional enganchado, con solo el cable y la cadena más larga. Esto también me da la capacidad de llevar más alforjas; llevo dos atrás y un bolso tipo petate. En total, todo pesa unos 75 kilos. Con tanto peso, he tenido problemas de rodilla por ir tan cargado, pero como viajo tranquilo y sin prisa, y llevo conmigo varias aficiones como el dron, la computadora, el disco duro, la cámara, el trípode y la guitarra, es manejable. Además, llevo suficiente ropa para estar cómodo, pero como no me apuro ni cuento los kilómetros, el viaje es llevadero. Me tomo el tiempo necesario para disfrutar de las cosas.

No establezco objetivos ni proyecto el futuro. Me siento feliz así, disfrutando del presente sin la necesidad de planificar meticulosamente cada paso del viaje

El verde de la naturaleza y el azul del cielo son iguales en todos lados, trascendiendo las banderas. Qué hermosa metáfora para difuminar las fronteras y fomentar la empatía entre los seres humanos…
Esta visión me ha traído críticas y ha suscitado diferentes comentarios, especialmente por mi insistencia en que no debemos aferrarnos a las banderas. La historia de la humanidad está marcada por estas divisiones, y como español, a menudo me confrontan con el legado de mis antepasados. Me veo obligado a explicar que yo personalmente nunca he venido aquí en busca de oro; no soy la España de la era precolombina, soy Albert Sans, y deberían juzgarme por lo que soy.
La división entre las personas puede volverse infinita: entre argentinos y brasileños, entre habitantes de Buenos Aires y de Córdoba, entre vecinos de distintos barrios o aficionados de clubes rivales. Pero al final, encuentras personas maravillosas y de gran corazón en cualquier parte del mundo, sin importar si son esquimales, madrileños o saharauis. Y eso es algo que frustra durante el viaje, porque al cruzar fronteras, a menudo se percibe a los ‘otros’ como inferiores. Existe una tendencia casi genética al tribalismo, pero la evolución humana consiste en superar esa estrechez de mente. Recuerdo haber discutido con alguien sobre las ofrendas humanas de los incas en Perú, y cómo hoy en día sería absurdo acusar al pueblo peruano de tales prácticas; eso pertenece a un pasado lejano y a una sociedad diferente. Debemos ser empáticos y eliminar el odio inicial. Los problemas surgen cuando las interacciones están teñidas de desprecio tribal. Esta parte de mi documental es la que más debate genera. Creo que etiquetar a las personas basándose en su origen es una vulgaridad, un residuo histórico que no tiene lugar en el mundo actual.

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Comer es comer e ir al baño es ir al baño; el resto es envoltorio… ¿A qué se refiere esta frase?
Este tema se aborda en el capítulo del documental ‘Simplificar la vida’, y se centra en las posesiones y el consumismo global. Por ejemplo, Bill Gates y Messi, van al baño igual que cualquier otra persona, después de dos o tres horas, también tendrán que comer. No importa si posees siete autos de lujo; al final, todos tenemos funciones humanas básicas. Este ejemplo ilustra lo absurdo que resulta proyectar ambiciones desmedidas cuando, en realidad, todos somos iguales: dormimos, vamos al baño y comemos. Puedes tener un castillo o veinte barcos debajo de la cama, pero tu sueño será el mismo. Lo que quiero destacar es que, a pesar de haber nacido en un lugar del mundo donde tuve la suerte de recibir educación, algo que valoro cada día, me basta con poco para ser feliz. Más allá de los países en guerra o extremadamente pobres, hemos ganado la lotería al nacer en entornos con educación, salud y oportunidades laborales. No perdamos la perspectiva; se puede ser feliz con lo básico, y así la vida se simplifica.

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¿Cómo fueron estos 14 años de viaje?
Comencé mi aventura dirigiéndome a Marruecos y luego a Brasil. Desde Brasil, viajé a Chile, a Santiago, y de allí emprendí el descenso hacia Ushuaia. Posteriormente, ascendí por Argentina, Uruguay, Paraguay y regresé a Brasil. Tras volver a España, recorrí en bicicleta desde Blanes hasta Murcia y me propuse cruzar el océano en barco. Persistí hasta que un capitán joven en Cartagena me permitió embarcar en un carguero rumbo a Canarias. En Canarias, al acercarse el fin de la temporada náutica y temiendo tener que esperar un año, me trasladé a puertos más pequeños del sur de la isla, donde conseguí un lugar en un pequeño velero que cruzaría el océano. Antes de llegar al continente, hicimos escala en Fernando de Noronha y finalmente desembarqué en el nordeste de Brasil. Exploré el interior de Maranhão, donde descubrí los Lençóis Maranhenses, uno de los paisajes más hermosos que he visto. En Natal, enfrenté un problema diplomático con mi visa y, al no poder renovarla, contacté a la embajada. Con solo dos días restantes y la posibilidad de regularizar mi situación pagando una multa de 200 euros, decidí continuar mi viaje. Regresé a Paraguay pasando por Misiones, Entre Ríos, Corrientes, Córdoba y La Rioja. Luego de una crisis de viaje, volví a Brasil, aboné la multa y comencé a trabajar en el documental ‘Vidaje’. Continué explorando Brasil, volví a Misiones, pasé otra vez por Paraguay y llegué a Bolivia, donde inicié una relación y me sorprendió la pandemia. La vivimos en Bolivia y después viajé con mi novia hasta que nuestros caminos se separaron y empecé a viajar en una Combi. Actualmente, me encuentro en Colombia y planeo quedarme por un año.

¿Por qué dices que te sentís un millonario cuando menos cosas tienes?
Vivo el día a día, y mientras viajo, genero experiencias con los recursos que poseo. Este minimalismo, esta esencia de viajar en bicicleta con lo justo, me ha permitido descubrir lugares increíbles y lujosos. Por ejemplo, en la Patagonia, donde los viajes suelen ser muy costosos y que nunca planifiqué en mi vida, he visitado islas paradisíacas y una multitud de destinos. He llegado a ellos con la simple intención de recorrerlos en bicicleta, y cocinando arroz en un fogón, he vivido experiencias que normalmente solo están al alcance de quienes tienen mucho dinero.

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¿Albert Casals te ha inspirado?
Lo descubrí a través de entrevistas y después, leyendo su libro, quedé profundamente conmovido por su historia. Es un joven que, desde los 15 años, se lanzó a explorar el mundo en su silla de ruedas. Extrae su carpa de la silla, la arma, atraviesa cercas, te pone la piel de gallina. Su relato es asombroso y te hace reflexionar sobre las barreras que uno mismo se impone. Este chico, viajó por Tailandia solo, tocando la flauta y sin dinero. Su libro, titulado ‘El mundo sobre ruedas’, es impactante por las experiencias que narra. Creo que más tarde publicó otro libro llamado ‘Sin fronteras’ y luego un documental titulado ‘Pequeño mundo’.

Me gusta cómo abordas la temática de la muerte, un tema que muchas personas prefieren evitar. ¿A qué se debe?
En el segundo ‘Vidaje’, lo abordo más profundamente, mencionando un episodio que viví con la muerte de un ser muy querido. La realidad es que todo termina en algún momento, por lo tanto, con la única vida que tenemos, no debemos vivir con miedo a nuestros sueños. Con prudencia, pero también con la esencia de lo que somos, debemos vivirla. Todo es finito; a veces pensamos que la vida es un cheque en blanco que durará para siempre, pero en realidad, todo tiene un final y debemos aprovechar la vida, sea cual sea nuestro sueño. Para uno puede ser un viaje, para otro algo diferente: pasión, alegría, proyectos. Me gusta usarlo como un resorte, que no esperes estar cerca de la muerte para empezar a hacer cosas.

No perdamos la perspectiva; se puede ser féliz con lo básico, y así la vida se simplifica

“Dios no entra en 4000 botellitas”, qué buena frase. ¿Podrías explicarla?
Es una frase que podría considerarse irónica dentro del documental, y se refiere a los excesos. Por un lado, está el respeto por las creencias de cada quien, pero por otro, también está la libertad de expresar lo que uno piensa. Existen alrededor de 4000 religiones en el mundo. Cuando me preguntan: “¿Cómo es posible que no creas en Dios?”, yo respondo: “Tú eres ateo respecto a las 3999 religiones restantes. Yo simplemente llevo esa lógica un paso más allá, pero no somos tan diferentes”. La analogía de las botellitas significa que tú eliges una entre ellas, mientras que yo no elijo ninguna.

¿Qué tiene el latino que le falta al europeo y viceversa?
Eso es fácil de explicar porque suelo poner de ejemplo a los habitantes del norte de España comparados con los del sur. Los del sur tienden a ser un poco más pachorras, a vivir sin tantos complejos, disfrutando del arte, la vida, etc. En cambio, los del norte, en este caso los europeos, son más fríos. Pero, como mencionamos en preguntas anteriores, esto es un estereotipo. Aunque la sociología ha estudiado ampliamente este tema, indicando que los países nórdicos tienen tasas más altas de suicidio debido a su tendencia a ser más introvertidos, lo que puede llevar a más casos de depresión y convertirse en una bola de nieve. El latino, al ser generalmente más extrovertido, tiene otra perspectiva para resolver los problemas. Sin embargo, insisto, recurrir a estereotipos es simplificar algo que es muy complejo.

En el documental decís que viajando de esa manera, uno alcanza la libertad de un niño en una tarde de verano… ¿de dónde proviene esa maravillosa metáfora?
Esa sensación es infinita y muchos de nosotros debemos tener ese recuerdo, de nuestras mentes tan sencillas, esa esencia que no debemos perder, de jugar, de aventurarnos. Y cuando viajo, me convierto en ese ‘albertcito’ en bicicleta, viajando, acampando. Y esa frase de la tarde de verano, porque hay poca responsabilidad en un niño, especialmente en verano, cuando no hay que ir al colegio ni seguir horarios, se es extremadamente feliz. Te subes a un árbol, te detienes a observar un camino de hormigas; el tiempo no existe. El brillo en los ojos de un niño disfrutando de un momento único e interminable. Incluso hay una canción que fue una de las primeras que escribí, que me llama la atención porque era muy joven y describe las cosas que estoy viviendo ahora. Dice: ‘Dejé mi sótano en el rascacielos del barrio rutina, medía poco más de un metro cuando era un sabio y era feliz’, haciendo alusión a ser un renacuajo que se mete en todos los charcos, y eso es viajar, no saber qué esperar, siempre adentrándote en lugares nuevos.

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Otra de las cosas que mencionas es aportar tu granito de arena a los sueños de alguien… ¿te refieres a no solo pensar en tu propio viaje?
El propósito del documental ‘Vidaje’ es ser una inspiración para otros, lo cual es un motivo de orgullo para mí. Soy consciente de lo importante que es tener un sueño poco convencional y de cómo las personas que te sirven de ejemplo pueden darte un empujón. Es gratificante aportar ese granito de arena y, cuando te dicen que gracias a ‘Vidaje’ se animaron a perseguir sus sueños, es un honor. Cuando incluí esto en el documental, era simplemente un deseo.

¿Nunca te dio miedo viajar solo?
No me considero una persona extremadamente valiente, y esto es más notable en Brasil, donde las ciudades pueden infundir temor. He recorrido lugares como Recife, Río de Janeiro y São Paulo, y durante más de 14 años de viajes desde que llegué a Sudamérica, nunca he tenido un incidente. Claro, es esencial mantener rutinas de seguridad, tener buena percepción y desarrollar un sexto sentido… Nunca llego a un lugar nuevo de noche, siempre consulto a los locales y tomo las precauciones necesarias para asegurarme de que sea seguro. Prefiero acampar en jardines privados, estaciones de bomberos, edificios municipales o complejos deportivos.

El viaje te enseña a diferenciar los matices de verdes de la naturaleza, ¿a qué te referías con eso?
Es el matiz. Es que cruzas países enteros, entonces aprendes que una mancha verde oscura es la selva natural, y luego tienes otros verdes que son los cultivos. Es increíble cómo en el mundo, por ejemplo, en Chaco o en Brasil, te dejan a los costados de la ruta un entorno natural y cuando usas el dron, son dos metros de árboles y lo demás es cultivo; lo hemos arrasado todo. Pero luego lo consumimos, allí entra el consumo. En Isla Grande había un amigo argentino que hacía paseos turísticos con concienciación y veíamos los petroleros a lo lejos, pero nosotros también íbamos en un bote a combustible. Si vas a remo, puedes criticar, pero critícas y consumes. Es complicado, hay que bajar el ritmo para darle un respiro al mundo. ¿Para qué tener tres televisores en casa si con uno alcanza? O la locura de cambiar el auto todos los años.

¿En un momento dices que el viaje te permite vivir 100 vidas, por qué?
Es como una máquina del tiempo, es muy parecido. Por ejemplo, pescas en un arrecife, llevas ganado, haces pan en un horno de leña; cuando vives muchas experiencias y vives intensamente los lugares, te hace vivir 100 vidas. Con el tema de la comida pasa lo mismo: mil sabores, mil recetas, mil formas, mil historias, es muy bueno.

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¿Compusiste un disco viajando?
Sí, saqué un disco con “crowdfunding” que está compuesto, producido y grabado con todo lo que llevo en la bicicleta. Es increíble el momento tecnológico en el que estamos, que en una bici puedes llevar un estudio de grabación e incluso de televisión, dron, cámaras, etc.

¿Te abre puertas la música?
La música abre puertas; la guitarra me ayudó mucho, especialmente al principio en Brasil cuando no tenía muchos recursos. Después dejé un poco y cuando pasé por Buenos Aires, hice de telonero para ‘El Niño de la Hipoteca’, que ya tiene una banda grande, y luego toqué también en Montevideo. Ser autor de las canciones te permite expresarte, y eso es muy bonito.

¿Cómo es viajar en combi?
Por momentos haces más panza. Creo que el cruce con la chica con la que estuve de novio me hizo viajar en combi, pero lo bueno es que tengo más espacio. Luego, donde me gusta un lugar, bajo la bici y hago bikepacking. Como tengo espacio, ahora ya tengo una guitarra acústica y una eléctrica. Un día normal en la ‘Comobona’ generalmente me levanto, hago el café, me pongo a charlar con gente. La última vez estuve viviendo 5 días en la plaza de un pueblito y empiezas a interactuar. Luego miro ‘iOverlander’, una aplicación donde los viajeros marcan cosas interesantes. Cargo víveres, tengo placas solares para cargar baterías y averiguo en los pueblos. Luego me voy a pasar algunos días a lugares naturales atractivos.

¿También sacaste un libro?
Hace muy poco edité el libro “Vidaje, la vuelta al mundo más larga de la historia”. Empecé hace algunos años a escribir un libro, pero como estaba en esos momentos con el documental “Vidaje 2” y no soy muy escritor, me demoré un poco. El libro es mucho más rico que los documentales; puedes escribir cosas más complejas, poder inspirar a la gente de otra manera, puedes animarla.

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www.albertsans.com

Carreras de aventura

UTMB 2024, el ícono del trail mundial y el desempeño de los Argentinos

septiembre 1, 2024 — by Andar Extremo

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El Ultra Trail de Mont Blanc 2024 y sus diferentes modalidades, se corrieron entre el 26 de agosto y el 1º de septiembre en Chamonix, Francia. Natalia Riego nos hizo un informe detallado de cada modalidad y el desempeño de los traileros argentinos

por Natalia Riego

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La PTL (La Petite Trotte à Léon) 305 km se largó el 26 de Agosto a las 3 de la mañana
Comenzó con la competencia PTL, una carrera de 305 km con 24765 de positivo, en la cual largaron 120 parejas entre ellas los representantes argentinos, por primera vez debajo del arco de largada, la “chila” Silvia Pérez y Martin Balliro, ambos oriundos de Mendoza.
Donde los primeros en llegar a Chamonix fue el equipo Alpsxperience 99:35:36 hs
La “Chila” y Martin cruzaron el arco después de recorrer 305.7km en 140:41:33 hs, la experiencia más dura y extrema que han vivido en sus vidas. Admiración total por estos dos super atletas que dejaran todo en esas montañas. ¡Bravo bravísimo!

La OCC (Orsières-Champex-Chamonix) de 50 km se largó el 29 de Agosto 8:15 HS
Este año tuvo 57 km con un desnivel de 3498 positivos, con un condimento extra que fue el calor durante todo el día, la organización activo los kits de urgencia, pero no alcanzo, y esto hizo que muchos atletas abandonaran la carrera.

OCC Caballeros
1º Eli Hemming EEUU 5:11:40 hs
2º Frasncesco Puppi, Italia 5:14:45 hs
3º Antonio Martínez Pérez, España 5:17:56 hs

OCC Damas
1ª Miao Yao, China 5:54:03 hs
2ª Judith Wyder, Suiza 6;00:05 hs
3ª Clementine Geoffray Francia 6:02:10 hs

En esta dura carrera nos representaron casi 33 argentinos, destacándose:
En los caballeros:

37º en la general Diego Simon (Tandil) 6:12:36 hs, 3º Categoría
47º en la general Ezequiel Pauluzak (Bs As) 6:34:34 hs, 6º Categoría
72º en la general Petrera Santiago (Bs As) 7:06:13 hs, 11º Categoría
Y entre las damas:
55º en la general, Pamela Nievas (Mza) 8:17:52 hs, 5ª Categoría
73º en la general Francisca García, 8:54:47 hs, 45ª Categoría
100º en la general Adriana Aguila (Rada Tilly), 9:39:02 hs 11ª Categoría
Con Mucho Pena Tuvimos Dnf Para Joaquin Narvaez (Atleta Adidas)

La CCC ( Courmayeur – hampex – hamonix) de 101 km se largó el 30 agosto a las 9:00 hs
La CCC 2024 del Mont Blanc fue una emocionante carrera de 101 km con 6,062 m de desnivel positivo. Hayden Hawks y Toni McCann se llevaron la victoria en las categorías masculina y femenina, respectivamente.

CCC Caballeros
1º Hawks Hatden, EEUU, 10:20:.11 hs
2º Peter Frano, Eslovaquia, 10:27:17 hs
3ª Adam Peterman, EEUU, 10:28:50 hs

CCC Damas

1ª Toni Mccann, Sudafrica, 11:57:59 hs
2ª Martyna Mlynarczyk, Polonia, 12:11:12 hs
3ª Rosanna Buchauer, Alemania, 12:16:55: hs

Los argentinos que nos representaron en esta distancia fueron 45 argentinos
Entre los masculinos se destacaron:

70º en la General, Luciano Pilatti, 13:53.30 hs, 16º Categoría
87º en la General, Edgar Emanuel Ceballo, 14:24:09 hs, 55º Categoría
90º en la General, Gustavo Javier Vega Moreschi, 14:29:32 hs, 57º Categoría

Y entre las damas las destacadas fueron:
58º en la General, Maria Ayelen Sian, 17:26:22 hs, 18ª Categoría
108º en la General, Carolina Alejandra Zbrun Giraldo, 20:12:44 hs, 9º Categoría
113º en la General, Victoria Palloni, 20:34:33 hs, 35ª Categoría
Contando con 14 DNF en esta durísima edición de la ccc.

La TDS (Tras las huellas de los Duques de Saboya) 148 KM se largó el lunes 26 de Agosto a las 23:50 hs
La TDS 2024 del Mont Blanc fue una carrera desafiante de 148 km con 9,300 m de desnivel positivo. Thibault Marquet y Marie Dohin se coronaron campeones en las categorías masculina y femenina, respectivamente

TDS Caballeros
1º Thibault Marquet, Francia, 18:59:36 hs
2º Alban Berson, Francia, 19:56:40 hs
3º Gautier Airiau, Francia, 20:07:22 hs

TDS Damas
1ª Marie Dohin, Francia, 24:06:01 hs
2ª Ariane Wilhem, Suiza, 24:42:03 hs
3ª Celine Finas, Suiza, 25:41:41 hs

Entre los argentinos, con una convocatoria de 27corredores debajo del arco de largada, llegaron con muy buena performance:
Entre los caballeros

40º en la General, Fernando Esteban Bosio, 24:57:36 hs, 18º Categoría
153º en la General, Gaston Rojo, 30:02:07 hs, 59º Categoría

Entre las damas:
38º en la General Vanesa Cagnoli, 35:57:1 hs, 7ª Categoría
49º en la General Maria Clara Serino, 38:03:46 hs, 5ª Categoría
76º en la General, Luciana Ambrossini, 41:07:31 hs, 12 Categoría

La reina majestuosa UTMB (Ultra Trail de Mont Blanc), 160 km se largó el viernes 30 de agosto a las 18 hs
Fueron exactamente 176.4km con 9915 m de positivo, la carrera más esperada por todos, la ultra más dura y prestigiosa del trail, saliendo de Francia pasando por Italia y Suiza, con un desnivel acumulado desorbitante, donde miles de personas viviéndolo en vivo desde algún tipo de dispositivo esperan expectantes y ansiosos por ver a los más grandes de este deporte a nivel mundial

UTMB Caballeros
1º Vicent Bouillad, francés, 19:54:23 hs
2º Aptite Chassagne, Francia, 20:22:45 hs
3º Joaquin López, Ecuador, 20:26:22 hs

UTMB Damas
1ª Katie Schide, EEUU, 22:09:31 hs
2ª Ruth Croft, Nueva Zelanda, 22:48:37 hs
3ª Marianne Hogan, Canadá, 23:11:15 hs

Este 2024 viene cargado de grandes momentos, como el de Joaquín López, de ecuador, en ser el primer latinoamericano en subir al podio de la UTMB y casi 30 argentinos que se aventuraron a esta distancia, dentro de ellos corredores de elite, como Gabriel Santos Rueda y Sergio Pereyra entre otros, los cuales decidieron bajarse de la carrera. Por molestias en su rodilla (Saga) y problemas estomacales (Sergio), el primer argentino en finalizar la prueba, fue Juan Pablo Zinani de Junín, prov. de Bs As y de las mujeres Mariela Vigliocco de Córdoba.

Entre los caballeros de nuestro país se destacaron:
133º en la General, Juan Pablo Zinani, Bs As, 29:19:00 hs, 42º Categoría
181º en la General, Dardo Emanuel Ocampo, 30:40:23 hs, 60º Categoría
185º en la General, Walter Scharton, 30:49:02 hs, 32º Categoría

Entre as mujeres se destacaron:
50ª en la General, Mariela Vigliocco 34:19:45 hs, 2ª Categoría
66ª en la General, María Belén Pacclhiotti, 37:31:06 hs, 11ª Categoría
67ª en la General, Ana Carolina Gareis, 37:39:36 hs, 5ª Categoría

Orgullosos de todos nuestros representantes en estos días de fiesta trailera en Chamonix, Francia, la cuna del Trail.

Kayak

Kayakismo de Travesía, Encuentro Nacional 25 años, Alfredo Barragán

agosto 13, 2024 — by Andar Extremo

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Entre el 8 y el 10 de diciembre de 2023, se llevó a cabo el 25º Encuentro Nacional de Kayakistas de Travesía, organizado por el Centro de Actividades Náuticas de Dolores (CADEI) y liderado por Alfredo Barragán. Durante esta travesía, 140 kayakistas recorrieron aproximadamente 100 kilómetros, desde Dolores hasta San Clemente del Tuyú, atravesando los distritos de Tordillo y General Lavalle. El desafío incluyó navegar por la Bahía de Samborombón, una de las zonas más difíciles y exigentes del Río de la Plata. Los participantes enfrentaron condiciones como olas, viento y barro, mientras disfrutaban de paisajes únicos y navegaban por espacios protegidos. Anabel Cadario comparte su experiencia en esta emocionante travesía.

Por Anabel Cadario, fotos Marcos Ferrer

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La cita, como todos los años, fue en el C.A.N.D., el día 7 de diciembre, donde nos esperaban sus instalaciones, en un predio parquizado en torno a su laguna, para poder acampar y concretar formalmente, durante la cena, el Encuentro Nacional de Kayakistas de Travesía. Allí, la organización reunió a navegantes de todo el país: Córdoba, Santa Fé, Entre Ríos, para iniciar, al otro día, por vigésima quinta vez, la arriesgada y emocionante bajada a la Bahía de Samborombón desde Dolores a San Clemente. La ceremonia comenzó con un cruce lacustre de navegantes femeninas que, en embarcaciones iluminadas, acercaban la tradicional Torta Argentina, característica de esta localidad, también conocida como el Primer Pueblo Patrio, para festejar 25 años de la realización de este encuentro. Luego de las palabras de bienvenida del capitán Alfredo Barragán y las indicaciones previas necesarias para hacer la experiencia exitosa e inolvidable, disfrutamos de unas ricas pizzas y bebidas. Nos fuimos todos a descansar temprano para comenzar, al otro día, la aventura para la que fuimos convocados.

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Día 1: 08/12/23
Suena la tradicional bocina del Encuentro Nacional de Kayakismo. Señal de que todos debemos despertar y prepararnos para emprender la salida. Nos agrupamos puntualmente para ser escoltados en caravana por la policía local hacia el viejo puente del Canal 9, desde donde comienza la travesía. Mientras estibábamos las embarcaciones, se empezaba a sentir la emoción a flor de piel, mezclada con cierto nerviosismo por lo que nos pudiera deparar la bahía. Llegados los conductores que habían ido a dejar los vehículos al club, emprendimos el comienzo, llenos de entusiasmo y alegría.

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La marcha del primer día es siempre tranquila, amena y amigable, lo que permite ir en busca del reencuentro con compañeros de otras ediciones, mientras vamos relatando experiencias pasadas a nuevos amigos. Numerosas cantidades de garzas blancas, biguás y espátulas rosadas nos acompañaron en bandadas, mientras navegábamos por el canal, atravesando paisajes rurales, hasta llegar a la intersección de la Ruta 11, ubicada en la localidad de Tordillo.

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Ya se divisaba el puente debajo del cual desembarcamos para acampar. Mientras armamos carpas y nos acomodamos en un sector cómodo y limpio, preparado por los organizadores, se fueron armando las picadas de quesos y fiambres que fueron la excusa perfecta para juntarnos y sacar alguna guitarra que amenizó con canciones el ambiente mientras caía el atardecer, lugar que nos quedamos disfrutando hasta la hora de la cena. Choripanes y bifes de chorizos en sándwiches fue la comida perfecta para esperar las novedades e indicaciones del Capitán para emprender la próxima jornada, cerrando con la entrega de una placa conmemorativa que le fue entregada por estos 25 años al mando de esta famosa y exigente travesía. “Sangre sudor y barro” fue el texto de la placa y nada más simbólico de lo que la misma exige.

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DIA 2. 09/12/23
Luego de un reparador descanso, ya estábamos todos preparados para embarcar a la hora acordada. Informados de quienes revestirían las posiciones de capitanetes para mantener la flota agrupada entre el Capitán (Barragán) y el Subcapitán (José Huevo Roche), comenzamos a bajar. Fue difícil esperar sin que la corriente nos llevara en dirección al río mientras todos bajaban al agua, por lo que intentábamos mantenernos en el lugar remando en contra y jugando con alguna que otra maniobra. Llegados a la boca de la Bahía, nos detuvimos unos minutos a la espera de agua. Cuando se alcanzó cierta profundidad, encaramos la misma. El viento NE produjo una ola que a veces explotaba de amura y otra reventaba de costado. Se puso muy movido con olas que alcanzaron 1,70 m de altura. Inútiles resultaron los apoyos. Sólo quienes sabíamos agarrarnos a la ola logramos mantenernos cabeza arriba mientras veíamos a muchos amigos darse vuelta más de una vez. En pocos minutos, la flota comenzó a alargarse y empezó a desparramarse como consecuencia de los vuelcos. Ni los rescatadores ni las lanchas de apoyo daban abasto para rescatar a quienes volcaban o se les rompía las embarcaciones por la virulencia del agua. A estas últimas se les dificultó mucho asistir por el violento movimiento ascendente y descendente que produjo la altura de la ola.

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Terminamos todos haciendo rescates y asistiendo. Una locura inolvidable. Afortunadamente, nadie se desesperó y las dificultades pasaron a ser temas de relatos y anécdotas cuando todo se calmó. Debo reconocer lo útil que nos resultaron las clases que tomamos en salidas al mar de kayak surf. Cuando todo se calmó, nos detuvimos un momento para reponer energías, siempre en el agua y sin bajarnos de los botes. Intentar llegar a la costa no solo sería inútil sino además agotador por el barro pantanoso que presenta la bahía.

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Así continuamos hasta alcanzar la boca del Canal 1, en el que se encuentra el Parque Provincial de Venado de Las Pampas. Este espacio protegido se encuentra restringido al acceso del público y sólo es habilitado cada año, excepcionalmente, para el acampe de los participantes de esta travesía. Claro que este privilegio tiene su costo. “Sangre Sudor y Barro” decía la placa… y hubo que caminar cerca de 2 km con el barro a la rodilla, arrastrando el kayak que se empantanaba, para llegar hasta el cangrejal que se forma delante de la barranca, a la cual se puede subir para poder descansar. Recuerdo que años anteriores no costó tanto llegar a ese lugar. Este año, entre la batidora que nos esperó al ingresar a la Bahía y la empantanada caminata para llegar a este hermoso lugar, Samborombón nos cobró lo bien que la pasamos años anteriores. El anochecer llegó muy rápido y no quedaron muchas más energías que para armar carpas, limpiarse un poco y cambiarse para la cena. Algunos no llegaron a comer por el cansancio que nos trajo este segundo día de travesía. Merece un destacado especial el balde plegable que lleva el Goyco y que arroja atado a una soga cuando llega un poco de agua limpia para poder desembarrarnos. Hasta sacamos número para usarlo. Este año, después de él, me tocó el número uno.

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DIA 3. 10/12/23
Nos levantamos ya conociendo, desde la noche anterior, las buenas condiciones climáticas para este tercer y último día de travesía. Un poco tristes por los compas que, por distintos motivos, no pudieron seguir, y otro tanto felices por haber llegado hasta allí, ya animados por el merecido descanso, comenzamos a bajar los kayaks por la barranca, mientras intentábamos no pisar a los cangrejos que huían hacia sus covachas. Así, navegando, transcurrió el día, dirigiéndonos hacia el lugar de llegada. A mitad de camino, nuevamente, tuvimos la fortuna de ser recibidos en el Parque Nacional Campos del Tuyú, uno de los únicos 3 parques nacionales de la provincia de Buenos Aires, que tampoco está abierto al público por el momento. Un playón de caracoles y conchilla que, vistos desde el agua, destaca por verse como una franja de blanco absoluto. Allí nos esperaban Maxi y los guardaparques del lugar, que nos informaban sobre el origen e importancia de la reserva, mientras almorzábamos. Luego de eso, seguimos navegando hasta llegar a Punta Rasa, lugar donde termina la travesía y estallan todas las emociones juntas. El orgullo de concluir una de los recorridos más difíciles y exigentes por las condiciones que presenta este sector del Río de La Plata, por saber que se llega al mar, y especialmente por haberla concluido exitosamente con mis amigos Adrián Rivero y Ubaldo Álvarez, con quienes hemos compartido otras aventuras y planificamos venir.

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Termina este relato de travesía, pero no sin antes dejar mención de la celebración, entrega de certificados y sorteos que entregan los organizadores. No sé si el futuro me deparará otra nueva vuelta por la Bahía de Samborombón; yo vine mi primera vez buscando superar mi límite, pero creo que quien presuma ser kayakista alguna vez se tiene que atrever a hacerla. Y recuerden que el libro de los acontecimientos se encuentra siempre abierto en la mitad.

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Carreras de aventura

4 REFUGIOS 2024

agosto 8, 2024 — by Andar Extremo

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El fin de semana del 24 y 25 de febrero, 750 atletas participaron en la 18va. edición de la carrera 4 Refugios en Bariloche, la competencia de Trail Running más técnica y exigente del país. Esta edición ofreció diferentes modalidades según el número de refugios de montaña que se visitaban: un refugio, dos refugios, cuatro refugios (en 2 etapas), tres refugios Non Stop y cuatro refugios Non Stop. En la nota, Natalia Riego nos cuenta su experiencia en la modalidad de 4 refugios clásica, que consiste en recorrer unos 59 km en dos días.

por Natalia Riego fotos Marcelo Martínez, Matías Garay y Martín Maroto

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Desde el año 2006, el Club Andino Bariloche organiza este evento que surgió como el sueño de algunos socios del club en poder conectar los refugios de montaña más representativos del Parque Nacional Nahuel Huapi.
En esta edición se completó el cupo de 750 corredores, provenientes de Inglaterra, España, Chile, Brazil, Uruguay, Suiza y mayormente de nuestro país, Córdoba, Buenos Aires, Misiones, La Pampa, Caba, Tucumán, Tierra del Fuego, Chubut, Neuquén, Rio Negro, Entre Ríos, Santa Fe, y Mendoza.
El sábado 24 a las 8 am desde el Cerro Catedral largó la distancia 2 Refugios y el primer día de los que corren los 4 refugios en dos etapas. Completando el paso por el refugio Frey y Refugio Jakob y finalizando en el tambo de Baez.
Con record en tiempos en la distancia 2 refugios, primera en damas Emilia Giustiniani con 4:12, y Patricio González con 3:29. Los competidores de la categoría clásica completaban su tiempo final el día domingo con los refugios Laguna Negra y Lopez.
El domingo 5:30 am largaron las categorías 3 refugios Non Stop y 4 refugios Non Stop, coronándose primero con 6:46:57 Franco Paredes Reyes (Neuquen), y en damas Verónica Ramirez (Esquel) 8:43:59.
En 4 Refugios Clásica, la primera dama fue la barilochense Josefina Uijt Den Bogaard con 9:07:43. En caballeros, el ganador fue Máximo Mercader con un tiempo 7:45:40.
Para el 3 Non Stop el primero en llegar fue Damián Gutierrez de Cipolletti con un tiempo 6:32:25, este mismo corredor ganó el Trail de los Filos el pasado 14 de enero competencia organizada también por la SCA del Club Andino. Y la particularidad que en damas la ganadora fue la misma que en el Trail de los Filos Danila Monteverde de Bariloche con un tiempo de 6:48:16.

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Para un refugio distancia que largó desde Colonia Suiza el mismo domingo a las 9 am, la primera en damas fue Regula Lenz de Suiza con un tiempo de 3:04:05. En caballeros, el vencedor fue Franco Carletti de Fernandez Oro, con un tiempo de 2:22:06.
Para destacar en esta distancia, por primera vez corrió una atleta no vidente Verónica Etchegoyen de Buenos Aires, completando todo el recorrido y pasando por los lugares más complicados, como ser la picada de italianos que está previa al Refugio Laguna Negra, junto a su lazarillo en un tiempo de 5:47:25. Su llegada fue una de las más emotivas y aclamadas por los presentes en el predio de llegada El Gran Pez.
Cuando arribaron los corredores de Londres manifestaron a quienes estaban en la llegada que fue para ellos la mejor carrera de montaña que habían corrido y que todo estuvo excelente refiriéndose a los controles, seguridad y organización en general.

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4 Refugios Clásica by Nati Riego
Primer día de carrera 32.5 km con 1980 m+
A las 5 de la mañana del sábado 24, me desperté con la ilusión de vivir una aventura única. Desayuné en la pintoresca colonia suiza, donde disfruté de sus delicias gastronómicas y su ambiente acogedor. A las 7, me dirigí hacia la base del Cerro Catedral, el punto de partida de la tan ansiada y hermosa carrera «4 Refugios Clásica».
En esta carrera, el primer día recorrí 32.5 km, saliendo de la base del Cerro Catedral y llegando al primer Refugio Frey, en una hora y media. Fue el primer puesto de control y abastecimiento, donde reponer energías era primordial para seguir adelante. El camino estuvo lleno de desafíos y bellezas: senderos polvorientos, rocas escarpadas y vistas impresionantes, que me hicieron sentir una mezcla de asombro y humildad ante la majestuosidad de la naturaleza.
Continué subiendo, subiendo y subiendo, entre gigantescas paredes de rocas de tonos claros y amarillentos, que me dejaban sin aliento. Llegué a la Laguna Schmoll, donde la carrera se detuvo por un instante, para admirar ese oasis de ensueño. Desde allí, ascendí directamente al filo del Cerro Catedral, con sus 2.041 metros sobre el nivel del mar. Y entonces, se desató una bajada infernal: el Rucaco, con 25 grados de pendiente negativa, (una bajada técnica como pocas, según el director de la carrera). Descendí sobre pequeñas piedras y arena, que hacían que mis zapatillas fueran como patines. Hice un slalom improvisado, donde me divertí mucho intentando no caerme de culo, jajaja.

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Y de repente, me encontré en medio de un bosque mágico, donde los verdes de la vegetación, las flores naranjas y blancas, me acariciaban el alma. Y el sonido del agua corriendo por los arroyos, me susurraba al oído.
De pronto, me enfrenté el Brecha Negra, un desafío de altura: 1926 metros sobre el nivel del mar. Respiré hondo y seguí subiendo, subiendo y subiendo, sin parar. Sabía que toda subida tiene su recompensa: una linda y larga bajada, tan técnica como el Rucaco, jajaja. Pero antes de bajar, me detuve a contemplar la laguna Jakob, un espejo de agua cristalina, rodeado de montañas. Allí estaba el segundo puesto de control y abastecimiento, donde me hidraté y comí algo. Y luego, sí, bajé a toda velocidad hasta el Tambo Báez, en Casa de Piedra, donde terminé la primera etapa, con una sonrisa de satisfacción. Tenía ganas de más, pero había que guardar fuerzas para el segundo día, que era terrible, jajaja. Ya te contaré cómo me fue…
Del tambo, regresé a Colonia Suiza, donde aproveché el bello día de sol para relajar las piernas en el lago Moreno. Allí recuperé energía, me refresqué y me preparé para el segundo día de carrera, que prometía ser emocionante.

2do dia de carrera 26.5 km con 1950 m+
A las 6 de la mañana, sonó el despertador y me levanté con ganas de comerme el mundo. Desayuné mucho hidrato para aguantar lo que venía: el segundo y último día desde Colonia Suiza. A las 9, salí disparada hacia el primer puesto de control y abastecimiento, en la Laguna Negra. Subí por el camino de la picada de los italianos, trepando como un lagarto entre lengas y enormes lajas. Pero el esfuerzo valió la pena: al llegar arriba, me quedé boquiabierta al ver la Laguna Negra y el pequeño refugio Manfredo Segre, a 1618 metros sobre el nivel del mar. En ese momento, traté de calmar todos mis sentidos, pero fue imposible: me encontré con el helicóptero que nos cuidó en todo momento, lo vi reflejado en la laguna y lo juré, no podía creer lo que estaba viendo. Era demasiado, tanta información y felicidad para procesar, jajaja. (Se me cae una lágrima de la emoción de solo recordarlo).
Dejé atrás tanta belleza, para enfrentarme al valle Bailey Willis, a 1863 metros sobre el nivel del mar. Un paredón amarillo que escalé hasta llegar a su filo y lo corrí de principio a fin, entre grandes lajas movedizas y puntos rojos, que eran nuestras señales de referencia. No me podía comer ni uno, porque sino no llegaba más, jajaja. De ahí, bajé a los humedales, donde empezaba el Arroyo Goye, que atravesaba toda la colonia. Y preparé las piernas para el último y técnico ascenso: el filo del Cerro López, a 2048 metros sobre el nivel del mar. ¿Qué decir del gran López? Increíble, fantástico, duro, durísimo, técnico y mil cosas más que se me cruzaban por la cabeza en ese momento en que lo encaré para subirlo.

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Cuando llegué a la cima, lloré, grité, me desahogué y más… pero al mirar el paisaje, se me paralizó el corazón. Sentí que moría ahí arriba, de pura emoción. El Tronador me saludaba, los lagos me deslumbraban y las montañas me abrazaban. No me alcanzaba la vida para agradecer estar ahí. (Lloro otra vez de solo recordarlo). Es algo que no se puede explicar con palabras, hay que vivirlo.
No quería bajar, quería que el tiempo se detuviera para admirar todo ese paraíso. Pero bajé a Refugio López por piedrotas gigantes, parecía una lagartija saltando de una a otra, jajaja. Y ahí se terminó todo, buuuuuaaaaaaa…
Bajé con picardía durante 9 km, entre callejones de tierra, pequeños senderos con mucho polvo y un poco de bosque de grandes árboles añejos, como para despedirme de tanta belleza. Hasta que llegué a una calle de ripio durante 3 km, a la meta en la colonia más linda de la patagonia, Colonia Suiza. Y ahí sí, fin de una aventura más, una carrera más, una experiencia más. Vivo coleccionando esto y no cosas.
Amo la aventura, amo el trail, lo siento en la sangre y deseo de corazón que la gente se contagie de esto… Mi pasión.
En resumen, 11 horas 25 minutos de carrera, entré en la general 40, en la posición general femenina sexta y tercera en mi categoría.
Felizzzzzzzzzzzz

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4 Refugios Non Stop Damas
1ª Verónica Ramírez 8:43:59 hs
2ª Barbara Rojas 9:42:01 hs
3ª Romina Andrioni 9:55:58 hs

4 Refugios Non Stop Cab
1º Franco Paredes 6:46:57 hs
2º Marco Vidoz 6:56:48 hs
3 º Claudio Nahuelquin 7:25:52 hs

4 Refugios Clásica Damas
1ª Jose Uijt Den Bogaard 9:07:43 hs
2ª Virginia Pitte 9:59:53 hs
3ª Diaz Ugalde Olivia 10:40:48 hs

4 Refugios Clásica Cab
1º Máximo Mercader 7:45:40 hs
2º Nimer Isaac 8:08:13 hs
3º Lucas Schwindt 8:23:07 hs

3 Refugios Damas
1ª Danila Monteverde 6:48:16 hs
2ª Vanina Nimis 7:47:53 hs
3ª Natalia Araya 8:14:19 hs

3 Refugios Caballeros
1º Damian Gutiérrez 6:32:25 hs
2º Marcos Casella 6:40:06 hs
3º Eduardo Quezada 6:47:34 hs

2 Refugios Damas
1ª Emilia Giustiniani 4:12:40 hs
2ª Inés Ionni 5:03:05 hs
3ª Freccero Laura 5:12:27 hs

2 Refugios Caballeros
1º Patricio González 3:29:20 hs
2º Javier Mariqueo 3:52:33 hs
3º Peña Francisco 3:57:10 hs

1 Refugio Damas
1ª Regula Lenz 3:04:05 hs
2ª Ceballos Valentina 3:11:40 hs
3ª Camila Emili 3:18:27 hs

1 Refugio Caballeros
1º Franco Carletti 2:22:06 hs
2º Ezequiel Ferreiro 2:27:16 hs
3º Lucas José Campos 2:27:39 hs

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Montañismo

Huilén Pascual, Chef de Altura

agosto 3, 2024 — by Andar Extremo

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Huilén Pascual es una Chef de Altura que desafía los límites de la gastronomía. Su pasión por la cocina y la montaña la ha llevado a trabajar en las cumbres más imponentes del planeta: el Aconcagua, el Everest, el Manaslu, el K2 y el Broad Peak. En cada campamento base, ha deleitado a los expedicionarios con sus platos, adaptándose a las condiciones extremas y a las culturas locales. En esta nota, nos comparte su historia de vida, sus desafíos y sus sueños.

Por Marcos Ferrer y Natalia Riego, fotos Huili Pascual

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¿Cómo es cocinar para deportistas que cuando bajan de la montaña vienen agotados y quieren devorar lo que venga?
Los recibimos con todo cuando bajan: comida, sonrisas, abrazos y brindis. También depende mucho de la montaña en la que estemos trabajando el tiempo que convivimos. Cuando trabajo en el Aconcagua, solamente estoy en el campo base y en los Himalayas las expediciones son más integrales. Los acompaño desde que llegan a Katmandú o el país en el que estemos y vamos hasta el base de la montaña, y allí vivimos juntos y los montañistas empiezan con sus rotaciones. Son en total dos meses de convivencia a pleno, 24 horas los 7 días de la semana.

¿Cómo fueron los comienzos y la evolución de este trabajo?
Empecé trabajando en el Aconcagua, en Mendoza. Tenía un negocio, lo cerré y me decidí a ir por ese sueño que tenía postergado. Comencé a trabajar con una empresa para el campo base del Aconcagua, “Plaza de Mulas”, donde tenemos de todo. La aproximación es bastante cercana, así que no nos falta nada. Después empecé a trabajar para un austriaco que tiene una empresa que opera en los campos bases del Himalaya. La primera vez que fui, no tenían ni mesas en la cocina, no por una cuestión de falta de recursos económicos, sino porque los mismos cocineros son personas que viven en pueblitos perdidos en el medio de la montaña. Lo que menos tenían eran mesas en sus hogares y así mismo se manejan en el base. Parte de la propuesta de trabajo que me habían hecho era darle un poco de orden y estructura a esas cocinas. La primera vez que fui, cocinábamos sobre las piedras prácticamente y empezamos a ponernos de acuerdo con los compañeros de trabajo para ir manejando la higiene y el orden. Recién en la cuarta temporada logré que pusieran mesas y la cosa empezó a marchar. Ya hace varias temporadas que trabajamos juntos y formamos el equipo y conseguimos lo que veníamos deseando.

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¿Cómo fue la recepción de la sociedad nepalí al estar a cargo de la cocina una mujer?
Al principio fue bastante sorprendente, porque llegué con dos sherpas que me habían acompañado desde el último paraje del camino al campo base. Los clientes se habían quedado aclimatando allí, así que llegué sola dos días antes, sin equipo conocido, y había 33 sherpas que no sabían qué iba a hacer allí. Además, no compartíamos el idioma: no sabía hablar inglés y ellos hablan poco inglés. Luego empecé a aprender, pero fue difícil la comunicación. Y si bien son bastante machistas y de una sociedad bastante conservadora, no tuvieron ningún problema, se fueron acostumbrando y, aunque yo no llegué en calidad de jefa, ellos me fueron adoptando en ese rol. Y la verdad que al principio fue difícil, porque yo llegué con todas mis estructuras occidentales y ellos no tienen estructuras, improvisan bastante y, a medida que yo iba aprendiendo, también me integraban en esa comunidad de amor que tienen allí y fuimos aprendiendo todos juntos como equipo. Y como vamos para el mismo lado, se hace todo más fácil y es muy amable el trabajo.

Los montañistas necesitan las recetas de la nona cuando llegan quieren comer rico, yo los espero como si fueran mis pollitos

¿También interviniste en la calidad de alimento que necesita un montañista?
Uno de los aspectos del contrato era poder intervenir en las propuestas culinarias, al tener ellos poco acceso a los hornos y formas de cocinar, utilizan bastante frituras y picantes. Su comida es hindú, así que son muy especiadas. Parte de la propuesta era que pudiera cambiar un poco la cocina oriental y añadir más cosas de occidente, porque nuestros clientes son la mayoría europeos y estadounidenses y, al estar tanto tiempo arriba, consumiendo todo y comiendo comidas fritas y picantes, a la hora de subir tenían la panza partida y el cuerpo súper débil. Al principio, con mi compañero de cocina, nos dividíamos las tareas: él hacía el almuerzo y yo la cena. Y empezamos a la mañana a darles alimentos que los llenaran de energía y pudieran estar más fuertes en la altura y, a la noche, darles alimentos para recuperar masa muscular, porque al ir a tanta altura el cuerpo inevitablemente se empieza a comer el músculo. Al subir un ochomil, vienen súper desgastados y flacos. Y básicamente empezamos a compartir con el ejemplo, porque él no habla inglés, entonces era mostrarle y hacer, y a través del tiempo esto se hizo dinámico, pero fue todo a través del ejemplo. Es impresionante cómo la gente se puede comunicar de otras maneras que no sea hablando. Después de cuatro o cinco temporadas trabajando juntos, lo hicimos rutina y ya se da espontáneamente a esta altura.

¿Siempre trabajan con el mismo equipo en los Himalayas?
El equipo que utilizamos para las montañas que están en Nepal es siempre el mismo, y cuando me tocó ir a Pakistán, estuve en dos montañas: una fue el K2 y la otra el Broad Peak. Cociné con un equipo local de pakistaníes, no viajé con mi equipo de cocina. Los recursos eran más limitados, llevamos poca opciones, así que de cada comida que yo hacía, ellos hacían 10. Entonces, aprendí del cocinero local y hacía sub comidas, porque todo lo que elaboraba era en el piso con fuegos diferentes. Así que me tuve que guardar lo que sabía en el bolsillo y aprender de nuevo.

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¿Te llamó la atención que llevan la comida viva al base?
En Pakistán, la aproximación al campo base son 60 kilómetros caminando sobre un glaciar, en donde la gente que trabaja está en una situación de extrema pobreza, no tienen equipos adecuados y trasladar un animal de 600 kilos muerto en mochilas no es posible, además se podriría. Entonces, llevan los animales caminando sobre el glaciar y los matan y trocean en el mismo campo base. Entonces, no son delicados, tienes a los bichos caminando en la cocina, carne tirada por el suelo del depósito, la cabeza del animal tirada donde entrábamos 20 veces al día, no sabía si reírme o llorar, pero uno se tiene que adaptar a lo que tiene, bastante extraña la situación.

¿Es lo mismo cocinar arriba de la montaña que abajo?
No, no es lo mismo. En los Himalayas, el campo base está a 5400 msnm, el agua allí hierve a los 80 grados y no tiene la potencia necesaria para romper la fibra de los alimentos y cocinarla. Entonces, algunos se cocinan en más tiempo y algunos ni siquiera se cocinan y se parten antes de llegar al punto que necesitamos. Entonces, usamos ollas a presión, optimizamos los recursos, gas, agua, tiempo y las comidas salen al punto que tienen que salir.

¿Para cuántas personas cocinas habitualmente?
Mi equipo de cocina prepara para clientes, médicos y guías de la expedición y no tenemos más de 25 personas, pero acá en el Aconcagua, en temporada alta, como hay mucha rotación de expediciones, a veces cocinamos para 120 personas. En Plaza de Mulas tenemos más comodidades.

¿Y qué menú preparas comúnmente?
En el desayuno siempre hay huevos de la manera que sea: duros, revueltos, en omelette, salchichas, pancetas, frutas, tostadas, cereales, medialunas, budines, máquina expreso de café. Todo eso en los Himalayas. Hay de todo: LCD de 65 pulgadas, es increíble, eso para los clientes. Y para nosotros, cuando entras a la cocina, era otra cosa: a cocinar en el piso, limpiamos también en el piso del glaciar, ponemos unos fuentones y lavamos todo. Las manos se complican con el frío y la altura, se secan, se cuartean y hay que pegarlas con la gotita. Luego, al mediodía, se sirve estilo buffet: pasta con queso o recetas locales como el “Dal bhat”, una parte de sopa de arroz, otra sopa de lentejas y una parte de un guisado con algún trozo de carne medio picante y algunas verduras. Después tienen platos típicos que se llaman “Momo”, que es su pasta, como una empanada chiquitita que se cocina al vapor, papas fritas a morir, siempre tienen “Chapati”, que es como su pan, es como una tortilla de taco. Siempre ayudo, es una cocina mixta. Y a la noche, conseguí un disco en Katmandú, así que salen comidas al disco: pasta, pollo o búfalo o la carne que me lleven, pescados rebosados también, hay horno, así que salen carnes al horno, tortillas de papa, pasteles de papa, la comida de la nona, porque la verdad que la comida nutricional y balanceada a las personas no les atrae, el cuerpo les pide otra cosa, así que metemos bomba. He visto que se comen 4 platos enteros, como que ingieran un pollo entero.

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¿Ya te reconoce la gente en el Aconcagua?
Me pasa que ya van a visitarme a la cocina, para mí es un amor y un reconocimiento enorme porque soy una piba común y corriente que hace las cosas con un montón de amor. De repente, viene alguien a saludarte que no conoces, te pregunta y tiene ganas de compartir experiencias y, a su vez, de enseñarte cosas. Realmente, me llena el alma.

¿Cómo es el tema de la muerte, lo vivís naturalmente?
Es natural, porque los que subimos a trabajar sabemos que estamos súper expuestos y que, en cualquier momento, puede temblar y te puede caer la mitad del glaciar en el campo base. Estamos dispuestos a eso, me arriesgo, pero la empresa para la que trabajo tiene unos estándares de seguridad bastante buenos y, por suerte, nunca falleció nadie. Sí hubo situaciones de rescate que fueron duras, pero no pasó nada. Y la montaña es así, es duro. Uno se encariña mucho con los montañistas, hay muchas capas de la cebolla que se pierden y los sentimientos más profundos quedan a flor de piel. Yo no dejo de preocuparme mucho cuando suben, pero ellos lo tienen más naturalizado. Yo tengo ese instinto maternal que quiero que mis pollitos lleguen sanos y salvos, pero bueno, es parte de esto. A los que más les cuesta es a mis afectos, que me esperan que vuelva, que evitan el tema, pero saben que igual sigue estando y es parte del trabajo. Me pasó que empecé a trabajar en la montaña porque le tenía miedo a la altura y me lo quería sacar y, el año 2022, estaba en Pakistán y, en una parte de la aproximación, me tocó pasar por un filo de hielo que tenía abismos a ambos lados y la verdad que tuve mucho miedo porque tenía solo zapatos de trekking y la pasé mal.

¿Cómo es cocinar para deportistas que cuando bajan de la montaña vienen agotados y quieren devorar lo que venga?
Los recibimos con todo cuando bajan: comida, sonrisas, abrazos y brindis. También depende mucho de la montaña en la que estemos trabajando el tiempo que convivimos. Cuando trabajo en el Aconcagua, solamente estoy en el campo base y en los Himalayas las expediciones son más integrales. Los acompaño desde que llegan a Katmandú o el país en el que estemos y vamos hasta el base de la montaña, y allí vivimos juntos y los montañistas empiezan con sus rotaciones. Son en total dos meses de convivencia a pleno, 24 horas los 7 días de la semana.

Hago las cosas con amor y me gusta cuando llegan montañistas y me pasan a saludar
por la cocina

¿Cómo fueron los comienzos y la evolución de este trabajo?
Empecé trabajando en el Aconcagua, en Mendoza. Tenía un negocio, lo cerré y me decidí a ir por ese sueño que tenía postergado. Comencé a trabajar con una empresa para el campo base del Aconcagua, “Plaza de Mulas”, donde tenemos de todo. La aproximación es bastante cercana, así que no nos falta nada. Después empecé a trabajar para un austriaco que tiene una empresa que opera en los campos bases del Himalaya. La primera vez que fui, no tenían ni mesas en la cocina, no por una cuestión de falta de recursos económicos, sino porque los mismos cocineros son personas que viven en pueblitos perdidos en el medio de la montaña. Lo que menos tenían eran mesas en sus hogares y así mismo se manejan en el base. Parte de la propuesta de trabajo que me habían hecho era darle un poco de orden y estructura a esas cocinas. La primera vez que fui, cocinábamos sobre las piedras prácticamente y empezamos a ponernos de acuerdo con los compañeros de trabajo para ir manejando la higiene y el orden. Recién en la cuarta temporada logré que pusieran mesas y la cosa empezó a marchar. Ya hace varias temporadas que trabajamos juntos y formamos el equipo y conseguimos lo que veníamos deseando.

¿Cómo fue la recepción de la sociedad nepalí al estar a cargo de la cocina una mujer?
Al principio fue bastante sorprendente, porque llegué con dos sherpas que me habían acompañado desde el último paraje del camino al campo base. Los clientes se habían quedado aclimatando allí, así que llegué sola dos días antes, sin equipo conocido, y había 33 sherpas que no sabían qué iba a hacer allí. Además, no compartíamos el idioma: no sabía hablar inglés y ellos hablan poco inglés. Luego empecé a aprender, pero fue difícil la comunicación. Y si bien son bastante machistas y de una sociedad bastante conservadora, no tuvieron ningún problema, se fueron acostumbrando y, aunque yo no llegué en calidad de jefa, ellos me fueron adoptando en ese rol. Y la verdad que al principio fue difícil, porque yo llegué con todas mis estructuras occidentales y ellos no tienen estructuras, improvisan bastante y, a medida que yo iba aprendiendo, también me integraban en esa comunidad de amor que tienen allí y fuimos aprendiendo todos juntos como equipo. Y como vamos para el mismo lado, se hace todo más fácil y es muy amable el trabajo.

¿También interviniste en la calidad de alimento que necesita un montañista?
Uno de los aspectos del contrato era poder intervenir en las propuestas culinarias, al tener ellos poco acceso a los hornos y formas de cocinar, utilizan bastante frituras y picantes. Su comida es hindú, así que son muy especiadas. Parte de la propuesta era que pudiera cambiar un poco la cocina oriental y añadir más cosas de occidente, porque nuestros clientes son la mayoría europeos y estadounidenses y, al estar tanto tiempo arriba, consumiendo todo y comiendo comidas fritas y picantes, a la hora de subir tenían la panza partida y el cuerpo súper débil. Al principio, con mi compañero de cocina, nos dividíamos las tareas: él hacía el almuerzo y yo la cena. Y empezamos a la mañana a darles alimentos que los llenaran de energía y pudieran estar más fuertes en la altura y, a la noche, darles alimentos para recuperar masa muscular, porque al ir a tanta altura el cuerpo inevitablemente se empieza a comer el músculo. Al subir un ochomil, vienen súper desgastados y flacos. Y básicamente empezamos a compartir con el ejemplo, porque él no habla inglés, entonces era mostrarle y hacer, y a través del tiempo esto se hizo dinámico, pero fue todo a través del ejemplo. Es impresionante cómo la gente se puede comunicar de otras maneras que no sea hablando. Después de cuatro o cinco temporadas trabajando juntos, lo hicimos rutina y ya se da espontáneamente a esta altura.

¿Siempre trabajan con el mismo equipo en los Himalayas?
El equipo que utilizamos para las montañas que están en Nepal es siempre el mismo, y cuando me tocó ir a Pakistán, estuve en dos montañas: una fue el K2 y la otra el Broad Peak. Cociné con un equipo local de pakistaníes, no viajé con mi equipo de cocina. Los recursos eran más limitados, llevamos poca opciones, así que de cada comida que yo hacía, ellos hacían 10. Entonces, aprendí del cocinero local y hacía sub comidas, porque todo lo que elaboraba era en el piso con fuegos diferentes. Así que me tuve que guardar lo que sabía en el bolsillo y aprender de nuevo.

¿Te llamó la atención que llevan la comida viva al base?
En Pakistán, la aproximación al campo base son 60 kilómetros caminando sobre un glaciar, en donde la gente que trabaja está en una situación de extrema pobreza, no tienen equipos adecuados y trasladar un animal de 600 kilos muerto en mochilas no es posible, además se podriría. Entonces, llevan los animales caminando sobre el glaciar y los matan y trocean en el mismo campo base. Entonces, no son delicados, tienes a los bichos caminando en la cocina, carne tirada por el suelo del depósito, la cabeza del animal tirada donde entrábamos 20 veces al día, no sabía si reírme o llorar, pero uno se tiene que adaptar a lo que tiene, bastante extraña la situación.

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¿Es lo mismo cocinar arriba de la montaña que abajo?
No, no es lo mismo. En los Himalayas, el campo base está a 5400 msnm, el agua allí hierve a los 80 grados y no tiene la potencia necesaria para romper la fibra de los alimentos y cocinarla. Entonces, algunos se cocinan en más tiempo y algunos ni siquiera se cocinan y se parten antes de llegar al punto que necesitamos. Entonces, usamos ollas a presión, optimizamos los recursos, gas, agua, tiempo y las comidas salen al punto que tienen que salir.

¿Para cuántas personas cocinas habitualmente?
Mi equipo de cocina prepara para clientes, médicos y guías de la expedición y no tenemos más de 25 personas, pero acá en el Aconcagua, en temporada alta, como hay mucha rotación de expediciones, a veces cocinamos para 120 personas. En Plaza de Mulas tenemos más comodidades.

¿Y qué menú preparas comúnmente?
En el desayuno siempre hay huevos de la manera que sea: duros, revueltos, en omelette, salchichas, pancetas, frutas, tostadas, cereales, medialunas, budines, máquina expreso de café. Todo eso en los Himalayas. Hay de todo: LCD de 65 pulgadas, es increíble, eso para los clientes. Y para nosotros, cuando entras a la cocina, era otra cosa: a cocinar en el piso, limpiamos también en el piso del glaciar, ponemos unos fuentones y lavamos todo. Las manos se complican con el frío y la altura, se secan, se cuartean y hay que pegarlas con la gotita. Luego, al mediodía, se sirve estilo buffet: pasta con queso o recetas locales como el “Dal bhat”, una parte de sopa de arroz, otra sopa de lentejas y una parte de un guisado con algún trozo de carne medio picante y algunas verduras. Después tienen platos típicos que se llaman “Momo”, que es su pasta, como una empanada chiquitita que se cocina al vapor, papas fritas a morir, siempre tienen “Chapati”, que es como su pan, es como una tortilla de taco. Siempre ayudo, es una cocina mixta. Y a la noche, conseguí un disco en Katmandú, así que salen comidas al disco: pasta, pollo o búfalo o la carne que me lleven, pescados rebosados también, hay horno, así que salen carnes al horno, tortillas de papa, pasteles de papa, la comida de la nona, porque la verdad que la comida nutricional y balanceada a las personas no les atrae, el cuerpo les pide otra cosa, así que metemos bomba. He visto que se comen 4 platos enteros, como que ingieran un pollo entero.

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¿Ya te reconoce la gente en el Aconcagua?
Me pasa que ya van a visitarme a la cocina, para mí es un amor y un reconocimiento enorme porque soy una piba común y corriente que hace las cosas con un montón de amor. De repente, viene alguien a saludarte que no conoces, te pregunta y tiene ganas de compartir experiencias y, a su vez, de enseñarte cosas. Realmente, me llena el alma.

¿Cómo es el tema de la muerte, lo vivís naturalmente?
Es natural, porque los que subimos a trabajar sabemos que estamos súper expuestos y que, en cualquier momento, puede temblar y te puede caer la mitad del glaciar en el campo base. Estamos dispuestos a eso, me arriesgo, pero la empresa para la que trabajo tiene unos estándares de seguridad bastante buenos y, por suerte, nunca falleció nadie. Sí hubo situaciones de rescate que fueron duras, pero no pasó nada. Y la montaña es así, es duro. Uno se encariña mucho con los montañistas, hay muchas capas de la cebolla que se pierden y los sentimientos más profundos quedan a flor de piel. Yo no dejo de preocuparme mucho cuando suben, pero ellos lo tienen más naturalizado. Yo tengo ese instinto maternal que quiero que mis pollitos lleguen sanos y salvos, pero bueno, es parte de esto. A los que más les cuesta es a mis afectos, que me esperan que vuelva, que evitan el tema, pero saben que igual sigue estando y es parte del trabajo. Me pasó que empecé a trabajar en la montaña porque le tenía miedo a la altura y me lo quería sacar y, el año 2022, estaba en Pakistán y, en una parte de la aproximación, me tocó pasar por un filo de hielo que tenía abismos a ambos lados y la verdad que tuve mucho miedo porque tenía solo zapatos de trekking y la pasé mal.

Montañismo

Juan Pablo Toro, Primera Cumbre Argentina al Nanga Parbat

julio 30, 2024 — by Andar Extremo

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El Nanga Parbat se ubica en Pakistán, con sus 8126 msnm, siendo la novena montaña más alta del mundo. Juan Pablo Toro, el 3 de julio de 2023, se convirtió en el primer argentino en ascender a esta mítica cumbre, una montaña con mucha historia donde descansan los restos de Mariano Galván

por Andar Extremo entrevista Juan Pablo Toro, fotos Juan Pablo Toro

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Qué bueno que después de tanto tiempo, de tan ansiada espera, se pudo hacer cumbre en el Nanga Parbat…
Una satisfacción gigante, nunca sabes con una montaña tan imponente si se va a lograr o no; son muchas las variables: el clima, el equipo, la cuerda fija, el tiempo… Uno nunca sabe, hasta el último momento. La noche previa al día de cumbre todavía dudábamos si iríamos; realmente, como se terminó dando, fue un sueñazo.

¿Cómo te metiste en el mundo del montañismo?
El primer hito significativo fue el Lanín, que de hecho no logramos cumbre porque el clima estuvo muy complicado. Fuimos con Hugo ‘Rasputín’ Gauto. Antes de llegar a la cima, tuvimos que bajar y, en la bajada, nos perdimos. Fui con un amigo, mi hermano y otra persona que se sumó al grupo. El Lanín estaba muy nevado; subimos con crampones y piolets, fue una experiencia de alta montaña. El mal clima terminó jerarquizando la experiencia del descenso; nos gustó mucho y nos impulsó a seguir con la montaña. En ese momento vivía en el extranjero y cuando volví, en 2004, comencé a hacer cumbres de cuatro mil y cinco mil metros por Vallecitos. A mi hermano le complicaba la altura, no aclimataba bien, así que continué solo con el montañismo. Luego hice algunos seis miles con Julián Insarralde, el Nevado de Cachi y El Plata. Una vez que subí El Plata, que lo tenía muy idealizado, le llegó el turno al Aconcagua. En 2013 lo ascendí por primera vez y, cuando podría haber sido la culminación para cualquier andinista, para mí fue un punto de partida; me di cuenta de que quería hacer esto con más intensidad aún. Hasta entonces venía haciendo una montaña por año, y desde ese momento empecé a realizar tres o cuatro expediciones anuales. Así comencé con Perú, Bolivia, y las diez más altas de América; aún me quedan tres.

¿Siempre intentas subir con amigos?
Siempre voy con Julián Insarralde, a veces con Naco Choulet (un amigo de Julián que terminó siendo compañero de cordada en varios viajes) y en los últimos años hicimos algunas ascensiones con “Matoco” Erroz, especialmente cuando comencé a explorar la zona de Catamarca y los volcanes, ya sea con amigos o solo. También con Guido Redondo y Julián, ascendimos el Aconcagua por el glaciar de los Polacos. Intentamos hacer el Monte Pissis en invierno con Matoco, pero no pudimos. Luego, hicimos los volcanes de Catamarca: el Ojos del Salado, el Pissis y el Tres Cruces. Fue entonces cuando surgió la idea de hacer un ochomil, un ascenso deportivo; pensamos en el K2, el Nanga o el Broad Peak. Comenzamos a planificarlo y en 2022 fuimos solos para hacer el primer intento. El mal clima generó condiciones peligrosas en la montaña, estaba demasiado caliente. Este año quería que viniera Matoco, pero tenía compromisos.

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¿Y por qué el Nanga Parbat?
Me obsesioné con el Nanga Parbat; tengo el libro de Reinhold Messner, vi la película, y luego está la historia de lo que le pasó a Mariano Galván. También había leído sobre el K2; ambas montañas me fascinaban. Le tenía más respeto al Nanga, especialmente por los intentos invernales fallidos. Una vez que lo consideré seriamente, me lancé de cabeza, y después de no poder lograrlo el año anterior, no dudé ni un segundo en volver. Además, nos hicimos amigos con unos italianos que fueron con la misma agencia en 2022 y también volvían por la cumbre; no lo dudé, dije ‘de nuevo al Nanga’.

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¿Cómo fue la progresión?
Elegimos la ruta normal, la ‘Kinshofer’ por la vertiente Diamir, porque lo demás es una locura. Aunque la Kinshofer es bastante complicada y tremenda, yo solo conozco este ochomil, pero los italianos y Santiago Quintero, que es ecuatoriano, coinciden en que es el ochomil más difícil de Campo 1 a Campo 2, con 1100 metros de desnivel, y un canal de nieve que te lleva de los 5000 a 6100 msnm en una pared con una inclinación promedio de 60 grados, que al final se inclina hasta unos 65 grados y termina en el muro Kinshofer. Tiene algunas repisas y sales del último largo directamente al Campo 2. De Campo 2 a Campo 3 es más tranquilo, con algunos tramos mixtos, pasas por una arista y llegas a una gran pendiente de unos 600 metros de desnivel, que tardas unas 6 horas en recorrer, avanzando de a diez pasos. Y después, de Campo 3 a Campo 4, que nosotros no conocíamos, fuimos los únicos que usamos el Campo 4 para luego intentar la cumbre desde allí; todos los demás partieron de Campo 3. Salir de Campo 3 implica un desnivel de 1400 msnm y la distancia es enorme. Los únicos que habían logrado cumbre y volver desde el Campo 3 sin oxígeno eran unas bestias. En nuestro grupo había un boliviano, Hugo Ayaviri, que vive en La Paz y está súper aclimatado; tardó 14 horas en llegar a la cumbre y 8 horas en volver. Ese tipo, que vive en la altura, trabaja en las montañas y su vida transcurre por encima de los 4000 metros, nos dijo que había estado al límite. Y otra referencia que tenía era de César Rosales, el peruano que el año pasado hizo cumbre, también fue muy exigido. Por lo tanto, haber decidido partir desde Campo 4 fue clave para lograr la cumbre. El Campo 4 está a 7350 msnm, nos ubicamos lo más cerca posible de la cumbre, cerca del trapecio somital, que es una montaña sobre otra montaña. Venís por un altiplano desde Campo 3, subes, haces un gran giro de 3 o 4 km de distancia, esquivas unos seracs y pasando por Campo llegas al trapecio a los 7400 msnm, y allí comienzan las cuerdas fijas y se vuelve vertical de nuevo.

Cuando estaba por hacer cumbre en el Nanga Parbat sentí que iba aterminar lo que Mariano Galván empezó, por él y por todos

¿Cómo es el muro Kinshofer?
El muro Kinshofer es un escalón de roca de 150 metros de desnivel. Comienza con una sección mixta y luego se vuelve vertical, con placas y dos diedros verticales. La forma más sencilla de escalarlo es por cuerda fija con crampones, utilizando un jumar. Aunque tiene dos pasos de escalada difíciles, el resto es bastante accesible. Se tarda aproximadamente una hora y media en superarlo, y es agotador.

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¿Tuvieron que armar una logística especial debido a la cantidad de gente en la montaña?
Primero establecimos el Campo 1, dedicando un día para transportar equipo y montar la carpa. Funciona como un campo avanzado, ya que llevamos todo el equipo técnico: crampones, arnés, equipo de escalada, cuerdas, casco, etc. Todo se deja allí porque el trayecto desde la base es relativamente sencillo. En la segunda rotación, escalamos el Kinshofer hasta el final y llegamos al Campo 2, donde pasamos una noche antes de descender. Bajamos porque entre el Campo 2 y el Campo 3 no se habían colocado las cuerdas fijas debido a la gran cantidad de nieve acumulada tras el invierno. Los sherpas encargados de instalar las vías también descendieron a descansar, así que hicimos lo mismo. En la siguiente rotación, aprovechamos una buena ventana meteorológica y se presentó un ‘Summit Push’ para aquellos que iban con oxígeno, como Kristin Harila y Sophie Lavaud, entre otros. El 26 de junio fuimos al Campo 3, donde ya estaban instaladas las cuerdas. Pasamos dos noches aclimatándonos junto a un grupo que iba con oxígeno a la cumbre. La ansiedad te invade en esos momentos; querés avanzar, pero sin la aclimatación adecuada, podrías terminar mal. Descendimos a descansar porque se preveía una buena ventana meteorológica para el 2 o 3 de julio, y si no bajábamos ese día, no nos daría tiempo.

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¿Por qué la gente decide partir desde el Campo 3 y no desde el Campo 4?
Porque si vas con oxígeno, no es imposible alcanzar la cumbre y regresar; el 100% de los que hicieron cumbre desde el Campo 3 con oxígeno no tuvieron problemas. La primera tanda, de unos nueve escaladores, siguieron la ruta abierta por Kristin Harila y sus sherpas, quienes instalaron las cuerdas fijas y luego fueron reforzadas por los pakistaníes. Detrás de ellos, siete personas con oxígeno y dos sin oxígeno hicieron cumbre. En la siguiente ventana, cuando nosotros subimos al Campo 4, unas 30 personas con oxígeno partieron del Campo 3 con los sherpas de las empresas ‘Elite Expeditions’, ‘Seven Summit’ y ‘8K’, incluyendo a Viridiana Alvarez de México. Un grupo de polacos sin oxígeno también lo intentó desde el Campo 3, así como Santiago Quintero y Flor Cuenca, todos ellos muy fuertes y sin oxígeno. Santiago no llegó a la cumbre porque desistió a 100 metros; tuvo una mala experiencia en la Pared Sur del Aconcagua, donde sufrió congelaciones y le amputaron parte de ambos pies. A pesar de ello, ya ha ascendido ocho ochomiles. Los polacos lo lograron, pero uno falleció en el descenso. Flor alcanzó la cumbre sin oxígeno y la cruce en el descenso se la veía súper fuerte.

¿Qué les pasó durante la rotación en el Campo 3?
En el Campo 3, mientras nos aclimatábamos, sabíamos que se aproximaba un fuerte viento, así que desmontamos las dos carpas y decidimos enterrarlas parcialmente, reforzándolas con dos cañas y cintas. El error fue no colocarlas al costado, cerca de unas rocas, sino enterrarlas en el mismo lugar donde habíamos acampado. No imaginamos que en el siguiente ‘Summit Push’ en el Campo 3 habría más de 15 carpas. La mayoría habían construido repisas y montado sus carpas justo encima de donde habíamos enterrado las nuestras. Al llegar, tuvimos que calcular primero dónde estaban, ya que las banderas habían desaparecido, y luego pedir a la gente que moviera sus carpas para buscar las nuestras. Estuvimos a punto de abortar la expedición hasta que encontramos una y tuvimos que mover una carpa dos veces para encontrar la otra. Fue un desastre; incomodamos a personas que necesitaban descansar para hacer cumbre y terminamos montando las carpas muy tarde, exhaustos de palear.

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Por suerte, el clima los acompañó…
Este año, el clima fue mucho mejor que el anterior; no hubo avalanchas y tuvimos tres ventanas meteorológicas, aunque cortas. Pero no era que si te pasabas de las ventanas venía un temporal, solo llegaba un poco de nubes o viento, nada catastrófico. Fue lógico y, lo mejor de todo, las condiciones de la nieve fueron excelentes, sin avalanchas peligrosas. El año pasado, media montaña se desprendió debajo de la cumbre.

¿Cuándo te imaginas que vas a hacer cumbre?
No hicimos porteo al Campo 4; nos aclimatamos en el Campo 2 y 3 durante las rotaciones y en el ‘Summit Push’, fuimos directamente al Campo 2 una noche, luego otra en el Campo 3 y de allí directamente al Campo 4 con dos carpas. Éramos cinco: los tres italianos y un porteador de altura que nos ayudaba con las carpas. El tramo del Campo 3 al Campo 4 es duro, y más si nunca has estado a esa altura. Partimos hacia la cumbre a las 6 de la mañana. Tuvimos otro problema: llevábamos una carpa para tres y otra para dos, y alrededor de las 18 horas se levantó un viento terrible. Una de las carpas no pudimos armarla; no sabíamos si estaba rota o si le faltaban varillas porque no la habíamos revisado antes. Mientras tanto, intentamos armar la otra carpa, pero al final nos metimos los cinco en la carpa de tres. Por lo tanto, el descanso y la hidratación fueron escasos; pensá que un litro de agua a esa altura tarda 45 minutos en hervir. Deberíamos haber tomado dos litros cada uno y terminamos compartiendo un té entre cinco y un poco de jugo. Además, a las 3 de la mañana aparecieron los polacos, uno de ellos en muy mal estado. Tardaron mucho en bajar, uno de ellos cayó dos o tres veces hasta que no pudo caminar más. Quedó tendido y acompañado, intentaron administrarle dexametasona, y si hubieran tenido oxígeno, podría haberse salvado, pero no había ninguno en el Campo 3. No se dieron cuenta a tiempo y cuando pidieron ayuda, ya era tarde. Finalmente, falleció cerca de donde estábamos. En lugar de salir hidratados y descansados a medianoche, salimos a las 5 de la mañana con mal clima. Al principio, pensé que no continuaríamos, pero después de dos horas de frío y viento, se despejó y salió el sol. Empezamos a aumentar el ritmo con Valerio, mi compañero de carpa. Cuando nos sentíamos cómodos, miré el reloj y marcaba 8000 msnm; me emocioné y pensé que si manteníamos un ritmo de ascenso de 150 metros por hora, aunque después se ralentizara, si administraba bien los pasos y la respiración y soportaba dos horas más de esfuerzo físico, llegaría a la cumbre. En ese momento, avanzaba de a siete pasos para recuperar la respiración, ya que hay un 35% del oxígeno que hay a nivel del mar. Llegamos a la cima después de 10 horas de caminata, a las 16 horas. Estuvimos aproximadamente media hora con Mario Vielmo, un italiano con patrocinadores, así que tomamos muchas fotos. Luego comenzamos a descender, llegando al campamento al anochecer, caminando unas dos horas de día y dos de noche.

¿Les agarró miedo al bajar tan tarde?
No fue miedo, hacía 25 grados bajo cero con vientos de 40 km/h; hacía frío, pero no sentí paranoia. Sin embargo, quería moverme rápido. Físicamente estaba impecable y muy bien aclimatado, aunque luego la bajada se complicó, pero no hacia el Campo 4, sino de Campo 3 para abajo. En Campo 3 tuvimos una situación traumática; la noche que dormimos allí, bajando de la cumbre, tuvimos que asistir a un pakistaní llamado Asif Bhatti, quien venía siendo ayudado por Israfil Ashurli de Azerbaiyán. Israfil abortó su intento de cumbre para asistirlo porque Asif no tenía visión y venía con muy poca energía. Solo quedábamos cuatro en la montaña y ya todos habían bajado; venía de Campo 4 a Campo 3 y lo estábamos esperando. Desde la base llamaban a nuestra radio para saber qué pasaba. Dos de los nuestros bajaron directo al base, llegando a las 5 de la mañana. Esa noche fue complicada; el pakistaní llegó de noche, así que lo asistimos. A la mañana siguiente estaba un poco mejor, subieron otros pakistaníes que lo ayudaron a bajar. Cuando pasó todo esto, bajamos al Base y estábamos exhaustos; fue un descenso traumático. Mi compañero Valerio, el italiano, estaba muy cansado y tuve que darle dexametasona. Venía muy lento, agitado y asustado. Aunque es muy fuerte, nos preocupamos, pero pudimos llegar al Base juntos. Al pisar el Campo Base, caí en la cuenta de lo complicado que había sido todo. Cuando me comuniqué con mi esposa, tomé conciencia de que había hecho cumbre. Sentí el peso de la gente que me había apoyado, pensé en Mariano Galván.

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¿Siempre pensaste en ir sin oxígeno?
El año pasado, la gente con más experiencia me había convencido de no arriesgarme a ir sin oxígeno, así que llevé una botella por si acaso. A medida que se acercaba el ‘Summit Push’ de 2022, me aconsejaron que si lo tenía, lo usara, ya que empezar a usarlo tarde podría complicar las cosas. Así que a los 7500 metros estaba convencido de usarlo. Pero este año no, estaba más confiado, mejor entrenado, y los italianos tampoco llevaban, así que no llevé oxígeno complementario. Por eso era clave el Campo 4.

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¿Cómo es la historia de las cuerdas fijas en el Nanga?
Los ochomiles se protegen con cuerdas fijas, especialmente en las secciones peligrosas o con riesgo de caídas significativas. En el Nanga Parbat, esto ocurre en el 80% de la montaña. Las cuerdas fijas van desde el Campo 1 al Campo 3 de manera ininterrumpida porque el terreno siempre es empinado y expuesto a rocas y pasajes mixtos. Desde el Campo 3 al filo hay una sección sin cuerdas, y luego se vuelven a colocar hasta la cumbre. La logística y la coordinación de quién equipa y aporta estas cuerdas es un tema muy delicado. El año pasado nos costó mucho tiempo porque hasta que no llegaron los sherpas con sus empresas y clientes y comenzaron a instalar las cuerdas, estuvimos 10 días sin poder hacer nada. Este año, los italianos que vinieron conmigo aportaron las cuerdas para toda la montaña, y tuvimos la suerte de que un grupo de pakistaníes de ‘Karakorum Expeditions’ estaban esperando y dispuestos a equipar esas cuerdas en toda la montaña. Querían posicionarse frente a las empresas de Nepal, ya que quien equipa la montaña primero tiene privilegios. Así que ayudamos a subir las cuerdas para que pudieran instalarlas, fue un trabajo excelente de 5 o 6 pakistaníes. En una semana equiparon hasta el Campo 2 y luego subieron de nuevo y equiparon hasta el Campo 3. Pero esto tiene un costo, y los pakistaníes cobraban 200 dólares a cada montañista que subía.

¿Tuviste la posibilidad de hablar con Kristin Harila?
Sí, la crucé el año pasado y este año, cuando nos vimos, se acordaba de mi nombre. Kristin fue cliente de Matoco Erroz; en sus comienzos, hizo algunas montañas con él. La vi mucho más madura que el año pasado; imagínate que tenía 7 ochomiles y ahora ya algunos los ha hecho dobles, estaba fuerte.

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¿Cómo sigue tu actividad montañera?
Mi proyecto principal en estos años era subir las diez montañas más altas de América. Fue un placer conocer todas las provincias: el Aconcagua, el Ojos del Salado, el Tres Cruces, el Incahuasi, el Bonete Chico. Intenté el Huascarán en Perú dos veces y no pude llegar: una vez por una grieta y otra por una infección intestinal. También me falta el Llullaillaco en Salta y el Walter Pen en Catamarca. Espero terminarlo entre este año y el próximo. La idea de otro ochomil me entusiasma; tengo 52 años, no llegaré a los 14, pero me emociona intentar otro. El Shishapangma podría ser uno, sumándome a Mario Vielmo en una expedición. En Nepal me gustaría, por su cultura menos dura, intentar un ochomil allí: el Makalu. Y en caliente, te digo el que nunca subió ningún argentino: el Annapurna. Saldría de una difícil y me metería en otra complicada.

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¿Cómo entrenas?

Mi entrenamiento principal aeróbico es la bicicleta y me va bien. Cuando empecé hace años, corría mucho; ahora salgo unas tres veces por semana en bici, dos salidas de dos horas y los sábados de tres a cuatro horas, todo en llano porque vivo en Pilar. Entreno fuerte y duro; la bici no solo te da capacidad aeróbica, sino también potencia en las piernas, algo que correr en el llano no te da. Me faltó un poco el aire en el Nanga, pero nunca tuve cansancio en las piernas. También voy cuatro veces por semana al gimnasio a entrenar fuerza en la parte superior e inferior del cuerpo. Y cuando estoy más cerca de la fecha, unos dos meses antes de viajar, empiezo a hacer elíptico en el gimnasio.

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¿Cómo lo vivió la familia?
La familia es un tesoro. Llevo 30 años con mi mujer, quien me apoya y acompaña en los entrenamientos y viajes. Lo más valioso es que confía plenamente en lo que hago. Nos comunicamos a diario y mis hijos ya son mayores; mi hija tiene 20 años y creció con esto, están acostumbrados y conviven con los riesgos. Lo disfrutan, participan y comparten la actividad. Me llevo un teléfono satelital exclusivamente para estar conectado con mis seres queridos, y eso me llena de energía. Poder hablar con amigos y familia durante ese mes en la montaña es invaluable.

Exploracion

Javier Lucca, Corriendo la Ruta 40

julio 26, 2024 — by Andar Extremo

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Javier Lucca, de 42 años, emprendió una odisea el 18 de septiembre desde La Quiaca, desafiando cada metro de la legendaria Ruta 40. Trotando a través de paisajes que cortan la respiración y superando obstáculos inimaginables, Javier logró cubrir 3100 km de pura pasión y tenacidad. Sin embargo, el 10 de enero de 2024, en El Bolsón, se vio obligado a hacer una pausa en su viaje debido a la escasez de recursos. Desde Mendoza, al cumplirse dos meses de su épico raid, compartió con nosotros las vivencias y emociones de esta aventura que captura la esencia de su espíritu.

por Natalia Riego y Marcos Ferrer, fotos Javier Lucca

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¿Estás emprendiendo esta aventura en solitario?
No, no estoy solo en esta travesía. Mi compañera de vida inició el viaje conmigo, brindándome su apoyo durante los primeros doce días. Luego, un amigo de Jujuy tomó el relevo, seguido por un ciclista que encontré en Cachi. Mis padres se unieron en Cafayate por unos diez días, y después, un amigo de Venado Tuerto y su padre me acompañaron. La logística se va tejiendo espontáneamente. Coordinar con otros es complejo debido a sus compromisos, y en ocasiones me he encontrado solo. En esos momentos, avanzo durante el día y por la tarde regreso a buscar mi casilla. Aunque a veces viajo solo, frecuentemente cuento con compañía. Si necesito desviarme de la ruta, por ejemplo, para pasar la noche en un pueblo cercano, detengo el reloj, me subo al auto y al día siguiente retomo la marcha desde el mismo punto.

Del 18 de septiembre de 2023 al 10 de enero de 2024 recorrí 3100 km de la Quiaca al Bolsón

¿Cuántos kilómetros cubrís en un día?
Cuando cuento con asistencia y me siento en plena forma, intento recorrer entre 40 y 50 kilómetros. Ha habido jornadas de apenas 12 kilómetros y otras de hasta 58. Algunos parajes son inhóspitos y monótonos, lo que exige fortaleza mental. Las piernas avanzan por inercia; lo crucial es permitirles descansar, nutrirse con algunos cereales y continuar a un ritmo pausado. En San Juan y La Rioja, el calor intenso ha mermado mi rendimiento.

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¿Cómo te adaptaste a la altitud, comenzando en La Quiaca?
Inicié el 18 de septiembre de 2023 y, a pesar del aumento de pulsaciones debido a la altitud, no experimenté síntomas adversos que me impidieran continuar. Aunque correr se volvió un desafío al alcanzar casi los 5000 msnm en el Abra del Acay, no sufrí mal de altura. Practico el método de respiración 100% nasal, Oxygen Advantage, que mejora la oxigenación celular y me ha sido de gran ayuda. Aunque la carrera se dificulta en la altura, este método me ha permitido avanzar y trotar en terrenos más llanos o pendientes suaves.

¿En qué consiste el método de respiración Oxygen Advantage que utilizas?
Es una técnica de respiración exclusivamente nasal, tanto para inhalar como para exhalar. Comencé a practicarla cuatro meses antes de la travesía. Al principio fue desafiante, ya que estamos acostumbrados a respirar por la boca. Empecé a dormir con una cinta en la boca para inducir la respiración nasal. El cuerpo es sabio y se adapta; no te asfixias y al día siguiente te despiertas más descansado y energizado. Aunque durante el día hablamos y respiramos por la boca, aplico este método en momentos de descanso, colocándome una cinta en la boca. Los beneficios en resistencia y recuperación son notables tras unas semanas de práctica.

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¿Utilizas suplementos o tienes una alimentación consciente?
No recurro a suplementos debido a su costo y porque prefiero confiar en la respiración nasal y en la capacidad natural del cuerpo. Mi dieta se basa en alimentos naturales: quinua, lentejas, garbanzos, pasta, arroz, frutos secos, y una abundancia de frutas y verduras. Aunque ocasionalmente disfruto de un asado o una cervecita en eventos sociales, me esfuerzo por mantener una alimentación saludable, equilibrada y lo más natural posible, resistiendo la tentación ofrecida por la gente que me cruzó en el camino.

Soy estructurado y día a día me voy adaptando a lo que se me presenta, trato de vivir el presente, me saca la ansiedad quitando la ansiedad de la cabeza

¿Qué te dice la gente en el camino?
Lo más inspirador de esta jornada son las personas y las historias que se entretejen cada día. La generosidad humana es abrumadora, desde aquellos que te invitan a compartir su mesa hasta los escépticos que dudan de tu hazaña. Me dicen: “¿Vienes corriendo desde La Quiaca? ¡No puede ser verdad!” Pero también hay quienes se asombran y ofrecen lo que pueden, desde un vaso de agua hasta contactos valiosos para el camino. Se forma una especie de familia itinerante; conoces a alguien en Jujuy y esa persona va pasando la voz, creando una cadena de solidaridad. Cicloviajeros y rodanteros se suman a la travesía, intercambiando mensajes y experiencias. La ruta está llena de vidas extraordinarias, cada una con su propia realidad. Incluso los camioneros me han ofrecido dinero, y la ayuda de la gente es un bálsamo para el alma en los momentos de desánimo.

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¿Qué cambios físicos y mentales has experimentado en los primeros meses de viaje?
Físicamente, estoy más delgado que nunca, pero mi ánimo ha aumentado exponencialmente. Me despierto lleno de energía, ansioso por correr y enfrentar las incertidumbres del día. Con el paso de las horas y los kilómetros acumulados, el cansancio se hace presente, pero es parte del desafío. Mentalmente, he aprendido a desestructurarme. Antes del viaje, mi vida era orden y rutina, pero ahora abrazo la incertidumbre. Si los planes fallan, simplemente me adapto y sigo adelante. Esta aventura me ha enseñado a manejar la ansiedad y a vivir plenamente el presente. Apreciar lo vivido en lugar de anhelar lo que falta es una lección invaluable. Me siento orgulloso de haberme atrevido a soñar con este proyecto. Cada paso es un aprendizaje, una lección de vida.

¿Cómo enfrentas las adversidades climáticas?
El viento zonda es inhumano, con temperaturas que superan los 40 grados, polvo y bebidas que apenas logro refrescar. A pesar de las incomodidades y los desafíos físicos, hay un espíritu de supervivencia que me mantiene vivo y alerta. La sociedad moderna nos ofrece comodidades que, a menudo, nos hacen olvidar lo poco que realmente necesitamos. Llevo dos meses viviendo en una casilla de apenas 8 metros cuadrados, rodeado de paisajes naturales que quitan el aliento. Los amaneceres y atardeceres, un simple plato de avena, un café con leche compartido con otros viajeros o mis asistentes… esos son los momentos que enriquecen la vida y permanecen en la memoria para siempre.

MontañismoTrekking

TORRES DEL PAINE, Fjällräven Classic

julio 24, 2024 — by Andar Extremo

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por Fransisco Ibarra texto y fotos

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Santiago de Chile
En la efervescencia de los Juegos Panamericanos, una invitación inesperada llegó a mis manos a mediados de octubre de 2023. Al principio, no le presté gran atención; después de todo, Las Torres del Paine y yo éramos viejos conocidos, compañeros de innumerables jornadas laborales. Sin embargo, la vida me había lanzado recientemente dos curvas: un esguince de tobillo de grado 2, cortesía de un trote traicionero que terminó en un hoyo de dimensiones épicas, y la ardua batalla contra un cálculo renal que amenazaba mi paz cardiovascular.
Fue en una charla con amigos, esos héroes anónimos que siempre capturo con mi lente en sus carreras, donde encontré la inspiración. ‘Es tu momento’, me dijeron, ‘de poner en práctica todo aquello que has aprendido, observado y capturado’. Con un renovado entusiasmo, me comuniqué con la marca y, aunque mi inglés estaba oxidado por años de desuso, me sumergí en la aventura.
Tres días antes de partir de Santiago, los pasajes aterrizaron en mi buzón. Con meticulosa dedicación, seleccioné mi equipo fotográfico, optando por la ligereza sin sacrificar la calidad: una Canon EOS M50 acompañada de tres lentes, incluyendo uno macro; una cámara de acción Xiaomi 4K; y un flash. El dron, aunque tentador, quedó relegado al bolso debido al caprichoso clima que me esperaba.
Así, con la promesa de una travesía para disfrutar, me embarqué en un viaje que prometía ser mucho más que una asignación laboral; sería una odisea personal en busca de la belleza y la emoción que solo la naturaleza prístina puede ofrecer.

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Puerto Natales
Al llegar a Puerto Natales, nos aguardaba una grata sorpresa: nos hospedaríamos en el Hotel Remota, uno de los emblemas hoteleros de la Patagonia. En el corazón de la ciudad, descubrí una tienda de Volcánica Outdoor, el punto de encuentro para los aficionados de Fjällräven en Chile. Allí se impartió una charla técnica en inglés, de la cual capté las ideas más sencillas y menos cruciales. Afortunadamente, pude contar con la ayuda de Patricia Cruz de Ladera Sur y Gabriel Illanes, dos almas generosas que conocí en ese lugar.
La verdadera prueba llegó en el hotel, donde me invadió una oleada de histeria al organizar mi mochila y darme cuenta de la excesiva carga que llevaba. En ese momento de agitación, Gabriel visitó mi habitación, ofreciendo palabras de calma y un consejo valioso: durante la charla se mencionó que al segundo día tendríamos la oportunidad de reencontrarnos con nuestras pertenencias para cualquier recambio necesario (aunque, para mi sorpresa, esto no sería posible hasta la noche del cuarto día). Con esta nueva información, lamenté no haber empacado una muda de ropa completa, llevando solo un par extra de ropa interior.

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1er día Hacia El Serrano
El alba traía consigo la promesa de un día lleno de aventuras, con 21 kilómetros que nos separaban del campamento. Contrario a las advertencias de lluvia y viento, nos recibió un clima excepcional. Los primeros kilómetros transcurrieron entre una sinfonía de clics y destellos de mi cámara, capturando la esencia del paisaje. Sin embargo, la realidad del peso de mi mochila, marcando 16 kilogramos, pronto se hizo sentir.
A medida que avanzábamos, el viento, la lluvia y el frío se convirtieron en compañeros constantes, no cediendo hasta la llegada de la madrugada. En un respiro, a unos 8 kilómetros de la etapa, me enfrenté a la duda de cruzar un riachuelo de un metro de ancho. Fue el momento, donde comprendí la necesidad de descansar y alimentarme.
Tras la pausa, retomamos la marcha, enfrentando cuestas que parecían elevarse al ritmo del viento, calculado en más de 70 km/h, un desafío que me impidió continuar con mis registros audiovisuales. Los puestos de control se convirtieron en oasis, donde cambiaba la comida y reponía energías.
Al alcanzar el Serrano, un suspiro de alivio escapó de mis labios. Comí, intenté secarme lo mejor posible (a pesar de un malentendido con el inglés que me dejó sin cambio de ropa). La carpa se erigió como mi santuario, y dentro de ella, la comida liofilizada —un pollo al curry excepcional, aunque picante para mi gusto— fue un manjar.
La noche se transformó en un concierto privado, con la lluvia tamborileando sobre la lona de la carpa. Rendido ante el cansancio, caí en los brazos de Morfeo, profundo y sin resistencia, mientras la naturaleza entonaba su nana.

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2do día Damnificado por no tener Ropa Seca
La noche intentó desafiar nuestros planes con una lluvia incansable, haciendo imposible secar la ropa para el segundo día. Ante esta situación, la organización, viendo a tantos afectados, decidió trasladarnos a un hotel para secar nuestras prendas y disfrutar de un excelente desayuno mientras esperábamos una mejora en el clima, que caprichosamente alternaba entre nevadas y lluvias. Nos ofrecieron la alternativa de caminar o transportarnos en van hasta el embarcadero del lago Pehoé, donde nos recibió una cafetería que, aunque un 20% más cara, contaba con todo lo necesario para saciar el hambre y conectarse al mundo a través de internet, un lujo en medio del parque.
Con el sol brillando con fuerza, nos embarcamos hacia Paine Grande, permitiéndonos admirar el imponente macizo en todo su esplendor durante el trayecto. Aproveché cada momento de calma para capturar la belleza del lugar con mi cámara, concluyendo un rollo de película Ilford HP5 que se materializó en impresionantes fotografías.
El camping Paine Grande se reveló como un oasis de comodidad, con sus instalaciones de primera línea para cocinar, baños impecables y espacios ideales para montar la carpa. A pesar de los vientos fuertes que llegaron a levantar una carpa, mi consejo fue atesorar todo aquello que pudiera ser llevado por el viento, pues de lo contrario, seguramente se perdería. El lugar contaba con agua caliente, un comedor, un restaurante y un pequeño bar que invitaban a la convivencia. Y como es habitual en estas latitudes, la noche nos envolvió con su manto de lluvia y ventisca, recordándonos la fuerza indomable de la Patagonia

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3er día Fuerte Viento que Mueve Completamente el Puente
Despertamos con las primeras luces, listos para emprender la ruta hacia el Campamento Italiano. A pesar de que el camino prometía ser ameno, con pendientes moderadas, el viento, el frío y la lluvia que se desataron por la tarde transformaron los 8 kilómetros en un desafío de resistencia. La antigua lesión de mi tobillo se hacía presente, y con ella, el temor a una nueva torcedura. Mi estado físico no era el mejor, y eso, sumado a la inclemencia del clima, me impedía capturar el entorno con mi cámara.
Al aproximarnos al Italiano, un puente a unos 500 metros del campamento se convirtió en el escenario de una batalla contra el viento, que lo sacudía violentamente, mientras la lluvia y el granizo loa hacían inclinar a un ángulo de 45 grados. Al llegar, nos recibió la desalentadora noticia de que el mirador estaba cerrado. Unas 40 personas buscaban refugio bajo los aleros de los baños, y se nos indicó que debíamos continuar hacia el Campamento Francés, a unos 2 kilómetros de distancia. Tras un breve descanso, retomamos la marcha.
El Campamento Francés me recibió con la maravilla de un bosque denso, donde terrazas perfectamente integradas en el entorno ofrecían un lugar para montar la carpa. Las instalaciones cercanas, también en terrazas, proporcionaban un espacio cerrado para cocinar y comer, equipadas con baños y duchas de agua caliente.
Después de una reconfortante ducha y una comida revitalizante, nos dirigimos al bar del Francés, un rincón cosmopolita que destilaba una calidez de 20 grados más que el exterior, un pequeño espacio abarrotado de gente de todas partes del mundo, pidiendo comida y bebidas en un torbellino de idiomas. Era el lugar perfecto para disfrutar, beber y compartir historias.

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4to día En Menos de Una Hora las Plumas se Convertían en Copos de Nieve
Al despertar, me invadió una sensación de renovación. Al abrir los ojos, descubrí que el mundo se había transformado en un lienzo invernal, con delicadas plumas de nieve que danzaban en el aire antes de convertirse en copos. Los árboles, antes vestidos de verde, ahora lucían un manto blanco. El agua, juguetona, corría por los senderos, creando la ilusión de riachuelos improvisados.
Tras organizar mis pertenencias y reunirme con Patricia, nos dirigimos hacia las imponentes Torres. En menos de una hora, el paisaje cambió dramáticamente, y la nieve comenzó a caer con más intensidad, pintando de blanco incluso los árboles más resistentes.
Llegamos al Campamento Cuernos del Paine, donde el sol se abrió paso entre las nubes, ofreciéndonos un breve respiro. Aprovechamos para alimentarnos y liberarnos de algunas capas de ropa. La ruta nos desafió con pendientes pronunciadas que exigieron toda mi energía. Después de un par de horas, tuve que hacer una pausa para comer algo más sustancioso y recuperar fuerzas, aunque mi paso se ralentizó notablemente a medida que avanzaba por el lago Nordenskjöld. A pesar de conocer bien el camino, la ansiedad por llegar me impidió disfrutar del paisaje como solía hacerlo.
Finalmente, al llegar al Campamento Central, fui recibido con calidez, una comida deliciosa y un café que reconfortaba el alma. Tras una ducha revitalizante, me rendí al sueño, decidido a no visitar la base de las Torres al día siguiente, un lugar que ya conocía de memoria

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5to día Sol Radiante Posible Récord
Desperté alrededor de las 8 AM en el quinto día, recibido por una brisa fresca y un sol radiante que dominaba un cielo sin nubes. Mientras muchos se dirigían hacia la base, pensé: ‘Ya he estado allí incontables veces, ¿qué más podría ofrecerme?’ Así que me tomé mi tiempo para desayunar, terminando alrededor de las 10 AM. Me encontré con horas por delante y sin planes, y entonces recordé: ‘Mi récord ascendiendo es de 156 minutos’. Impulsado por el desafío, me vestí rápidamente y partí ligero de equipaje hacia el Campamento El Chileno. La subida, que usualmente agota casi toda mi energía, la completé en 76 minutos.
Tras hacer algunas tomas fotográficas en El Chileno, continué trotando hacia la base. Me sorprendió encontrar un torrente de personas en la ruta; era domingo, y los tours de día completo habían llenado el camino. Alcanzar la cima me tomó 161 minutos, sin lograr superar mi récord personal. La multitud era tal que me resultó imposible tomar buenas fotografías, así que decidí descender. En el camino, me uní a la gente de seguridad, siendo el último en bajar, y entablamos una conversación amena. Justo antes de llegar a El Chileno, sentí que mi energía se agotaba y mi paso se volvió lento.
De vuelta en el campamento, disfruté de otra deliciosa comida. Poco después, fuimos recibidos por patagones a caballo, lo que añadió un toque acogedor al evento. Solo tuve unos minutos para cambiarme antes de dirigirme a un restaurante donde se celebraría la clausura del evento.

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6to día Bonus Track
Tras un día lleno de emociones, me entregué al descanso en mi carpa, sumiéndome en un sueño sin tiempo. En medio de la noche, sentí cómo se sacudía, pero opté por ignorarlo y me dejé llevar por un sueño profundo. Al despertar, la luz del amanecer reveló una sorpresa: 20 centímetros de nieve habían caído, explicando los misteriosos movimientos nocturnos que no eran más que la nieve acumulándose sobre mi refugio. Consciente del tiempo, me apresuré a empacar, listo para tomar el autobús hacia el aeropuerto, llevándome el recuerdo de una mañana inesperadamente blanca.

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Supervivencia

GUSTAVO ZERBINO, LA SOCIEDAD DE LA NIEVE

julio 18, 2024 — by Andar Extremo

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Gustavo Zerbino, uno de los 16 supervivientes del accidente aéreo en la cordillera de los Andes en 1972, nos comparte su opinión sobre la nueva película La Sociedad de la Nieve, basada en el libro de Pablo Vierci, que relata su experiencia y la de sus compañeros.

Pos Marcos Ferrer y Matías Flaque fotos Marcos Ferrer y Films Bayona

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Qué gusto cruzarme contigo en el Valle de las Lágrimas, fue uno de los momentos de mi vida que más me movilizaron…
Yo digo que las personas se juntan en la vida por la manera de volar, los pájaros, Dios los cría y ellos se amontonan. Ese encuentro fue muy interesante, un ascenso donde estaba subiendo con la familia Nicola, que después de cincuenta años se habían juntado para homenajear a sus padres. Fue muy lindo encontrarme con vos y con un montón de gente de todo el mundo, en ese lugar que es tan importante para mí y para tanta gente que llega allí a reflexionar y a conectarse con la vivencia de la montaña, y celebrar el hecho de estar vivos.

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Poder escuchar tu propia voz en el lugar del accidente, medio siglo después, fue una experiencia increíble… ¿Qué sentiste al revivir ese momento?
Me tuve que adelantar como media hora antes de llegar a la cruz, porque íbamos a llegar con 120 personas de Uruguay, de los Old Christians, 50 años después, a agradecer a la vida y ellos a hacer ese contacto emocional de duelo y gratitud donde los padres de los Nicola descansaban. Sus hijos son parte de nuestra familia, ellos tenían 4, 6, 8 y 12 años cuando sus padres murieron en el acto en el accidente. Unos 25 años atrás, quisimos llegar a caballo desde los Maitenes hasta el avión, pero fue imposible, con alpinistas que habían escalado el Everest, como Jordi, que no entendía cómo seres humanos sin preparación y sin equipo hayan podido atravesar y subir esa montaña que cruzaron Nando Parrado y Roberto Canessa en el 72. Al no poder llegar, volvimos a los Maitenes y fuimos en helicóptero al otro día, con Canessa y los 4 hijos de los Nicola, pero estaba todo tapado por nieve y no pudimos ver la tumba y la cruz. Esta vez llegamos a la tumba y le pedí a todos que nos dejen libre la montaña para que ellos puedan tener ese contacto con su familia. Fue maravilloso poder acompañarlos y fue muy lindo que ustedes puedan estar allí, fue gente de todo el mundo, la magia del reencuentro contigo y de ellos con su familia.

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¿Creías en Dios antes del accidente?
Yo soy católico apostólico y romano, porque nací en una familia católica y me bautizaron y me hicieron hacer la primera comunión y la confirmación sin preguntarme… y soy como la película de The Wall, me hicieron en serie. Ahora soy una persona creyente que siempre hablé con Dios, cuando tenía 19 años dejé a una novia porque me iba a hacer cura. En la cordillera conocí un Dios distinto, bondadoso, que está siempre con la mano tendida, y el que no está disponible soy yo, somos nosotros, porque nos la creemos y la soberbia y la arrogancia nos hacen olvidar, pero cuando hay problemas nos acordamos de Dios con hipocresía y le pedimos que nos ayude. En la cordillera a Dios lo insulté varias veces, porque no entendía que se distrajera y chocáramos con la montaña, después murieron padres que dejaron cuatro hijos, otros se desangraron en la noche, nos abandonaron y el día 10 el mundo nos dio por muertos. Allí asumimos la responsabilidad de luchar por nosotros mismos, escalamos la montaña sin consultar a nadie con mocasines de cuero, suela de cuero, medias de nylon, pantalón de tela, sin bastones, sin cuerdas, sin lentes, sin bolsa de dormir para ver si era verdad que habíamos pasado Curicó como decía el piloto. Después de un día y medio a la intemperie, nos golpeamos toda la noche para no morir congelados, con Numa y Daniel, llegamos a la cumbre y en vez de ver verdes praderas, solo había montañas y nieve por todos lados. Y yo que lo había insultado a Dios cuando dejaron de buscarnos y había subido a la montaña por rebeldía de que no quería ser un cadáver, me di cuenta de que el que estaba haciendo eso, el que subía, daba los pasos y se trepaba, era Dios, el Dios que yo había ofendido, pero el Dios que tenía en el corazón no me abandonaba. El 99% lo haces tú y ese uno por ciento era Dios y no me abandonaba. Lo único que somos es espectadores y protagonistas de esta gran obra que se llama vida, nacer es un milagro y la muerte es un misterio y en el medio está lo que venimos a hacer en la vida, que es aprender y darnos cuenta de distinguir lo esencial de lo secundario.

Las personas se juntan en la vida por la forma de volar

En pleno verano, con equipamiento adecuado y comida suficiente, apenas se puede resistir unos días el rigor del frío y la altura. No me imagino cómo un ser humano puede sobrevivir 72 días en invierno en esas condiciones…
Es algo que no tiene explicación, ni siquiera los que lo vivimos podemos entenderlo. En la película La Sociedad de la Nieve se muestra muy bien el desafío que supuso enfrentar el clima y las circunstancias que nos tocó vivir.

Ya que mencionaste la película, ¿cómo fue el proceso de La Sociedad de la Nieve y cómo fue el contacto con el actor Tomás Wolf, que interpretó tu papel?
Bayona es un genio, dedicó casi 10 años a estudiar nuestro caso, a leer el libro La Sociedad de la Nieve y a conectarse con nosotros constantemente para lograr elaborar una película totalmente distinta, que se conecta con las emociones de los protagonistas. La verdad es que fue muy emocionante ver por primera vez esta película, la vimos 350 personas, familiares directos de los que murieron y los que volvimos de las montañas, en la sala 10 del Movicenter. Cuando terminó la película y aparecieron los créditos, todos se pusieron de pie durante 10 minutos, aplaudiendo y llorando por el maravilloso homenaje que hace Bayona, que es algo que es muy difícil de describir. Este film marca un antes y un después con todo lo que pasó en la cordillera, te hace volver a la montaña con una intensidad increíble.

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¿Qué papel tienen los sobrevivientes en las emociones y sentimientos que transmiten las dos películas sobre su historia?
Nosotros fuimos abandonados y dados por muertos, y después de 73 días de soledad y conexión con la montaña, surgió en nosotros una fuerza irrefutable de luchar por la vida con amor, seguridad y entrega total. Los límites del ser se pulverizaron, y eso es algo que ni entendemos ni comprendemos después de 50 años, pero aceptamos que hay algo más allá de lo que la razón entiende. Nosotros no somos protagonistas, sino el ser humano frente a la soledad, el despojo y la incertidumbre, que puede descubrir su potencial ilimitado en momentos críticos.
La película y el libro “Viven” fueron hechos por sajones, y reflejan su visión de nuestra vivencia, sin tener en cuenta la familia, el amor, la amistad y la solidaridad. En el mundo sajón se fabrican héroes tipo Rambo, y esta nueva película, en cambio, muestra el equipo humano, la familia y el amor, que son valores difíciles de explicar a la cultura sajona, que los vive de otra manera. En la cultura latina la familia es primordial, el logro es estar juntos al lado de la gente que uno quiere, tenemos infinitos amigos, que aparecen en los momentos difíciles como una muchedumbre de gente que fue lo que uno fue sembrando a lo largo de la vida. Y esta película “La Sociedad de la Nieve” te sorprende porque es exquisita en lo que ofrece, está hecha por un latino, Bayona, que se emocionó con el libro del mismo nombre y quiso hacer esa película. Pablo Vierci, que fue nuestro compañero de rugby, fue el que escribió el libro “La Sociedad de la Nieve”, basado en el material que le dimos nosotros, los sobrevivientes, después de llevarlo al lugar del accidente, para que sintiera la verdadera dimensión de lo que vivimos. Hoy “La Sociedad de la Nieve” es el libro más vendido en Amazon, rompió todos los récords. Y en este libro se basa la película “La Sociedad de la Nieve”. Es el relato desde las entrañas, que te hace sentir en un segundo todo lo que viviste, y que la mente había archivado y disociado para no sufrir. La película te hace vivir esta historia de una manera intensa y auténtica, con un testimonio increíble de los sobrevivientes. Los actores argentinos hablan con acento uruguayo, toman mate sin mover la bombilla, viajan en un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya, escuchan música de Los Shakers y el candombe, sienten el ritmo de los tamboriles de las llamadas. La piel se te pone de gallina. El relato es tan maravilloso que el mundo va a quedar impactado.

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¿Dónde se rodó la película?
La película se rodó en varios lugares de España y Uruguay, recreando los escenarios de la tragedia y la supervivencia. Bayona filmó en Andalucía y Sierra Nevada, donde simuló las montañas nevadas. También filmó en los estudios de Barcelona y Madrid, donde recreó el interior del avión y otros detalles. En Montevideo, filmó escenas de la vida cotidiana de los protagonistas, y en la Escuela Militar de Aeronáutica hizo un hospital. En San Fernando y en Aiguá, filmó paisajes que parecían los Andes. Y en el valle de las lágrimas, filmó durante 10 días, capturando amaneceres, atardeceres, nevadas, tormentas, vientos, y todo el valle cubierto de nieve y hielo, como un glaciar imponente donde no se veía ni un poco de tierra. Hoy, el calentamiento global ha derretido esa nieve y ese hielo de 3000 millones de años y no queda casi nada. En la película, cuando Parrado y Canessa escalan la montaña, lo hacen en otro lugar, pero cuando miran hacia atrás o hacia adelante, ven la montaña real, es muy exacto. Lo mismo que las recreaciones de las fotos que sacamos, ves la foto y en un momento el actor que me representa, se levanta y camina. Es difícil de explicar lo que se siente al estar en ese lugar, pero la gente cuando ve la película tiene la sensación y la vivencia de la dimensión, la profundidad y la escala de lo que vivimos. Esta película es maravillosa y tiene un mensaje increíble, pero es solo una muestra de la realidad que vivimos, un botón que te eleva y te conecta con lo que fue. Lo más importante es que está narrada por Numa Turcatti, que murió, fue el último en morir y es un homenaje a los que murieron, pero viven para siempre. Las personas que murieron en el accidente de los Andes tienen nombre, apellido, cara, y tienen mensajes para transmitir. Esta película es una película global que celebra la vida.

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¿Es imposible llegar al Valle de las Lágrimas y no llorar, cuando uno viaja al lugar del accidente? ¿Es muy conmovedor?
En este último viaje que hice, lloramos todos. Creo que me crucé con unas 600 personas, entre la subida y la bajada. Todos me abrazaban y lloraban de emoción, y yo también. Porque ese abrazo es muy fuerte… No es solo un abrazo de personas, es un abrazo de la cultura, de la religión, de la familia, de la vida, de la muerte que es un misterio. Es una celebración que es muy difícil de explicar, que tiene unos signos y símbolos que te permiten comprender, entender y compartir la vida de una manera distinta.

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¿Cómo fue el encuentro con Tomás Wolf, el actor que te representó en la película?
Fue muy divertido, vino a Uruguay, nos reunimos, tiene rulos como yo tenía, aprendió a silbar como silbo yo, nos comimos un asado. Se sacó una foto con mi primera esposa, también se fotografió con mis hijos e hijas. Además, nos sacamos una foto juntos y después se metió entre mis hijos como si fuera yo. Muy gracioso, un gran tipo. Lo único que le dije fue: -Mira, Tomy, te deseo éxito, cuando filmes haz lo que te salga del corazón, porque realmente ni yo me acuerdo lo que dije en la cordillera, siéntete libre. Hizo un trabajo maravilloso, él y todos los actores, la música, la fotografía, son un regalo para esta cultura rioplatense que venimos del mismo crisol y que muestra muchos valores que tenemos para compartir.

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En la cordillera siendo los hombres más despojados podíamos ser plenamente felices, nos reíamos que parecía que se nos iba a salir el diafragma, nos reíamos porque La risa y el humor es lo más serio de todos los sentidos, cuando uno se aprende a reír de sí mismo y de tus compañeros con tus amigos todos juntos, es una catarsis que trasforma el dolor por magia en felicidad

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Carreras de aventura

LA RÚSTICA TRAIL, apertura de la segunda edición CIRCUITO BUENOS AIRES AVENTURA

julio 16, 2024 — by Andar Extremo

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El 7 de julio se llevó a cabo la primera etapa del Circuito Buenos Aires Aventura en la localidad de Sierras Bayas, Olavarría. Más de 300 deportistas participaron en dos modalidades: 21 km y 12 km. Esta edición presentó un desnivel positivo de 900 metros en la distancia larga y 380 metros en la distancia corta. El clima fue muy frío, con fuertes vientos, y los cerros con piedras, desniveles y terrenos irregulares añadieron dificultad al recorrido.

por Andar Extremo texto y fotos

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Nuevamente, el corazón de las Sierras Bayas fue el escenario de la segunda edición de La Rústica Trail Running. En esta ocasión, “La Revancha” convocó a más de trescientos corredores que se dieron cita en la sinuosidad de este paraje de la provincia. En una geografía con mucho desnivel, los cerros Diablo, Aguirre, Largo y Matilde fueron testigos del recorrido de los competidores.
Como era de esperar, esta edición fue aún más “trailera” que la anterior. La carrera contó con menos caminos rurales y casi toda la competencia se desarrolló a campo traviesa por los cerros mencionados. El evento fue nuevamente organizado por Agustín Coumeig de Advance Trail Running, con la colaboración de la Subsecretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires y el apoyo de Provincia ART, Provincia Seguros y Provincia VIDA. El epicentro de la carrera fue la Tradicional Cervecería Sur del Sur, donde se realizó la largada y llegada, con el característico color de las piedras amarillas proporcionado por la dolomita.
Promediando las once y media de la mañana, en uno de los días más fríos del año (con temperaturas que habían llegado a -6 grados durante la madrugada), el termómetro marcó unos 5 grados en la largada. El día estaba bastante nublado, con viento, aunque el sol se hizo más presente a medida que avanzaba la jornada.
La carrera se desarrolló en la geografía de las sierras, las canteras de piedra y la cementera San Martín. Fue un recorrido técnico, donde los corredores tuvieron que lidiar con las piedras y el desnivel serrano. Afortunadamente, el nivel de los participantes fue muy bueno. En la categoría Caballeros 21 km, el ganador fue Diego Díaz, quien completó el circuito en 1:38:41 horas. Ezequiel Jonathan Magállane y Mauricio Olivera ocuparon el segundo y tercer lugar, respectivamente. En la categoría Damas 21 km, Mariela Varela se llevó la victoria con un tiempo de 2:14:40 horas, seguida por Sandra Sánchez (2:19:39 horas) y Florencia Juárez (2:27:19 horas).
En la distancia de 12 km, Martin Trumpio se alzó con el primer puesto al completar el circuito en 0:52:07 horas. Sebastián Kuhn y Marcos Pereyra ocuparon los siguientes lugares. En la categoría Damas 12 km, Natalia Riego fue la gran ganadora, llegando a la meta en 1:05:25 horas. Carolina Bustos y Dolores López completaron el podio.
Los ganadores recibieron un voucher para participar sin cargo en la próxima carrera del circuito, que se llevará a cabo en Tandil el próximo domingo 11 de agosto: la “Tandil Ultra Trail”.
El programa Buenos Aires Aventura es una iniciativa de la Subsecretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires, con el objetivo de promover el deporte y la actividad física en la naturaleza. El Circuito Buenos Aires Aventura consta de 4 carreras que se disputan en distintas localidades de la provincia: Olavarría, Tandil, Ramallo y Mar Chiquita.

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Martín Trumpio, Ganador de los 12 km
“La carrera estuvo excelente. Estoy muy contento con la organización y el circuito era corrible. Hubo partes trabadas, pero se pudo correr fuerte y sin dudas en la marcación. Estuvo muy bien señalizado.”

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Natalia Riego, Ganadora de los 12 km
“Increíble carrera rápida y técnica a la vez. Disfruté de principio a fin desafiando la distancia de 12 kilómetros. El recorrido fue increíble, bien marcado, con buena hidratación y muy buena compañía. Había muchos corredores amigos, y estoy feliz de compartir este fin de semana lleno de adrenalina.”

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Diego Díaz, Ganador de los 21 km
“Una carrera hermosa por las sierras de Olavarría. Después de dos kilómetros de calles, empezó la zona técnica. Estoy muy contento con el resultado. Es el primer año que entreno en Sierras Bayas puntualmente, y más a mis 45 años. Agradezco mucho a Agustín, el organizador, y a la gente de deportes de Olavarría y Buenos Aires Aventura. Me encantó el ambiente de los corredores de aventura. ¡Nos vemos en Tandil en la segunda fecha!”

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Mariela Varela, Ganadora de los 21 km
“El circuito fue hermoso. La salida hasta que entramos al bosquecito fue súper corrible. En la parte técnica, hubo un zigzag demoledor con muchas piedras, pero por suerte en las bajadas se podía correr bastante. Con más de 800 metros de desnivel positivo, para esa distancia, más que bien.”

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Caballeros 21K
1º Diego Díaz 1:38:41 hs
2º Ezequiel Jonathan Magállane 1:42:01 hs
3º Mauricio Olivera 1:46:23 hs

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Damas 21K
1ª Mariela Varela 2:14:40 hs
2ª Sandra Sánchez 2:19:39 hs
3ª Florencia Juárez 2:27:19 hs

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Caballeros 12K
1º Martin Trumpio 0:52:07 hs
2º Sebastián Kuhn 0:54:38 hs
3º Marcos Pereyra 0:56:56 hs

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Damas 12K
1ª Natalia Riego 1:05:25 hs
2ª Carolina Bustos 1:05:47 hs
3ª Dolores López 1:07:50 hs

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Top Ten Circuito Buenos Aires Aventura 12 k
1ª Natalia Riego 500
2ª Carolina Bustos 494
3ª Dolores López 488
4ª Maira Cardozo 485
5ª María Lorena Juárez 482
6ª Gisele Crusse 479
7ª Agostina Suárez 477
8ª Yanina Schreiber 475
9ª Mayra Esquel 473
10ª Romina Montero 471

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Top Ten Circuito Buenos Aires Aventura Caballeros 12 k
1º Martin Trumpio 500
2º Sebastián Kuhn 494
3º Marcos Pereyra 488
4º Gabriel Ruiz 485
5º Juan Manuel Chaves 482
6º Sebastián Albornoz 479
7º Pablo Catalini 477
8º Carlos Belisle 475
9º Jonatan Garmendia 473
10º Matías Zerda 471

Top Ten Circuito Buenos Aires Aventura Damas 21 k
1ª Mariela Varela 500
2ª Sandra Sánchez 494
3ª Florencia Juárez 488
4ª Andrea Garassi 485
5ª Adriana Ibarra 482
6ª Marianela Fernández 479
7ª Melisa Victoria Corridoni 477
8ª Catalina Doartero 475
9ª Gisela Sárica 473
10ª Romina Acosta 471

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Top Ten Circuito Buenos Aires Aventura Caballeros 21 k
1 Diego Díaz 500
2 Ezequiel Jonathan Magállane 494
3 Mauricio Olivera 488
4 Marcelo Alejandro Gallo 485
5 Luis Baygorria 482
6 Ramiro Esteban Álvarez 479
7 Elías Cuin 477
8 Lucas Martín 475
9 Guillermo Andrés Castro 473
10 Ramiro González 471

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Kayak

EXPEDICIÓN CAMPO DE HIELO SUR, Glaciares Bernardo, Témpanos y Occidental

julio 8, 2024 — by Andar Extremo

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En una expedición que desafía los límites, Marcelo Hostar y un equipo de kayakistas exploradores recorrieron 560 kilómetros a través de la indómita Patagonia. Durante 17 días, navegaron por aguas gélidas y enfrentaron la majestuosidad de glaciares, revelando la belleza y la brutalidad de un paisaje en constante cambio. Desde el Canal Baker hasta el glaciar Bernardo, pasando por el valle del río Kaweskar, esta crónica detalla un viaje de descubrimientos geográficos y pruebas personales, marcando cada kilómetro con la promesa de una historia que merece ser contada.

por Marcelo Hostar texto y fotos

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Como cada verano, mi corazón anhela descubrir los secretos de la Patagonia, esa tierra de extremos donde los glaciares tallan la historia en hielo eterno.
En esta aventura, me acompañaron dos almas valientes: Marcelo Zanotti, de Bariloche, compañero de travesías legendarias como la vuelta a la isla de Chiloé, y Francisco Pandolfi Jiménez, joven prodigio de las aguas bravas, novato en expediciones pero con una técnica que desafía a la naturaleza misma.
Partimos de Caleta Tortel, surcando el Canal Baker y el estero Neff, hasta enfrentar el temido porteo de 300 metros, donde en el pasado, el destino probó nuestra resiliencia con esguinces y rodillas traicionadas. Tras 100 kilómetros, y 50 más allá, nos esperaba el glaciar Bernardo.
Acampamos en rincones familiares, esos pocos refugios que nos brinda la marea y el clima, siempre en compañía de gegenes y tábanos, cuyo zumbido se convierte en la banda sonora de nuestras noches. El repelente Off era apenas un susurro frente a su insistencia.

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El refugio del glaciar Bernardo fue nuestro santuario contra la furia de los elementos, donde chubascos caprichosos y un sol tímido nos recordaban la volubilidad de la naturaleza.
El glaciar, testigo de mis visitas en 2016 y 2020, mostraba su vulnerabilidad ante el tiempo, retrocediendo unos 5 kilómetros en siete años. Un evento dramático dividió su frente, dejando tras de sí una cueva de hielo que exploramos con la ilusión de hallar tesoros de eras pasadas.
Los témpanos dispersos en la laguna eran gigantes adormecidos, y nosotros, navegantes prudentes, esperábamos la marea alta para admirarlos en su plenitud, evitando las implosiones traicioneras que buscan un nuevo equilibrio.
Desafiamos puentes naturales de hielo, atravesándolos con un respeto reverencial, conscientes del peligro que acechaba en cada arco cristalino.
Un día, mientras Francisco ajustaba su GoPro, fuimos testigos de cómo una piedra de hielo se desprendía con estrépito, un recordatorio de la fragilidad de este mundo congelado. Esa noche, una ola provocada por un desprendimiento sacudió el lugar donde habíamos estado, fracturando el hielo que antes nos había cobijado.

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Nos maravillamos ante un coloso de hielo azul, un monumento natural de 80 metros de largo que, horas más tarde, se partió en dos, víctima de la presión y las corrientes ocultas bajo el glaciar.
Tres días después, el glaciar Tempanos nos recibió, también retrocedido, revelando nuevos secretos en su frente.
La edificación de la Conaf, abandonada desde la pandemia, fue nuestro refugio improvisado. A pesar de los colchones cómodos, las pulgas nos dejaron recuerdos que picaban en piernas y vientres, excepto para el afortunado Fran.
Una escalera deteriorada casi me cobra caro, pero la fortuna estuvo de mi lado, y solo sufrí rasguños que sané con desinfectante y determinación.
Los gegenes, esos incansables habitantes de la Patagonia, nos acosaban sin tregua, mientras que los tábanos, disuadidos por la llovizna, nos concedieron un respiro. Contrario a lo que muchos podrían pensar, la ausencia del sol fue una bendición disfrazada.
Una vez listos, nos lanzamos en nuestros kayaks hacia el glaciar, cuyo frente se extendía a 4 km de distancia. Aunque su retroceso era menos pronunciado que el del Bernardo, la diferencia era visible desde mi última visita hace 7 años. En un lateral, descubrimos una cueva de hielo, un santuario secreto donde el viento catabático nos envolvía con su frío abrazo.
Navegamos a lo largo del frente glaciar, capturando su majestuosidad en fotografías y esperando, con cautela, algún espectáculo de rotura. Sin embargo, la naturaleza se mantuvo serena.

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Nuestro viaje continuó hacia el valle del río Kaweskar, donde remontamos 15 km para alcanzar el lago que acoge la lengua del glaciar Occidental. En estas expediciones, siempre me encuentro con lo inesperado… y esta vez no fue la excepción. Tres helicópteros Robinson 44 emergieron del valle, una visión tan sorprendente como imposible. Marcelo y yo intercambiamos miradas de desconcierto, preguntándonos si serían rescatistas en busca de algún aventurero perdido.
Aterrizaron cerca, y al acercarnos, descubrimos que eran viajeros como nosotros, pero con medios más lujosos. Gente de Osorno, exploradores del cielo que nos recibieron con papas fritas y cerveza, compartiendo historias y sorpresas.
Después de seis horas luchando contra la corriente, llegamos al lago, donde los témpanos anclados en la naciente del río nos recibieron como guardianes silenciosos. El glaciar se erguía imponente al fondo, un espejo del legendario Upsala. Encontramos un lugar de acampe y, tras recuperar energías, exploramos el frente glaciar. A diferencia de otros, este se mantenía sólido, sin desprendimientos visibles, aunque sabíamos que bajo la superficie, enormes bloques de hielo esperaban su momento para emerger.
El sector sur del frente mostraba más actividad, donde la presión entre la montaña y el glaciar daba lugar a espectaculares roturas. Nos quedamos varias horas, absortos en la belleza del paisaje, incluso sin la presencia del sol. El agua era abundante, y aunque el calafate aún no estaba maduro, la promesa de futuros postres colgaba en el aire.
Guiados por Fran, descendimos el río y continuamos nuestro camino de regreso a Tortel. Esta vez, el sol se hizo presente, al igual que nuestros incansables compañeros, los gegenes y tábanos. Nuestro retorno nos llevó por el canal Norte de la isla Merino Jarpa, evocando la épica batalla de los 300 en el angosto paso de las Termópilas.
Tras 17 días y 560 km, llegamos a nuestro destino, un aserradero junto al río Baker. Satisfechos por lo vivido, especialmente Fran y Marcelo, que descubrieron maravillas desconocidas, nos preparamos para el regreso. Un último baño en el río nos liberó de nuestros “perfumes” de aventura, y aunque nuestras ropas pedían clemencia, nuestros espíritus estaban más vivos que nunca.

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Información General:
La Armada, guardiana de los mares, nos solicitó detallar nuestro recorrido y los posibles santuarios de descanso para un seguimiento preciso a través del localizador Delorme InReach. Este artefacto, testigo de nuestra odisea, registraba nuestras coordenadas diarias, tejiendo un mapa de nuestra travesía en la inmensidad patagónica.
Con la prudencia de un capitán, negociamos con una lancha de rescate, estableciendo un precio de salvamento desde el confín más remoto, un pacto de seguridad en la vastedad del sur (de U$S 3000 hacia abajo, según la distancia). Un seguro contra la incertidumbre, aunque deseábamos no tener que desembolsar ni un centavo.
La empresa “Energía Confiable” nos proveyó de paneles solares y baterías, nuestros aliados en la carga de cámaras, drones, celulares y GPS. Eran los heraldos de la tecnología en un reino donde la naturaleza dicta sus propias leyes.
El mapa cartográfico, ese pergamino de exploradores, fue nuestro compañero silencioso. Aunque la zona ya era un viejo conocido, el mapa se convirtió en nuestra brújula cuando la bruma densa nos envolvía o cuando las corrientes de marea, siempre adversas, intentaban desafiar nuestro curso.
Vestíamos trajes secos, armaduras modernas en dos piezas, que nos brindaban confort en la batalla contra los elementos, fuera de los dominios helados de los glaciares.
Las lonas de Tyvek, tan ligeras como resistentes, nos ofrecían suelo y techo, transformando cualquier rincón en un refugio bajo las estrellas. Y aunque los gegenes intentaban perturbar nuestro descanso, su presencia se diluía en la oscuridad nocturna.
Bolsas estancas y cabos eran nuestros escudos y espadas, asegurando los kayaks contra las mareas caprichosas y sirgando valientemente a través de ríos indómitos.
Las noches se coronaban con comidas termoestabilizadas, “Sabor de Reyes”, un festín digno de los valientes que desafían el fin del mundo.
Y al alba, un desayuno de campeones nos aguardaba: cereales, barritas energéticas y, por supuesto, el mate, esa infusión que nos recordaba que, sin importar lo lejos que estuviéramos, el corazón de Argentina latía con nosotros.

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Montañismo

RÉCORD EN EL MAKALU, KARL EGLOFF

julio 4, 2024 — by Andar Extremo

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El 10 de mayo de 2022, Karl Egloff y Nicolás Miranda, oriundos de Ecuador, establecieron un nuevo récord mundial en la ascensión al Cerro Makalu, que con sus 8485 msnm, se erige como la quinta cumbre más elevada de nuestro planeta. Lograron la hazaña en 17 horas y 18 minutos, realizando un ascenso continuo, sin la asistencia de oxígeno suplementario. En la suma total del tiempo de ascenso y descenso, marcaron un impresionante registro de 25 horas y 48 minutos.

por Andar Extremo entrevista a Karl Egloff
fotos Karl Egloff y Nicolás Miranda

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¿Cómo se gesta el récord en speed mountain de un ochomil?
El salto del récord del Aconcagua a un ochomil es considerable. Estamos hablando de que, a partir de los 7300 o 7400 metros sobre el nivel del mar (msnm), el cuerpo se debilita significativamente, y más aún a los 8000 msnm. Para nosotros, los sudamericanos, alcanzar los Himalayas representa una cuestión económica significativa y es la razón por la cual no habíamos ido antes. Junto con Nicolás Miranda, nos propusimos hace 5 años emprender esta aventura. La pandemia complicó las cosas, al igual que el apoyo de los patrocinadores. Pero llegó el 2022 y dijimos: “Es el momento, nos vamos”. Entre los 14 ochomiles, incluido el Everest, necesitábamos experiencia y considerar los costos. Decidimos elegir una de las cinco montañas más altas del mundo para ganar experiencia. El Makalu fue el elegido; creo firmemente en las coincidencias de la vida y en las energías. Tenía dos amigos montañistas que también iban al Makalu, así que nos unimos para planificar. Con Nico Miranda dijimos: “Este es el cerro”.

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¿Cómo fue llegar a los Himalayas?
Una vez en el Makalu, nos impactó la magnitud de la montaña; es colosal, y el factor altura era determinante. Aunque habíamos ascendido el Aconcagua unas 25 veces por todas las rutas posibles, lo que nos brindó mucha experiencia, enfrentarse a casi 8500 metros era un desafío enorme. Al avanzar en los campamentos de altura del 1 al 4, la montaña te hace sentir su rigor. El montañismo en una cumbre de tal altitud es muy distinto; en montañas más bajas, puedes realizar hazañas atléticas más factibles. En este tipo de montañas, no puedes fallar con la aclimatación, porque puede ser fatal. Nos adaptamos lo mejor posible, teniendo en cuenta siempre el clima, la disponibilidad de cuerdas y si el sendero estaba marcado o no. Fuimos de los primeros en llegar a la base del Makalu, lo que nos dio cierta libertad. Estábamos a mediados de abril, y las ventanas climáticas nos apremiaban, pero esto nos permitió actuar con calma y no omitir ningún paso. En los Campos 2 y 3, nos dimos cuenta de que era imposible dormir; la poca grasa corporal debido al intenso entrenamiento y las bajas temperaturas afectaban nuestro descanso. Realizamos varias rotaciones del campo 2 al 4, pero siempre dormíamos por debajo de los 7000 msnm. Sabíamos que si pasábamos noches a mayor altura, nos debilitaríamos, así que decidimos practicar nuestro estilo de montañismo: el de velocidad. Realizábamos ascensos largos desde la base al campo 4 o al campo 3. Esto sorprendía a muchos, ya que generalmente se avanza de un campamento a otro en una jornada, pero sabíamos que dormir en el campamento base era la mejor manera de conservar energías. No importaba cuánta altura habíamos ganado, el desnivel que habíamos superado o los kilómetros recorridos; lo importante al final del día era la recuperación. Así que, ¿cuánto tiempo necesitábamos para estar de nuevo fuertes? Porque el tipo de montañismo que practicamos se centra en la sustancia: puedes estar perfectamente aclimatado, pero si no te recuperas y duermes bien, te quedas sin energía. Es esencial tener un equilibrio perfecto entre una aclimatación adecuada, y diría que a veces incluso insuficiente, pero con suficiente fuerza, músculo, buen descanso y una saturación cercana al 90%. Preferimos esto a estar al 100% de aclimatación, pero agotados al momento crucial.

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¿Cómo fue el tema de los porteos en récord así?
No contratamos el servicio de sherpas; únicamente en el campamento base contábamos con todos los servicios necesarios y, a partir de ahí, cargábamos nuestro propio equipo. Sin embargo, en la base te das cuenta de lo maravillosos que son los sherpas: personas siempre dispuestas y muy atentas. A pesar de ello, realizamos la ascensión de manera autónoma. Incluso estuvimos presentes, colaborando con el transporte de material, cuando los sherpas abrieron la ruta en sus dos primeros intentos de alcanzar la cumbre. Pero claro, por encima de los 7200 metros sobre el nivel del mar (msnm), todos se conectan al oxígeno. Al continuar sin oxígeno, se corre el riesgo de no alcanzar nuestro objetivo debido al esfuerzo sobrehumano que esto implica. Por ello, decidimos abrir ruta solo hasta los 8000 msnm, descender, reposar unos días y esperar a que equiparan y abrieran camino para buscar el día idóneo para establecer el récord. Afortunadamente, todo resultó increíblemente bien.

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¿En qué momento deciden adelantarse a las demás expediciones hacia la cumbre?
La decisión se tomó por precaución ante la meteorología. Durante la aclimatación a principios de mayo, los pronósticos de varios lugares no auguraban una ventana climática favorable después del 15 de mayo. Teníamos un gran respeto por el clima, especialmente porque el año anterior ninguna expedición pudo hacer cumbre debido a la acumulación de nieve. Temíamos que la ventana se cerrara prematuramente. Así que, cuando se presentó el primer día con una temperatura aceptable entre abril y principios de mayo ( lo normal es -46 grados bajo cero en la cumbre) y considerando que sin oxígeno se es más susceptible a las congelaciones, decidimos actuar. Para ascender a un ochomil sin oxígeno se requiere un día con temperaturas alrededor de los -25 grados centígrados. Con esa temperatura, se puede considerar un día excelente. Después de mayo, podrías tener uno o dos días con temperaturas de -12 o -15 grados. Sabíamos que los primeros días de mayo no habría viento, un factor crucial. Además, el 9 de mayo, el primer grupo liderado por Adrián Ballinger junto con tres sherpas intentaría hacer cumbre. Este grupo, parte de nuestra expedición, quería alcanzar la cumbre porque Adrián deseaba descender esquiando y convertirse en la primera persona en bajar el Makalu en esquíes. Conscientes de que no habría un segundo intento, aprovechamos la oportunidad. Se presentó como un día maravilloso, que aunque cambió, nos llenamos de actitud y muchos alcanzaron la cumbre. Fue una decisión acertada intentarlo ese día.

A los niños y adolescentes ue nunca dejen de soñar, que se pongan metas altas, que hagan una vida sana y saludable; y luchen pos sus sueños

¿Por qué fue una de las experiencias más motivadoras que viviste en tu vida?
Desde mi infancia, he soñado con los Himalayas, inspirado por innumerables películas y documentales. Para nosotros, los montañistas, pisar esas montañas es un rito de paso, un símbolo de logro. Sabíamos que sin una hazaña significativa, el financiamiento para futuras expediciones sería inalcanzable. Por eso, la determinación de ‘meter gol’ era fuerte; queríamos hacer historia.
Con un equipo formidable, nos enfrentamos al desafío. Justo antes de la cumbre, nos topamos con el Corredor Francés, un tramo de rocas que, aunque no es técnicamente complejo, se convierte en un obstáculo formidable debido al agotamiento acumulado. A 8100 metros sobre el nivel del mar (msnm), el clima se tornó atroz, reduciendo la visibilidad a nada. Le dije a Nico: “Creo que la montaña nos está diciendo que no”. Pero él insistió: “Esperemos cinco minutos más”. Y, como si la montaña hubiera escuchado, el cielo se despejó milagrosamente, revelando una energía que nunca antes había sentido. El calor se hizo presente, y aunque eran las 14 hs, tarde para estar en un ochomil, las condiciones eran perfectas. Era el momento de darlo todo.
Nicolás me vio sacar fuerzas de la nada, avanzando como si no estuviera a 8000 msnm. Una fuerza interna me impulsaba, susurrándome: “¡Vayan hasta arriba, pero apúrense!”. Alcanzar la cumbre fue un momento de pura emoción; lloramos como niños, cumpliendo un sueño bajo un sol radiante, tan cálido que hasta pude usar mi celular, parecía un día en un 6000.

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¿Se complicó la bajada o siguió todo como lo habían planeado?
El descenso fue una odisea. El agotamiento me invadió, obligándome a sentarme y vomitar repetidamente. El montañismo de velocidad exige mucho al cuerpo, y ese día ascendimos casi 3000 metros en 25 kilómetros. Todo lo que comía, lo devolvía, consciente de la necesidad de alimentarme sin tener peso de sobra. Nicolás, siempre adelante, me motivaba constantemente. Al bajar de los 7500 msnm y salir de la zona de la muerte, la lucha se volvió mental. Fuimos los primeros en regresar al campamento base del Makalu sin dormir en ningún campamento de altura. El agotamiento era tal que me dormí con la misma ropa y no desperté hasta el día siguiente. A pesar del dolor y la hinchazón, por dentro, la felicidad era inmensa. Llamé a mi familia y, con el tiempo, comenzamos a comprender la magnitud de lo logrado: el récord, el regreso al campamento base en el mismo día, y nuestra integridad, todo fue sencillamente maravilloso.

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¿Influye en la consecución de un récord el ir acompañado de alguien tan cercano como Nicolás Miranda?
La sinergia entre nosotros es comparable a la del patinaje artístico, donde la sincronización perfecta se logra casi sin palabras, solo con la química existente. Nicolás, más allá de ser un excepcional montañista y guía, ha sido siempre un mentor para mí. Recuerdo que desde mis inicios en la montaña junto a mi padre, y luego al guiar en las montañas ecuatorianas, observaba a Nicolás en los refugios y el impresionante respeto que le profesaban. Su presencia imponía silencio. Con el tiempo, nos convertimos en grandes amigos y comenzamos a entrenar juntos. Lo que siempre he admirado en él es la tranquilidad que transmite; yo, por mi parte, soy altamente competitivo, mientras que Nico es el polo opuesto, un magneto de calma que prefiere tener todo bajo control. Somos fuego y hielo simultáneamente, y esta dualidad es esencial: dos fuegos pueden ser destructivos, y dos hielos, inmóviles. Nuestra complementariedad ha sido tal que en la cara sur del Aconcagua obtuvimos excelentes resultados, abriendo nuevas rutas y superando desafíos técnicos. Tras 16 años de conocernos, nuestra sinergia alcanzó su punto culminante en los últimos 300 metros hacia la cumbre del Makalu, donde mi fortaleza se hizo evidente y, en el descenso, fue Nicolás quien tomó la delantera. Al final, es el trabajo en equipo lo que prevalece: el más fuerte apoya al otro, y en la zona de la muerte, sin la presencia de sherpas, este montañismo casi inexistente se vuelve crucial. En la actualidad, la comercialización de la montaña hace que muchos suban con varios sherpas y oxígeno, pero nosotros, sin oxígeno y sin ayuda, no teníamos un plan B. Las decisiones correctas debían tomarse en conjunto.

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¿Qué ocurrió tras esas 25 horas y 49 minutos después del récord?
La diferencia entre hacer desnivel y kilómetros fuera y dentro de la zona de la muerte es abismal. A veces avanzas apenas 100 o 150 metros en una hora; ya no es solo un desafío físico, sino también respiratorio. Posterior al récord, las secuelas fueron intensas: agotamiento extremo, dolores de cabeza, brazos pesados, aunque las piernas se mantenían en buena forma. No era como correr un ultra o el Aconcagua a velocidad, a lo que estoy acostumbrado. La expedición fue ardua, perdiendo dos kilos de masa muscular en las piernas durante los 31 días a 6000 msnm.

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¿Y la alimentación de calidad no es suficiente para recuperarse?
La nutrición adecuada es fundamental en altitud; no puedes darte el lujo de comer cualquier cosa, ya que una intoxicación puede ser fatal. En el campamento base, contratamos un servicio completo que nos proporcionaba alimentos de calidad, como pollo y papas. Sin embargo, a esa altura, es difícil consumir la cantidad de calorías que quemas, y el apetito disminuye. A pesar de consumir chocolate o manteca, quemando unas 6000 calorías diarias o más, es imposible ingerir lo suficiente. Por ello, la suplementación con proteínas y líquidos nutritivos es vital, aunque la pérdida de peso es inevitable. Es crucial no olvidar la importancia de las proteínas; puedes llenarte de carbohidratos, pero sin proteínas, no hay fuerza muscular. Analizamos el récord meticulosamente, tanto antes como después, planificando cada paso y cada comida. Aunque no logramos mantener el ritmo deseado a los 8000 m, demorándonos el doble, el intento era crucial para prepararnos mejor para el Everest.

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¿Fueron cautelosos con la elección de la indumentaria?
Nuestro enfoque en el montañismo es ser versátiles, ágiles y rápidos. A diferencia de escalar un Cotopaxi u otra montaña, donde el tiempo de ascenso se mide en minutos u horas, en esta ocasión enfrentábamos la incertidumbre del tiempo que nos llevaría. Además, ante la posibilidad de contratiempos, no sabíamos si necesitaríamos pasar una noche adicional en un campamento de altura, lo que requeriría ropa adecuada para soportar temperaturas de hasta -30 grados. En montañas de gran envergadura, con cuerdas fijas, es común perder equipo como un mitón o un bastón en cualquier maniobra; como guías, estamos acostumbrados a llevar equipo extra para nuestros clientes. En esta expedición, perdí un bastón, un mosquetón y un mitón, lo cual es normal cuando estás enfocado en el tiempo y el cansancio afecta tus movimientos. Fuimos conservadores en lo esencial, llevando solo la indumentaria necesaria e hidratación. La rehidratación también fue crucial, teniendo que rellenar botellas en condiciones donde todo se congela, obligándonos a llevar geles cerca del cuerpo para evitar su congelación. La preparación y aclimatación son clave, pero no hay que temerle excesivamente a la ‘zona de la muerte’ si se está bien aclimatado. Para el Everest, es esencial una buena aclimatación, pasando algunas noches en la cima del Aconcagua o del Chimborazo, lo que nos permite estar cerca de casa y evitar llegar con demasiada antelación a los Himalayas.

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¿Recogieron todo el material de los campamentos de altura o tuvieron que subir después para bajarlo?
Al pasar por los campamentos de altura, dejamos comida y vestimenta. En el Campamento 2, teníamos provisiones para cinco días, cargadores, linternas y guantes, aunque nunca llegamos a dormir allí. Durante el ascenso, nuestros compatriotas Carla Pérez y Esteban Mena nos asistieron con una sopa revitalizante, pero ese día carecíamos de fuerzas para desmontar o cargar equipo. Cuatro días después, subimos con algunos sherpas para recoger todo el material.

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¿Con tantos récords ya en tu haber, ¿cómo continúa tu trayectoria?
Lo que he logrado hasta ahora es de gran importancia, pero tras la pandemia, muchos patrocinadores se retiraron. Por ello, invertimos todos nuestros ahorros para ir al Makalu, incluso vendiendo camisetas y gorras para financiar el viaje. Lo que sigue es la culminación de mi proyecto Seven Summit, que realizo en solitario, aunque Nicolás se encarga de la seguridad. Comenzamos con el Kilimanjaro, seguido por el recordado récord del Aconcagua, luego el Elbrus y el Denali. Los tres restantes, la Pirámide de Carstensz, el Vinson y, por supuesto, el Everest, representan un costo cercano a los 200.000 dólares, lo que requiere financiamiento significativo. Esta cumbre abre puertas, especialmente en el extranjero, ya que en Latinoamérica el apoyo es limitado. Es crucial continuar, la gente conoce nuestro trabajo y esperamos que se materialice no solo por nosotros, sino por todos aquellos que se ven reflejados en nuestras acciones. Aunque ya hemos escalado muchas montañas, siento que esto es solo el comienzo. Espero poder escalar el Everest y el K2 y completar los Seven Summit junto a Nico, lo que sería de gran ayuda. He decidido dejar de competir en trail running para enfocarme completamente en la montaña. Con dos hijos y a mis 43 años, las cosas no son como cuando tenía 20; quiero dedicar mi mente y mi cuerpo al 100% para alcanzar mi mejor versión.

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¿Tuvo mucha repercusión mundial este récord?
El eco de este logro ha resonado más allá de nuestras expectativas, atrayendo la atención de personas en Europa y Estados Unidos que anteriormente no nos habían considerado. Aunque el proceso con los patrocinadores lleva su tiempo, este récord ha marcado un gran avance con la empresa que me representa, abriendo puertas a nuevas oportunidades. He recibido invitaciones para participar en tres festivales de cine de montaña en España, Eslovaquia y Bulgaria. Mi filosofía siempre ha sido apreciar lo que tengo en lugar de lamentar lo que me falta, y eso ha resultado ser de un valor incalculable. Al adentrarme en el núcleo de los Himalayas, descubrí un mundo diferente: aquellos rostros que antes solo veía en revistas o documentales se convirtieron en compañeros tangibles en los campamentos base, personas reales con las que rápidamente formamos una comunidad. Kilian, en particular, mostró un gran interés en este récord.

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Montañismo

Aconcagua Récord Argentino, Plaza de Mulas a Cumbre, Matías Sergo Pezoa

febrero 22, 2024 — by Andar Extremo

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El 19 de febrero, Matías Sergo Pezoa ascendió desde Plaza de mulas a la Cumbre en 3 horas 20 minutos, superando la anterior marca por doce minutos. También logró un tiempo récord en el descenso, solo le tomó 55 minutos bajar al base, haciendo un tiempo total de 4 horas 39 minutos Plaza de Mulas-Cumbre-Plaza de Mulas.

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Ni Tyler Andrews en 2022, con sus 3 horas 32 minutos, ni el checo Martin Zhor en 2019, con 3 horas 38 minutos, ni Bruno Brunod, Favio Meraldi y Jean Pellissiers en 2000, con 3 horas 40 minutos, imaginaron que Matías, el profe de educación Física, porter y el poseedor del récord 360º de Aconcagua, podría hacer la cumbre más alta de América, al unir el campo base Plaza de Mulas con la cima de 6960 msnm en el increíble tiempo de 3 horas 20 minutos. En la ruta normal del Aconcagua, desde el Campo Base «Plaza de Mulas» 4300 msnm, existe una distancia de 9 kilómetros y un desnivel positivo de 2660 metros hasta la cumbre 6960 msnm; y luego el descenso es un poco más corto por el gran acarreo, unos 7 kilómetros

Récord Aconcagua 360º
El día 11 de febrero de 2020 Matías Sergo Pezoa conseguía superar su propio récord del año 2018, de 27 hs 2 minutos 58 segundos, con un tiempo de 25 hs 23 minutos 58 segundos.

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Ponerse feliz por los logros de otro, por Matías Sergo Pezoa
“Una energía inigualable, créanme cuando les digo que en esta oportunidad sentí una fuerza externa impulsada por cada una de las personas que estaban en el monte conmigo y muchas otras que a la distancia me daban su aliento. Siempre he tenido el apoyo de muchas personas, pero esta vez fue más que especial, ver que mis propios compañeros y amigos filmaban o tomaban fotos de la hazaña (y no uno, más de 10) y me entregaran una sonrisa, un abrazo, un aliento, apoyo, buenas energías, fue increíble para mí, algo que no voy a olvidar jamás. Inspirar y motivar a los demás siempre ha sido un objetivo en mi vida, pero cuando te lo dicen «sos mi inspiración» «me has motivado a…» tiene un efecto que genera una explosión de energía de regocijo y satisfacción que es insuperable. Mi premio más grande es justamente eso, el cariño que me devuelven y la motivación en ustedes por querer superarse. Gracias por todo, a cada personita que me hizo llegar su energía positiva.”

“¡El 19 de febrero de 2024, una fecha que jamás voy a olvidar! Una nueva cumbre en el monte Aconcagua, «si de nuevo», pero no cualquier cumbre… Es especial porque disfruté cada paso que di (excepto el de un calambre), porque rompí un récord que sentía que podía escaparse, por los tiempos tan finos, sin embargo se pudo bajar 12 minutos y no quedó ahí, también sumamos la bajada dejando un tiempo récord… Fue especial porque cumplí 36 cumbres y 30 de ellas las hice en el día (desde los campamentos base -ida y vuelta- o más abajo) algo que me llena de satisfacción porque debo ser el único en tener esa cantidad desde los bases.»

“… Fue especial, porque sentí alegría generalizada en las personas que me topé en el camino. El día no podía ser mejor, el clima fue perfecto, descansé muy bien la noche previa y estaba todo dado para intentarlo, en mi cabeza era posible y, aunque mis piernas estuvieran cansadas por el desgaste de la temporada, la motivación era tan alta que sin duda alguna lo iba a intentar. El mismo 16 de febrero ya tenía decidido que el día 19 era «el día» para hacerlo y así fue. Con mucha decisión y confianza encaré el día de ayer que se transformó en uno de los más felices que he tenido en este maravilloso lugar.”

Carreras de aventura

Buenos Aires Aventura Trail, etapa final

enero 12, 2024 — by Andar Extremo

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El 12 de noviembre se celebró la última etapa del Circuito Buenos Aires Aventura en la localidad de Villa Gesell, donde se definieron los campeones provinciales de trail 2023. Más de 600 deportistas participaron en dos modalidades competitivas de 21 km y 10 km. Fue una edición que tuvo un desnivel positivo de 350 metros en la distancia larga, un clima templado y soleado y la dificultad que suponen los médanos y los bosques geselinos.

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La última etapa del circuito, como no podía ser de otra manera, estuvo a la altura de una gran final. En mayo de 2023 comenzó el circuito con un cross country en Mercedes, luego en Sierras Bayas fue el segundo desafío, llegó Tandil con un gran desnivel y sus sierras vertiginosas y la final a pura arena y médanos, en un 95% en el circuito largo y un 90% en el circuito corto.

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La jornada comenzó bien temprano, ya que los corredores terminaban de acreditarse y retiraban los chips para estar largando a las 8 de la mañana puntuales. La energía crecía y segundos después de las 8, los más de 600 corredores largaban desde Pinar Norte por la principal de Villa Gesell rumbo al Bosque Fundacional. El poco asfalto que pudieron pisar se convirtió rápidamente en calles de arena y luego en senderos de arena suelta y comenzó a ver hucks*, que cada vez eran más grandes.
A unos cuatro kilómetros de la partida y en dirección al mar, comenzaron los grandes arenales, un espectáculo visual inigualable. Los corredores iban por los filos de los médanos que lentamente el sendero los dejaba a la vera del mar. Con casi 7 km recorridos, la distancia de 10 k al llegar a un puesto de abastecimiento en la playa volvía por la costa hasta la llegada.

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Los 21 kilómetros tenían un circuito un poco más dificultoso. En el puesto de abastecimiento en la playa, giraban hacia el oeste en busca del circuito de enduro del verano, bordeaban por el conocido camino de ambulancia todo el circuito. Un terreno trabado, técnico y con muchísimo desnivel los llevaba a realizar un rulo y volver a la costa para recorrer los últimos kilómetros por arena dura en busca de la llegada.

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El evento fue organizado por la Subsecretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires, con el productor de carreras Pablo Sosa, con la colaboración del municipio de Villa Gesell, direcciones de turismo y deporte. También contó con el apoyo de Turismo de la Provincia de Buenos Aires. Todo el circuito fue apoyado por Banco Provincia, Provincia ART, Provincia Seguros y Provincia VIDA. Sebastián Esquerdo fue el animador de la final.

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Por suerte, el nivel fue terrible y el ganador en la categoría Caballeros 21 km, Brian Gauna, tardó 1:25:15 hs, completaron el podio Diego Díaz con un tiempo de 1:27:52 hs y Francisco Ramírez en 1:28:06 hs. En la categoría Damas 21 km, la ganadora fue Mariana Mendiburu, que completó el circuito en 1:39:09 hs, luego entró Virginia Quiñones en segundo lugar con un tiempo de 1:53:11 hs y Sofía Navarro tercera, terminando el recorrido en 1:55:49 hs. Por otra parte, en los 10 km, la primera posición fue para Alan Vera, que completó el circuito en 0:43:57 hs, lo siguieron Diego Ortiz con un tiempo de 0:45:00 hs y José Escobar, que completó el recorrido en 0:47:59 hs. Mientras que en las Damas 10 km, la ganadora fue Leticia Ríos, que tardó 1:00:19 hs en llegar a la meta. Completaron el podio Melina Fernández en un tiempo de 1:01:29 hs y María Cejas tercera, haciendo un tiempo de 1:03:25 hs.

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De esta forma y finalizando las cuatro fechas, se tomaban en cuenta para la puntación las tres mejores fechas, siendo obligatoria la final en Gesell. Salió campeona provincial de 10 km María Alejandra Cardozo con 1444 puntos, segunda María Pacheco con 1427 puntos, tercera Natalia Lamarque con 1367 puntos, cuarta Mirta Domínguez con 1333 puntos y quinta Diaccobasilis Marisa con la sumatoria de 1285. El campeón provincial de 10 km fue Diego Ortiz con 1473 puntos, en segundo lugar quedó Luis Baygorra con 1441 puntos, tercero Agustín Alewaerts con 1436 puntos, el cuarto lugar fue para Gabriel “La Liebre” Ruiz con 1409 puntos y en quinto lugar Gabriel Rodríguez con 1264 puntos.

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Por otro lado, la campeona provincial de los 21 km fue Mariana Mendiburu con 1494 puntos, segunda fue Sofía Navarro con 1461 puntos, tercera entró nuestra ídola Natalia Riego con 1435 puntos, en cuarta posición quedó cerca Sandra Sánchez con 1434 puntos y quinta Celia Richini con 1431 puntos.
En la categoría masculina de 21 km, el campeón provincial fue Diego Díaz con 1473 puntos. En segundo lugar, quedó Francisco Ramírez con 1450 puntos, tercero fue Juan Benítez con 1437, en la cuarta posición entró Iván Peralta con 1415 y quinto Marcelo Guzmán con 1385 puntos.

*Elevaciones en la arena como el serrucho en los caminos de ripio, pero grandes

Campeona Provincial de Trail 10 km
María Alejandra Cardozo
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Campeón Provincial de Trail 10 km
Diego Ortiz
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Campeona Provincial de Trail 21 km
Mariana Mendiburu
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Campeón Provincial de Trail 21 km
Diego Díaz
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Supervivencia

13 MESES A LA DERIVA

noviembre 29, 2023 — by Andar Extremo

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A fines de 2012 José Alvarenga había partido de México con otro tripulante pero naufragó en el océano Pacifico y permaneció mas de un año en una barcaza tiburonera. Apareció sólo, a la deriva en las Islas Marshall, a 10.000 kilómetros de distancia.

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En enero de 2014 El Salvador recibió como un héroe al pescador que sobrevivió a un naufragio de 13 meses en el Pacífico, José Salvador Alvarenga, de 38 años, fue el protagonista de esta historia de supervivencia, como salida de los mejores relatos de ficción y aventuras. El 11 de febrero de 2014 regresó a su tierra natal, El Salvador, que lo recibió como el náufrago pródigo y ejemplo de superación. En la casa humilde de sus padres, en la lejana y casi invisible comunidad costera del occidente salvadoreño, Garita Palmera, un gran letrero pintado por niños y niñas de su familia, decia: “Bienvenido a casa”.
Alvarenga es uno de los millones de salvadoreños que han migrado a otras tierras en busca de una mejor vida. Él no se fue a Estados Unidos a trabajar en cualquier cosa, como lo hace la mayoría que huye a causa de la pobreza o de la violencia. Él partió hace 15 años para el sur de México para seguir dedicándose a su arte: la pesca de tiburones.

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El 18 de diciembre de 2012 salió a pescar con un joven ayudante llamado Ezequiel Córdova Ríos, de quien no se ha confirmado su edad (entre 15 y 22 años). Al parecer partieron de las costas de Tonalá (o Costa Azul, según otras versiones), en Chiapas, al sur de México, y a las pocas horas no se volvió a saber de ellos. Fueron dados por desaparecidos. Los servicios de guardacostas y los pescadores de la zona y familiares de Córdova Ríos los buscaron durante 15 días. “Esperamos saber cómo falleció nuestro hijo. Lo que nosotros queremos es que se interrogue a esta persona y se compruebe su relato”, dijo el padre del Ezequiel, Nicolás Córdova Cruz, a la prensa mexicana.
La historia de Alvarenga es bastante increíble. Estando en alta mar el motor de su embarcación, que medía unos siete metros de eslora, se averió y los pescadores quedaron a la deriva y sin posibilidades de comunicarse con tierra para pedir socorro. Tras 13 meses desaparecidos, aparece vivo a más de 10.000 kilómetros de distancia en las Islas Marshall, en la región de Micronesia, en el Pacífico. El hecho más dramático del que poco se sabe es el destino sufrido por el joven Córdova Ríos. Alvarenga contó que había fallecido a las pocas semanas del naufragio por negarse a comer y que tuvo que lanzar el cadáver al mar.
Alvarenga narró que él sobrevivió alimentándose de carne cruda de peces y tortugas; que bebía sangre de tortuga, agua de lluvia y hasta sus propios orines.

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La llegada de Alvarenga al atolón de Ebon, el 30 de enero de 2014, provocó gran sorpresa. El pescador apenas podía expresarse. Barbado, peludo y casi sin poder moverse por su cuenta, fue tratado en un hospital de Majuro, capital de las Islas Marshall, de donde emprendió vuelo a casa. Tuvo que hacer escalas en Hawaii y en Los Ángeles (Estados Unidos).
El relato de cómo había logrado sobrevivir contrastaba con la imagen del sujeto a su llegada al atolón: un hombre aparentemente sano, sin signos de desnutrición y poco demacrado. El corresponsal del diario británico The Telegraph, Jonathan Pearlman, que habló con Alvarenga en Majuro, relató que, “a pesar de su dura experiencia apareció bien alimentado y de buen humor, excepto cuando intentó describir la pérdida del compañero con el que viajaba que murió tras cuatro meses a la deriva por negarse a comer”. Pearlman concluyó que “había varios detalles incompletos” y que Alvarenga a veces “se contradecía”.

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“Las tortugas tienen un gran valor nutricional”, comentó a la BBC el nutricionista Giuseppe Russolillo. Lo que quiere decir que en la carne de estos quelonios, el náufrago habría conseguido una fuente de grasas y proteínas; y en su sangre, una concentración de azúcares, nutrientes y sales importantes para sobrevivir. “Aunque faltan muchos alimentos [vegetales, frutas y fibras] la vida es compatible y solo se va desnutriendo”, señaló Russolillo.
“Desconozco su capacidad de pesca, pero si comió mucha proteína, no tenía por qué adelgazar y pudo aguantar perfectamente… Y si fue capaz de cubrirse de la exposición solar y mantenerse mojado para evitar perder agua por la exudación de la piel, entonces pudo pasar todo ese tiempo a la deriva”, añadió el experto.
Hasta ahora, el caso más largo que se recuerda en la zona es el de los tres pescadores mexicanos que llegaron en 2006, tras pasar nueve meses a la deriva en el Océano Pacífico. Los hombres salieron a pescar tiburones, pero pronto el motor de su lancha se averió y la corriente los arrastró mar adentro. Recorrieron 8.500 kilómetros de distancia hasta ser rescatados por un barco atunero taiwanés. Pero de confirmarse la versión de Alvarenga, se trataría de una historia muy parecida aunque su odisea sea más larga y en solitario.

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Ni las autoridades mexicanas ni las salvadoreñas desmienten ni confirman la veracidad del relato de los 13 meses de naufragio, pero aseguran que los datos dados por Alvarenga han sido cotejados con la fecha de su desaparición.
Alvarenga, es un héroe hoy día. Decenas de periodistas, nacionales y extranjeros, esperaron al náufrago en tres lugares estratégicos: el aeropuerto internacional de El Salvador, en el hospital San Rafael y en Garita Palmera, población costera, donde reside la familia.
Al llegar al salvador le dieron un micrófono, los periodistas hicieron silencio, pero Alvarenga no pudo pronunciar una sola palabra. Con una mano se cubrió el rostro y con la otra levantada hizo un gesto de saludo. Periodistas y público le aplaudieron y le ovacionaron. Fue trasladado al hospital San Rafael y el primer parte médico confirmó que, en general, su salud física y mental es buena, aunque tiene síntomas de anemia.

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Supervivencia

DOS MESES A -30 GRADOS, ENCERRADO EN SU AUTO SIN AGUA, SIN ABRIGO Y SIN COMIDA

noviembre 9, 2023 — by Andar Extremo

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El 20 febrero de 2011, Peter Skyllberg, sueco de 44 años de edad, fue hallado luego de sobrevivir dos meses dentro de un auto cubierto de nieve y con temperaturas de 30 grados bajo cero.

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Peter Skyllberg fue encontrado por casualidad en una carretera no transitada cerca de la localidad de Umea, Suecia, dentro de su auto, envuelto en su bolsa de dormir. Demacrado, casi sin poder moverse, en hipotermia ligera y casi sin poder hablar, el hombre fue llevado a un hospital para que lo atendieran. “Es seguro que no hubiera soportado dos días más”, dijo uno de los rescatadores. Cuando recuperó un poco la voz dijo que se había quedado atrapado por la nieve en esa carretera poco frecuentada y que no pudo salir.
Se había perdido el 19 de diciembre de 2011. Sesenta días sobreviviendo sólo de la poca comida que tenía en su auto, de sorbos de agua derretida y de inmovilidad. Los médicos estaban asombrados por ello y supieron que estaban ante algo excepcional. La ciencia ha demostrado que, en promedio, un hombre puede sobrevivir sin aire unos tres minutos, sin agua una semana y sin comida un mes. Que un hombre haya sobrevivido sin comida el doble de tiempo era excepcional.
Los médicos elaboraron dos hipótesis. La primera, que el hombre había entrado en un estado parecido al de los osos en hibernación. Sin tener mucha actividad y en ese estado, el hombre bien pudo haber bajado su metabolismo sin daños. Sin embargo, otro médico dijo que el hombre no puede entrar en un estado tal y proponía que si había sobrevivido era porque había quedado atrapado en su vehículo, cubierto de nieve, y que eso había formado un “efecto iglú”, que sellaba la burbuja de aire de las temperaturas externas, tal como lo hicieron durante siglos los esquimales.

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Según informa el doctor Ulf Segerberg, director del Hospital universitario de Noorland donde se encontraba internado el hombre, nunca vio un caso parecido.
“Este hombre, obviamente, tenía buena ropa, una bolsa de dormir y ha estado en un coche mucha nieve”, Aunque sobrevivió, Skyllberg estaba demacrado y muy débil. Fue encontrado por oficiales de tránsito que creyeron haber hallado un coche chocado y abandonado. No podían creer lo que vieron después de cavar un metro en la nieve: su conductor estaba en el asiento trasero aletargado en una bolsa de dormir.
Uno de los socorristas comento: “Es increíble que él esté vivo teniendo en cuenta que no tenía comida y que ha después de Navidad el clima ha estado muy frío”.
Según el médico Stefan Branth, la única explicación que encuentra es que Skyllberg sobrevivió porque su cuerpo se puso a hibernar. “Como un oso que hiberna. Los seres humanos pueden hacer eso. Probablemente su temperatura corporal se haya ajustado sobre los 31 grados”, en vez de los 36 habituales.

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Segerberg recordó que, en algunas partes del mundo donde las temperaturas bajo cero y fuertes nevadas son la norma, “se han dado casos de personas atrapadas en las montañas que si logran excavar en la nieve son capaces de sobrevivir. Pero sin duda haber algo especial en este caso”.
Aún se desconocen los motivos que llevaron al hombre a encerrarse en el vehículo durante 60 días.
Como sea que haya sido, el nombre de Peter Skyllberg comenzó a ser conocido en todo el mundo y también su historia: había terminado recientemente con la novia, mal carácter, prácticamente sin amigos y con una deuda equivalente a 150 mil libras esterlinas, vivía en su auto desde mayo y nadie lo extrañó durante esos dos meses.
La revista Desnivel menciona en su nota que “Hasta ahora, los récords de supervivencia en personas completamente sepultadas son de 15 días bajo un edificio en Austria en 1951 o 28 días bajo los escombros en Haití en 2010.” Así que los 60 días serían todo un récord que podría hacer replantear a los científicos los límites de supervivencia. Lo mismo pasó con los supervivientes de los Andes o con el hombre que aguantó días en el desierto sin beber prácticamente nada hasta que su pérdida de agua corporal llegó al 25% (los científicos dan el 10% como umbral a partir del cual es muy posible la muerte).

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Las últimas notas aparecidas en The Telegraph, mencionan comentarios que podrían hacer dudar de la veracidad de esta historia. Posiblemente más adelante los peritos investigen minuciosamente este caso, pero hasta el momento el caso es tomado como verídico.
En algunos foros se han formulado preguntas básicas más allá de lo que ofrece la información obtenida de los medios: si no pudo salir y estaba sellado, ¿cómo pudo respirar? ¿Cómo hacía sus necesidades? ¿En qué se entretenía? ¿Cómo soportó mentalmente estar atrapado 60 días en un espacio diminuto?
Todas las preguntas son válidas y seguramente habrá expertos encargados de resolverlas y proponer una historia acorde a lo que hasta ahora se sabe. Sobrevivir en un espacio reducido, ver disminuir la fuerza día a día y tener el ánimo de no abandonarse, implica una fuerza mental muy grande.

Nota: el único testimonio que hay del tiempo que pasó en el coche es el del mismo Peter. Por eso hay gente que alberga dudas sobre la duración de su estancia en el coche. Otros creen que fue posible gracias a sus conocimientos sobre supervivencia y a una dura resistencia mental. Para más información, existe un documental de Discovery Channel titulado: «Alive! 60 days under snow».

Supervivencia

UN AÑO, ABANDONADOS EN LA ANTÁRTIDA

noviembre 2, 2023 — by Andar Extremo

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Se trata de los perros Taro y Jiro, posiblemente los canes con más estatuas levantadas en su honor en el mundo.

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En febrero de 1957 partía hacia la Antártida una expedición japonesa, que pasaría un año entero allí, en la base de investigación “Showa” (69° 00‘S 39° 35′E). Junto con el equipo de 11 expedicionarios viajaron 15 perros de la raza Husky Sakhalin (Karafuto-ken), que tirarían de los trineos en las distintas salidas de exploración desde la base. Todo fue bien y pasado el año, en febrero de 1958, el segundo equipo se dirigía hacia la base para reemplazar al primero, pero un fuerte temporal hizo que el barco en el que viajaban quedara atrapado en el hielo a bastante distancia de la base japonesa.

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El barco y sus tripulantes fueron rescatados por un buque rompehielos estadounidense y la segunda temporada en la base tuvo que ser suspendida. In extremis, los once ocupantes de la primera expedición fueron evacuados en helicóptero, pero los quince perros corrieron peor suerte y tuvieron que ser abandonados en la fría Antártida. El equipo, a su llegada a Japón, tuvo que soportar no pocas críticas por ello, pero alegaron que la vuelta a por los perros hubiera supuesto un grave y costoso peligro que no se pudo afrontar.

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Pasó otro año y la tercera expedición volvió a la base para reemprender las actividades pausadas forzosamente el año anterior. Cuál fue su sorpresa cuando descubrieron que no todos los perros habían muerto. De los quince perros, siete habían muerto atados a las cadenas que los sujetaban, pero otros ocho habían logrado soltarse. de estos ocho, seis nunca fueron encontrados, pero otros dos los mas jóvenes, Taro y Jiro, permanecían en el lugar. Habían sobrevivido durante once meses en plena Antártida respetando los cuerpos de sus compañeros muertos, ya que no había signos de necrofagia ni habían comido la comida sobrante de los humanos. Los perros habían aprendido a cazar pingüinos e incluso alguna foca y sobrevivieron a las duras condiciones climáticas.

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Los dos perros se convirtieron en héroes nacionales y automáticamente la raza a la que pertenecían la Karafuto-ken, se convirtió en la más popular del país y fue la más demandada hasta la década de los 90.
Taro volvió a su ciudad de origen Sapporo, y vivió en la Universidad de Hokkaido hasta su muerte en 1970. Jiro se quedo en la Antártida y murió por causas naturales en 1960.

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En alguna versión de la historia se puede encontrar también que, durante la estancia de la primera expedición, un grupo de científicos se perdió en mitad de la nada en una de sus salidas y que Taro y Jiro fueron soltados, corrieron hasta la base y volvieron hasta el mismo punto con ayuda, lo que salvó la vida de los expedicionarios extraviados.

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En 1983, su historia fue llevada al cine por el director Koreyoshi Kurahara y “Nankyoku Monogatari” (Cuento de la Antártida)” se convirtió en un gran éxito de taquilla. En 2006, Walt Disney Pictures realizó la película, “Eight Below”.

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Taro y Jiro son actualmente expuestos en la Universidad de Hokkaido y en el Museo del Parque de Ueno, Tokio.
Se pueden encontrar monumentos en recuerdo de Taro y Jiro en distintas ciudades de Japón. El más famoso se encuentra a los pies de la Torre de Tokyo, que muestra a la manada completa y que fue erigido en 1959 por la Sociedad Japonesa para la Prevención de la Crueldad contra los animales.

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24 HORAS VARADA

octubre 26, 2023 — by Andar Extremo

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La increíble historia de una ballena destinada a morir, fue encontrada y salvada por kayakistas en una playa desértica de Bahía Magdalena en México

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Guías de kayak marítimos de Coeur d’Alene, vivieron una experiencia personal llevándola a una experiencia espiritual. La historia de un bebe ballena destinado a morir en una playa de México.
«Nunca olvidaré la mirada de ese ojo», dijo Michelle Darnell, Ella trabajaba en enero con los guías kayak, Chris García y Sam Morrison en Fila Mar Kayak Adventures donde realizaban un viaje de tres días para absorber la historia natural de los famosos apareamientos de ballenas y partos en las aguas grises de Bahía Magdalena.
Los clientes viajan para tomar sol y remar en las aguas azules del océano, mientras observa las ballenas con sus crías recién nacidas.

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Sin recargo adicional, recibieron un grave drama de estos magníficos seres marinos.
El grupo regresaba al campamento base luego una caminata a través de las dunas de Santo Domingo, una isla baja de arena en el lado del Pacífico de Baja California, México, los tres kayakistas alertaron sobre una ballena varada.
«El ballenato estaba por lo menos a 600 metros del mar en la arena, y al ser un animal de una tonelada, la cosa parecía bastante oscura».
La joven ballena había varado durante una de las mareas más altas de la temporada. No había ninguna posibilidad de que el agua llegue hasta allí para entrar de forma natural al océano. Las aves carroñeras estaban en círculos donde una vida parecía estar haciendo otro bucle.

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Las guías se pusieron en contacto por teléfono con un grupo de protección ambiental mexicana siguieron los consejos sobre lo que podían hacer, pero ningún organismo acudió al rescate.
«No había recursos para llegar al agua», dijo Darnell, «y estábamos preparados para rescatarla.»
Consiguieron de la playa cestos de basura de plástico, envases de leche y botellas de soda para llenar en el mar que estaba lejos y así poder mojar la ballena.
Un pescador local proporcionó una manta para humedecerla y protegerla del sol abrasador.
«Es algo indescriptible de contar, ver y tocar a una criatura tan grande que lucha por su vida era desesperante», dijo Darnell.

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Darnell llevó a los clientes de vuelta al campamento y los otros kayakistas se fueron. Pero ella con García y Morrison armaron una carpa y se quedaron junto a la ballena.
La llamaron “Debra”, por una canción de Beck. «Echamos agua sobre ella y manutuvimos a los pájaros carroñeros lejos», dijo García. «A medida que el sol se estaba poniendo, Sam y yo éramos los únicos que quedamos con Debra».
La siguiente pleamar era a las 23:00, pero las olas estaban rompiendo muy lejos de la playa. «Nuestra desesperación fue mayor», dijo García. «Mientras oscurecía miraba el mar alejándose y al bajar la vista resignado miré profundamente el ojo de Debra. Inmediatamente vi algo familiar, casi humano y creo que eso fue lo que nos dio esperanzas.”, durante toda la noche hicieron lo posible para mantener a Debra viva, dándole agua. A las 7 de la mañana, la joven ballena estaba en muy mal estado. Su ojo estaba seco y sangrado. «Allí comenzamos un maratón de idas y vuelta al océano para mantenerla húmeda con nuestros baldes», dijo García. «Entonces comenzamos a cavar una laguna a su alrededor, con la esperanza de que la próxima marea a las 11 horas sea un poco más alta. Al final esta tonta excavación resultó inútil», dijo, explicando que las primeras oleadas de inmediato llenaron la zanja con arena.

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“En nuestras mentes era un hecho de que Debra se iba a morir.» Darnell trajo el desayuno a García y Morrison desde el campamento a las 8:30 am Los habitantes de la Montaña también volvieron a unirse al esfuerzo por mantener a Debra mojada
«Estaba un poco sorprendido, pero ala 9 am ella todavía estaba respirando y gimiendo», dijo Darnell. «Corríamos todo el tiempo con agua tratando de ayudarla»
De repente recibimos una llamada telefónica de Vladimir de La Toba, un guía de kayak local mexicano que había oído sobre el problema. Vlady, como lo llaman, también participaba en un programa de conservación de tortugas marinas. Nos dio ánimo diciendo que estaba en camino con otros tres voluntarios y un vehículo 4 x 4.
Improvisaron con una manta y una cuerda, un arnés, y utilizaron una camioneta para tratar de arrastra el ballenato los mas cerca del agua posible.

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Eran nueve personas uniendo fuerzas para rodar la ballena hacia la marea entrante que por cierto era muy débil.
«Yo estaba en el centro, justo al lado de las aletas pectorales, uno de los cuales aparentemente se había lastimado cuando Debra varó inicialmente», dijo García.«Yo estaba a cargo de mantener esa aleta en su lugar a través de cada rotación”. «Estábamos transpirando muchísimo, casi sin fuerzas», dijo.
La ballena ofreció el primer indicio en 24 horas que podría sobrevivir cuando la primera ola se estrelló contra su piel. El agua fría del Pacífico que finalmente se derramó sobre ellos era refrescante y alentadora.
A pocos más rolidos ya estaba flotando.
Blady la agarró por la boca y volvió la cabeza primero hacia el océano. García sostuvo su aleta lesionada y empujó.
«De repente la cola comenzó a aletear como si nunca se hubiese varado», dijo García. «Se metió en el océano!»
Eran todos abrazos en la playa, Blady y García entraron en el agua acompañándola unos metros al lado y se arriesgaban a ser golpeado por tan tremenda mole y finalmente se adentró en el mar.
«Mientras caminábamos de vuelta al campamento, con Sam nos detuvimos para contemplar el océano», dijo García. «Vimos a Debra con una ballena adulta, las dos se perdían en el horizonte».

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AireSupervivencia

3000 metros de Caída Libre, Sobreviviendo en el Amazonas

octubre 19, 2023 — by Andar Extremo

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Julianne Kopcke, una adolescente alemana que trataba de seguir los pasos de sus padres como zoóloga, sufrió a finales de 1971 una de las experiencias de supervivencia más insólitas del siglo XX. Sobrevivió a la explosión en pleno vuelo del avión en el que viajaba y a una caída libre de de 3000 metros. Pero la historia no acababa sino de empezar. La jungla amazónica la deparó 10 días de aventura y lucha por encontrar, en soledad, el camino de vuelta a casa.

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El 24 de diciembre de 1971 Julianne Kopcke y su madre se dirigieron al aeropuerto de Lima, otra navidad tan blanca en las historias infantiles como cálida y desapacible en el altiplano peruano,24 grados entremezclados con nubes achaparradas y corrientes de viento andinas. Abordaron el vuelo 508 de LANSA con 93 pasajeros con destino a la ciudad de Pucallpa, en plena Amazonia Peruana, donde su padre, un reconocido Biólogo alemán las esperaba para celebrar la Navidad.

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“Estaba muy contenta de terminar el curso y visitar a papi en su nuevo trabajo. Me prometió íbamos a clasificar juntos las fichas de insectos y coleópteros andinos: cucarachas de 20 centímetros, hormigas urbícolas y nuevas especies de mariposas. Orgullosa estaba de mi reciente graduación y de poder pasar junto a mi familia los tres meses de estación biológica que correspondían a mis padres como responsables del nuevo programa de investigación de historia natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde ambos trabajaban. Otra vez unas vacaciones en plena selva amazónica con los mejores profesores de ciencias naturales del mundo. ¡Qué más podía pedir!”

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El vuelo 508 partía con retraso. La compañía Líneas Aéreas Nacionales S.A. no se caracterizaba por el cumplimiento estricto de los horarios establecidos. Hacía poco había perdido dos de sus tres aviones y los requerimientos de seguridad y compromisos administrativos lastraban los tiempos comprometidos. Hans, el padre de Julianne, hubiera preferido que volaran con Faucett Perú, de mayor prestigio y resolución, pero una semana antes de la reserva carecía ya de billetes.

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“El vuelo entre Lima y Pucallpa debía durar cincuenta minutos y a los treinta minutos de vuelo se comenzó a nublar el cielo. Recuerdo un paisaje espectacular y muy cercano, claros y nubes dejaban paso a los colores perennes de la jungla. Esponjas verdes, quietas, tan mullidas como densas no dejando entrever un ápice de tierra. Todo era armoniosamente bello y acompañaba mis sentimientos de júbilo pre-vacacional. Mi madre complacía mi sonrisa con una mano sobre la mía. Con ella a mi izquierda y el paraíso a la derecha me sentía poderosa, dichosa. Una reina.
Poco a poco los claros eran los menos y las nubes se agrisaban, el movimiento de la aeronave acompasaba los pasadizos cada vez más esponjosos. La luz dejó de entrar con intensidad por mi óculo, difuminando las sombras y el semblante de nuestra vecina, acongojada y presa de manos y pánico desde que partimos de Lima.
El traqueteó derivó en pequeñas sacudidas y éstas en latigazos asumibles. El repentino silencio humano en el tubo metálico dio paso a los sonidos grotescos de la máquina. Algunos maleteros vomitaron objetos personales dejando caer las viandas de nochebuena sobre nuestras cabezas. Mientras, pitidos y crujidos indescifrables precedieron a una voz que para entonces sonó divina:
“Señores pasajeros les informamos que la zona de turbulencias que estamos atravesando se debe a una importante tormenta sobre la selva Amazónica. Abróchense los cinturones…
Fue una tempestad enorme, el cielo se puso completamente negro. Hubiera sido posible regresar a Lima o desviar, pero como era Navidad todos querían llegar junto a sus familias. Seguramente el piloto pensó igual, quiso pasar la tempestad y se metió de frente a la tormenta. El alivió debutó con un suspiro generalizado, no así los movimientos cada vez más bruscos de la máquina. Yo fijaba la vista en el motor derecho como recurso virtual a mi falta de apoyo físico. La fría humedad de la mano de mi madre delataba su consabido sufrimiento.
En ese punto, el viaje se tornó en la aventura de mi vida cuando una inmensa y cegadora luz atravesó el ala derecha que yo contemplaba. El avión se escoró rápidamente y comenzó a caer picado gobernado ahora únicamente por la ubicua gravedad. “

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La causa del accidente responde a un patrón típico de la aviación comercial bajo tormenta. El piloto habría estado volando a altura media para evitar el cielo denso y así poder vislumbrar la pista de aterrizaje, cuando una ráfaga de aire descendente habría empujado y desequilibrado la aeronave produciéndose la fractura posterior debido, probablemente a algún rayo y a la baja calidad de unos materiales sin el mantenimiento preciso que se merecía la última nave de la LANSA: un Lockheed Electra L-188 turbo propulsado.

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“Todo trascurría lento para el recuerdo, pero raudo en su desarrollo. El avión se partió en dos, justo delante mía a unas filas de la cola, por momentos la ingravidez acompañó la sensación de vértigo de un abismo visible a nuestro alrededor. Mi madre desabrochó forzada su mano de la mía para no volver a tocarla viva nunca más. El aterrador sonido de las turbinas que ahora se alejaban era de despedida y el fuerte olor a combustible desparramado me mantuvo lúcida hasta poco antes del impacto. Me esperaban 3000 metros de caída libre antes de llegar a ‘mi’ alfombra verde.”

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Julianne estaba encadenada al asiento cuando éste se desprendió del fuselaje, lo que le salvó la vida. Según la investigación posterior el centro de gravedad del conjunto pasajero-asiento determinó la posición protectora durante la caída sobre una ladera muy tupida y densa unos 2 kilómetros por debajo del avión. La inclinación de la montaña acompaño la trayectoria (efecto trampolín de esquí) y el asiento sirvió de coraza para mitigar los latigazos de las copas de los árboles.

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“Me desperté sentada en el mismo asiento, como iniciando otro viaje pero, esta vez, al infierno. Había tres cuerpos desmembrados a mí alrededor, creía que se trataba de una pesadilla y me volví a dormir por unos instantes. Cuando creí volver en sí me atraganté de realidad. Cuerpos inertes colgaban de los árboles, hierros, asientos, ropas y maletas desparramadas por la selva, humo, mucho humo y crepitar de combustiones desperdigadas hasta donde la espesura de la jungla dejaba distinguir. Estaba sola, muy sola y desconcertada. Tenía 17 años.
Me tomé un tiempo para incorporarme física y mentalmente a mi nueva angustia. Aturdida y muy mareada concluí que no tenía grandes heridas, apenas unos cortes en la pierna y en el ojo y un dolor fuerte en clavícula y rodilla, nada que no me permitiera deshacerme de las ataduras del asiento para ponerme en pié. Tan sólo unos cuantos pasos sin gobierno y rumbo me separaban de la peor imagen de toda mi vida. El cuerpo inerte de mí querida madre… Agarré su mano y cerré los ojos esperando que el tiempo diera, por primera vez, un pequeño paso atrás. ¿Soñaba?… ¿Vivía?….No sabía.”

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Julianne estuvo inconsciente unas tres horas y cuando despertó se encontraba en tierra, sentada sobre su butaca, y rodeada de la más densa selva. El hecho de haber caído con su butaca, y que ésta cayó sobre la espesa vegetación le salvó la vida. Estaba perdida en algún lugar de la selva entre Lima y Pucallpa. Tenía la clavícula fracturada y un ligamento de su rodilla derecha seccionado. Unas 77 personas de los 91 pasajeros habían fallecido en el accidente y lo otros 13, fueron incapaces de sobrevivir a la selva. Los restos del percance estaban desperdigados en un área de unos 15 kilómetros.

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“Nada puede superar el terrible dolor que sentía por entonces. Era el momento de sobrevivir o entregarse a los caprichos del destino, a los encantos del azar. ¿Por qué me tocó a mí vivir esa experiencia? ¿Por qué sobrevivir así es más doloroso que morir allá arriba? Las preguntas duraron lo que tardé en escuchar la voz de mi padre, lo que tardé en recordar su abrazo, su olor, su inmenso cariño, su increíble hazaña de llegar, a pie, de Recife (Brasil) a Lima (Perú) durante todo un año. No estaba ya sola.
Aprendí de mi padre el amor por la naturaleza, la vida y costumbres de muchos de los seres que ahora me rodeaban. Un año y medio viviendo en la estación biológica hacían de aquél lugar un sitio no tan extraño para mí. Sabía imitar el sonido de la tarántula. Había estado oteando nuevos pájaros apenas hace unos meses, coleccionando insectos anónimos hasta el bautizo paterno.. Estaba en casa y mi padre me esperaba para la cena….”

Después de comer algún fruto y los restos de alguna vianda que encontró, abandonó el lugar de la tragedia tras observar la llegada de los primeros carnívoros depredadores. Siguiendo las directrices de su padre buscó la fuente de agua más cercana para seguir su curso y buscar ayuda. Lo que Julianne no sabía es que se encontraba a más de 600 Km. de cualquier núcleo habitado.
La jungla con la que se encontró tenía las mismas características que la de la estación biológica de sus padres, donde ella había vivido por un año y medio. Eso fue fundamental para su supervivencia, ya que conocía la vegetación y a los animales.

“Yo sabía cómo me tenía que comportar en ese bosque Busqué primero muchas horas a otras personas; gritaba, llamaba y no había nadie. Antes de la primera noche encontré un pequeño manantial que me sació de agua y esperanza parar seguir un curso. Aproveché un pequeño barranco para pasar mi primera noche y guarecerme de la incipiente lluvia.
Me acordaba de que mi papá me había dicho que si te pierdes en el monte y no puedes salir porque los árboles son uno igual que otro, entonces tienes que encontrar agua que corre y seguir la corriente, porque los riachuelos desembocan en arroyos más grandes y después de cierto tiempo en ríos y ahí se puede encontrar ayuda. En eso pensé y decidí salir a buscar ayuda.
El 26 de diciembre se me acabaron los caramelos y golosinas que encontré arriba. No volví a comer nada en la selva. El temor por comer los frutos silvestres venenosos me llevó a ignorar la llamada gástrica. Seguí caminando con el mismo sentido que el agua, buscando mayores flujos.
Dos días más tarde la luz seguía atrapada en aquél ‘techo verde’. Nada parecía cambiar en el paisaje salvo mi ánimo y el tipo de canto de algún que otro pájaro. Reconocí entonces el sonido de uno cuyo hábitat sabía se movía cerca del bosque bajo, al lado de ríos algo más caudalosos. El Uirapurú es un bello pájaro que canta sólo al amanecer y al anochecer, cuando está construyendo su nido haciendo callar al resto de aves de su entorno. El gran río estaba cerca.
El 1 de enero, el río era ya nadable. Los reptiles y animales se apartaban a mi estela lo que me sugería posible presencia humana. Me pasé el día nadando y flotando a merced de la corriente, procurando no sumergir las heridas abiertas para no convocar el festín de las pirañas. Mis piernas no daban ya para andar ni aguantar mi peso. Débil y exhausta varé en una de las orillas arenosas dejándome llevar por la inconsciencia. Al despertar divisé una vieja barca escorada en la ribera.¿Estaba despierta?… incapaz ya de distinguir el síncope del sueño.
Alcanzarla fue todo un desafío, el cuerpo apenas respondía a estímulos. Reptando conseguí llegar a la embarcación y divisé lo que parecía ser un pequeño refugio. Dentro, de la selva, había un motor viejo y un bidón con algo de gasolina. Sólo tuve fuerzas para derramar el combustible en la herida de mi cuello, infestada de larvas de ‘mosca tornillo’. Con la idea de fumigar la plantación de ‘mis’ gusanos caí de nuevo, derrotada por el escozor, la fiebre y el cansancio.
Los vacíos se mezclaban entonces con recuerdos y sueños y la realidad se fundía con los deseos. Las voces de mis padres amortiguaban la lasitud y el sufrimiento mientras la consciencia luchaba por discernir entre todos esos estímulos…
El 2 de enero 1972 Unas voces de ángeles confundieron de nuevo. Eran tres cazadores y madereros que casualmente venían a cobijarse a su refugio. Al verme tirada ahí, medio desnuda, famélica, piel a jirones y regada por la lluvia me confundieron con ‘La diosa del Agua’ un ser mitológico que poblaba las leyendas y fábulas de la zona. Como tal me trataron, proporcionándome los primeros auxilios, comida, abrigo… Tras 10 horas de navegación en su canoa, alcanzamos el puesto de salud, donde me inyectaron los primeros antibióticos y me extrajeron los más de 70 gusanos escondidos bajo mi piel. De ahí partimos a la estación misionera donde pasé tres largas semanas recuperando cuerpo y ganas. ¡Gracias!»

En el pueblo de Tournavista Julianne dio detalles precisos del lugar del accidente para movilizar a las patrullas y así localizar los restos. Sólo constataron el infierno y la ausencia de más supervivientes. Si bien se supo que en los primeros días ella pudo escuchar el sonido de helicópteros que buscaban sobrevivientes, una semana después de la caída del avion habían suspendido la búsqueda. Juliane fue trasladada en trasladada en avión hasta Pucallpa, donde fue internada en el hospital. Allí, se reunió con su padre, en un emotivo reencuentro.
En 1998 Julianne a volvió al lugar mismo de la colisión aérea para filmar el documental «Wings of hope» (“Alas de esperanza”) dirigida por Werner Herzog y revivió cada momento que le tocó vivir. Tambien se realizó una película “Milagro en el Infierno Verde” de Giuseppe Scotese. Actualmente Julianne es una reputada bióloga y reside en Alemania.

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36 horas enterrado a 8000 msnm, bajo la nieve del Everest

octubre 12, 2023 — by Andar Extremo

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Más de 40 cadáveres siembran los últimos 800 metros de la cara norte del Everest. Azotados por una ventisca perpetua que los mantiene siempre visibles al sempiterno escalador. Beck Weathers, un adiestrado alpinista norteamericano, compartió postura y convivió con todos ellos mientras esperaba en coma su muerte durante la primavera de 1996. Con sólo la cara y una mano al descubierto permaneció hundido e inconsciente bajo la nieve más de 36 horas antes de que su cerebro inexplicablemente decidiera salvarlo.

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Beck Weathers perteneció a la infausta expedición protagonista del “Desastre del 96“. El año más mortífero de la historia en el Everest, con 15 fallecidos; 9 de ellos tras una repentina y extraña ventisca a escasos metros de la cumbre.

Al principio creí que se trataba de un sueño, cuando volví en mí, pensé que estaba en la cama. No sentía frío ni nada. Me puse de lado, abrí los ojos y vi la mano derecha delante de mi cara. Entonces reparé en lo congelada que estaba y eso me ayudó a reaccionar. Al final, desperté lo suficiente como para darme cuenta de que estaba hecho una mierda y de nadie vendría a salvarme, de modo que tenía que espabilarme por mí mismo

Beck Weathers, de 49 años, tenía 10 años de experiencia en alta montaña cuando se embarcó en el difícil ascenso del Everest. No sin antes pasar varios meses de durísimo entrenamiento coronando seis de las siete cumbres más altas del planeta. Estaba preparado. Un año antes, incluso, se había operado los ojos para corregir su miopía y encarar con mejor visión el desafío, en lo que sería la decisión desencadenante de su desgracia.

Beck en el Campo Base del Everest antes del accidente
Beck en el Campo Base del Everest antes del accidente

Era el 10 de Mayo. Cuando todos los escaladores llegaron al borde sudoeste, pasado el campamento IV y a escasos 450 metros de la cumbre; una descomunal tormenta no prevista les sorprende en la última cuerda montañosa. Y decimos cuerda montañosa porque en esa arista, un puente de 300 metros que conduce a la cima, nadie va atado; no hay cuerdas entre los alpinistas porque hacia cualquier lado la pendiente es tan vertical que si te atas a alguien, le arrastras contigo en caso de caída. A la izquierda 2.500 metros antes de aterrizar en Nepal; a la derecha 3.600 metros antes de dar con tus huesos en el Tibet.
En esa tesitura, a una temperatura de -50 grados centígrados, con vientos de 90 kilómetros por hora y en el apogeo del derroche láctico; los alpinistas empezaron a colapsar con el último martillazo de la naturaleza; entregándose al destino e hincando las rodillas a escasos metros de su objetivo. En ese momento había 20 escaladores y un parte de tiempo equivocado en los últimos 600 metros de ascensión. El drama acababa de comenzar.
Rob Hall daba el parte por radio al campamento III de la cabecera de la expedición a escasos metros de la cima. Su compañero Doug Hansen estaba exhausto y no podía ni continuar ni bajar. Se quedaría con él a esperar los refuerzos. También informó que Beck Weathers, nuestro protagonista, había colapsado durante la tormenta y yacía muerto en la nieve una decena de metros más abajo. Desde el campamento conminaron a Rob a que abandonase a Doug para poder salvar su vida. Rob contestó: “Imposible. Ambos estamos escuchando…”
Rob firmo con serena lealtad su sentencia de muerte no sin antes pedir al campo III que le pusieran en contacto -vía satélite- con su mujer, embarazada de siete meses, en Nueva Zelanda; de la que se despidió en la más absoluta soledad después de decidir el nombre de su futuro hijo.
Desde el campo III salió un equipo de rescate hacia la arista. Todd Burleson y Peter Athans, ayudantes del médico de la expedición, arriesgaron sus vidas en la imposible tormenta para salvar otras, quizás las menos. Al llegar al caos requirieron a los más fuertes a bajar hasta el Campo III, a 7.310 metros y estabilizaron a los colapsados en espera de imposibles. No encontraron a Beck Weathers.
Los compañeros le buscaron durante todo el día para certificar la muerte antes anunciada, pero la ventisca hacía imposible ver más allá de un par de metros. Además, el propio Beck, como contaría más tarde, se había desviado unos metros de la cuerda a causa de la ceguera que le estaba provocando la congelación de sus globos oculares. Las cicatrices de su antigua operación habían reventado por el frío y su visión antes de desvanecerse era prácticamente nula. Beck decidió antes de ‘doblar la rodilla’ resguardarse del fuerte viento en un recoveco de nieve para esperar la bajada de sus compañeros. Se imaginaba el fin.

Aspecto que presentaba el rostro de Beck unas horas y unas semanas después
Aspecto que presentaba el rostro de Beck unas horas y unas semanas después

El día 11 de mayo. 24 horas después de su desmayo. El equipo encontró el cuerpo de Beck Weathers, al lado del cadáver de la japonesa Yasuko Namba y cubierto completamente de hielo excepto media cara y la mano derecha que se erguía como un palo, congelada con los dedos abiertos y por encima de la nieve, como saludando. Comprobaron con dificultad que aún respiraba débilmente desde el coma y decidieron, ante la imposibilidad de efectuar un traslado imposible, certificar su segunda ‘muerte’. Al fin y al cabo, nadie había despertado nunca en la montaña de un coma hipotérmico.
Lo que ocurrió a partir de ese momento es un completo misterio para la ciencia. El Doctor Ken Kamler construyó y explicó su particular teoría para luego pasearla en infinidad de conferencias TED . Beck permaneció 30 horas en un estado catatónico. El oía a sus compañeros pasar y decir “está muerto” pero no podía ni moverse ni parpadear cuando marchaban. El cerebro del alpinista había revertido una hipotermia irreversible. ¿Cómo lo hizo? Según las especulaciones del doctor Ken el lóbulo temporal, en lo más profundo del cerebro y encargado de guardar los recuerdos; fue el último en abordar la hipotermia. Becks consiguió despertar porque los fuertes recuerdos de su familia mantuvieron la glucosa y la energía en la parte del cerebro donde también radica la voluntad: Las circunvoluciones del cuerpo calloso.

Primeros auxilios en el Base del Everest
Primeros auxilios en el Base del Everest

36 horas después del inicio de la gran ventisca Beck apareció tambaleándose como una momia en la tienda médica del campo III: Hola Ken… ¿Dónde me puedo sentar? ¿Aceptas mi seguro de salud?
El primer chequeo fue desolador. Tras su aparente lucidez se escondía un cuerpo congelado y rígido. La mano derecha era una piedra y en la cara asomaba ya la necrosis negra del tejido muerto. Los primeros tratamientos iban encaminados a paliar el dolor que despierta el calor del cobijo. Beck fue reservado en una de las carpas mientras atendían al resto de pacientes no desahuciados.
Durante esa noche, la ventisca destrozó la tienda donde estaba en solitario el alpinista y parte del nylon cayó sobre su cabeza, asfixiándole mientras le dejaba a la intemperie. Inmóvil pasó la noche entre gritos estériles y estertores de frío infinito. Cuando el equipo despertó y vieron el panorama pensaron en el desenlace fatal pero Becks… había vuelto a conseguirlo por tercera vez.

Simulación de un ‘SPECT‘ del cerebro de Becks en las cuatro fases de su agonía: 1- Escaner en estado normal. Flujo distribuido. 2- Lóbulos frontales con mayor flujo. Se pone atención en los músculos. Apenas hay actividad en el centro o de ‘recuerdos’. 3- Flujo desaparece. Casi no hay actividad. 4- La parte central o de recuerdos se ilumina de nuevo, al pensar en su familia.
Simulación de un ‘SPECT‘ del cerebro de Becks en las cuatro fases de su agonía: 1- Escaner en estado normal. Flujo distribuido. 2- Lóbulos frontales con mayor flujo. Se pone atención en los músculos. Apenas hay actividad en el centro o de ‘recuerdos’. 3- Flujo desaparece. Casi no hay actividad. 4- La parte central o de recuerdos se ilumina de nuevo, al pensar en su familia.

Con una camilla de sogas sus compañeros consiguieron evacuarlo al campo base, a 6.500 metros. Un helicóptero lo trasladaría, desde allí a un hospital en lo que se considera el rescate a mayor altura que ha hecho nunca una aeronave de esas características. Beck Weathers pasó hasta 10 veces por el quirófano durante su larguísima convalecencia. Le amputaron el brazo derecho a la altura del codo y los dedos de la mano izquierda y de los pies. También le reconstruyeron la nariz con trozos de piel de las piernas. Nunca más volvió a la montaña.
Cabe señalar que esta tragedia del Everest fue ampliamente cubierta por la prensa de la época. En aquellos años, por primera vez se ponían en tela de juicio las expediciones comerciales hacia el monte más alto del mundo.
La travesía de Weather llevó a que en el año 2000 él mismo escribiera su biografía, la cual sirvió como base para la realización de la película Everest (2015), que narra lo vivido por el grupo de escaladores en 1996.

Beck luego de varias operaciones
Beck luego de varias operaciones

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DOS AÑOS ARRIBA DE UN ÁRBOL, LA MUJER QUE SUBIÓ PARA EVITAR SU TALA Y NO BAJÓ EN 738 DÍAS

octubre 4, 2023 — by Andar Extremo

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Cuando Colón pisó América por primera vez, “Luna” (una secuoya de 60 metros de altura) tenía ya 500 años. El 10 de diciembre de 1997 cuando su tronco sobrepasaba los 1000 anillos, el destino y una motosierra se cruzaron en su cepa. Julia Butterfly Hill, una activista de 23 años, decidió interrumpir lo inevitable y encaramándose al árbol impidió la inminente tala. Pasó 738 días entre sus ramas y sin poner un solo pie en tierra obligó a la compañía maderera, tras durísimas negociaciones, a indultar el árbol y a todos sus hermanos cercanos del bosque de la ciudad de Stanford en California.

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A finales de 1997 la Pacific Lumber Company irrumpió en la arboleda de 60 mil hectáreas para iniciar la deforestación de uno de los ecosistemas más importantes de la zona. Pero en su camino se topó con una tozuda mariposa.
Julia Butterfly Hill nació el 18 de febrero de 1974 en Arkansas. De familia muy humilde estudió en su casa hasta los 12 años. Su padre era un predicador itinerante y su casa una caravana que compartía con sus tres hermanos. La vida nómada y ambulante y la influencia paterna la educaron en la escasez y el pragmatismo.
Cuenta en su biografía que cuando era ya una adolescente, en una de las asiduas caminatas por la naturaleza con su familia, una mariposa aterrizó en su hombro y permaneció con ella durante todo el trayecto…metáfora de la aventura de su vida sirvió también para acompañar su nombre para el resto de sus días….
Pero fue con 22 años y una experiencia traumática a modo de grave accidente de tráfico lo que convirtió a Julia en la activista verde que conmocionó a un país entero. El percance dejó graves secuelas cerebrales que requirieron un lento proceso y terapia intensiva. La proporción y el valor del tiempo cambiaron para siempre en Julia que dedicaba sus largas horas de rehabilitación a la contemplación subversiva de los fastuosos bosques Californianos. La crisálida dejó paso entonces a la mariposa.

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“Me adentré en el bosque y por primera vez experimenté lo que significa de verdad estar vivo. Entendí que yo formaba parte de aquello. Poco después supe que la Pacific Lumber Maxxam Corporation estaba talando esos bosques y mi confusión fue total. Contacté con la asociación Earth First, que hacía sentadas en los árboles para impedir su tala. Así conocí a “Luna”…”
La vida en el árbol fue muy dura y cambió por completo a Julia. La idea era estar dos semanas hasta el relevo de un compañero. Pero éste nunca se produjo. Un pequeño equipo le suministraba con cuerdas y poleas los víveres necesarios para la travesía, incluyendo unos pequeños paneles solares para cargar el móvil con el que organizaba las entrevistas, captar adeptos para la causa o incluso hablar en directo con el senado norteamericano. Su pequeño hogar, a 50 metros de altura, consistía en una plataforma de 3 metros cuadrados cubierta por una lona impermeable, un calentador a gas, un cubo con una bolsa hermética para hacer sus necesidades y una esponja con la que recogía el agua de lluvia o nieve para lavarse.

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“De inmediato, la Pacific Lumber comenzó a talar árboles a mi alrededor. Aparecieron helicópteros que me echaban chorros de agua. Quemaron los bosques cercanos durante seis días y el humo destrozaba mis ojos y mi garganta, y me llené de ampollas. Luego montaron guardias día y noche para que no me pudieran suministrar comida. Terminé deprimida y amargada, chillando, dando golpes, al borde de la locura. Para consolarme pensaba en las familias de Stanford que a causa de la tala de los bosque se inundaban y se quedaban sin casa”
Pero lo peor estaba por llegar. En el invierno de 1998 una impresionante tormenta de más de dos semanas estuvo a punto de separar a Julia de Luna. Vientos racheados acabaron con la lona y empujaron a Julia hacia el vacío. Abrazada a la secuoya y próxima a la rendición, escuchó “la voz de la Luna” recordándole que “sólo las ramas que son rígidas se rompen”. Abandonó entonces el apoyo estable para agarrar la inmadurez y flexibilidad de las verdes ramas más jóvenes que fueron las que, a la postre, resistieron el envite y con ello salvaron la vida de Julia.

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Salvar esa tormenta supuso un cambio de actitud. Julia se deshizo del arnés y de los zapatos y se fundió con su entorno alcanzando su apogeo espiritual. No iba a volver a vivir con miedo. Una importante dolencia de origen vírico en los riñones la encaró de manera simbiótica, medicándose con extractos de plantas cercanas suministradas por su equipo. Conocía cada insecto, cada rincón de Luna y esto le permitió encarar con certeza y ventaja psicológica la negociación con los deforestadotes que dejaron por entonces de llamarla “eco-terrorista”.
El tiempo fortaleció la imagen activista de Julia y poco a poco fue ganándose el respeto y los apoyos de muchas organizaciones ecologistas y de los medios. El desfile de famosos que subieron al árbol a visitarla (Bonnie Raitt, Joan Báez o Woody Harrelson) fue tan grande como el impacto mediático del desafío.

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El 18 de diciembre de 1999 Julia descendió de Luna con las manos verdes del musgo y los pies encallecidos, en medio de una gran ceremonia y entregando esta carta. Culminó con éxito las negociaciones con la maderera quién se comprometió no sólo a respetar a Luna y todos los árboles cercanos en un radio de 60 metros, sino a incluir una política medioambiental en todos sus futuros trabajos.
Hoy en día Julia sigue al frente de un importante grupo ecologista y activista. Ayudó a crear la ONG “Circle of Life”, participando regularmente en muchos de los “Tree-Sit” fecundados con su hazaña y desperdigados por todos los rincones del planeta verde. Contó su experiencia en la copa de Luna en el Libro “El legado de Luna” impreso en papel reciclado y bajo el sello de tolerancia ecológica “SmartWood Certified“.
“Permaneciendo en la unidad, la solidaridad y el amor, sanaremos las heridas en la tierra y en cada uno de nosotros. Podemos marcar la diferencia positiva a través de nuestras acciones” frase de Julia en “El legado de Luna”

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En noviembre de 2001 un desaprensivo buscador de reliquias (un infructuoso Mark Chapman de Luna) intentó cercenar a Luna y asestó un tajo con motosierra de 35 centímetros de profundidad en su cepa. Desde entonces unas gigantescas grapas consolidan el árbol.
La exitosa empresa de Julia ha ayudado a prestigiar a toda una generación olvidada para el activismo verde tan de moda en los 60’s. La fortaleza física y mental que puede proporcionar el reto de conseguir los propios ideales debe ser ejemplarizante y suficiente para desenmascarar otras actitudes de pancarta y cacerola tan incoherentes como egoístamente confortables.
“Nadie tiene derecho a robar al futuro para conseguir beneficios rápidos en el presente. Hay que saber cuándo tenemos suficiente” frase que inicia su libro “El legado de Luna”.

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Repercusiones
Las referencias a Julia y su árbol Luna en la cultura norteamericana son constantes. Los Simpson rememoran el evento en uno de los capítulos de la serie “Lisa La ecologista” T12 C4. Los Red Hot Chili Peppers hacen referencia a la historia en su “Can’t Stop Live”. Y, a principios del 2009, la directora Indo-canadiense Deepa Mehta estrenó la película “luna” inspirada en los acontecimientos y protagonizada por Rachel Weisz.

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JUBILARSE DE LA RUTINA, 30 AÑOS VIVIENDO EN SOLEDAD EN LAS MONTAÑAS DE ALASKA

septiembre 28, 2023 — by Andar Extremo

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Richard “Dick” Proenneke (1916-2003) se jubiló a su manera. Con 52 años dejó atrás su pasado para embarcarse en la aventura de su vida y buscar, en esencia, su libertad. Se retiró, en soledad, a un lugar recóndito de Alaska, donde construyó a mano una cabaña y pasó los siguientes 30 años en armonía con su entorno. Asceta de su pasado, la historia le ha convertido en uno de los más famosos eremitas del mundo.

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Todo el mundo sueña con la jubilación perfecta. Un retiro con los suyos, bolsillos llenos y agendas vacías, cargado de ocio y vacío de responsabilidades. Richard “Dick” vivió solo pero no en vano. No era egoísta; parte de la herencia de su legado consiste en multitud de notas, escritos, fotos y filmaciones que hizo del paraíso de su experiencia. Nos deja una dote ejemplar, paradigma del modelo perfecto de supervivencia y patrón de la jubilación de nuestros sueños.

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Dick Proenneke nació en Primrose, Iowa. Tenía una vasta familia compuesta por tres hermanas y dos hermanos. Su padre sirvió como militar en la primera guerra mundial y eso llevó pronto a Dick a alistarse en el ejército el día después del bombardeo de Pearl Harbor. Allí aprendió el oficio de carpintero y en esos años también contrajo unas fuertes fiebres reumáticas que le condujeron a cambiar pronto de estilo de vida. Dejando atrás el mundo militar abandonó la armada y sucumbió a los placeres de la ganadería en el estado de Oregón. En su infancia Dick aprendió mecánica y pretecnología de su pasión por motores y motocicletas. Herramientas del conocimiento imprescindibles para su futura aventura.

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En 1950 se trasladó a la isla de Shuyak, ya en Alaska, y trabajó en un rancho privado por un corto espacio de tiempo. Más tarde obtuvo un trabajo en la base naval de Kodiak, como operador de equipo pesado y reparador de maquinaria diésel. Su amor por la naturaleza, presente durante toda su vida, se tradujo en unos primeros escarceos a modo de estudios y controles científicos para la sociedad estatal de vida salvaje y la famosa ‘King Salmon’.

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Jubilarse de uno mismo
En la primavera de 1967 Dick dejó atrás algo más que 35 años de trabajo. Harto de vagar sin rumbo, planes y objetivos por una vida laborar plagada de esfuerzos que no daban recompensas, sucumbió a la llamada de la naturaleza.

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No fue un plan demasiado meditado. Dick recabó en las inmediaciones de Twin Lake en 1967, víctima del último contrato como operador mecánico. Tras un accidente con maquinaria pesada, el amigo y capitán retirado Carrithers Spike le invitó a descansar y a conocer el inhóspito pero conmovedor paraje que sería, más tarde, su nuevo hogar por más de 30 años.

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Ese mismo verano volvió solo a la zona para buscar el sitio ideal donde construir su leyenda y a cortar la madera suficiente para su nuevo hogar. La dejó lista y amontonada para volver en la primavera de 1968, tras pasar su último invierno en Iowa con su familia y preparando los suministros para su jubilación.

Me quedé quieto, mirando al corazón de esas montañas y me sentí como un hombre inspirado por un sermón divino que llega de primera mano, que viene del cielo y de los muchos estados de ánimo de esas montañas, tan poderosas

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Un nuevo hogar, una nueva vida
Dick regresó a Twin Lakes el 21 de Mayo de 1968. Regaló su camioneta y pertenencias a su amigo el Capitán Spike y empezó a construir la cabaña solamente con herramientas de mano, sin utilizar clavos, ni percutores ni moto sierras y con los materiales que paría la propia naturaleza. Tardó casi cuatro meses. El tiempo se empezaba a parar.

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La cabaña era y es (aún se conserva intacta tras 55 años) un pequeño rectángulo de 12 metros cuadrados (3 x 4), de madera de conífera joven machihembrada, sobre una cama de grava; ventanas holandesas (bisagras de madera), chimenea de piedra y una cubierta a dos aguas forrada con un manto de musgo autóctono a modo de impermeable. Ejercicio impecable y envidiable de cualquier eco-construcción actual. A unos metros de la cabaña construyó una pequeña ‘fresquera’ o almacén elevado, para proteger su despensa y provisiones del alcance de osos y otros animales.
Todos los muebles, mesas, sillas, camastro e incluso cubiertos e utensilios de cocina los talló Dick con la paciencia que da el no tener que responder para nadie. El tiempo se estaba, por fin, deteniendo.

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Con los ahorros de toda una vida laboral había comprado una avioneta J-3 piper Cub con la que explorar nuevos territorios en Alaska. El destino quiso que tras un accidente al regresar por provisiones a Iowa quedara inservible junto con las ganas de Dick de volver a volar, por lo que las labores de intendencia de emergencia se las reservó a su amigo, el Piloto Alsworth Babe.

Habitualmente, demasiados hombres trabajan sobre cada una de las partes de un todo. Hacer un trabajo completo, como éste, me satisface y llena enormemente

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Y el tiempo se detuvo
La vida se paró en Twin Lakes. Dick pasó 20 años documentando y observando el medio (flora y fauna) aportando documentos meteorológicos y científicos valiosísimos para la conservación del medio mientras cultivaba grosellas, amaestraba ardillas, comadrejas y aves; espantaba osos pardos y cazaba venados o hacía de guía ocasional de alguna expedición forestal. Siempre bajo el reflejo de los Lagos.

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Interesantísimo es el documento gráfico que elaboró Dick. Armado con una cámara Bolex de 16 mm, grabó cientos de metros de película para disfrute personal y legado documental a modo de bitácora costumbrista. En ella nos muestra detalladamente el proceso de construcción artesanal de la cabaña. Él mismo se grababa con un trípode de aluminio haciendo estáticas las tomas en las que aparecía. Años mas tarde, el productor Bob Swerer editó y monto “Alone in the Wilderness” y otras dos películas con las más de 16 horas de negativo coleccionado. Podéis encontrarlas en la web oficial www.dickproenneke.com

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El amor de Dick por la naturaleza, la pasión por la observación, la comprensión del mundo natural que lo rodea, y su dedicación al mantenimiento de sus escasos recursos deben ser una fuente de inspiración. Ese sueño recurrente que nos atormentaba, por utópico, alguien lo hizo en algún momento realidad. Lección de vida y de supervivencia tanto física como emocional.

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Dick Proenneke abandonó a regañadientes su cabaña en el invierno de 1999, a la edad de 82 años, cuando ya tenía problemas de movilidad. Su hermano Rymond, lo secuestró literalmente, para salvarlo de una poco probable supervivencia en garantías a -46 grados de temperatura. Murió el 28 de Abril del 2003, después de donar su cabaña a los EEUU, que convirtió el lugar en un Parque Nacional.

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Este lago puede cambiar la personalidad en una abrir y cerrar de ojos. Al igual que una mujer, todas las sonrisas del mundo en un minuto y pasar a un berrinche al siguiente

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Supervivencia

SOBREVIVIR ENTRE MUERTOS

septiembre 19, 2023 — by Andar Extremo

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La niña que durmió 43 días entre 2000 muertos. Generalmente cuando un ser humano entra en supervivencia es debido a algún accidente o a alguna actividad que realiza en la naturaleza, el caso de Valentina es un caso de supervivencia a la mismísima raza humana. Nota en la Revista Andar Extremo nº 25 2012

Iglesia de Nyarubuye luga -de la matanza, hoy memorial del genocidio.
Iglesia de Nyarubuye luga -de la matanza, hoy memorial del genocidio.

Se cumplen ahora 29 años del genocidio de Ruanda. Una marca indeleble de infamia en el corazón del medro humano. Valentina Iribagiza tiene ahora 42 años y es ejemplo vivo de la memoria de aquella barbarie. Valentina, con 12 años, fue una de las escasas supervivientes tutsis de la matanza de Nyarubuye. Sobrevivió a los machetazos hutus y permaneció escondida entre más de 2.000 cadáveres en la Iglesia del pueblo durante 43 días; mimetizando un hilo de vida entre el hedor a muerte y el odio racial e irracional que emborrachó a toda una nación.

Cráneos de tutsis asesinados en el interior de la iglesia de Nyar
Cráneos de tutsis asesinados en el interior de la iglesia de Nyar

Valentina vivía con sus padres y seis hermanos en Nyarubuye, una tranquila aldea al sureste de Ruanda. Hasta principios de los 90 la convivencia entre las etnias hutus u tutsis se basaba en el respeto simbiótico heredado de siglos de enfrentamientos y polémicas sin sentido. Los hutus no olvidan las afrentas de los antepasados tutsis quienes protagonizaron en el siglo XVI diversas campañas militares para acabar con los príncipes hutus y colgar sus genitales en los tambores de guerra que luego tronaban por todo el país.

Libro Bautismal sobre cama de huesos humanos en la iglesia de Nyarubuye
Libro Bautismal sobre cama de huesos humanos en la iglesia de Nyarubuye

“En 1993, todo cambió. Estabas en clase, por ejemplo, y la gente te preguntará si eras tutsi. Siendo sólo un niño, no lo entiendes, y terminas por decir que sí. A partir de entonces, eras intimidado, especialmente por los niños hutus mayores, que te quitaban tus cosas y te amenazan”. Valentina Iribagiza

El asesinato del presidente Habyarimana y el avance del Frente Patriótico Ruandés desencadenó el derrame de odio e inquina por toda Ruanda. Empezaron las matanzas y la quema de casas por parte de las milicias hutus, obligando a un desplazamiento masivo de personas hacia campos de refugiados situados en la frontera con los países vecinos. Valentina y su familia se resguardan en la iglesia de Nyarubuye al cobijo de una inmunidad ficticia junto con 2.000 tustis y hutus moderados.

Valentina Iribagiza poco después de ser rescatada y unos años más tarde
Valentina Iribagiza poco después de ser rescatada y unos años más tarde

“El viernes 15 de abril llegaron los asesinos, encabezados por Sylvestre Gacumbitsi , el alcalde de mi ciudad. Reconocí a muchos de mis vecinos hutus entre los más de 30 hombres que rodeaban la iglesia. Llevaban cuchillos y machetes. Primero nos pidieron entregar dinero, diciendo que aquellos que pagaran se librarían de la muerte. Pero después de recoger el dinero les dieron muerte a todos . Comenzaron entonces a arrojar granadas. Vi a un hombre reventado volado por los aires, en trozos. Decían que éramos serpientes y que para matar a las serpientes tenían que romper la cabeza.” Valentina Iribagiza

Esa tarde, 15 de Abril de 1994, comenzó la carnicería en la Iglesia. Por la noche desaparecieron los asesinos pero volvieron al día siguiente, y al siguiente, y al siguiente… con más refugiados y los machetes entre los dientes. Más de 10.000 personas murieron en Nyarubuye; unos 2.000 cuerpos descansaban en la Iglesia.
Valentina, siguiendo el instinto maternal, se había escondido entre aquellos cadáveres, junto a su madre y fingió estar muerta. Antes de eso había recibido muchos golpes, un profundo hachazo en la cabeza y le habían seccionado cuatro dedos de la mano derecha. La sangre y la calma eran el mejor de sus disfraces y, a la postre, lo que le salvó la vida.

Valentina Iribagiza poco después de ser rescatada
Valentina Iribagiza poco después de ser rescatada

Cuatro días estuvo apenas sin moverse, aguantando la respiración al menor movimiento y siempre arropada por los cuerpos de su propia familia y bebiendo el sucio agua de lluvia de abril que se colaba por las heridas de la propia iglesia. Presa del pánico, sus escasos movimientos eran calculados al compás del silencio del enemigo.
”Era muy tarde, alrededor de las 2:00 am, cuando los hutus regresaron. Si encontraban a alguien con vida, le aplastaban la cabeza con piedras. Vi como golpeaban (una contra otra) las cabezas a dos hermanos conocidos hasta su muerte. Uno de ellos pisó mi cabeza. Agitó su pie para ver si yo estaba viva. Dijo, “Esto está muerto”, y se fue. Viví entre los muertos por un largo tiempo. Por la noche, los perros venían a comerse los cuerpos. Una vez noté que el perro se estaba comiendo a alguien a mi lado. Le tiré algo y huyó mientras los soldados vigilaban el perímetro para que nadie escapara. Me escondí en una dependencia más pequeña y con menor número de cadáveres. Ahí es donde dormité y aguanté durante 43 días.” Valentina Iribagiza

Valentina Iribagiza poco después de ser rescatada curandole las heridas
Valentina Iribagiza poco después de ser rescatada curandole las heridas

Valentina pasó su cuarentena más difícil entre cadáveres, amparada por la muerte que tanto temía. Su cobijo y su defensa eran los cuerpos putrefactos de toda la comunidad junto a la que había crecido y a la que seguía viendo día a día, pero ahora con los párpados ya caídos para siempre
El poco alimento que recibía se lo entregó algún que otro niño sano, pero también escondido, en las inmediaciones de la iglesia y que aprovechaban su clandestinidad para llevar a su compañera frutos silvestres y semillas maduras del campo.

Valentina Iribagiza en 2013
Valentina Iribagiza en 2013

Su cuerpo, maltratado a golpes y heridas (apenas se podía arrastrar), se iba descomponiendo en vida, infestándose de larvas, piojos y toda la herrumbre que precede a la muerte. Con mucha dignidad y consciencia, esperaba el acecho del más temido de los tránsitos; al fin y al cabo nada podría ser peor que aquel infierno. Se consolaba.
A la mañana del cuatrigésimo tercer día un soldado de la ‘Interahamwe‘ que entró a reconocer la iglesia se topó, en un descuido, con una Valentina viva pero seminconsciente y demacrada. La levantó con una sola mano y dijo : “Ha llegado tu hora. Te voy a ahorcar y dejar en el mismo sitio”. El único resquicio de suerte en la vida de Valentina ocurrió cuando más lo necesitaba. Un grupo de militantes del FPR, acompañados de un soldado francés, interrumpió la maniobra del salvaje y rescató a la niña de su última batalla, a desventaja, con la muerte. Se la llevaron a Kibungo, donde pasó más de seis meses en el hospital recuperándose de las terribles heridas.

Valentina Iribagiza en 2013
Valentina Iribagiza en 2013
Valentina Iribagiza en 2023
Valentina Iribagiza en 2023

Carreras de aventura

Entrevista a Gabriel Santos Rueda, 100 millas de UTMB

septiembre 16, 2023 — by Andar Extremo

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Gabriel Santos Rueda fue el mejor argentino posicionado en los 170 km del Ultra Trail de Mont Blanc saliendo décimo tercero en la general en un tiempo de 21 horas 59 minutos, en una nota brindada para Andar Extremo en el programa radial a pocos días de su logro nos cuenta su experiencia.

Por Natalia Riego y Marcos Ferrer

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¿Qué sentiste al entrar décimo tercero en la carrera de trail más codiciada del mundo?
Creo que cualquier meta en cualquier rubro de la vida ya es gratificante, ya sea una competencia, un estudio o un proyecto o lo que fuese es arribar a esa meta que uno se propone, y eso es una felicidad enorme. Y en mi caso que era correr casi todo un día fueron 22 horas exactamente, logré lo que me venía proponiendo varios meses atrás, en realidad varios años, fue una emoción y una felicidad enorme
¿Qué sentís de estar codo a codo en una carrera de 100 millas con los mejores del mundo?
Es la primera vez que pude compartir carrera con gente que sigo en redes y son atletas de elite a nivel mundial, hasta el kilómetro 80 pude correr muy cerca de ellos y eso nunca lo había logrado. Todo eso a plena madrugada y pensaba: “creo que estoy haciendo una muy buena carrera”, me emocionaba. Y el final con los argentinos acompañándome con las banderas fue muy lindo.

¿Te cambio la performance de entrenamientos al mudarte a Europa?
Cambie mucho por otras cuestiones, porque cuando estaba en Argentina entrenaba en Bariloche y geográficamente es buenísimo, hay mucho desnivel, mucha montaña, senderos que ayudan, pero lo que me brindo Europa es la facilidad de llegar a diferentes competencias de primer nivel en un vuelo de una hora. Actualmente vivo en Málaga, España y compito en Italia, Suiza o Francia que están acá nomas y llegar a esas competencias te requieren de muy poco. Viviendo en Argentina es un esfuerzo enorme, hay que hacer rifas, pedirle al municipio que te ayude, contando cada peso llegas a la carrera sobrecargado de cosas, el viaje, el cambio de horario, es muy difícil. En vez estando acá en poco tiempo estas en una competencia de alto nivel.

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¿Planteaste esta carrera desde el kilómetro cero?
Yo soy de profesión ingeniero y me gusta planificar bastante, más con el tema de dosificar el esfuerzo, soy muy cuidadoso. Me sirvió mucho que el año pasado corrí esta carrera en 24 horas lo cual mejoré en tiempo dos, que es una bestialidad en solo un año. Y lo que me había marcado el año pasado eran mis tiempos de cada estadío, sabia el esfuerzo que había hecho la primera mitad de la carrera, sabía que podía sostener un buen ritmo, seguir ese plan y poder estar entre los veinte primeros, me dio confianza para estar allí. Y la segunda mitad de la carrera que se hace a modo “supervivencia”, uno la hace como puede, 12 horas que estas corriendo y allí empiezan los problemas, la comida no la ingesta bien el cuerpo, tratas de prestar atención a la hidratación, te pones torpe en la montaña porque las piernas están cansadas entonces hay que estar atentos en las bajadas, muchas cosas pasan, aunque uno lo planifique es más flexible. Pero lo que me sirvió fue la primera parte haberla entrenado mucho y bien, más la experiencia del año anterior en esta competencia.

¿En la planificación hubo más aciertos que errores?
Viví dos etapas de esta carrera, la emoción inicial que se deja llevar por ver el vaso lleno, ya que uno le pone meses y meses de preparación, y al culminar de esta manera no ves tanto los errores, al estar tan cerca de los 10 mejores, salir en el top 20 y con la mayoría de los atletas sponsoreados. Pensá que los que están adelante son profesionales y se dedican full time, a mí me acompaña una marca, pero no me dedico 100% a correr. Tengo un trabajo, hago mi vida y sí, es cierto que me tome este verano dos meses con menos trabajo y reducción horaria para prepararme y mejorar en la UTMB y la realidad es otra. El año pasado entre puesto 30 en la general en 24 horas y fue grandioso, lo mismo me paso hace cinco años cuando corrí la distancia de 100 km y entre también por el puesto treinta y siempre agradezco a mi cuerpo por lo que me deja hacer. Y siempre hay cosas para mejorar, pero creo que, si uno llega a la meta y empezás a fijarte en lo malo, entras en un valle que no tiene sentido. Ese análisis lo hago tranquilo en casa al tiempo de la carrera luego que ya célebre, analizo y mejoro lo que hay que mejorar, pero mucho después.

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¿Qué sentís cuando entras los kilómetros finales a Chamonix con todo el recibimiento de la gente?
Es increíble, cada uno lo siente de forma particular, porque sabe lo que le costó llegar, correr en UTMB es muy difícil, no es fácil acceder, porque hay que salir sorteado y para acceder a ese sorteo hay que correr ciertas carreras. El proceso es correr esas carreras, terminarlas y luego si salís sorteado podés correrla. Diferente es si tenés muy buen nivel. Pero la mayoría tiene que juntar la plata para el pasaje, para vivir esa semana allí, es demasiado. Entonces la emoción que te marca cuando llegas es increíble, entonces si la terminas es como estar en una nube, entras a Chamonix, miles de personas y más si entras cerca de los primeros nadie quiere perderse ese momento, las primeras horas de llegada son impresionantes.

¿Luego de esta competencia como sigue tu actividad?
Me lo tomo tranquilo, tengo mi trabajo, voy a descansar y hacer un poco de bicicleta, reflexionar bastante y ver que planificación y que competencias voy a hacer el año que viene. Quiero hacer dos o tres carreras grandes de más de 100 km e intentar estar con los mejores del mundo.

¿Cómo te sentiste con la alimentación e hidratación en la carrera?
Es un punto súper importante porque es el motor que te hace avanzar, podes estar bien entrenado, pero si no le metes energía a tu cuerpo no avanzas, es algo que estuve entrenando mucho los meses anteriores en Francia, porque es mi punto débil sobre todo a la noche, es difícil correr distancias largas. Imagináte que salimos a la 6 de la tarde y corrimos toda la noche, la realidad que las primeras horas el cuerpo asimila todo lo que le metes, pero a partir de cierta hora hormonalmente se viene abajo y naturalmente quiere descansar y todo esto hace que sea más difícil digerir el alimento. Si bien hice entrenos a ese horario que me permitieron trabajar esa parte, en verdad en esta competencia no tuve ningún problema.

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¿Te vas suplementando en las raciones de marcha?
Fui cambiando en el último tiempo hasta que di en la tecla, lo que mejor me sienta y lo que mejor me hace son sales minerales y electrolitos para mantener el funcionamiento. Lo hago con bebidas isotónicas, más al mediodía donde empieza el calor, allí hago un refuerzo de eso. Y después lo que necesita básicamente el musculo son carbohidratos, hago un mix que cosas industriales como geles y polvos para diluir, que en realidad son concentrados de carbohidratos. En las asistencias tenía tuppers con arroz, papá, batata que son fáciles de digerir. Hay más cosas que hay que meterle al cuerpo, pero eso es lo básico.

¿Quién te hizo la asistencia?
Esa vez viajaron dos amigos de Bariloche, que corrían conmigo, son como mi familia, viajaron tres amigos de Málaga y vinieron dos argentinos que viven acá en Europa que me acompañaron también. Alquilamos dos vehículos y se fueron distribuyendo para abarcar todos los puestos, eso fue una ayuda invaluable, sabes que tenés personas conocidas para darte asistencia o para alentarte o darte ánimo, eso ayuda un montón, nunca tuve tanta gente en el circuito. En la carrera hay subidas muy largas, que te llevan muchas horas, entre pueblo y pueblo pasa mucho tiempo, cuando llegas y vez una cara conocida es muy lindo.

¿Cuántos pares de zapatillas usaste?
Uno solo, este año no hice cambio como el año pasado, el año pasado el tiempo muerto fue de casi una hora en 24 horas, este año fui más eficiente, calculé el tiempo de abastecerme tipo fórmula 1, tenían un cronómetro donde pasaba el tiempo y me echaban. Este año fue de 20 minutos el tiempo muerto, en 22 horas totales. Use las Columbia Trinity AG de ultra trail, son muy polivalentes porque me permiten correr en terreno técnico y en superficies rápidas, Columbia es la marca que me da soporte.

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¿Qué dice la familia de tu desempeño?
En la familia pocos corren, pero me siguen en las competencias, mis hermanos son jóvenes y andan con las redes, pero mis padres como son grandes no tienen redes sociales. Les trato de mostrar algunas fotos, les intento transmitir lo que son estas carreras, por mucho tiempo no lograron comprender la magnitud que tenían esas competencias internacionales, pero claro son del interior de Salta de un pueblito, allá por el Norte, donde esas actividades no existen. Siempre me costó mucho poder bajarle a tierra que corro y que dentro de todo me va bien, no sé si lo llegaron a dimensionar, pero bueno saben que lo hago por gusto y esa es la mayor felicidad que han tenido.

¿Qué mensaje le das a la gente?
Lo importante es tratar de vivir de una forma intensa y buena lo que tengamos cerca, en un momento vivía en Bariloche cuando arranque a correr carreras de 10 km de montaña y lo disfrutaba un montón y realmente lo vivía de una forma única, y allí no tenía n idea que iba a terminar en Europa corriendo ultra maratones. Las carreras que hacia las disfrutaba mucho, hay que aprovechar lo que tenemos cerca y no soñar demasiado temprano como carreras como la UTMB, uno estando en Argentina es como que siempre sobredimensiona o sobrevalora, lo que no conoce, que casi siempre son las carreras de Europa. Si duda en Argentina hay carreras enormes, que te dan las mismas emociones que te dan en el viejo continente. En nuestro país las competencias te desafían, son exigentes, tienen desnivel, diferentes distancias, si disfrutas eso y si luego tenés la posibilidad de correr Mont Blanc esta bueno, lo vas a disfrutar también, pero si solo pensás en Europa no va por ahí.

¿Qué carreras recomiendas de Argentina?
La que a mí me inicio en correr de una forma más competitiva fue la 4 Refugios, una carrera de montaña de 45 km con 4000 metros de desnivel, igual hay varias distancias, pero esa es la distancia principal que conecta los cuatro refugios de Bariloche, al que le gustan los terrenos de montañas y muy técnicos, creo que hay que explorarla y conocerla, se corre con casco, se sube y se baja un montón, a mí me marco porque fue la primera que gane a nivel nacional, de la nada aparecí y me marco muchísimo, luego la corrí muchas veces más y me fue muy bien. También me gustaría volver a correr en marzo de 2024 la carrera de 100 km de Bariloche que se hizo mi documental para el Banff.

Lo importante es tratar de vivir de una forma intensa y buena lo que tengamos cerca

AireSupervivencia

Amelia Earhart, La Mujer del Aire

septiembre 13, 2023 — by Andar Extremo

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Amelia Earhart fue la primer mujer en volar el Atlántico en solitario, además de haber cruzado también el Pacífico, fue la primera en intentar la vuelta al mundo. Nota sacada en el Periódico de Aventura Andares nª 1 en Oct/Nov 2001 antecesor de la Revista Andar Extremo

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La famosa aviadora norteamericana Amelia Mary Earhart nacida un 24 de Julio de 1897, se inclinó desde pequeña hacia el ámbito humanitario, siendo enfermera voluntaria de la Cruz Roja para los heridos de la primera guerra mundial.
Su carrera como aviadora comienza a los 23 años cuando voló por primera vez como tripulante en un biplano, en Long Beach, California, fue allí donde supo que tenía que aprender a volar. Así comenzó a tomar clases de aviación con una pionera llamada Anita “Neta” Snook.
En 1922 participó en intentos para superar marcas, e impuso el record de altitud para una mujer, de 4250 m., el cual fue superado una semana más tarde por Ruth Nichols. Al no tener ambición por sumar records en público, años después se une a la Asociación Nacional de Aeronáutica de Boston y comienza a promover la aviación entre las mujeres.

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En abril de 1926 su vida iba a cambiar para siempre al recibir una llamada por motivos comerciales de un importante productor newyorkino, George Putman, quien le ofreció participar de su nuevo proyecto: el primer cruce del Atlántico en el que se incluía a una mujer. Una semana mas tarde la propuesta fue aceptada aún sabiendo que en el intento por realizarlo ya habían muerto once hombres y dos mujeres, y que sólo viajaría en condición de pasajero.
Un domingo de Junio de 1928, después de esperar varios días para que el clima mejorara parten desde Boston en el hidroavión Fokker, un trimotor llamado “Friendship (amistad)”. Este sería piloteado por Wilmer Stultz y Louis “Slim” Gordon quien cumpliría la función de mecánico, como comandante de vuelo estaría Amelia Earhart.
El destino de la primera etapa era Halifax, Nueva Escocia, pero las malas condiciones meteorológicas demoraron nuevamente el vuelo hasta el 17 Junio.
El Fokker con sus alas doradas de 22 m. de envergadura navegó durante horas en un ambiente gris húmedo bajando por momentos a menos de 150 m. de altura, hasta el punto que las salpicaduras del oleaje mojaban los flotadores.
Al divisar unos barcos pesqueros y más tarde la línea de la costa, se enteraron con asombro que habían pasado por encima a Irlanda, y que debido a la niebla no la habían visto. Descendieron suavemente hacia una bahía abrigada, aterrizando después de 20 horas 40 minutos en Burry Port, Gales del Sur. Amelia se convertía así en la primera mujer en haber cruzado el Océano Atlántico.

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En el transcurso de 1931 Amelia rompe los records de altitud y velocidad llegando a ser uno de los pilotos más famosos del mundo.
Por un lado Amelia se había sentido afligida por el hecho que Stultz y Gordon fueran ignorados por los reporteros, ya que estos le habían otorgado todos los méritos del cruce trasatlántico a la “muchacha”. Y por el otro se había sentido frustrada por haber sido solo una acompañante en este vuelo; así decide durante el año 1932 entrenar duramente para lograr el mayor record hasta entonces “El primer cruce en solitario de una mujer del Océano Atlántico”.
Hasta principios de 1932 ninguna persona lo había logrado con éxito desde el cruce de Lindbergh, y el 20 de mayo del mismo año exactamente cinco años después del logro de Lindbergh, el Lockheed Vega modificado parte desde New Jersey a Terranova.
Amelia apreciaba viajar con poco equipaje. Llevaría algunas pocas provisiones, un termo con sopa, y una lata de jugo de tomate serían su sustento, a pesar de tener que soportar las bajas temperaturas del océano. Como no bebía café ni té se mantendría despierta con sales de olor durante el viaje.
Debido al clima hostil del Atlántico se formó hielo en las alas y provocó que el avión caiga en picada, antes de estrellarse recobró el control, pero minutos más tarde se produce un incendio en uno de los motores, el colector de escape falla, y el barómetro le avisa que se está produciendo una fuga. A pesar de las complicaciones después de 15 hs. de vuelo llega a tierra en Irlanda del Norte más precisamente en London Derry.
Amelia había roto varios records en este vuelo, era la primera mujer en volar el Atlántico sola y la única persona que lo había cruzado volando dos veces, logró la distancia más larga realizada por una mujer y la marca por haberlo cruzado en el menor tiempo.

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Convertida en una celebridad comienza a luchar por los derechos de la mujer, reclama la licencia de aviación para las mujeres, tratando que se traslade este derecho a la igualdad a otros ámbitos.
En otoño de 1934, Amelia dio a conocer cual sería su próxima aventura “el primer vuelo transpacífico”, partiría de Hawai a California y posteriormente a Washington D.C. Despegó del campo Wheeler el 11 de enero de 1935, y aterrizó en Oaklan, California, luego de 18 hs. de vuelo. Anteriormente diez pilotos habían perdido la vida intentando lograr esta hazaña.
A los 40 años de edad, antes de retirarse se propone vivir un último momento de gloria, empieza a formular planes para un vuelo alrededor del mundo. El avión Lockheed Electra 10E fue el escogido para este vuelo. Para Amelia era la primera oportunidad en pilotear una nave tan grande, un avión de transporte de 1100 caballos de fuerza el cual poseía en la cabina un tanque de combustible que le permitiría realizar 5500 Km sin aterrizar.
No iría sola, la acompañarían dos expertos en aviación, uno era piloto de la Pan American Pacific Clipper, quien fue seleccionado como navegante por estar familiarizado con el área del Pacífico. Este piloto usaba el sol como referencia para navegar y controlar el rumbo. La primera pierna del viaje seria de Oaklan a Hawai y de allí al resto del mundo por encima del ecuador. Geoge invierte una fortuna en el proyecto de Amelia, en este viaje debe sobrevolar selva, desierto, montañas, etc.
El tramo más difícil de 2900 Km sería de Hawai a la isla Howland, un pequeño punto en el Pacífico. Cuando Amelia despegaba del aeródromo de Luke cerca de Pearl Harbor, sobre corrigió el rumbo al desplomársele el ala derecha y el avión osciló violentamente fuera de control. El tren se colapsó y la aeronave se deslizó sobre su vientre por toda la pista. Afortunadamente no hubo fuego, pero la nave había sufrido grandes daños. Arreglarla demandó 25.000 U$S y es así cuando Amelia hipoteca su futuro dispuesta a conseguirlo.
En mayo hacen un vuelo de prueba parando en la isla de Howland y de ahí a Miami comprobando que la aeronave funciona a la perfección.Como la travesía tendría que realizarse mas tarde en el año, debido a las condiciones meteorológicas en el Caribe y África, sería más seguro alterar el plan de vuelo y tomar curso hacia el este, en vez de hacia el oeste.

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El 1 de junio de 1937, partían de Miami con destino a California por la vía más larga. La primera escala fue San Juan de Puerto Rico y de ahí por todo el borde nordeste de Sudamérica, posteriormente hasta África y el mar Rojo. La mayor parte del viaje, sobrevoló sobre el continente, pero aún faltaba la parte más peligrosa que era sobrevolar el Océano Pacífico, y al llegar a EEUU en Pórtland alcanzaría la victoria. Pasó días de fatiga, náuseas y mal tiempo, desde Asia se comunica con George convertido en el esposo de una gran heroína. Partió a Nueva Guinea habiendo recorrido las ¾ partes de la distancia total, 32.000 Km sin que el Electra muestre problemas, sólo le quedaban 4000 Km hasta encontrar la pequeña Isla del Pacífico. El 2 de Julio de 1937 un estadounidense es el último en filmar el Electra. No existe evidencia real de la trayectoria precisa de la aeronave después de Nukumanu. Nadie vio u oyó el avión sobrevolar. Se cree que el Electra fue cargado con 5.000 litros de combustible.
Un barco de nombre “Itasca” los guiaría por radio, a las 15 hs. de vuelo, 3 hs. antes del alcance máximo del avión, los navegantes reciben una comunicación, y acuerdan hablarse cada 30 minutos, lo pudieron hacer varias veces, pero más tarde perdieron el contacto. Pasadas ya 19 hs. de vuelo, sin poder encontrar la isla, comienzan las primeras señales de pánico. Antes de perder contacto el barco larga humo negro visible a 32 Km de diámetro pero aun así no logran divisarlo. A las 8:44 a.m. viajando de norte a sur logran transmitir el último mensaje: “KHAQQ llamando al Itasca deberíamos estar sobre ustedes pero no podemos verlos… el combustible se agota…”
El Electra cae, Amelia desaparece en el mar.
George Putnam busca desesperadamente a su esposa, mientras la marina de los Estados Unidos realiza la maniobra de rescate más grande de toda su historia movilizando 9 buques y 66 aeronaves a un costo estimado de 4 millones de dólares. Amelia mandaba cartas periódicamente a George a lo largo de su travesía. Estas fueron publicadas en el libro “Last Fliht (El Ultimo Vuelo)”. Al final del libro hay una nota de ella para George: “Quiero que sepas que estoy muy consciente de los riesgos… Lo hago porque lo quiero hacer. Las mujeres deben tratar de hacer las cosas tal como los hombres lo habrán hecho. Y cuando fallen, su fracaso no debe ser sino un reto para otras.”
A los 17 días la búsqueda fue abandonada por los barcos en el área de Howland, George continuó pidiendo ayuda para la búsqueda, pero para Octubre el también abandonó toda esperanza de encontrarlos con vida. A los 63 años, en 1950 George muere, momento en que era reconocido como el trágico viudo de una leyenda de aviación. Amelia Earhart queda inmortalizada al desparecer sin dejar rastros convirtiéndose en uno de los misterios más grandes del siglo XX.

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¿Dónde estaría Amelia?
Se ha determinado que el avión cayó entre 35 a 100 millas de las costas de las Islas Howland. A bordo de la Aeronave llevaban una balsa salvavidas pero nunca se encontró ningún rastro de ellos. Algunos expertos creen que los tanques de combustible vacíos podían haber mantenido el avión a flote durante cierto tiempo. A lo largo de varios años diversas hipótesis no confirmadas se han reportado:

– Amelia estaba en una misión de espionaje autorizada por el presidente Roosevelt y fue capturada.
– Ella estrelló a propósito el avión en el Pacífico.
– Fue capturada por los japoneses y forzada a transmitir para las tropas americanas como “La Rosa de Tokio” durante la segunda guerra mundial.
– Vivió por años en una isla en el Pacífico del sur con un pescador nativo.
– En 1961 se pensó que se habían encontrado los huesos de Amelia y Noonan sobre Saipan, pero resultaron ser de nativos saipaneses.
-En el año 2012 se hizo un estudio en el océano diciendo que se veía cerca de las islas Howland, un tren de aterrizaje y un neumático, pero nada fue ratificado
-En el año 2018 aseguraron estudios científicos que unos huesos hallados en la Isla de Nikumaroro en 1940 pertenecen en un 99% a Amelia

Valor
Valor es el precio que la vida exige por otorgarnos paz,
Alma que no lo conoce, no conoce liberación
de las pequeñeces;

No conoce la lívida soledad del miedo,
Ni alturas de montaña donde la intensa alegría puede escuchar
El sonido de las alas.

¿Cómo podría la vida concedernos la dicha de existir, compensar
la opaca y gris fealdad y el prolífico odio?
Al menos que nos atrevamos.

¿El dominio del alma? Cada vez que tomamos una decisión pagamos
con valor para contemplar el incansable día
Y encontrarlo hermoso.
                                                                                           Amelia Earhart

AireSupervivencia

VOLAR HACIA LA LIBERTAD

agosto 31, 2023 — by Andar Extremo

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Hemos visto casos muy diferentes de supervivencia, este hecho se caracteriza porque las familias que sobrevivieron se aventuraron ante el clima, la altura y el régimen de Alemania Oriental.

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Evasión en globo sobre el Telón de Acero.
En Septiembre de 1979, se llevó a cabo la Guerra Fría, más de 500 personas murieron intentando cruzar el Muro de Berlín, el último horror que el nazismo dejó a su pueblo. Peter Strelzyk, judío asediado en la Alemania Oriental, decidió que era el momento de huir con toda su familia. Con sábanas, cortinas, harapos y 2 años de trabajos previos construyó un gigantesco aerostato con el que protagonizó una de las más audaces fugas sobre el Telón de Acero. Su vuelo nocturno se convirtió en un símbolo para millones de alemanes de ambos lados de la infame barrera.

La familia Strelzyk y los Wetzel al completo. A la derecha Peter Strelzyk
La familia Strelzyk y los Wetzel al completo. A la derecha Peter Strelzyk

Preparativos
Peter Strelzyk, judío de nacimiento y electricista de profesión vivía con su familia en PöBneck, pequeña localidad de la antigua RDA (República Democrática Alemana), cuando asfixiado por las carencias y las presiones comunistas decide hacer realidad el sueño de la mayoría de los oprimidos por el ‘Muro de la Vergüenza’. La tenacidad de Peter marcaría la diferencia del resto de opositores a evadidos.
Decenas de miles de oprimidos intentaron cruzar el Muro con diferente éxito. Las técnicas de escapada variaban normalmente entre la ingenuidad del simple salto y la complicación de los mini-túneles subterráneos. Otros utilizaban la picardía y el ingenio para burlar los controles fronterizos.
Célebre e interesante caso el de Horst Breistoffer un profesional del escapismo que ofrecía sus servicios a cambio de ingente papel moneda. Como sabía que la STASI sólo inspeccionaba los grandes vehículos en los pasos fronterizos en busca de polizones en bodegas y maleteros; modificó un Isetta 1964 italiano (minúsculo automóvil) para dar cabida y embarcar clandestinamente a un polizón por viaje, reconvertido ahora en contorsionista ocasional. Debido al tamaño exigido sus clientes eran, principalmente, los hijos de fortunas judías o acaudalados refugiados.
En marzo de 1978 Peter Strelzyk se encuentra trabajando en la obra de un conjunto de apartamentos en su localidad cuando decide compartir sus inquietas intenciones con Guenter Wetzel, un compañero albañil quién se declara dispuesto a participar desinteresadamente en los preparativos. Llegaron a la conclusión de que las minas y los excesivos controles hacían imposible una fuga tradicional por tierra para una familia completa (con dos niños). El cielo y el aire era la única salida. Ya estaba decidido el pasaje y el medio. Era el momento de levantar el proyecto.

La familia Strelzyk en su globo artesanal al poco tiempo de alcanzar la RFA
La familia Strelzyk en su globo artesanal al poco tiempo de alcanzar la RFA

El temor al descubrimiento y la seguridad de su familia durante el viaje marcaron los preparativos. Informaron a sus respectivas mujeres y se pusieron manos a la obra. Los cálculos del tamaño de la aeronave fueron sencillos. Para elevar a 4 personas eran necesarios 2.800 metros cúbicos de aire caliente y, con ello, unos 850m2 de tela que lo atrapase. Lo difícil fue recolectar el material necesario en una economía de escasez. Compilaron todo tipo de telas, cortinas, sábanas, retazos y con parte de los ahorros de toda una vida compraron los 490 metros cuadrados de tela que les faltaban, con la excusa de fabricar unos toldos para el club social al que pertenecían. Para el combustible del aparato utilizaron garrafas de propano convenientemente modificadas. Peter transformó un antiguo barómetro en altímetro para calcular las alturas de vuelo.
Tres cuartas partes de los alemanes del este querían escapar. Lo malo es que la parte restante cooperaba con la policía secreta para informar de los prófugos.
Noches de miedo e insomnio marcaron la construcción de la aeronave. La mujer de Peter -Doris- y sus hijos -Frank y Fitscher- se turnaban en el sótano de su vivienda para coser y levantar la estructura y góndola de la nave; una base ligera de madera con un simple peto de cuerda y varilla. En mayo de 1978 ya tenían preparado el globo. Sólo había que esperar pacientemente que apareciese viento suficiente.

Estado en el que quedó el globo tras la aventura
Estado en el que quedó el globo tras la aventura

La fuga.
Llegó el día. El 3 de julio de 1978, el parte de la emisora ‘Bayern 3’ anunció viento del norte. Los pasajeros se desplazaron de madrugada a la localidad de Lobenstein a 7 kilómetros de la frontera. El globo se elevó hasta los 1.900 metros durante casi 25 minutos pero el cambio de presiones y la humedad de una nube baja aumentaron el peso del telaje provocando el descenso apresurado hasta que la nave se enganchó en un abeto. El vuelo se había malogrado, afortunadamente, sin incidentes.
Descompuestos por el fracaso meditaron aumentar el tamaño del globo para no volver a fallar. La familia Wetzel (Petra e hijos) colaboró esta vez en la construcción de la segunda versión a cambio de sitio en el pasaje (8 personas ahora). Pasaron a los 4.000 metros cúbicos de aire de cálculo y una envergadura final de casi 25 metros; el doble de la primera versión. Para ello tuvieron que recolectar más tela y nailon. Empeñaron todo valor y compraron tejido en pequeñas cantidades pero en muchos comercios distintos para no levantar sospechas. Peter reconstruyó un viejo motor con el fin de acelerar la costura a máquina.

Fotos del vuelo del globo original en el 10 aniversario del viaje
Fotos del vuelo del globo original en el 10 aniversario del viaje

Más de 6.000 metros de hilo de Nailon se convirtieron en 2.500 metros de costura en tan solo 8 días (cálculos realizados a posteriori). Mientras, la policía les pisaba los talones. Habían encontrado el viejo globo enganchado en el abeto y estaba investigando su procedencia. El tiempo escaseaba.
Tras varias jornadas de 24 horas seguidas cosiendo, terminan el globo de 8 plazas. El 17 de septiembre los vientos del norte aparecen mezclados con tormenta eléctrica. A pesar del peligro no podían esperar más. Cargaron su viejo Wartburg con los 175 Kg. de aerostato y se pusieron rumbo a las colinas de Lobenstein. Peter encendió los quemadores de propano apresuradamente. Una llama de casi 12 metros chamuscó su barba incipiente mientras calentaba el aire del globo. El ventilador reciclado de un pequeño ciclomotor distribuía el aire por el interior de las lonas. Todo listo.
Afortunadamente los cálculos, esta vez, fueron suficientes. El globo se elevó con los 4 adultos y 4 niños hasta los 2.500 metros mientras duró el propano. Cuando este se terminó, poco a poco, fue descendiendo hasta alcanzar una pequeña colina en la ciudad de Naila, al otro lado de la frontera.
Sin la certeza del éxito desembarcaron para buscar señales positivas. Permanecieron cobijados varias horas en un granero cercano. Hasta que pronto divisaron una patrulla de policía. Cuando distinguieron la marca del coche (Audi) tuvieron la certeza de que se trataba de un destacamento de la Alemania occidental. Estaban a salvo y en el lado correcto.
La Cruz Roja de Baviera y la alcaldía de Naila los acogió hasta que ambas familias encontraron trabajo y hogar.
La trascendencia de la famosa evasión supuso un duro golpe a la imagen infranqueable de la frontera política. Inspirador, modelo y símbolo de libertad para millones de incrédulos, el vuelo de los Strelzyk significó el comienzo de lo que sería la fundición del Telón de Acero.

Extracto de la película “Fuga de Noche”
Extracto de la película “Fuga de Noche”

Fuentes y enlaces:
Algunos recordaran una entretenida película de Disney titulada “Fuga de noche” (Nigth Crossing), protagonizada por John Hurt y basada en los hechos (90% realista según Peter Strelzyk). También circula la historia por las mejores recopilaciones de fugas históricas.

Supervivencia

Caída al Vacío

agosto 24, 2023 — by Andar Extremo

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Jordán Nicurity salió a realizar un trekking corto por unos bosques y playas, pero la fatalidad hizo que caiga en precipicio. Estuvo 4 días intentando subir un acantilado en la Isla Hornby al oeste de Canadá.

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Jordán es canadiense y tenía 26 años, era un apasionado de la vida al aire libre, luego de terminar sus estudios trabajo en granjas orgánicas al norte de Canadá, antes de enamorarse de la pequeña Isla Hornby, en la costa del pacifico norte. Una verdadera comunidad, la gente se conoce entre si, la isla tiene solo un pequeño poblado con pocos habitantes.
La atracción de la isla son sus acantilados que dan a mar abierto con una naturaleza salvaje con mucho viento. Las formaciones de arenisca son únicas. Jordan tenía una empresa de jardinería y aprovechaba el tiempo libre para hacer caminatas.
Uno de esos días fue a un lugar remoto al oeste de la isla, tomaría unas fotos y regresaría a almorzar. Estaba soleado pero el clima venia raro así que decidió llevar un abrigo extra, preparo un poco de té y metió todo en la mochila.
En lugar de seguir el sendero prefirió hacer campo traviesa, abriendo su propio camino, atravesó troncos, hizo un par de subidas, todo lo que le gustaba hacer habitualmente. Media hora después Jordán llegaba ala costa, nueve metros abajo estaba la inaccesible playa Mushroom. El camino hasta la playa era peligroso, era difícil bajar, al ser empinado la gente no se acercaba, así que estaba muy asilado. Jordán continuó hasta que se encontró con una soga, alguien la había atado una a la base de un árbol cerca del acantilado para ayudarse a bajar para ayudarse a bajar, así que la tomo y bajo en un lugar muy escarpado. Jordan sabia que la única vía de escape de allí era volver a subir, la temporada de vacaciones había terminado hacia una semanas, así que tenía todo el lugar para el solo, lo único que había era un refugio en la playa muy lindo, leyó una National Geographic por una hora y siguió sacando fotos.
La isla era famosa por sus piedras de arenisca, que estaban al norte, parte de su trekking fue para sacar fotos a esas piedras.
Luego de sacarle de todos los ángulos, comenzó a buscar un mirador, el acantilado daba toda la vuelta y vio una saliente que le parecía un buen punto para sacar fotos donde se veía la isla Vancouver por el horizonte. Decidió dejar la cámara con la mochila e ir hacia arriba, a la saliente, si le parecía buena la toma bajaría a buscar el equipo.

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Subió por un lugar muy peligroso, cuanto mas ascendía más vertical se ponía el acantilado, para llegar a la saliente tenia que pasar por un lugar casi imposible. Pensó en abandonar, ya que estaba a mucha altura, pero decidió dar un paso más, quería llegar a esa saliente. En el momento que estiro el brazo para meterlo en una ranura, era la única vía para pasar, llego a tomar la roca pero la toco esta se partió, tenia los pies sobre la saliente pero no hacia equilibrio. Vio caer la roca y conto para el mismo 5 largos segundos, seguido caería su cuerpo.
Supo que no mantendría el equilibrio y seguido a eso tuvo la sensación cuando uno está en una montaña rusa, la adrenalina se disparo en ese momento, sabia que seria algo grave. Cuando comenzó a caer desde los nueve metros el tiempo comenzó a ir mas lento, parecía que se detenía, eso fue lo mas surreal de la caída, pero la gravedad volvió a acelerar todo de inmediato. De repente estaba en el suelo, al abrir los ojos lo primero que observo fue el cielo azul y la saliente de donde había caído, podía sentir que había sufrido un gran impacto, le dolía mucho la cabeza pero se sorprendió al darse cuenta que estaba vivo. Lo primero que hizo fue revisarse la cabeza, no se toco nada roto, así que se alegro unos segundos, luego pensó que se podría haber roto la columna, durante 5 minutos tomo coraje para intentar mover los dedos, por fin vio a través de sus pierna las puntas de sus botas moverse, doble alegría. Luego de eso le quedaba analizar el resto del cuerpo a ver en que estado se encontraba. Al intentarse darse vuelta ya que estaba boca arriba sintió que dos hueso se rozaban entre si y un intenso dolor surgió desde las entrañas. Sintió un crujido, estaba transpirado por el dolor y por el impacto. Giro y se todo la cadera, no era una simple quebradura, donde antes había huesos lisos solo había trozos sueltos que se tocaban entre si y estaban presionando la piel.
La caída había destrozado por completo la pelvis de Jordán, era una terrible lesión que le había separado por completo la pierna derecha del resto del cuerpo. Pararse no era posible, intento darse vuelta para arrastrarse y el dolor casi lo desmaya, no pudo hacerlo, encima había dejado su teléfono arriba de la camioneta, vivía solo así que nadie lo buscaría.
Sabia que no podría contar con ayuda externa, así que al pasar unas horas de la caída, se puso como meta llegar a un lugar cercano donde había madera para encender un fuego y pasara la noche, en esa época del año las noches son bastantes frías. Pero el primer paso a la hora de haberse caído era arrastrase 90 metros hacia la mochila, pero primero tuvo que darse vuelta, tarea que fue una pesadilla al tener la pelvis rota.
Apenas lo intenta el dolor lo desgarraba literalmente, porque cada intento los huesos rotos le rompian mas los musculos y nervios, los 90 metros parecían 90 kilómetros.

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Luego de dos horas en el mismo lugar recordó que las películas la gente que sufre mucho dolor muerde cosas para poder superarlo, así fue que se saco el cinturón y comenzó a morderlo. Eso le hizo pensar en otra cosa y así avanzar un par de metros, pero el terreno al estar en un acantilado rocoso le ofrecía muchos obstáculos, desde rocas del tamaño de un sofá, pasando por rocas del tamaño de un auto hasta rocas del tamaño de un monoambiente.
Estaba a solo 45 cm del piso así que Jordan no podía observar lo que había detrás de cada roca, todo se trasformó en un paisaje que conspiraba en contra de su vida, era muy frustrante avanzar algunos centímetros y tener que desandarlos porque no se podía pasar.
Luego de dos horas había avanzado treinta metros, no estaba ni a la mitad de camino de la mochila. Muy cansado descubrió algo terrible, la marea comenzó a subir y estaba a muy pocos metros de distancia. Sabia que estaba por debajo de la marca de la marea alta si no se alejaba de allí en el agua no duraría ni 5 minutos.
Oía chocar las olas contra la roca que estaba a menos de un metro de él, pensaba que no lo iba a lograr, seguro que por el miedo a ahogarse se mentalizo y cuatro horas después del accidente y ya casi caida la noche llegaba a su mochila que estaba en un punto más alto.
En condiciones normales lo que le había llevado cuatro horas hubiese tardado menos de un minuto, la recompensa fue un sorbo de te caliente un saco de lana que le ayudaría pasar la noche.
La temperatura comenzó a bajar a medida que se adentraba la noche, intentaba dormir pero cada vez que se dormía soñaba que se caía del acantilado, fue una noche larga.
A las 7 y 20 de la mañana del segundo día habían pasado 18 horas de la caída, Jordán sabia que nadie lo podía encontrar porque en esa época del año no iba gente. Pero el animo al amanecer le cambio porque sabia que podía empezar a moverse, tendría que ir al sector de la playa que tenía piedras chiquitas lugar donde estaba el refugio hecho con maderas, tendría la posibilidad de prender un fuego para intentar hacer señales con el humo. Pero estaba a 465 metros, muchísima distancia por sus condiciones, supuso que colocándose el cinturón en el pie derecho y tirando para fraccionarlo le costaría menos desplazarse.
Este sistema le mantenía la pelvis más quieta y le permitió desplazarse al doble de velocidad, esta nueva técnica le dio esperanza, la única contra era que las piedras al ser de arenisca era como desplazarse sobre lijas. Esto provocó que la piel de las manos se le lastimara, dejándole los dedos expuestos en carne viva. También las piernas sufrían el mismo efecto, los pantalones se le rompían y llegaba a rozarle la piel. Cada metro que ganaba, se lastimaba más,

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A 26 horas de la caída y con el sol del mediodía, Jordán al no poder cubrirse comenzó a deshidratarse, ya no tenia mas te y rodeado de agua salada no tenia opción. Bebió un poco de agua de los charcos que se formaban arriba de las piedras. Y comenzó a deslizarse por ese lugar, por un lado era mas sencillo pero el dolor de las heridas al estar en contacto con el agua salada era insoportable.
Las heridas internas de Jordán comenzaban a hacerse sentir, le hacían doler la cabeza y le producían que la visión sea bororsa, pero en un momento pudo divisar un movimiento entre las olas, por la forma era un kayak. Grito lo más fuerte que pudo y agitaba uno de sus brazos con toda la energía posible, luego de un rato se dio cuenta de lo peor, no era una embarcación sino una roca que sobresalía del mar.
Jordan estaba a mitad de camino de la playa, cuando el clima cambio de repente, comenzó a llover, estaba empapado, tenía que llegar al refugio por lo menos para cubrirse.
Hora a hora, paso a paso luego de 30 horas de haberse caído en su segundo día, Jordán llego al refugio. Estaba anocheciendo y todo estaba muy húmedo, pero al menos tenia protección para pasar la noche, si bien no era impermeable ni lo protegía demasiado del viento era como un hotel. No había forma de secarse, se quedo con la ropa mojada y se acurruco en forma fetal para no peder el calor. Podría sufrir de hipotermia sumado a una descompostura por beber agua salada. Pensaba mucho en su familia, se imaginaba a su hermano y sus padres enterándose la noticia de su muerte.
Amaneció el tercer día, hacia 40 horas que había caído, sabia que si quería sobrevivir tenia que subir el acantilado. Le había sido difícil bajar en condiciones normales, subir en estas condiciones seria imposible. Tenia que obtener ayuda o moriría. Jordan tenía que subir 9 metros, desde el borde del acantilado tenia que confiar en la fuerza de sus brazos para subir por la cuerda. Minuciosamente comenzó a subir elegía las rocas para tomarse, una mala decisión derivaría en otra caída y su cuerpo no lo resistiría. Pero poco a poco fue subiendo y cuando estaba a unos 3 metros de llegar la soga se desprendió del árbol, por suerte se había tomado de una roca y eso evito otra caída. Los brazos no le daban mas, no podía hacer movimientos torpes porque seria el final, centímetro a centímetro con nada de fuerza en sus brazos fue tomándose de los pastos, llego a la cima, tenía heridas por todo el cuerpo.
El agotamiento era tan grande que estuvo tirado pro 20 minutos sin moverse, habían pasado 48 horas de la caída. Le había llevado dos días para recorrer 550 metros, estab aun pequeño paso de sobrevivir, tenía que recorrer 1500 metros de un camino de tierra. En tramos de 10 pasos se iba poniendo metas, descanaba 6 segundos y seguía otros 10 pasos o mejor dicho 10 arrastres de brazos. Apunto de desvanecerse y muy deshidratado Jordán recorrió por 6 horas el camino hacia la salvación. Mientras anochecía se arrastró hasta una mesa de picnic, que estaba en un bosque. Su salud empeoraba a medida que pasaban las horas y perdía las fuerzas.

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Amaneció en su cuarto día, hacia 65 horas que habia caido del barranco, su plan era poder acercase al máximo a un lugar donde alguien lo pudiera ver, le llevo 2 horas y media moverse 18 metros, se movía un metro y medio se desmayaba 10 o 15 minutos. La realidad física le había ganado y la cabeza no le ayudaba para nada. En un paso que estuvo despierto hoyo un ruido, al despabilarse se dio cuenta que eran voces, grito o más bien vocifero lo mas fuerte que pudo para llamar la atención de las personas que pasaban por allí. Pero los susurros de ayuda fueron desvaneciéndose como la voces se fueron alejando, quería retomar conciencia pero los sueños y la realidad se le mezclaban. Volvió a escuchar voces, pero esta vez entre los susurros pudo ver a lo lejos camperas de colores pasando entre los árboles. Pero se alejaban, los últimos dos del grupo estaban ya casi por desaparecer y en un instante una mujer con un piloto naranja que iba atrás de todo se freno y como en cámara lenta giro la cabeza hacia Jordán. Empezó a girar la cabeza hacia alrededor y se volvió en dirección a él y lo miró. Jordan sintió el alivio que jamás había sentido, corrieron hacia el e inmediatamente lo asistieron.
Curaron el páncreas desgarrado, las hemorragias y las heridas, en una serie de operación re armaron la pelvis destrozada con tornillos de titanio y también necesito que le hicieran injertos de piel en las piernas y manos, se recuperó por completo y vive cada día como si fuera el último.
Vivimos sabiendo con certeza que moriremos, pero no sabemos ni cuando ni como, lo único que podemos elegir es que hacer con el tiempo que tenemos y eso no hay que desperdiciarlo ni siquiera un poco.

Supervivencia

PERDIDOS EN SHANGRI-LA… UN AVIÓN, TRES SOBREVIVIENTES Y LA ODISEA DE NO SER COMIDOS

agosto 17, 2023 — by Andar Extremo

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Un accidente aéreo, tres sobrevivientes, tribus carnívoras y una exuberante e impenetrable selva en mundo perdido. Aviadores de la II Guerra Mundial heridos y perdidos, un rescate imposible, la excitante historia quedó en el olvido durante más de seis décadas pero el libro "Perdidos en Shangri-La" la recuperó.

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Si no fuera porque el escritor y profesor de periodismo Mitchell Zuckoff encontró tanta evidencia de que ocurrió como él lo cuenta, el relato parecería tan inventado como las leyendas que existían sobre el lugar donde pasó.
Pero así todo hubiera sido ficción, valdría la pena, ya que tiene todos los elementos y el encanto de las mejores películas de acción. Incluso una heroína que físicamente tenía poco que envidiarle a Grace Kelly.
Y fue precisamente gracias a ella que la prensa de la época reportó el incidente. «Cuando los reporteros vieron su foto, empezaron a cubrir la historia pues era como si una joven estrella de Hollywood se hubiera caído en la mitad de la selva: era como salido de una película de Tarzán».
Y, gracias a que su belleza cautivó a los periodistas, Zuckoff se topó con la historia, cuando estaba investigando otro tema.

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El principio
Era mayo de 1945 y mientras que en Europa ya celebraban la victoria, en el Pacífico, la Segunda Guerra Mundial aún no terminaba.
Sin embargo, ya no había combates en lo que entonces era Nueva Guinea Neerlandesa (hoy, las provincias indonesias Papúa y Papúa Occidental, en la isla que queda al norte de Australia). Así que un grupo de militares estadounidenses se preparaba para disfrutar de un paseo recreativo en avión.
«Yo no sabía que esas cosas pasaban, pero un piloto que estuvo en Irak recientemente me contó que todavía se hacen ese tipo de vuelos. Los llaman “vuelos de incentivo”: si quieren premiar a alguien, como un cocinero que se la pasa metido en una cocina, de tanto en tanto los llevan a pasear», señala Zuckoff.
En este caso, en esa época, el paseo era a lugar tan exótico como desconocido.
«Un año antes de este vuelo, dos aviadores estadounidenses sobrevolaron el lugar y donde el mapa decía que había montañas vieron un valle increíble, habitado por decenas de miles de personas para las cuales la Edad de Piedra nunca había terminado».
Una vez que lo encontraron, todo el mundo quería ir. «Pero nadie podía llegar: no se podía aterrizar, ni era fácil ir a pie, pues estaba rodeado de montañas. Así que todo el mundo quería tomar uno de estos vuelos, para poder mirarlo desde las ventanas».
Unos de los primeros en ir fueron dos corresponsales de guerra y, al verlo desde la altura, «pensaron en Horizontes Perdidos de James Hilton, la idea de lugares magníficos, alejados de la civilización», por lo que lo apodaron «Shangri-La» y así se le conoció.

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Mitos distópicos
Poco se sabía del lugar, particularmente, de sus habitantes. Un biólogo, Richard Archbold, había estado ahí, «pero él no estaba interesado en la gente, sino en la flora y fauna». Como suele ocurrir, la falta de conocimiento engendró mitos.
«Se decía que medían más de dos metros, que practicaban sacrificios humanos…», cuenta Zuckoff. Ninguno de estos rumores resultó cierto.
En cualquier caso, quienes se disponían a viajar no tenían ninguna intención de comprobar la veracidad de las leyendas: el plan no era más que sobrevolar el área, como cualquier turista.
El 13 de mayo, 24 militares se embarcaron en el avión “The Gremlin Special”, un nombre que, dado el desenlace, resultó desafortunadamente acertado.
El Gremlin especial se estrelló contra una montaña y sólo tres pasajeros sobrevivieron.
«La primera es Margaret Hasting, esta bella cabo del ejército; el segundo es el sargento Kenneth Decker, quien sufrió una herida terrible en la cabeza y quedó amnésico (no recordaba nada del accidente aéreo). El tercero, teniente John McCollom no tenía muchas heridas físicas, pero sufrió lo que sólo se puede describir como una herida existencial. Su hermano gemelo estaba en el avión pero murió. Así que cuando salió a la selva, se encontró solo por primera vez en la vida».
Con mucha dificultad, todos los líquidos que encontraron y algunas bolsitas de dulces, emprendieron su camino hacia el valle.
«McCollom se dio cuenta de que si se quedaban ahí, se morían. No había ningún chance de que los encontraran, pues estaban en medio de una tupida selva. Así que se fueron en busca de un claro en el valle, y McCollom llevó consigo un pedazo de lona amarilla: algo que pensó se podría ver desde el aire», relata Zuckoff.
Y esa fue su salvación: el pincelazo de amarillo en ese mar de verde fue lo que quienes los buscaban los vieron.

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Diablos o ángeles
Como era de esperarse, se dio el temido encuentro: los tres sobrevivientes heridos se vieron de frente con unos nativos que nunca habían visto personas blancas, que no medían más de dos metros ni hacían sacrificios humanos, pero que sí practicaban el canibalismo y no les gustaban los intrusos.
«Eran guerreros caníbales y según el ritual, si mataban a un enemigo, era común comerse su carne. Varios querían matarlos pero Wimayuk Wandik, el líder de la tribu, les recordó de una leyenda que profetizaba que un día, espíritus o fantasmas de piel clara bajarían del cielo. Así que, en vez de comérselos, decidieron que tenían que ayudarlos y protegerlos», cuenta Zuckoff.
Entre tanto, el ejército estadounidense no sabía bien qué hacer: habían visto a los sobrevivientes pero no había forma de rescatarlos. No se podía aterrizar.
Lo único que podían hacer era enviar a más soldados -con medicinas y provisiones- para ayudarlos pero, ¿a quién se le podía pedir que fuera a un lugar desconocido habitado por tribus salvajes, sin esperanza de volver?

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Otro personaje
«Resultó que había una muy inusual unidad del ejército, liderada por C. Earl Walter Jr., un fornido estadounidense que creció en Filipinas. Capitaneaba una unidad de paracaidistas filipinos que habían sido entrenados para llevar a cabo misiones detrás del frente enemigo».
Como no habían sido llamados a la acción, estaban a la espera cuando les llegó una llamada preguntándoles si querían ser los voluntarios de esta misión.
«Earl todavía está vivo y me contó que el lema de la compañía era “Cueste lo que cueste”. Y que cuando le dijo a sus soldados ‘hay miles de enemigos por cada uno de nosotros, no hay forma de escapar, tendremos que marchar por kilómetros sin casi ninguna provisión y nadie nos puede ayudar… ¿alguien quiere venir?’. Y todos se levantaron y dijeron ‘cueste lo que cueste'».
Poco después, Walter y 10 de sus mejores hombres se lanzaron en paracaídas sobre Shangri-La.
Cuando tocaron tierra, se vieron rodeados por tantos nativos que, aunque iban armados, supieron que no tenían chance.
«Se vieron en esta confrontación en la que Earl no sabía qué hacer pero resultó ser uno de los malentendidos más cómicos de la guerra, en el que Earl y sus hombres terminaron desnudos. Pero le guardo el placer de descubrir cómo se llegó a eso a los lectores del libro».

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El rescate
No había nada qué hacer… excepto quizás, intentar un rescate descabellado.
El plan era que quienes estaban en tierra erigieran una especie de arco de fútbol americano: dos postes verticales unidos a medio camino con uno horizontal. En la parte superior, iba una cinta elástica de la cual estaría amarrado un planeador.
Así, aviones equipados con cuerdas y ganchos volarían muy cerca a la superficie, engancharían la cinta elástica para que ésta levantara al planeador, ojalá en la dirección y a la altura indicada.
«Esto se había hecho antes. Se llamaba”snatching”, pero nunca se había intentado a esta altitud, ni rodeados de montañas, en la mitad de la selva… nunca en nada parecido a estas circunstancias, nunca en condiciones tan adversas. De hecho, este tipo particular de planeador tenía un apodo durante la II Guerra Mundial: lo llamaban ‘el ataúd volador'», señala el autor de «Perdidos en Shangri-La».

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Con ojos de niño
La delicia de esta historia es que Zuckoff no sólo logro conseguir todo lo que se escribió entonces sino también fotos y fascinantes recuerdos de los involucrados. Y no sólo estadounidenses. Habló también con los nativos: adultos que eran niños cuando humanos blancos cayeron del cielo.
«Si los marcianos aterrizaran en mi jardín, yo lo recordaría por el resto de mi vida, y así fue para ellos: esto era tan lejano a su experiencia. Habían vivido en un mundo prehistórico desde siempre y de repente había aviones volando y estrellándose y gente. Recordaban todo y me lo contaron (…) Y eso amplió totalmente el panorama: poder tener no sólo la historia como la vieron los aliados que estaban allá, pero la idea de poder contar con la perspectiva de lo que los nativos pensaban que estaba pasando… en ese momento fui el escritor más feliz del mundo! »
Quizás, lo más inverosímil de todo es que éste evento se haya perdido de la memoria colectiva de una guerra que ha dado tantas historias.

El Shangri-La de James Hilton
Situado en los difíciles años antes de la Segunda Guerra Mundial, el libro habla de una comunidad en una lamasería (un monasterio de lamas tibetanos), en el valle perdido tibetano, aislado del mundo y de tiempo.
Toda la sabiduría de la raza humana se encuentra en este lugar, en los tesoros culturales que guarda, y en las mentes de las personas que se han reunido ahí de cara a una catástrofe inminente.
Shangri-La se ha convertido en sinónimo de cualquier paraíso terrenal.

Gremlins
Los gremlins son unas criaturas mitológicas traviesas a las que les gusta dañar o desarmar máquinas, particularmente aviones.
A pesar de que sus orígenes son más antiguos, durante la II Guerra Mundial estaban muy en boga, luego de que los aviadores de la Fuerza Aérea Real (RAF) del Reino Unido activos en Oriente los responsabilizaran de los múltiples accidentes que sufrían, acusándolos de sabotear sus aeroplanos.

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30 años Perdido, en la Selva en una Isla

agosto 10, 2023 — by Andar Extremo

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Hace cincuenta años, el soldado japonés Shoichi Yokoi fue encontrado en las selvas de Guam, después de sobrevivir durante tres décadas tras el término de la Segunda Guerra Mundial. Japón lo recibió con los brazos abiertos, pero él nunca volvió a sentirse cómodo en la sociedad moderna.

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El 24 de enero de 1972 era encontrado Shoichi Yokoi, el soldado japonés que sobrevivió durante 28 años en la isla de Guam, ignorando el final de la guerra. Yokoi era sastre de profesión cuando fue llamado para integrar el ejército imperial con veintiocho años, durante la Segunda Guerra Mundial. Primero fue destinado a China, y en 1941 a la isla de Guam, en el archipiélago de las Marianas, Pacífico Sur situada enfrente de las costas filipinas. Aunque este era territorio americano desde finales del siglo XIX, fue invadido por Japón en 1941, debido a su carácter estratégico. Cuando las tropas estadounidenses reconquistaron la isla en el mismo año 44, la mayoría de los 19.000 soldados japoneses murieron en combate y alrededor de 500 se entregaron cuando Japón se rindió y unos cien soldados se escondieron en la selva.
Uno de esos hombres era Shoichi, quien se ocultó junto con ocho camaradas, pero las enfermedades y el hambre fueron acabando poco a poco con este grupo de personas. Shoichi se internó en la selva con otros dos compañeros que los acompañaron en su destierro y que nunca llegaron a saber que la guerra acabó un año después que ellos se escondieran en la espesura. Su último compañero lo acompañó veinte años, pero Yokoi se quedó solo en una pequeña cueva los últimos ocho años.

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Al principio capturaban y mataban ganado para alimentarse. Pero temor a que los detectaran las patrullas estadounidenses, se fueron retirando hacia la profundidades de la selva. «Desde el comienzo, tomaron medidas extremas para que no los detectaran, hasta borraban sus huellas mientras se desplazaban por la maleza,» Con el paso de los años los alimentos comenzaron a escasear, y finalmente los tres supervivientes decidieron separarse. Cada uno se quedaría en una zona determinada de la selva, y se buscaría sus propios recursos. A pesar de la separación, Shoichi continuó visitando esporádicamente a sus compañeros, hasta que encontró sus cadáveres en 1964.

Fabricó una trampa con juncos para cazar esas anguilas
Fabricó una trampa con juncos para cazar esas anguilas

Se alimentaban de semillas, frutas, jabalí, carne de rata, caracoles, camarones, cangrejos, anguilas y lo que fueran encontrando o cazando con sus trampas. No siempre había presas en los cepos, así que podían pasar varios días sin poder comer nada. Debido a esta dieta enfermaron del estómago varias veces y se sospecha que sus dos compañeros murieron por infecciones intestinales.

Un diagrama del refugio de Shoichi. La entrada y el "baño" están a la izquierda, la cocina a la derecha. La cueva no superaba el metro de altura, por lo que Shoichi siempre tenía de estar en cuclillas.
Un diagrama del refugio de Shoichi. La entrada y el «baño» están a la izquierda, la cocina a la derecha. La cueva no superaba el metro de altura, por lo que Shoichi siempre tenía de estar en cuclillas.

Shoichi junto con sus compañeros construyeron un refugio subterráneo en la tierra consolidado con paredes de cañas de bambú, «Era un hombre de muchos recursos,» recuerda su sobrino Hatashin. Era una cueva excavada por el propio Shoichi en una zona de bosques muy inaccesible. Tardó un mes en excavarla, y durante todos los años que vivió allí estuvo permanentemente ampliándola. Se accedía a la misma por una pequeña trampilla de dos metros cuadrados, disimulada con cañas de bambú, que daba a su vez a una escalera que descendía unos 8 metros. En éste curioso «hogar», Shoichi tenía incluso un agujero que conectaba directamente con un río cercano donde poder hacer sus necesidades, y una pequeña cocina con una olla, estantes y un fogón. Toda la instancia era iluminada por medio de unas lámparas de coco en las que quemaba aceites.

Entrada al refugio de Shoichi. La cueva original fue destruida en un tifón, y en la actualidad las autoridades locales han construido una réplica como atracción turística.
Entrada al refugio de Shoichi. La cueva original fue destruida en un tifón, y en la actualidad las autoridades locales han construido una réplica como atracción turística.

Durante el año 1952, encontraron unos panfletos escritos en japonés y que presumiblemente habían sido lanzados desde un avión, en los que se informaba del fin de la guerra. Shoichi y sus compañeros los ignoraron, creyendo que se trataba de propaganda aliada. Cumpliendo su promesa de no entregarse al enemigo, permaneció en la selva.
El hecho de mantenerse ocupado le ayudaba también a no pensar demasiado en su situación desmedrada o en su familia en Japón. Las memorias de Yokoi en lo que se refiere a su tiempo escondido revelan su desesperación y su empeño por no perder la esperanza, especialmente en los últimos ocho años, cuando se había quedado totalmente solo. En algún momento, al pensar en su anciana madre en Japón, escribe: «No tenía sentido causarme tanto dolor pensando en esas cosas.»
Y, a propósito de otra ocasión, cuando se encontraba desesperadamente enfermo en la jungla, decía: «No! No puedo morir aquí! No puedo dejarle mi cadáver al enemigo. Debo morir en el agujero que me he cavado. «Hasta ahora he logrado sobrevivir, pero todo se vuelve nada ahora.»

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En el 24 de enero de 1972 dos cazadores lo vieron mientras pescaba, y cuando trataron de hablarle, el ex soldado que ya tenía en ese entonces 57 años salió corriendo y se refugió en su cueva.
Intimidado por la vista de otros seres humanos después de tantos años de soledad, Yokoi trató de echarle mano a uno de los rifles de los cazadores. Sin embargo, debilitado por largos años con una pobre alimentación, Yokoi fue fácilmente reducido por los hombres. «Temía que lo hicieran prisionero, lo que era la gran vergüenza para un soldado japonés y su familia en Japón,» Mientras se lo llevaban a través de la alta vegetación de la selva, Yokoi iba gritando que lo mataran ahí mismo. Finalmente fue rescatado, Dos semanas después regresó al Japón, donde se lo recibió como un héroe y allí declaró que sentía vergüenza por no haber cumplido su misión. A pesar de los cambios tecnológicos, se adaptó muy rápido a su nueva vida, escribió dos libros y trabajó en televisión en un programa de tácticas de supervivencia. La prensa lo asediaba, lo entrevistaron en radio y televisión y era invitado regularmente a hablar en universidades y escuelas de todo el país.

Ésta es una de las 3 camisas confeccionadas por Shoichi. Cuando huyó llevaba consigo un juego de botones que utilizó para sus prendas.
Ésta es una de las 3 camisas confeccionadas por Shoichi. Cuando huyó llevaba consigo un juego de botones que utilizó para sus prendas.

Al inspeccionar su refugio, se encontraron tres uniformes hechos con la fibra de la corteza de los árboles. aprovechó todos esos años para confeccionarse los uniformes con gran detalle, incluyendo bolsillos y botones. Una esquirla de piedra le sirvió de aguja para poder realizar el trabajo. Confecciono unas 3 camisas y 3 pantalones. En el hospital empezó a recibir una gran cantidad de cartas de muchos admiradores en las que le mandaban dinero. Se convirtió en un símbolo de la perseverancia japonesa. La foto en la que le cortan el pelo después de veintiocho años dio la vuelta por todo Japón, siendo portada de muchos periódicos y revistas.

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El enorme progreso económico de su país, tras la guerra, no le causaba ninguna impresión y, una vez, al ver un billete, dijo que el dinero no tiene ningún valor.
Shoichi entró en un proceso progresivo de nostalgia a medida que envejecía y, antes de su muerte, en 1997, después de haber manifestado su desencanto por la vida moderna regresó a Guam en varias oportunidades con su esposa. Fue enterrado con la lápida que su madre encargó en 1955.

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Algunas de sus principales posesiones de aquellos años en la selva, incluyendo sus trampas para anguilas, todavía se hallan en exposición en un pequeño museo de la isla.
Utilizando las propias memorias de Yokoi, publicadas en japonés dos años después de que lo descubrieran, así como el testimonio de quienes lo encontraron ese día, Hatashin pasó años reconstruyendo la dramática historia de su tío.
Su libro, La vida y la guerra de Yokoi en Guam, 1944-1972, fue publicado en inglés en 2009.
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Supervivencia

RESCATE DE LOS MINEROS, CHILE

agosto 3, 2023 — by Andar Extremo

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En 2010 en Copiapo, Chile, 33 mineros quedaron atrapados en una mina luego de producirse un derrumbe. Unos 69 días más tarde eran rescatados en uno de los más impresionantes operativos de rescate de la historia. Aquí el rescate de los mineros en números. Nota Revista Andar Extremo nº 11

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5 fue el día de agosto de 2010 donde se desata la tragedia de un derrumbe en la Mina San José
33 Son los mineros atrapados
3 fueron las horas que con anticipación los mineros le informaron a los responsables de la mina que por los ruidos de la montaña, esta iva a colapsar
22 fue el día de agosto que llega la sonda hasta donde habían queda atrapado los mineros
622 eran los metros de profundiad a en donde estaban refugiados los mineros
35 eran los grados de temperatura que prevalecían en el refugio en donde se encontraban los mineros
17 fueron los días de que permanecieran desaparecidos.

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33 fue la semana del año en donde se dio la noticia que estaban vivos
33 Fueron los caracteres de la carta que enviaron los mineros «Estamos Bien en el refugio los 33»
3 fue el día de septiembre que comenzó a excavar la perforadora Schramm
3 eran las capsulas diseñadas para el rescate, la Fénix 2 fue al final la elegida
33 los días que tardó la perforadora Schramm T-130 en abrir el túnel vertical
18.000 dólares por día era el costo aproximado de la operación diaria de la excavadora que utilizaron para llegar al refugio

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66 cm era el diámetro del conducto por donde se desplazaba la capsula Fénix 2
55 cm es el diámetro de la capsula fénix 2
4 eran los tubos de oxigeno que llevaba la capsula Fénix 2
450 kg es el peso total de la capsula Fénix 2
54 toneladas es lo que aguanta el cable que transporto a los mineros
800 Kg. era el peso del cable que sostenía ala capsula Fénix 2
78 son los recorridos totales que hizo la capsula Fénix 2
5 fueron los kilómetros aproximados que se desplazo la capsula en su totalidad en realidad 4km 851 metros
52 metros eran los que estaban encamisados en metal del los 622, el resto era roca viva
13 de octubre del mes 10 del año 10 fueron rescatados los mineros coincidentemente la suma da treinta y tres

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69 fueron los días que estuvieron atrapados los mineros
350 fueron los medios de comunicación medios de comunicación que cubrieron el rescate
1 000 000 000 de personas vieron por teve el rescate del primer minero Florencio Ávalos
22:54:11 fueron las horas, minutos y segundos en sacar a los 33 mineros de la mina
15 minutos aproximadamente era el tiempo en que la capsula tardaba en recorrer los 622 metros
63 los años del minero mas viejo Mario Gómez que demoro su jubilación para manejar un camión nuevo que la empresa había adquirido
19 la edad del minero mas joven solo 5 meses de trabajo en al mina Jimmy Sánchez fue el 5to rescatado
20.000.000 de dólares fue el costo aproximado de la operación de rescate

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3.000 personas fueron las congregadas en el campamento esperanza mientre se realizaba el rescate
10.000 dólares es el valor de cada uno de los 33 cheques que el multimillonario chileno Leonardo Farkas se encargó de enviarles a los mineros
165.290 dólares por cada cien mil ejemplares vendidos, es lo que el tocara a los protagonistas por la venta de un futuro libro del rescate
700.000 dólares es lo que le ofreció una productora japonesa a los mineros por tener los derechos de televisacion
48 horas era el tiempo en que los mineros consumían dos cucharadas de atún, medio vaso de leche y media galleta en los 17 días que estuvieron aislados

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2.200 calorías recibían diariamente desde la zonda cada minero, como arroz con carne, aunque bajo un estricto régimen de para que no engorden.
50 metros cuadrados era la cavidad del refugio en donde estaban los mineros, era una zona de seguridad con mallas metálicas ajustadas en las paredes.
8 eran los kilómetros de curva que, en forma de espiral, llevaban hasta el fondo de la mina,
1,8 son los kilómetros que los mineros podían moverse hasta donde estaba e derrumbe
6 fueron los rescatistas que descendieron al refugio para brindarles apoyo
4 eran los litros de agua que tenían que consumidor por día cada minero.

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Carreras de aventura

LA RÚSTICA TRAIL, CIRCUITO BUENOS AIRES AVENTURA

julio 22, 2023 — by Andar Extremo

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El 16 de julio se corrió la segunda etapa del Circuito Buenos Aires Aventura en la localidad de Sierras Bayas, Olavarría. Participaron más de 550 deportistas en dos modalidades competitivas de 21 km y 12 km. Una edición que contó con un desnivel positivo de 770 metros en la distancia larga, un clima frío con sol y la dificultad que ofrecen los cerros, piedras, desniveles y terrenos desparejos.

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Un lugar impresionante en el corazón de las Sierras Bayas fue el marco de esta primera edición de La Rústica Trail Running, más de medio millar de corredores dieron el presente en este increíble paraje de la provincia. Entre una geografía escabrosa, los cerros Diablo, Aguirre, Largo y Matilde fueron testigos del andar de los competidores.

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Y no podía ser de otra manera, que aunque sea la primera edición, la carrera contó con un nivel muy alto de traileros, esto se vio reflejado no sólo en los ajustados tiempos dentro del podio si no también en los atletas de élite que participaron del evento. Entre ellos se destacó las presencia de los mundialistas de nuestro país en Austria, Juan Ignacio Redolatti y Fernanda Martínez, ambos ganadores de su categoría, y el joven Ignacio “La Cabra” Poza, promesa nacional de la disciplina.

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El evento fue organizado por Agustín Coumeig de Advance Trail Running, con la colaboración de la Subsecretaría de Deportes de La Provincia de Buenos Aires y con el apoyo del Banco Provincia, Provincia ART, Provincia Seguros y Provincia VIDA. El epicentro de la carera fue en la Tradicional Cervecería Sur del Sur, lugar donde se realizó la largada y llegada con el típico color de las piedras amarillas dado por la dolomita.

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Promediando las once y media de la mañana con un día de los más fríos del años, el termómetro llegó a marcar menos un grado a la ocho, con un sol increíble que apaciguaba la dureza de la jornada largaron las dos modalidades.
La carrera que se desarrolló en el geografía de las sierras, las canteras de piedra y la cementera San Martín, fue bastante técnica, los corredores tenían que hacer pie entre las piedras y la vegetación. Por suerte el nivel fue terrible y el ganador en la categoría Caballeros 21km Juan Ignacio Redolatti, tardó 1:36:23 hs, completaron el podio Diego Díaz con un tiempo de 1:41:20 hs y Jonathan Ezequiel Magallane en 1:41:23 hs quienes atravesaron prácticamente juntos la meta. En la categoría Damas 21km, la ganadora fue Fernanda Martínez que completó el circuito en 1:53:36 hs, luego entró Mariana Mendiburu en segundo lugar con un tiempo de 2:09:44 hs, y Laura Trumpio tercera terminando el recorrido en 2:14:25 hs.

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Por otra parte, en los 12km, la primera posición fue para Luciano Sosa, que completó el circuito en 0:52:16 hs, lo siguieron Diego Ortiz con un tiempo de 0:52:37 hs y Luis Baygorria que completo el recorrido en 0:52:52 hs; mientras que en las Damas 12 km la ganadora fue Bárbara Milán, que tardó 1:03:56 hs en llegar a la meta, completaron el podio Maira Cardozo en un tiempo de 1:09:18 hs y Natalia Carabetta tercera haciendo un tiempo de 1:09:23 hs. Los ganadores, recibieron un voucher para participar sin cargo de la próxima carrera del circuito a disputarse en Tandil el próximo domingo 27 de agosto, la «Tandil Ultra Trail”.

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El programa Buenos Aires Aventura es una iniciativa de la Subsecretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires. Busca promover el deporte y la actividad física en la naturaleza. El Circuito Buenos Aires Aventura consta de 4 carreras a disputarse en distintas localidades de la provincia: Mercedes, Olavarría, Tandil y Mar del Plata.

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Fernanda Martínez

«Cómo todo una soñadora me inicié el trail running por ganas a estar en lo más alto de los podios y por un hobbie, que años más tarde paso hacer un estilo de vida. Por suerte pude llegar a estar presente en 3 ediciones del Campeonato Mundial de Trail, en Italia 2017, en la distancia 32k,WMTRC 2022 en Tailandia 11k y WMTRC 2023 en Austria 15k.
Actualmente soy integrante de la Selección Argentina de Trail Running y el domingo 16 de julio, participé en un hermoso circuito de Trail, La Rústica. Ésta segunda fecha del campeonato bonaerense cuenta con un gran nivel y organización, que me permitió disfrutar el evento, el entorno y la camaradería de muchos atletas en una gran jornada. Un circuito como Sierras Bayas lo sabe ofrecer, donde pude lograr un primer puesto en la distancia de 21k. Agradezco a la Organización, quienes con su afecto me recibieron, alentaron y dieron la satisfacción de haber disfrutado éste gran evento en este lugar.»

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Ignacio Poza

«Llegue a esta carrera por la invitación de Agustín Coumeig, y gracias a una buena organización pudo invitar a corredores de gran nivel. Hubo en la línea de partida muchos representantes de la Selección Nacional y muchos atletas locales. Largamos con frío, la noche anterior heló, así que la mañana fue complicada, pero estaba despejado con sol. Arrancamos a las 11:30 y esta vez elegí la distancia de 21 km. La verdad que fueron durísimos se acumuló mucho desnivel para lo que aparentaban ser las sierras, son cerros muy bajos así que me daba la impresión que no ívamos a llegar nunca a los 700 metros positivos acumulados, pero rápidamente llegamos a los 400 m y así increíblemente llegamos a los 770 m.
Estuvo muy bueno, fue un terreno muy técnico, con mucho campo traviesa, eso también estuvo divertido lo hizo mucho más complicado. En mi caso particular Iba en tercera posición y sufrí un calambre en el kilómetro 9 y ahí me pasaron varios corredores. Después me recuperé estando en la posición 8, poco a poco pude remontar, faltando un kilómetro quede en la quinta posición. El paisaje y el lugar son tremendos, mi primera vez en Sierras Bayas, un lugar muy muy lindo, la experiencia fue realmente muy buena. Jugar ahí entre el campo traviesa con bajadas muy técnicas con mucha piedra suelta, subidas que se hacían fuertes porque no eran muy altas ni empinadas, el cuerpo no se llegaba a cansar del todo.
Terminé en quinta posición la verdad que súper contento, volvería correr una carrera y espectacular la cobertura de la carrera con los medios de prensa y buenísimo el reconocimiento de la Provincia de Buenos Aires a los atletas.»

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Caballeros 21km
1º Juan Ignacio Redolatti 1:36:23 hs
2º Diego Díaz 1:41:20 hs
3º Jonathan Ezequiel Magallane 1:41:23 hs
4 º Ezequiel Mazzilli 1:43:17 hs
5º Ignacio Poza 1:44:30 hs
6º Mauricio Olivera 1:44:58 hs
7º Matías Urrutia 1:45:20 hs
8º Luciano Escobar 1:46:02 hs
9º Francisco Ramírez 1:46:31 hs
10º Juan Benítez 1:47:09 hs

Damas 21 km
1ª Fernanda Martínez 1:53:36 hs
2ª Mariana Mendiburu 2:09:44 hs
3ª Laura Trumpio 2:14:25 hs
4ª Sofía Navarro Labastie 2:18:42 hs
5ª Sandra Sánchez 2:20:39 hs
6ª Milanesi Josefina 2:21:46 hs
7ª Natalia Riego 2:24:05 hs
8ª Florencia Juárez 2:24:11 hs
9ª Cecilia Richini 2:25:45 hs
10ª Verónica Elizabeth Hernández 2:26:27 hs

Caballeros 12 km
1º Luciano Sosa 0:52:16 hs
2º Diego Ortiz 0:52:37 hs
3º Luis Baygorria 0:52:52 hs
4º Lucas Martin 0:52:55 hs
5º Agustín Alewaerts 0:53:53 hs
6º Mauro Del Collado 0:54:12 hs
7º Miguel Bisconti 0:54:19 hs
8º Alexis Maggi 0:54:24 hs
9º Elías Cuis 0:54:29 hs
10º Mateo Olivera 0:55:23 hs

Damas 12 km
1ª Bárbara Milánesi 1:03:56 hs
2ª Maira Cardoza 1:09:18 hs
3ª Natalia Carabetta 1:09:23 hs
4ª María Eugenia Raffaelli 1:11:11 hs
5ª Dolores López 1:11:54 hs
6ª Yesica Recofsky 1:13:00 hs
7ª Carla Pacheco 1:14:47 hs
8 ª Shirley Rey 1:14:59 hs
9ª Yesica González 1:15:28 hs
10ª Inés Honorato 1:16:00 hs

Carreras de aventuraSupervivencia

10 DÍAS PERDIDO EN EL SAHARA

julio 4, 2023 — by Andar Extremo

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La Marathon des Sables es considerado por muchos como la carrera más dura a pie en el planeta. Es un maratón de 156 kilómetros de seis días que tiene lugar en el desierto del Sahara en el sur de Marruecos, donde sólo los corredores más valientes tienen agallas para competir. Mauro Prosperi estuvo perdido con temperaturas que llegaban a los 50 grados, sin agua y sin comida en el año 1994. Nota de la revista Andar Extremo nº 27

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Cada mes de marzo, los corredores de todo el mundo descienden en el sur de Marruecos para intentar un curso que cubre cerca de 250 kilómetros a través de algunos de los más difíciles terrenos más inhóspitos del planeta, en el desierto del Sahara. Corren el equivalente a un maratón por día, la carrera tiene una duración de seis a siete días y la reglamentación establece que todos los competidores deben completar la carrera en ‘autosuficiencia’, lo que significa que todos los alimentos, hidratación y equipos, incluyendo una carpa, para toda la duración del la prueba deben llevarse en una mochila. Si bien llevan todo, existen puestos de abastecimiento y puestos de control donde los corredores pasan para reponer víveres.
Temperaturas superiores a 50 grados, terreno complicados, y terribles tormentas de arena, donde las noches cambia totalmente el clima y se baja la temperatura conviertiendose en madrugadas heladas, estas son las condiciones que se enfrentan los atletas. Es tan extrema que el reglamento incluye una cláusula de repatriación de cuerpos.
Ninguna dificultad inmutó a Mauro Prosperi en la primavera de 1994 a correrla, cuando se encontró en la línea de salida junto a otros 133 competidores que se preparaban para el mayor reto de sus vidas. Mauro Prsperi era un policía siciliano y pentatleta dotado, que fue miembro de reserva del equipo olímpico italiano en los Juegos de 1984 en Los Angeles, a la edad de 39-años, también era ya corredor de ultras.
A pesar de no tener experiencia en el desierto, Mauro comenzó la carrera con comodidad. De hecho, salió al cuarto día, en el trayecto el más largo de la carrera, unos 50 kilómetros, en el séptimo lugar. Poco después de mediodía, Prosperi alcanzó el puesto de control de los 30 km, con un pie ampollado, agarró una botella de agua y siguió.
Unos minutos más tarde, se levantó un viento con mucha intensidad y Mauro se encontró en medio de una tormenta de arena. Una tormenta en el desierto es la peor pesadilla para una persona en el Sahara. La tierra y el cielo se funden en uno, la arena se bate en el aire, como un tornado que cubre todo a su paso, es imposible ver. Las partículas de desierto son como agujas afiladas que perforan la piel, la arena se abre paso en los ojos, la boca y los oídos. El reglamento de la carrera dice que si hay una tormenta de arena, los corredores tienen instrucciones para detenerse y esperar la ayuda.
Prosperi, sin embargo, se ató una bufanda alrededor de su cara y continuó tambaleándose, tratando de correr sin éxito para mantenersu posición. Pero la tormenta era tan fuerte que se vio obligado a refugiarse en un arbusto.

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«Tenía que moverme un poco para evitar que me entierre la arena», explicó. Cuando el viento amainó seis horas más tarde, los senderos marcados ya no eran visibles. Mauro disparó una bengala de emergencia en el aire, señal de SOS, pero se había alejado demasiado de la ruta.
No entró en pánico, continuó, pero nunca llego con los demás corredores al cuarto puesto de control, no había ni rastro del séptimo corredor.
Prosperi se perdió en el corazón de 4.639.900 kilómetros cuadrados de desierto con sólo un sorbo de agua que le quedaba en la botella. Una búsqueda a gran escala había comenzado, pero el corredor italiano no estaba en ninguna parte. En su segundo día solo en la soledad del desierto, Mauro vio a un helicóptero de la militar, pero el piloto no pudo verlo. Solo y desorientado, se tambaleó, solo chupaba toallitas húmedas y orinaba en la botella de agua para beber.
Si todo lo demás fallaba. «Solo podía pensar que me iba a morir,» recordó más tarde. «Yo había oído una vez que la muerte de sed es la peor muerte». Prosperi sabía lo suficiente sobre supervivencia en el desierto solo salía a caminar por la mañana y por la noche, y buscaba refugio en la sombra durante el calor del mediodía. Por la mañana del tercer día, desesperadamente débil por la falta de alimentos y agua, y marcado por los buitres que le volan en círculos, se topó con un pequeño santuario musulmán abandonado. Se fijo dentro y habia dos pequeños murciélagos, los atrapó les retorció el cuello y bebió su sangre. A estas alturas, con toda su energía gastada por tratar de mantenerse con vida, Mauro estaba convencido que el fin estaba cerca.
«Razoné que si moría en ese santuario, finalmente me encontrarían, quería que mi familia sea capaz de recuperar mi cuerpo para que pudieran saber de mi muerte”. Así que le escribió una carta a su mujer, tomó una navaja de su mochila y se cortó las muñecas. Luego se acostó a morir. Pero su condición de deshidratación causó la sangre se espese y coagule la herida.
Prosperi se despertó a la mañana siguiente y haber estado tan cerca de la muerte le renovó su voluntad de vivir. «Me dio más confianza», dijo. «Empecé a ver el desierto como un lugar donde la gente podía vivir. Me puse a pensar en mí mismo como un hombre del desierto. Yo quería ver a mi familia así que me concentré en eso.» y así partió nuevamente hacia una cordillera a unos 30 kilómetros de distancia.

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Durante cinco días, el corredor siguió adelante, sin beber casi nada, solo la orina y el rocío de las hojas de la mañana, también comió unos lagartos y serpientes, y luego por las noches se enterraba en la arena para poder superar el frio helado. Finalmente, después de la asombrosa cifra de nueve días solo en el desierto, se le dio una línea de vida. Se encontró con un grupo de nómades tuareg. Sin darse cuenta, había caminado a Argelia, más de 130 kilómetros al oeste de donde se había perdido. Ensangrentado, enfermizo y flaco, Prosperi también había sufrido de insuficiencia hepática, con 13 kg menos pero estaba vivo.
Los nómades lo entregaron a los soldados que lo llevaron durante dos días a través de una zona militar a un hospital en la ciudad de Tinduf, para su seguridad. A su regreso a Roma, el padre de tres hijos fue aclamado un héroe por la prensa italiana, que lo nombró ‘Robinson Crusoe del Sahara. » «No sé cómo he podido encontrar la fuerza para resistir tales condiciones críticas», dijo Mauro. «Yo estaba deshidratado y no tenía más líquidos dentro de mi cuerpo, no tenía más energía para mantener las piernas y nada que me ayude a permanecer consciente .Estaba seguro de que estaba cada vez más cerca y más cerca de la muerte, pero más difícil es la situación más fuerte me sentía por dentro.» Aunque el hígado se le daño permanentemente y le tomó un año para recuperarse, Prosperi volvió a carreras de larga distancia y volvió a correr la maratón des Sables tres años más tarde.
A la fecha ha corrido a través del Sahara seis veces más, terminando 13 º en 2002 con un tiempo de 25 hs, 30 m, 37s. Hoy en día, el 64-años de edad, fanático de la actitud física no muestra signos de desaceleración, es nadador de aguas abiertas y organizó una carrera de 5,5 kilometros alrededor Acicastello en Catania. La Marathon des Sables, sin embargo, parece tener un asimiento espiritual sobre Prosperi. Tiene la intención de competir en el Sahara nuevamente. «Me encanta el desierto – es más fuerte que yo», dice. «Lo respeto. Creo que esa es la única razón por la que me salvó de una muerte segura. «Fue una experiencia terrible, y sin embargo, fue un increíble. Vuelvo a la Marathon des Sables, porque a pesar de mi desgracia, el Sahara me ha encantado.»

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EscaladaSupervivencia

127 horas, entre la Espada y la Pared

junio 7, 2023 — by Andar Extremo

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Aron Lee Ralston es un montañista americano que en Mayo de 2003 se hizo famoso cuando se vio obligado a amputarse su brazo derecho que había quedado atrapado por una roca de 360 kilos, para liberarse y salvar su vida. Nota sacada en la revista Andar Extremo nº 3 en 2009.

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«Entre la Espada y la Pared”. Seguro que alguna vez has utilizado esa frase para definir una decisión difícil, entre dos opciones nada agradables, y con un compromiso entre lo que “debes hacer” y/o “lo que puedes” y/o “lo que quieres hacer”. Los americanos utilizan la expresión “between a rock y a hard place” (entre una roca y un sitio duro), para expresar ese mismo dilema. Pero más allá de una metáfora literaria, para Aron Ralston fue una situación Real como la vida misma.
Algunos detalles, para que podamos extraer alguna lecciones de esta dolorosa experiencia: Aron, en aquella época con 27 años y mucha experiencia en Montaña y acampada decidió pasar una semana de vacaciones haciendo lo que mas le gustaba; Montaña y escalada; Le fallaron los amigos con los que pensaba ir, pero confiado en su experiencia de montañismo en solitario, cambio el destino programado por otro que conocía –el Cañon Blue John, en UTA-, y sin pensarlo dos veces arrancó su camioneta y se puso en marcha. Con la pick-up discretamente aparcada tras unos matorrales, inició una de las salidas de dia, -pensaba regresar a dormir a la camioneta con una pequeña mochila de dia, con lo básico inició su excursión dentro del cañón.
Al cabo de un par de horas, en un movimiento rutinario para salvar un paso estrecho –de apenas un metro- en el que había una gran roca, saltó sobre ella, y al deslizarse por el otro lado la roca -de unos 360 kilos- también se deslizó, atrapándole el antebrazo derecho, justo por debajo del codo. Según ha descrito el propio Aron no fue especialmente doloroso ese momento. Una sensación de presión fuerte y firme.
Para el caso parecia una maniobra sencilla, sin ningún riesgo, repetida miles de veces, y que se complica!”; Intentó liberarse,,, pero pronto se dio cuenta de que no iba a ser posible. Estaba seriamente atrapado.

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Como montañero experimentado rápidamente evaluó sus opciones, los factores de riesgo en juego y las consecuencias de sus acciones anteriores, Conclusión: Sus opciones al final solo pasaban por esperar un rescate, y aguantar hasta entonces, -eso es sobrevivir en definitiva- haciendo su espera lo más fácil y cómoda posible. Un par de barritas de cereales, y una reserva de menos de un litro de agua –había ido bebiendo durante la salida para prevenir la deshidratación-; Así que habría que racionar un poco la comida y la bebida; No problem. De complexión delgada y fibrosa estaba acostumbrado a no pasar sed o hambre. Además tenia unos metros de cuerda de escalada –para salvar algún paso complicado-, una linterna, una cámara de video, y una pequeña herramienta “multiuso” –de esas que tienen navaja, alicates, lima , no especialmente sofisticadas; De hecho venía de regalo promoción al comprar una linterna. En camiseta y bermudas, se dio cuenta que además del riesgo de deshidratación…. Tendría que lidiar con la hipotermia – empezaba a caer la tarde, y en las zonas áridas de Utah, las noches pueden ser todavía muy frescas a primeros de Mayo; Además, el interior del cañón apenas recibe una hora de sol al día, a medio día cuando está en su cenit , por lo que no había mucho calor irradiando de la roca.
Pero no tenía otra opción. Esperar un rescate… No llevaba un móvil –lo había dejado en la camioneta, sabía que no había cobertura en esa area, dentro del cañón… además parte de la sensación de libertad que busca cuando se “pierde” en las montañas radica en saber que no van a importunar con llamaditas….
La primera noche se hizo muy larga. No pudo dormir. La mano no le dolía. ¿porque los nervios estaban literalmente aplastados?; Tuvo durante horas una sensación de cosquilleo, de hormigueo –como cuando duermes encima del brazo y se te duerme-.Pero ya no.

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Con la mano izquierda, consiguió montar una especie de trapecio de nudos con el que asegurar sus cosas –si se le caian no podria cogerlas-. Y pensó mucho. ¿Quién podía rescatarle?…
Nadie sabía que estaba alli. No había contado a nadie sus planes. Nadie le esperaba de vuelta en casa, y en el trabajo –en una tienda de artículos de montaña y acampada- no le esperaban hasta después de largo puente, 5 días después. O sea que nadie le iba a echar de menos. Alguien vería la furgoneta aparcada… -aunque la había disimulado bien para evitar curiosos- peeero, tampoco había dejado ninguna indicación de hacia donde había ido o a que hora esperaba volver. Por ultimo…. Sabía , y por eso había escogido esa ruta, las posibilidades de encontrase con otro excursionista eran bastante remotas. El primer dia se había cruzado con dos montañeros que le habían invitado a unirse a su grupo… pero el había preferido ir por libre. Un cúmulo de infortunios. 100% ley de Murphy.
Se concentró en pensar de forma positiva. Y asi amaneció tras la primera noche. Se propuso llamar la atención de quien pudiera pasar por encima / por fuera del cañon, por lo que a intervalos regulares chillaba a pleno pulmón. Cualquier cosa antes que no hacer nada. El frio no habia sido demasiado cruel esa noche. O por lo menos no ,lo había sentido asi. Tenia otras cosas en las que pensar. Como por ejemplo… que hacer con la deshidratación que ya planteaba un problema inminente. Empezó a reciclar su orina. O sea mezclándola con el agua potable –ya prácticamente agotada tras 24 horas de racionamiento estricto- para diluir el sabor y las sales y volver a beberla. No era agradable… pero nada en su situación lo era.

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Pasaron, 2, 3, 4 días con sus noches. De pesadilla, falta de sueño, frío, deshidratación, pensamientos erráticos… y esa lucidez que da estar al borde de la locura. Mientras tuvo bateria, Aron tuvo la sangre fria de grabar en video sus reflexiones, su situación, sus pensamientos… pensando en dejarlos como ultimo legado a quien –algún dia- encontrara sus restos momificados en el fondo de ese cañón. Porque estaba claro que no –a medida que pasaba el puente y el fin de semana que nadie iba a pasar por alli entre semana, y tenía la certeza de que no viviría mucho más; Ya era milagroso que hubiera sobrevivido 5 días pegado a ese muñón de brazo que ya empezaba a apestar, gangrenado, podrido y apestoso….. Esa era la clave!!! ¿¿¿¿Para qué quería un brazo que ya estaba perdido más allá de cualquier posibilidad de restauración quirúrgica???!!
Aron decidió que no quería seguir pegado a aquel despojo ya muerto… y que no quería acabar así. El Instinto de supervivencia tomó el control. Tras apretar un torniquete con la mano izquierda y la cuerda de escalada, con la navaja de la herramienta “multiuso”(derecha) empezó a cortar, piel, músculo, tendones, nervios (con los alicates) –como el mismo ha descrito después, descubriendo una nueva dimensión al dolor-… hasta llegar a los huesos –Cúbito y radio- que tuvo que romper haciendo palanca con su propio peso.
LIBRE!!! Con la hemorragia controlada, y tras 5 dias sin prácticamente haber comido, dormido ni bebido inició el retorno; 3 horas por el cañón, un rappel de 20 metros, y 8 millas -12 kms.- de carrera/caminata bajo el sol de mediodia… hasta que encontró una familia de holandeses de excursión que le dieron toda la comida que llevaban: 2 galletas Oreo, agua… y una llamada al helicóptero de rescate..
Aron Ralston ha vuelto a la montaña. Sigue escalando. Y Ahora con su brazo ortopédico especialmente adaptado a manejar cuerdas y a trabajar como pico. Sigue escalando en solitario: Acaba de ser el primer montañero en completar los 59 picos de más de 4.260 metros en Utah en solitario y en invierno. Saco un libro que escribió poco después. Del accidente (titled Between a Rock and a Hard Place, publicado por Atria Books en Septiembre 2004.También da charlas y conferencias sobre cómo superar la adversidad y manejarse en momentos de crisis.
En 2010 sale la película denominada “127 horas” dirigida por Danny Boyle
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Carreras de aventura

CROSS TRAIL MERCEDES, CIRCUITO BUENOS AIRES AVENTURA

mayo 23, 2023 — by Andar Extremo

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El 21 de mayo se corrió la segunda edición de Cross Trail en la ciudad de Mercedes. Participaron más de 1300 deportistas, inaugurando la primera etapa del Circuito Buenos Aires Aventura. Esta carrera contó con dos modalidades competitivas 15 km y 10 km, y una tercera participativa de 5 km. Una edición con un poco de barro, un clima húmedo, con muchas nubes, mientras se corría gran parte del recorrido por los márgenes del Río Luján.

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Un marco increíble recibió a más de un millar de corredores en el Parque Municipal de Mercedes. Un clima neblinoso y chispeante no detuvo la ola de participantes que buscaron en este clásico mercedino la verdadera fiesta del trail bonaerense. Si bien las nubes acompañaron casi toda la jornada, la temperatura fue agradable y al final dela día el sol asomó para darle el marco definitivo a una fecha espectacular.

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Las dos ediciones de la Cross Trail son el resultado de un grupo de corredores aficionados,“ La Legión Mercedina”, que ante la iniciativa de cubrir los gastos para ir a competir al sur del país, armaron la primera edición. Generaron algo tan lindo e impensado, que hoy la carrera en su segunda edición colabora con el merendero “Hijos del Corazón” de Norma Ramos, hacen correr a chicos discapacitados y ayudan a los bomberos de la región. Sin buscarlo lograron hacer un aporte a la sociedad desde un deporte tan lindo como es el trail.

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Paradójicamente y gracias a una primera edición de lujo, esta segunda formó parte del primer “Circuito Buenos Aires Aventura”, circuito de trail running bonaerense de cuatro fechas. Mercedes la primera, “La Rustica Trail Running” el 16 de Julio en Sierras Bayas, Olavarría la segunda; la “TUT en Tandil el 27 de Agosto la tercera y la gran final el 1° de Octubre en Sierra de los Padres, Mar del Plata, con la carrera “Buenos Aires Aventura Trail” totalmente gratuita. Todo organizado por la Subsecretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires, la Federación de Atletismo de la Provincia de Buenos Aires, acompañadas por el Banco Provincia, Provincia Art, Provincia Seguros y Provincia Vida. Las distancias que desafía este circuito son 10 y 21 km, depende la carrera en algunas puede variar un poco la distancia.

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Una geografía bien cross country acompaño a los corredores durante el recorrido campestre que ofrecía la Cross Trail Mercedes, en partes realizaron un coastering trailero por las márgenes del Río Luján y el Arroyo Chimango.

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En la categoría 15 km el ganador fue Laureano Rosa con un tiempo de 00:50:26 hs., en segundo lugar entró Francisco Astudillo con un tiempo de 00:51:40 hs. y en tercera posición Fernando Salguero con 00:51: 48 hs. y en damas Mariana Mendiburu fue la primera en un tiempo de 1:01:21 hs., segunda entró Virginia Gálvez con un tiempo de 1:02:26hs. y tercera Carolina González Martos con un tiempo de 1:02:31 hs.

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La segunda categoría fue de 10 km, el ganador en caballeros fue Jonatan Caruso con un tiempo de 00:40:18 hs., el segundo lugar entró Cristian Rubiola en 00:41:31 hs. y en tercera ubicación quedo Claudio Cirone en un tiempo de 00:41:54 hs.; en damas la ganadora fue Julieta Keilis con un tiempo de 00:47:05 hs., segunda clasificó Ana Chaile quien recorrió el circuito en 00:49:26 hs. y tercera entró Alejandra Lacerna con un tiempo de 00:49:59 hs.

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El día terminó como era de esperar, con una banda en vivo, la entrega de premios y la ilusión de muchos corredores de ser los primeros Campeones de Trail de la Provincia de Buenos Aires

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Michelle Lee, la mujer que cruzó el Océano Pacífico a remo en 240 días

abril 8, 2023 — by Andar Extremo

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El 5 de abril luego de 240 días la australiana Michelle Lee; una mujer de 48 años que había partido de Ensenada, México llegó a Puerto Douglas, Australia, en una pequeña embarcación a remo en el Océano Pacífico , sin asistencia ni apoyo, recorriendo más de 14 000 kilómetros.

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Michelle de 48 años de edad partió del puerto de Ensenada en Mexico el 8 de agosto de 2022, en una embarcación de remos llamada » The Australian Maid», de 7.7 metros de eslora (largo ) y 2 metros de manga (ancho), fabricada con fibra de carbono con una cabina en la cual almacenaba los, una desalinizadores de agua y un equipo de comunicación satelital.
L a idea era partir de Estados Unidos en San Francisco, California, pero por problemas con las autoridades norteamericanas partió de Ensenada de México, sitio donde encontró el respaldo de navegantes de vela y viajeros oceánicos de esa localidad.

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Michelle Lee informó que pretendía llegar a Sidney pero en los último meses pero las fuertes corrientes del Pacífico Sur fueron desviándola y termino llegando a Puerto Douglas el 5 de abril de 2023, sitio donde fue recibida por sus familiares y amigos que e la acompañaron a lo largo de casi ocho mes de su travesía. Desde Sidney a Puerto Douglas hay una distancia de dos mil kilómetros.
A lo largo los 240 días, la navegante australiana tuvo que sortear temporales, corrientes oceánicas y vientos que la desviaron constantemente del trazo original de su ruta, recorriendo cerca de 14000 kilometros en total.

“Las palabras no pueden describir adecuadamente cómo me sentí al ver el barco de la guardia costera de Cairns cruzando el océano, saliendo a saludarme. A bordo estaban mi equipo de apoyo y amigos. Fueron los primeros humanos que vi desde que partí de México el 8 de agosto de 2022. Muchas personas se unieron y colaboraron para que mi llegada fuera especial pero, sobre todo, segura”.

Michelle Lee, Tiene MUCHOS logros deportivos, recorrió la pista de Kokoda, escaló el Himalaya y realizob triatlones y carreras de larga distancia. En 2017 se convirtió en la poseedora del récord mundial «Desafío de remo de 1 millón de metros», y entre 2018/2019 fue reconocida como la primera mujer australiana en remar sola un océano, con su travesía por el Océano Atlántico de 4,700 KM, desde La Gomera, Islas Canarias, y terminó en English Harbour, Antigua y Barbuda; recibiendo en 2019 el título de «Aventurera del año» otorgado por Australian Geographic.

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“Mis emociones están a flor de piel. Hay alegría, alivio, gratitud y aprecio. Con amigos y familiares volando y conduciendo grandes distancias, esperando mi llegada. Estoy ansiosa, emocionada por volver a tierra. Abrazos cálidos, amor, comida y bebidas son una realidad más cercana ahora que se siente como una tortura, tan cerca pero tan lejos…”.

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AMÉRICA A CABALLO, ANA BEKER

marzo 8, 2023 — by Andar Extremo

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Ana Beker, a lo largo de 4 años, logró unir Argentina con Canadá en 1954. Sola con sus caballos recorrió 25.000 km, viaje en el cual debió transitar por los caminos más difíciles, los climas másadversos, y las situaciones más peligrosas. Nota en Periódico Andares nº 4 2002

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Ana Beker nació en Lobería, Prov. de B s . A s , desde pequeña dos emociones solicitaban su espíritu, la soledad de la pampa y los caballos en libertad. Tanto era su amor por los caballos que solía decir:»Los caballos son nobles y están desamparados, como los niños, ponen su fuerza valiosa a nuestros servicios, no tienen dobleces, ni ambiciones, ni hipocresía, como ocurre a veces en las personas».
Si bien Ana vivía en un contexto social donde la mujer estaba resignada a realizar ciertas tareas, se empecinaba en llevar a cabo actividades que eran consideradas para hombres. Luchadora incansable de los derechos de la mujer, decidió demostrar que podía ser capaz de muchas cosas y así concibió su primer aventura. Recorrió 1400 km. desde La Pampa hasta Luján, sola con su yegua «Clavel «, demostrando que una mujer puede realizar lo que se propone y que un buen caballo puede resistir jornadas sucesivas sin caer rendido. Este fue el comienzo de una de las aventuras hípicas más trascendentes de la historia.
Comenzó a planear su segunda excursión, recorrer Argentina a caballo, recurrió al Presidente de la Nación Ortíz, quien le brindó lo indispensable, dos caballos criollos con los cuales recorrió el país durante diez meses. Tal fue la diversidad de climas y paisajes que conoció que la animaron para otro ambicioso propósito, recorrer el Continente Americano. Trabajó diez años, y pudo obtener lo más importante, dos caballos alazanes, fuertes y de buena estampa, uno de ellos llamado » Príncipe » y el otro » Churrito «, a quienes entrenó durante meses.
Su meta era unir las dos capitales americanas más lejanas, Buenos Aires y Otawa (Canadá), y el 1 de Octubre de 1950 partió desde la Plaza del Congreso.

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A pesar de haber partido con toda la buena fe, la suerte no le duró mucho. Al tomar la ruta 9 un error en la atadura de la montura provocó que se cayera y quedara inconsciente, tiempo después se despertó en el hospital de San Fernando; y a lo pocos días de recuperarse se lanzó hacia el norte. Ana había previsto las necesidades de los animales pero era difícil calcular la marcha para pasar la noche en los poblados, pudiendo así darles mejor alimento y resguardo. Ella solía pasar días con poco alimento pero los caballos necesitaban abundante agua y comida para poder avanzar.
Recorrió Rosario y Santiago del Estero a través de jornadas sedientas y calores sofocantes. El problema de la falta de agua y los extensos arenales le dieron horas de angustia sobre todo cuando veía entreabrir la boca seca a los caballos caminando bajo la llama del sol.
En el norte, se enfermó Príncipe, se revolcaba en medio de convulsiones por la fiebre, pero al recuperarse llegó a la Quiaca, donde demorada por los trámites aduaneros recibió un premio como huésped de honor. Antes de ingresar a Bolivia, hizo firmar su libro a las autoridades de los pueblos, libro que utilizaba para corroborar su paso por los lugares.
Una vez en Bolivia siguió bajo la lluvia, debió cruzar un río profundo que le llegaba al cuello a los caballos y por momentos debían nadar. El caudal y la corriente eran tan fuertes que tumbaron a Príncipe que llevaba 40 kilos de equipaje. Ana cayó y casi se ahogan los tres, por suerte uno de los caballos volvió hacia la orilla y la arrastró a Ana.
Continuó marcha sobre un cañadón en el momento que se desató una fuerte tormenta y perdida sin rumbo debió dar vueltas durante la noche para encontrar refugio. Soltó riendas a los caballos y la condujeron instintivamente a un poblado.
El frío fue uno de sus grandes enemigos a lo largo de Bolivia y el altiplano en donde llegó a estar a 4000 m. de altura. En una oportunidad hizo dormir a los caballos al lado de su cama para que no se enfermen por el frío intenso. El cuidado hacia ellos llevaba un montón de pormenores, vigilarle el lomo para que no se le hagan mataduras, cuidar y engrasar los cascos, bañarlos, taparlos para que no se refríen por las noches, aflojarle las cinchas en caminos poco accidentados.

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Ana dormía en los sitios más improvisados, casetas de teléfonos, ruinas de piedra, chozas abandonadas y rancheríos de indios. Nunca le faltó quien la ayudase, en especial hombres, pero tanto hombres que se llaman civilizados, indios,
campesinos o pastores le pidieron incansablemente matrimonio y para eludir la propuesta ella les contestaba «cuando regrese hablaremos», sabiendo que nunca repetiría el itinerario.
En Río Mulato paso año nuevo de 1951, luego debió atravesar un gran desierto en donde por la homogeneidad del paisaje se desorientó completamente y se encontró perdida. Hizo como en otros casos: soltó rienda y le dijo al caballo: «tú sabrás hacia donde ir».
Llegó a un poblado encorvada sobre el cuello del animal, desfallecida de hambre y en lamentable estado. Mas tarde el alcalde reunió a los indios y uno de ellos se ofreció voluntariamente para guiarla.
En una ocasión buscando un paso, entre cornisas y precipicios, uno de los caballos atropelló al otro y los dos perdieron el equilibrio y cayeron. El guía asustado intentó marcharse, y al verse amenazado por la escopeta de Ana, se retracto.
Más tarde llegaron a La Paz y se alojaron en un cuartel de carabineros, quienes se ofrecieron a cuidar de los caballos. La recomendación de Ana fue clara primero el agua y después la comida, pero el cuidador hizo al revés, Príncipe fue víctima
de un cólico fulminante, y luego de la intervención del veterinario el estado del animal empeoró. Ana gritaba: «si se muere, es que me lo han matado». Minutos después y en medio de una tormenta de granizo, Príncipe moría. Ana lloró amargamente como nunca lo había hecho en su vida, ajena a la noción del tiempo permaneció toda la noche junto a él.
Desde Salta le enviaron un tordillo de buena estampa llamado «Luchador» , de 12 años de edad, de pelaje blanco. Si bien Ana estaba agradecida, no estaba muy satisfecha ya que éste era muy arisco.
Partió de La Paz y a los dos días, cuando iba por la ruta, sucedió otro horrible percance. En dirección contraria venía un camión conducido por indios, Churrito se asustó y dio contra el puente, el camión lo golpeo destrozándolo y lanzándolo al vacío. Ana corrió hacia él, y dando el último relincho, Churrito murió en sus brazos. Intentó hacer justicia, denuncias, abogados, intentos de arreglo, pero de nada sirvió. Días más tarde le enviaron una yegua zaina, llamada “Pobre India».
Estuvo dos meses varada en La Paz, y en Marzo de 1951 arribó a Perú después cruzar el Lago Titicaca, en balsa con sus caballos.

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El paisaje cordillerano con sus altos picos se presentaba frente a ella, Ana estaba sentada en una cornisa y Luchador se encontraba apartado comiendo algunos yuyos. De pronto un cóndor de gran tamaño realizó un vuelo rasante sobre él, enseguida pasó otro y luego tres o cuatro más, describían un círculo en el aire y volvían a pasar sobre el caballo, golpeándolo tratando de desbarrancarlo, para que una vez muerto servirles de alimento. Ana intentó ayudarlo pero los cóndores seguían atacando hasta que logró evadirlos con la escopeta.
El altiplano fue camino difícil para Ana y sus caballos, por la falta de pastura y la nieve que caía copiosamente. Una noche que no paraba de nevar se vio obligada a refugiarse en una gruta, esa fue quizás una de las noches más duras que tubo que pasar pues creía que morirían congelados en las frías montañas. Al salir de la cordillera la temperatura subió, pero el alimento para los animales seguía siendo escaso. En oportunidades los caballos mordían desesperadamente los troncos de los árboles, agarraban con los dientes cualquier cosa verde, hasta han llegado a comer su propia bosta, y a veces agotados se arrodillaban en la tierra para no seguir.
En una oportunidad cazadores furtivos de vicuñas la intimaron con una escopeta al creerla miembro del gobierno, pero al presentarse como argentina pudo evadir la situación. No todo fue adverso en estas tierras, los aborígenes incas le proporcionaban su humilde ayuda ofreciéndoles comida y remedios caseros, que les fueron muy valiosos en algunas ocasiones.
Después de trayectos agotadores, aumentó su disconformidad con la yegua, ya que no servía de carguera tuvo que montar solo en ella, esto hizo más penosa su etapa hasta Lima, donde llegó en mayo de 1951. Aquí recibió varias atenciones y obtuvo ayuda para cambiar los caballos. Por ordenes del gobierno se dirigió hacia un cuartel donde eligió un hermoso alazán de 4 años, al cual bautizó «Chiquito Luchador», luego el director de policía le obsequio un animal zaino de siete años con una estrella blanca llamado «Furia».
Salió de Lima después de dos meses, tiempo indispensable para adiestrar y preparar a los tres caballos: Pobre India, Chiquito Luchador y Furia. En este tramo el excesivo calor y la insolación atacaba a los animales que marchaban por arena y montaña. Las jornadas se extendían a veces hasta 67 km, el máximo que podía someterse a los caballos.
En la frontera entre Perú y Ecuador se deshizo de la yegua porque le traía más inconvenientes que ventajas. Debido a una epidemia de fiebre aftosa debió hacer engorrosos trámites pues no le permitían cruzar los caballos, pero al fin logró embarcarlos hasta Guayaquil.

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Si bien, Ana solía aparentar ser un hombre, tapándose el cabello, dejando visibles las botas y encendiendo un cigarrillo para evitar robos y agresiones, fue víctima de una persecución. Una vez se tiró a dormir en una estancia abandonada y en medio de la noche escuchó voces en la habitación contigua, eran unos maleantes que planeaban atacarla. Ana saltó de la cama y se vistió rápidamente, los cinco maleantes entraron en su habitación, pero con mucha astucia Ana de un salto les apagó la vela y salió por la ventana para esconderse en un matorral. Por fortuna unas horas después el administrador de un campo cercano acudió en su ayuda.
Luego del recibimiento del presidente en Quito marchó hacia el norte para introducirse en Colombia. El primer pueblo que visitó fue Pasto, en donde a pesar del nombre los caballos no tenían que comer tuvo que darles sopa y la comida de unas tropas que se alojaban por allí. Continuaron la marcha y una mula que pasaba pateo a Chiquito Luchador en su pata trasera, la herida comenzó a infectarse. Como no había veterinarios por la zona un médico le inyectó penicilina y curó la herida pero unos días mas tarde el caballo tenía el vientre inflamado, por suerte le efectuó unos cortes en el vientre y un
liquido purulento salió, Chiquito se recuperó al cabo de ocho días.
Para año nuevo de 1952 se encontraba en Colombia, la revuelta política en el país entre conservadores y liberales afecto a Ana. En una oportunidad le arrojaron verduras, pero comprendió más tarde que era por tener un pañuelo rojo en el cuello que representaba a los liberales.
Recorrió el país de Oeste a Este llegando a Bogotá donde realizó los trámites aduaneros para ingresar en Panamá.
De Bogotá fue a Medellín, para luego internarse en una zona de bandoleros, la temida selva. Ana sabía que todos los que se internaron en esa zona o no se hallaron o se hallaron muertos. Avanzaron 40 km. sin encontrar ninguna población y en un sendero muy estrecho se encontró con una mujer alta y delgada, quien la invitó a su rancho a pasar la noche. La mujer al verla triste, le preguntó que le sucedía, Ana contestó que tenía miedo de los bandoleros, y la mujer sin dudarlo dijo: «yo soy la jefa de los bandoleros» Más tarde le dio algunos consejos, que se saque el sombrero para que se viera su condición de mujer y descartar cualquier participación política.
Más tarde la selva se siguió cerrando, la maleza no la deja avanzar, las espinas desgarran las ropas, enormes helechos y árboles gigantes se encuentran en este lugar, en esta espesura uno no sabe cuando va a salir. Pero lo peor de todo son los millares de insectos de las más diversas clases que irritaban y mordían a los caballos.
Al continuar marcha debió disparar tiros al aire para salvarse de la amenaza de un jaguar y en un instante se vio rodeada de bandoleros que la tomaron prisionera. La primer noche fue vigilada pero la segunda ensilló los caballos a la madrugada y salió a toda marcha.
Sola en la jungla pasó dos meses, cuando se quedaba sin alimento comía flores y siempre, a pesar de las alimañas, dormía a la intemperie.

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Para cruzar a Panamá debieron embarcarse en un velero y al tomar aguas abiertas, con mucho infortunio, comenzó un terrible temporal. Entre los gritos, Ana escuchó que los dueños del barco querían tirar los caballos al agua para alivianar el peso. Los navegantes estaban desorientados pero encontraron una bahía para fondear la embarcación, y al pasar el temporal continuaron hasta Colon, Panamá.
Después de varios días de andar atravesó el canal de Panamá por el puente nuevo y con mucho espíritu logró llegar a Costa Rica, atravesó la cordillera de Talamanca y colaboró con los aborígenes para extraer oro y cazar jabalíes.
Después de pasar Navidad de 1952, en la capital de Costa Rica, siguió por la ruta Panamericana que estaba a medio hacer, hasta Nicaragua. Un trayecto por montañas abruptas le hizo recordar otros momentos del viaje.
En Honduras la sequía le trajo muchos problemas con la comida de los caballos, atravesó El Salvador y llegó a Santa Ana cerca de la frontera con Guatemala. En este país aprendió mucho sobre la cultura aborigen Quiché, con un guía indio muy viejo. En San Pedro Necta asistió a una fiesta aborigen que duró varios días, y de allí fue hasta la frontera con México.
En México tuvo jornadas extenuantes, recorría monte tras monte y hubo una oportunidad donde pasó cuatro días en ayunas. Partió hacia el norte con un calor espantoso que la condujeron a tomar agua de charcos. Llegó a Puebla y conocióa los Charros, quienes le dieron una bienvenida con una jineteada.
Al meterse en una cañada fue asaltada por dos hombres armados, le robaron una cámara de fotos, dinero y una bandera argentina, pero por suerte la dejaron marchar con los dos caballos.

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Más tarde se dirigió a la frontera con EEUU, en donde en un primer momento le negaron el visado pues no consideraban el raid como deportivo, ni dejaban ingresar a Ana por no tener dinero. Pasaron tres meses de trámites y Ana fue a buscar a sus caballos que los había dejado en una estancia al cuidado de Everardo Villareal. Cuando llegó a la estancia este hombre le dice que los caballos estaban en otro campo. Al encontrarlos, estaban famélicos, los huesos parecían descarnados, hasta los ojos estaban llenos de polvo y de lagañas, los trasladó a otro campo donde se recuperaron.
Al fin entró en EEUU, visitó Texas y pasó año nuevo de 1954. Pasó por Washington y al dirigiese a Nueva York tuvo muchos problemas con el tránsito. En estas tierras los peligros eran otros, tenía que tener mucho cuidado con los vehículos que transitaban los caminos.
Pasó unas cuantas jornadas, y se encontró en Champlan junto a la frontera Canandiense. El corazón de Ana latía estaba a punto de lograr su objetivo, no quedaba más que un simple paseo. A tres días de marcha llegó a Montreal en junio de 1954 y desde Montevelo se comunicó con la presidencia de la República Argentina. Se aproximaba a Otawa, al lugar donde ella consideraba que era el final, frente a la embajada Argentina, a la cual llegó el 6 de Julio de 1954 a las 16 horas. Una gran cantidad de público se reunió en ese lugar. Anita Beker se coronaba la Amazona de las Américas, Chiquito Luchador y Furia, como así también Príncipe, Churrito, Luchador y Pobre India quedan inscriptos en la historia como héroes de una gran hazaña hípica.

Nota extraída del libro Amazona de las Americas por el Periódico Andares

La Amazona de las Américas, un libro culto
La Amazona de las Américas inspiró a toda una generación de expedicionarios a caballo, fue editado en Argentina en el año 1957 con menos de 3000 ejemplares, nunca traducido, irremediablemente agotado.

Montañismo

Red de Mujeres de Montaña del Mundo, en el Aconcagua

febrero 8, 2023 — by Andar Extremo

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Desde 4 de febrero, 14 deportistas forman parte de Mountain Women of the World, que por primera vez realizarán una expedición en el techo de América. Participan mujeres de Nepal, Chile, Bolivia, Italia y Argentina, en la nota conversamos con Julieta Balza, una de nuestras representantes, desde Confluencia.

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Es un proyecto social a través del cual se pone en valor el conocimiento y las experiencias colaborativas que las mujeres de montaña promueven para proteger la geografía, la naturaleza y sus comunidades.
El emprendimiento tiene como objetivo promover una red internacional de mujeres para acercarlas a las montañas, construir un liderazgo colaborativo que sale de compartir las diferentes experiencias, fortalecer la justicia económica, narrar una historia colectiva de montañismo que ponga en primer plano el conocimiento y la experiencia colaborativa de las mujeres de montaña en la protección de las mismas.
Busca también vivir la montaña como un camino de transformación interior concientizando sobre las culturas locales, cuidando el entorno y sobre todo, compartiendo en igualdad de condiciones con las mujeres locales.
Al mismo tiempo, se propone ser una herramienta de promoción social y turismo comunitario al trabajar con mujeres locales ya sea como guías, porteadoras, cocineras, trabajadoras en la montaña.

«A mí me invita Pato Breuer, que es parte de Mujeres a La Cumbre, a quien conocí en Salta el año pasado, cuando me fue a hacer un reportaje y allí me enteré de esta expedición. La idea era que vayan de nuestro país de diferentes regiones, por ejemplo Karen es pastora y vive en un paraje desolado, luego hay chicas de todo el mundo, casi todas son montañistas o trabajan como guías de montaña, y solo dos de todo el grupo tenemos cumbre: Patricia y yo» nos comenta Julieta Balza

Patricia Breuer Moreno
Patricia Breuer Moreno

Las participantes de la expedición Muna Gurung, de Nepal; Stephanie Carmody Lobo y María Fajardo, de Chile; Patricia Breuer Moreno, María Belén Escudero, Sofía Lana, Karen Fabiola Martínez, Julieta Alejandra Balza y María Soledad Figueroa, de Argentina.
El proyecto busca también realizar un audiovisual donde ellas mismas serán las encargadas del guión y la filmación de todas las instancias de este proyecto.

«El tema del documental lo está llevando Sol, el tema de filmación y el guión lo va armando Sofi que es antropóloga, vamos a ver si conseguimos fondos para hacerlo, ya que la edición y difusión son costosas» seguía diciéndonos Julieta Balza

Mountain Women of the World es una red de colaboración fundada en 2020 por las organizaciones sin fines de lucro Empowering Women de Nepal, la organización Feminist Hiking Collective, los grupos Kilimanjaro Women, las Cholitas Escaladoras de Bolivia, y los emprendimientos Mujeres a la Cumbre, Women Who Hike-Africa y Topchu Art Group de Kirgyszstán.

Julieta Alejandra Balza
Julieta Alejandra Balza

«Cuando me dijeron del proyecto dije que sí al toque, pero no sabía que iba a ser esto, hoy desde Confluencia te puedo decir que no nos conocíamos entre si y se formo un grupo increíble. Incluso con culturas más cerradas, estamos intercambiando saberes e historias de vida y compartiendo el mismo sentimiento que es la montaña y no con el fin de hacer cumbre sino con mero el hecho de compartir. Hoy por ejemplo le hicimos una ofrenda a la pacha ya que nos íbamos para Plaza Francia, la excusa fue Aconcagua pero lo más lindo es vivir la experiencia, es difícil que todas hagamos cumbre pero vamos a intentarlo» remarcaba Julieta Balza

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ANTONIO DE LA ROSA llegó remando, ayudado con una vela, a Georgias del Sur

febrero 4, 2023 — by Andar Extremo

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Antonio de la Rosa realizó en 26 días un viaje en una embarcación a remo desde Cabo de Hornos a las Georgias del Sur, tras haber renunciado a la Antártida una semana antes por problemas en la barco.

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El aventurero Antonio de la Rosa partió el 7 de enero de la ciudad austral, Puerto Williams, con el ánimo de realizar remando en unos 40 días en solitario, en una embarcación de 7 metros, el recorrido de unos 3500 kilómetros aproximadamente que eternizo Shackleton hasta las Georgias del Sur.
Desde Cabo de Hornos Antonio comenzó esta aventura, intentará ser la primera persona que cruce a remo en solitario el Mar de Hoces o Estrecho de Drake hasta la Antártida, serán unos 1000 km en el peor lugar para navegar de la Tierra.
El “Ocean Defender”, así se llama la embarcación, tuvo su primer amanecer en Cabo de Hornos, luego de 22 horas de la partida, con una continua remada para aprovechar y anticiparse a futuros vientos que vendrían de unos 100 km por hora.
El segundo día el viento del sur comenzó a soplar y le hizo perder kilómetros ganados, tuvo que avanzar hacia el este con muchas horas de remo para no perder posicionamiento, pero parecía que la meteorología favorable con viento del norte u oeste le empujaría hacia la Antártida.
De entrada uno de los teléfonos se averió, aunque por suerte tenía otro que le alcanzo para conectarse solo media hora en estos primeros días. Desde que salió estuvo nublado o lloviendo, esto le incidió en la carga de las baterías lo que han bajado bastante, unos 40 amperios de los 180 que tienen. En estos casos de poca energía solo se maneja con el piloto automático y con el plotter, El próximo objetivo es la Isla Elefante así que va a tener que minimizar los gastos energéticos.

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El cuarto día fue terrible por las condiciones del mar, con rachas de vientos de 75 km/h, por desgracia por la noche se giró el viento a Suroeste y lo tiró nuevamente hacia el Noreste, esto generaba que lo separe del sur de la Patagonia, llevándolo demasiado alto, si bien las condiciones fueron duras podía descansar unas 3 o 4 horas con el barco moviéndose mucho.
Comenzando el quinto día ninguna de las predicciones climáticas se habían cumplido en las últimas cien horas. Con mucho dolor en las manos, de remar unas 15 horas diarias, si bien lleva guantes y crema para cuidar futuras ampollas, los músculos le pedían tregua.
Mantener la atención hacia que duerma poco y nada, continuamente chequeando la dirección e intentando cambiar el rumbo. Incluso las corrientes y los vientos llegaron a tumbar dos veces el Ocean Defender, si bien no se llego a dar vuelta, el giro de 90º por el golpe de la ola, el barco en volver a su posición normal tardaba a dos o tres segundos, eran segundos dramáticos.
Estos primeros días la alimentación fue escasa, ya que todavía tiene las energías del continente, sólo tomó una comida diaria caliente y algo de frutos secos, con media ración diaria, 2000 calorías, le alcanzaba para el gasto cotidiano.

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Con el paso de las horas las corrientes lo seguían afectando muchísimo en su sexto día, no contaba con ese enemigo, esas corrientes son como ríos indetectables y van en dirección contraria. Por estas condiciones de estar derivándolo demasiado al noreste y consideró adecuado poner el “ancla de capa” consiguiendo no alejarse tanto de la isla Elefante. Es desesperante, porque los kilómetros que ganaba, luego los perdía y así se pierden días enteros. La sexta noche pudo descansar un poco más que las anteriores, incluso con olas de cinco metros.
El séptimo día luego de muchos días malos, la meteorología llego con buenas previsiones Viento Noroeste con tendencia al Norte que le ha permitido navegar al Sur y ganar grados a la Antártida. Ha podido surfear olas y remar fuerte, el día había sido duro porla acumulación de días malos, pero cuando cambio volvió la energía al cuerpo
La parte negativa es que lleva un par de días muy oscuros, lloviendo, y sin sol, y eso afecta muchísimo a la energía de la embarcación para alimentar los equipos electrónicos. Tiene que empezar ya a racionar. Pese a que el piloto automático es de bajo consumo y con los ordenadores tiene un mínimo de 2,5 amperes la hora, lo que son unos 70 amperes al día. Si continúa el tiempo así solo tendría menos de dos días más de baterías. Otro tema negativo es la humedad dentro de la embarcación, todo el tiempo secando.
El octavo día fue durísimo, vientos constantes del Noroeste, con rachas de 80km/h, con muchas olas y con una fuerza y una potencia impresionante. Dio un tumbo completo de 360º pero el barco autodrizó muy rápido, en 2 segundos dio la vuelta completa. Con los golpes y los tumbos tiene que estar atento que no se le bloquee el piloto automático, la tensión hizo que no duerma prácticamente nada. Todo esto aparejado a que empezó a sentir olor a quemado y de repente humo negro donde almacenaba la comida, era el encendedor electrónico. Por suerte pudo arreglarlo rápido.
En el Antártico no hay tregua. el noveno día de repente la embarcación se giró hacia el noreste en dirección contraria a la que estaba llevando de sureste. El piloto automático se giró y no lo pudo re direccionar se quedó bloqueado. Así que tuvo que colocarse el traje de rescate con el arnés y los materiales de seguridad y asomarme a la popa para ver al piloto automático, que es un sistema hidráulico que guía la cruceta del timón. Lo tuvo que desmontar y dejarlo en sistema manual.
El salitre y la humedad también le trajeron problemas con el plotter exterior Hace un par de días se desprogramo la línea de marca 0 y quedo corrida no pudiendo manejarla con la computadora, así que doblemente pendiente con el rumbo.

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Ir al baño es en el Ocean Defender es una tarea complicada, todas las mañanas después del desayuno con Galletas y un café tiene que ir al baño. Pero si o si tiene que estar con el arnés colocado y bajo este está el pantalón. Solucionado, sale desnudo con el arnés, con botas y abrigado arriba. Con bajo cero, 5 minutos son resistibles.
Si contamos en línea recta a recorrido unos 450 km, la mitad de distancia hacia la Isla Elefante. Las condiciones lo están empujando bastante, aunque deriva un poco al Este.
El decimo día de remo cruzando el Antártico en Solitario. Prácticamente toda la semana ha tenido que ir escorado hacia babor, esto es que la embarcación va tumbada hacia la izquierda porque las olas y el viento soplan del Oeste. Se hace durísimo, no solo cuando esta dentro de del Ocean porque va torcido, sino también cuando rema. A veces entra un remo, el otro se queda en el aire, se hace durísimo con el paso de las horas. Termina con la espalda cargada por ese empuje de piernas y brazos que no es longitudinal, pero lo bueno es que fortalece muchísimo los oblicuos.
Para mejorar esa estabilidad he cambiado pesos, se llama estibar las cargas, para conseguir que la embarcación no vaya tan escorada hacia babor. Se mueve mucho de un lado a otro, pero va un poco más recta.
El decimo primer día no comenzó bien, un temporal del noroeste, con olas muy grandes, y vientos de 80 km km/h con picos de 100 km/h, manejando con el piloto manual y pendiente de la dirección, necesitaba la máxima concentración.
Sobre las dos de la madrugada una ola rodillo lo hizo girar varias, con tanta mala suerte que había dejado una escotilla un poco abierta para ventilar, esto ocasionó que le entren como diez litros de agua. A pesar de llevar todo en bolsas estancas, en el suelo la colchoneta, las esterillas y el saco de dormir terminaron empapados. Demoró tres horas para achicar toda el agua. Por suerte lleva tres bolsas de dormir para recambio.
Por la mañana del día 12 llegó al meridiano 55. El mismo meridiano en el que se encuentra la Isla Elefante, pero por desgracia está en el paralelo 59, y la Isla Elefante está en el 61. Son unos 200 km al sur.
El problema ha sido que los tres primeros días, que supuestamente tenía buena ventana de tiempo, nunca se cumplió la dirección del viento y luego sopló del oeste con corrientes también muy fuertes. Remando muchísimas horas para apenas conseguir avanzar hacia el Este y no poder bajar, incluso subir en algunos casos, cuando ya consiguió rumbear hacia Elefante, ha tenido que ir completamente escorado una semana con mucho dolor de espalda.

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La única manera de que pueda hacer una trayectoria Norte-Sur es cuando el viento este soplando del Oeste. Y por mas esfuerzo que haga se complica, la idea es llegar remando a Isla Elefante y luego ver la opción de ponerle la vela a la embarcación para ir directamente a las Gerogias que está a unos 1200 km.
En esta expedición viene un velero de apoyo con una productora de televisión, que está haciendo un documental. Este velero, además, a nivel de seguridad, es obligatorio para tener el permiso de la Armada de Chile para partir de Puerto Williams, y por parte del Comité Polar Español. No es una embarcación que vaya cerca del Ocean Defender, el lugar es complicado y el trabajo de navegar para el velero es muy difícil. Solo los ha visto las veces que se conectó en vivo, que han sido 3 en 8 días.
Para comer en la Antártida necesita 4000 calorías diarias, lleva más de 40 raciones. En cada paquete lleva 2 comidas calientes, deshidratadas , aproximadamente 600 calorías cada una y hay cosas muy variadas, arroz, carne, papas, guisos, etc.
Lleva también buenos desayunos, galletitas con mucha avena, un paquete por día (1000 calorías), junto con un café.
Come también cada día 100g de pistachos, que va utilizando como ración de marcha. También utiliza, jamón, galletitas y algún pan. Otra cosa que ingiere es un batido de proteínas de suero lácteo, sumado esto a unos 3 litros de líquido, más otros 2 que usa para hidratar las comidas.

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En el decimo quinto día de expedición decidió poner la vela, que fue marcada fundamentalmente por todos los problemas que tiene la embarcación. Averías importantes tanto a nivel de electrónica como de otros componentes. Además debido a la acumulación tan importante de humedad que va teniendo la cabina, ha hecho que se estropeen varios fusibles. Y de las 3 cámaras de grabación que llevo solo funciona una y las baterías se han dañado y no quiere poner en riesgo la expedición.
.A vela podrá ir el doble o triple de rápido, y con mejor dirección y trayectoria. Si a remo hubiera tardado 3 semanas, a vela podrá llegar en menos de 10 días.
Con lo que respecta al agua, lleva 150 litros embotellados que, según va consumiendo, rellena las botellas de agua salada para no perder el lastre de la embarcación, para darle estabilidad. Si se llegara quedar sin agua dulce, lleva una desalinizadora.
La temperatura ronda los 3 grados de día, con variación de apenas un grado del día a la noche. Pero cuando hay viento la sensación térmica baja mucho, a varios grados bajo cero.
La humedad es del 90% y continuamente seca la cabina por dentro, por la condensación.
Fueron 24 horas con vientos muy cambiantes y complicados, teniendo que abrir y cerrar la vela continuamente. Si bien es pequeña, triangular que abierta al máximo son 7 m2, el peligro de volcar con vela es probable y sería más complicado, aunque tiene un sistema de enrolle y desenrolle prácticamente instantáneo en pocos segundos.
Es una vela que ayuda, pero no es la panacea, puede ir un poquito más rápido que a remo, pero no mucho más, en condiciones normales, un 20 y un 30% más de velocidad.

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La velocidad máxima que lleva remando en agua plana son unos 5,5 km, con el movimiento del mal la actividad de la palada se reduce casi a la mitad. La velocidad en mar ronda unos 3 a 3,5 km por hora.
A vela, dependiendo de las condiciones se puede llegar a doblar esa velocidad o más, pero bajo condiciones óptimas. Esta es una embarcación de remo con una vela supletoria, no está pensado para navegar sólo a vela, sirve para ayuda.
La decimo sexta jornada fue durísima de día y noche de navegación a vela. Soplando viento del Noreste que lo ha hecho tener que navegar con un rumbo muy cruzado todo el tiempo la embarcación, completamente escorada a estribor ganando bastantes millas al Este en dirección a Georgia del Sur.
Prácticamente no pudo dormir en toda la noche entre la escora y los golpes del mar contra la embarcación, el viento roto al Norte con rachas de 60 km/h
Aunque hay muchísima humedad, lleva todo en bolsas estancas, mantiene toda la ropa seca, como así también la electrónica.
El decimo séptimo día fue el más complicado, después de la noche durísima, de viajar siempre escorado. Cuando bajó el viento la embarcación seguía muy escorada a estribor supuso que habría entrado agua. Hizo una comprobación y vio que a través de los tambuchos estancos que están en el exterior del barco, los que van en la parte de abajo de almacén, se habían llenado de agua. Precisamente en la proa el agua paso directamente a la zona de las baterías. Por suerte las secó, luego de cortar la corriente y comprobó con un amperímetro que aun tenían carga.
En la parte de atrás tuvo que sacar muchísima agua, en la parte de la popa habrían entrado unos 200 litros de agua. Luego de 4 horas de achique volvió todo a la normalidad.

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El decimo octavo día fue un día de tregua luego de días tan duros sido los vientos portantes le han permitido navegar tranquilamente. Ha podido aprovechar, después de las reparaciones del día anterior, para secar ropa, e intentar eliminar la humedad de la cabina de la proa, Navegando a vela permanece muchas horas allí adentro, tiene un sistema de manejo de la vela en la escotilla de la entrada de la proa, que le permite pilotear desde dentro de la embarcación. Le quedan de 5 a7 días para llegar a Georgias.
A pesar de que parece que las condiciones son un poco más favorables camino a Georgia del Sur ha pasado días duros y difíciles. El decimo noveno día sopló un durísimo viento del noroeste, así que por seguridad tuvo quitar la vela toda la noche para garantizar no tener problemas. Y los mas increíble a la madrugada se asomó y estaba rodeado de témpanos de hielo, estaba pasando entre grandes icebergs que, sin duda, son desplazados por las corrientes desde el norte de la península Antártica, Estas gigantescas masas de hielo tienen dimensiones impresionantes, recientemente se ha desprendido una de estas grandes masas de hielo del tamaño de la ciudad Londres. Al moverse tan despacio no sería peligroso chocar, al medir más de 50 metros de altura las que cruzo, el peligro sería que se pudiera caer un trozo de esta masa de hielo encima de la embarcación.
Hay que recordar que estas grandes masas de hielo que se desplazan por las corrientes, 7 partes están debajo del agua y tan solo una parte de hielo aflora por fuera, con lo cual el viento apenas les afecta.
En el vigésimo día de navegación se hallaba a poco mas de 200 km, siguió sin tregua. Cuando todo parecía que tendría días con vientos no muy fuertes vino la peor noche desde el comienzo de la travesía, con vientos superiores a 100 km/h. Grandísimas olas impactando contra la embarcación, con vela cerrada.
El cambio climático aquí se nota muchísimo, las previsiones no son fiables. Generalmente se tienen previsiones cuatro días antes, ahora ni a medio día acierta. Es preocupante, sobre todo de cara a los años venideros.
El mar no da tregua en su vigésimo segundo día, sigue golpeándome durísimo, tuvo dos tumbadas con la vela abierta, tardó 3 segundos en recuperar la posición y se autodrizado rápido.
Una parte muy importante es el envío de crónicas diarias es gracias a las comunicaciones satelitales. Para conexión la satelital de Internet lleva un router, que tiene un teléfono móvil que se escucha muy bien, a pesar de estar a 2000 km de un punto con internet, gracias a este estupendo dispositivo puede subir las fotos y el parte diario.
Además, pueden ver la posición exacta con un dispositivo que está en la página web, que es un GPS con mapas integrados.

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Solo le quedan unos 130km, ya veía la costa, pero el desgaste de los materiales sigue latente, en esta ocasión el soporte del mástil de la vela, le está pasando factura, en parte por estar mucho tiempo con ella cerrada y otra parte por el movimiento de la embarcación. Se le aflojaron los tornillos, hacia unos días lo había escuchado pero no le dio mucha importancia, por suerte no se había caído la pieza y ha podido apretarla en el último momento antes de que se separaran los tornillos.
Antonio estaba ya a un paso de Georgia del Sur, esperaba tocar tierra en poco. se dirigía al sur de la Isla cuando la ruta de Shackleton hizo el norte de la isla. Los dos motivos: uno porque la embarcación de apoyo no quiere ir a ese lugar de la isla, porque que es muy peligrosa la costa oeste y sería para ellos un suicidio, en la parte sur recogerán el barco para llevárselo de vuelta a Puerto Williams. Y el 2º motivo es que ha recibido contestación de la administración que da las autorizaciones para las travesías en Georgia del Sur, fuera de las rutas turísticas, y le han denegado la travesía a pie y con esquís por la ruta de Shackleton al ir en solitario. El desafío real era llegar hasta Georgias a remo y navegando que es lo que está haciendo.
El día 2 de febrero de 2023 luego de 26 días de navegación, Antonio de la Rosa llego en un embarcación en solitario a Georgias del Sur.

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A 50 AÑOS DE LA EXPEDICIÓN DEL RÍO COLORADO, LOS MISMOS INTEGRANTES REVIVIRÁN LA TRAVESÍA

enero 23, 2023 — by Andar Extremo

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La expedición que originó el CADEI y más tarde la Balsa Atlantis, cumple 50 años. En 1973 cuatro estudiantes fueron los primeros en navegar en 27 días completamente el Río Colorado, un viaje de descubrimiento en pleno siglo XX. En gomones a remo recorrieron 1100 kilómetros.

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En 11 febrero de 2023 vuelven los cuatro integrantes que realizaron la travesía a repetir el tramo final en kayaks: Alfredo Barragán, José Luis Godoy, Jorge Iriberri y Rubén Tablar rememoran cincuenta años después una expedición icónica que fue lo que originó el Centro de Actividades Deportivas, Exploración e Investigación.
Aquellos muchachos sedientos de aventura que hoy rondan los 75 años volverán al Colorado para agradecerle al río y a sus pobladores ribereños que los apoyaron en aquel verano de 1973. En las tres ciudades que abarcará la nueva travesía simbólica, preparan una gran fiesta para ese día. Se crearán tres plazoletas alegóricas junto al río: en La Adela (La Pampa), Rio Colorado (Rio Negro) y Pedro Luro (Buenos Aires). Participarán la Armada, Prefectura, Instituto Geográfico Nacional, Servicio Hidrografía Naval, Academia Nacional de Geografía, etc.

«En el Río Colorado se cerró un capítulo determinante de nuestras vidas y se nos abrió una puerta infinita al mundo de la exploración” Alfredo Barragán

Hoy el Río Colorado tiene otro panorama, afectado por la sequía y la disputa por el agua, con un bajísimo caudal. Cuando llegaron a Fortín Mercedes el 11 de febrero de 1973, el Colorado tenía un ancho de 200 metros y dos de profundidad. cincuenta años después el mismo lugar está lleno de bancos de arena, el cauce es de 20 metros y el agua llega a la rodillas. La administración del agua y el impacto del cambio climático serán tema de debate durante la conmemoración.
Esta expedición les abrió la puerta del mundo infinito de la exploración, originó el CADEI con más de 30 expediciones, en 50 años, en 5 continentes. Sin dudas el resultado final de todo esto es un patrimonio cultural excepcional, único, que será el contenido inicial del Museo de la Exploración, con la historia de los descubrimientos geográficos, a crearse en Dolores.

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LA EXPEDICIÓN RIO COLORADO 1973

La idea surge un año antes de realizar el periplo, de la charla entre cuatro amigos. Se enteraron que el Río Colorado, que cruza por cinco provincias (Mendoza, Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires), nunca había sido navegado en su totalidad, luego de planificar, llegaron a la conclusión que utilizarían dos botes inflables, con un piso de lona y sobrepiso de madera. Eran muy lentos, con un bordo alto (mucho bote fuera del agua) y en un cauce quieto costaba moverlo.
La expedicionarios llegaron a la zona de la naciente en un Chevy, con toda la carga en un carro. Cuando se terminó el camino, en el paraje de Butacó, para llegar a la naciente del Colorado, tuvieron que hacer los últimos 7 kilómetros en caballos y mulas que les facilitó una familia mapuche, los cuales les indicaron el cauce de un arroyo para poder llegar.

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El 16 enero de 1973 comenzaron la travesía, se tiraron al agua en los dos gamones en la cordillera, en la confluencia de los ríos Grande y Barrancas, justo en el límite entre Mendoza y Neuquén. No sabían que iban a convertirse días más tarde en los primeros en navegarlo de punta a punta; terminando la travesía en Fortín Mercedes, unos kilómetros antes de llegar al mar, donde el cauce se desdibuja confusamente. En cada bote llevaban 150 kilos de equipamiento, más los dos integrantes y en el agua se sacudían mucho, sobre todo en los rápidos. El caudal del río se había acrecentado a fines de 1972, pues una nevada excepcional ensanchó en forma peligrosa los márgenes del río. Por este motivo los navegantes tenían que mantener la línea de avance con sus remos de madera. La crecidas creaban muchos brazos y a veces erraban el cauce y se encallaban. En otras, las piedras del lecho perforaban el bote y había que emparcharlo, esperar toda la noche a que secara y vuelta a remar al día siguiente. No tenían cartas náuticas pues en ese entonces no existía. Tampoco existía el GPS ni ningún medio de posicionamiento global.

«Fue un bautismo de fuego para las hazañas que siguieron como cruzar el Atlántico en balsa, el mar de las Antillas en kayaks, los Andes en globo, escalar el Aconcagua, etc, son más de 30 expediciones en 50 años y en cinco continentes» Alfredo Barragán

El viento sopló en contra 23 días de la travesía, que se dividió el tres etapas: desde la naciente hasta 25 de Mayo, desde 25 de Mayo a Río Colorado, y la última desde Río Colorado hasta Fortín Mercedes. Primero los acompañó a la vista el volcán Tromen, luego aparecieron las barrancas que con el correr de los días se convirtieron en bardas. El paisaje se fue achatando hasta terminar como un río manso de llanura.
Despertaban al amanecer. Desarmaban la carpa y cargaban todo y lo ataban en los botes, porque en los rápidos se sacudían mucho. Al mediodía comían algún salamín, un trozo de queso, o una lata de sardinas con pan. Cuando caía el sol, buscaban una zona playa y armaban la carpa canadiense. Comían fideos o arroz. Tuvieron suerte en alguna ocasión que cruzaron un puesto y asaron un trozo de cordero que les regalaron. Tomaban solo agua del Río Colorado, que la dejaban sedimentar en una olla para que no sea tan oscura.

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Al finalizar cada jornada instalaban la antena entre dos torres de 4,5 metros, hechas con caños de luz, conectaban la radio y pasaban el parte a sus familiares de Dolores.
Remaban de sol a sol para cumplir con el objetivo de 50 kilómetros diarios, trataban de mantener cerca los dos gomones para poder hablar de bote a bote, por si venían rápidos o una pequeña caída o algún salto. Remaban con remeras largas, gorra y anteojos para no quemarse con el sol. Al remar 10 horas diarias terminaban con las manos tan hinchadas que no podían cerrarlas. Las metían en el agua fría para deshincharlas. Se ubicaban en el bote montados como en un caballo, sobre cada tubo lateral. Una pierna dentro y la otra fuera en el agua.
Tuvieron que quedarse tres días en 25 de Mayo, La Pampa, por la rotura del oleoducto que cruza el río y transporta el petróleo desde la planta de Catriel. Les decían que el petróleo podía afectar la tela de los botes. Una vez que repararon la pérdida, siguieron con la travesía. Allí fue la primera vez que cruzaron una persona, luego de 5 días de travesia.

«Nosotros no somos aventureros, somos expedicionarios. Absolutamente serios para planificar y ejecutar» Alfredo Barragán

Una vez cada diez días un avión de la Fuerza Aérea los sobrevolaba para identificar su posición. El rumor de los “locos que venían por el río” se había expandido por toda la región. Una vez llegaron e hicieron noche cerca del puesto de una familia. A la mañana se despertaron con 20 personas alrededor. Se habían pasado el dato entre vecinos para ver a los locos del Colorado. Al llegar al Salto Andersen los operarios los ayudaron a cargar los botes y trasladarlos al otro lado de la represa para la etapa final. Cuando arribaron a Río Colorado los esperaban varios medios de prensa y firmaron los primeros autógrafos de su vida.
La llegada a Fortín Mercedes fue una fiesta, con una multitud en las costas, autoridades, aviones sobrevolándolos. La hazaña se había concretado.

DOCUMENTAL

Ruben Tablar filmó la travesía. Solo contaban con 30 minutos de película en Súper 8 y con eso se realizó el documental.

«Es que todo lo que encarábamos lo hacíamos de modo muy serio. Cero improvisación. Sin sponsor y con un profundo respeto por la naturaleza» Alfredo Barragán

 

MUSEO DE LA EXPLORACIÓN

El conocimiento geográfico es esencial, fundamental, para el hombre. Es importante rescatar el espíritu de los pioneros que descubrieron el mundo geográfico; su imaginación, atrevimiento, determinación, planificación y entrega.
Sus historias son cantos a la libertad. Sus empresas enseñan la alegría del intento, de la planificación, del esfuerzo y la perseverancia; valores que flaquean en estos tiempos.
Las más de 30 expediciones del CADEI en cinco continentes constituyen un patrimonio cultural extraordinario, único en el mundo (Río Colorado, Aconcagua, Atlantis, Andes en Globo, Kilimanjaro, Mar de las Antillas en Kayaks, Antártica Finis Terra, etc). Y planean la creación del Museo de la Exploración, a erigirse en Dolores. Este museo no será un galpón de cosas viejas. Se concibió como un medio de comunicación. Y tiene mucho para decir. Tiene valores para transmitir. Y será convincente porque no hablará desde la teoría sino desde los hechos, desde historias reales; desde la historia universal de las exploraciones.
Y hay que hacer ese museo porque no existe. No existe en el mundo.
Y por qué en Dolores? Por qué no? Porque tienen guardado un patrimonio cultural enorme, único en su conjunto, fruto de tantas expediciones en cinco continentes, con el cual empezar. Y estará dispuesto para cobijar las experiencias de otros exploradores del mundo. Porque Dolores tiene una ubicación geográfica excepcional, sobre el eje turístico más importante del país.
El proyecto ha sido aprobado por todos los gobiernos nacionales, provinciales y municipales de la última década, de todos los sectores políticos. Pero aún no se ha concretado. Es de esperar que la belleza y la trascendencia de la idea supere las mezquindades que lo demoran.

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Fuentes Río Negro RN y CADEI

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ANTONIO DE LA ROSA, en Solitario Remando tras los pasos de Sir Ernest Shackleton, primeros días de travesía

enero 14, 2023 — by Andar Extremo

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Antonio de la rosa partió en una embarcación a remo de Cabo de Hornos a las Georgias del Sur, empieza una expedición increíble

PH: Posovisual
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El aventurero Antonio de la Rosa partió el 7 de enero de la ciudad austral, Puerto Williams, con el ánimo de realizar remando en unos 40 días en solitario, en unaembarcación de 7 metros, el recorrido de unos 3500 kilómetros aproximadamente que eternizo Shackleton hasta las Georgias del Sur.
Desde Cabo de HornosAntonio comenzó esta aventura, intentará ser la primera persona que cruce a remoen solitario el Mar de Hoces o Estrecho de Drake hasta la Antártida,serán unos1000 km en el peor lugar para navegar de la Tierra.
El «OceanDefender»,así se llama la embarcación,tuvo su primer amanecer en Cabo de Hornos, luego de 22 horas de la partida,con una continua remada para aprovechar y anticiparse a futuros vientos que vendrían de unos 100 km por hora.
El segundodíael viento del sur comenzó a soplar y le hizo perder kilómetros ganados,tuvo que avanzar hacia el este con muchas horas de remo para no perder posicionamiento, pero parecía que la meteorología favorable con viento del norte u oeste le empujaría hacia la Antártida.

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De entrada uno de los teléfonos se averió, aunque por suerte tenía otro que le alcanzo para conectarse solo media horaen estos primeros días. Desde que salió estuvo nublado o lloviendo, esto le incidió en la carga de las bateríaslo quehan bajado bastante, unos 40 amperios de los 180 que tienen. En estos casos de poca energía solo se maneja con el piloto automático y con el plotter, El próximo objetivo es la Isla Elefante así que va a tener que minimizar los gastos energéticos.
El cuarto día fue terrible por las condiciones del mar,con rachas de vientos de 75 km/h, por desgracia por la noche segiró el viento aSuroeste y lotiró nuevamente hacia el Noreste, esto generaba que lo separedel sur de la Patagonia, llevándolo demasiado alto, si bien las condiciones fueron duras podíadescansarunas 3 o 4 horas con el barcomovendose mucho.
Comenzando el quinto día ninguna de las predicciones climáticas se habían cumplido en las últimas cien horas.Con mucho dolor en las manos, de remar unas 15 horas diarias, si bien lleva guantes y crema para cuidar futuras ampollas, los músculos le pedían tregua.

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Mantener la atención hacia que duerma poco y nada, continuamente chequeando la dirección e intentando cambiar el rumbo. Incluso las corrientes y los vientos llegaron a tumbar dos veces el Ocean Defender, si bien no se llego a dar vuelta, el giro de 90º por el golpe de la ola, el barco en volver a su posición normal tardabaa dos o tres segundos, eran segundos dramáticos.
Estos primeros días la alimentación fue escasa, ya que todavía tiene las energías del continente, sólo tomó una comida diaria caliente yalgo de frutos secos, con media ración diaria, 2000 calorías, le alcanzaba para el gasto cotidiano.
Con el paso de las horas las corrientes lo seguían afectando muchísimo en su sexto día, no contaba con ese enemigo, esas corrientes son como ríosindetectables y van en direccióncontraria. Por estas condiciones de estar derivándolo demasiado al norestey consideró adecuado poner el «ancla de capa» consiguiendo no alejarse tanto de la isla Elefante. Es desesperante, porque los kilómetros que ganaba, luego los perdía y así se pierden días enteros. La sexta noche pudo descansar un poco más que las anteriores, incluso con olas de cinco metros.

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El séptimo día luego de muchos días malos, la meteorología llego con buenas previsiones Viento Noroeste con tendencia al Norte que le ha permitido navegar al Sur y ganar grados a la Antártida. Ha podido surfear olas y remar fuerte, el día había sido duro porla acumulación de días malos, pero cuando cambio volvió la energía al cuerpo

La parte negativa es que lleva un par de días muy oscuros, lloviendo, y sin sol, y eso afecta muchísimo a la energía de la embarcación para alimentar los equipos electrónicos. Tiene que empezar ya a racionar. Pese a que el piloto automático es de bajo consumo ycon los ordenadores tiene un mínimo de 2,5 amperes la hora, lo que son unos 70 amperes al día. Si continúa el tiempo así solo tendría menos de dos días más de baterías. Otro tema negativo es la humedad dentro de la embarcación, todo el tiempo secando.

Luego de siete días en el peor mar para navegar, Antonio pudo rumbear el Ocean Defender, esperemos que el sol brille y que la Antártida este minuto a minuto más cerca!!!

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Carreras de aventura

OSDE ULTRA TRAIL, 2022

noviembre 14, 2022 — by Andar Extremo

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El 23 de octubre se corrió la quinta edición de la Osde Ultra Trail festejando los 10 años de ediciones de Río Cuarto TrailRun, una carrera con cinco distancias donde los 60 km fue la nueva modalidad de este clásico. Más de 1250 corredores largaron de Alpa Corral, en las diferentes modalidades 60 km, 42 km, 25 km, 15 km y 7 km. Una edición con muchísimo calor en las sierras de los Comechingonesdonde la primavera no dio tregua.

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El domingo temprano, bien de madrugada a las 4 am, la jornada arrancaba fresca mientras los competidores de los 60 km con sus linternas salían en busca de las sierras. El amanecer llegó y así fueron partiendo las diferentes distancias. A medida que pasaban las horas, la temperatura también lo hizo, la belleza del paisaje primaveral contrasto un poco con calor, pero la sierra es mágica y medida que el sol subía el constante viento refrescaba y haciadisfrutaraal 100% de esta maravillosacarrera.
Desde las 7 am fueron largaron los demás para darle un marco espectacular al evento que comenzó el día Sábado con las acreditaciones y la charla técnica y culminó el Domingo con la alegría de todos cruzando el arco de llegada por haber cumplido con un desafío muy exigente.
La organización junto con el Área de Kinesiología de la Universidad de Mendoza, puso a disposición de los corredores, un servicio de masajes para la recuperación post carrera.

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Como novedad se realizó una caminata con mascotas para incluir a los numerosos acompañantes con que contó el evento y le dio un marco especial.
El evento contó con stand de indumentaria y accesorios, stand de los principales sponsor y foodtrack en el epicentro.
Una geografía variadacon bastante desnivel acompaño alos corredores que desafiaron las piedras, los ríos y los bosques de este lindo paraje que es Alpa Corral.En la categoría 60 km el ganadorfueJorge Zunnino con un tiempo de 6:42:44 hs, en segundo lugar entro Matías Viotticon un tiempo de 6:45:07 hsy en tercera posición Leandro Parolicon 6:47:34 hsy en damas Mariela Viglioccofue la primera con un tiempo de 7:40:38 hs., segunda entro Natalia Cosattocon un tiempo de 7:48:38 hsy tercera María Eugenia Quinteros con un tiempo de 8:51:31 hs.
La segunda categoría fue de 42 km, el ganador en caballeros fue Victor Aguilera, en damas la ganadora fue María Laura Soria. En los 25 km el ganador en caballeros fue Máximo Mercader y Jessica Persa fue la ganadora.
En los 15 km el ganador fue ElberFilippay la ganadora Yoana Navarro, en los 7 km en caballeros el triunfante fue Rafael Cerratoy la ganadora fue Jesica Victoria Witt.

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“Una carrera hermosa, unas vistas terribles y muy bien marcada. Super conforme, si bien largué mal y me costaron los primeros 15 kilómetros, luego me acomodé y terminé bien”Mariela Viglioco ganadora 60km

“Fue algo único, el recorrido y la marcación estuvieron excelentes. Fue un circuito muy duro y técnico, pero por suerte pude ganar”Jorge Zunino, ganador 60 Km

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“La carrera estuvo muy buena, es un circuito que uso siempre para entrenar, bien señalizada, los puestos de abastecimiento siempre con muy buena atención. Nos tocó un día espectacular, fresco por l mañana y se presto para poder correr rápido más tarde. La organización impecable, uno se siente entre amigos. Por suerte me sentí bien, apreté desde entrada después del kilómetro 30 aflojé y me alcanzó para ganar” Victor Aguilera ganador 42 km

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“La preparé con mucho tiempo y ganas, físicamente y con la alimentación. Salí tranquila pero sin guardarme nada, disfruté cada tramo de carrera. De principio a fin me sentí muy bien, hubo partes técnicas y otras que se podía correr bastante. Los puestos de hidratación bien distribuidos y tratando siempre con cordialidad y ayudando al corredor. La organización excelente, hermosa carrera y hermosa ciudad. Me sorprendí con el podio, venía metiendo cuartos o quintos puestos, fue una alegría inmensa, inesperado” Rocío Daviña ganadora 42 km

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60 Km Caballeros
1º Jorge Zunino 6:42:44 hs
2º MatíasViotti 6:45:07 hs
3º Leandro Paroli 6:47:34 hs
4º Martin Burghini 6:55:12 hs
5º Pablo Antonio Molina 6:57:02 hs

60 Km Damas
1º Mariela Vigliocco 7:40:38 hs
2º Natalia Cosatto 7:48:38 hs
3º María Eugenia Quinteros 8:51:31 hs
4º Mercedes Silva Aleman 8:56:44 hs
5º Karina Lanatti 8:56:48 hs

42 Km Caballeros
1º Victor Aguilera 4:01:17 hs
2º Franco Espeche 4:04:13 hs
3º Guillermo Lombardi 4:30:20 hs
4º RomanRibotta 4:41:49 hs
5º Antonio Morales 4:45:40 hs

42 Km Damas
1º RocíoDaviña 5:09:06 hs
2º Valeria Adaro 5:19:08 hs
3º Daniela Medina 5:23:16 hs
4º Carolina Angeli 5:32:42 hs
5º Silvana Cacciavillani 5:53:06 hs

25 Km Caballeros
1º Máximo Mercader 1:59:56 hs
2ºAlvaroLepore 2:03:55 hs
3º Marcos Rodríguez 2:10:10 hs
4º Diego Antun 2:11:07 hs
5º Isaías Ezequiel Pereyra 2:18:24 hs

25 Km Damas
1º Jessica Persa 2:27:17 hs
2º Pilar Diez 2:35:45 Hs
3º Vanina Torno 2:39:05 Hhs
4º María Cecilia Domínguez 2:45:27 hs
5º Natalia EstefaniaCurcio 2:47:25 hs

15 Km Caballeros
1º ElberFilippa 1:22:49 hs
2º Gustavo Pecorari 1:23:20 hs
3º German Boccolini 1:25:16 hs
4º Ezequiel Arias 1:25:35 hs
5º Francisco Montoya 1:31:39 hs

15 Km Damas
1º Yoana Navarro 1:46:52 hs
2º Pamela Fernandez 1:49:56 hs
3º Maria Cecilia Carrera 1:53:07 hs
4º RubiAntonela Torres 1:54:52 hs
5º Jesica Lucero 1:56:29 hs

7 Km Caballeros
1º Rafael Cerrato 0:32:49 hs
2º Rodrigo NicolaaSaez 0:34:36 hs
3º Christopher Hurras 0:34:41 hs
4º Ignacio Veliz 0:35:40 Hhs
5º Juan Pedro Rey 0:36:10 hs

7 Km Damas
1º Jesica Victoria Witt 0:40:27 hs
2º Andrea Antomas 0:40:53 hs
3º Susana Beatriz Gonzalez 0:41:40 hs
4º SofiaPrida 0:42:03 hs
5º Ivana Emilse Boj 0:42:46 hs

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www.riocuartotrailrun.com.ar

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Semana del Montañismo en Salta, Segunda Edición

julio 14, 2022 — by Andar Extremo

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Con invitados de lujo como Alfredo Barragán, Heber Orona y Lito Sánchez, el evento será una oportunidad para promocionar las actividades de montaña en la región. Se extenderá desde el 1 al 6 de agosto, con charlas en la Usina Cultural Salta, un brindis en el cerro San Bernardo y un ascenso recreativo al cerro Elefante, en la Reserva Municipal Yungas de San Lorenzo

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Entre el 1 y el 6 de agosto se desarrollará la segunda edición de la Semana del Montañismo en Salta. La sede principal será la Usina Cultural Salta, situada en la calle Juramento 180, aunque también habrá actividades en el cerro San Bernardo y en la Reserva Municipal Yungas de San Lorenzo. La primera edición, que se desarrolló en octubre de 2021 en el local de la cervecería Antares, fue un éxito total de público. “Eso nos animó a pensar una segunda edición mucho más ambiciosa, en un lugar más amplio, con actividades especiales e invitados de prestigio mundial”, explicó el fotoperiodista y documentalista Juan Martín Roldán, editor del sitio web Secretos de Salta, uno de los organizadores del evento.

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Las charlas y paneles se desarrollarán entre el 1 y el 4 de agosto a las 19 hs. en la Usina Cultural (Juramento 180, Salta), según programa adjunto. El viernes 5 a la misma hora se realizará un brindis por el Día del Montañista en la cima del cerro San Bernardo, mientras que el sábado 6 a las 14 hs. la cita será en la Reserva Municipal Yungas de San Lorenzo, donde los asistentes ascenderán hasta la cumbre del cerro Elefante (1900 msnm) para despedir allí a los cuatro salteños que un par de semanas más tarde partirán hacia el Himalaya para escalar nada menos que el monte Manaslú, uno de los 14 ochomiles del planeta.

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La lista de invitados especiales está encabezada por Alfredo Barragán, Heber Orona y Lito Sánchez. Barragán es el gran símbolo de las exploraciones de aventura en nuestro país. No solamente capitaneó la célebre Expedición Atlantis, sino que también cruzó los Andes en globo aerostático y cruzó el Mar de las Antillas en kayak, entre otras aventuras memorables.

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El mendocino Heber Orona, por su parte, es el primer argentino que llegó a la cumbre del Everest sin la ayuda de oxígeno extra, además de que completó el desafío Seven Summits, que consiste en trepar hasta la cima del pico más alto de cada continente.

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Lito Sánchez, por su parte, es el primer argentino que puso un pie en la cumbre de un ochomil. Y ostenta un récord impresionante: ha subido el Aconcagua más de 70 veces.

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También serán de la partida otros nombres notables del montañismo argentino y salteño, como Juan Pablo Sarjanovich, Jorge González, Christian Vitry, Emilio González Turu, Enrique Pantaleón, Julieta Balza y Griselda Moreno. “Juntar a toda esta gente es maravilloso, un sueño. Ayuda a cumplir nuestro objetivo: impulsar y difundir las actividades de montaña en la provincia. Salta tiene una diversidad de ambientes naturales increíble, única, y está casi totalmente relacionada con cerros, volcanes y quebradas.

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Estamos convencidos de que este potencial se puede aprovechar para generar trabajo y desarrollo, siempre con criterios de sustentabilidad y respeto por la naturaleza”, agrega Roldán. El evento cuenta con el apoyo del Ministerio de Turismo y Deportes de la Provincia de Salta y la Municipalidad de San Lorenzo. La entrada a las charlas será libre y gratuita, mientras que el ascenso al cerro Elefante (en San Lorenzo) tendrá un costo de $ 500 por persona, lo que incluye un refrigerio en la cumbre.

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Kayak

TRAVESÍA EN KAYAK EN “FERMOSA”

mayo 9, 2022 — by Andar Extremo

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Del 1º al 8 de abril conmemorando el aniversario de la ciudad de Formosa, viajamos junto al C.A.D.E.I. y su fundador, Alfredo Barragán, a realizar una travesía de 120 km por el selvático Riacho Monte Lindo y el Río Paraguay.

Fotos y texto Marcos Ferrer Andar Extremo

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Indudablemente la naturaleza tiene esos ribetes y condimentos que ni el más precavido de los excursionistas realmente está preparado para lo que vendrá. Eso es lo más lindo que tiene el deporte en la naturaleza. Y gracias al C.A.D.E.I. y su líder el Capitán Alfredo Barragán fuimos parte de la trigésima travesía náutica por el aniversario de la ciudad de Formosa.
Los 143 años de esta ciudad que resplandece a la vera del caudaloso Río Paraguay, nos dieron la bienvenida para realizar esta épica travesía en kayak emulando aquella navegación del comandante Luis Jorge Fontana que culminó con la fundación de “Fermosa” (Hermosa en castellano antiguo; que el tiempo transformó en Formosa). Una ciudad calurosa y húmeda que nos recibió de la mejor manera. El Club Náutico, la Secretaría de Deportes y el Ministerio de Turismo hicieron posible nuestra experiencia de 120 kilómetros de ríos y selvas.

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Viajamos con el C.A.D.E.I. y el Náutico Dolores: Alfredo Barragán, Pablo Bidart, José «El Huevo» Roch y quien escribe, para juntarnos en esta hermosa capital con más de 80 navegantes de 8 provincias argentinas (Formosa, Buenos Aires, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Misiones, Chaco) y de la Capital Federal. Y un dato más que interesante es que el 40% de la flota lo conformaban mujeres.
Preparando con tiempo las embarcaciones, el domingo 3 de abril estábamos listos para dirigirnos en buses al primer campamento para hacer noche y empezar la travesía por el Riacho Monte Lindo, desde la ruta 11. Pero la noche nos daría una sorpresa, una lluvia rabiosa e intensa que dejó al campamento inundado por completo. Antes, durante y después de la travesía la lluvia fue constante, y en cuatro días a la intemperie recibimos 360 milímetros de agua sobre nuestras almas. Querían aventura? Aquí la tienen, nos decía Formosa.

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Fue así como nos adentramos el selvático Riacho Monte Lindo, en una mañana húmeda y lloviznosa. Su cauce cargado de agua bajaba serpenteante, con una ancho que variaba entre 40 y 70 metros; casi todo el recorrido con selva en galería, con unas enredaderas gigantes y enormes lapachos dominantes. La variedad de fauna era increíble y al avanzar veíamos tucanes, monos, yacarés y muchísimas variedades de pájaros.
Piraguas y Kayaks descendíamos el riacho sorprendiéndonos paso a paso con un paisaje único, en una travesía donde estábamos expuestos 100% a la naturaleza, donde además había infinitos mosquitos debido a la lluvia copiosa y la humedad. Fue así que luego de 35 km de remo, con alguna parada para cargar emergías, llegamos a Villa Dalmasia.

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Rápidamente armamos campamento y nos cambiamos la ropa empapada, con la permanente gentileza de los organizadores que ponían la mejor energía para que pudiésemos resguardarnos.
La idea rectora de la travesía es tener una organización simple, básica, sin prever ni solucionar los detalles, para que subsista la aventura. De modo que cada uno tiene que explorar, aguzar el ingenio y resolver todo el tiempo.
La temperatura media/alta hizo que no pasemos malos momentos y los campamentos, entre fuego y fuego, nos brindaban la posibilidad de secar un poco la ropa, las carpas y las bolsas de dormir.

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Solo la noche tuvo la piedad de no darnos agua. Rápidamente desarmamos el campamento y nos dispusimos a navegar el último tramo del riacho Monte Lindo por donde llegaríamos al gran Río Paraguay. Pero la mañana de ese segundo día, del martes 5 de abril, nos recibió con una lluvia abundante y los últimos7 km del riacho, que nos fueron depositando en el imponente Río Paraguay, fueron un mundo de agua, por abajo y por arriba. No obstante, la flota tenía un buen humor increíble y remaba cantando bajo la lluvia.

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Hicimos una parada para intentar recuperar temperatura, donde un pequeño fuego calmaba el frio. Cargamos energías y salimos al gran río. La aventura continuaba palada a palada y los 700 metros de ancho del Paraguay nos transportaban aguas abajo.

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Cerca de las 17 hs llegamos a suelo Paraguayo, a Villa Oliva, en donde por suerte a la media hora de arribar la lluvia comenzó a parar. Gracias a la amabilidad de los paraguayos pudimos darnos un baño de agua caliente y comer unas ricas torta fritas con mate cocido. Habíamos remado 30 km en todo el día y la noche estrellada nos dejó descansar a la vera del río.

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La mañana del miércoles 6 de abril nos recibió con un poco de sol y muchísima humedad. Fue la primera vez que Febo se hizo sentir. Temprano salimos por el río, los barcos con conteiners y las barcazas que transportan cañerías y diferentes mercaderías nos asombraban por su tamaño. La mañana nos llevó por el ancho río y acercándonos al mediodía cruzamos de nuevo a nuestro país y remando por un riacho lleno de camalotes llegamos al poblado Boca Pilagá, que nos daba la bienvenida y un lugar de descanso.

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El mejor momento de la expedición llegaría a la tarde del miércoles, saliendo por un riacho de nuevo hacia el Río Paraguay, cuando entramos en este espejo de agua con las luces de un atardecer bellísimo. Los yacarés en los camalotes y el movimiento de las aguas nos anticipaban una tormenta. La luz se fue yendo de apoco y antes de oscurecer tuvimos la suerte de ver una impresionante anaconda amarilla de más de 3 metros. Nos quedaron por ver, en otra travesía, los tapires, carpinchos y yaguaretés.

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Cayendo la noche y luego e 33 km de navegación llegamos a La Toma, muy cerca de la ciudad Formosa. Y como no podía ser de otra manera se nos vino encima la peor tormenta que tuvimos. Vientos muy fuertes, lluvia torrencial, casi todas las carpas inundadas y lo que predominó en toda la travesía, la aventura de no saber lo que venía.

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La mañana del jueves, por supuesto, fue lluviosa; así que a desarmar todo, meter las cosas mojadas en los tambuchos y a llegar, como sea. Los 7 km que nos separaban del centro de Formosa fueron de lluvia constante y al llegar se largó un chaparrón terrible, como broche final.

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En la costa sonaba marcial la banda del Ejército, mientras las autoridades del municipio, la prensa y el público salía a recibirnos. Mojados y felices nos abrazamos emocionados por haber concretado esta hermosa travesía, esta pintoresca aventura fluvial.

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Al día siguiente, culminados los actos y homenajes, regresamos a casa satisfechos y agradecidos a todas las entidades que nos invitaron, a Juan Pablo Gómez por resolver y coordinar nuestro viaje y a “La Fermosa” por recibirnos.

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Doña Joaquina, Riacho Monte Lindo por Adriana Buchele
Un camino con pinceladas de palmeras que distraen el paisaje monótono del verde profundo de la selva formoseña. Un río de tinta marrón que corre aletargado entre el monte tupido con cortinas de enredaderas cayendo a sus pies. Silencio.
Cierro mis ojos, me dejo llevar por esas aguas flotando con mi kayak y veo aparecer entre la neblina matutina desde la curva un bote con remos de madera y unas manos pequeñas deslizándolos, despacio, para no interrumpir el día. El hombre morocho de piel curtida, ojos negros mira su hogar verde y caluroso del riacho Monte Lindo. Puedo oler la humedad del lugar y oír el chillido del Martín Pescador siguiéndolo. A lo lejos escucho el aullar de los monos y veo una pareja de tucanes adornando las copas de los arboles más altos. El hombre sigue remando, pausadamente mientras en la orilla una mujer lo saluda al pasar. Doña Joaquina custodia y protege las orillas del pueblo de Colonia Dalmacia, “Che Memby” susurra al aire y su voz se traslada por el rio. El hombre levanta la vista y sonríe, sabiendo que su madre siempre estará, allí, junto al corazón de Colonia Dalmacia.
Abro mis ojos y todavía el aroma de la mujer flota por el rio, ese mismo rio que vuelca sus aguas al rio Paraguay, llegando al Paraná y por fin quedando libre en el rio de La Plata a mas de 1200km. Es alli en donde en unos pocos días mas lo volveré a remar.
Aclaraciones:
Colonia Dalmacia se encuentre sobre el riacho Monte Lindo, al Norte de Formosa Capital. Sus habitantes son solo un puñado y cada año abre sus corazones a remadores que pasan por allí, para festejar el aniversario de Formosa.
“che memby”, mi hijo en guaraní.
El Riacho Monte Lindo vuelca sus aguas al Rio Paraguay.
Este humilde relato está dedicado a un gran amigo formoseño, “el Coqui”, a su hijo Luciano, su hermano Juan Carlos y a toda su familia.
Simplemente Gracias!!!!!!
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«En forma oficial comenzó esta travesía en 1992, tratando e copiar el derrotero del comandante Luis Jorge Fontana, que salió de Villa Occidental, actualmente territorio paraguayo. Entonces elegimos el punto más lejano sobre territorio Argentino que fue Puerto Pilcomayo, desde allí comenzamos a hacer las travesías y más adelante elegimos el Riacho Monte Lindo para comenzarla. Donde elegimos el 8 de abril que es la conmemoración del aniversario de la ciudad» Julio Espiándola, fundador y capitán, de la travesía junto a Cesar «Coqui» González

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SHACKLETON, ATRAPADOS EN LA ANTÁRTIDA

marzo 16, 2022 — by Andar Extremo

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En Agosto de 1914 el famoso explorador irlandés Ernest Shackleton partió con una tripulación de 27 hombres a bordo del Endurance hacia el Atlántico Sur para realizar la última meta de los exploradores, "Atravesar a pie el Continente Antártico". A 160 km de su meta, el hielo cambio de estado y la embarcación quedó atrapada en el congelado mar de Weddell. A partir de allí se desarrolló una de los casos de supervivencia más increíbles de la historia. Nota editada en el Periódico de Aventura Andares nº 5 en 2002 antecesor de la Revista Andar Extremo

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A pesar de no haber llegado al polo, Shackleton ya había sido protagonista de dos expediciones polares, en la primera, partió en el Discovery hacia la Antártida con el Capitán Scott, en 1901. Juntos emprendieron un viaje de más de 2500 km con 5 trineos tirados por 19 perros por lugares que ni figuraban en los mapas. Pasaron hambre, padecieron escorbuto y llegaron a tirar ellos mismos de los trineos. En 1907 emprendió la segunda expedición a bordo del Nimrod con 10 caballos y 8 perros. Esta expedición tampoco tuvo éxito pues los caballos no eran apropiados para los terrenos y terminaron matándolos y comiéndoselos. Pese a esto lograron acercarse a tan solo 180 km del polo (puntos más meridional logrado hasta entonces), y regresaron luego de recorrer 3000 km a pie.
Tan grande era la lucha de los exploradores por ser los primeros en pisar el polo que en 1911, dos expediciones se encaminaron hacia el sur, la de Scott y la expedición noruega al mando de Amundsen. El logro de éste provocó desilusión en la expedición inglesa, que al regreso encontraron la muerte víctimas de abandono.
Al enterarse que ya no sería el primero en pisar el polo, Shackleton comenzó a organizar una nueva expedición, que no era solamente ir al polo y regresar, sino la propia travesía del continente, desde el mar de Weddell hasta el mar de Ross y la llamó «Expedición Imperial Transantártica».
Para esta ocasión, usaría una goleta de madera con tres palos, construida con planchas de roble y de pino noruego, recubiertas de ocote (madera muy dura). Poseía 48 m de slora y 300 toneladas de peso. El Endurance, como Shackleton la bautizó hacia referencia al lema de su familia, «venceremos gracias a la resistencia».

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La tripulación que estaba compuesta por marineros, científicos y oficiales cuyas edades oscilaban entre los 25 y los 40 años, partió desde Londres en Agosto de 1914, a pocos dias de estallar la Primera Guerra Mundial. Navegaron hacia el sur y en Bs. As. cargaron provisiones entre ellas, 69 perros de trineos.
Shackleton se unió a la expedición en la ciudad de La Plasta a mediados de Octubre. Desde allí se dirigieron hacia la isla San Pedro al este de las Malvinas. Durante semanas el Endurance esquivó rodeó varias placas y témpanos, y a pesar de haber logado abrirse camino hacia la Bahia Vahsel, fue obligado a detenerse. Enormes témpanos de 50 km2 se presentaban frente a ellos y paulatinamente la superfície de mar abierto se fue estrechando.
El 31 de diciembre, el Endurance paso a través de una placa difícil de romper y cruzó el Circuito Polar Antártico, a los días quedo atrapado en el hielo, pero esta vez na saldría. Después de varios meses perdieron la única posibilidad de libeгarse, pues la presión que ejercia el viento sobre la placa de hielo terminó fracturandola a unos metros del barco. A pesar de haber puesto la caldera a todo vapor no pudieron llegar hasta la abertura, los tripulantes rompieron el hielo con picos para abrir camino, pero todo fue en vano.
Los días pasaron y las resonancias de profundidad indicaban que el barco se alejaba cada vez más de tierra firme, arrastrado por las placas de hielo en movimiento. A tan sólo un día de la Bahía Vahsel, el Endurance se convirtió en un puesto de invierno, pues deberian esperar 7 meses hasta Octubre donde en primavera se rompería el hielo. Debieron organizarse para vivir más cómodos, los perros fueron trasladados fuera del barco en Iglúes de hielo, los cerdos durmieron afuera hasta que se convirtieron en carne salada. A la luz del día los hombes ejercitaban a los perros, buscaban focas y pinguinos para alimentare o emprendian excursiones en el hielo, al anochecer cantaban, leían, se turnaban para hacer guardia, y jugaban al ajedrez.

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Un buen día el sol desapareció por completo y no se lo vio hasta 4 meses después. En Abril, el hielo gruño en torno al buque haciéndolo vibrar ligeramente, fue es el primer indicio del potencial mortifero de la placa de hielo. Dos meses más tarde comenzó la parte más oscura del año, la temperatura descendió a 29° bajo cero y las masas de hielo crujían al chocar unas contra otras. la presión que provocaba que las placas se fracturen y se superpongan, amontonaba enormes bloques de hielo de hasta de 5 m. de altura. Hacia fines de Junio ya llevaban atrapados 158 días y el Endurance se había trasladado a la deriva más de 1000 km. A esta altura la presión que provocaba el hielo sobre el buque se torno amenazadora, los hierros de la sala de máquinas se doblaron, las vigas se arqueaban y las puertas se salían del marco.
Hasta fines de Octubre no hubo grandes inconvenientes y los hombres comenzaron a desarrollar más actividades ya que tenían 22 horas de luz, pero en un momento un terrible golpe hizo inclinar el buque unos 8º a estribor y comenzó a filtrar agua. Se encendieron las calderas y las bombas extractoras, los hombres cavaron trincheras en el hielo, las vigas gemían, entre tanto reunian vituallas, ropas, comida de los perros, aparejos de los trineos, raciones de emergencia, mapas, planos y hasta fotos de posibles recaladas preparándose para desembarcar en el hielo.
El 27 de Octubre amaneció claro y despejado, la presión del hielo aumento durante el día y a las 4 de la tarde llegó a su punto culminante, de un golpe se levantó la popa mientras un témpano en movimiento arrancó el timón y la cabina, las cubiertas comenzaron a romperse y al desprenderse la quilla el agua comenzó a entrar torrencialmente por todas partes. Shackleton ordenó que se bajaran a un lugar estable los botes y los trineos. Armaron un campamento en lo que parecía un témpano estable a 100 metros del barco destrozado.

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Shackleton informó que en unos días empezarían a caminar hacia Cerro Nevado a unos 300 kilómetros al noroeste. Se despojaron de los elementos prescindibles, uniformes de gala, elementos científicos, libros, relojes, etc. Ese mismo día sacrificaron a tres cachorros, a la Sra. Chippy (el gato, considerado la mascota del buque) y a un perro adulto que no sabía tirar trineos.
Se pusieron en marcha pero habiendo recorrido apenas 1,5 km desde su partida la caravana armó campamento a la tarde. Resolvieron quedarse allí bautizando al lugar «Campamento Océano», establecieron una rutina, temprano desayunaban foca frita, masa de harina cocida y té, después algunos cazaban focas y pingüinos y otros realizaban quehaceres en el campamento. Por la tarde se dedicaban a leer, zurcir o pasear y a las 17:30 hs se servía estofado de pingüino con cacao. Por la noche algunos montaban guardia por si los perros se iban o por si el témpano se rompía. Las raciones que eran para la travesía continental se conservaron escrupulosamente para el viaje en los botes salvavidas que los hombres traian a la rastra.
Se resolvió continuar la travesía a pie, pero esta vez avanzarían de noche cuando el hielo se encontraba más duro, 18 hombres tiraban de los botes y luego regresaban a buscar las provisiones. Ante la imposibilidad de seguir escogieron un témpano que parecia sólido para el nuevo campamento llamándolo «Campamento Paciencia».

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Era enero de 1916 y las placas no daban muestras de abrirse, la tensión era cada vez mayor y la alimentación se convertía en un problema realmente preocupante, las focas escaseaban y las reservas disminuían. Ese mes sacrificaron 27 perros, que luego serían parte en la dieta de los hombres….»se me encomendó esta tarea, y fue la peor que he tenido que hacer en mi vida (informó Wild en su diario). He conocido a muchos hombres a los que hubiese preferido matar antes que al peor de los perros»…
Con pocas reservas una bandada de pingüinos fue la salvación, comieron la carne de 300 de ellos, mientras que la piel y la grasa la usaron como combustible. En invierno lograron ver tierra al oeste, pero como la placa en donde se encontraban era demasiado frágil para atravesarla a pie y demasiado sólida para navegarla no pudieron acercarse, y debido al desplazamiento del hielo pronto dejarian de ver tierra firme.
En Abril el hielo se quebro, era el momento de botar los botes y comenzar a navegar. En el primer bote, el ballenero «James Caird» iban 11 tripulantes, en el segundo el.»Dudley Docker» 9 hombres y en la tercer embarcación la más pequeña «El Standcomb Wills» iban 8 personas.
Los hombres habian estado atrapados en el hielo pero su prueba más dura estaba por comenzar. La primer noche en el mar, acamparon en un témpano pequeño, la inestable masa de hielo se balanceaba y al anochecer el támpano se alzo sobre una ola y se abrió al medio justo debajo de la carpa de los marineros, tirándolos al agua Por fortuna fueron rescatados inmediatamente antes que el témpano vuelva a unirse.

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Ala mañana siguiente continuaron remando hacia el noroeste y a tomar las mediciones de
orientación, el resultado fue nefasto, una fuerte coriente los habla arrastrado en dirección
contraria. Al dia sigueinte se dieron cuenta que los botes estaban congelados por fuera y por dentro, estimaron que la temperatura habla descandido por debajo de los 20º bajo cero.
La vida de los hombres corría paligro, por las condiciones climáticas y por el hecho de no tener agua, la salida con prisa del campamento anterior no permitó carger hielo y lo único a su alcance era agua salada. Atormentados por la espuma que los mojaba contiuamente hinchándole el rostro y haciendole sangrar los labios, encontraban alivio aplicándose carne de foca helada.
Se echaron las anclas flotantes hechas con lonas y remos atados y comenzó la tercera noche en los botes. En el alba se observó la Isla Elefante a solo unos 50 km. Con las manos ampolladas y ensangrentadas remaron hacia ella. Sir Erenest había estado de pie día y noche resistó su incesante vigilia al aire libre pues habí a dommido desde el “Campamento Paciencia”.

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Une vez en tierra firme los homtres agotados daban traspiés a causa del congealamiento, muchos sufrían de desorientación transitoria, y otros temblaban como si sufrieran de parálisis, algunos estaban medios locos se revolcaban en
las piedras y uno agarró un hacha y no parohasta matar una docena de focas. Habían pasado 7 terribles días en botes abiertos en el Alántico Sur a comienzo del invierno Antártico y además de 170 días a la deriva ya hacian 497 días que ninguo pisaba tierra firme.
El 20 abril al ver que la situación se tornaba dificil Shackleton ordenó una expedición a la islaSan Pedro a 1500 km de distancia. Seis hombres formarían parte del grupo que iría en el «James Caird». Acondicionaron el barco, para la travesía, llevaban dos mástiles, 950 kilos de lastre para evitar que el barco zozobrase, cuatro remos y una bomba de agua. También cargaron sacos de aceite de grasa de ballena para derramarla en las aguas movidas e impedir que rompan las olas. Cargaron dos barriles de hielo fundido y las provisiones reservadas para la «Travesía del Continente»
A pesar de que Cabo de Hornos ara la tierra más cercana se dirigieron hacia la isla San Pedro porque los favorecia el viento. Durante las primeras noches y debido a las fuertes tormentas el agua se metía continuamente y debían dormir en turnos de 4 horas para cubrir guardias en sus sacos empapados y helados. Al caer el octavo día el barco estaba cubierto por una helada armadura de casi 40 cm de espesor convertido en un peso muerto que lo hundía. Se deshicieron de dos bolsas de dormir que se estaban pudriendo y se habían congelado durante la noche. Los hombres se encontraban con la ropas mojadas que no se habían quitado en 7 meses, les rozaba terriblemente la piel, los pies y las piernas se encontraban contínuamente pálidas e hinchadas Tenían las manos congeladas y negras de mugre. por la grasa, y las quemaduras provocadas por la cocina. Cada movimiento por mínimo que fuera, resultaba insoportable. Para evitar el frío bebian el aceite de la grasa, con el que pretendían calmar el agitado mar. Shackleton ordoeno cuatro comidas calientes que eran el único alivio. suministrándoselas cada 4 horas durante el día y leche caliente durante la noche.

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El 7 de mayo al mediodía observaron un riscoo negro a unos 16 km como lo habían calculado. No pudieron desembarcar debido al fuerte viento y al oleaje, pasaron la noche a 30 km de la costa y la lluvia al mediodía se convirtió en un huracán. La tormenta los amenazaba con chocar contra los arrecifes y lucharon horas para alejarse del peligro. Exhaustos casi al anochecer dirigieron el barco por una estrecha entrada en el arrecife.
En los 17 días de duras pruebas, los hombres habían mantenido una rutina, una estructura de mando, un horario de guardias. Habían prestado atención a su experiencia náutica en las peores condiciones a las que puede enfrentarse un marinero. Una vez en la isla arrastraron a duras penas el «James Caird» a tierra firme, esa noche durmieron en una cueva resguardada del viento, en la cual lograron encender un fuego con maderas traidas por el mar. Prepararon un estofado de crías de albatros. A causa del tiempo y la debilitada tripulación Shackleton anunció que irían a pie a una de las estaciones balleneras «Stromness» a unos 35 km por tierra.
A la mañana del 19 de mayo Ernest y dos de sus hombres emprendieron la marcha. Llevaban raciones para tres días, que metieron en calcetines, la geografia no les permitía avanzar con facilidad y llegar a cada cima era una ardua tarea. Al llegar a un pico observaron una cadena montañosa que les pareció familiar, calculaban que estaban a unos 19 km de la civilización. A la mañana del día siguiente escucharon las sirenas de los balleneros, y al mediodía estaban sólo a una montaña de la bahía Stromness. A la tarde llegaron a la base, con el pelo hasta los hombros los rostros barbudos y las caras negras por el aceite quemado y con sus ropas echas harapos. Shackleton pidió hablar con el administrador, al encuentro con éste se presento: -Soy Sir Ernest Shackleton, capitán del Endurance desaparecido hace 20 meses.
Luego un de los hombres fue en el buque «Samson» a rescatar los que habían quedado del otro lado de la isla. Mientras Shackleton preparaba el rescate para la Isla Elefante. Días más tarde salieron con un ballenero, pero se enfrentaron con la placa de hielo y no pudieron avanzar. Intentaron con un pequeño barco uruguayo pero fracasaron nuevamente. Shackleton Busco frenéticamente ayuda pero sólo la obtuvo el 25 de agosto cuando el gobierno chileno les dio un remolcador de vapor.

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Refugiados en los botes, los 22 hombres que aguardaban en la Isla Elefante comieron focas, pingüinos, algas y lapas. Había bastantes enfermos pero el más grave fue Blackborow que le tuvieron que amputar los dedos del pie izquierdo debido a la gangrena. Durante la mañana del 30 de Agosto estaban juntando lapas, de pronto observaron un barco, salieron corriendo. Enseguida encendieron una fogata para que los divisaran y emitieron gritos de alegria pero esto no importaba el buque se dirigia hacia ellos. Shackleton mirando con penosa intensidad a través de los binoculares contó las 22 figuras en la costa, con la expresión mas emocionada en el rostro, parecia que se le quitaban años de encima. En una hora estaban todos en el «Yelcho» la aventura habia terminado, se alejaron de la isla despidiendo la tierra que les habia dado sus bienes y había sido su salvación.
Shackleton tenía mucho que contar a sus hombres y al mundo en general pero la carta que le escribió a su esposa desde Punta Arenas sólo explicaba lo esencial: …»lo he conseguido no se ha perdido ni una vida y hemos pasado por el infierno»…
La expedición terminó el 8 de octubre de 1916 en Buenos Aires pero Shackleton tuvo otra tarea la de rescatar a la nave Aurora que iba a ser de apoyo en el mar de Ross, que también había sido victima del hielo.

Esta nota es un extracto del libro “Atrapados en el hielo” de Alexandre Caroline que fue hecho por un registro de los diarios íntimos de oficiales y científicos, pero no existen relatos de los marineros. Shackleton se aseguró que quienes llevaban un diario, no dejaran de escribir ni si quiera en los momentos más críticos y de que Hurley conservara las fotos, pues la expedición tenía como meta publicar la experiencia. El Fotógrafo de la expedición Hurley dedica un capítulo entero a los perros, en su libro «Argonauts of the south» Shackleton escribió un libro llamado «South» publicado en 1919, y la película que filmo Hurley se tituló «En las Garras de la Placa Polar» que se estreno en 1919.

La personalidad de Shackleton
Uno de los exploradores polares más famosos de la época, héroe nacional protagonista de dos expediciones polares
Contaba con 40 años. La grandeza de Shackleton como jefe del Endurance debe mucho a los sufrimientos casi demenciales de sus anteriores experiencias Antárticas. Poseía buen humor, era justo y por esto se obedecían sus ordenes. Prestaba atención a toda la tripulación, no hacia diferencia de rangos. Cuando la Situación lo exigía la personalidad impresionante de Shackleton podía enfrentarse a los individuos más dificiles. Miraba con aire desdeñoso que estremecía y podia ser muy cortante si lo deseaba. Era un romántico que soñaba con tesoros ocultos y viajes improbables, era un marino experto y hábil.
En momentos difíciles consolaba a todos y nunca se quedaba quieto. Shackleton sin hacer nada no es Shackleton, escribió un oficial en su diario. No era la clase de hombre que pudiera solamente hacer cosas grandes y espectaculares, cuando la ocasión lo precisaba se encargaba personalmente de los detalles más ínfimos. A veces se podía pensar que era quisquilloso y solo después se entendía la importancia de su incesante vigilancia. Detrás de cada palabra v cada gesto calculado, yacía la obsesiva y obstinada determinación de hacer lo mejor para sus hombres. Tenía la convicción de que los individuos más corrientes eran capaces de hazañas heroicas en circunstancias difíciles, la mística que adquirió como lider se debe en parte a que hacía aflorar en sus hombres una fuerza y una resistencia que nunca se imaginaron que poseían. Cabe recordar que ninguna de las expediciones de Shackleton terminaron con éxito pero fue gracias a esta que se lo recordaria por siempre.

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A REMO RUMBO A LA ANTÁRTIDA, Antonio De la Rosa

diciembre 5, 2021 — by Andar Extremo

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El explorador y aventurero español, Antonio de la Rosa, se encuentra en Punta Arenas, Chile, está a punto de comenzar una de las mayores gestas de todos los tiempos: ser la primera persona en llegar a la Antártida desde el continente americano, a remo y en solitario. Para ello, De la Rosa cruzará el Estrecho de Drake, desde el sur de la Patagonia hasta la península antártica, en una embarcación a remo diseñada por él mismo, el Ocean Defender. A pesar de su extenso currículum y experiencia en aventuras y expediciones extremas, Antonio afirma enfrentarse “al reto más difícil de mi carrera, de una exigencia mental titánica”.

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Este lunes 29 de noviembre ha conseguido finalmente rescatar su embarcación del contenedor que la ha llevado a Chile desde España, tras un complicado viaje de 2 meses con varios retrasos aduaneros y en medio del colapso marítimo mundial. Debido a estos motivos, la expedición, que en un principio estaba planteada para principios de noviembre, ha sufrido retraso y eso, sin duda, complica las posibilidades del madrileño de poder completar su objetivo.

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“A pesar de todo, sigo con la motivación a 100% para intentar completar toda la expedición”, afirma el español, “haber superado tantos problemas, retrasos y obstáculos, solo me motiva para remar aun más fuerte y concentrado, con el objetivo de cumplir mi propósito de llegar a la Antártida por mis propios medios”.
Por estos motivos, el expedicionario podría verse obligado a dividir su odisea en dos partes: este año afrontar el reto de ser la primera persona que llega a la Antártida remando en solitario, y el año que viene emular la aventura de Shakelton: navegar a vela desde Isla Elefante hasta Georgia del Sur para, una vez allí, cruzar la isla de Oeste a Este, a pie y con esquís de travesía.

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Agua

Nadó 250 km Seguidos

julio 22, 2021 — by Andar Extremo

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El español Pablo Fernández ha superado un nuevo récord, que llevaba imbatido 15 años: la mayor distancia de la historia nadada en el Océano en solitario y sin parar

Pablo Fernández Récord Guinness

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El 20 de julio Pablo Fernández, ha logrado tras 26 hs y 38 minutos , nadando sin descanso, superar un récord: la mayor distancia de la historia nadada en el Océano en solitario y sin parar el croata Veljko Rogosic que nadó a través del Mar Adriático en agosto de 2006 desde Grado a Riccione (Italia) y que le llevó 50h10m recorriendo 225km.
Asimismo, durante el desarrollo de este reto ha logrado otros dos Récord Guinness: la distancia más larga nadada en 24h en aguas abiertas y los 100km más rápidos en aguas abiertas Hasta día de hoy, solo 10 personas en la historia habían nadado más de 100 kilómetros en solitario en aguas abiertas, pero nadie lo había hecho tan rápido como Pablo, que ha superado en varias horas el récord establecido hace 40 años.
La actual situación de pandemia ha hecho especialmente complicada la organización de este reto en Miami, desde el simple hecho de viajar desde España con escala en México para hacer la requerida cuarentena a la logística que ha sufrido diferentes varapalos y pérdida de materiales. Para empezar, el primer intento llevado a cabo la semana pasada, tuvo que suspenderse por las malas condiciones meteorológicas de fuertes vientos de más de 30km/h y oleaje que superaba el 1,5m y que implicaron el abandono del 80% de los miembros del equipo de apoyo por encontrarse mal, pese a que Pablo llevaba 40km recorridos en buenas condiciones.

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Por ello tuvo que buscar un nuevo barco y equipo de apoyo que soportaran mejor las duras condiciones que imponen las aguas de Florida. Finalmente, dio con ello y se sumaron al reto miembros de la marina de los EE. UU., exmilitares, bomberos y rescatistas, así como un nuevo capitán del barco que además hizo las veces de segundo observador y juez del reto junto a los miembros de la World Open Water Swimming Association (WOWSA) y el apoyo de la organización de los Récord Guinness.
Con la mejora en las condiciones meteorológicas, el lunes 19 de julio Pablo saltaba de nuevo a aguas de Florida a las 4.30 am lleno de ilusión para batir todas las marcas. El reto comenzó a 12 millas de Miami Beach en el Océano Atlántico, paralelo a la corriente de Florida, conocida por ser la mayor fuerza de los océanos, moviendo más agua que todos los ríos del mundo juntos.
Sin embargo, las condiciones del mar para este año han sido mucho más extremas y difíciles en comparación a las que se enfrentó en 2019. Los expertos que han participado en la organización habían advertido de una importante cantidad de medusas carabela portuguesas en la zona. Además de contar con la presencia de tiburones en las aguas de Florida, que en la temporada de verano son más activos alrededor de la costa, estas aguas destacan por sus altos niveles de salinidad y gran presencia de algas, así como oleaje y viento, haciendo que el reto a nado haya sido aún más complicado.

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Finalmente, Pablo lograba su objetivo en aguas abiertas cerca de Cabo Cañaveral tras 24h nadando sin descanso. Sin embargo, decidió no parar ahí, sino ir más allá de sus capacidades para establecer finalmente la marca oficial en 250km con 26h38min de brazadas a sus espaldas. Es por ello por lo que este reto ha sido, hasta la fecha, el más desafiante al que se ha enfrentado, siendo además una prueba física y mental no solo para él sino también para todo el equipo que lo ha acompañado.
«Aunque estoy exhausto y ha supuesto el mayor reto de mi vida, estoy inmensamente feliz y orgulloso. Ha sido mi mayor superación personal hasta la fecha, lo he querido dedicar al movimiento por una Cuba Libre. Quiero aprovechar la visibilidad internacional que está teniendo este récord para retirar 226 toneladas de plástico del océano y todos los fondos recaudados servirán a esta causa. En todos mis retos de natación es desmoralizador cruzarme con más basura que vida marina”, declara Pablo Fernández.

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Gracias a este hito, Pablo cuenta ya en su Palmarés con tres Récord Guinness conseguidos en los últimos dos años, el último tras superar la Covid-19, lo que le sitúa entre los nadadores de aguas abiertas más laureados de todos los tiempos.
Asimismo, el nadador ha convertido cada brazada en un gesto por el planeta, se compromete a contribuir a la recogida de una tonelada de plástico del mar por cada uno de los kilómetros recorridos: 250km. Para ello, se están captando fondos a través de la plataforma sostenible que él mismo ha fundado, Oceans.club, y a través de un clic cualquiera puede retirar plástico del Océanos y zonas costeras. Concretamente, ya son más de 55.000 € los que han sido donados para esta causa.

Pablo Fernández
Realizó sus estudios en la Universidad Complutense obteniendo el premio nacional de terminación de estudios universitarios al mejor expediente y cursó estudios de postgrado en la prestigiosa escuela de negocios de la Universidad de Harvard. Comenzó su carrera trabajando para Boston Consulting Group especializándose posteriormente en el sector financiero trabajando en Europa y EEUU. Como emprendedor vocacional, en enero de 2016 funda Clicars, la startup española de venta de coches online que con 170 millones de facturación se ha convertido en el líder indiscutible en venta de coches online en España, y uno de los más reputados business angels en España con más de 35 inversiones en startups tecnológicas. Fue reconocido por la escuela de negocios de la Universidad de Harvard como uno de sus ex alumnos de mayor impacto y recientemente fue elegido como uno de los 130 líderes del Equipo País, para ayudar al gobierno de España a salir de la crisis del covid-19. En el plano deportivo, Pablo es un experimentado nadador de aguas abiertas y ostenta varios premios y reconocimientos a sus espaldas. Recientemente ha sido elegido como uno de los 18 españoles que ha salido en el libro Récord Guinness 2020 por su récord de los 100km nadados más rápidos en aguas abiertas y por el que fue nominado por la asociación mundial de natación en aguas abiertas al “Performance of the Year Award. Lo destacable de todos los retos es su carácter benéfico.

Dos Récord Guinness: la distancia más larga nadada en 24 hs en aguas abiertas y los 100km más rápidos en aguas abiertas

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VIVEN, EXPEDICIÓN HOMENAJE, 35 AÑOS DESPUÉS

junio 28, 2021 — by Andar Extremo

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La expedición homenaje 35º aniversario del Milagro de los Andes consistirá en 3 etapas. Una “expedición de verano”, ya realizada, que llegó hasta el punto de impacto del avión con una caminata por el tobogán donde se deslizó éste hasta alcanzar su posición final. La segunda será una “expedición invernal” los expedicionarios tratarán de estar en el lugar del accidente el mismo día en que ocurrió, el 12 de octubre. Y como si fuera poco, la tercera, atravesará el mismo camino que los sobrevivientes debieron recorrer para llegar a Chile y así poder salvar sus vidas. Nota realizada en Mayo de 2007 en lel periódico de Aventura Andares 30 , antecesor de la revista Andar Extremo.

por Ramón Ramírez texto y fotos

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En octubre de 1972 un avión Fairchild F-227 de la fuerza aérea uruguaya cayó en la Cordillera de los Andes. De sus 45 pasajeros, sólo 16 lograron sobrevivir. Tras haber soportado las inclemencias del invierno cordillerano varios días, un grupo formado por 3 personas: Antonio Vizintin, Fernando Parrado y Roberto Cannesa, salieron en una última expedición de rescate.
Luego de tres días de caminar por la nieve y el frío, decidieron que uno de ellos debía regresar porque las raciones de comida no eran suficientes para todos. Es así como Antonio Vizintin regresó al avión perdido entre la nieve, mientras Parrado y Cannesa se enfrentaron al desafío de atravesar el inmenso blanco cordillerano en busca de alguien que les brindara ayuda, no sólo a ellos, sino también a sus 14 amigos que habían quedado dentro del avión y quienes le habían encomendado dicha misión.
Pasaron 10 días continuos desde que habían comenzado a caminar recién entonces hallaron los primeros rastros de vida; luego, una imagen humana se confundió en la lejanía. Gritos. Sólo eso podían transmitir, sin respuesta alguna. Al despertar del otro día, una persona a caballo les arrojó una piedra del otro lado de un río, donde ellos contaron su historia. Inmediatamente fueron asistidos para luego volver en busca del resto de los sobrevivientes que habían quedado en la cordillera.
Es así como quedó marcada esta historia, como la historia de supervivencia en montaña más grande del mundo.

Ala del Fairchild
Ala del Fairchild

El inicio de la idea
En una conversación de las tantas que realizamos continuamente con un amigo chileno llamado Mauricio, comenzamos a soñar con brindarle un homenaje a los uruguayos del accidente conocido como “El milagro de los Andes”, hecho que dio lugar a la película “Viven” (Alive).
Este año se cumple el aniversario 35 de dicho accidente, y por eso decidimos hacer algo; algo que nos llenara de emoción y que pudiéramos compartir de un modo distinto no sólo nosotros como participantes directos sino también con aquellas personas que consideramos nuestros amigos.
Tuvimos tiempo para organizar la expedición. La idea consistía en llegar hasta el punto de impacto del avión, caminar por el tobogán donde se deslizó éste hasta llegar a su posición final en el Glaciar de las Lágrimas y obviamente, presentar un servicio en la cruz del monumento que se encuentra allí. Todo en una “expedición de verano”.
Apareció también una segunda idea. Un poco más atrevida pero a su vez más representativa a la hora de hacer un homenaje. Se trataba de una expedición invernal. Al principio, nos parecía imposible. Sin embargo, tras repensar la situación a la que nos someteríamos, la incorporamos como una segunda etapa. Era estar en el lugar del accidente el mismo día en que ocurrió, el 12 de octubre. Y como si fuera poco, tendríamos la oportunidad de contar con el apoyo de uno de los guías que realizó el cruce de la cordillera de los Andes, atravesando el mismo camino que los sobrevivientes debieron recorrer para llegar a Chile y así poder salvar sus vidas.

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Primera-etapa: “Expedición de verano”
Febrero de 2007. Martes 27. Chequeo final de equipo en la hostería El Sosneado. Saldríamos a la mañana del día miércoles 28, cuando inesperadamente una noticia sorprendió nuestra espera final. El transporte que nos llevaría hacia el puesto desde donde dábamos inicio a la cabalgata, no llegaría.
Antes de salir a buscar un transporte, no dirigimos hasta la estación de radio local del lugar y enviamos un mensaje a los vaqueanos. Como ellos no tienen medio de comunicarse por estar muy alejados del pueblo, la única manera que tienen de enterarse de lo que pasa allí es mediante la radio. Recorrimos mucho hasta encontrar al Sr Juan López, quien luego de fijar el precio por ese ‘favor’ decidió llevarnos. Estábamos un poco inquietos por el horario de partida. 18 hs no es buena hora para salir hacia la cordillera, ya que el frío comienza a hacerse presente, y el camino se vuelve peligroso.
Una voz puso aún más en peligro nuestra partida y nos hizo dudar. La encargada de la hostería, Graciela, nos anunciaba temporal en cordillera para jueves y viernes. Nos miramos, emitimos un gesto acompañado de un leve movimiento de hombros hacia arriba y con ello, cada uno aceptaba el reto. Tomamos rumbo al hotel abandonado “Termas del Sosneado” a 65 km al cual llegamos en 2 horas. Allí se encontraba “Cachulo”, vaqueano del lugar y encargado de llevarnos hasta donde pondríamos nuestro “Campamento Base” a 3500 ms/nm. Pasamos la noche allí.
05:30 am. Nos despertamos y comenzamos a levantar campamento y a ordenar una vez más las mochilas. 06:00. Revisamos todo y de repente, un grito lejano rompió la actividad del momento. “Cachulo” nos tenía listo el desayuno. Té con leche, pan casero, dulce de leche, margarina. Cosas ricas que ya no existirían para nosotros por algunos días. 07:00 am. Los caballos nos esperaban inquietos. Con la mirada, “Cachulo” indicó cuál sería el caballo de cada uno. Así dimos inicio al paseo.

Cruz del monolito
Cruz del monolito

Partimos con destino a la cruz del avión. 20 minutos más tarde, estábamos inmersos en el primer desafío, cruzar el caudaloso Río Atuel. Superado el mismo, comenzamos a meternos en valle del Arroyo de las Lágrimas, camino directo hacia nuestro objetivo. Pasadas dos horas, se pudo divisar a lo lejos el Glaciar de las Lágrimas, que con el terreno ondulante se volvió a perder, para dar vista al cañadón del Arroyo el Rozado. Más adelante, a 15 minutos, nos esperaba el cruce del mismo. Hicimos una paradita en el campamento intermedio ‘Barroso’ y seguimos camino.
Paisajes hermosos, caballos y chivos; todo muy natural. Un poco cansados por las casi 5 horas acumuladas sobre el caballo, y el último obstáculo. Una cuesta zigzaguearte que nos puso directamente a 3500 ms/nm sobre el monumento del “avión de los uruguayos”. 8 horas de cabalgata y el viento frío cordillerano se hizo presente. En frente, el imponente Glaciar y los inmensos muros de la cordillera de los Andes que separan Argentina y Chile.
Llegamos, armamos el campamento base, cena y a dormir. A la mitad de la noche, nos sentimos un poco helados. El reloj marcaba las dos de la mañana y por simple curiosidad miramos el termómetro. No podíamos creerlo. Nuestra primera noche y la adorable montaña recibía a la expedición con excelentes -22º dentro de la carpa. Afuera, mejor no averiguarlo.
La noche se comportaba agresiva con tales temperaturas. Nosotros no queríamos enfrentarla, así que cuidadosamente nos quedamos inmóviles dentro del saco de dormir. Como era de esperar con esa temperatura, estábamos un poco incómodos pero la noche pasó rápido y con ella se fueron las interminables estrellas que se encuentran en el infinito cielo cordillerano. El sol no se hizo esperar y desde el Este, sus enormes rayos comenzaron a calentar el ambiente. Una vez desayunado, preparamos las mochilas para el nuevo día.
El objetivo era llegar a uno de los filos cordilleranos ubicado a 4 horas del Monte Séler, lugar donde hizo impacto el avión, armar un campamento alto y descansar. Desde el campamento base, buscamos la ruta y una vez establecida la misma, el plan era cargar las mochilas y así dar comienzo al trekking, subir por el glaciar hasta llegar a la primera morrena -ubicada a más o menos 4 horas de trekking-. Pasada esa morrena, otra vez la nieve hasta el punto más alto, sobre los últimos penitentes.

Roberto Canessa, Fito Strauch, Gustavo Servino y Moncho Sabella 35 años después en el Valle de las Lágrimas
Roberto Canessa, Fito Strauch, Gustavo Servino y Moncho Sabella 35 años después en el Valle de las Lágrimas

Cargamos las mochilas con un poco de dificultad por el peso, casi 40 Kg. Y listo. Estábamos caminando y con ello dejando detrás nuestro campamento base. Si bien era temprano, el sol poco a poco, comenzó a ser intenso. Despacio, sin ninguna prisa avanzamos. Ninguno quería que la altura nos afectara, pero a su vez, el peso de las mochilas incomodaba a nuestras espaldas. Respiro de por medio, fuimos rotando con Mauro nuestra posición, como primero y segundo en la cordada.
Tres horas de trekking y aunque estábamos cerca de la morrena, sentimos la necesidad de descansar. Pero no, seguimos un poco más. Luego de cuatro horas y media de trekking, llegamos Un breve descanso, hidratarse, comida de marcha y a seguir camino. Desde allí, a pesar que el terreno se veía tranquilo, decidimos atravesar el glaciar, encordados porque era época de deshielo y las grietas si bien en su mayoría están a la vista, era mejor no correr riesgos. Pasaban las horas y la pendiente se ponía un poco más exigente, lo que demandaba un esfuerzo superior de parte de nosotros. Sin embargo, motivados por el sentido de nuestra expedición, seguíamos adelante. Pero por dónde… la ruta propuesta desde el campamento base estaba totalmente cambiada. Los pequeños penitentes en realidad, eran un laberinto de paredes de hielo de 1 metro, cada vez más altas y gruesas tornaban frecuentes; el espacio entre uno y otro era menor, lo que hacía difícil el paso y tardábamos el doble de tiempo en superarlos. Con ello la pendiente se volvía de más inclinada y exigente transformando el inicial trekking en una lucha por superar obstáculos.
16:30. Las mochilas se transformaban en un elemento insostenible para cualquier espalda poniendo nuestra resistencia al límite del primer día. Debido a que los penitentes ya eran insuperables, pusimos la mente en blanco y tratamos de replantear la ruta. Fijamos rumbo a una morrena cercana a nuestra posición, tomando como mejor opción caminar por ella. Buena decisión, pero estábamos muy cansados para enfrentar ese esfuerzo enorme. Avanzamos cien metros en 45 minutos y nuestras caras lo decían todo. Basta por ese día.

Fosa común con los restos de ropa del avión
Fosa común con los restos de ropa del avión

17:45. El trabajo era otro. Comenzar a sacar rocas y hacer un espacio entre ellas para poder armar campamento. El viento nuevamente nos daba su helada bienvenida a los 3.950 ms/nm. Por lo que trabajamos rápido antes de que se enfriaran nuestros cuerpos. Para nuestra sorpresa, la morrena sólo nos daba lugar para apoyar un poco más de la mitad de la carpa en ella. Armamos el campamento alto en una pendiente de 45º donde dentro de la carpa había lugar para una persona y media, o dos casi encimadas. Tomamos agua y nos reímos un poco de la situación. Como no teníamos ganas de hacer otra cosa que meternos dentro del saco de dormir, hicimos nada más que eso. Esa noche no comeríamos ni tomaríamos nada caliente. Esperábamos una terrible noche sumando nuestro cansancio con la temperatura registrada en nuestra primera, pero creo que el cansancio pudo más porque cerramos los ojos y si bien pudimos sentir un poco de aire fresco al movernos dentro del saco, no fue más que eso.
Tercer día de expedición. Nuevamente el sol apareció, pero decidimos hacer un poco de fiaca dentro del saco. Nos estiramos como si fuéramos a crecer más con ello, dando vueltas muy lentas y controladas para no rodar cuesta abajo. Mauro, durante el desayuno, me contó que sentía una molestia en la cabeza, una cefalea producida por el esfuerzo realizado el día anterior y que por ello, creía que lo más conveniente era abandonar la ruta a seguir, bajar al campamento base y dedicarnos tiempo completo a sacar fotos del Glaciar de las Lágrimas y del monumento.
En un principio, sin decir mucho, acepté tomando en cuenta el concepto de trabajo en equipo, pero luego intercedió mi inquietud por seguir subiendo y dado a que yo no sentía ninguna molestia, le planteé la idea de que yo subiría hasta arriba ese día, hasta el filo cordillerano que limita Argentina de Chile, y retornaría al campamento base, donde nos encontraríamos en la tarde.

Eduardo Strauch y Ramón
Eduardo Strauch y Ramón

Una pausa, el silencio, otra idea. Dejaríamos armado el campamento alto para que yo tomara mi tiempo allí arriba y volviera a dormir en él tranquilo, sin jugar una carrera con las horas luz del día. Despedida y rumbos distintos en una misma expedición. Entretanto, Mauricio preparaba su inmensa mochila para el retorno al campamento base, mi camino estaba de entradita nomás. Muy exigente. Debía caminar por una morrena muy pronunciada, que si bien la enfrentaba sólo con una mochila de ataque, no dejada de agotarme en cada pasito. Así fue como pude, con mucho esfuerzo y luego de caminar por 5 horas, sobrepasarla junto con el último tramo de penitentes.
Caminar duro, por varias horas para llegar ahí y ver todo tan claro. Allí parece que se termina la Tierra al ver el inmenso cielo sobre la cumbre tan deseada, para luego llegar a ese punto que se cree es el final y darse cuenta que todo continúa en un extenso glaciar. Blanco y de grietas temerosas que hacen pensar varias veces en querer cruzarlo. Pero definitivamente no era mi plan por lo que sólo me atreví a tomar algunas fotos y seguir camino.
Estaba a la vista, aproximadamente a unos 3000m de distancia el punto de impacto del avión. Frente a mí, el glaciar se ponía feroz con sus penitentes enormes que no me dejarían pasar. Era un poco tarde así que me encomendé la tarea regresar al campamento alto. El viento se hacía sentir y dado el horario, el frío no tardaría en llegar. Ese fue el fin de la expedición de ese día. Lo que me había tardado en subir 6 horas, sólo lo bajé en dos. Una vez que llegué al campamento, me dediqué a derretir nieve para poder preparar unas bebidas energéticas, cocinar mi cena y tener agua para el desayuno de la mañana siguiente. Esa noche, si bien estaba muy agotado por el esfuerzo realizado, en algún momento tuve la sensación de que estaba haciendo frío. No le di mucha importancia. Sólo miré la cremallera de la carpa y noté algo raro. Estaba cristalizada y dura. En ese momento, me tapé hasta la cabeza con mi saco de dormir y continué con el hermoso sueño de la noche.

Punto de Impacto
Punto de Impacto

Al otro día, a desayunar temprano, y a pensar nuevamente las actividades del día. Todo listo y al ataque del punto de impacto; esta vez tomé una ruta alternativa, que si bien era un poco más compleja en cuanto a dificultad, me acortaba el camino y a su vez el tiempo de llegada al punto más alto.
Después de caminar 4 horas continuas por casi todo terreno de morrenas y pedregullo, me acerqué a los 4500 ms/nm cerca del punto de impacto del avión a 4700 ms/nm, y del tobogán en sí. Muy cerca. A 200 metros de él. Una gran sorpresa, los penitentes eran altos, un verdadero laberinto de gigantes que me impedían seguir adelante, un poco más, un poco más y desistí. Nuevamente el tiempo. Pero esta vez no sólo debía regresar al campamento alto, sino desarmarlo, preparar la mochila grande y bajar al campamento base a 3500 ms/nm. Como no llevaba equipaje esta vez, tardé mucho menos en bajar hasta el campamento alto; sólo 1 hora lo que me había llevado 4 subir y en 30 minutos, tenía la mochila armada y ya estaba saliendo hacia el campamento base.
Fue muy duro regresar. Nieve floja, los penitentes desaparecen y cualquier tropiezo o resbalón, te lleva a una caída segura y casi sin destino o mejor dicho, un destino asegurado entre alguna que otra grieta del glaciar. Dos horas más de trekking, bajando casi como esquiando y cada vez el campamento más cerca. A lo lejos se divisó una figura diminuta en el monumento pegado a la fosa común. Mi gran amigo Mauricio, se encargaba de las fotos del lugar y de repente, un grito. Me había visto y esperaba que llegase al campamento ubicado a más o menos 1500m del monumento, y a 3700 ms/nm. La emoción del regreso me llevó directamente al pie de la cruz que se encuentra en dicho monumento y casi sin aliento, sollozando por distintas causas que no podría explicar, por sensaciones que sólo se dan en el lugar, pude saludar a Mauricio. Un abrazo y no sé por qué pero me alejé un segundo. Necesitaba un tiempo para restaurarme físicamente pero además para comprender, para agradecer el privilegio de estar allí y poder brindar este homenaje tan particular. En sólo minutos, nos tomamos unas fotos, conversamos, intercambiamos opiniones y marcamos puntos.

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Bajamos hasta el Glaciar a ver qué nos mostraba de diferente este año, y de repente, un pedazo grande de avión se vio a unos metros. Despacio entre las morrenas y las grietas, fuimos hasta él y nos dimos cuenta que no era un resto que hubiéramos visto antes y que seguramente había sido arrastrado por el movimiento glaciario. Como enero había sido muy caluroso, el terreno tenía menor cantidad de nieve que en años anteriores. Aunque lamentablemente para nosotros, ya a fines de febrero y los primeros días de marzo, el clima cambia y las temperaturas comienzan a ser un poco más frías. Por ello el glaciar también deja rastros de su constante movimiento a la vista, y lo había hecho no sólo con este pedazo grande que encontramos, sino también con varios y pequeños trozos de hierro, latas y hasta el cuero de los asientos.
Regresamos en busca de las mochilas que habíamos dejado arriba, cerca de la cruz, para volver al campamento base a apenas unos 700m. Un trekking corto pero duro para mí ya que estaba con la mochila de 90 lts llena, realmente agotado y con mucha hambre. Pasaron 20 minutos. Mauro se retrasó un poco en una pequeña corriente de agua, formada por el deshielo, para poder cargar nuestras botellas y de esta manera cenar una rica comida. Desarme de mochilas, abrigos y a la carpa.
De esta manera estábamos nuevamente juntos en la expedición, de la cual teníamos mucho para contar. Pero lo que más me sorprendió fue cuando Mauricio me hablaba sobre la noche anterior. Entre tantos comentarios, me preguntó si había sentido frío. A lo que contesté sonriendo: “Claro que sentí frío pero estaba muy cansado así que dormí casi toda la noche acurrucado dentro de la bolsa.”. Sonrió extraño y preguntó nuevamente: “¿Sabés cuántos grados hizo anoche?.. – 40º dentro de la carpa amigo”. Sin dudas, no me mentía así que mirándonos seriamente, me demostró su preocupación por mi seguridad, al estar casi 1000 ms/nm más arriba que él, donde indudablemente había hecho algunos grados menos. Teniendo en cuenta que nuestra carpa tiene una aislamiento térmica del medio externo de aproximadamente entre 7º y 10º, calculamos que esa noche -la más fría- la temperatura había bajado a -45º. Muy frío.

Valle de las Lágrimas
Valle de las Lágrimas

Una vez más, a cenar y dormir. Pasamos una noche estupenda donde reinó notoriamente el buen descanso. Al despertar del nuevo día, nos preparamos lentamente para el regreso a la ciudad, armamos las mochilas. Parecía que no nos entraría todo en ella pero con un poco de paciencia el equipaje obtuvo su mejor lugar dentro de la misma. Últimas fotos del glaciar cuando de repente, a lo lejos, se observó el primer caballo, luego otro, la mula, el vaqueano y claramente la hora de regreso.
Cargamos las mochilas en la mula carguera, aseguramos todo y de un salto, estábamos montados en nuestros caballos emprendiendo camino al puesto “la chilena“. Callados, disfrutando del silencio reinante nos alejamos del lugar. Entretanto, ya con el glaciar en nuestras espaldas, giramos para verlo por última vez en este viaje, pensando en lo que sería regresar allí en octubre para continuar con la segunda parte de este homenaje. Saúl, el encargado de llevarnos hasta la camioneta, nos preguntaba de todo. Si habíamos encontrado algo, dónde, si habíamos pasado hambre, frío y tantas cosas más. En un momento, me alejé un poco hacia delante llevando conmigo el carguero, y no dejé de pensar.
Es increíble como el ser humano puede realizar acciones que lo llevan a superarse. Cómo, ante emociones intensas y situaciones límites donde la vida y la muerte sólo están separadas por una acción, una decisión, puede recuperar la fortaleza de estar más vivo que nunca, y a su vez exponerse aún más ante la tarea de salvar su vida, y la de sus pares. Hoy recuerdo esta historia, creyendo que es una historia de supervivencia única en el mundo, por sus cualidades en cuanto a organización, fuerza de voluntad y fe.
Así es como luego de 6 horas de cabalgata, llegamos al Puesto “La chilena”. Descargamos todo y tras un breve descanso y otra vez a seguir camino hacia “El Sonseado”. Arribamos a la hostería un poco más tarde de lo esperado, eran casi las 21hs. Bajamos de la camioneta y con un gran abrazo dimos por concluida la expedición de verano. Allí prometimos volver en el mes de octubre, el día 13, para poder realizar la segunda etapa de este gran homenaje, transformando de esta manera la primera y única expedición invernal.

Ramón y Fito Strauch
Ramón y Fito Strauch

Una loca idea hecha realidad
Hoy puedo decir que la primera etapa de este gran homenaje ya está cumplida. Pero antes de comenzar a relatarles esa gran experiencia, les voy a contar algunos detalles de por qué y cómo fue que se nos ocurrió este ambicioso proyecto.
En febrero de 2003, un trekking muy duro -atravesando caudalosos ríos a pie y zigzagueantes senderos de diferente dificultad- me hizo conocer la historia más de cerca,. Esa vez intenté por primera vez, llegar a la cruz que se encuentra a 3500 ms/nm. El grupo estaba formado por tres personas: Daniel Dieguez (marplatense), su esposa Mónica (marplatense) y yo. Nos tocaron unos días muy lindos pero lamentablemente, las condiciones del terreno y la dureza del trekking hicieron que Mónica tuviera ampollas en los pies. Esto más un replanteo de la distancia que nos faltaba ocasionó el regreso de la expedición.
Un año después, organicé un regreso distinto, acompañado de mi mejor amigo y compañero de aventuras Christian Ichazo –el Negro-. También fue duro. Pedaleamos desde la ciudad de San Rafael por la Ruta 140 hasta la localidad del Sosneado (144 km). Pasamos la noche y al despertar, cargamos las mochilas en la camioneta de un Guía del lugar llamado Mario Pérez, par luego dar comienzo a otra pedaleada por un camino de ripio sinuoso, con subidas y bajadas, hasta el puesto de un vaqueano del lugar (75 km) donde nos esperaban las mochilas para comenzar a caminar. Allí pasamos nuevamente la noche y después caminamos durante días para llegar a la tan esperada Cruz.
Nuestro regreso, fue exitoso. Al llegar al Sosneado, conocimos a Mauro “el chileno”. Christian debía regresar a Bs. As. y yo decidí quedarme unos días más. Fue entonces cuando llegó una propuesta más que importante e interesante. Tenía la posibilidad de volver al lugar en una cabalgata y conocer a algunos de los sobrevivientes. Y más aún. Ser una de las personas que les daba seguridad en cuanto a su estadía en la montaña, trabajando para Edgardo Barrios, quien desde hace 20 años, organiza cabalgatas al lugar. Y esta vez realizaba esta tarea para un grupo de producción de la BBC, que filmaría para un documental. Increíble ¿no? No lo podía creer.
Así fue que pude compartir algunos días en la montaña con Roberto Canessa, Moncho Savella, Fito Strauch y Gustavo Cervino. Compartí esos días inolvidables con Mario Pérez y Mauricio Guerra. Y daba comienzo a esta realidad que hoy sigue siendo un sueño. Desde entonces, hemos realizado varias salidas con Mauricio y hoy trabajamos juntos en expediciones al lugar.

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TREKKING “VIVEN”AL AVION DE LOS URUGUAYOS

junio 9, 2021 — by Andar Extremo1

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8 al 12 de diciembre del 2021 Viví una Experiencia Única!!!

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Presentación
Explora Expediciones y Andar Extremo te llevan a vivir una experiencia única en un trekking con un recorrido histórico inigualable. Una historia donde la tragedia se volvió valor y el amor a la vida se transformó en una oportunidad para volver a casa, para los abrazos con la familia y los afectos.
El Milagro de los Andes, más conocido como “Viven” es una historia real de supervivencia y superación que hoy en día es motivación de muchos. Nosotros te llevamos a revivir la misma, a formar parte de la historia, a sentir la cordillera desde adentro.
En Explora Expediciones y Andar Extremo nos preparamos para que tengas la mejor de las experiencias, siendo conocedores de la historia, de la zona y haciendo un seguimiento desde hace muchos años …Hoy queremos compartir esta experiencia contigo.

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El Milagro de los Andes
El 13 de octubre de 1972 el Fairchild 571 impacta contra la Cordillera de los Andes a las 15:30 hs. Este suceso trascendió en el tiempo inmortalizando la historia y dejando la misma dentro de las historias de supervivencia más importantes e impactantes del ser humano hasta hoy registradas. De sus 45 pasajeros solo 16 lograronsobrevivir. Tras haber soportado las inclemencias del invierno cordillerano durante 61 días, un grupo reducido de 3 personas… Antonio Vizintin,Fernando Parrado y Roberto Cannesa, salen en una última expedición derescate. Luego de tres días de caminar por la nieve deciden que uno deellos debería regresar porque las raciones de comida no serían suficientespara todos. Es así como Antonio Vizintin regresa al Avión perdido entre lanieve, mientras Fernando Parrado y Roberto Cannesa se enfrentaban aldesafío de atravesar el inmenso blanco cordillerano en busca de alguienque les brindara ayuda, no solo a ellos, sino también a sus 14 amigos quehabían quedado dentro del avión y quienes le habían encomendado dichamisión.Pasaron 10 días continuos desde que comenzaron a caminar y entoncesdescubren los primeros rastros de vida, luego una imagen humana seconfunde en la lejanía. Gritos, solo eso pueden transmitir, sin respuestaalguna. Al despertar del otro día, un baqueano, les arroja una piedra delotro lado de un río, donde ellos cuentan su historia. Inmediatamente fueronasistidos para luego volver en busca de sus amigos en la cordillera.
Fueron 72 días perdidos en la montaña, desaparecidos de la faz de la tierrapara muchos, con vida para aquellos que todavía albergaban esperanzas ensus corazones, lo cierto es que el 22 de diciembre de 1972 tras la inmensafuerza de vida de Fernando Parrado y Roberto Canessa, un grupo derescate de la Fuerza Aérea Chilena llega al sitio del accidente y losdevuelve nuevamente sus familias.

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Nuestras Propuestas
Tenemos tres distintas para que puedas elegir la mejor aventura de acuerdo a tus intereses.

TREKKING CONVENCIONAL
OBJETIVO: Llegar al sector del Monolito y Glaciar de las Lagrimas.
DURACION: 3 Días
ALTURA MAXIMA ALCANZADA: 3500 msnm
DIFICULTAD: Física – moderada/exigente
Técnica: Fácil/Sin Dificultad

TREKKING INTERMEDIO
OBJETIVO: Llegar al PUNTO DE IMPACTO, pasando por el sector del Monolito y Glaciar de las Lágrimas.
DURACION: 4 Días
ALTURA MAXIMA ALCANZADA: 4200 msnm
DIFICULTAD: Física – Moderada/Exigente
Técnica: Fácil/Sin Dificultad

TREKKING LARGO
ASCENSO AL MONTE SELLER – LIMITE CORDILLERA ANDINA
OBJETIVO: Llegar a la CUMBRE DEL MONTE SELLER, (atravesando también el sector del Monolito y Glaciar de las Lágrimas).
DURACION: 5 Días
ALTURA MAXIMA ALCANZADA: 4700 msnm
DIFICULTAD: Física – Moderada/Exigente
Técnica: Fácil/Moderada

Valle de Las Lágrimas
Valle de Las Lágrimas

Staff:
Trabajamos con todos los cuidados y medidas de prevención necesarias para el trekking. Lo hacemos en un ambiente seguro y con Guías Profesionales de Montaña. Todo el Personal está Calificado haciendo de esta una experiencia segura.
Contamos con todo lo necesario para que tus días en la montaña sean los mejores, para que tu experiencia sea inolvidable y no te preocupes por nada.
Brindamos Alojamiento en Refugios de Montaña con habitaciones compartidas para la noche previa al inicio del trekking y para la última noche.
Montamos un campamento con tiendas de montañas totalmente equipadas y confortables, en un sitio único dentro del Valle de las Lágrimas. Equipo de comunicación en caso de emergencias. Botiquín de primeros auxilios y Expertos en la Montaña.
Solo tendrás que preocuparte por llevar tus elementos personales obligatorios, bolsa de dormir y ropa para el trekking.

Monte Seller y Punto de Impacto
Monte Seller y Punto de Impacto

Servicios incluidos:
* 2 noches en refugio de montaña con cena incluida.
* Traslados desde Punto de Encuentro hasta el Inicio del trekking.
* Estadía en campamento de montaña con pensión completa.
* Guías Profesionales de Montaña.
* Mulas para traslado de cargas. (Solo Bolsa de Dormir y aislante)
* Baqueano.
* Caballo asistente para cruce de ríos, en caso de ser necesario.
* Campamentos de Base con elementos de cocina básicos necesarios para su estadía.
* Servicio de fotografía incluido. (Se llevaran un álbum fotográfico de recuerdo)
* Seguros.
* Equipos de Comunicación ante Emergencias.
* Botiquín de Primeros auxilios completo.
* Permisos de Ingreso al Parque.

Nuestro Campamento Barroso
Nuestro Campamento Barroso

Servicios NO incluidos:
* Traslados desde su lugar de origen hasta el punto de encuentro. (*)
* Alojamientos Previos a su llegada al Punto de Encuentro.
* Comidas previas y posteriores al inicio de los servicios detallados anteriormente.
* Costos personales por abandono de la actividad.
* Servicios de traslado e internación en caso de ser necesarios.

Notas:
(*) Contamos con empresas de confianza para que puedan realizar sus traslados desde el aeropuerto de San Rafael, Margue o Mendoza y llevarlos al punto de encuentro.

Campamento en Valle de Las Lágrimas
Campamento en Valle de Las Lágrimas
Ramón con Gustavo Servino
Ramón con Gustavo Servino
Marcos con Coche Inciarte y Alvaro Mangino
Marcos con Coche Inciarte y Alvaro Mangino

Modalidad:
Consultas y Reservas:

Luego de realizar todas tus consultas y una vez realizado el pago te enviaremos toda la información complementaria respecto al Trekking, La historia y que te vas a encontrar, claro que dejaremos también lugar para la sorpresa!!
Con esta información también recibirás una planilla que debes llenar junto con la ficha médica. Con esto ya estarás en el listado y reservaras tu lugar.
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Organizan Ramón Ramírez y Marcos Ferrer

Carreras de aventura

Alpa X2 edición 2021

abril 13, 2021 — by Andar Extremo

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El 13 y 14 de marzo se corrió la tercer edición de Alpa X2 una carrera de trail, dividida en dos días. Más de 1200 corredores largaron de Alpa Corral, en una competencia con diferentes modalidades 40 km, 30 km, 20 km y las modalidades de 10 y 5 km solo en un día. Una edición diferente, con largadas en celdas para proteger a los corredores de la pandemia, con el uso de barbijos en las zonas de concentración de gente y una vuelta espectacular de este clásico cordobés.

por Flavia Laguna y Patricia Vaquer fotos: Marcos Ferrer

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Las competencias cambiaron literalmente las formas de largadas, la adrenalina de una masa crítica a punto de explotar con el conteo final se cambio por largadas de a veinte personas con barbijos colocados y cada diez segundos se realizaban las salidas tipo rally. Por suerte este tipo de carreras mantiene el mismo espíritu y la energía de siempre.
Una geografía exquisita serrana acompaño al millar de corredores que desafiaron las piedras, los ríos y los bosques de este lindo paraje que es Alpa Corral. Con un desnivel considerable el cerro Blanco fue la estrella del primer día de competencias donde los competidores largaron desde las 15 hs desde el Portal Los Talas. El segundo día fue un poco más tranquilo ya que las lluvias hicieron modificar el recorrido y desde temprano salieron a sacar diferencia para poder promediar los tiempos de ambos días.

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En la categoría 40 km el ganador indiscutido fue el «Sapito» Claudio Palacios con un tiempo de 3:21:47 hs y en damas la pampeana Flavia Lagunas fue la primera en un tiempo acumulado en ambos días de 4:21:39 hs.
La segunda categoría fue de 30 km, el ganador en caballeros fue Carlos Lago, en damas la ganadora fue Elisa Ruth Fernández. En los 20 km acumulados en ambos días el ganador en caballeros fue Franco Mercado y María Amaya fue la ganadora.
En los 10 km el ganador fue Ezequiel Nieto y la ganadora Valeria Abreu, en los 5 km en caballeros el triunfante fue Carlos López y la ganadora fue María Manterola.
En dos jornadas muy intensas donde climatológicamente hubo de todo, sol, nubes y lluvia les entregamos dos muy lindo relatos de Flavia Laguna y Patricia Vaquer.

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Flavia Pamela Laguna 40 km

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Hace unos años que comencé a correr competencias de montaña, después de haber tenido a mis hijas mellizas, las cuales hoy tiene 5 años y me acompañan cada vez que puedo llevarlas.
Alpa X2 estaba en mis planes desde años anteriores, siempre tuve muy buenos comentarios de esta carrera por compañeros de trail, y después de un año sin competir, decidí participar junto al grupo con el que entreno de Maximiliano Zanezi.
Sin embargo, fue una carrera que tuve que preparar con algunas modificaciones, ya que hacía 15 días había corrido la 1° edición de Run Altas Cumbres en Mina Clavero (la cual no estaba en los planes) y venía con toda la carga en las piernas.

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El primer día de los 40 km fue pensado con más estrategia. Mi entrenador me guío en cómo gestionar la carrera, por lo que largue entusiasta y ansiosa por tener un buen desempeño, pero sin olvidarme de disfrutar de esto que tanto me apasiona. Así que partimos como cada vez que estoy debajo del arco, con esas sensaciones únicas que te erizan la piel y te llevan las pulsaciones al máximo.
A los pocos km ya te encontrabas atravesando el río, lo cual te distiende, te encontrás divirtiéndote, como cuando sos chico y no te importa si estas mojado, embarrado, y se le suma todo el aliento y buenas energías de la gente. Después de eso, ya comenzábamos a subir a la montaña, es donde más confianza tengo en mi, la rapidez y fuerza al subir son mi fortaleza, y aunque la dureza del Cerro Blanco se hizo sentir, la sensación de llegar a la cima opaca toda sensación de fatiga, logrando recuperarme a los pocos kilómetros.

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Supe desde los primeros tramos de la competencia que iba primera de las damas, ya que largue en la tercer manga y logre sobrepasar a las que tenía delante, pero como era por tiempo, no podía relajarme, porque hasta que no llegara no sabría cómo había quedado, así que intente mantener un buen ritmo de carrera el mayor trayecto posible. Así finalizaron los primeros 20 km del día sábado.
El día domingo tuvo un componente distinto, la madrugada me desvelo con su fuerte lluvia, pensando en si se haría o no, o si habría que correr con la lluvia de compañera, pero no fue así. El clima permitió que larguemos con normalidad.

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Fue un día de carrera mucho más distendido para mí, ya conocía el terreno, como había respondido mi cuerpo y lo que aun podía dar, así que si bien mantuve los primeros km a un ritmo más exigido, luego me permití bajar e incluso correr los últimos km con dos chicos con los cuales veníamos charlando y acompañándonos, una de las cosas más lindas que te permite este deporte, conocer gente maravillosa con sus historias.
Disfrute muchísimo de Alpa X2. Es de esas carreras que tiene de todo, cruzas ríos, te confundís entre senderos y bosquecitos, tenés subidas de mucha piedra, bajadas más técnicas, calles del pueblito y ese aroma a naturaleza, que aún hoy, al recordar y escribir este relato, me transporta a esas sanciones tan placenteras.

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Estoy feliz de haber logrado quedarme con la General de Damas en 40 km.
Agradecida a cada uno de los que me acompañan siempre, mi familia, amigas y compañeros del grupo Zanezi Training Team, y a Maxi Zanezi por ayudarme a crecer y mejorar cada día.
Felicito a la organización por todo el trabajo realizado. Desearles que sigan creciendo y mejorando para que el Trail Running siga siendo una fiesta como lo es cada vez que estos eventos nos permiten encontrarnos. Gracias!!

Patricia Vaquer 40 km
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La verdad fue una carrera muy esperada después de un año tan complicado por la pandemia. Significaba el reencuentro con amigos del trail y correr con mi novio y gran compañero Eduardo Lazo.
Nuestra aventura comenzó con un viaje desde Córdoba Capital en familia para llegar a Alpa Corral el día sábado a la madrugada para acreditar y largar su primer etapa. La cual fue con mucha emoción, nervios y felicidad de emprender los primeros 20 km que nos sorprendió tanto la belleza del recorrido cómo también la dificultad técnica y excelente la marcación del recorrido, cómo también los puestos de hidratación con una calidad humana, muy dispuestos a atendernos.

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Concluida la primer etapa nos dispusimos a descansar, comer bien y prepararnos para el segundo día.
La segunda etapa fue muy divertida y emotiva porque significaba el fin de una hermosa carrera y un gran fin de semana vivido y compartido en familia.
Queríamos agradecer a todo el staff de Río Cuarto Trail Run por brindar un excelente evento y Andar Extremo por una excelente cobertura en todo el circuito.

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40Km Caballeros
1º Claudio Palacios 3:21:47 hs
2º Franco Gastón Espeche 3:32:59 hs
3º Gustavo Vega Moreschi 3:33:22 hs
4º Agustín Winter Manrique 3:36:32 hs
5º Lucas Torres 3:39:29 hs

40 Km Damas
1º Flavia Laguna 4:21:39 hs
2º Daiana Guerra 4:37:58 hs
3º Ayelén Suhurt 4:46:09 hs
4º Carolina Angeli 4:49:04 hs
5º Rocío Daviña 5:01:37 hs

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30 Km Caballeros
1º Carlos Lago 00:53:10 hs
2º Alesandro Bognanno 00:54:02 hs
3º Gustavo Pecorari 00:54:37 hs
4º Bruno Marcial 00:56:15 hs
5º Facundo Dinatale 00:56:15 hs

30 km Damas
1º Elisa Ruth Fernández 01:04:44 hs
2º Belén Berardo 01:06:55 hs
3º María Laura Soria 01:07:05 hs
4º Belén Hernández 01:08:27 hs
5º Hilda Lujan 01:08:48 hs

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20 km Caballeros
1º Franco Gabriel Mercado 00:48:21 hs
2º Gabriel Alejandro Paz 00:48:34 hs
3º Juani Faroppa 00:51:01 hs
4º Cristian Rubiola 00:51:46 hs
5º Elber Filippa 00:53:26 hs

20 Km Damas
1º Marina Amaya 01:03:29 hs
2º Jesica Lucero 01:06:05 hs
3º Victoria Aguilera 01:08:10 hs
4º Mariana Galliani 01:08:11 hs
5º María Paula Urquiza 01:09:03 hs

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10 km Caballeros
1º Ezequiel Nieto 00:50:16 hs
2º Emanuel Pecorari 00:51:55 hs
3º Joel Salvagno 00:52:11 hs
4º Álvaro Lepore 00:54:06 hs
5º Alexis Palacios 00:54:48 hs

10 Km Damas
1º Valeria Abreu 00:57:49 hs
2º María Betsabe Roma 01:04:59 hs
3º María Cecilia Domínguez 01:06:19 hs
4º Griselda Celis 01:06:50 hs
5º Jessica Persa 01:07:45 hs

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5 km Caballeros
1º Claudio López 00:30:09 hs
2º Pedro Heredia 00:35:14 hs
3º Mateo González 00:36:33 hs
4º Valentín De María Heredia 00:36:49 hs
5º Lucas Nieto 00:37:15 hs

5 km Damas
1º María Belén Manterola 00:39:18 hs
2º Celina Lovera 00:41:06 hs
3º Giuliana Silvanelli 00:41:58 hs
4º Marianela Rossani 00:43:16 hs
5º María Belén Mattana 00:43:30 hs

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www.riocuartotrailrun.com.ar

Mountain Bike

Trans Andes Challenge 2020, Chile

agosto 12, 2020 — by Andar Extremo

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Una edición renovada con una excelente cede, el Centro de Esquí Corralco, los volcanes fueron las estrellas de esta competencia y un cierre de carrera demoledor fueron algunos de los matices de esta décimo segunda edición. Se corrió entre el 14 y el 19 de enero y el chileno Sebastián Miranda fue el gran ganador y su coterránea Ximena Aldana fue la ganadora.

Por Andar Extremo entrevista a Ximena Aldana García fotos Marcos Ferrer

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Dicen que el Trans Andes no repite ganador, el ganador de 2019 por solo 35 segundos, venía arrasando las primeras cuatro etapas pero una pinchadura y luego la rotura del descarrilador le dieron en la última etapa la victoria a Sebastián Miranda. Con la categoría damas paso algo similar Kaysee Armstrong de Estados Unidos venía ganando las tres etapas y Ximena Aldana en dos etapas terribles se quedó con la victoria.

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La primera etapa fue de 45 km de recorrido, como las 4 primeras etapas, se largó desde el Centro de Ski de Corralco, en bajada hacia Malalcahuello. Esta etapa fue para el lado de la Cuesta las Raíces donde luego se metieron en senderos rápidos y técnicos, finalizaron con lluvia por asfalto hasta la meta.

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La segunda etapa, la épica e impresionante fue la vuelta al Volcán Lonquimay de70 km. La etapa comenzó con un camino de ripio ancho hasta llegar a la entrada a la Reserva Nacional Malalcahuello. Luego tomaron un camino más técnico, con una pendiente importante para llegar al sector de Laguna Blanca el día prometía sol pero con mucho calor. Una subida terrible que llevó al portezuelo ubicado entre los impresionantes volcanes, Lonquimay hacia el sur y el Volcán Tolhuaca hacia el Norte, un paisaje de otro planeta. Luego hicieron un sendero entre bosques de Araucarias con una vista terrible a los ríos de lava volcánica. Vino una subida de más de 20 kilómetros, pasando por el mirador del Lonquimay llegando a la meta en Centro de Ski de Corralco.

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Ximena Aldana ganadora del Trans Andes Challenge 2020 “Estoy muy emocionada no lo puedo creer, ya el primer día había quedado minutos atrás de la puntera, después fui sintiéndome muy bien y mejorando. La última etapa fue brutal, casi 6 horas, con subidas enormes. Estoy Feliz”

La tercera etapa fue rápida y corta unos 47 km, fueron hacia el pueblo y desde allí a los Altos de Malalcahuello donde hicieron una subida por los faldeos del Volcán Sierra Nevada. Senderos rápidos en medio de Bosques de Lengas, Ñirres, Coigues y Raulis.

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La cuarta Etapa conectó Corralco con Melipeuco, campamento intermedio antes de la final a Pucón. Tuvieron senderos y caminos forestales bastante rápidos y técnicos dentro un parque nacional.
La quinta fue una etapa larga y una de las más duras de los Trans Andes, fue el circuito que llevó a los competidores a Pucón. Una etapa de travesía con 2 puertos importantes.

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El primer puerto fue el valle de Melipeuco al Valle del Lago Caburga. Con un camino ancho de subida que se fue angostando y deteriorando hasta convertirse en sendero. Las bajadas hacia Caburga fueron muy técnicas, muchos senderos con pendientes pronunciadas hasta alcanzar el camino que fue desde el Lago Cabuga hacia el Lago Colico.
El segundo puerto los llevó desde el lago Colico hacia la ribera sur del Lago Caburga.

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Fue un ascenso terrible con mucho calor que se fue haciendo muy técnico hacia el cajón del “Corredor Biológico”, Luego se enfrentaron a un el descenso en dirección al lago Caburga extremadamente técnica, en el cual hubo muchas caídas y bicis rotas. Un día de calor una etapa larguísima para darle fin al Trans Andes 2020.

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Entrevista a Ximena Aldana
Cuánto tiempo hace que competís en ciclismo?
En 2015 fue mi primer carrera en amateur, empecé de grande, fue más por un tema de salud. Mi mamá trabajaba todo el día y yo estaba siempre dentro de casa, volvía del colegio y no hacía nada, era super sedentaria. Me dedicaba sólo a comer y llegó un punto que estaba un poco gordita y en el colegio me empezaron a hacer bullying. Entonces mi mamá me llevó a un nutricionista y me hicieron exámenes de sangre, estaba a punto de tener diabetes. Y así vi un grupo en Facebook que se llamaba “CicloturismoBíoBío”, me motive y comencé con ellos. Fuimos con un primo y empezamos a hacer senderos y caminos de ripio cerca de Concepción, por unas playas. Y así comencé con una bicicleta súper básica. Todavía recuerdo esa primera salida, la hicimos para ayudar con útiles escolares a unos niños de un lugar que se llama Caleta Chome. Y así fueron los comienzos, muy cicloturistas, los domingos salía, cruzaba el río BíoBío y me iba a pedalear tramos cortos. Luego un poco más adelante conocí a un entrenador que se llama Patricio Alfaro que me metió en el ciclismo de ruta y al poco tiempo estaba corriendo pista.

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Cómo comenzás con el mountainbike?
Conocí a otro entrenador que se llama a Francisco Ramos, empecé con él y mi primera carrera fue “La Conquista del Volcán Osorno” en amateur, me gustó tanto competir que no me costó introducirme en tema de las carreras.

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Cómo llegas a correr el Trans Andes Challenge?
Estaba anotada para la “Cape Epic” en Sudáfrica, pero el estallido social en Chile me hizo echar todo el plan para atrás, entonces me propuse correr el Trans Andes. Igual tenía experiencia en maratón de mountainbike porque había corrido en el 2017 el “Epic Atacama” y había ganado.

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En Trans Andes, los primeros días, estuviste medio tapada?
Sí en realidad la semana anterior de comenzar el Trans Andes había corrido en Concepción una de mountainbike y venía cansada. El primer día la Americana Kaysee Armstrong se me escapó en la primera subida que era larguísima, yo estaba muerta, no podía ni mantener la posición me pasaban todos. Luego me pasó, mi coterránea Catalina Salata, sentía las piernas demasiado hinchadas por el viaje y por la carrera que había hecho. Me quede tanto que me había pasado también Pilar Corvalán. Pero de a poco comencé a tranquilizarme, a fluir y vino una bajada de arena y luego un bosquecito donde me acomodé bastante bien, recién llegando casi a la meta, por el asfalto, recupere el tercer lugar.

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Cómo fue lasegunda etapa?
Fue magnífica, entre volcanes y ríos de lava, al principio fue una gran subida en donde recién en la mitad del recorrido pude alcanzar a la primera que era Kaysee Armstrong. Tuve un error en la bajada, me paso que iba mirando el potenciómetro, y decía “2000” pensé que era altimetría, ese día serían 2300 de ascenso. Pero al llegar a un puesto de hidratación miro bien y no era la altura sino el gasto energético. Todavía me faltaban 1000 metros de ascenso fue una subida larguísima de 20 km. Y allí la Americana subía muy bien, así que mantuve la posición, casi en el Volcán Lonquimay mire para atrás y venia Cata Salata pero ya quedaba poco, tenía garantizado el segundo puesto.

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Sebastián Miranda ganador del Trans Andes Challenge 2020 “La última etapa la corrí toda con Martín Vidaurre que venía arrasando en todas las etapas, quería ir con él porque era técnica, pero el primero pincho después corto cadena, así que me quede con el segundo puesto de la etapa y primero en la general. Feliz por la sorpresa pero Martín tendría que haber sido el justo ganador”

Llegó la tercer etapa rápida, casi la ganás?
El tercer día fue corto, mucha transición en asfalto, salí fuerte ese día y la pasé a Kaysee pero luego en la subida me pasó. Ella seguía subiendo muy rápido, traté de mantenerme lo más cerca que pude por unos bosques y un faldeo. Luego cuando volvimos a Corralco por el asfalto comencé a pedalear más fuerte y llegué a unos 30 segundos de la americana.

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Por fin pudiste ganaruna etapa, la cuarta?
Esta fue una etapa bastante rápida con mucho ripio y pocas ascensiones fue a lo largo de un parque nacional, el único inconveniente fue que hacía mucho calor. Una transición bastante larga. Al igual que las anteriores Kaysee partió súper fuerte y yo trataba de no salirme de mi ritmo, fui trabajando tranquila con mi potenciómetro de forma inteligente y de a poco empecé a pasar gente. Los corredores que me pasaban en la partida a las dos horas lo volvía a pasar nuevamente y llegó un momento que me encontré el grupo donde estaba la americana. Traté de despegarme pero seguía atrás, tirábamos con un español un rato cada uno, pero todos los demás se quedaban atrás a rueda. Después del kilómetro 30 en un falso plano me dio miedo, porque me quedé sin agua, pensé que me iban a pasar, estaba súper deshidratada pero por suerte Rafael Oliveira de “Canal de Bike” me dio agua. Solo faltaban 6 km para llegar a la meta en Melipeuco y pude sostener y llegar primera, con una brasileña en segundo puesto y la americana a 6 minutos.

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Al terminar la cuarta etapa y faltando solo una, pensabas que tenías chances porque estabas a casi 15 minutos en la general?
Siempre tuve una mentalidad positiva confiando por lo que había entrenado. Ni me puse a calcular el tiempo, sabía que me llevaba bastante pero no sabía cuánto exactamente, no quería ni pensar en eso.

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Cómo viviste la última extensa etapa de este Trans Andes 2020?
Si bien fue dura, no me pareció tan larga, como lo fue en realidad. No bien habíamos arrancado a los 5 kilómetros pasé a la estadounidense, me sentía con muchísima fuerza. Después de una larga subida fueron horas y horas, trataba de cuidarme porque la bajada era súper técnica, había zanjones y piedras, seguramente era un camino antiguo en desuso, con las bajadas de agua bien pronunciadas haciendo canaletas, era para lastimarse. Ni las motos de la organización en los senderos podían transitar, la última subida de unos 25 kilómetros que era muy técnica, se escuchaban que las motos luchaban por avanzar. Era eterno teníamos que caminar muchísimo con la bici al lado porque era imposible montarla. El problema fue que se arrancó muy fuerte, era un día de mucho calor y todavía faltaban muchísimos kilómetros. Por suerte la gente tuvo la oportunidad de sacar agua de vertientes si no hubiese sido imposible.
Catalina Salata me alcanzó en la última subida, era una lucha de quién caminaba más rápido con la bici al lado o de quién podía montar la bici y pedalear. Luego de varias caídas, entre tierra suelta y piedras seguíamos avanzando. Cuando faltaban unos 400 metros de ascenso me encontré con un amigo de Concepción, así que empezamos a pedalear juntos hicimos una parada abajo de unos pajonales donde había sombra porque ya no dábamos más del calor y comenzamos a bajar. Fue lo más complicado porque el camino estaba destruido. Mi amigo al tratar de apurarme se tropieza y cayó, golpeó tan fuerte la cabeza que perdió el conocimiento. Daba impresión, me quedé congelada parecía que estaba muerto, por suerte atrás venía un corredor que era médico le tomó el pulso y la respiración. Habré estado como 2 minutos ahí parada sin saber qué hacer. El médico me pidió que siga y que busque una ambulancia. Seguimos toda la carrera o lo que faltaba de la carrera con Catalina Salata, no me preocupaba la posición de ella, ya que le llevaba mucho tiempo, así que finalizamos la carrera ella primera y yo a 6 segundos. Cuando pasamos la meta nos juntamos con el médico y con mi amigo que tenía amnesia temporal repetía lo mismo continuamente, se lo llevó la ambulancia pero por suerte era solo el golpe, no tenía ningún hueso roto.

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Sabías que habías ganado?
Cuando llegué a Pucón, en mi cabeza pensaba en mi amigo y me preguntaba si podría haberle sacado más de 15 minutos que es lo que necesitaba. Así que estuve esperando hasta que llegó un amigo español y empezamos a calcular, corroboré al puesto de cronometraje y ahí fue cuando me dieron la noticia qué le había sacado media hora, una alegría incomparable. Estaba feliz.

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Qué etapa te gusto más?
La segunda fue la mejor, la más épica, los paisajes eran tremendos, La última parte de la etapa era como estar pedaleando en Marte, la región donde está Corralco es increíble.

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Con que bici corriste?
SpecializedEpic S Works doble suspensión, llevaba dos meses antes de la carrera usando esta bici, antes corría con rígida. Luego el equipamiento llevaba XTR Shimano 12 velocidades, casco Giro Synthe, zapatillas Specialized S Works. La bici de Kaysee Armstrong tenía el mismo equipamiento, nada más que tenía como diferencia los amortiguadores electrónicos, la mía tiene sistema inteligente la de atrás, cuando pasa por un bache se activa sola pero la de adelante es manual una Fox 32 Kashima.

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Agradecimientos
Mi principal patrocinador Avícola “Huevos La Castellana” Grúas Yeston Time, Kinetic, sevicheria Concepción, Arica Car Center, Campbell Bike, Carlos Gimenez, a mi entrenador David Díaz

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www.transandeschallenge.com

Aire

RÉCORD NACIONAL DE DISTANCIA EN PARAPENTE 2009, SERGIO CRESPO

agosto 7, 2020 — by Andar Extremo

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En el año 2009 Sergio Crespo desde Pehuajo logró realizar dos récords nacionales de parapente en su modalidad distancia. Uno fue en biplaza y el relato que vamos a darles es el de monoplaza logrado el 23 de enero de 2009 con una distancia de 301 km. Esta nota salió en la revista Andar Extremo nº 3 en Mayo/Junio 2009

relao y fotos Sergio Crespo

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El día Jueves 22 de Enero de este año estaba con mi familia de vacaciones en Córdoba, y mientras mi esposa y mis hijas disfrutaban del agua del río, del sol y del calor; yo estaba sentado a la sombrita de un árbol y en el hueco que se formaba por el follaje miraba hacia arriba y veía como un jote giraba una térmica y se iba alto y lejos…¿Qué estoy haciendo acá, en vez de estar ahí…?
En ese momento creo que nació el record.
Habíamos quedado con Marquitos Del Río que para el fin de semana viajaríamos con mi familia para quedarnos el fin de semana en cuchi, en carpa así volaba con él allá. La meteo no se veía muy bien para mí en córdoba, ya que cada tanto revisaba los meteogramas de Meteofa y Wind Gurú. Miraba los de Córdoba y los de Pehuajó y no estaba para nada equivocado…
Si, estaba en lo cierto, venía mal para Córdoba la cosa, así que nos mandábamos mensajes con marquitos para saber que hacer ya que me quedaban muchos kms desde Calamuchita hacia Cuchi y realmente no tenía ganas de ir y no poder volar allá, así que en ese momento mirando que pasaría en Pehuajó, decidí volverme porque tenía el presentimiento que tenía que estar en mi ciudad.
Ya el Viernes me comunico muy temprano con Ricardo Paladino, un amigo y compañero de equipo de vuelo y le pregunté si me podía dar una mano para ese fin de semana porque tenía que hacer una serie de vuelos, me dijo que sí, que ponga un horario y que lo pase a buscar.

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El mismo viernes estábamos ya en la ruta 86, a la altura del acceso de Nueva Plata, a unos 15 kms de Pehuajó. Esta es una ruta tranquila con poco tráfico y la usamos desde hace mucho tiempo para los remolques.
Realmente estaba algo atípico el día, no se veía volar nada, ni moscas, ni pájaros, ni planeadores, ni aviones, pero yo tenía fe que algo podía pasar, así que entre una cosa y otra se nos hizo muy tarde, eran las 14:00 hs más o menos y hacemos el primer vuelo, un remolque normal, sin ninguna sorpresa; desprendo en un ascenso y creo que ya está la térmica, pero me equivoqué y me fui abajo rápidamente, estaba muy movido, muchísima turbulencia, plegadas van plegadas vienen y de térmicas ni hablar así que me fui abajo y no tenía ganas de pelearla así que decidí aterrizar seguro y volver a empezar.
Llega en ese momento Ricardo luego de juntar la soga, y le digo lo que había experimentado; y decidimos hacer otro vuelo, porque realmente yo presentía que se podía dar algo interesante, porque había actividad térmica, la presión estaba bien, el viento también, así que luego de tomar un sorbo de agua volvimos a realizar otro remolque.
A eso de las 14:30 hs más o menos salimos otra vez y en esta si, a los 300 y pico de metros más o menos me suelto de la soga y empiezo a virar la primer térmica, para luego rápidamente posicionarme en lo que sería el preámbulo del vuelo del record.
Luego de casi 4 hs, logro un vuelo muy importante, de unos 152 kms, aterrizando en un campo muy cerca de Coronel Suarez, el cual precisamente había sido el goto seleccionado en el GPS, mientras tanto Ricardo ya estaba en coronel Suarez esperándome con mi camioneta Caddy, así que tuvo que volverse hacia atrás unos 25 kms para rescatarme.
De vuelta a Pehuajó íbamos hablando del vuelo y le digo a Ricardo que habíamos perdido mucho tiempo en acomodarnos y todo eso, así que si mañana salíamos nos encontraríamos a las 10 de la mañana y hacer el aguante hasta que se ponga el día.
A la noche, luego del vuelo del Viernes, ya era muy tarde cuando decidí el vuelo que haría el Sábado buscando un record de distancia que era impensable batir y menos superar la barrera de los 300 kms (Excepto Daniel Rosas que él sabía que yo podía y minutos antes de salir a volar me lo manifestó), pues todos los datos meteorológicos, me daban que el sábado era el día elegido.

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Lo único que Wind Gurú le erró fue en la hora que pronosticaban que bajaría la intensidad del viento; ellos decían a las 16:00 hs más o menos, pero resulta que nunca paró ese sábado, le siguió dando todo el día…
Los meteogramas de Meteofa me daban bien y era muy pronunciada la curva de convección, por lo que sumada al viento que sabía que habría, dije que sí, que era lo que necesitaba.
Así quedamos; a las 10:00 hs más o menos lo fui a buscar ya con todo preparado porque a las 08:00 hs me había levantado para organizarme, comprar fruta, calentar agua para el termo, unos sándwiches, preparar el agua en la conservadora y todo eso que se necesita para este tipo de vuelos.
A las 11:00 hs más o menos estábamos con Ricardo quién me asistiría en el remolque y haría el apoyo logístico en el triángulo, que es el despegue que usamos en la 6ª fecha del regional de distancia, en el mes de Diciembre, al costado de la laguna La Salada.
Teníamos clavado viento Norte, rotando levemente hacia el Noreste, pero no era problemas, lo que si es que la intensidad máxima estaba estimativamente en unos 70 km/h y la mínima unos 50 km/h. Era mucho y nos quedamos esperando que bajara pues sería imposible salir de esa forma.
A eso de las 11:30 más o menos empezamos a ver signos de convección, unos chimangos tratando de girar algo y unas cigüeñas en lo mismo, pero no se podía salir hasta que no sea seguro para volar.
Le digo a Ricardo que esperemos un poco, mientras tanto vino al lugar del despegue Nacho Gardes, otro amigo, perteneciente al equipo quien remolca también, estuvo un rato y luego se fue.
En ese momento aparecieron los primeros cumulitos tratando de mantenerse y también bajó un poco la intensidad del viento, pero no tanto, aunque se mantenía más tiempo la baja así que a las 13 hs y pico más o menos le dije a Ricardo que ya estábamos para salir que nos preparemos, así que me empecé a equipar y Ricardo mientras me tenía la vela que parecía estar viva y se quería volar.
Le digo que va a estar complicado por las ráfagas tan fuertes, pero si el viento me daba tiempo a inflar; ya la teníamos; él se alejó con la camioneta y mientras yo trataba de tener la vela en el piso le dije que me unos 6 kgs de tensión más o menos y que no salga hasta que no vea que estoy con la vela volando y mirando la camioneta, y que lo haga muy pero muy despacito, lo que sería durante la primer parte del remolque, un remolque estacionario ya que le dije que se quede con la camioneta parada soltando soga directamente y con el corta cuerdas en la mano a la espera de una contingencia…

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La salida fue muy rápida, violenta pero muy controlada, como siempre la hago cuando vuelo con viento; prácticamente salí disparado para arriba apretando los dientes por alguna posible plegada a baja altura, o algún corte de soga y una posterior abatida frontal, pero nada de eso pasó, fue todo muy controlado, muy veloz, y muy prometedor ya que el día se estaba poniendo bueno.
Hasta las 200 y pico de mts de altura parecía que la vela se quería escapar de mis manos, pero más arriba ya la turbulencia disminuyó considerablemente y el ascenso lo hacía prácticamente de forma normal.
A eso de los 500 mts de altura siento la primer térmica y le digo a Ricardo que me afloje tensión que ya iba a desprender
Tenía muy claro que estaría en aprietos si no me prendía y seguía volando por lo menos hasta las 16:00 hs, siguiendo lo que Wind Gurú decía…ya que si me tocaba aterrizar antes de esa hora justo con la alta me arrastraría bastante y ahí si la pasaría mal, pero nada de eso pasó y rápidamente me prendí y estando en poco tiempo pasando los 1000 mts de altura.
Mi equipo personal para este vuelo era el que uso siempre: 2 gps (uno de backup, un Etrex) y el principal, un 60 Csx; un vario Flytec, un Handy Yaesu FX150 y otro de backup Yaesu también 23R, un cortacuerdas en el desprendimiento y otro en el cokpil, una bolsa hidratante, tres botellas chicas con agua congelada, dos manzanas y dos bananas (me olvidé de comprar barritas de cereal esta vez…), 6 pilas chicas AA para los gps, mi silla carenada HA, mi casco Hi-Tec, mis lentes Bolle (los gané en una de las fechas del regional…), mis guantes Independence, mi remera de lycra SOL, mi amiga Poison de Skywalk, y mi infaltable súper amigo el redondo Secura Max 38.
A medida que volaba confirmaba por radio con Ricardo quien me seguía por la ruta 86 o algún camino de tierra, que haríamos el record, antes de salir le dije: Ricardo disfrútalo que este es un día histórico, será cuando rompamos los 300, vas a ver…!
Ricardo tiene mucha experiencia en remolques y conoce mucho la zona, así que con la radio nos manteníamos muy bien; yo le pasaba la info que él necesitaba y todo bien, pero lo más importante era el apoyo psicológico que me daba. Por ejemplo yo le preguntaba cómo estaba el viento abajo y él me respondía: “No seas pelotudo, no se te va a ocurrir aterrizar, mira que ahora hay más viento que cuando saliste…”. Yo le respondía: “Loco, me caigo, está re complicada la cosa, no encuentro un carajo…”, él me respondía: “No seas pelotudo, mira que no vas a poder aterrizar y aparte tenés que meter los 300, ya me tenés repodrido, ¿No me habrás hecho cagar de calor para aterrizar ahora, no..?”
Así que con la sutil ayuda de Ricardo y yo que estaba hasta las manos así que los kms empezaron a pasar a mucha velocidad, en momentos iba a 60 km/h, en otros a 90 km/h, hasta que en algunas oportunidades me marcaba más de 100 km/h. y Ricardo me decía que no me podía alcanzar en calles de tierra.
Primero llegamos al acceso de Monez Cazón, luego llegamos a Henderson, quedándome a las 09:00 hs, llegamos a Daireaux que fue el lugar más difícil ya que no encontraba nada y llegué a estar a 100 y pico de mts de altura, y miraba hacia abajo como se movían los sembrados por la acción del viento y me decía que no, que tenía que seguir, había que encontrar algo urgente.

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Yo no sé si Uds. Son creyentes o no, pero les aseguro que cada vez que algo así me pasaba decía: “Dios, mandame algo, sacame ya de acá que me caigo…”; en ese momento, no sabía cómo pero aparecía siempre algo, una bolsita de Nylon, una pajita flotando a mi lado o un halconcito o un chimango girando al lado mío, así que por ser buen observador, volvía otra vez a subir.
En dos o tres oportunidades vi que la cosa se complicaba porque eran muy violentas las descendentes, y si no se estaba ben arriba, cerca de la base de las nubes, uno se caía y no había forma de encontrar una ascendente y costaba mucho mantenerse, aparte había de todo, inversión térmica, cizallas, plegadas, etc.
Cuando salí el día anterior, mi vela estaba con hojitas y pastitos en las celdas, y les aseguro que en algunas de las abatidas frontales que tuve, las hojitas y los pastitos salieron limpiamente de ella, ja, ja, ja.
El vuelo en si se fue poniendo más y más relajado a medida que iba avanzando a pesar de que era cada vez más violento, más movido. Un GPS me descontaba los kms que me faltaban para llegar a los 300 y con el otro buscaba diferentes datos, como distancias a ciudades cercanas, velocidades relativas, tiempos, etc. de esa forma me iba poniendo metas cortas y cada vez que llegaba a ellas, volvía a poner una nueva y así los kms pasaban a gran velocidad y la consigna era “No caerse”.
Realmente la vela, un Poison 1; se portó muy bien, ya que es relativamente tranquila y le permite a uno girar cerrado y bien alabeado en térmicas de pequeño diámetro, responde rápidamente a los comandos, es blanda y avisa rápidamente lo que va a hacer, así que solamente es necesario volarla, amigarse y pedirle más y más.
En un momento pensé que me quedaba con los comandos en la mano y ya me veía volando con mi paracaídas a 2000 mts de altura, derivando y apareciendo vaya a saber donde pues eran muy violentos los ascensos, y los descensos, la vela temblaba y se sacudía como gallina con piojos.
Ya a la altura de Coronel Pringles se me venía el cordón de la Ventana y realmente no quería pasarlo por el medio a baja altura, no me quería jugar a caerme y comerme los rotores a sotavento, así que empecé a derivar hacia él SE y efectivamente parecía que estaba rotando la dirección del viento, por lo que pasé prácticamente al costado, por donde se hace cada vez más baja y termina en el límite con la llanura (cerca hay una estación de tren que no recuerdo en este momento su nombre).

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Me quedaba adelante a unos 60 kms de distancia Coronel Dorrego y un poco más adelante Bahia Blanca, así que como venía el rumbo me daba a Coronel Dorrego, por lo que le avisé a Ricardo que me espere allá, ya que estaba muy cerca y como venía todo, llegaba bien, excepto que…
A esa altura estaba ya con 240 kms realizados prácticamente por lo que con poco tenía que pasar los 300 pues venía manteniendo buena altura y podía dar para llegar a Monte Hermoso, pues Bahía Blanca ya me quedaba muy derivado y con el viento que había sería imposible llegar…
La cosa es que estando a unos 1500 mts de altura, tal vez un poco menos; me dispongo a hacer una transición, acelerando pues me estaba cayendo y necesitaba imperiosamente una térmica; pero en vez de caer, empecé a subir con viento de cola y acelerando. En ese momento le dije a Ricardo que estaba tal vez volando con la brisa marina que entraba al continente… ya que la costa estaba relativamente cerca, pero me llamó la atención porque tampoco lo creía y veo a lo lejos una línea muy oscura y adelante como un súper remolino marrón tipo película que parecía que avanzaba hacia donde yo estaba.
Efectivamente, se venía un frente del Sur de aquellos que después me enteré que se había generado en el mar, ya que justo Horacio Maizonave estaba de vacaciones con su familia y más tarde en conversación telefónica me comentaba del fenómeno que había visto crearse desde el mar y yo estaba ahí todavía con los kms que me faltaban para completar los tan ansiados 300, y sabiendo muy bien que no tendría esa oportunidad otra vez tan fácilmente así que tuve que decidir en ese momento que hacer, si me ponía a trabajar para aterrizar rápidamente y safar de la tormenta que se venía, o seguía hasta meter los 300 y luego si aterrizar.
Fue una difícil decisión que tuve que tomar, porque en ese momento mi prioridad era hacer los 300 pero la lógica y la cordura me decían que de forma urgente tenía que aterrizar porque ya estaba muy comprometido, pero esta vez no ganó la razón y especulé.
Cuando ya estaba a 290 kms de distancia, me parecía casi imposible llegar a los 300 ya que la tormenta se acercaba cada vez más, pero este record se hacía esperar y en ese momento fue como la figurita difícil, la quería tener a toda costa y sabía que yo podía, que estaba preparado y me pertenecía pero tenía que aguantar un poco más, estaba muy cerquita de lo que tanto anhelaba y me sentía totalmente excitado ya que era el sumun máximo en ese momento de tanta tensión pero yo sé muy bien que no hay que cantar victoria antes de la gloria, así que recordando el dicho de Alberto Pol cuando en una oportunidad decía: ” Hablar menos y volar más”. En ese entonces dejé de mariconear y me dediqué a conseguir lo que había ido a buscar, aceleré todo lo que podía en ese momento para salir de la dinámica del frente pues en todo ese corto proceso de especulación había recorrido otros kms más y el GPS ya había calculado el coeficiente de planeo y con la altura que tenía y la velocidad que traía el record estaba así que a duras penas pude empezar a bajar ya que mientras aceleraba seguía subiendo, y los brazos ya no me daban más para meter orejas, estaba muy cansado y estresado y si no bajaba en ese momento por último me quedaba entrar en un tirabuzón violento de última; pero no hubo mayormente problemas y pude llegar hasta los 500 mts de altura.

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Ya a esa altura había superado los 300 kms (el GPS marcaba 316 kms más o menos, pero luego al bajar el track no sé porque pero me daba solamente 301) y ahora la prioridad era aterrizar seguro, cerca de alguna casa o calle, hasta que divisé un puesto, cerca de una calle en el medio de la nada, y pidiendo que haya calmado la intensidad de viento, pero como se veía desde arriba, con los árboles, y los campos, me di cuenta que estaría en problemas lo cual me sorprendió ya que antes de las tormentas por lo general se viene la calma chicha y cuando ya está entrando la tormenta ahí si agarrate…pero acá parecía que se intensificaba la velocidad del viento.
Ya a los 200 mts de altura el parapente caminaba para atrás como loco y yo piloteaba marcha atrás buscando no golpear con la casa o el molino que tenía abajo, o llegar cerca de algún alambrado así que tiraba de un comando, tiraba del otro, mientras miraba para un lado, miraba para el otro, saqué mis pies del carenado, junté mis tobillos recordando el método de paracaidismo al saber que tendría que utilizar mi mejor aterrizaje pues el golpe sería violento y más si se me plegaba la vela cerca del piso, y tendría que reaccionar de forma rápida, hacer el rolido, protegerme la cabeza y el cuello con mis brazos, y por supuesto que un cuidado extremo con los GPSs ya que tenía toda la información del vuelo…
La cosa es que cerca ya del piso, a unos 40 mts, la vela empezó a caminar para adelante y pude aterrizar de forma suave y normal prácticamente sin tocar los comandos, justo había agarrado la baja y no tuve ningún problema pero estaba acalambrado así que apenas trastabille y me caí de costado, con la vela a medio inflar y en ese preciso instante…se infla totalmente y me saca como chancho hacia el maizal.
No tuve tiempo a nada así que me empezó a arrastrar y yo tratando de matarla como sea, tirando de lso comandos, pensando en ubicar en el despelote de tierra que volaba, pastos que me seguían, espinas, plantas secas, piedras, etc. y girando sobre mi eje entuiwstandome mientras la loca me llevaba hasta un alambrado que estaba muy cerca, y eso era lo que no quería yo.

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Después de recagarme a palos unos cuantos metros, paró y me dejó levantar y lo que hice rápidamente fue correr para ponerme de atrás y tirarme encima de ella para que no vuele más…
No podía ni respirar, por un lado el cansancio que tenía y por otro porque había tragado tierra y pastos, es como que el record se cobró parte de su precio ni bien aterricé.
Yo parecía salido de una guerra, estaba cubierto de polvo amarillento, lleno de pastos, todo enrollado con los suspentes, desalineado, raspado por todos lados, en una palabra; hecho pelota, pero contento, había conseguido el record!.
En ese momento apareció un hombre que había observado todo, era el lugareño que vivía en ese puesto, así que se acercó con su perro, un cusco lanudo, parecido a un Collie, pero en miniatura y me ayudó a sacar las espinas, piedritas, pastos de la vela que estaba hecha una madeja; mientras yo me sacaba rápidamente las bandas de la silla y juntaba los instrumentos que estaban desparramados por el piso, ya que en el arrastrón me fue arrancando todo y quedaron diseminados por el terreno.
Este hombre, Luís Alberto Martinez, de Bs. As. Está trabajando en ese campo me ayudó luego a juntar la vela y meterla en el bolso ya que se nos venía el frente de tormenta y en unos minutos nos pasaría por arriba, logramos guardar todo y salir corriendo hasta la casa que se encontraba a unos 100 mts del aterrizaje. Me ofreció su baño por si quería ducharme, me dio una toalla y un jabón y pude relajarme y quedar hecho una pinturita, lamiendo mis heridas.
Luego, ya más tranquilo todo me cebó unos mates y me dispuse a mandarle un mensaje a Ricardo quien sabía que me en Coronel Suarez, en la esquina de un galpón tenía señal de celular. Le mandé el mensaje a Ricardo quien me contestó muy contento de que habíamos conseguido el record, que era lo más importante para nosotros, y más sabiendo de que había aterrizado bien.
Más tarde envié algunos mensajes a mi familia, compañeros de equipo de remolque quienes estaban a la espera de que pasaría diciéndoles que habíamos conseguido el tan ansiado record, más tarde mi nuevo compañero de aterrizaje, llamó a un remis de Coronel Dorrego así que se confirmó que en una hora vendría a buscarme, mientras tanto mirábamos la tormenta como pasaba y luego me contaba cómo vivía, me mostró a su caballo Copete el cual estaba comiendo alejado de la casa entonces le ordenó a su perro que lo vaya a buscar, por lo que este salió corriendo a los ladridos y en un rato nomas apareció el caballo al lado del perro. Ja, ja, ja, fue increíble eso.
En ese momento, alejado del mundo, en el medio de la nada, me puse a pensar lo hermosa que es la vida, lo genial que es esto del vuelo, las vivencias que nos da el parapentismo, y más precisamente el cross, las experiencias que uno vive en situaciones como estas, la gente que uno conoce y se da cuenta que no todo está perdido y realmente se siente tan satisfecho de poder ser parte de esta maravilla…

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A eso de las 21 hs llegó el remis, manejado por el señor Celso Alejandro Holzmann de la ciudad de Coronel Dorrego Pude llegar a coronel Dorrego a eso de las 22 hs, llevándome al reencuentro con Ricardo quien me esperaba y ahí si nos saludamos con un gran abrazo, contentísimos por el logro deportivo.
Salimos tarde para Pehuajó, con mucha lluvia, así que llegamos a eso de las 03:30 hs más o menos.
Hay mucho más para contar sobre este vuelo tan importante para mí y para el deporte en sí, pero se pondría aburrido creo, lo más importante ya está escrito.
Este vuelo me dejó pensando más tarde y darme cuenta que importante es trabajar en equipo con otras personas, cuanto se puede conseguir con objetivos claros, ideas profundas y mucha fuerza cuando se la necesita, que es mucho más que solamente hablar y hablar y gracias que los records están para ser batidos y es tan importante de no quedarse y volver siempre a pensar en lo próximo que se vendrá que por supuesto ya está en mi mira.
Las nuevas metas tan importantes en la vida de un deportista, son la sal que le da gusto a la cosa y es necesario que siempre estén presente en nuestras vidas pero es imprescindible estar totalmente convencidos que lo queremos hacer, que lo necesitamos y que tenemos las herramientas justas para conseguirlo.
La parte final la dejo para quienes hacen posible que yo vuele, ya que sin ellos sería imposible:
Mi familia, Ricardo Paladino, Miguel Flores, Ignacio Gardes, Fabian Jungblut y por supuesto a mi vela Poison de Skywalk

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Montañismo

SONIA PROCOPIO, RÉCORD ACONCAGUA 360°

julio 24, 2020 — by Andar Extremo

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El día 27 de febrero de 2020 Sonia Procopio conseguía el récord femenino con 38 horas 23 minutos. Un récord que traía cola, ya que ella misma el año pasado había logrado pero al no tener foto de cumbre, no se lo dio por válido.Logró de esta manera superar el récord de la alemana SunnyStroeer, de 47 horas 30 minutos realizado en 2018. En una entrevista muy emotiva la Sanjuanina por adopción nos decía esto.

por Andar Extremo entrevista a Sonia Procopio, fotos Sonia Procopio

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Cómo tomaste este récord luego del discutido récord del año anterior?
Súper relajada, igual desde el año pasado lo había tomado tranquila, fue un desafío más que un auto récord, lo tome como una enseñanza. Desde mi corazón he descifrado lo que realmente me gusta unir dos disciplinas como el montañismo y el running, esto de hacer alta montaña en otros tiempos esta bueno. A nivel deportivo me hizo crecer mucho, ya que hice montaña todo el año, a partir de ese discutido récord del año pasado. En 2019 tuve muchas falencias no sólo, no haber sacado la foto de cumbre que te lo exige el mismo récord, sino que también lleve mucha ropa, la use mal, agradezco que solo tuve problemas en los ojos y no pasó a mayores. Y con el tema deportivo este año estuve más entrenada y muy bien asesorada por montañistas, deportólogos y nutricionistas. Me acompañó mucho la gente del Parque, el cariño de los guardaparques y montañistas fue fantástico, fueron claves en el apoyo para este récord, fue el último ascenso de la temporada o sea la última de ventana de buen tiempo y luego el parque cerraba.

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Cómo fue el récord?
Salí de Horcones y llegue a Plaza de Mulas en 4 horas, lo hice al revés que Matías SergoPesoa, porque hablando con los guardaparques iba a estar más cuidada de esta forma. De Mulas a la cumbre fueron 10 horas. A las 11 de la mañana estaba haciendo cima y cuando llegué no había nieve, me pidieron que tenga el mayor de los cuidados y mire para arriba, porque había avalancha de piedras y la semana anterior había muerto una mujer. La bajada fue increíble un día fantástico, el sol sin nubes y cuando llegué a Independencia fue la primera vez en la vida que vi el mar desde tan alto. Matías Jara mi compañero y montañista me acompañó toda la travesía, allí en Independencia se quedó un poco, estaba descompuesto y seguí sola. Casi todo el descenso fue corriendo, a veces caminaba por precaución para no tirar piedras, cuando pase la travesía y el Filo del Guanaco para llegar a Colera tipo 13 hs agarre la zapatillas e indumentaria de running y cruce para el otro lado. Este es el punto medio entre Plaza de Mulas y Plaza Argentina. Allí corría y corría y de repente en la bajada, perdí como dos horas porque me apareció un glaciar, tuve que ascender de nuevo, y en eso me ayudó el running porque en las carreras te surgen esas problemáticas y tenés que superarlas rápidamente. Así que luego de superarlo, vinieron Campo 2, Campo 1 y llegué a Plaza Argentina a las 18 hs, ya llevaba 24 horas. Tenía 10 km más a Casa de Piedra, donde hay un río con mucho caudal y unos arrieros me ayudaron a cruzarlo. Luego de unos mates con mortadela seguí camino. Era de noche me quedaba bastante para la ruta y se me quedó la linterna sin baterías, me alumbre con el celu y sabía que luego de unos árboles estaba Punta Vacas y allí estaba la ruta. Eran las 4 de la mañana y faltaban desde punta Vacas hasta Horcones y llegué a las 8:23 de la mañana entre gritos de euforia.

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Fué un desahogo?
El año pasado me generó mucha tristeza, porque no sabía lo que se juzgaba, se mezclaron varias cosas, no pude defender nada porque no estaba certificado el ascenso, casi pierdo la vida y tenía que hacer las cosas mejor. Y sabía que podía bajar el tiempo, si bien tengo falencias, el Aconcagua es muy duro y la bajada te pega piñas, te desorienta, el cuerpo retrocede. Y encima a nosotras nos cuesta más por la fuerza, no tenemos la misma fuerza que un hombre, estuvimos haciendo muchos análisis con Nicolás Miranda y me orientó en donde podía bajar los tiempos. Y con respecto a la gente de la montaña, la verdad es que respeto todos los deportes, hago todos los deportes y no me es fácil y si el año pasado exprese una visión que tenía en el camino hacia una persona en la revista Cumbre. Fue solo una metáfora dentro de una descripción, donde decía que venían con mochilas y mucha ropa asemejándose a un astronauta. Nunca lo dije agrediendo a nadie y si alguien se sintió agredido pido perdón. A mí a partir de ese hecho me dijeron barbaridades y me faltaron el respeto. Y vuelvo a decir fue sin intención de agresión, y la metáfora de “astronauta” lo aplique por lo pacífico que se mueve la gente en la montaña, porque llevan muchísima carga, porque suben en lugares imposibles, fue una visión de un deporte que es muy exigente. Me encanta la montaña, respeto y pido perdón nuevamente si alguien interpreto algo mal.

Cómo te hidrataste y que comiste en la travesía?
Hidratación, recuperadores musculares y comer bien cada dos horas fueron la clave en este récord. En alta montaña es solo líquido con proteínas y carbohidratos. En la cumbre comí dulce de membrillo. Tenés que tratar de comer porque gastas mucho, siempre comida caliente, mucho té, sopas, fideos, alfajores. Como máximo paré media hora, las demás veces fueron de 15 minutos.

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Fuera de la ropa de montaña, qué indumentaria usaste?
Yo corro con zapatillas North FaceEndurance, son comprimidas y duras, hay mucha piedra en el Aconcagua, te protegen y también son muy calentitas. Este año implemente la compresión, en piernas, te favorece a que las extremidades se pongan más ágiles y también use compresión en remera te sentís compacto. Iba con calzas cortas.

Te acordás el récord hasta este momento?
Si de la alemana SunnyStroeer, tenía 47 hs 30 minutos, fue la primera que lo hizo y me llamó por teléfono cuando batí el récord. Y previamente colaboró conmigo en el intento también, es muy buena persona, apoya a las mujeres para que se animen.

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Tenés alguna anécdota?
Fue algo muy extraño que me paso a unos 15 km de Punta Vacas en Casa de piedra, iba sola e iba cantando “El Bordo”, rock nacional. Cruzo el río, veo unas piedras, me doy vuelta y veo cuatro luces dos por un lado y dos por el otro. Pensé en los pumas y salí dos kilómetros a fondo, me chocaba piedras, me tropezaba, por suerte no pasó nada.

Agradecimientos
A mi dios, no soy muy religiosa pero creo que hay que agradecerle amo vivir, a mi madre que está en el cielo, que una vez se lo plantee y aquí lo tiene, a mi papá que es ciclista y el acercamiento que produjo la montaña con él fue enorme y Juan José Orrego el intendente de Santa Lucía donde vivo y a Juan, el Tano y Cristian que ordenan mi vida.

“Me encanta la montaña, respeto y pido perdón nuevamente si alguien interpreto algo mal”

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POLARWIND, una Familia Navegando a las Aguas del Fin del Mundo

julio 16, 2020 — by Andar Extremo

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Osvaldo Escobar Torres y Jutta Walter, junto con Theo sus hijo de tres años partieron hace un año desde Europa, cruzaron el Atlántico y se dirigen al Cabo de Hornos, lugar donde filmarán un documental con escaladores en el Monte Sarmiento en Chile. Una historia llena de sueños, anécdotas de vida, barcos, documentales y libros. Nota editada en la revista Andar Extremo n° 16 en 2011

por Marcos Ferrer fotos Osvaldo Escobar Torres

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¡¡¡Quieren un poco de fideos, son de ayer pero están buenísimos!!!, Osvaldo asiente con la cabeza. Sin querer decir que si, pero con hambre le contesto. -¡Les alcanza, mirá que sino yo como después!!!, Juta me responde: ¡¡¡No, no hay problema, alcanza para todos, corran las cosas que les llevo!!!.
La cámara de foto, la computadora y todo lo que había en la mesa era apartado, una charla cotidiana se entrelazo y la calidez del lugar y del momento reflejo a esta familia, la tripulación del Polarwind, tan simples y tan agradecidos, con una forma de vida que buscaron desde siempre.
Estábamos dentro del Polarwind, dentro de su casa móvil, de 17 m por no más de 4,5 metros de ancho, el comedor hacia 5 minutos había sido el lugar donde Osvaldo con tantas ganas nos contó la historia de su vida y de su familia.

Fiordo Pia Tierra del Fuego
Fiordo Pia Tierra del Fuego

Osvaldo nació en chile, mas precisamente en Santiago, pero se crió en la Patagonia, y Jutta Walter es de alemana de la ciudad de Münster, cerca de la Frontera con Holanda, ciudad famosa por la gran cantidad de bicicletas entre sus habitantes y también por sus quesos. Jutta trabajó tomando exámenes del idioma en el Colegio Alemán de Punta Arenas en Chile desde el 2001 al 2006. En Tierra del fuego conoció a Osvaldo por intermedio de un amigo alemán llamado Wolf con quien Osvaldo navegaba en el sur de Chile.
Desde los 9 años a Osvaldo le gustaba el mar y a los catorce vio una publicidad del Buque Esmeralda parecido a la Fragata Libertad, la propaganda terminaba diciendo “Ven… La Marina te espera”. El quedo alucinado con las imágenes de los marineros subiendo a los mástiles y viendo fotos del barco en todo el mundo. Con 15 años dijo: ¡¡Esto es lo mío yo quiero ser capitán de un barco!!!
Sin que estén muy contentos en su casa, unos meses después entró en la marina donde estuvo hasta los 23 años. Generalmente trabajando comunicaciones en diversos buques y posteriormente varios años en la región del Canal Beagle y Cabo de Hornos. De hecho Osvaldo fue uno de los últimos “fareros” en la isla Cabo de Hornos. Trabajo que le demandaba cambiarse cada dos meses a diferentes islas del sur. Lo dejaban en un helicóptero con calentadores, provisiones, diesel, y demás petates. Solo con 19 años tenía que resolver todo. En su misión como farero recorrió 8 o 9 faros, dos meses de farero y dos meses en Puerto Williams, época en que sus sueños por viajar crecían y es así que decide a los 23 años irse de la marina en el año 2000.

Piriapolis, Uruguay
Piriapolis, Uruguay

Por un año recorrió Sudamérica y estando en Brasil recibe la invitación de su amigo Wolf, donde en el velero “Santa María” le propone ir hasta la Antártida. No dudo en dejar su viaje de mochilero y se embarco como segundo capitán para filmar publicidades para Gore tex. Fue tan grato su viaje en el velero, que se quedo trabajando en embarcaciones con turismo en la zona de Punta Arenas a Cabo de Hornos.
Estuvo 3 años estudiando turismo gracias a un convenio con la Universidad que le permitió trabajar durante los veranos en el barco, luego en 2003 viaja a Inglaterra a realizar su “Skipper Yachtmaster off Shore”, que significa un master profesional de navegación y cuando vuelve a Chile filma un documental del Cabo de Hornos y la navegación con el velero Santa María para la cadena ZDF y Arte Kanal en Alemania.

En Camino a Porto Bello
En Camino a Porto Bello

La película mostraba como navegar en los tiempos actuales en el Cabo de Hornos, la ruta, la geografía de la región, la cultura local, el velero, como se vive en un barco, que se come, como se reparan los motores, todo lo que respecta la vida a bordo de dos tripulantes en esas zonas australes. El documental en alemán llevaba el nombre de “Seglerträume – Durch Feuerland zum Kap Hoorn” tuvo tanta trascendencia y éxito el proyecto de filmación que al finalizar la expedición en una celebración de la película en el poblado en Puerto Williams, Osvaldo conoció a Jutta y desde allí permanecieron juntos.
Luego de casarse en la isla de Pascua se fueron a vivir a Alemania, lugar en donde Osvaldo comienza a llevar barcos desde Mallorca a los países bajos. Navegaba también en diversas expediciones en las islas Spitzbergen al norte de Noruega. Luego forma la empresa Polarwind Segelreisen & Expeditions, en Alemania y se especializa en expediciones en velero en el Polo Norte, en el Mediterráneo y en Cabo de Hornos desde Punta Arenas. Pero faltaba lo mas importante que era tener su propio barco con Jutta, los dos se complementaban bien viajando ya que ella también era timonel. efectuó sus cursos y licencias de navegación en Alemania y la práctica de vela en Dinamarca.

Llegando a Río de Janeiro
Llegando a Río de Janeiro

En 2008 nace Theo y comenzaron a investigar cada historia de navegantes con niños en velero. Necesitaban un barco con casco de acero, fuerte, cómodo, de expedición, amplio y sobre todo seguro. Estuvieron dos años buscándolo por todo el mundo y finalmente lo encuentran en Grecia donde luego de 2 viajes fueron en febrero de 2010 a buscarlo.
Este tipo de barco Reinke (de contrucción Alemana) se hace famoso en la década del 70, en donde una pareja de alemanes, en el velero “Fraidys”, se convierten en los primeros alemanes en ir a la Antártida en velero. Ese barco tenía unos 12 metros, luego de esa primera experiencia los constructores modifican los planos y lo van mejorando, sacando varios modelos hasta llegar al actual modelo del “Polarwind”. Un velero totalmente expedicionario, calado de 1,80 metros, que le permite entrar en cualquier bahía a pesar de las 22 toneladas, tiene 1500 litros de combustible, 1500 litros de agua, tiene dos motores Volvo, siempre uno va a andar. Tiene 150 m2 de vela, una maniobra de cubierta relativamente despejada, buena comunicación, un barco espectacular para las pretensiones de esta familia viajera.

En Buenos Aires
En Buenos Aires

Cuando lo consiguieron en Europa fue increíble, ya que en aguas mediterráneas es difícil ver un barco así, generalmente se encuentran en aguas frías.
Una vez adquirido el velero trabajaron varias semanas en Grecia, para hacer las últimas modificaciones y prepararlo para este largo viaje en familia. Fueron de Grecia a Calabria, luego a Sicilia, Malta, Panteleria, Túnez, Cerdeña, Mallorca, Almería y cruzaron finalmente a Marruecos. Se metieron en Gibraltar por un fuertísimo temporal que venía desde las Azores. Además ya se acercaba la fecha en que deberíamos ir bajando al sur. Luego hicimos el primer tramo largo a la isla de Madera en Portugal, unos 1150 kilómetros de navegación en 6 días. Desde Canarias fueron a Cabo Verde donde hicieron unos 1400 kilómetros. Allí reaprovisionaron alimentos, se tiraron al agua para reconocer el fondo del barco, repararon velas y el 1 de diciembre de 2010 zarparon finalmente rumbo a Recife, Brasil. Cruzaron el Atlántico en 14 días a vela, unos 2300 km y festejaron en esa ciudad la navidad.

Antártida
Antártida

A fines de Marzo de este año luego de recorrer toda la costa brasilera llegaron a Buenos Aires, lugar optimo para esperar la primavera antes de dirigirse a Punta Arenas y luego a Cabo de Hornos, mientras Theo aprende en un jardín infantil de San Fernando bien español, ya que entre ellos en el velero hablan en alemán.
En octubre vuelven a navegar y en este tiempo aprovechan para escribir para una decena de revistas del mundo entero, entre ellas revista “Navegar” en España, escriben de 6 a 7 artículos por año en cada una, “Bolina” en Italia, “Ocean 7” en Austria, “Yacht” en Alemania “Viajes y Aventura” en Colombia, “Mundo Náutico” de Venezuela y revista “Veleros” en Chile, entre otras.
Este viaje a parte de cumplir un sueño familiar y la gran historia de cruzar el Atlántico tiene como fin la filmación de un documental de escaladores alemanes en el Monte Sarmiento, pero el sueño principal era volver con su barco a la zona de Cabo de Hornos, lugar donde se conocieron.

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Hace ya 15 largos años que Osvaldo estudia la historia náutica de Cabo de Hornos y da charlas sobre la navegación en club náuticos, de Alemania, Austria y España. Por ejemplo en Austria dio una charla en una empresa constructora, llamada Heffel, hacen casas en condiciones extremas en los Alpes. Luego de su charla de 40 minutos de lo que significa navegar en Cabo de Hornos dieron una charla de las construcciones de casas en zonas extremas. En septiembre saldrá su primer libro en Alemania llamado “Am Leuchtturm Von Kap Hoorn” (ver recuadro)
El tema de la filmación viene desde el 2005 donde ya habían filmado un documental en 40 días para la televisión alemana, en donde solo llegaron a 500 metros de altura por las malas condiciones. Dos años atrás hicieron cumbre en una expedición en donde también hicieron un cortometraje que fue seguido por Geo y Nathional Geografic y una serie de medios de expediciones.

Polo Norte
Polo Norte

Este nuevo documental lo van a realizar en 50 días en marzo de 2012, la temática principal es escalar el Monte Sarmiento, mostrar la historia del coloso, la historia de los aborígenes de la región, con un trasfondo cultural, pero la historia principal es la escalada y lo que significa llegar desde Punta Arenas, con toda la logística para llegar a la bahía de Escandallo y lo que significa estar esos 50 días y lograr por supuesto la ascensión.
Es un proyecto netamente alemán, en donde van a ir 7 personas: 3 escaladores, dos navegantes, y dos o tres personas de la tele (director, camarógrafo y sonido).
Una historia aparte y realmente audaz es navegar con un niño tan pequeño, cuando estaban en Alemania coordinando todo, aprendieron a que tenían que llevar de comida, el tema de los pañales a bordo y por suerte dos amigos doctores en Alemania antes de zarpar le dieron dos bolsones de medicamentos y poseen también a bordo un teléfono satelital para llamar en cualquier momento que sea necesario. Theo comenzó a navegar cuando tenía un año y medio, ya tiene tres años. Aprendieron mucho de familias francesas que viajan con niños. A diferencia de cualquier niño de ciudad se crían absolutamente diferente, con un concepto de amor a la naturaleza, a la vida del mar, a los animales, son más abiertos con el mundo, con los diferentes acentos, se acostumbran a las diferentes etnias humanas. A Theo en Italia, siempre cuando llegaban a un puerto le compraban un helado o una pizza, cada vez que toca cualquier puerto en el mundo Theo grita ¡¡¡pizza o gellatto!!!

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Luego de la Patagonia irán hacia Panamá o tal vez a la Polinesia, tienen 3 años más hasta que el pequeño empiece la primaria
La vida y sus vueltas nos depositaron nuevamente en el comedor del Polarwind, luego de la comida nos preparamos para marchar, teníamos que salir con Osvaldo para capital, Jutta mientras tanto limpiaba unos enganches de popa.
Despacio nos alejamos con Osvaldo con esa sensación indescriptible de paz que emanan las personas que hacen lo que les gusta en el mundo. Ah.. me olvidaba. ¡¡¡Jutta los fideos estaban buenísimos!!!

El Libro “Am Leuchtturm Von Kap Hoorn.”
Durante este mes de septiembre Osvaldo edita su primer libro, es específico de navegación sobre Cabo de Hornos. Contiene 144 paginas y mide unos 25 cm por 35 cm tiene muchas imágenes pero también mucha información de texto. Es netamente de una expedición de Punta Arenas a Cabo de Hornos que se realizó en 2009, navegaron en el Estrecho de Magallanes, hicieron Tierra del Fuego en vehiculo, llegaron a Ushuaia. Luego cruzaron a Puerto Williams, para navegar en Cabo de Hornos y la Cordillera Darwin, luego de varias semanas regresaron a Puerto Williams. El libro va a participar en la feria del libro de este año en Frankfurt – Alemania.

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Datos técnicos del Yate Polarwind
Eslora: 17 m
Manga: 4,50 metros
Calado: 1,80 metros
Motores: 2 Motores Volvo Penta de 55 hp cada uno.
Mastil: Aluminio de 21 metros
Peso: 22000 Kg
Velas: 150 m2

Comunicación y seguridad:
Equipo VHF
2 equipos VHF portatiles
Radar Furuno
GPS Furuno
GPS Magellan
GPS Garmin
Plotter Raymarine (cartas de navegación digitalizadas)
Navtex (informe meteorológico automatico)
Meteorologia automática vía internet
Telefono Satelital Iridium
Baliza automática Satelital EPIRB
Balsa Salvavidas Plastimo 8 personas
Visores nocturnos
Bote de expedición de 3,50 metros

Más que agradecer a cada uno de nuestros fieles sponsors en el extranjero queremos agradecer, especialmente a todos nuestros amigos en Buenos Aires, quienes nos han apoyado incondicionalmente desde nuestro arribo tanto a nosotros como en cada uno de los trabajos con nuestro Polarwind. Con un sincero agradecimiento a: Club de vela Barlovento: Sr. Contramaestre, Vicente, Marcelo y Ramón (marineros del club), Técnica Náutica: Sr. Daniel Gonzales www.tecnicanautica.com.ar, Naval Motors – Argentina: Sr. Horacio Huergo, Pinturas International: José, Susanna y Guillermo, SDK Kayaks: Ricardo Kruszewski y Federico www.sdk-kayaks.com, Instalación de motores: Sr. Claudio Hoyo, Colaborador : Sr. Mario Salas, tripulante del velero Fortuna II

www.polarwind-expeditions.com

MontañismoSupervivenciaTrekking

VIVEN, EXPEDICIÓN INVERNAL HOMENAJE, 40 AÑOS DESPUÉS EL MISMO DÍA DE LA CAÍDA

julio 14, 2020 — by Andar Extremo

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Nota editada en la revista Andar Extremo nº 26 mayo/junio 2013

por Ramón Ramírez Texto y fotos

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Bajando a cruzar el río Las Lágrimas

Introducción
Varios intentos para coordinar un grupo de amigos, pero una y otra vez, por diferentes cuestiones el grupo se desarmaba y la expedición se debía dejar para otro momento.
Una historia conocida, un punto en la tierra alejado de todo,toda la fuerza natural y la belleza implacable que siempre nos deja sin palabras y que solo nos lleva a contemplar silenciosamente cada detalle.
Este mágico lugar, lleno de energía, guarda en su memoria un suceso que genera sensaciones contradictorias por las características del accidente fatal que tomó la vida de varias personas y la grandeza del milagro de aquellos que gracias a la fuerza de voluntad, las ganas de vivir y el amor por sus seres queridos, han tenido la fortuna de haber regresado a la vida.

El Milagro de los Andes
El 13 de octubre de 1972 el Fairchild 571 impacta contra la Cordillera de los Andes a las 15:30 hs. Este suceso trascendió en el tiempo inmortalizando la historia y dejando la misma dentro de las historias de supervivencia más importantes e impactantes del ser humano hasta hoy registradas. De sus 45 pasajeros solo 16 lograron sobrevivir.
Fernando Parrado y Roberto Cannesa, en una expedición de rescate se enfrentaban al desafío de atravesar el inmenso blanco cordillerano en busca de alguien que les brindara ayuda, no solo a ellos, sino también a sus 14 amigos que habían quedado dentro del avión y quienes le habían encomendado dicha misión.
Pasaron 10 días y una imagen humana se confunde en la lejanía. Gritos, solo eso pueden transmitir, sin respuesta alguna. Al despertar del otro día, un baqueano, les arroja una piedra del otro lado de un río, donde ellos cuentan su historia. Inmediatamente fueron asistidos para luego volver en busca de sus amigos en la cordillera.
Fueron 72 días perdidos en la montaña, desaparecidos de la faz de la tierra para muchos, con vida para aquellos que todavía albergaban esperanzas en sus corazones, lo cierto es que el 22 de diciembre de 1972 tras la inmensa fuerza de vida de Fernando Parrado y Roberto Canessa, un grupo de rescate de la Fuerza Aérea Chilena llega al sitio del accidente y los devuelve nuevamente a sus familias.

Hotel abandonado
Hotel abandonado

Los preparativos
Desde del mes de diciembre de 2011 comenzamos a organizarnos para la expedición, armando el itinerario, las listas de tareas, comidas y todo lo que respecta a una expedición invernal. ¿Cuál era el Objetivo? Realizar una expedición homenaje al Milagro de los Andes, y llegar al punto del accidente el día 13 de octubre, misma fecha que hace 40 años atrás el avión impacta.
Pasó el año 2011 y para marzo de 2012de diez solo quedamos tres. Richard y Guille, dos titanes uruguayos que desde el principio estuvieron presente, y yo… que debo admitir pensé que una vez más todo quedaría en la nada.

La expedición
El amanecer del 8 de Octubre salimos rumbo a San Rafael, cargamos todo enla camioneta y emprendimos viaje. Llegamos a Mendoza por la tarde y buscamos un lugar para quedarnos adormir y a descansar por el tremendo viaje.
Partimos rumbo a El Sosneado(pueblo minero que queda al costado de la ruta 40 entre San Rafael y Malargüe) a las 10 de la mañana, con todo el equipo cargado y las inmensas ganas de estar en la montaña. Comenzamos a dejar atrás todo rastro de pueblos y personas, el viaje por el ripio generaba expectativas de cómo sería el camino más adelante ya que en la entrada no era muy buena la huella. Allí, la montaña se hacía presente en el horizonte y estábamos seguros que el gélido viento cordillerano se haría sentir. Desde el camino se notaban los filos nevados de los cerros y podía observarse el detalle de las nevadas de días anteriores que nos esperaban ansiosas para ver qué hacíamos en el terreno.
Llegamos a las 16:00 aproximadamente al hotel abandonado Termas del Sosneado, allí comenzamos a bajar nuestros equipos y decidimos que sería nuestro Campamento Base (C.B.). La tarde se hacía presente y el viento helado nos invitaba a quedarnos dentro de la carpa. Preparamos la comida y charlamos de nuestro itinerario, el clima de los días siguientes y nuestra travesía en la montaña. Luego de un rato el sueño invade nuestros cuerpos y de a poco vamos cayendo al descanso esperado.

Cerro Sosneado desde la ruta hacia el Hotel abondonado
Cerro Sosneado desde la ruta hacia el Hotel abondonado

9 de Octubre, día 1 de trekking
Un nuevo día se despierta, completamente despejado y caluroso, arrancamos a caminar despacio pasadas las 11 de la mañana. Por delante teníamos el primer río que cruzar,el Atuel. Cruzamos,el río a estas alturas viene por un valle muy ancho y se dividen del brazo principal en muchos más, son poco profundos pero están frescos y torrentosos. Desde el hotel abandonado hasta la primer subida teníamos unos 4 km, que por el cruce de ríos, el camino de canto rodado y por las veces que tuvimos que pasar de un lado y vadear a otro, nos llevó aproximadamente tres horas llegar al punto de descaso y de desnivel pronunciado.
Descansamos un rato mientras nos cambiábamos el calzado para poder iniciar el trekking. Guardamos las botas para cruzar ríos y seguimos camino. La primer cuesta se hacía pesada de a poco comenzamos a encontrar esta transición de la tierra y piedra a la nieve fresca y en este caso… muy blanda. Al hacerse las 17 hs decidimos hacer nuestro primer campamento volante. Cargamos con todo lo referente a comidas, carpas y equipo todo el tiempo con nosotros. La primera noche fue tranquila, la temperatura no bajaba de los -5°, el viento no era muy fuerte y la nieve debajo todavía era soportable.

Camino al glaciar
Camino al glaciar

10 de Octubre, día 2 de trekking
Al despertar nos encontramos con la primera sensación de estar en la montaña, la brisa fría que invade nuestro cuerpo por la mañana, el sol que se asoma detrás de las cumbres nevadas, los diversos colores que se observan a medida que pasan los minutos se transcurre de la sombra al reflejo intenso del sol y de la fresca mañana a la calidez de un gran día.
El camino que nos esperaba era teóricamente tranquilo, no debería haber inconvenientes porque si bien era largo las características iban a dejarnos caminar de manera segura y rápida. A medida que avanzamos nos encontramos con sorpresas, partes de nieve polvo acumulada que se hacían cada vez peor, momentos donde debíamos desviar el camino porque el suelo y la pendiente cambiaban continuamente. Estos fueron algunos detalles de este día que nos hicieron caminar todo el día hasta llegar al arroyo Rosado.
Armamos campamento al lado del arroyo rosado y comenzamos a preparar todo para tener agua y comida al anochecer antes de ir a dormir. Dos días de expedición donde tuvimos cortos trayectos pero de gran esfuerzo y eso nos daba la pauta de cómo se vendrían el resto de los días.

Campamento 3
Campamento 3

11 de Octubre, día 3 de trekking
Nos levantamos temprano y preparamos el desayuno, un té caliente con unos Galletones para comenzar la caminata, derretir nieve para las caramañolas y así tener bebida en el camino y a seguir. A esta altura, la huella típica del sendero que se debe seguir ya no estaba a la vista, entonces era en todo momento evaluar por dónde ir y hacer huella…
Este día fuimos pasando de la nieve poco profunda a sectores donde nos enterrábamos hasta las rodillas, luego del vadeo del Arroyo Rosado tuvimos una pendiente pronunciada en imponente bajadadonde los desprendimientos de roca eran visibles desde lejos y bastante peligrosas. Luego de dos horas aproximadamente llegamos a otro de los arroyos que nos acompañan en esta travesía, el Arroyo de las Lágrimas.
El Arroyo de las Lágrimas nace en el valle del mismo nombre, sitio donde ocurre el milagro de los andes, es agua de deshielo y podríamos decir que por la época del año si bien no trae mucha agua, cruzarlo es bastante complicado porque en partes esta tapado de nieve y es difícil saber si la nieve resistirá cada paso sobre ella.
En nuestro segundo día cruzamos el Arroyo Rosado, el Lágrimas y volvimos a cruzar el Lágrimas una vez más. Allí, estábamos en las cercanías del Campamento Barroso, este campamento es usado comúnmente en temporada de verano por las empresas que realizan cabalgatas al sitio del accidente. Decidimos seguir adelante. Nuevamente nos encontró la tarde y si bien no teníamos decidido caminar hasta puntos fijos, intentábamos llegar a sectores buenos para armar nuestro campamento.Terminamos de pasar la pendiente que está al lado del barroso y luego de dos horitas decidimos armar nuestra carpa.
Paramos este día cerca de las 17.00 hs. El sol comenzaba a bajar y el viento se ponía helado. Una vez que paramos, sin dudar, dejamos lasmochilas y con la pala de nieve a preparar el terreno de lo que sería nuestro futuro campamento. La nieve a esa hora se encuentra enetapa de transición donde la superficie pasa de estar completamente blanda a endurecerse de a poco hasta quedar como el asfalto. Esto sucede en cuestión de minutos así que intentábamos hacer nuestro trabajo de a poco y turnando tareas para que sea ligero emparejar el piso, los ladrillos y construir la pared que nos protegería del viento. Así, pasados los 30 a 40 minutosterminábamos de hacerlo. Luego tarea sencilla, a la carpa, a comer y a dormir.

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El mismo lugar cuarenta años después. Si observamos bien se puede distinguir la misma cresta de piedras, la que está arriba del avión, un poco a la derecha. Arriba, en la foto actual tomada más de cerca.
El mismo lugar cuarenta años después. Si observamos bien se puede distinguir la misma cresta de piedras, la que está arriba del avión, un poco a la derecha. Arriba, en la foto actual tomada más de cerca.

12 de Octubre, día 4 de trekking
Otra mañana que nos preparamos para salir de la carpa y perpetuar ese instante en nuestros recuerdos, imagen del día diferente pero la misma sensación de libertad, el viento helado golpeando el rostro, las botas frías, casi congeladas, entumecían los pies por lo que debíamos entrar en calor y ponernos en movimiento. Cada mañana armábamos la mochila dentro de la carpa mientras de a poco derretíamos la nieve y calentábamos el agua para el desayuno. Así, al salir de la carpa, solo nos quedaba lo último, desarmar, intentar controlarla para que el viento no nos arrebate la misma y poder continuar con la expedición. El terreno esta vez se dificultaba más porque continuamente encontrábamos sectores donde la nieve se debilitaba demasiado y nos enterrábamos hasta las rodillas y salir después de caminar arduo todo el día era muy cansador. Estuvimos caminando hasta las 16 hs aproximadamente y un poco más arriba se hacia sentir el viento… no solo por la fresca sensación de que se congelaban los dedos, sino porque la fuerza que tenía nos frenaba en movimiento y a veces sus ráfagas nos hacían detener por completo hasta que pasaran para que no resbalásemos y cayéramos al costado del camino.
Si bien la tarea de armar el campamento con sus paredes y el emparejamiento del terreno era tarea conocida, esta vez el viento dificultaba todo… porque traía consigo una lluvia de nieve que golpeaba con dureza. Hasta ahora, esta era la tarde mas fría y ventosa de todas… caminar era casi imposible y por momentos, el viento era tan fuerte que teníamos la sensación que caería nuestro muro sobre la carpa. Una vez terminada la tarea, rápidamente nos metimos dentro de la tienda y a descansar de todo el día de actividad. Guille en todo el viaje fue el cocinero elegido. Grandes cartas de comidas llevaba consigo… El arroz con sopa, arroz con verduritas… y el infaltable menú especial de “galletitas con picadillo”… La especialidad de la casa. Inolvidables momentos detrás de tan simples comidas. El descanso prosperó luego de la panzada exitosa en la velada.

Ramón  Ramírez en el mismo lugar que las fotos de arriba
Ramón Ramírez en el mismo lugar que las fotos de arriba

13 de Octubre, día 5 de trekking
Comenzaríamos a caminar ya en la última etapa antes de llegar al sitio del accidente. El inicio debería ser temprano para dejar las mochilas grandes y salir con las de ataque al punto de impacto. Al despertarnos teníamos la sensación de que la noche estuvo muy fría, pero como todas las mañanas comenzamos a preparar todo para salir. Armar la mochila, poner agua para el desayuno, desayunar y a calzarse para la travesía del día… entonces llegó la sorpresa.
Nos encontramos con todo lo que quedo en el ábside completamente congelado. Eran las 5 de la mañana y no podíamos calentar nada, ni las medias, ni el interior de las botas dobles y para peor… las mías al amanecer de este día también se encontraban congeladas… así que aunque insistía con calentar y golpeaba con ganas la punta…. Nada servía.
La bota pasó por todas las manos, cada uno con su fórmula inquietaque iba cambiando a medida que no servía… lo único que resultó fue poner más agua a calentar y esperar… después de que saliera el sol, como a las 7.30 hs decidí que no importaba… el sol en un tiempito calentaría todo… y las botas no serían tan frías!
Así fue como, teniendo todo armado en las mochilas, nos quedamos solo con la carpa armada para refugiarnos de la helada madrugada y tomar otra taza de té. Comenzamos a caminar a partir de las 8 am. El clima ayudaba bastante ya que durante el día era cálido y las noches no se ponían tan frías.
Los dedos de mis pies estaban ardiendo del frío que tenían que soportar por el hielo en punta de la bota, así fue durante unos minutos hasta que la bota comenzó a tomar el calor de mi cuerpo y de a poco descongelarse. A esta altura me dolían los pies por el frío y porque al estar congeladas, me quedaban más chicas.
La expedición en estos días nos había dado a todos un poquito de su dureza. Richard físicamente se lo veía bien y solo le dio el sol fuerte en la cara por lo cual se notaban sus labios un poco lastimados. Guille hasta el momento venía muy bien aunque a lo último comenzó a quejarse de una molestia en la rodilla que de vez en cuando aparecía. A mi el dolor de rodilla me venía desde el día anterior, y para colmo un dolor en el cuello cada mañana era insoportable…

Con rojo el punto de impacto del avión y el tobogán, con verde la expedición homenaje invernal
Con rojo el punto de impacto del avión y el tobogán, con verde la expedición homenaje invernal

Caminamos todo el día, pasar por encima del arroyo Lágrimas a esta altura, si bien no fue tan difícil porque estaba tapado de nieve, igual debía hacerse de manera cuidadosa ya que debajo de la nieve el rio corría muy fuerte y pisar en falso o que se rompiera estos puentes formados encima del mismo seria fatal. Luego del cruce, la subida fue por una larga y empinada lengua de nieve que nos acercaría hasta la mitad del camino. Pasamos partes complicadas donde caminamos al filo de una caída que parecía no tener fin, o para nosotros era mejor no pensarlo porque el final de la misma era contra la montaña de enfrente.
La parte mas complicada este día fue una hora antes de llegar al objetivo cuando nos paramos mirando hacia arriba y nos dijimos qué haríamos si una roca venía cayendo desde arriba hacia nosotros y como reaccionaríamos, basto decir eso que desde arriba a unos 50 metros, vemos aproximarse una mancha negra que, si bien no venía con gran velocidad, la iba tomando a medida que se acercaba a nosotros. Automáticamente nos miramos y quedamos quietos porque su lectura nos daba que pasaba unos metros delante de nosotros, de repente por esas cosas que uno no sabe cómo explicar, cambia de dirección y nos apunta y con gran sutileza pasa entre Richard y Yo, solo miradas y sin decir más que palabras ardientes… seguimos caminando.
Nuestras miradas lo decían todo pero una gran sonrisa dejó de lado nuestros pensamientos de – ¿que hubiera pasado si la roca…?- y seguimos camino. Tuvimos un descenso importante y luego la última parte de la subida atravesando el glaciar hasta encontrar un punto donde acomodar la carpa y no tener que sufrir alguna caída de rocas o nieve durante la noche.
Este día terminamos cerca del monolito a unos 150 mts más arriba, porque era el punto más seguro para descansar. Desde donde estábamos teníamos una vista estupenda del glaciar de las Lágrimas, no veíamos el monolito, pero podíamos observar el inmenso glaciar, el valle del Arroyo Las Lágrimas y el cerro El Sosneado cuyos atardeceres son increíbles.
Armamos el campamento más alto de la expedición a 3750 mts. Si bien no es de mucha altura, el terreno es bastante complicado por las distancias a caminar y la época del año. El frío todavía es intenso y el sol aparece muy temprano con lo cual la nieve permanece dura por pocas horas. Nuestro campamento se hizo sobre un lomo de nieve donde el viento le daba con fuerza y por lo tanto hubo que reforzar las paredes del refugio con dobles bloques de hielo cortados con la pala y cubrir todo tipo de ingreso de aire. Al finalizar parecía que nada podría derribar la barrera armada, y por suerte… así fue.
Durante la noche, conversamos sobre lo dura que había sido la jornada y el esfuerzo que demandaría la del día siguiente. Cenamos temprano porque el frio y el cansancio nos invitaban a descansar. Un clásico arroz con atún para cambiar de sabores y un rico chocolate de postre. De esta manera fue como nos despedimos hasta la mañana siguiente.

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14 de Octubre, día 6 de trekking
Suena el despertador a las 05.00 am. Despacito acomodamosel equipo y la mochila de ataque para salir en busca de los 4700 de la zona de impacto. Botas Dobles, Crampones, Piquetas, Cuerda… en ese momento las caras de mis compañeros notaban algún malestar significativo. Por el esfuerzo del día anterior los chicos me cuentan que les dolía bastante la cabeza, y que físicamente no estaban bien, a Guille además de dolor, no se sentía del todo bien y no podía subir al punto de impacto. En ese momento se generó un silencio donde pensábamos que hasta allí habíamos llegado.
Entre una y otra cosa conversamos de como estábamos, como nos sentíamos y cada uno exponía su situación, en ese momento les comenté que si bien sentía el cansancio de los días anteriores creía que podía realizar un intento al punto de impacto y que lo haría de la manera más segura posible priorizando el regreso seguro siempre. Después de esto el apoyo de ellos fue incondicional para que pudiera preparar una mochila liviana con agua y algo para comer en el camino. Se pasó un poco el tiempo para la salida al tener que derretir mucha nieve para el camino, así que a las 7.30 salí hacia el punto de impacto.
La ruta a seguir fue trazada de acuerdo a las circunstancias en tiempo y forma, la misma era la correcta aunque se veía bastante empinada también. Al retrasar la salida, tuve que tomar un camino un poco más exigente y caminar ligero para que el sol no complicara demasiado el camino. La primera subida fue por un lomo bastante largo que parecía no tener fin, una vez arriba del mismo la sorpresa de una depresión inmensa hacia un glaciar de aproximadamente 800 mts.

Punto de impacto
Punto de impacto

Pasar por allí solo, es una constante de preguntas sobre lo bueno o malo de esta decisión ya que las grietas solo se veían en pequeñas líneas casi insignificantes en el manto blanco que recorría el glaciar. Varias veces me pregunté qué estaba haciendo allí, solo.Pensaba en que solo dos días antes de nuestra expedición hubo una nevada grande en la zona y la nieve era nueva y por lo tanto no tan segura. Llevaba más de una hora caminando y había llegado apenas al inicio de la gran pendiente. La verdadera pendiente.
Comencé el ascenso aproximadamente a las 9 de la mañana, si la nieve se mantenía así en tres horitas llegaría al punto de impacto y regresaría al campamento aproximadamente a las 15.00 como había acordado con mis compañeros. La primera parte de la subida se hacía lenta pero sin complicaciones, solo miraba hacia arriba y estaba atento a cualquier cambio ya que a mí alrededor estaba lleno de piedras que caían desde arriba y no quería que ninguna me sorprendiera en la subida.
Una vez que pasé el primer tercio, el terreno se notaba más flojo y las botas comenzaron a hundirse en la nieve con lo cual aumentaba la dificultad, el esfuerzo y el cansancio. De tanto en tanto, cuando paraba a tomar aire echaba un vistazo hacia atrás a ver si podía encontrar el campamento de mis compañeros, varias veces hice esto, quería que ellos me vieran para que sepan que estaba bien y se quedaran tranquilos. Pero a esta distancia yo ni siquiera llegaba a ser un punto negro en la nieve… todo se confundía.
Seguí caminando, ascendiendo, mirando una y otra vez hacia el campamento, continuaba y cada vez más el sol entorpecía mi avance, la nieve se volvía más blanda, mis pasos profundos y el viento con sus ráfagas repentinas invadían mi tranquilidad. Al llegar a la mitad del camino, en algunos pasos las botas desaparecían y mis rodillas quedaban clavadas en la nieve. Hasta aquí no había visto la carpa ya que estaba muy lejos, tapada por una pared de nieve extensa.
Cuando se hicieron las 11.00 de la mañana y me encontré recién a mitad de camino sabía que no volvería para la hora calculada y solo quería avanzar para ver a mis compañeros y hacerle seña de que todo estaba bien para que no se preocuparan. El buen tiempo iba de a poco cambiando encima mío y las nubes pasaban muy cerca, además de las ráfagas pesadas de viento. Tenía que acelerar el paso un poco más.
Seguí avanzando y pasado el medio día ya era un esfuerzo constante, respirar, contar pasos, controlar tiempos de descanso y ver lo poco que faltaba. A este ritmo serían unas dos o tres horas más contemplando que la pendiente se hacía más intensa y la nieve más blanda. Hasta que vi claramente la zona de acampe, no podía distinguir la carpa así que saqué una foto aproximada y después la acerqué con el zoom de la cámara. De esta manera pude ver el campamento. No a los chicos pero si el campamento y eso… me dio fuerzas para seguir avanzando un poco más.
Avancé por el borde de unas rocas porque la nieve se había puesto imposible, caminar con los crampones se hacía complicado pero seguía siendo más seguro y rápido que por la nieve. Caminé alternando la roca con la nieve, la pendiente era aún mayor y estaba muy cerca de un borde rocoso donde podía subir y tomar un poco de agua y comer algo. Controlé la hora, eran las 14.00estaba sentado en una roca a 500 mts aproximadamente del filo y, si mal no recuerdo, después debía caminar por el filo unos 300 para la zona de impacto. Tomé un respiro, observé todo a mí alrededor.

Cruce del arroyo Las Lágrimas
Cruce del arroyo Las Lágrimas

Escuchaba como el silencio profundo de la montaña se transformaba en pequeños silbidos por el fuerte viento, como se escuchaba aproximar desde el valle hasta llegar al filo y allí se dejaba ver cuando mostraba esos torbellinos de nieve y aire en cada cima cercana. Veía como desde el oeste aparecían nubes que iban pasando sobre los cerros y quedaban estancadas sobre el valle justo sobre nuestra tienda, nuestro camino.
Allí sentado, tomé mi tiempo para pensar y decidir lo mas difícil… el regreso. Ya habían pasado las 14.30 y todavía no había llegado al punto de impacto, desde donde, seguramente tardaría una hora y media más según el ritmo que llevaba. Pero llegar no era el asunto sino volver, con el mal tiempo que se avecinaba, poca agua y apenas unas pasas de uva y caramelos de miel. Y entonces, decidí regresar.
El frío se hacia bastante complicado y por la pendiente todo el camino se desprendían pedazos de roca y techos de nieve. Las nubes estaban cerca y con ellas el cálido día se veía amenazado. Lo que tardé en subir en cinco horas, la bajé en una… despacio para no tomar velocidad y caer pero igualmente era muy rápido porque la pendiente no dejaba opción. Lleguéal pie del glaciar y el primer paso fue con muchas dudas, la nieve estaba muy floja para mi gusto.
De ahí en más cruzar el glaciar fue bastante lento ya que la primera parte tenía una leve bajada y la segunda su pequeña subida. Una vez que pasé ese lomo, todo era en bajada, fue extensa y parecía interminable. Sabía que el campamento estaba detrás de una lengua de nieve que veía desde arriba pero… cada vez se alejaba más y parecía que dar la vuelta a esa lengua nunca terminaría. Hasta que la vi, armadita y todavía en pie y al costado de ella a mis amigos!!!.
Habíamos quedado con ellos que volvería para las dos de la tarde y seguiríamos de largo regresando hasta el campamento siguiente. Por mi retraso,al no saber nada de mí, habían comenzado a preparar todo para ir a buscarme. Richard y Guille, excelentes amigos y además grandes compañeros de montaña. Esta es una de esas cosas que genera la montaña. A ellos los conocí hace unos años cuando los acompañe a un trekking al Cerro Volcán Overo y desde allí hemos intentado realizar alguna travesía junta. Cosa que no me arrepiento para nada.
Así fue que nos encontramos en el campamento aproximadamente a las 17.00 hs, luego de diez hs de trekking nos abrazamos y reíamos haciendo chistes sobre la búsqueda que jamás se llevaría a cabo. Entonces me muestran un aislante al que habían escrito con un pedazo de chocolate que sacrificaron por dejar una nota en el caso de que fueran a buscarme y yo apareciera por otro lado después. Y ¿saben lo que significa un chocolate a esas alturas no?
Rápidamente nos metimos a la carpa porque la tarde sin el sol se ponía muy fría, las nubes se posaron sobre el campamento y de apoco rodearon el valle. Cenamos y a descansar para regreso a casa. Mientras esperamos dormirnos comenzábamos a recordar los gustos de las comidas ricas que uno quiere sentir nuevamente al regresar a la civilización.

Primer día de trekking
Primer día de trekking

15 de Octubre, día 7 de trekking
El día amaneció despejado y temprano preparamos todo para salir a caminar. Decidimos caminar y pasar directamente al primer campamento.El descenso fue bastante rápido, el cruce de los ríos y el sol intenso hacía que una vez másla nieve se ablandara y nuestras botas se perdieran en cada paso dentro de la misma. Caminamos muy duro ese día recuperando al pasar por cada campamento los residuos que habíamos dejado para ese fin.
Pasamos por el campamento tres, cruzamos una vez más un río, luego otro y nuevamente un campamento que nos recuerda alguna noche atrás, el campamento dos. Poco a poco nos alejamos de la cumbre, del glaciar y cuando allá arriba todo era un manto blanco, cuando aquello que todavía estaba bajo nuestros pies era nieve… se veía en el horizonte que el paso de los días de calor había dejado su huella allí abajo. En un instante pasamos de estar pisando sobre hielo y nieve a los arbustos espinosos de la zona que se acercaban despacio a la superficie.
Apenas pasamos el campamento dos, nos dimos cuenta que no llegaríamos al Hotel Abandonado de un solo tirón y decidimos acampar una vez que cruzáramos el arroyo rozado. Allí teníamos agua cerca y reparo del viento. Al llegar calentamos agua, tomamos algo calentito y a descansar.

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16 de Octubre, día 8 de trekking
La mañana siguiente nos levantamos muy cansados, lo peor por delante ya no era la gran montaña sino la última parte del camino que son unos 2000 mts de canto rodado para cruzar el Río Atuel.
Desde donde estábamos podíamos ver el punto donde estaba el Hotel abandonado, pero era diminuto en el horizonte. Casi al final del trayecto, del descenso, tuvimos un susto importante ya que Richard iba delante del grupo y vemos como desaparece detrás de su mochila, y en este caso no fue como el conocido dicho… que un tropezón no es caída, esta vez si lo fue. Por suerte para todos solo fue un raspón de manos y un golpe en el brazo por amortiguar la caída.
Llegamos al canto rodado, dentro de esta extensa planicie de rocas redondas, planas y de diferentes tipos que son arrastradas por el rio, hay varias lengüetas de agua que se van formando por los arroyos y las caídas de agua transitorias formadas por el deshielo. Todo esto, alimenta al Atuel, que más adelante deberíamos cruzar. El caudal de agua es mucho más intenso de cuando pasamos hace 6 días atrás.
Una vez al costado del rio, fuimos buscando zonas bajas para poder cruzarlo y vadeamos el mismo de isla en isla para que no nos arrastrase la fuerza del agua, cruzamos el rio en cuatro partes profundas apenas por encima de las rodillas, de 3 a 5 mts de ancho, no era profundo pero si muy torrentoso. De esta manera terminamos de cruzar el último rio de regreso y unos 1500 mts nos separaban del Hotel Abandonado.
Caminamos arduamente para llegar cuanto antes al Hotel Abandonado. Durante los días de estadía no habíamos tenido contacto con la gente y los primeros en vernos fueron los gendarmes de una patrulla que andaba por la zona. Nos miraron desde arriba en el camino y nos pidieron parar, se acercaron… nos miraron de manera extraña, tomaron nuestros datos, nos miraron mas extraños aun y comenzaron a preguntar. ¿De donde vienen?, ¿cuando salieron?, ¿de donde son?, ¿porque vinieron?, ¿a quien avisaron?, y muchas preguntas mas. Al final nos dejaron seguir camino y recomendaron tener cuidado.
Así como llegamos al Hotel abandonado tiramos las mochilas y calentamos agua para unos mates. El mate, la yerba y el termo quedaron en la camioneta durante nuestra estadía. Comenzamos a acomodar los bolsos, cambiarnos y conectar todo en la camioneta para salir hacia El Sosneado. Varias veces arriba, en la montaña, habíamos hablado de los ricos panes de “Jamón del Medio” y mejor aun cuando se transforma en Sándwich al ponerle jamón y queso. “Jamón del Medio” es una proveeduría de regionales que se encuentra en el pueblo El Sosneado, al costado de la ruta 40, que comunica Las Leñas y Malargüe con San Rafael.
Partimos hacia San Rafael y dejamos atrás la montaña, allí pasamos grandes momentos y nos traemos los mejores recuerdos. Esta expedición que nace a partir de una idea, que poco a poco se fue transformando en un objetivo, en una necesidad de hacerlo nos ha demostrado una vez más que aquello que sucedió hace 40 años fue un verdadero milagro.
Muchas veces las ganas de vivir nos hacemás fuerte, los afectos nos movilizan a hacer cosas increíbles y el amor nos permite actuar con el coraje necesario para vencer las adversidades. A veces vencemos y otras sirven para no quedarnos con la duda de lo que podríamos haber hecho. Allí en la montaña aprendimos a compartir, a confiar, aprendimos del otro, a disfrutar de un tiempo sin aquello que en las ciudades abunda, de lo que tanto estamos acostumbrados, de las comodidades. Aprendimos a mirarnos dentro de si mismos, a tomar decisiones importantes para volver a casa y dejar de pensar en nosotros, a cuidarnos el uno con el otro. Por esto y mucho más esta expedición fue completamente exitosa.

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Saludamos a aquellos a quienes dedicamos este homenaje, a los que lograron sobrevivir del infructuoso ya quienes perdieron la vida en él. Queremos decirles que lejos estuvo de parecerse a lo que pudieron haber vivido, pero sí ellos nos movilizan a esto y es porque simplemente su historia es parte de muchos de nosotros y de tantas personas que hoy encuentran un lugar en esta historia.

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CABALGATA
Cabalgata al avión de los uruguayos Viven 2014. Información 011 156 493 9054 andesnuestros@hotmail.com

Mountain Bike

JACQUES SIRAT CICLONÓMADE, UNA VIDA SOBRE RUEDAS

julio 13, 2020 — by Andar Extremo

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Un sueño en la cabeza, una bicicleta en las manos y un mundo entero para explorar. Esta es la historia de Jacques Sirat, un francés que abandonó todo y salió en busca de la aventura. Como ya lo habíamos editado hace unos 9 años en la revista, Jacques, el Ciclonómade, continuó con su la idea fija de dar la vuelta al mundo en bicicleta. Aquí un repaso de su historia, con un libro editado en el 2004 y una entrevista exclusiva desde Tbilissi, Géorgia. Esta nota fue editada en la revista Andar Extremo n° 20 en mayo de 2012.

Por Andar Extremo fotos Jacques Sirat

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Jacques Sirat, un francés de 38 años de edad, de piel tostada y reseca, con una alegre y franca mirada, un día se hartó del «sistema» y salió a correr por Europa. Corrió 18.260 Km (50 a 80 Km por día) uniendo 32 países en un año y medio. En ese viaje gastó 26 pares de zapatillas y perdió 12 kg, pero ganó una gran experiencia que le cambiaría la vida para siempre.
Al regreso se detuvo un tiempo pero ya no podía retornar, tras tal aventura, a una rutinaria vida urbana. Es decir, nunca más podría tener una carrera de funcionario público en Francia, entonces decidió largar todo para vivir un sueño de su infancia. Tres años más tarde partió nuevamente, pero esta vez en una bicicleta, y fue así que optó por no constituir una familia en cambio de la realización de su sueño.

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Si bien en un principio pretendía dar la vuelta al mundo corriendo concluyó analizando que debería pasar por lugares muy inhóspitos, como el desierto, entonces decidió hacerlo en bicicleta para poder así transportar los alimentos y el agua necesaria. En aquel entonces sólo pensaba viajar durante tres años, pero hoy ya lleva quince y planea continuar 7 años más.
Nació en Sainte-Mére, ciudad cercana a Toulouse, el 26 de diciembre de 1963 y sostiene que su vida se fundamenta en tres cosas solamente: un sueño en la cabeza, una bicicleta en las manos y un mundo entero por explorar.
Desde que partió, en 1997, ya lleva recorridos unos 122 países, recorrió Europa y Asia (de 1997a1999). México y las islas del Caribe (en 2000) y América del Sur (de 2001 a 2004). Luego Europa (2005), volvió a Brasil (2006), el continente Africano (en 2007 y 2008) de nuevo Brasil (en2009) América Central (2010) América del Sur (2011) y Europa y Asia 2012. Desde 2012 hasta 2020 estuvo en Asia, Oceanía, América del Norte, África y Sudamérica de nuevo recorriendo 285000 km en total.

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En cada uno de estos países vivió experiencias únicas, algunas que pudieron haberle costado la vida. Como cuando salía de Bosnia en dirección a la República de Montenegro, donde fue golpeado por ¡os militares serbios al ver su pasaporte francés. Si bien la guerra ya había acabado, igualmente lo golpearon y, recuerda que fue obligado a andar 200 metros apuntado con ametralladoras y todo porque los militares de las Naciones Unidas que estaban en la zona eran franceses. Pero sin duda fue en Yemen donde conoció su mayor terror, cuándo envuelto en un intercambio de tiros entre policías y beduinos (nómades del desierto), testimonió la muerte de uno de ellos y estuvo preso durante tres días en condiciones realmente difíciles.
Comió carne de perro en Vietnam, escorpiones y gusanos de seda en China, donde pasó casi tres meses sin entender una sola palabra, contrajo dengue en Haití y se indigestó en Uruguay. Pero por suerte no todo fue tan terrible, en Brasil además de disfrutar particularmente de los encuentros con los indios de Amapá, disfrutó de las playas del Nordeste y, por sobre todas las cosas, de la alegría de vivir y de la hospitalidad de la gente brasilera.

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A lo largo de todo el viaje escribe a la revista Su¡ Ouest, su diario de viaje en donde registra todas estas anécdotas y vivencias que, cada dos meses, es publicada en el sudoeste de Francia. Jacques no viaja con la ganancia de esta publicación, pues el dinero es donado a una asociación humanitaria una ONG para los niños de países que se encuentran en guerra, denominada S.O.S. Enfants Sans Frontiéres (Niños Sin Fronteras). De esta forma pretende que su sueño de infancia, pueda de alguna forma beneficiar a los más desfavorecidos.
En 2004 antes de continuar su viaje por Europa edito su primer libro, “Cyclo Nomade, Sep Ans Autour Du Monde”, donde relata la experiencia vivida entre los años 1997 y 2003
Sin patrocinador fijo que le financie el total de su: viaje va procurando sus auspiciantes por el camino, sin duda esta es la parte más difícil de su aventura, pues, como dice un proverbio alemán: «El equipaje más pesado para un viajante es un bolso vacío». A pesar de ello sobrevivió gracias a la ayuda de las personas que encontró en el camino, en varios lugares dictó conferencias sobre ciclismo para chicos enfermos, que lo ayudó a financiar meses de recorrido.

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Estos años de aventuras le hicieron cambiar muchos planos de su vida y si en un principio «salía a explorar el mundo», ahora quiere vivir en ese mundo y conocer qué existe detrás de cada ciudad, de cada país que visita. Desde que partió de su tierra natal, Sirat usa la misma bicicleta y además pretende viajar siempre con ella, lo único que cambió y aumentó es su equipaje que pesa aproximadamente 80 kg y que entre otras cosas carga con mapas, una máquina fotográfica, un pequeño calentador, ollas, ropa y una bolsa de dormir.

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Durante su visita en Brasil Sirat dijo: …»El Mundo es una especie de libro, en el cual cada línea del horizonte esconde una nueva página. Deseo, por lo Tanto, proseguir mi lectura del «libro del mundo» durante por lo menos más de una decena de años. La aventura está lejos de terminar y cuanto más avanzo más aumenta mi pasión por viajar»…
Su viaje continuará por Asia y por lo que se ve seguira girando en torno del mundo por unos cuantos años, no sabe cuantos pero serán tal vez 5 o 7 o 10 años más. Lo que tiene bien en claro es que volvera aAmérica del Sur en unos 4 o 5 años, para recorre denuevo Argentina que le gusto muchisimo.
Sirat es un soñador pero sostiene que no es el único, habla de un alemán de 85 años que hace 50 que ánda pedaleando y a quien ansía conocer, pues dice que ese encuentro le daría más fuerzas para seguir. ,

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Entrevista desde Giorgia en 2012
¿Que impulso te lleva a estar viajando continuamente?
He trabajado durante nueve años como funcionario público. Durante este período no podía soportar quedarme todos los días encerrado en una oficina. Por mis treinta años, me dije: “si no cambio ahora voy a quedarme aquí por más de treinta años y, probablemente, terminará en la depresión….” así que me fui! Mi sueño de la libertad comenzó a hacerse realidad.

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¿Cómo es pasar de continente en continente?
Te cambia la vida son giros al 100% del viaje que venias realizando. La llegada en un nuevo continente es siempre un momento de gran emoción, como si cada vez comienza un nuevo viaje, une nueva vida…
El único problema es cruzar a otro contiene, es muy difícil encontrar un barco para cruzar el mar. Así que trato de negociar con las compañías aéreas que no es muy fácil tampoco.

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¿Qué recuerdo te dejo los viajes a pie?
En mis viajes a pie, me gustó la simplicidad del viaje. He vivido durante años con sólo el contenido de la mochila y todos los días me hizo darme cuenta todo lo superfluo en nuestra sociedad de consumo que es una ilusión de la felicidad y sólo genera frustración. Además de esto la lentitud del viaje a pie es la más natural para los seres humanos.

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¿Cómo fue tu experiencia en bicicleta por África y en Asia?
En Asia el mayor problema en los pueblitos es la comunicación. En China solo podía expresarme con mis manos. Esto provoca muchos malentendidos pero es muy divertido. Me encantó el descubrimiento de culturas tan diferentes a la mía. Es en la India que el choque cultural fue el mayor.
En África he recibido gran lección de generosidad de la gente muy pobre. Me encontré con la hipocresía de la sociedad occidental que pretende ayudar a África pero que en realidad solo busca el uso de los recursos naturales en detrimento de la población. Viajé al oeste de África y en unos pocos meses voy a bajar por todo el África Oriental.

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¿Podrás parar algún día de viajar?
Creo que podría parar, aunque hasta ahora ha sido imposible. Pero entonces, probablemente voy a tener una vida sencilla lejos de Francia donde el individualismo y el racismo son cada día más fuertes.

¿Como te alimentas habitualmente en los viajes?
Yo siempre tomo las cosas locales. Por supuesto que como mucho arroz y pasta, pero me encanta la carne y por eso en la Argentina estaba realmente en el paraíso.

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¿Dónde dormís?
A veces estoy invitado por los locales para dormir en sus casas. En las grandes ciudades me voy a dormir en hoteles baratos. Pero por lo general duermo en mi tienda de campaña o cuando hace buen tiempo en mi hamaca que me permite con frecuencia de tener un panorama gratis que mismo hoteles de cinco estrellas no tienen.

¿Qué te gusto más de Sudamérica?
Toda el América del Sur me gusta realmente. Los dos países que más me gustan son, probablemente, Brasil y Argentina, sin embargo, muy diferentes entre sí. Pero en esos países hay un calor que casi no existe más en Europa. Además hay grandes espacios naturales que me encantan.

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¿Qué recuerdos tenés de Argentina?
Nunca me olvidaré de Raine y María Ángela (Esquel) que me han recibido varias veces y que ahora se han convertido en verdaderas amigas. También guardo un lindo recuerdo de Roxi que me acogió en Buenos Aires y Daniel, que me llevó a ver un partido en la Bombonera… Ahora soy de Boca! (jajaja)
Cada encuentro es importante para mí y me gusta la gente sencilla que hablan con el corazón.

¿Encontraste alguna vez a ese hombre que mencionaste que estaba viajando hace unos 50 años?
Nunca me he reunido con él, solo hablé por teléfono una vez. Ahora mismo creo que esta en Rusia después de 52 años de viaje.

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¿¡En donde estás en estos momentos y que anécdotas tienes?
Ahora mismo estoy en Georgia y dentro de dos o tres días voy a estar en Azerbaiyán. A continuación, voy a ir a Irán, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán, Kirguistán, China, Pakistán, India.
Al principio de este año en Ucrania había nieve y mucho hielo en la carretera y en un momento tuve una caída casi «artística». Caí en medio de la carretera y había tanto hielo que era incapaz de levantarme. Tuve que arrastrarme muchísimos metros para poder encontrar algo para poder incorporarme. Cuando pude pedalear seguí con mucho dolores hasta Rumania y cuando llegue al primer hospital descubrieron que tenía tres costillas rotas. Después de unos meses de espera finalmente conseguí volver a la carretera.

¿Qué lugar del mundo elegirías para vivir?
En unos años, creo que voy a vivir en Brasil y esto me va a permitir visitar los países vecinos.

¿Qué pensás de la naturaleza?
Cada día me sorprende por la belleza, la grandeza y el poder de la naturaleza que el hombre se empeño en destruir todavía. En este nivel uno de mis lugares favorito en el mundo es la Península Valdés en Argentina. Nunca olvidaré mi tiempo allí y tengo la intención de regresar.

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Cyclo Nomade, Sep Ans Autour Du Monde”
240 páginas – 410 fotos -25×25 cm –Editions du Rouergue

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Jacques Sirat es un amante de la naturaleza y al aire libre. El ex trabajador de correos, un día decide vivir su sueño de niño. En 1994, se lanza a una aventura en primer lugar un viaje inicial de dieciséis meses y medio, en 32 países europeos..
En marzo de 1997, salió de nuevo, esta vez para un viaje alrededor del mundo, con una bicicleta, 70 kg en las alforjas y 4.000 euros en el bolsillo. Recorrre Europa, Oriente Medio, Asia y América Latina: en más de siete años de viaje, 80000 km de carreteras y caminos. Más de cincuenta países visitados, donde Jacques transito caminos con mas de+ 50 ° C y llegó a pedalear con – 30 ° C. Lla belleza más impresionante en la miseria más abrumadora, la risa y las lágrimas de un viaje inigualable.
Cada día trae un montón de experiencias, a veces aterradoras, a veces violentas, pero más a menudo marcada por la generosidad de la gente más modesta con los momentos simples de la vida cotidiana. Así que muchos de estas experiencias fueron el motor que le dio sentido a su viaje. Después de siete años y medio de vagar, a su regreso a casa en un paréntesis de los viajes, es el momento que decide escribir el libro de su viaje inusual, para mostrar sus fotos, antes de continuar, irresistiblemente en su búsqueda de la libertad.

 El mundo es una especie de libro, en el cual cada línea del horizonte esconde una nueva página. Deseo, por lo tanto, `proseguir mi lectura del «libro del mundo» durante por lo menos más de tina decena de años. !.a aventura está lejos de terminar y cuanto más avanzo más aumenta mi pasión por viajar

www.jacques-sirat.com

Montañismo

ACONCAGUA 360º, RÉCORD MATIAS SERGO PEZOA

julio 7, 2020 — by Andar Extremo

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El día 11 de febrero de 2020 Matías Sergo Pezoa conseguía superar su propio récord del año 2018, de 27 hs 2 minutos 58 segundos, con un tiempo de 25 hs 23 minutos 58 segundos. Un récord trabajado, con muchas ganas y con una fatiga grande producto de los porteos de los días anteriores. En una entrevista muy relajada el porter mendocino nos decía esto.

por Andar Extremo entrevista a Matías Sergo Pesoa fotos Matías Sergo Pezoa

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Además de batir tu propio récord subiste 13 veces a la cumbre del Aconcagua este año?
Sí í bastante, se hizo pesado, en el récord anterior de 27 horas en 2018 con las 10 cimas, había sido aceptable pero esta vez con trece costo más.

Ya tenías el récord, con todo lo que lleva una movida así, decidiste auto superarte?
La verdad que me quedó la espina de la vez pasada, no sé si te acordás que tenía una lesión en la inserción del bíceps femoral, a la altura de la rodilla y estaba convencido de que la vuelta se podía hacer en menos tiempo e incluso podría seguir superandolo. Yo pensaba exactamente en 22 horas y le puse 25 hs 23 minutos. Anduve bien con la pierna, tuve que adelantar el día, tuve menos días de descanso. Estuve muy fatigado, mi fatiga se produjo porque los días 7 y 8 de febrero subí con 40 kilos a los campamentos de altura. Baje de los 5500 msnm después de llevar esa carga del Campo 1 a Campo 3, baje a Penitentes recorriendo 60 km ese día. El día 9 descanse y el 10 de Febrero a la noche arranque, solo fueron 45 horas de descanso. Pero es así, si no lo hacía en ese momento más adelante se iba a complicar para hacerlo, porque el Parque cerraba, encima venía una racha de mal clima de no menos de 5 días, era en ese momento, sino no iba a ser.

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Entonces, estabas súper convencido del auto récord?
Sí, estaba convencido, motivado, concentrado, ya había hecho demasiadas cumbres hasta ese momento. Estuve muy contento con varios tramos, sobre todo el ascenso hasta Plaza Argentina que le había bajado unas tres horas, que es un montón, llegando allí en 9 horas. De ahí para arriba que es mi fuerte estaba muy fatigado. De hecho cuando salí de penitentes ya me dio el cuerpo signos de fatiga pero tenía tantas ganas, que salí rápido.

Te sentías reconocido por tener el récord anterior?
La verdad que no, en realidad no me interesa mucho el reconocimiento pero me molesta que se hagan eco de una victoria o se hagan parte como que colaboran con algo, cuando no lo hacen. Hay medios que pusieron que había tenido ayuda de la provincia y en realidad no fue así. De hecho Dirección de Parques me puso trabas económicas en esta ocasión, la vez pasada fue de que no me querían dejar entrar para hacer la vuelta Tuve que poner bastante dinero, el récord anterior no tuve que poner nada. También pagué un doble seguro que me cubría evacuación, cuando la verdad es que la evacuación la hacen los mismos compañeros. Hubo gente que me ayudó pero fue mucho a pulmón, me ayudaron con el tema de la logística y estoy más que agradecido, es el caso de Lanko Alta Montaña la empresa que trabajo porteando, ellos me gestionaron toda la entrada al Parque y me iban comentando las trabas que ponían, siendo que ya tenían precedentes porque el record era mío. Trabas ilógicas de decir que un permiso iba a salir cuando el parque está cerrado. Pero bueno es así y por suerte ahora se ha acercado la Subsecretaría de Deportes de Mendoza para ver si pueden participar en la próxima.

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Cómo lo viviste este récord?
Muy diferente, ya teniendo un registro uno se pone más detallista, desde mi profesión que soy profe de educación física me critique mucho el tema del descanso. Creo que fue más emotivo el primero y en esta ocasión estaba muy eufórico al principio, pero luego cuando empecé a fatigarme sabía que faltaba más de la mitad, tenía que hacer cumbre, pero estaba convencido que tenía que terminar la vuelta. Bajando fue un esfuerzo gigante estaba muy extenuado, si hasta la última gota de lo que tenía tuve que dar. El récord anterior me sentí entero al finalizar y esta vez llegue fundido no tenía ni expresividad en la cara, la verdad que fue muy trabajado.

Qué es lo que comes y tomas en esas 25 horas?
El tema del agua exactamente no lo sé, pero más o menos de 8 a 10 litros, bebida deportiva más de 5 litros. Cuando uno sale a realizar esfuerzos grandes tiene que siempre haber probado lo que toma y lo que come, es una ley. En lo que respecta a la comida salí con lo justo y necesario, unos frutos secos y unas barras de cereales, más la bebida. Y recién a las nueve horas de recorrido, en la primera parada tuve una alimentación más contundente. Bife magro y un poco de arroz, no es para llenarte solo para recuperar energías. Luego alguna ración mínima de marcha y la segunda parada fue en Plaza de Mulas a unas diecinueve horas de la partida. Y de allí a Penitentes no pare más, pero tuve unos dolores de panza interesantes. Estaba cansado y desbalanceado, se me juntó todo. Solamente hidraté.

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Te quedaste mucho en la cumbre?
Esta vez estuve un poco más que la vez anterior, habré estado unos 25 minutos o media hora, la verdad es que necesitaba un poco de aliento para mentalizarme y hacer la bajada. Porque en realidad la bajada se hace casi toda corriendo o por lo menos de la Cumbre a Mulas. Trote en la mayoría del recorrido, hay unos buenos sectores de acarreo que te permite soltarte, el resto la mitad caminando rápido. Un 65 % corriendo habré hecho porque estaba extenuado.

La bajada es el punto clave para bajar el récord o con esas tres horas de subida eran suficientes?
Esa parte que te decía, era para correr al 100% el terreno, la bajada era también un lugar para bajar los tiempos o por lo menos estaba contemplado. Y si bien bajé los tiempos en la subida y en la bajada, en lo que fallé realmente es en lo que más fuerte me considero que es la parte de altura. Al estar tan cansado me costó muchísimo, desde Plaza Argentina a la cumbre, le calculaba de 4 a 5 horas y media. El récord anterior lo hice en 5 horas y cuarto, y en este demore 7 horas y media con el tiempo que me quedé arriba. Creo que ahí estuvo la falla en no bajar las 24 horas el récord.

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Tenés alguna anécdota interesante?
Fue muy importante para bajar el tiempo y contar que si bien la mayoría lo recorrí solo, el cerro estaba bastante vacío. Llegando a Confluencia, faltando unos 25 kilómetros, me encontré con unos amigos y me impulsaron y alentaron para que siga con todo. Ese hecho fue crucial, me motivó muchísimo y medio el power necesario para poder terminar. Me sentí muy acompañado y me dieron la energía necesaria para poder correr íntegros esos últimos kilómetros.

Estaba sin nieve el Aconcagua?
Sí, no he visto otra temporada como esta, sinceramente el cerro está bastante pelado y el invierno estuvo muy tranquilo, nevó poco. Los manchones de hielos permanentes están desapareciendo es preocupante el tema de los glaciares como van retrocediendo. El agua está perdiendo muchísimo caudal y esto trae consecuencias en el clima. Se pone más crudo, se siente mucho más el frío y también se siente mucho más el calor, temperaturas bien marcadas Y de todas las cumbres de esta temporada, fue una de las más frías que viví. No sé si fue por el cansancio acumulado o por el clima pero estuvo muy frío y se transforma en tan penetrante que te cansa mentalmente.

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Qué opinas del récord femenino que se batió esta temporada?
Justo cuando estaba cerrando la temporada fui con mi mujer, que iba a hacer su primera cumbre y a Sonia Procopio la cruzamos a 50 metros de la cima. Al principio no la distinguí, pero cuando bajamos confirme que era ella y que había podido bajar el tiempo y a su vez validar el récord que no había podido el año anterior por no tener la foto de cumbre. La vida siempre tiene revancha, yo nunca discutí su condición física y sí critique la forma, algunos comentarios y la condición de querer imponer algo que no estaba documentado. En vez este año fue diferente, fue más sutil, más tranquila, premio al esfuerzo, al trabajo, muy merecido.

Agradecimientos?

A mi esposa que me hace el aguante, Norma Escudero, que sufre más que yo, adelgaza más que yo, me espero en el campamento base con la mejor onda, también agradezco a los chicos de Lanko Altas Montañas. Los compañeros porters que me dejaron cosas en altura, las botas, camperas y bebidas en la travesía. A Oscar Agüero y Matías Moreira y a la gente que trabaja allá arriba: doctores, porteadores, campamenteros y también los chicos que trabajan en Penitentes con Lanko que estuvieron expectantes en toda la vuelta.

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Salida 10/2 21:15 hs Cumbre 11/2 14:10 hs Llegada 11/2 22 40 hs

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“La cumbre no es nada, lo importante es recorrer el camino y dar lo mejor de uno»

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Kayak

De Cara al Viento, en Kayak de la Quiaca a Ushuaia

junio 28, 2020 — by Andar Extremo

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En 2010 en la revista Andar Extremo n° 9 sacó en la tapa una travesía increíble, un raid que duró casi un año, tres kayakistas decidieron ver el país desde el agua y encararon un recorrido de casi 8000 km desde la Quiaca hasta Ushuaia. Del total del recorrido solo 600 km, al principio, por faltas de vías navegables fue en bicicleta con los kayaks remolcados en carritos.

por Diego Lamas, Luís García Albarido y Agustín García Albarido texto y fotos

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La Quiaca, 13 Abril de 2009, todo listo para partir. Diego Lamas, Luís y Agustín García Albarido daban comienzo a su sueño: recorrer la Argentina en kayak en toda su extensión, de norte a sur. La travesía demandaría 10 meses y casi 8000 kilómetros de recorrido, con una primera parte por tierra y luego pura navegación fluvial y marítima.

La etapa “simbólica” En busca del Río Bermejo.
Comenzamos nuestra travesía por tierra y en bicicleta debido a la falta de vías navegables al norte de Jujuy. El altímetro marcaba 3600 msnm, algo a lo que no estábamos acostumbrados. No hubo demasiada aclimatación, cargamos los kayaks, enganchamos los carros a las bicis y partimos por la ruta 9 hacia el sur en busca del Río Bermejo.

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Fueron 15 días duros, subiendo y bajando por los cerros y sin oxígeno al principio. El primer día fue el peor, el promedio de marcha no superaba los 10 kilómetros por hora. La primera sensación al salir de la Quiaca era la de no poder mover los carros que no estaban muy livianos que digamos, seguramente superaban los 110 kilos. El panorama era gris, pero el carro andaba bien, las ruedas aguantaban y llegar al Bermejo era el objetivo a toda costa. El techo lo alcanzaríamos al tercer día con 3800 metros y ya a partir de ahí no hicimos más que bajar descontrolados a velocidades que a veces superaban los 70 kilómetros por hora. Un problema que se nos presentó inmediatamente fue el de sufrir el desgaste prematuro de las cubiertas de los carros. Por culpa del peso y la alineación nos quedamos sin cubiertas en dos de los tres carros a solo tres días de partir. Por supuesto que las pinchaduras fueron más que frecuentes. Sólo teníamos dos cubiertas de repuesto y ninguna bicicletería a la vista. Lo resolvimos rotando cubiertas y rellenándolas con pedazos de cámara usada.

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Los paisajes cambiaron y de la Pre Puna y sus escenarios desérticos y coloridos nos fuimos metiendo en las selvas de las Yungas, siempre verdes y húmedas. Para esa época la Argentina atravesaba el momento más crítico en la epidemia del Dengue, y nosotros íbamos derechito al epicentro, a la localidad de San Ramón de la Nueva Orán en Salta. Lo curioso fue que no tuvimos que usar ni un solo tarro de repelente y los mosquitos no dieron indicios de vida en la zona. Así tras 15 largos días llegamos al río Bermejo en Aguas Blancas, Salta., y para nuestra sorpresa, el río estaba muy bajo.

El Bermejo, río de las vueltas.
Nos deshicimos de nuestros carros a un valor de 50$ cada uno. No hubo negociación posible, decidimos sacrificarlos, despachar las bicicletas por transporte terrestre y salir a navegar cuanto antes. El río estaba muy bajo. Ya de movida decidimos salir sin ponernos los cubres porque veíamos las piedras emerger, lo que significaría bajarse del kayak y caminar. Por suerte no pasó y aunque golpeamos bastante los kayaks, pudimos pasar. Inmediatamente llegamos a la desembocadura del Tarija en Bolivia y el caudal aumentó convirtiendo al Bermejo en un río más grande y ancho. Es increíble ver los cementerios de árboles enteros que bajan de las montañas y quedan estancados formando trampas, remolinos, correderas y olas estáticas.
El Bermejo es un río extenso, y eso se le atribuye a la poca diferencia de nivel que hay hasta su desembocadura en el Río Paraguay. Es común dar vueltas y tomar de repente todos los rumbos. Por momentos hemos retrocedido gracias a éstas curvas o meandros que forma en su trayectoria. Si tomamos la distancia que tendría en línea recta nos daría aproximadamente poco más de 600 kilómetros, en cambio recorrerlo por completo arrojó un resultado de casi 1500 kilómetros.

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El río de las vueltas a veces se pone solitario. Es que su curso es tan cambiante que no hay asentamiento que aguante a sus caprichos. Un año va por un lado y a la crecida siguiente va por el otro.
Navegamos largos días sin ver gente y acompañados por árboles que caen de los altos barrancos. Esa fue una advertencia de un lugareño: “tengan cuidado de no navegar cerca de los barrancos, mucha gente murió aplastada por los árboles que le cayeron encima de las embarcaciones”. Y lo pudimos comprobar, cada dos por tres se escuchaba el rugido de los desmoronamientos. Es común ver árboles como el palo borracho, con años de estar en el monte, a punto de caer con sus raíces expuestas.
Recursos en éste río hay, la pesca es buena y fuimos testigos de los embates de grandes Surubíes que asustados por los kayaks nos llevaban puestos. Estos peces están orillando al acecho de los Sábalos y son realmente grandes.
De nuestros encuentros con fauna podemos hablar largo y si bien los cazadores persiguen a cuanto bicho se encuentra en las márgenes del río, es común ver Yacarés, cientos de aves, Carpinchos en patota saltando al agua, curiosidades como el Tapir y mucho ganado que muere a causa de los pozos de barro que se forman cuando el nivel del agua baja. Si uno se descuida puede caer fácilmente adentro de uno de éstos pozos, y es lo mismo que las arenas movedizas, te vas hundiendo con el movimiento.

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Llegando al límite entre Salta, Formosa y Chaco el río se expande y el curso principal se pierde cuando el caudal es bajo. (Abril/Mayo) Tuvimos que caminar muchas veces buscando profundidad. Encontrar el cauce principal fue un juego difícil y nos poníamos a la par los tres para ver quién encontraba el cauce y quién se quedaba varado. Lo no muy agradable de esto es que caminar puede provocar encuentros indeseados con pozos, ramas y lo peor, rayas. Pisar una raya es la condena más severa ya que la única forma de combatir el dolor que provoca es provocarse más dolor. Según nos contaba un pescador que había sido picado por una raya., para detener el dolor se quemó la pierna con arena hervida.

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Nuestro paso por éste tramo del Bermejo será bien recordado, con temperaturas insoportables al rayo del sol y sin un solo árbol donde protegerse. Es tan ancho el río y tan bajo que no se puede ir hacia la orilla a buscar reparo en el monte. Hacerlo implica arrastrar el bote casi 500 metros. Pero en Diciembre cuando el deshielo y las lluvias bajan por los afluentes, el Bermejo es otra historia totalmente distinta. Nuestra velocidad promedio era de 11 kilómetros la hora y con el río crecido se puede bajar fácilmente a casi 20 kilómetros la hora. Veinti tantos días demoramos en recorrer las aguas de este fantástico río que recomiendo a todos los kayakistas. Los paisajes son cambiantes y es increíble de repente encontrarse con Palmares vírgenes, monte tupido y a la siguiente curva del río otro panorama. Es un río que se disfruta en todo momento y técnicamente no es complicado. Es imposible aburrirse, durante días hicimos el intento de rescatar a las vacas que veíamos varadas en las orillas. Algunas salieron y otras quedaron como alimento de Jotes y Yacarés.
Nuestra navegación del Bermejo concluyó con la llegada al Río Paraguay donde encontramos la primera patrulla de la Prefectura Naval Argentina.

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Ríos Paraguay y Paraná. La etapa social.
Los ríos grandes y caudalosos como el Paraguay y Paraná fueron por momentos monótonos. Navegamos el Paraguay sin demasiadas novedades. Apenas fueron 90 o 100 kilómetros en los que vimos pasar pocas cosas por delante de nuestros ojos. Por el canal es común ver desfilar remolcadores que llevan y traen barcazas llenas de cereal. También es común cruzarse con pescadores que recorren espineles de más de 200 anzuelos. Eso fue algo increíble, ver a los tipitos parados en la proa o en la popa del bote recorriendo uno por uno los anzuelos mientras las olas le pegaban de todos lados en plena ventolera. El equilibrio y la experiencia permiten que éstos locos puedan pescar en cualquier tipo de condiciones, a veces bajo efectos del alcohol y sin saber nadar. Las recomendaciones de la Prefectura fueron no interactuar con ellos, pero en las pocas conversaciones que mantuvimos resultaron ser personas muy agradables. Así arrancó nuestra etapa social en la que fuimos conociendo a cuanto kayakista, pescador o habitante de la ribera se nos cruzaba.

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El Mar Argentino.
Partimos desde el Delta del Paraná en pleno invierno. Nos íbamos al mar. Pasamos Buenos Aires y su gran mancha en Berazategui. Inmediatamente entramos en la bahía de Samborombon donde fuimos afortunados con las mareas y no tuvimos que caminar en los cangrejales que quedan expuestos. Pero no fuimos afortunados con el clima, y las tormentas nos castigaron seguido. El agua empezó a ponerse cada vez más salada y pasando la tapera de López logramos entrar al mar para acampar el primer día en las playas de San Clemente. Desde aquí hasta Mar del Plata el clima hizo con nosotros lo que quiso. Estuvimos muchos días parados por el viento y la corriente de marea, que tirando para el mismo lado, neutralizaban nuestro avance. En ocasiones hemos retrocedido algunos cientos de metros y dándonos por vencidos volvíamos a salir a playa para acampar y esperar al día siguiente. En Pinamar nos tocó la tormenta más fuerte de todo el viaje y con olas de más de 4 metros hicimos un intento de entrar al mar después de estar parados 5 días en el mismo médano. Rebotamos.

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Superada la Bahía Blanca y su canal de salida, llegamos al sistema de islas de San Blas donde sí fuimos victimas de las bajantes de marea y tuvimos que caminar mucho con los kayaks a tiro. Algunas veces hemos esperado hasta las 12 de la noche por la llegada del agua. La historia se repetiría en Río Negro, una provincia que tiene mucha restinga y acantilado en su mitad del Golfo San Matías. En Viedma como en casi toda la Argentina fuimos recibidos por distintas familias que nos adoptaron varios días. El municipio llenó nuestros kayaks de comida y ya salimos a buscar las costas de Chubut para meternos en la Península de Valdés. A lo lardo de Río Negro y Chubut vivimos algunas de las mejores experiencias, remar a la par de Ballenas, Lobos y Elefantes Marinos, con quienes compartimos las playas muchas veces.

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Luego pasaron los Golfos San José y Nuevo. A la salida de Punta Ninfas y antes de llegar a Playa Unión volvimos a recibir el embate de los vientos y las furiosas olas del Atlántico Sur. En casi 8 horas de remo logramos alcanzar el puerto de Rawson que estaba a sólo 20 kilómetros de nuestra posición. Historias similares se repitieron a largo de la Patagonia Austral donde los vientos son constantes y realmente fuertes. Llegando a Comodoro Rivadavia un viento de 60 Km. por hora nos mantuvo cautivos en una restinga durante más de 6 horas.

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La navegación continuó al sur y entramos en Santa Cruz. Tocamos varios puertos con mucha riqueza histórica, entre ellos Puerto Deseado, donde fuimos recibidos por toda la comuna y por la gente de la Fundación Conociendo Nuestra Casa. Las ballenas siguieron pasando pero llegó el momento de navegar a la par de las Toninas overas y los Delfines Australes. A éstos bichos debemos sumar la presencia constante de Aves Marinas como los Petreles y Albatros, escoltas inseparables.

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Llegó el momento de pasar por nuestro primer Parque Nacional con Litoral Marino, Monte León, al sur de la localidad de Puerto Santa Cruz. El lugar es mágico, cuevas, arcos, penínsulas, mucha fauna y formaciones raras. El clima nos acompaños y pudimos disfrutar del parque en su totalidad. Días atrás habíamos sido víctimas de tormentas, restingas, viento y acantilados. A veces hay que tirarse a pasar 20 kilómetros de acantilados sin salida y si el viento te ataja en el medio se hace imposible teniendo que retornar al punto de partido. Situación que viviríamos más tarde en Tierra del Fuego.

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La provincia de Santa Cruz nos despidió desde su última localidad, Río Gallegos y ya nos dirigimos al cruce del estrecho de Magallanes. La Prefectura Naval Argentina nos alojó en su destacamento de Cabo Vírgenes para que pudiéramos salir al cruce con buenas condiciones climáticas. Y llegó el día y el cruce del estrecho hacia Tierra del Fuego se hizo realidad. Con mucho viento y por momentos con grandes olas, logramos cubrir los más de 35 kilómetros que nos separaban de una playa a la otra. El remolcador Cruz del Sur se prestó como embarcación de apoyo a pedido del Jefe de la Prefectura.

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El sueño entraba en su última etapa, recorrer la mística Tierra del Fuego. El primer tramo de la isla se tornó un tanto aburrido por los paisajes monótonos que presentaba. Y llegamos a Río Grande pasando una enorme restinga y rocas que esconden la boca del río. El Club Náutico Ioshlelk Oten fue nuestra casa durante una semana. Compartimos asados, truchas a la parrilla y las mejores anécdotas. Del club salimos con la pilas recargadas a navegar por primera vez en kayak la costa este de la isla. Así pasamos lugares con barcos hundidos como el Duquesa de Albania, estancias históricas como la Policarpo y lugares remotos como Península Mitre. Ya por éstas latitudes los bosques de Lengas estaban por todos lados. El paisaje cambió y cada vez se puso mejor. La Cordillera de los Andes se hizo presente y entramos al canal de Beagle para navegar las aguas fueguinas por última vez el 27 de Enero de 2010. En Tierra del Fuego vivimos una de las peores situaciones arriba de los kayaks al ser embestidos por una tormenta que nos sorprendió en pleno cruce de la Bahía Aguirre. Fueron 12 horas casi parados en el mismo lugar para luego retroceder en busca de una playa segura.

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Pero todo esto quedó en el olvido aquel 27 cuando escoltados por los amigos de Eco Deportes de Ushuaia, la Prefectura Naval Argentina con nuestras familias y otras embarcaciones navegamos hacia el muelle de la ciudad más Austral del Mundo, Ushuaia. Para recibirnos estaban las autoridades de la ciudad y la Prefectura. Será un momento que recordaremos por siempre.

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Kayak

LAGUNA Y GLACIAR SAN RAFAEL, TRAVESIA ENTRE LOS FIORDOS CHILENOS

mayo 26, 2020 — by Andar Extremo

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La travesía San Rafael se desarrolla en el Parque Nacional San Rafael, no solamente se disfruta de los témpanos, sino también de la flora, la fauna, y toda la geografía. está travesía se lleva a cabo en la región de Aysén en las heladas aguas de los fiordos chilenos. Nota de la Revista Andar Extremo nº 31 Mayo/Junio 2014

Por Claudio Magallanes texto y fotos para Aguahielo Expediciones

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“Cuando el viajero se detiene, deja de existir” (Will Ferguson. Escritor canadiense).
«Antes de iniciar el viaje, es momento de la ansiedad, es momento en que se te vienen imágenes a la cabeza, recuerdos de expediciones anteriores y que tratan de construir la idea de cómo será esta nueva experiencia de vida que estás a punto de realizar.
No es nerviosismo por asociarlo a algo peligroso, sino el nerviosismo de ver un río nuevo cada vez que se lo recorre. Es el nervio asociado, más que nada, a la emoción, a la ansiedad de estar ahí, de querer entrar al agua, de querer bajar ese nuevo río que cada vez es diferente, tiene una ola más, un hoyo menos, una curva más y que hay que aprender a manejarlo.”

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Para las personas que no han hecho kayak antes, es interesante ese primer momento descendiendo el río, que por un lado presenta menor dificultad por el hecho mismo de estar yendo a favor de la corriente y teniendo la dinámica propia y el flujo mismo del río como apoyo para ir avanzando y ganando espacio. Pero por otro lado, también están presentes los imprevistos de esas mismas corrientes y rápidos que van agregando cierta tensión al recorrido.
El kayak, de alguna forma, brinda la satisfacción de poder observar lugares jamás tocados. Esta actividad, literalmente, no deja huellas. Se siente como hacer un vuelo raso por esos impresionantes lugares.

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El primer día de navegación logramos llegar a Punta Exploradores, lugar que era nuestro primer objetivo.
Generalmente sucede que cuando uno camina por una calle por la que ha pasado cientos de veces en vehículo, percibe que es otra calle. Esto responde a que el verdadero sabor de un viaje no está en la distancia, sino en la mirada.
El segundo día, la idea es poder remar más o menos la misma distancia que el primero. Son aproximadamente 25 Km., pero un poco más expuestos porque salimos de la protección de la bahía y entramos en los fiordos. Y ahí sí se requiere un poco más de condición física porque remamos sin paradas, aproximadamente durante tres horas, por una zona donde no hay playas.

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La Patagonia se mostró benévola y fue mostrándonos otro paisaje, diferente del que habíamos visto al comienzo. Ahora aparecían por fin los fiordos, por lo tanto fue un buen ajuste a lo que iba a ser el tercer tramo, que sí iba a ser un día muy duro.
Este viaje presenta a quien lo emprende la oportunidad de desarrollarse como persona, incluso como atleta y deportista, en un montón de aspectos. Primero, si tenemos en cuenta el aspecto físico, aquí uno se ve desafiado. Es un viaje que dura cinco días, de los cuales uno está remando aproximadamente cuatro. Por otro lado, la Patagonia tiene un clima impredecible y eso también a uno lo desafía física y mentalmente.
A ninguna de las playas que se encuentran en este trayecto se puede acceder a pie ni a caballo. Estos tipos de playas están en la terminación de zonas de tierra con bosques muy tupidos, con una vegetación muy cerrada y solamente se puede llegar a ellas y disfrutarlas si vamos por el agua.

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“Al ser este un viaje bastante específico convives con personas que buscan lo mismo. Te permite relacionarte, conversar largamente por las noches o incluso mientras se rema, para pasar el rato. La remada puede ser un poco larga, así que esto también te brinda entretenimiento. Entonces al final, uno tiene un millón de experiencias compartidas en estos cinco días de viaje.”
El segundo día de travesía, también conocimos Península Quesahuen, un lugar que aparece y desaparece con las mareas, que de a ratos es península y de a ratos un grupo de pequeñas islas. A la distancia se ve insignificante, pero una vez que uno se detiene en este lugar, cuenta con una perspectiva sin precedentes.

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“Definitivamente me declaro devoto, creyente, de la ley de la sincronicidad y son momentos o pasajes como este, los que fortalecen mi fe: la hora del día perfecta, el lugar perfecto, el personaje perfecto. Todo converge para vivir este momento: terminar este segundo día en la casa de Don Romilio.
Este señor es prácticamente un ermitaño, una persona que vive sola en una casa bastante abandonada, alejado de la suerte de la civilización, salvo por el barco que cada 4 meses va y le lleva provisiones. Por un lado es triste verlo en las condiciones de desamparo en las que se encuentra y saber que ni siquiera las rondas médicas de los pueblos cercanos llegan hasta ahí para ayudarlo. Y por otro lado también es muy bonito ver la generosidad con la que él recibe a la gente. Es muy valioso que una persona te acoja en circunstancias como estas, en las que uno viene navegando también en soledad. Tuvimos un lindo encuentro. El nos ofreció su casa, nos brindó el calor de la estufa y de una buena conversación y es una persona que vamos a recordar como un personaje de este viaje inolvidable.”

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Escuchar la lluvia golpear el techo de lata del establo de Don Romilio, a miles de kilómetros de la civilización, es estar en el aquí y en el ahora. Es tomar consciencia real del tiempo y del espacio.
El tercer día es una remada más de persistencia y aparte de eso, se suma la ansiedad de querer llegar a la Laguna San Rafael. Si todos los factores se dan, si el grupo se maneja bien, si las corrientes y los vientos no dicen otra cosa se puede llegar ese mismo día. Sin embargo, es un tramo bastante largo.
Ese día hay marea corta, no se va a poder remontar el Río Témpanos, ya que el desgaste va a ser tremendo. Lo mejor que se puede hacer en esos momentos es descansar por lo menos 5 horas hasta que cambie la marea. La llegada al parque va a ser un poco más tarde de lo previsto.

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Finalmente, podemos entrar nuevamente al agua. Venimos remando lentamente y justo detrás de una roca, al rodearla, aparece el glaciar. Ese momento, en que uno se ve enfrentado a esa laguna es verdaderamente sobrecogedor.
Es maravilloso estar ahí y conocer todo lo que el parque propone, que es mucho más que el glaciar y los desprendimientos. Es un área enorme donde habitan al menos el 75 % de las especies de líquenes que hay en el mundo. Es una oportunidad única, ya que es un parque que recibe apenas doscientos visitantes al año.
El cuarto día, la idea es poder entrar a la laguna y maravillarse con eso. Puede estar muy brava, con viento o puede estar calma como una taza de leche. Cualquiera de las dos condiciones va a hacer que esta experiencia sea única, irrepetible y quede plasmada en la memoria de quienes la viven hasta que dejen este mundo…

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La posibilidad de recorrer el Parque Nacional Laguna San Rafael de esta manera, no viéndolo desde un catamarán o desde un barco, sino pudiendo estar ahí, bajando y recorriendo sus senderos y remando entre los témpanos es una posibilidad verdaderamente única. Aunque poder hacerlo demanda un poco, física y psicológicamente, vale la pena porque es un paraíso terrenal.
La mentalidad de este viaje es que pase lo que pase, todo suma a tu vida. Manteniendo esa actitud, se logra un disfrute permanente. Esta travesía no es un producto, es una enseñanza. Es una toma de consciencia, es darse cuenta que vives en unos de los países más hermosos del planeta.

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Participantes de esta travesía:
Rolando Toledo (Aguahielo Expediciones)
– Michel Vidal (Guía Aguahielo Expediciones)
– Matías Celedón (Periodista y escritor)
– Alberto Bitrán (Empresario)

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La Laguna San Rafael, abarca 123 km2 de sup. y está dentro del Parque Nacional Laguna San Rafael. Al norte, la laguna se conecta con el canal Moraleda a través de varios golfos y esteros. Al sur y al este limita con el istmo de Ofqui y la península de Taitao. Al sur de la laguna se encuentran los Campos de Hielo Norte. La laguna es de origen proglaciar, pues se formó por el retroceso del glaciar San Rafael, en la cabecera de los Campos de Hielo Norte. Fue descubierta el 21 de noviembre de 1674 por el explorador Bartolomé Gallardo, en un viaje mientras navegaba desde Chiloé hacia el Estrecho de Magallanes.
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Mountain Bike

TANZANIA en Bicicleta, Alberto Meza

mayo 24, 2020 — by Andar Extremo

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Alberto Meza estuvo casi dos años recorriendo África. Por su filosofía de viaje, no pagá hoteles, lo hace sin sponsors y sobrevive con dos dólares por día. Esto le permite tener un contacto más profundo con los países y sus culturas, y le permite narrar experiencias únicas metiéndose dentro de la vida de cada lugar que pasa. Nota editada en la revista Andar Extremo n°31 Mayo/Junio 2014

por Alberto Meza textos y fotos drugomon@yahoo.es

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En migración solo me sellan el pasaporte y me dan un recibo. El oficial Me advierte que no lo pierda. A esa hora de la tarde no tengo ganas de pedalear. Prefiero descansar allí y continuar por la mañana. Le pregunto al oficial de migración si es posible acampar en su predio. Me permite armar mi carpa debajo de un quincho.
Hace bastante calor y tengo hambre. Tengo unos pocos meticais (moneda de Mozambique). Los cambio shillinges tanzanos. Un hombre me pregunta si quiero cambiar dólares. El cambio es 1700 shillinges x 1 dólar. Me dicen que puedo comer chips and eggs (tortilla de papa) con 1700 sh. Luego viene un policía muy prepotente a inspeccionar mi bicicleta. Nunca hay que mostrar enojo cuando los policías quieren demostrar autoridad. Es mejor sonreír y fingir amabilidad si el procedimiento molesta. En un minuto constata que todo está en orden. Conservando la misma actitud le pregunto dónde puedo comer algo. Señala un lugar. Me acompaña. Me pregunta si hablo swhilhi. Le digo que no sé ni jota pero que quiero aprender. Pregunto palabras y anoto. Se suma otro policía. Me corrigen la pronunciación. Quiero saber lo más importante: caro, barato, cerca, lejos, cuánto cuesta, hoy, ayer, mañana, etc. Se vuelven totalmente amables. Uno toma mi cuaderno y anota frases muy útiles. Le digo que tengo mucha hambre.

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Comprando comida
Veo ollas en el fuego. Me dicen los policías que una señora vende comida. Conjugo palabras. Miminjaa. Yo hambriento. Ngapichakula. Cuanto costar comida. La señora me dice el precio. 3000 shillings (18$) por un tortilla de papa, es caro, me lo dicen los policías. Respondo: chakulagari. Asante. Comida cara. Gracias. A mí alrededor ríen a carcajadas. Mis amigos me dicen que ella cree que tengo mucho dinero y por eso el precio. Busco en mi casero diccionario dos palabras: Mimimaskini. Yo pobre. Me dicen que podemos compartir los gastos para que todo sea más barato. Antes de comer pregunto si es posible conseguir un poco de agua para bañarme.
Cuando termino, la comida está lista. Devoro mi porción de tortilla y me doy un lujo: una gaseosa. Luego los policías me llevan a caminar por el pueblo. Me invitan un choclo asado. Supongo que no me va a gustar, pero no lo rechazo y hago bien porque es exquisito. Paso la noche en el patio de migración. Vienen varios a merodear. Escucho la palabra musungo (así le dicen a los blancos. como es de noche no se dan cuenta que soy negro) y sé que hablan de mí. Por la mañana me despido de los policías y comienzo a pedalear.

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Un mal momento
A Muanga, la primera ciudad tanzana, llego después de pedalear 4 horas. Encuentro un cuerpo de bomberos y les pido permiso para poner mi carpa, pero me lo niegan. Entonces me dirijo a la policía y pido hablar con el comandante. Aparece dos horas después. Le pregunto si es posible acampar en el patio de su comando, pero él, muy alterado, comienza su interrogatorio. Por qué, para qué, dónde está su autorización para viajar por el país, dónde está la carta de su gobierno y una serie de estupideces más. Pregunta muy enojado y tres oficiales me rodean. En ese momento me arrepiento de haber ido allí. Me pongo nervioso y el comisario se exalta. Le muestro de nuevo mi pasaporte. Le digo que sólo soy un turista viajando en bicicleta. Le señalo el sello que dice Tanzania, le muestro el recibo de la visa, le pido disculpas por molestarlo y le digo que me voy. Mira el recibo y se toma el trabajo de llamar a la frontera. Pregunta acerca de mí. Hablan en swahilli. Su cara cambia.
Corta, y su tono de voz es otro. Ahora habla con amabilidad. Sonríe, me dice que no hay problema para acampar y me pregunta si tengo hambre. Le indica a un oficial que guarde mi bicicleta en el garage del destacamento y me pide que lo acompañe. Me lleva a un restaurant y me dice que pida lo que quiera. Sólo pido unas papas, pero él agrega a la lista, gaseosa, pollo, cordero, ensalada y un grande jugo de frutas. No objeto sus órdenes, pero pregunto el precio por las dudas. Me responde que todo corre por su cuenta. Ataco el plato. Hablo poco y asiento a todo lo que me dice. Cuando voy por la mitad del plato, pregunta si quiero más. No lo dudo. Digo que sí. Me traen más papas y más pollo. Limpio el plato. Él charla con unos amigos. Al rato viene su hija y me llevan a un bar. Ahí me invitan más gaseosa, helados y torta.
Agradezco todo el tiempo. Su hija dice que no es nada. Ella es muy divertida y su carácter le hace honor a su nombre: Happines.
Mientras bebe su segunda copa de vino, el jefe de policía me regala 10.000 shillingues. (60$) Los rechazo. Digo que mi política es no pagar hoteles ni restaurantes, pero que tengo dinero para viajar. Ambos insisten rotundamente. Los acepto. Luego de ese bar me llevan a otro. De nuevo comidas y bebidas. Les cuento las cosas raras que me sucedieron en el viaje. Se hace medianoche y se me cierran los ojos. Me llevan a la estación de policía. Cuando me despido, les doy un fuerte abrazo y digo: asante y kuaheri: Muchas gracias y adiós.

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Dar Es Salam
Llegar a Dar es Salam me toma cinco días. Como varios tramos de la ruta estaban siendo reparados, pedaleo por improvisados caminos de tierra donde los camioneros, como en otras oportunidades, me bañan de tierra. Los pequeños pueblos que encuentro siempre son una oportunidad de sumar palabras de swahilli. Nunca falta el que quiere saber cuánto dinero tengo. A esto respondo dos palabras: mimimasquini. Yo pobre. Cada vez que llega la noche pido permiso al dueño de alguna quinta, o maestro de una escuela, para descansar dentro de su terreno. Ninawezakupumsikahapa?. Puedo descansar aquí. Por las noches ceno el típico ugali. Es la polenta nuestra, pero blanca y con la consistencia de una masa. Se lo acompaña de sucumawiki, una salsa que se prepara con las hojas de la planta del poroto. Se la come con la mano. Otras veces pruebo mchellenamarague: arroz con porotos. Los crocantes mandazis(buñuelos) me aseguran combustión en el estómago y fuerzas en las piernas.
En los mercados rurales me aprovisiono de comida. Pregunto precios: shillinguin´gapi? Siempre intentan engañarme. A pesar de ser negro como ellos, no tienen piedad e intentan cobrarme el triple. En swahilli caro es ghari. Repito esa palabra muchas veces. Responder en swahilli hace que los precios bajen de a poco. Con una sonrisa siempre ofrezco menos de lo que me piden, y ellos con otra sonrisa en la cara pretenden estafarme. Cuando me alejo recién me dicen el precio real.

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Dar es Salam no es una capital demasiado interesante. A metros de la costa se concentran las oficinas de los ferrys para ir a Zanzíbar, los bancos, casas de cambio y los cibers de deficiente servicio. Internet en Tanzania es superlento. Me vuelvo histérico tratando de enviar mails. Cuesta 1500 sh (9$) la hora. También por ese lugar están los hoteles donde paran los mochileros. Los precios por noche van desde 5 dólares para arriba. Camino y veo precios. Me acerco a las oficinas de los ferrys. Hay varias, una pegada a la otra. El más barato cuesta 40 dólares y tarda 45 minutos en llegar a las paradisíacas playas de Zanzíbar. En una agencia me dicen que si llevo clientes me bajarán el precio, pero que me cobrarán por la bicicleta. Hago la cuenta mentalmente. 200 dólares en 4 días. No me convence gastar el presupuesto de 2 meses en 4 días. Recuerdo el Yucatán Mexicano, del archipiélago panameño San Blas, de las caribeñas costas colombianas, y de las turquesas costas mozambicanas. Ya había visto varios paraísos costeros. Les respondo que lo pensaré. Me siguen una cuadra tratando de convencerme.
Caminando encuentro mercados. Me gusta la atmosfera. Toda clase de cosas nuevas y usadas se encuentra allí. Me compro rodajas de caña de azúcar por 100 shlls (0,60$) y camino.
Busco repuestos para la bicicleta pero en este país los repuestos son antiguos y los arreglos los hacen a los golpes. No tienen llaves para extraer platos y todo es a mazazos. Me vuelvo loco cuando quieren pegarle a mi bici. Los detengo a gritos, pero alcanzan a darle unos. No entienden los que les digo pero sí que están cometiendo un pecado. Pongo mi bici en un costado y hago el arreglo por mi cuenta. Le pongo un eje común y queda bien.

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Un lugar para acampar
Por la tarde busco un lugar para acampar. Pido un espacio en el patio de la municipalidad, pero me reciben muy mal. Un señor me dice que era posible pasar la noche en la terminal de colectivos de Ubungo, que está a 7 km de allí. Llego de noche un poco asustado porque si bien hay gente caminando, las calles son muy oscuras. Al entrar en la terminal me piden que pague un ingreso, pero digo que voy a la policía y me dejan pasar. En la comisaría hablo con el comandante, un oficial muy serio. Le explico que viajo en bicicleta, que es muy tarde para buscar un alojamiento y le pregunto si es posible acampar allí. Le muestro mi pasaporte y eso lo convence. Ante la mirada de la gente armo mi carpa y me doy una gran ducha con mis dos botellas de agua.
Dando una vuelta por la inmensa terminal, conozco a Viviano, una persona muy noble. Cuando pregunto el precio de una tortilla, lo aumentan 3 veces. Viviano me advierte que lo real son 1500 sh. (9$). Quiere saber de dónde soy e insiste en invitarme una tortilla y una gaseosa. Él tiene un negocio en la terminal. Cuando termino de comer vamos a su negocio, y aunque intenta regalarme algunas cosas insisto en pagarlas. Me ofrece alojarme en su casa, pero prefiero quedarme en la policía. Al día siguiente me lleva a ver otras partes de Dar es Salam y me resultan interesantes. Paso tres días en la capital tanzana. Las tres noches acampo en la policía cuyos agentes muy amablemente me reciben día tras día.
La real África aparece cuando encuentro algunas aldeas de masáis y varios de ellos caminando al costado de la ruta con sus bastones y sus orejas con agujeros grandes. Me piden que me saque una foto con ellos para después pedirme 5 o 10 dólares. Contesto que tener una foto con mi bicicleta cuesta una de sus decenas de vacas. Se enojan. Dicen que son pobres. Les contesto que en Argentina cualquier persona que tuviera más de 100 vacas no es pobre.
En los pequeños poblados me siguen matando con los precios. En un puesto callejero, después de comer una tortilla de papa, intentan cobrarme 5000 shilligues (casi 30$). Les digo que el precio real es 1500, pero ellos insisten en que pague 5000. Les respondo que no había problema en pagar 5000 sh, pero que iría con el policía que estaba al frente porque él me había dicho que el precio real eran 1500. Se miran desconcertados. Cuando me levanto de la mesa, me dicen con una sonrisa: ok, onlyforthis time 1500.
En la ruta, todos los días me asombro al ver a hombres llevando pesadas bolsas cargadas de carbón en sus antiguas bicicletas sin cambios. Pienso que con el equipo adecuado ellos podrían ganar el tour de France fácilmente.

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Palabras de estímulo a mis hermanos africanos
Por las tardes comienzo a padecer las lluvias. Una tarde estaba tan empapado que pido un lugar para descansar en una escuela secundaria. El director me recibe cordialmente. Me dice que no hay problema y que hace unos años ya había recibido a otro que viajaba en bicicleta igual que yo. Me habla sobre sus alumnos. Muchos varones y pocas mujeres. Cuenta que en la mezcla de cultura africana y musulmana malentendida, la mujer está condenada a la casa y a la cocina, pero que poco a poco el número de mujeres aumenta en la escuela. Me pide que, por la mañana, antes de despedirme, diga unas palabras a sus alumnos.
Supuse que sería en un aula, pero al día siguiente, cuando ya me había preparado para partir, veo unos 300 chicos en el patio. Me asomo. El director les habla. Cuando me ve, me llama. Me dice que ellos ya saben quién soy y que les diga unas palabras. Caigo en un lugar común y les digo que nadie puede decidir por ellos sobre qué hacer con sus vidas, que cualquier cosa que quisieran la podían conseguir. Que sólo había que salir e intentarlo. Que se caerían muchas veces, pero que todo lo que vale la pena en la vida requiere esfuerzo y no debían darse por vencidos. A las mujeres les dije que sabía cuánto estaban luchando por ir a la escuela todos los días.
Que sabía que era muy duro, pero que el que la situación sea tan adversa les mostraba cuán fuertes que eran. Y que cuando alguien les dijera que sólo servían para lavar los platos y tener hijos, estudiaran más duro, porque esas personas eran estúpidas que no habían conseguido nada y tampoco querían que ellas lo consiguieran. Les dije que la fuerza estaba es sus corazones y que la usaran para convertir sus sueños en realidad. Que todo era posible si se lo proponían. Todas tenían una sonrisa en la cara y cuando terminé, chicas y chicos me aplaudieron.

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Gente que vale
Otra tarde de lluvia torrencial pido alojamiento en otra secundaria. Me reciben 6 alumnos. Piden autorización para que pueda quedarme y luego me ceden su cuarto para que descanse. Me invitan a cenar shima con pescado seco. Me cuentan que sus casas estaban muy lejos y que por eso vivían allí durante el ciclo escolar y que sembraban maíz y porotos para comer ya que sus familias eran muy pobres y no podían enviarles dinero.
Cultivaban una parcela y lo que comían lo tomaban de allí. Me cuentan que estaban en exámenes finales y que estudiaban todo el día para conseguir buenas notas y aspirar a becas que daba el gobierno para ir a la universidad ya que de otro modo sería imposible pues la universidad es privada. Se tomaban lección entre ellos y también se daban ánimo. Uno de los seis ya había terminado la escuela y era maestro. Me dice que su sueño era ser doctor pero que la universidad era muy cara y que ahorraba mucho porque, según su cálculo, trabajando durante 5 años y con la media beca que intentaría conseguir del estado podría ir a la universidad.
Había otro de quince años y hace cuatro que vivía allí. Hablaba inglés y francés. El inglés lo había aprendido en la escuela, porque en Tanzania en la primaria todo se enseña en Swahilli y en la secundaria todas la materias se enseñan en inglés, pero el francés lo había aprendido por su cuenta. Me dice muy convencido que debía ir a la universidad para conseguir un buen trabajo y poder ayudar a su familia que vivía en una aldea muy pobre y que todo lo que pudiera aprender lo ayudaría a mejorar.
Siendo tan jóvenes tenían muchísimo para enseñar. Me acompañaron hasta la tranquera. Estaban asombrados de mi viaje y yo lo estaba de su fortaleza. Me despidieron rezando en árabe y deseándome la mejor de las suertes.

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En los alrededores del Kilimanjaro
Al acercarme al área del Kilimanjaro, los paisajes son cada vez más impresionantes. Fotografío montañas y valles. En algunos caseríos, niños se arremolinan para verme. Les saco fotos y se asombran al verse en la cámara. Muchos lugares son auténticos paraísos. Los masáis, permanentemente arreando a sus vacas, caminan al costado de la ruta. La mayoría de ellos son altos y musculosos.
Cuando llego a Moshi me acosan varios agentes de turismo y me ofrecen escalar el Kilimanjaro por sólo mil dólares por 4 días de tour. Como se dan cuenta que es caro para mí, me ofrecen el Monte Meru por 700 dólares. Me dicen que el precio es muy barato y que incluye todo. Les digo que lo pensaré y todos me dan su tarjeta.
Arushaestà a 50 km de Moshi y es una ciudad más turística desde donde se contratan excursiones y safaris. Me quedé varios días caminando por sus calles y sus mercados. Me alojé en un barrio muy humilde y todos los días desayunaba chainamaziwa: té con leche con ricos mandazis (buñuelos) crocantes. Alejarse del centro de la ciudad e internarse en los alrededores y mercados locales es una excelente oportunidad de conocer la real África, ya que mucha gente, cuando piensa en África, sólo imagina leones, elefantes y jirafas, y luego, cuando vuelven a sus países dicen muy orgullosos que conocen África por haber hecho un tour de cuatro días y por haberse sacado un par de fotos con animales.

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Antes de llegar a Kenia
La frontera con Kenya se encuentra a 120 kms de Arusha. Pedaleo durante ocho horas. Son mis últimos kilómetros en Tanzania. Como estoy muy cansado, pienso acampar en unas aldeas masáis, pero no veo mucha amabilidad. Además los masáis piden dinero todo el tiempo, cosa a lo que los acostumbraron los turistas de los tours. El día anterior cuando tomaba un descanso al costado de la ruta, se me acercan tres niñas masáis de diez o doce años con grandes piedras en las manos. Me exigen dinero amenazándome con arrojarlas. Me gritan: money! money!. Cuando digo que no tengo dinero, una me arroja una piedra que da en la bicicleta.
Varios hombres masáis miran lo que ocurre y no hacen nada. Amago con bajarme de la bicicleta. Ellas se alejan un poco, pero vuelven a atacar a piedrazos. Bajo de la bicicleta, tomo un palo y corro detrás de ellas. Escapan gritando. A los 200 metros otros niños que salen de la escuela me arrojan piedras. Persigo a uno y casi lo agarro. Decido pedalear rápido hasta a la frontera.

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Llego casi de noche. Un par de kilómetros antes unos policías me detienen. Les pregunto si puedo acampar allí pero me dicen que es peligroso, que era posible que me roben. Me recomiendan un hotel. Les cuento que no pago hoteles. Les digo que había dormido varias veces en las estaciones de policía y que intentaría quedarme allí, pero me advierten que sería imposible.
Al costado de la ruta se ven muchos camiones. Es la misma escenografía de casi todas las fronteras del mundo. Está bastante oscuro. Pregunto por la policía. Varios chicos comienzan a seguirme. Otros me gritan muzungo. En forma de advertencia, siempre pregunto por la policía y digo que busco a mi amigo el teniente o capitán e invento el nombre. Eso ahuyenta a los ladrones. Me doy cuenta que las miradas y los rostros cambian.
En la estación de policía, pregunto por el jefe. Pido permiso para acampar. Le digo que no necesito nada, solo estar cerca de ellos, por seguridad. Lo piensa durante unos minutos. Lo convenzo al mostrarle los nombres y teléfonos de los comandantes de una decena de comisarías donde había descansado. Le cuento que cómo shima con azúcar. Se ríe. No lo puede creer. Para ellos eso es incomible. Luego me muestra un lugar para acampar.
Era mi tercera vez en ese país. Al día siguiente voy a migración. Me sellan la salida de Tanzania. Compro unos chapatis con los pocos shillingues tanzanos que me quedan. Me informan que migración Kenya está cerca. A 50 metros puedo ver un cartel que dice: You are entering in Kenya.

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NieveTrekking

ALASKA A PIE EN SOLITARIO, ANTONIO DE LA ROSA

mayo 22, 2020 — by Andar Extremo

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EXPEDICIÓN IDITAROD ALASKA, Antonio de la Rosa es el primer Español y la tercera persona en completar la Ruta Iditarod de 1700 kilómetros que realizan los trineos de perros y que es una de las más aisladas y duras travesías invernales que se pueden hacer en el planeta. Nota central de la Revista Andar Extremo nº 31 Mayo/Junio 2014

Por Nacho Cembellín texto y fotos
Fuentes diario el mundo España y crónica diaria de Antonio de la Rosa

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El 2 de marzo de 2014, cuando el sol comenzaba a brillar en el horizonte de la diminuta localidad de Willow, en Alaska, 72 mushers, con sus trineos y más de 1.100 perros, tomaban la salida de la Iditarod, la carrera de trineos más famosa del mundo, que cruza Alaska de lado a lado: 1.700 kilómetros. Apenas unos minutos después, un español, a pie, con trineo pero sin perro, cruzaba la misma línea de salida. «¿Y ése?, ¿Llega tarde?, ¿Dónde va?», se preguntaban algunos lugareños que se rezagaron un poco tras el comienzo de la prueba. Se llama Antonio de la Rosa, un español de madrid de 44 años que acaba de convertirse en el primer ibérico -y tercero del mundo- en seguir el mismo recorrido de la archifamosa carrera… pero a pie y en solitario.
Exactamente 43 días después de tomar la salida, un Antonio exultante aunque agotado llegaba a Nome. «He disfrutado cada minuto y cada kilómetro, tanto que ahora es difícil acordarse de los días malos, de las interminables cuestas arrastrando un trineo con 90 kilos desde el principio, la mitad al final, pero siempre con la motivación y determinación de llegar al final si no me pasaba nada grave».

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Pero llegar hasta ahí no ha sido nada fácil. La abundancia de nieve y las continuas montañas de poca altitud fueron lo más duro las primeras semanas de ruta, ya que las huellas de los trineos de perros que pasaron un mes antes por esas tierras quedaron prácticamente borradas por la nieve nueva. A pesar de ello, fue mejorando el ritmo, y en los últimos días avanzaba más de 60 kilómetros diarios, tirando de su inseparable trineo.
«Las dos primeras semanas fueron durísimas. Las condiciones del terreno (menos nieve de la esperada, y en ocasiones tramos enteros cubiertos de barro y piedras) hicieron que avanzara muy despacio, mucho más de lo previsto», explica.
En esta aventura, Antonio está completamente solo. «Llevaba un teléfono para oír música al principio, pero lo perdí. Intenté deshacer parte del camino, 10 kilómetros, a ver si lo encontraba, pero tres horas para nada, no apareció. El resto del camino, he ido escuchándome a mí mismo y el deslizar de los esquís», cuenta. De hecho, el sobrecogedor silencio es una de las cosas que más destaca Antonio de la experiencia. «Es impresionante. Si dejas de andar o de moverte, el silencio es absoluto. Ni un ruido, quejido o susurro. Sólo, de vez en cuando, un cuervo gigante. Allí estas realmente sólo», explica.
Y es que en los más de 1.600 kilómetros que ha recorrido, ha cruzado algunas pequeñas poblaciones (de entre 40 y 300 personas, las más grandes), pero fuera de la ruta, nadie. «Bueno, no. Un día me encontré por la tarde a un tipo medio indio, medio esquimal, en mitad de la ruta, con su moto de nieve averiada. Estaba mal vestido, y a 30 kilómetros del pueblo, así que tenía muchas posibilidades de pasar una muy mala noche, o algo peor. Le dejé mi teléfono para que llamara a un amigo mecánico que le vino a buscar y se fueron. El tipo sólo llevaba una botella de whiskey para sobrevivir, no sé qué hubiera hecho si no me lo hubiera encontrado», recuerda Antonio.

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La Iditarod de Antonio es muy distinta de la que se hizo famosa en España cuando perdió la vida tratando de rodar imágenes allí Félix Rodríguez de la Fuente, en 1980. Ahora, cada musher pasa años preparando la carrera, lleva 16 perros y tarda entre 9 y 11 días en recorrer los 1.700 kilómetros que separan Willow Lake de Nome. Antonio tenía previsto tardar, a pie o esquiando, unos 21 días, pero sus previsiones se vieron un tanto truncadas al inicio de la expedición.
«El principio avanzaba muy despacio. Para llegar a Rainy Pass -el punto más alto del recorrido- tardé un día en hacer 10 kilómetros, y tuve que montar hasta poleas para poder subir el trineo. Pero después he ido a mucho mejor ritmo, unos 50 kilómetros cada día, lo que supone unas 12 horas arrastrando el trineo.Se iba haciendo muy duro, pero esto se recupera en España con unos buenos chuletones de la Sierra Norte de Madrid, unas cañitas y un cocido de mi madre», explica Antonio, que no pierde la sonrisa, ni la cabezonería, ni un sólo segundo.
Menos complicado se le hizo al bombero en excedencia y aventurero de nacimiento, la zona más solitaria de la prueba, la que separa la pequeña localidad de McGrath hasta Ruby, más de 300 kilómetros en los que no tuvo ningún contacto humano, y donde sólo pasó por tres pequeños pueblos mineros abandonados, donde había algunas cabañas de madera derruidas y maquinaria, donde miles de personas vivían en estas tierras llevados por el trabajo en las minas y la fiebre del oro.

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Su rutina comenzaba cada día al amanecer, cuando salía de la tienda y el saco, desayunaba y comenzaba a tirar del trineo -de unos 90 kilos de peso- colina arriba, colina abajo. «Hace ya muchos días que pasaron los mushers con sus perros, así que como ha nevado después, no queda apenas huella, pero sí he recogido algún envoltorio de comida. La ventaja es que tengo la ruta muy bien señalizada, es casi imposible perderse», explica. De hecho, gracias a la paja abandonada por los de la carrera -para que los perros duerman sobre ella-, Antonio pudo dormir «algo más calentito» varios días.
Hacía frío, ha llegado como hasta25 grados bajo cero, pero como estabaen constante movimiento, y llevaba buena ropa y material, la verdad es que de eso no me quejo, frío no he pasado salvo unos días esta última semana, que he tenido algunas tormentas que han sido un suplicio», señala. Y por si se encontraba compañía no deseada en la solitaria ruta, no se separaba ni un metro de su spray de pimienta. «Aquí hay tres tipos de osos: el negro, el grizzly y el gran blanco. Los dos primeros hibernan hasta mayo, por lo que no debería encontrar ninguno. Los blancos, que no hibernan, era posible encontrarme alguno en el último tramo de la ruta, pero no los he visto. El spray de pimienta parece funcionar a unos 10 metros de distancia, porque su olfato es muy sensible, así que lo llevo siempre colgado a la cintura, porque no sabes lo rápido que pueden llegar a correr estos bichos», dice.
Por el camino ha visto huellas de lobo, algún alce y wapitis -unos ciervos gigantes, del tamaño de caballos percherones-, incluso águilas calvas, «pero allí la vida se despierta en primavera».
¿Y ahora que acaba de cruzar la línea de meta? «Una cerveza. Lo que más echo de menos es estar en un bar con los amigos y tomarme una cerveza», dice Antonio. Sin embargo, no tendrá mucho tiempo para relajarse. Después del verano, sigue empeñado en embarcarse en otra aventura similar: cruzar el Atlántico, en solitario y a remo, por la ruta Senegal-Guyana Francesa. Nada menos que 4.700 kilómetros por una zona que los marineros denominan el «Everest de las rutas transoceánicas» por sus fuertes mareas y grandes olas.
«La diferencia entre lo posible y lo imposible está en nuestras manos», explica. «Y si no lo intentas, no lo consigues nunca. Estoy física y mentalmente preparado para abordar estos retos, así que… a por ello», cuenta. «Así que ahora a cambiar el agua en estado sólido por agua en estado líquido. porque ir solo no significa no estar acompañado».

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Crónica del viaje por Antonio
El 9 de marzo luego de 7 días de caminata, ya sin equipo de foto y filmación, los últimos días han sido los 2 días mas duros que he tenido, medias de 10 km día, con pendientes inhumanas, pero por fin estoy en la parte mas alta del recorrido. Aquí en Rainy Pass, que no es un colladito sino 30 kilómetros de terreno sube-baja constante a casi 1000 metros de altitud, con vientos fuertísimos y temperaturas medias de -25 centígrados, esta noche la escarcha en el interior de la tienda era espectacular.
El 16 de marzo, en Nikolai recordó que un conocido Musher Donald Bowers, con varias participaciones en el Iditarod de Alaska, dijo que los trineos que consiguen llegar con éxito a Nikolai habrán pasado la parte más dura y técnica de la prueba y tienen muchas posibilidades de llegar al final en Nome!!!YA Estaba allí con UN TERCIO DE LA EXPEDICION realizada.“En estos 13 días, de los cuales 6 han sido en la absoluta soledad, arrastrando l trineo de 80-90 kilos por zonas de tierra, vegetación, rocas en incluso 1 día con gran subida de temperaturas por barro y charcos, por fin estoy en Nicolai, a 50 millas de Mcgranh. Bien de animo, fuerzas y para adelante, manos y pies fríos todo el día, espero que las condiciones de nieve de aquí en adelante mejoren y por fin pueda DESLIZAR con los esquís, aunque mi trineo esta bastante perjudicado por los continuos golpes”.

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El 18 de marzo luego de dos días duros, con nieve en abundancia y noches realmente frías por la luna llena Antonio relataba “La condensación en la carpa me mantiene toda la ropa húmeda y no he podido dormir en las 2 noches, con lo que aprovechare mi paso por Macgran, único lugar medianamente habitado de todo la expedición, para hacer una paradita merecido de medio día, estoy realmente agotado y necesito recuperar fuerzas y secar la ropa”
El 27 de marzo luego de una semana de no cruzarse con nada en 300 kilómetros, ha llegado a Ruby, pequeño pueblo de unos 60 habitantes en la orilla congelada del río Yukon. Continúan las montañas, aunque pequeñas, pero ha sido la semana que mas ha disfrutado, el sol radiante cada día, los atardeceres y las frías noches, viento del Norte constante , todo a sido especial.
Ha podido caminar y a veces esquiar, a pesar de que las nevadas de la pasada semana taparon las huellas de los trineos de perros, con bastante regularidad y a un ritmo de maratón diaria, incluso realizando una jornada pletórica en el día 26 de marzo de 62 kilómetros para llegar a Ruby, récord personal en esta expedición.
Durante el recorrido ha pasado por algunos antiguos pueblos mineros abandonados, que tuvieron su auge en los años 20. También ha seguido la huella de lobos por más de 100 kilómetros. Le esperaba una dura semana de 350 kilómetros a orillas del río Yukon para llegar a Unalakleet, en el Pacifico.
El 2de abril, tras 5 días y más de 230 kilómetros sobre el río Yukon, con un sol radiante durante el día (aunque nunca llega a calentar) y muchísimo frío en las noches por la humedad del río congelado, se dirige hacia la costa. Lo separan de Unalakleet, 145 kilómetros y varias montañas.

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Intenta recorrer diariamente unos 50 kilómetros, y para ello debe hacer 12 horas de actividad. Con la dureza del recorrido Antonio contaba “ He perdido peso aunque no paso hambre, pero sobre todo noto que me falta fuerza y energía, no hay milagros, además me despierto en las noches varias veces por el frío, aunque la moral sigue intacta. Esto se recupera en España con unos buenos chuletones de la Sierra Norte de Madrid, unas cañitas con los amigos, y unos cocidos y tortillas de patata de la mami, je,je”
Posiblemente la media de kilómetros baje en los próximos días, se planteaba parar un día completo para cargar baterías de cara a la recta final. Parece que en la costa no había nieve, sólo hielo y estepa, con lo que se teme que se hará durísimo.
El 4 de abril llegaba a UNALAKLEET, primer pueblo costero de la expedición, solo le quedaban420 kilómetros hasta Nome. Antonio al llegar a este poblado comentaba “Creo que estos últimos han sido los mejores días desde el comienzo, me he tomado un medio día de descanso en una pequeña cabaña de seguridad Iditarod para protegerse en días de tormenta durante la carrera de los trineos de perros o si algún nativo la necesita cerca de Kaltag , donde he tenido que firmar en la pared como todos los que han pasado por allí ..y he cargado las pilas a tope, el terreno muy bonito y variado, mezcla de bosque, senderos sobre ríos, turba, bastante favorable a pesar de haber subido un par de montañitas, buen tiempo, y aunque las mañanas son frías, las tardes son increíbles y todos estos días lo ultimo que veo son las puestas de Sol sobre el Oeste, la dirección de Nome, buena señal”

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Llegando a la costa empiezan las zonas sin nieve, por suerte el sendero por estar mas pisado mantiene lo justo para esquiar pero como suponía le esperan unos 200 kilómetros donde faltara nieve en su mayoría, con fuerte viento del Norte, y nada de vegetación, solo turba y más turba, con lo que no será muy fácil.
El 6 de abril le faltaban dos días para llegar a Shaktoolik desde Unalakleet a unos 65 kilómetros. El primer día ha tenido que subir varias colinas junto al mar, que como esperaba estaban bastante escasas de nieve. Las temperaturas rondaban entre los -17 y – 22 grados y un viento congelador del norte que soplaba constante a unos 50 Km por hora. En una de las jornadas más frías de toda la travesía Antonio comentaba “me he tenido que poner ropa que aun no había usado, Goretex, plumas, doble guante con manopla y aun así he tenido que usar las bolsitas calienta manos que traía, infernal”
Pensaba continuar unos kilómetros mas pero decidió parar a dormir en el colegio de este pueblito, aprovisionarse y luego partir para el norte por la costa a través de 80 kilómetros con un viento terrible.
El 8 de abril llegó a Koyuk las temperaturas han bajado a -20ºC, y dos días mas tarde arribo a Elim, otro pequeño pueblo de la costa , solo le quedaban n 200 kilómetros para terminar la expedición, por camino del Oeste hacia Nome.

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Ha tenido sin duda los días mas duros de toda la travesía, fundamentalmente desde Unalakleet a Koyuk, donde se enfrento a condiciones muy adversas, mucho frío, fuertísimo visto polar del Norte y escasez de nieve en algunas.
Por otro lado también estaba preocupado porque parecía que el trineo pesaba más que al principio y Antonio se le estaban acabando las fuerzas, sumado el problema es que el trineo estaba rajado por la parte de abajo, y esto lo frenaba mucho y además se le metía nieve compacta dentro. A tal situación Antonio comentaba “Le he intentado reparar pero no funciona muy bien, con lo que estoy hecho a la idea de arrastrarlo como esta, y cada 3 horas vaciar unos 6 a 8 kilos de nieve helada que le entran”
El 12 de abril a tres días de la meta arreglo el trineo con un «calituning», rajándolo hasta atrás para que no acumule nieve y con un trozo de trineo roto que se encontró lo colocó por dentro, esto no freno el acceso de total de nieve pero lo limitó. Los días soleados y las temperaturas «agradables» de -15 lo fortalecían para e tramo que le quedaba.
El 15 de abril de 2014 Antonio de la Rosa había terminado, estaba en Nome, estrecho de Bering. Se convertía así en el primer español en y confirmado uno de los únicos, 2 mas en el mundo (ninguno la ruta Norte) que han recorrido en solitario y sin asistencia con esquís y a pie las 1049 millas, casi 1700 kilómetros de la Iditarod Trail desde Willow, Anchorage.
Ha necesitado 43 días para recorrer esta inhóspita, dura, blanca y extraordinaria parte del mundo, donde ha disfrutado cada kilómetro de las interminables cuestas arrastrando el trineo con 90 kilos.
Y como muestra el ultimo mensaje de antoni0 “!Esta expedición va por vosotros, Graciasssss!!!! Y luego agregó “Pero esto no es mas que un 50% de mi proyecto 2014…como muchos sabéis en unos meses, y mi cabeza ya esta allí, estaré intentando cruzar el Atlántico a remo y también intentaré el polo sur en solitario”

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LA IDITAROD ALASKA
En 1925 la difteria asolaba la ciudad de Nome. «Nome llamando… Nome llamando… tenemos un brote de difteria… no tenemos suero… requerimos ayuda urgente… Nome llamando… Nome llamando» rezaba el mensaje telegráfico desesperado que atravesó la fría tundra. Esta mítica carrera tiene su origen en este hecho y que motivó que un grupo de hombres y perros en relevos llevara a Nome las 3000 dosis de suero necesarias para salvar a la población. No había otra manera de hacer la ruta que con trineos tirados por perros. Fue el último relevo el que más fama alcanzó, el musher Gunnar Kaasen y sus trece perros liderados por el perro castrado Balto. En esta historia y como suele ocurrir en casi todas, hay claros y oscuros donde dos perros y dos hombres se disputan la gloria de la hazaña. Hablo de los perros Balto y Togo y del musher Seppala y su ayudante Gunnar Kaasen.

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Leonhard Seppala era reconocido en Alaska como el mejor musher y criador de perros de trineo allá a principios del siglo XX. Como criador mantenía una férrea selección donde sólo los mejores permanecían en el equipo de élite, el resto de perros a los que él consideraba peores, eran castrados y relegados a tareas de menor importancia. Togo nació en algún momento de 1915 o 1916, hijo de Suggen el siberiano líder del clan de Seppala y de una hembra llamada Dolly. Fue el único perro de la camada, pequeño, con aspecto de zorro, a veces hosco y según el propio Seppala siempre travieso. Su primer dueño lo devolvió a la edad de los seis meses harto de sus travesuras. Fue regalado esta vez a una señora que quería tener un perro de trineo como mascota pero repetidas veces escapaba volviendo al criadero de Little Creek. Seppala resignado, consintió quedárselo dejando al aún cachorro correr libremente en los largos recorridos que les eran encomendados. El animal, posiblemente por la edad y su espíritu inquieto, molestaba al tiro mordiendo las orejas de los perros y escapando en piruetas mientras era increpado por el musher. Harto de la situación y ante la preparación en noviembre de un viaje a Dime Creek, Seppala ordenó dejar encerrado al animal dentro de una empalizada de más de dos metros y de la cual pasados dos días de su marcha podría ser soltado. Sin embargo en la noche del día que Seppala partió, el perro logró saltar la empalizada quedando enganchado de una pata boca abajo. Una vez suelto, dicen que no reparó en la herida y salió disparado perdiendose en la noche.

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Seppala había acampado en Salomon. Cuando partió por la mañana, creyó que el grupo había captado el rastro de un ciervo pues tiraba con una fuerza inusual. Cuando subió el sol y amainó un poco el viento, vio por delante lo que parecía un zorro corriendo delante de ellos. Sin embargo sus ojos no podían creer lo que estaban viendo, era Togo el que alegre, marcaba el ritmo metros adelante. Sorprendido, vendó la pata del animal y no le quedó más remedio que ponerle un arnés y colocarle en una de las posiciones más atrasadas que es donde se colocaba a los perros más inexpertos. Sin embargo el perro volvió a sorprenderle pues demostró un saber estar y una determinación que le harían llegar a las primeras posiciones al final del día. Tenía tan sólo ocho meses y se convirtió en el líder indiscutible en poco tiempo más. Las crónicas dicen que es posiblemente el perro más viajado, calculandose unos 8.000 km.de recorridos por la fría Alaska. Nunca llegó a pesar más de 22 kilos y sin embargo es el perro que más mito alberga de cuantos han corrido en Alaska. Sin embargo las mieles de la historia serían concedidas por la prensa a Balto, del cual hay una estatua en el mismo Central Park de Nueva York y es quizás injustamente el perro más famoso de la historia.
Aunque inicialmente se pensó en un sólo grupo de perros que recorriera los más de 1.300 km que separaban Nenana de Nome y que tan sólo un musher, Seppala, lo completaría, el comité de crisis que se formó decidió en última estancia salvar la distancia dicha en 20 relevos de musher y perros. Sin embargo Seppala se había anticipado y recorrió gran parte del recorrido pidiendo a Kaaser, que mantuviera un equipo de reserva, ese del que hablaba al principio donde se encontraba el bueno de Balto Seppala recorrió 260 millas, el esfuerzo fue tal que Togo, con cerca de 10 años de edad,q uedó inválido para el resto de su vida. Atarvesaron la parte más dura y compleja de la ruta y por eso hoy en día son reconocidos como los mayores, que no únicos, héroes de tan tremenda gesta. Sin embargo la sociedad y la prensa de la época vio en Balto y Kaaser a los auténticos héroes y durante mucho tiempo fueron los únicos reconocidos. La causa viene dada porque fueron el último relevo que llegó con el salvador suero a Nome. Parece ser que la prensa de la época vio un ejemplo de superación en Balto, un perro castrado por no ser considerado inicialmente apto para la tarea del tiro de trineo. Al parecer Balto llegó como líder después que el verdadero líder se rompiera una pata y tuviera que ser sustituido. Después el imaginario colectivo y la ayuda inestimable de la factoría Disney hizo el resto.
Actualmente los perros que han corrido la Iditarod o los perros usados por el ejercito americano, son acogidos en casas de particulares que ven con orgullo poder dar un final digno y tranquilo a estos pequeños héroes.

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QUIEN ES ANTONIO DE LA ROSA
Antonio de La Rosa ha corrido centenares de carreras de aventura. Si tienen memoria fue unos de los ganadores del Desafío de Los Volcanes en 2005, en 2013 estuvo entrenando en la Patagonia Chilena y recientemente como vimos en esta nota cruzó Alaska a pie.
Este año (2014) tiene planeado cruzár el atlántico en una embarcación a remo de 8 metros, desde Senegal a las Guayanas Francesas en solitario y en Noviembre de 2014 piensa hacer caminando el polo sur desde bahía Hércules al polo.
El cruce del Atlántico le llevará unos 4700 km de remo, en unos 50 días y la logística de navegación le demanda llevar comida liofilizada y fresca, también intentará pescar algo para nutrirse. Llevará una desalinizadoras eléctrica de bajo consumo que funciona con unas baterías con placas solares para poder hidratarse, lleva medios de comunicación como radio vhf y teléfono satelitál por si hay una emergencia o para informarse sobre el clima, tiene intención de remar 12 horas y las otras doce horas dormir o simplemente descansar. Todo va a depender de la climatología si puede remar remará 12, 14 o 16 hs, los días que tenga viento de cola remará más

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«Alaska. Doctor en Alaska es lo más recurrente que escuchas cuando meses antes decidimos ir a Alaska. Sin embargo Alaska para mi se antojaba y así sigue siendo, como una de las últimas fronteras. A ver, fronteras quedan pocas salvo aquellas que nos inventemos aunque yo creo que seguramente haya lugares impresionantes y salvajes en lugares remotos de Rusia y China, el problema es que no existen en nuestro imaginario porque no los hemos podido ver. Somos la generación de las imágenes, hemos crecido con imágenes, tantas que a veces pienso que han condicionado demasiado nuestra imaginación. Me pregunto que imaginaba un explorador de hace un par de siglos ante lugares de los cuales jamás había visto, oído o leído absolutamente nada. Creo, y esto es un pensamiento, que tanta información nos limita, o quizás me limita. No lo se, como decía solo es un pensamiento.
Alaska germinó en mi imaginación gracias a una película con banda sonora incluida. Into the Wild dirigida por Sean Penn y con música de Eddie Vedder. Respecto a Jon Krakauer recomiendo que leán de él en la wiki para que descubrán a un personaje que ha navegado entre ser leñador, montañero, pescador y escritor.»
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Nieve

Siberianos de Fuego, Hugo Flores

mayo 16, 2020 — by Andar Extremo

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Hugo Flores cría y entrena perros de trineos desde 1991 en el Centro Invernal Las Cotorras en Ushuaia, Tierra del Fuego. Hoy, con 126 perros entrenados todo el año para expediciones o competencias, cuenta con el criadero más grande de Argentina. En Andar Extremo, una entrevista a su creador. Nota en la Revista Andar Extremo 37 Julio/Agosto 2015

Por Andar extremo y Hugo Flores Fotos: Sergio Llamera

En el corazón de Tierra del Fuego se encuentra el mayor criadero de perros de trineo de Argentina.

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Cómo surge tu relación con los perros de Trineos?
Mi relación con los perros de trineo data del año 1986 cuando pude ver los perros polares argentinos, que fueron sacados (para mi echados) de la Antártida. Ellos llegaron a Ushuaia y tuve la suerte de conocerlos en el valle de tierra mayor. En esa época tenía 21 años y pude estar con ellos sin saber que eran los últimos ejemplares. Esta raza la realizaron los veterinarios de Ejército Argentino con cruzas de nórdicos. A partir de razas de perros acostumbrados al rigor de la zona Polar Ártica y luego de 30 años de trabajo, el Ejército Argentino desarrolló una raza para trabajar en las difíciles condiciones de nuestra Antártida.

Cómo eran esos canes?
Austeros, audaces, sumamente inteligentes y de un instinto admirable, estos espléndidos animales recorrieron los hielos desde 1951 hasta que el Tratado Antártico de Protección del Medio Ambiente (TAPMA) firmado en España en 1991 que había decidido que debían retirarse o sacrificarse. Así es que fueron llevados principalmente a Ushuaia y a Uspallata, Mendoza. Desde ese momento quede atrapado por leer sobre expediciones a la Antártida Argentina y comencé a leer libros de expedicionarios como “Atrapados en el hielo”, expedición irlandesa de Ernest Shacketon y 27 tripulantes. También leí sobre los primeros hombres noruegos en llegar al polo sur con perros nórdicos y, la catastrófica expedición del inglés Scott quien muere en el polo sur con sus tripulantes. Desde ese momento quede fascinado con los perros nórdicos y saber más de ellos, pero lo tenía que llevar a la práctica.

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¿Cuánto hace que tenés criadero?
En realidad me regalaron un ejemplar Siberian Husky y fue llamado Yagan, nombre aborigen de esta tierra. Con él jugábamos con mis hijos en la zona norte de Río Grande en un trineo de madera para chicos. Mis hijos varones tenían 7 y 5 años. Desde 1991 estoy criando siberianos, hace 23 años comencé con ellos en la isla de Tierra del Fuego.

¿Cómo te iniciás en el mundo de las competencias?
En ese tiempo era empleado de un banco muy reconocido de aquí, y en mis tiempos libres me dedicaba a correr en un descampado junto a mi Siberian Husky tirando un trineo con mis hijos arriba. Era mi pasión jugar con ellos y ver la alegría de esta bestia que gozaba correr y empujar. Vi una raza audaz, noble, y muy compañera de mi familia. Desde allí comencé a rescatar perros en Río Grande, junto a mis hijos tomábamos perros de la calle q tenían aspectos de nórdicos y en realidad eran Siberian Husky perdidos o abandonados. Algunos ejemplares eran de gente conocida y se los pedía para que tiraran de un carro con rueda (invento mío) que llevábamos a la playa y en la arena seguíamos con juegos. En ese momento era el único que hacia ésta actividad y fui invitado a la carrera del fin del mundo que se realiza en Ushuaia, en los valles donde se encuentran los centros invernales. Desde allí, en 1998, comenzaron mis carreras en trineo. Mis siberianos eran y son tan bellos que fueron elegidos para la tapa de anuncio de la carrera, como así de una marca de comidas para perros que nunca recibí ni una bolsa.

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¿Cuál es la cantidad máxima de perros que tuviste?
En la actualidad tengo el criadero más grande de perros de trineo, tengo 126 perros. (140 perros en mayo de 2020)

¿Cómo es tu relación con cada uno de los perros?
La relación es muy personal y muy cercana. Al margen de que siempre tuve la jauría más grande de Sudamérica, elegí vivir con ellos en un valle mágico, alucinante, tan bello como salvaje. Turistas de todo el mundo vienen a verlos, ya que ellos son muy conocidos. La relación que me une es de nobleza, y a la vez de descubrimiento de su potencial como líder de equipo o como perro de resistencia. La relación es muy estrecha, es de segundos, minutos y horas juntos, creo que saben también de mi pasión por ellos.

¿Qué tiempo le dedicas diariamente?
Desde las 8 de la mañana a las 6 de la tarde, es muy cerca el trato debido a su limpieza, hidratación y alimentación pero a veces se alarga. Como es una jauría grande algunos necesitan más atenciones, como también si hay hembras con crías o cachorros en crecimiento o en juegos de entrenamiento libre. Prácticamente el tiempo es todo para ellos.

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¿Qué actividad realizan los perros diariamente para estar en forma?
Ya desde su cruza, debido a que llevo años criando, tengo una línea de perros Siberian Husky muy fuertes y nobles y también otra línea de perros denominados Alaskan husky o Alaskanos, estos en realidad son mestizos debido a que poseen sangres de perros nórdicos pero fueron cruzados con perros de caza o lebreles para lograr más velocidad en las carreras o más atención. Ellos pueden levantar velocidades desde hasta 35 kms x hora. La edad recomendable para que un perro de carrera de trineo logre un buen rendimiento es a partir de los 2 hasta los 9 o 10 años, aunque depende de las competencias y exigencias que hayan tenido durante su desarrollo. La edad óptima donde el perro tiene una madurez mental es a los 6 años de edad, pero depende mucho de las técnicas de entrenamiento, alimentación, afecto y exigencias.
En cuanto a los entrenamientos cada competidor utiliza sus criterios, en mi caso utilizó una rutina comenzando con 3 km en verano, en donde coloca 12 perros en el tiro y se hacen trayectos cortos pero rápidos, luego se van agregando de a 2 km por día. El plan que usa es de 4 días de entrenamiento por 3 días de descanso. A medida que van progresando se les va agregando más kilómetros hasta llegar a 25, tratando de hacer esta distancia en una hora. El entrenamiento prosigue cuando al caer la nieve se coloca el trineo, es donde ya el equipo desarrolla una sincronización de paso y velocidad, la cual será aplicada en la carrera. Una estrategia que utilizo es entrenar de noche debido a que los perros corren más concentrados pudiéndose lograr resultados muy significativos.

¿Hacés salidas con turistas?
Sí, es mi trabajo diario, formo equipos de 7 a 12 perros según las condiciones del suelo. Si hay mucho hielo pongo menos perros y llevo dos personas. Si hay mucha nieve pesada coloco más perros. Esto también está relacionado con el equipo que tengas además de su entrenamiento, y también influyen tus accesorios, como los arneses que se les coloca, cables super resistentes y un trineo que se aguante golpes en el hielo como derrapes. Las salidas son nuestro sustento, tenemos que trabajar organizados y logar buenos objetivos que tienen que ver con la nutrición de ellos, como así el buen trabajo en equipo para logar un atractivo para los turistas que son muchos en la época de invierno en trineo y también en verano. Soy el único que hace esta actividad debido a que mis perros nunca paran, con un carro con rueda doy un recorrido mas corto para que no pierdan su estado y sus músculos estén tan bien oxigenados como elásticos. También es buena época para entrenar perros jóvenes que no pudieron tirar trineos en invierno con turistas por estar en desarrollo de estructura ósea.

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¿Realizás travesías personales con los perros?
Las travesías las realizamos personales o con alguna producción de documentales. Tenemos mucho trabajo y debemos generar el sustento diario para poder sostener a todos ellos. Las travesías nocturnas son con grupos de 6 turistas y constan de un paseo nocturno sorteando dificultades en el valle. No lo hago masivo.

¿Qué proyecto tenés para el futuro?
Formar nuevos valores perdidos respecto a la juventud y a los niños. Debido a que la vida está cada día más rápida para todos, trato de mostrar mi actividad a los jóvenes para que sean responsables con sus animales y con los animales que no son de su familia. También comparto espacio de mi tiempo con chicos especiales, y chicos con problemas sociales. Sería importante recibir apoyo de algún sector para formar una escuela y proyectarse con los niños a que conozcan diversidades de actividades con perros, perros de trineos, perros guías para niños ciegos, perros rescatistas, perros de terapia. Esto lo hago con mi voluntad, y mi equipo de ayuda q tengo, no recibo nada de dinero de ningún sector y sólo genero todo esto en base a el trabajo diario que es eterno. También está en mi mente poder salir a correr una carrera afuera. La última la hice en Canadá Quebec en el año 2010 pero desde los cambios económicos de mi país se me imposibilita salir, debido a tantas trabas. Es complicado transportar una docena de perros y conseguir ayuda para dos colaboradores. Nuestros viajes al extranjero se hicieron sólo con aportes de nuestro bolsillo y a pesar de eso, en los campeonatos que participamos estuvimos en los podios en Bélgica, Canadá, Perú y Chile.

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LOS PERROS DE RESISTENCIACOMO MODELOS PARA AUMENTAR EL RENDIMIENTO DE ATLETAS HUMANOS
A veces los perros son el modelo. Mike Davis, un veterinario de EUA, ha estado siguiendo y estudiando los perros de Aliy Zirkle y Allen Moore, tomando muestras sanguíneas y biopsias de musculo.

Para qué?
Parece increíble pero la Agencia de Proyectos Avanzados de Investigación de Defensa DARPA estaba muy interesada en mejorar el rendimiento de sus soldados sobre todo en cuanto a resistencia y capacidad de recuperación y por una serie de estudios previos se dieron cuenta que en el mundo de las carreras de larga distancia para perros podrían tener la solución. Actualmente se están dedicando más de 1,5 millones de dólares a este proyecto.

Es descabellado?
Un perro de trineo bien entrenado tiene un máximo VO2, una medida para captar y usar el oxígeno de 200 (mililitros de oxigeno por kilo de peso por minuto). Lance Amstrong en¨ su mejor momento¨ daba una medida de 85 y se le consideraba un superhombre. Estos Alaskan Husky pueden mantener su VO2 al 50 % durante varios días, el equivalente a trabajar con el corazon de Lance Amstrong en un puerto de montaña pero durante horas y horas…

Dónde está el secreto de estos animales?
Tienen varios:
1. el metabolismo de las grasas es en ellos muy eficiente. La grasa en sí produce mucha más energía, casi el doble que los hidratos de carbono. Además no genera tanto calor residual con lo cual se evita el sobrecalentamiento durante el ejercicio. Una dieta de un 60% de grasa en un humano lo mataría en poco tiempo. A ellos no.
2. el corazón aumenta sin problemas hasta el 50% después de unos pocos meses de entrenamiento constante
3. el número de mitocondrias en el musculo de las mejores líneas de perros es un 70% superior al de cualquier persona y un 50% mayor que en los animales no entrenados.
4. son tremendamente sensibles a la insulina, necesitan muy poca para mantener estables los niveles de glucosa en sangre. Esto es vital para un órgano muy importante: el cerebro.
5. reparan los tejidos dañados desde microlesiones musculares hasta ulceras gástricas a una velocidad muy superior a nosotros, aún en ambientes de estrés.
6. Son capaces de desviar el flujo sanguíneo hacia los músculos y cerebro retirándolo en gran parte del resto de vísceras. Eso es lo que nos pasa a nosotros en momentos de estrés muy intenso. La diferencia es que ellos pueden mantener esa situación durante días mientras que nosotros si la mantenemos más allá de unas pocas horas pasaríamos a necesitar hígado nuevo, riñones….

Ha llegado a algún avance el DARPA?
Ya se han materializado lo que llaman los ¨entregables¨ desde una flavonoide vegetal que aumenta el número de mitocondrias en el músculo llamado Quercetina, hasta un sistema de refrigeración para los soldados fabricado por Avacore.Technologies.
Esto resulta muy interesante incluso para la industria farmacéutica, ya no sólo para mejorar la resistencia a la fatiga y la autoreparación, sino para entender el mecanismo de enfermedades tan frecuentes como la diabetes o las lesiones cardiacas.

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SIBERIAN HUSKY Y ALASKAN HUSKY
Los Siberian Husky originarios de Siberia del Norte, probablemente desciendan del lobo. Esta raza fue desarrollada por una población emparentada con los esquimales, los «Chukchis». En 1909 se introdujo en Canadá para participar en carreras, aunque el primer estándar data del año 1930, fundándose el primer club americano en 1938, siendo reconocida la raza en 1966 por la FCI (Federación Canina Internacional). En nuestro país, ingresan a la isla de Tierra del Fuego en el año 1982, adaptándose perfectamente en esta zona por su semejanza al clima original.
La otra raza es el Alaskan Husky, originario de Alaska, EE.UU. Su origen se remonta a principios del siglo XX cuando los conductores de trineos de Alaska, los «Mushers»: realizaron el cruzamiento de perros indios locales con perros deportivos de diversos orígenes Es uno de los perros más resistentes y con más performance del mundo, teniendo una participación de más del 90% en las competencias. El Alaskan Husky mide entre 45 y 55 cm y su peso va de 18 a 26 kg. La velocidad que llegan a alcanzar en las carreras es de 25 a 27 km/h. A pesar de ser muy costosos la mayoría de los participantes se inclinan por estos ejemplares, pues aunque es un perro más liviano y estilizado con una contextura muy atlética, desarrollan un trabajo espectacular, siendo un gran corredor y superando ampliamente al Siberian Husky por su velocidad. Esta raza ingresa a Tierra del Fuego en el año 1993 con la llegada de competidores extranjeros.

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AYUDA A SIBERIANOS DE FUEGO
Mi criadero denominado SIBERIANOS DE FUEGO, sólo recibe 20 bolsas de alimento a través de Nestlé Purina Propalan, pero se necesitan 65 mensuales de 21 Kg. Si deseas colaborar contáctate con nosotros. Adopta un ejemplar y lo publicamos junto a tu Facebook
Apadrina un perro de Ushuaia con tu depósito en Cuenta: caja de ahorro N° 80017350, Banco Provincia, Tierra del Fuego N° de CBU 2680000611202800173504 TU CONTRIBUCIÓN ES PARA CUBRIR GASTOS DE NUTRICIÓN DE SIBERIANOS DE FUEGO
Estamos ubicados en el Km. 3017 de la ruta nacional N° 3 en centro invernal LAS COTORRAS, con el nombre del el criadero SIBERIANOS DE FUEGO. A metros del cerro castor, centro de ski alpino, USHUAIA, TIERRA DEL FUEGO ARGENTINA.

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AguaVideos

MDQ para Todo El Mundo, Entrevista a Eugenio y Culini 2005

mayo 6, 2020 — by Andar Extremo

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En el año 1989 comenzaron con un programa de cable en Mar del Plata, para difundir los deportes que les gustaban, sin siquiera imaginarse hasta donde podían llegar. En 2005 con la revista Andares antecesora de Andar Extremo le hicimos una nota, donde entre risas y anécdotas nos contaban su historia.

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¿Qué actividades hacían antes de hacer TV, es decir, cuál era su sustento y cuáles sus actividades de esparcimiento?

Eugenio: Arrancá Culini!
Culini:
En realidad ninguno de los dos tuvo mucho (risas)
Eugenio: Las actividades eran las mismas que ahora, con la diferencia que ahora las televisamos. Era viajar, tratar de conocer el mundo, tratar de vivir experiencias como todo surfista. Te viene del alma, cosas que te hacen sentir que estás vivo, es lo mismo que hacemos ahora pero con una camarita en la mano.
Culini:
En realidad nos juntamos a hacer el programa que me propuso Eugenio. Él arrancó unos años antes. El espíritu del primer programa y el del día de hoy es el mismo, básicamente la espina dorsal del programa es la misma.
Cuando Eugenio me lo propuso era porque los dos viajábamos, teníamos la pasión por viajar y buscar. No disponíamos de plata como para hacer viajes de vacaciones, sino que era la aventura de conocer. Eso a nivel gustos. Cuando Eugenio me propone hacer MDQ, empezamos a hacer lo mismo que hacíamos pero filmando, básicamente la misma historia. A nivel trabajo, antes de hacer las filmaciones, tratábamos de traer cosas del exterior, si las tablas estaban baratas traíamos tablas y las vendíamos, así podíamos seguir viajando.
Eugenio: En realidad, en un momento el sustento eran nuestros padres y desde que pudimos empezar a hacer eso que dice Culini, llegar a un lugar de viaje donde las cosas eran baratas para venderlas acá y poder volver a viajar. Era viajar como mochilero tal como viaja un surfista, sin nada más que una tabla, poco peso, poca plata y tratar de ganar con el viaje al regreso. Imaginate que Bali o cualquier otro lugar, en esa época, era una cosa regalada para el cambio y comprar por ejemplo máscaras de madera que salían $1 o $2 y acá las vendíamos a $200. Pagabas el pasaje y podías llegar a sacar una diferencia, era como un trabajo más que placentero.
Culini:
Eso en los viajes. Acá trabajábamos en changas, yo trabajé en la barra de un boliche un tiempo.
Eugenio: Sí, hasta que se lo llevaron mamado! (risas)
Culini:
Laburé un tiempo nomás, y luego trataba de hacer changas. Si cerraba una farmacia y le sobraban cepillos de dientes -un ejemplo que pasó- salía a vender los cepillos de dientes. Así tenía disponibilidad de tiempo y podía seguir haciendo lo que más me gusta que es el surf.

¿Cómo fue desarrollándose el programa?
Eugenio: Cuando empezamos en el cable poníamos ganas, garra y plata para hacer el programa y además teníamos que vivir! Me acuerdo cuando me pude comprar la primer cámara -en cuotas- tenía que ir a filmar cumpleaños de 15 para poder pagar el espacio que el cable te vende, si no pagábamos te levantaban el programa. Entonces teníamos que salir a filmar fiestas de 15. Me acuerdo que teníamos un farolito con un pedalín de moto, ese era el reflector. Lo asocié a Culini para filmar las fiestas y de golpe… vi en el medio del vals todo sombra y a Culini con el farolito en la mano conversando con una mina.
Culini:
Le arruiné la fiesta! (risas)
Eugenio: La idea de hacer un programa en TV, fue básicamente tratar de vivir de lo que nos gustaba, de disfrutar del deporte que practicaba y que más disfruto. Antes de hacer el programa fabricaba parafina, accesorios para tablas, manos anfibias, manos de ranas, pitas -correas de las tablas-, trataba de rebuscármela pero siempre ligado al deporte que amaba y que amo.

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¿Se imaginaron alguna vez que iban a estar en televisión abierta con tanta audiencia? ¿Era ese el objetivo o se fueron dando las cosas…?
Eugenio: Mirá, al principio, en realidad, no pensábamos que podía llegar a trascender más allá de los límites de un cable local de Mar del Plata. Eran 400 abonados y 200 enganchados, entre los que también nos encontrábamos nosotros, o sea que éramos 601.
La idea era ponerle MDQ Surf, que era el nombre original y no Mar del Plata Surf, porque MDQ es la sigla aeronáutica, la sigla I.A.T.A con la que se conoce Mar del Plata en el exterior. Bueno, obviamente que nadie sabía que MDQ era Mar del Plata. Después fue conocida por el programa y de tanto machacar que MDQ es la sigla de Mar del Plata, poco a poco se fue dando a conocer. Al principio decías MDQ Surf y nadie decía que era de Mar del Plata y esa fue en parte la idea, no ponerle el nombre de la ciudad porque si algún día llegábamos a romper la barrera del cable y podíamos llegar a Necohcea, a Miramar o a cualquier otra ciudad vecina evitaríamos que la gente diga: ¡Ah, es un programa localista, que lo único que hace es hablar de Mar del Plata! Pero nunca, nunca soñamos llegar a tanto, no soñamos con salir en un canal de aire local, mucho menos salir por la cadena de cable a nivel nacional y ni hablar cuando entramos en Canal 9 -en esos momentos Azul Televisión-, no lo podíamos creer, y mucho menos en el 2001 cuando entramos en canal 13 y todavía no lo podemos creer. Seguimos viviendo un gran sueño… hasta el día que se aviven, tal vez nos despierten y nos digan: ¡Hey! ¿Hey! ¿Televisión? ¿Qué 13? Vayan a laburar, que se tienen que despertar (risas)
Culini:
Sobre todo, también, el hecho de poder hacerlo en familia. Somos 4 hermanos que estamos viviendo en Mar del Plata, los 4 estamos trabajando a fondo. Está mi hermana que hace los guiones, “chicho” edita y musicaliza en general el programa, nosotros editamos los viajes y mi vieja -por supuesto- que está ahí dirigiendo la batuta. Es un placer. Es una especie de milagro, si lo planeás y decís: por favor que salgan las cosas así, creo que no llegás a pedir tanto. Si te ponés a pensar, realmente es algo totalmente atípico, que no existe, trabajar en familia, entre todos, haciendo un programa que realmente nos gusta… no es lo que nos toca de turno.
Eugenio: Sobre todo la posibilidad de trabajar con nuestra madre en un país donde a los 40 años te consideran viejo no? Te ven como una persona descartable, que no tenés nada para ofrecer. Creo que esto la hace sentir más que viva, a los 73 años poder estar de co-conductora, de conductora o de líder de la batuta en un programa que mira gente joven y de diferentes edades, no sólo la hace sentir viva, se siente súper llena, se siente joven, sino que también le demuestra a la gente que a partir de los 73 años o de los 80, si tenés ganas podés hacer algo. Claro que tenés que tener suerte, pero demuestra que una persona de 70 años no es vieja no es descartable. La esperanza está para todos, no es ni fue millonaria, ni es la hija de Susana Giménez ni de Mirtha Legrand, no es ninguna famosa que digas: ¡bueno tuvo el camino más fácil!

¿Actualmente, en sus vidas fuera de la TV, practican surf? ¿Con qué frecuencia?
Culini: Yo sí y Eugenio también, los dos. Ahora trabajamos bastante…
Eugenio: Estamos ahora en plena edición de los viajes, es muy lindo hacer el programa, es lindo viajar y conocer el mundo. Pero de golpe tiene su tiempo de post-producción y estando al aire, esos tiempos te privan de poder hacer cosas que hacías, no todo es color de rosas… la gente te dice: ¡Yo los envidio, lo único que hacen es viajar! Y no, también nos sentamos a editar. Como MDQ es artesanal, aunque da la imagen que no, es muy artesanal y lleva tiempo. Cuando viajamos somos nuestros propios camarógrafos, no llevamos guionistas ni nada, los viajes los hacemos a capela y con una camarita de mano y después cuando volvemos lo editamos nosotros, porque nadie mejor que el que viajó para poder recopilar y sacar extractos de cada una de las partes del viaje.
Culini:
Y seguimos surfeando también…
Eugenio: En los viajes surfeamos también… cuando vamos a lugares de olas. Por ejemplo ahora estuvimos en Panamá, en Boca de Toro y ahí aprovechamos para meternos y disfrutar del mar y siempre que queda un hueco, por supuesto, es bueno mojar las escamas.

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¿Surfean a nivel deportivo, o sólo por gusto?
Eugenio: No competimos ahora, lo hacemos por placer. Culini en su momento compitió y ganó varios campeonatos, yo en su viejo momento también competí… En el ‘91 salí campeón argentino con 30 años, justo había venido de un viaje de Hawai y estaba en un buen estado para lo que era el nivel nacional en ese momento. Obviamente que ya no podría competir porque de 4 personas, saldría último y barrenando. Aquel era un momento en que se necesitaba gente que se inscriba en las competencias, nunca me interesó la competencia, sino que me gustó el deporte por el deporte y el practicar surf, no con un tiempo y horario para meterte al agua a una serie de 20’ o una de 15’, y cuando estás en lo mejor de la serie tenés que salir porque tiene que entrar el próximo grupo. En ese momento competía porque se necesitaba gente para difundir un poco los torneos y bueno… siempre estuve dispuesto a colaborar con el crecimiento del surf argentino.
Y Culini a pesar de que compitió durante un tiempo y ganó varios campeonatos es un excelente surfista, decilo vos dale…
Culini: ¡No, no, para! (risas)
Eugenio:
Es un excelente surfista de buenas olas, yo lo he visto correr -más allá que sea mi hermano- olas muy grandes en Puerto Escondido o en Indonesia. Y más allá de los campeonatos, que a veces no denotan un nivel de competencia sino una suerte de momento, de haber recibido la mejor ola que te puede jugar a favor o en contra el nerviosismo que puedas o puedan tener tus competidores…. Surfear libremente, el Free Surf, Culini realmente es uno de los tipos que admiro como surfea, porque…
Culini: Parece mi hermano… (risas)
Eugenio:
No, de verdad, yo como lo critico a veces, le digo la verdad también.
Culini: Sí, surfear es una pasión de siempre.

Cambiando de tema… la televisión es un medio masivo que les habrá permitido conocer un montón de personas. ¿Qué anécdotas recuerdan?
Eugenio: Por ejemplo cuando hacíamos cable en Mar del Plata, lo contactamos a Jaime Torres, nos hicimos amigos, vino a casa, y después yo fui a ver la Pacha Mama a Jujuy. Son esas cosas que colaboran a sentirte afortunado por hacer este laburo, conocés gente valiosa. Así como en el medio hay gente que realmente mejor tirarla que encontrarla, gente que se cree Dios porque trascendió la barrera de aparecer en la caja boba, hay gente muy valiosa y no mediática como Jaime Torres, que es un ejemplo, es alguien que siempre quise conocer.

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¿Cuándo salen de vacaciones suelen ir a lugares convencionales o siempre tienen ese espíritu que los conduce a lugares alternativos y poco conocidos?
Culini: Cuando tenemos algo de vacaciones, por lo general, yo me quedo en Mar del Plata, como viajamos bastante con el programa, me quedo acá para también surfear y curtir un poco la ciudad, los amigos y la familia. Y sino viajes de surf, de olas…
Eugenio: Yo tengo hijos, Culini es soltero no tiene hijos, viene zafando. Yo me casé joven, a los 38 (risas), tuve una nena que hace poquito mostré en un programa, ya tengo dos…
Culini:
Parece que va a ser generacional MDQ! No? Ojalá!…
Eugenio: Y con mis hijos… bueno, no he tenido la suerte de tener el privilegio o el tiempo y el dinero para tomarme vacaciones adonde me gustaría ir con ellos, pero no serían los mismos destinos que hago con Culini porque sinceramente son lugares que no convienen. Meterte en una tribu de los Masais o Los Hadzsave o ir al Tinku, en Bolivia, son lugares muy peligrosos de verdad. Más allá que nosotros viajamos y conocemos, nos damos cuenta del verdadero peligro que existen en estos lugares porque entrás pero no sabés si salís. Más allá de que algún deporte no sé, como el paracaidismo o el vuelo acrobático, es más la apariencia de riesgo que las probabilidades de riesgo real, sabés que no te va a pasar nada. Pero lo otro es jodido, hay malaria y te pueden clavar un flechazo o una lanza envenenada si te consideran amenaza. O Algún animal suelto, hay leones. Les digo la verdad, nos metimos en lugares jodidos, sufriría si me metería con mi familia, no estría tranquilo sabiendo el riesgo que están corriendo.
Bueno, generalmente voy con Culini y viene zafando, no sé cómo hacer para que se lo coman los Gíbaros!
Culini:
¡Yerba mala nunca muere! (risas)

¿Los viajes los idean ustedes para el programa?
Eugenio: Lo vamos plasmando nosotros a medida de lo que tengamos ganas o la necesidad interna de querer conocer, después viene todo un proceso de tratar de conseguir el canje para que se haga realidad el sueño y por suerte esto de estar en TV abierta nos facilita un poco. Pero bueno, que haya interés de cualquier agencia o de una empresa aérea, y dicen: huy! a mi me interesaría que me pongan la placa al final… y seguimos con el famoso canje, tirando para poder llegar. Nos dan los pasajes y de ahí movilizate cómo puedas… bien se sabe somos surfistas, seguimos siendo surfistas de espíritu también y cada vez que viajamos, viajamos con nada más que lo necesario. Llevamos cassettes, baterías, cargador de baterías, la tabla -si hay olas- y una pequeña mochila con ropa.
Culini: En realidad me copia todo lo que vengo diciendo yo! Le paso la letra y el habla! (risas)
Nada, ambicionamos poco, eso está también en cada persona. Hay gente que por ahí dice: bueno mi meta es ir a un lugar donde haya un súper hotel, con una habitación inmejorable, con playas para no hacer nada… la elección está en cada uno, a mí, personalmente con poco de lo que es material me conformo, con muy poco, lo que busco es más que nada hacer una actividad en el lugar donde me encuentre, como surf o snowboard, que también me gusta mucho, pero principalmente surf. Y de ahí una cabaña o un igloo lo que sea. Soy bastante feliz con eso.
Eugenio:
Por suerte y gracias Dios los lugares más copados del mundo no tienen precio elevado. De golpe parar en una choza frente al mar en Indonesia puede salir un dólar y te da la posibilidad de estar frente a la mejor ola de Indonesia con un plato de comida asegurado que es parte del pago, que es parte de lo que estás haciendo, y un colchón, y un mosquitero para que no te piquen los mosquitos. Y si iría a dormir a algún lugar que vale U$s 100, no duermo en toda la noche y me la paso chupando la baldosa para amortizar el precio que pagué, porque sería demasiada plata para dormir nada más.

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¿Qué viaje les gustó más y por qué?
Culini: Como exótico me llamó la atención -de asombrarme más que nada-, en realidad no sé si tanto la geografía del lugar como lo que encontramos ahí. Hace poco fuimos a ver la pelea de Bolivia, el Tinku, no es lugar para ir a descansar, obviamente, pero como llamativo o sorprendente lo mejor fue esto. Después las tribus de África me impactaron mucho, Indonesia me pareció un paraíso increíble, de conjuntos, de cosas que me gustan, olas, playas, calor, buena onda, la gente es increíble por religión. Todo depende a qué vayas, pero todos estos lugares me llamaron la atención.
Eugenio:
A mí particularmente, me abrió la cabeza la India…
Culini: Le tiró un piedrazo una india… (risas)
Eugenio:
…y me hizo ver cosas que pensaba que no podían existir. Básicamente todos los viajes tienen algo particular que te hacen crecer a nivel espiritual. Si vas a la India o a un lugar donde hay budismo o religiones diferentes como en África -como dice Culini- formas de vida totalmente diferentes a las nuestras nos hacen ver que podés pensar de una manera diferente a los demás, no? Por ejemplo, en el Ganges la gente tiene una filosofía de vida totalmente diferente a la nuestra, en África uno puede decir que la gente es primitiva pero en realidad el primitivo es uno que no sabe adaptarse a la situación del verdadero mundo, del mundo que nos rodea. Eso te abre la cabeza para decir quién es el que tiene la verdad y de qué? Cuál es la filosofía a seguir? Pero bueno, no hay quién tenga la razón sino cada uno se forma su propia razón acomodada para poder insertarse en una sociedad y que te sea más fácil.
Culini:
A mí, geográficamente, sabés que me impactó? Las cataratas del Iguazú, que no las conocía y las conocí hace poco. Es impresionante, es imponente toda el agua ¡jfu! ¡jfu! ¡jfu! cayendo, y encima están acá, en Argentina, es un orgullo tenerlas.
Eugenio:
Argentina es alucinante, la gente acá también es alucinante. Los lugares en el mundo que tienen la suerte de tener un lugar como las cataratas están invadidos por millones de turistas y acá es como que recién empieza. Por suerte empieza, y que se conozca todo lo bueno de Argentina y no sólo las cosas malas que pasan y pasaron.

¿Cómo acompaña la familia la actividad que desarrollan?
Culini: La relación es súper, es tal como se ve, imaginate que estamos todo el día trabajando con el programa, todos juntos, y si no te llevás bien o no tenés un amor especial por la familia se te hace muy difícil, y para nosotros es un placer. Estamos en un mismo bote remando con ganas y disfrutando del viaje, no es que decimos: “tenemos que llegar a tal meta…”, sólo vamos, no sabemos para dónde, pero es un viaje que venimos disfrutamos porque nos llevamos más que bien. Y bueno, después está Eugenio con su esposa y sus hijos. En cuanto a mi vieja, lo de hacer deportes extremos o viajes peligrosos, no quiere saber nada, en realidad no le interesa, si le contamos escucha pero nosotros tampoco le queremos contar o bien lo ve directamente al aire. Y si le preguntan dice: “Yo me encomiendo a Dios, ellos hacen lo que le gusta. Para mí es un placer”. Si te ponés a pensar es así, si te pasa algo es porque te tenía que pasar, porque te puede pasar bajando de un colectivo, subiendo una escalera, etc… cualquier cosa. Es así, de un segundo para el otro puede cambiar todo, pero mientras lo vas haciendo lo disfrutás y es lo que realmente querés hacer y podés considerarte un privilegiado.
Eugenio: Adhiero a lo que dijo Culini, que comparto totalmente, lo que ocurre con mi nueva familia, la familia que elegí, a partir de la familia que estoy orgulloso de tener.
Culini:
…a partir de la que le tocó, que no sabe como sacársela de encima, es como dice el dicho: “Los amigos los elegís y la familia te toca (risas)
Eugenio: Con mi familia, además de mi familia de apellido, comparto un montón de cosas, les gusta verme bien, verme feliz, ver que puedo vivir experiencias que después las comparto con ellos, si bien no les cuento absolutamente nada cuando voy a asumir un riesgo. Llamo por teléfono y les digo: “¿Cómo andan? Los amo”, ¿Dónde estás?- me preguntan- ¿Qué estás por hacer? Y esa es la despedida…
Culini:
Con el cocodrilo al lado… (risas)
Eugenio:bueno, bueno nos vemos si Dios quiere en el cielo! (más risas)
Culini:
…con cuchillo y tenedor el cocodrilo (muchas más risas)

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¿Cuál es su pensamiento acerca de la naturaleza y de su destino?
Eugenio: Que es de respetar, de amar, de temer, de cuidarse y por sobre todas las cosas de preservar, para que no se nos venga encima y nos castigue.
Culini:
¡No me dejó ni una opción! (risas)
Eugenio: Es lo más grande que hay, es la cuna de todo.
Culini:
Yo, a lo que más miedo le tengo porque no se puede conocer su magnitud, es a los desastres naturales. Le tengo un respeto terrible a la naturaleza.
Eugenio: Sobre todas las cosas creo que hay que cuidarla porque la naturaleza tiende a tener un mal destino. Yo creo que todos los daños que le estamos haciendo a nuestra gran casa, el planeta Tierra, de alguna manera o de otra lo estamos viendo ya, por todos los acontecimientos, por el calentamiento global, los deshielos… fíjense todo lo que está pasando, las tormentas, el Tsunami… hay gente que muere y todo eso no es porque sí. No es que la naturaleza dijo un día: “Huy que lindo vamos a hacer huracanes, tormentas, etc…” se está pagando el precio por lo que se está destruyendo.
Culini:
“La naturaleza es sabia y el hombre no tanto”, mira que frase me eché! (risas), la patentamos? Igual no creo que la adopte nadie…

¿Qué proyectos y metas tienen en mente?
Eugenio: Mirá, proyectos concretos no tenemos, tenemos muchos ofrecimientos para hacer un montón de cosas. Cuando estás al aire, cuando estás expuesto siempre es bueno. Una idea era hacer una miniserie o hacer algo además de MDQ que es lo que amamos realmente, que nos gusta y cuidamos como nadie. Teníamos una idea de hacer una película onda MDQ, en formato cine, algo totalmente distinto a lo que se ve en este momento, utilizando, no la ficción como meta sino las realidades posibles en los viajes en vez de ir a la tribu de los Hadzsave, ponerla como parte de los guiones, como una historia que podría llegar a ser desarrollada en determinado lugar como para poder meter lugares insólitos del mundo. Acciones distintas en distintos lugares del mundo y poder hacer una especie de película, todavía no tenemos ni el guión ni una idea fija.
Culini:
También teníamos la idea que tenga partes de acción como tiene MDQ, deportes y mucho dinamismo.
Eugenio: ¿Y ustedes como lo ven?

Realmente vemos a dos personas muy simples que empezaron bien de abajo que hacen lo que les gusta y que sienten y aman su vida. Creemos que los proyectos que encaren siempre les van a ir muy bien, porque lo que ustedes hacen lo hacen con convicción, tienen personalidad, tienen corazón, son simples y sobre todo tienen mucha onda.
Chicos, que más… sigan así, hagan lo que muy pocas personas hacen en el mundo, disfrutar de las simplezas de la vida, que seguro siempre el universo va a conspirar a su favor. Los vemos el domingo a las 9 de la noche en MDQ para todo el Mundo… Chau!

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Eugenio Weinbaum
Nació el 17 de Agosto de 1961 en Mar del Plata, es creador y conductor de «MDQ para todo el Mundo», co-editor de MDQ Magazine, editor, guionista y operador de cámara acuática y conductor del circuito mundial Reef Classic desde 1996. Deportivamente, fue Campeón Argentino de surf en 1991 y organizador de viajes al exterior de equipos argentinos de surf.
Sebastián (Culini) Weinbaum
Nació el 7 de Marzo de 1973 en Mar del Plata, es co-conductor de «MDQ para todo el Mundo», guionista, editor y director de cámaras. Fue varias veces Campeón Argentino de Surf. Ha patentado la frase: “La naturaleza es sabia y el hombre no tanto”, Culini Nov. de 2005.
Herminia de Weinbaum
Nació el 24 de Enero de 1932, su principal ocupación es ser madre de 7 hijos, y cuando le queda un ratito libre se dedica a los deportes extremos… y tiene más coraje que sus hijos. Desde 2001 comenzó su participación en MDQ impidiendo siempre que Eugenio y Culini puedan cerrar el programa.

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TORROBA, NOMBRE DE MAR

mayo 6, 2020 — by Andar Extremo1

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Alberto Torroba un experimentado navegante que entre los años 1982 y 1995 ha recorrido los mares del mundo en solitario y con embarcaciones construidas por sus propias manos. De bajo perfil, impulsivo y ambicioso llegó a los sitios más difíciles de navegar sólo por un simple hecho, poseer la fuerte convicción de querer ser libre y feliz. Esta nota fue editada en la revista Andares 23 antecesora de Andar Extremo en Noviembre de 2005.

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Su vida bohemia y solitaria, y sus bajos recursos lo llevaron a construir y refaccionar embarcaciones, adaptándolas a su propio estilo, simple y práctico. Con estos “botes” como él los llama, recorrió el mundo entero convirtiéndose en uno de los más destacados navegantes.
Lejos de ser moderno y tecnológico Torroba prefirió navegar con métodos tan antiguos como eficaces: la navegación intuitiva y ciertas técnicas polinésicas que le han permitido recorrer y conocer el mundo entero, basadas en la estrella del cenit. Los polinesios sostenían que para cada isla había una estrella que la señalaba. Alberto llegó a memorizar 57 estrellas del almanaque náutico hasta el minuto.
Su navegación por el mundo comenzó de muy joven, apenas se encontraba en el secundario, cuando empezó a estudiar la forma de construir una balsa para bajar el río Paraná. Fue así, que guiado por un sueño y por un relato de William Willis un hombre que hizo tres cruces por los océanos con una tabla de fibra de vidrio de tres metros y medio, que empezó a asistir a la biblioteca de la Municipalidad de Santa Rosa, La pampa, para recabar toda la información que le sea de utilidad para construir la balsa. Si bien esta loca idea quedó en la nada, constituyó el motor y el punta pie inicial para que Torroba explorara el mundo.
Con dieciséis años abandonó el secundario y se fue de su casa. La difícil situación familiar y el ambiente tenso que vivía con sus padres lo condujeron a tomar una mochila y viajar al norte argentino.
Primeramente llegó a Buenos Aires donde estudió arte, ciencia, religión, y realizó diversas aventuras. Empezó a hacer toda una búsqueda interna, muy diversa, pero todo lo aburría porque no era lo que buscaba.
Siguió viajando y de un momento a otro se encontró en la India. Allí vivió algunos años, sin dinero, descalzo y con una especie de pareo que era todo lo que le cubría el cuerpo. Trabajó en la calle limpiando y lustrando zapatos. Pasó hambre y aprendió yoga.

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Cuando salió de la India todo se volvió monótono en la vida de Alberto, estaba cansado de años de nada, de andar con un bolsito. Entonces, a los 28 años, retomó aquella vieja idea de navegar. Comenzó a soñar con comprar un velero, pero sus ingresos no lo permitieron.
Su aventurera vida continuó en Taiwán. Como la pretensión de tener un velero no estaba a la altura de su bolsillo pensó en un bote con una vela que posea un simple requisito, que no se hundiera.
Alberto no tenía conocimientos ni experiencia en navegación, así que su tarea fue doble, conseguir la embarcación y hacerla navegar. Comenzó a buscar en Japón y encontró un viejo y roto bote abandonado en un galpón de una marina. Su dueño debía dinero y el bote le traía problemas así que firmó todos los papeles y se lo regaló. El bote era un Watanabe japonés de 24 pies con timón afuera. Comenzó a repararlo con sus propias manos, le sacó el motor y el inodoro y tapó los agujeros al mismo tiempo que leía libros de navegación. Su primera lectura fue «El navegante completo» donde se indicaba como se utilizaba el compás, la vela, y mucho más.
Con su firme convicción de que podía hacer andar el bote continuó sin dejarse llevar por toda la gente que lo trataba de loco y que le decía que ese bote no iba a navegar nunca. Botó el barco y comenzó a navegar por la Bahía de Tokio al mismo tiempo que aprendía como se comportaban las velas.
Cuando se sintió seguro realizó su primer viaje, de Tokio a Nueva Guinea llegando hasta el norte de Australia y volviendo a Nueva Guinea. Este viaje no lo realizó solo, sino que fue con una japonesa que se bajo en el primer puerto. Ella puso todo el dinero para arreglar el barco y luego se fue con otro hombre dejándole el bote a Torroba.
Así llegó a la última isla de Japón, una isla llamada Chichíshima, un lugar al que acceden sólo los buenos navegantes dado que para llegar ahí hay que pasar zonas de tormentas. En Chichíshima aprendió a utilizar el sextante puesto que a esta isla llegó por intuición. Estaba cayendo el sol y no tenía idea de adonde se encontraba, tomó la posición con la brújula y fue para donde le parecía. Dio muchas vueltas y luego de navegar tres días llegó a la isla.

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Regresó a Nueva Guinea en la parte que está junto a Indonesia, con poca plata y con otro bote.
En Nueva Guinea tuvo problemas con las autoridades por marihuana y debió vender el bote para pagar un abogado y salir en libertad. Casi sin dinero logró comprar una canoa, la mejoró y comenzó a navegar nuevamente. Su vida descontrolada se había convertido en una locura y terminó casado con una negra y viviendo en una choza. Acabó instalado en una tribu donde solía pescar haciendo una vida tribal.
Lo terminaron deportando. Un sacerdote que no le interesaba que haya un blanco en su tribu armó una revuelta y se lo llevaron los militares. A lo largo de siete días lo suben a una lancha, lo meten en un avión y llega a los Ángeles y de ahí lo mandan a Ezeiza. Su atuendo y su equipaje eran tan sólo un pasaporte y un taparrabos. A la semana terminó en Plaza de Mayo sentado en un banco con su pasaporte y su ropaje sin saber a donde ir ni que hacer.
Se quedó en Argentina ocho meses, tiempo que aprovechó para realizar un curso de piloto. Encuentra una embarcación y la compra, un Parodi que estaba mal de fondo. Lo bautiza con el nombre «Náufrago», haciendo alusión a la canción de Lito Nebia. Los náufragos era una banda comercial pero se decía también náufrago a los hipíes y él consideró que ese era el mejor nombre que podía ponerle a un bote.
Después de ocho meses de preparar el barco viaja con el “Náufrago” a Punta del Este, cinco días de navegación y una mala decisión provocan que el bote se hunda en Punta Brava.
“…por apurado lo pierdo por querer pasar en vez de aguantar a atrás de la isla Gorriti a que pase todo. Así que naufrago en Punta del Este y quedo a pie. Ahí conozco a Guillermo Rivas y al Vasco Erramuspe y me subo con ellos en su barco hasta Florianópolis donde se quedan, yo sigo hacia el norte por mis medios…”
En el norte de Brasil conoce a un personaje llamado Mono Milano propietario hoy del Mago del Sur, gran conocedor de la costa brasilera quien le indica a Alberto donde puede conseguir un barco. Así, llega a Caxaiba do Soul en el Estado de Bahía, donde hacían Saveiros en la Playa. Allí cortan los troncos entre dos con una inmensa sierra y construyen las cuadernas con un hacha, y sin planos. El dinero no le alcanzaba. Después de una intensa búsqueda encuentra un Saveiro abandonado que tenía el fondo podrido y con la ayuda de un carpintero lo repara.
Con este bote de cinco metros da la vuelta a Sudamérica y llega a Panamá. Consigue cruzar al Pacífico sin que le cobren porque logra subir, en una intrincada maniobra, el bote arriba de un camión.
Así decidió cruzar el Océano y sin querer, por culpa de las calmas chichas llega a Tumaco, Colombia. Ahí construye una embarcación de tipo prao de diecisiete metros de largo, pero lo abandona porque no le convence y se pone a construir el «Ave Marina II» porque el “Ave Marina I” era ese prao.

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Para Alberto este barco fue el más lindo, el que más quiso, el más extremo, el más importante, el que mejor funcionó. Es el primer sueño que tuvo, un barco con una vela.
Con el “Ave Marina II” llegó a Filipinas donde se casó, hizo un catamarán con el que se fue a China con su mujer, luego a Macao, a Honk Kong, y regresa a Filipinas donde vende el catamarán a uno que hacia excursiones de turismo y se pone a construir una carabela. Consigue un tronco apropiado lo tablea y hace la carabela junto a un carpintero de muebles.
Había por fin encontrado lo que buscaba, entonces pensó que había dejado pendiente tener una familia y trabajar en un lugar que le gustara.
Con la carabela llegó a Kenia. En esa etapa de intentar la otra vida llegó a Brunei adonde el Sultán era un amante del polo. Y luego de años se encontró de vuelta con los caballos. Ahí empezó a pensar en la posibilidad de volver a Argentina..
Con la mujer embarazada, sintió más que nunca la necesidad de regresar, ya tenía 30 años.
Así viajó por todo el mundo, y fue cambiando de embarcaciones, fue ganando experiencia y conocimientos de la vida a bordo. En sus numerosas navegaciones se las ha visto difícil. En varias oportunidades sus embarcaciones dieron vuelta de campana, y le han hecho perder su poco pero tan necesario equipaje.
La primera vuelta fue en Punta del Este, Uruguay, por querer pasar en vez de quedarse al abrigo. Fue por hacer lo que no tenía que haber hecho. La segunda vuelta fue cuando navegaba saliendo de Panamá rumbo a Galápagos. Era de noche, iba en una canoa, pierde muchas cosas por tener el tambucho abierto; y la tercera en Nueva Guinea cuando una ola lo da vuelta. La canoa era liviana y flotaba alta porque le había adaptado una tabla así pudo quitar el agua de su interior fácilmente. En esta ocasión se acerca un bote de prefectura que fueron con la bandera de “rescate” pero le terminan robando lo poco que tenía, le quisieron sacar el bote y este se terminó estrellando con las rocas y desapareció en el mar.
Todos esos años de aventuras lo llevaron a ser uno navegantes mas reconocidos en el mundo, y fue así que Alberto Torroba, un tipo simple, impulsivo, agradable, con buen humor y energía positiva, logro cumplir todos sus sueños.
Actualmente vive en La Pampa con su esposa e hijas. Conoció a su mujer Rebecca en Filipinas, ella estaba con su familia, y se subió a su mundo, a su universo de agua y sal. Alberto tubo tres hijas, Luna de Mar, Denevola y Alma Ranquel.
“Tal vez ahora no preciso ir a ver que hay del otro lado del sol. Es lo mismo que acá”

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Libro
Alberto publicó un libro llamado “Relato del naufrago y el Ave Marina”, de edición limitada donde habla de los viajes y los barcos, cuenta todo salvo las cosas que hace en tierra para constituir una especie de leyenda…
Los viajes que relata son: Bs As-Salvador, Salvador-Sao Luiz de Maranhao, Sao Luiz de Maranhao-Santa Marta, Santa Marta-Archipielago las Piedras, Archipielago las Piedras-Tumaco, Tumaco-Taboga, Taboga-Galapagos, Galapagos-Marquesas, Marquesas-Suwarrow y Suwarrow- Wallis

Descripción de un amigo
Así lo describe su amigo, Guillermo Rivas (navegante argentino), en su libro de bitácora del «Mulato». Un barco de 28 pies en el cual navegaron juntos desde Punta del Este a Florianópolis en 1986, luego del naufragio de Torroba en Punta Brava. Estos son algunos extractos.

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“Curioso personaje llamado Alberto Torroba, de santa rosa, La Pampa, de contextura física fuerte, pero muy largo, que a los 18 años de edad vendió la moto para comprar un pasaje (ida solo) a Paris y trotó por Europa y parte de Asia, vivió dos años en la India y llegó al Japón, donde pudo armarse de un velero de madera de siete metros y navegó desde Japón hasta Nueva Guinea con una compañera.”
“Lo invitamos a almorzar al Mulato y charlando lo invitamos a incorporarse a la tripulación a lo que accedió inmediatamente. Así que tenemos el segundo Mono a bordo, el Vasco que come las naranjas con cáscaras! (Hay que ver para creer!) Y este otro que hace cuatro años que no se calza, anda en patas por todos lados (la misma costumbre de AmyrKlink el brasilero que cruzó en canoa a remo desde África a Brasil), tiene un callo en cada pata que parece una media suela”
“Así fue como el domingo dieciséis de febrero del 86, a las 19 horas partimos de Punta del Este, el Vasco, el Pampeano Tatu y yo con un sudoeste de 25 nudos”
“La tripulación se lleva muy bien, hay buena onda, el Pampeano fue un descubrimiento y se confirmo nuestra impresión inicial cuando lo conocimos”
“Antes de conocerlo nos habían llegado los comentarios del «loco” de pelo largo que naufragó en Playa Brava, con la onda de indeseable que se le hace a algunos personajes en los ambientes «caretas» como Punta del Este. Lo conocimos una noche y en la charla informal que tuvimos no nos pareció nada loco, al contrario, su paz interior y su equilibrio ayudó a que lo invitáramos a almorzar al día siguiente al «Mulato». A la noche conversamos con Tatu y el Vasco y coincidimos en llevarlos al Pampeano”
“El Pampeano con el transcurso de los días paso a llamarse «Polinesio» y finalmente por inspiración del Vasco: se paso a llamar “Mahoma” Apelativo que predominó. Mahoma instaló un timón de viento, que nos sirvió muchísimo. Navegamos cientos de millas sin tocar la caña. Después de regular el sistema unos minutos hasta equilibrarlo milagrosamente el timón iba corrigiendo los desvíos del rumbo lo que representa un importante ahorro de energía humana en la navegación. Gran cosa este sistema instalado por Mahoma”
“Nunca se me habría ocurrido que con una pequeña vela de proa y unos elásticos en la caña del timón se puede armar un timón de viento ¡Gande Mahoma!”
“Mahoma nos consultó si a nosotros nos molestaba si él navegaba totalmente desnudo, a lo cual le respondimos que no teníamos ningún problema, tras lo cual durante las horas diurnas estaba todo el tiempo en «traje de Adán».
“En las guardias nocturnas manteníamos interesantes charlas en las cuales me contaba de su viaje por tierra por Europa y Asia y luego su travesía en una pequeño velero de madera al que le saco el motor, desde Japón hasta Nueva guinea. También me hablaba de las religiones de oriente y de su forma muy especial de encara la vida. Me aconsejaba que le sacara el motor al barco y también la ecosonda etc. y todo aparato tecnológico que él consideraba innecesario.”
“Me dijo algo que yo luego en buena parte comprobé que era así: » con la tecnología que tenés a bordo, va a ser mayor el tiempo que vas a perder reparando lo que se rompe que el tiempo que vas a disfrutar de la vida navegando»
“Pienso que un navegante en la medida que depende de la tecnología, se debilitan los «censores» naturales que tenemos los humanos para llevar el barco con buen rumbo, como son la vista, el oído, el tacto, el olfato, la intuición, la capacidad de observación y la «corazonada».
“Todo esto a Mahoma le sobraba, por eso no necesitaba tecnología. Durante el día pasaba buen tiempo dibujando su próximo barco y charlando sobre eso. Siempre eran barcos muy pequeños y con aparejos bien simples”
“El viernes 21 de febrero de 1986 a las 22.00 horas llegamos a Florianópolis. Mahoma se desembarco para seguir hacia el norte. Su plan es llegar al norte brasileño, ahí construir su pequeño barco y navegar hasta el caribe, Panamá, Pacífico e intentar un cruce hacia la Polinesia.”
“Es un ser muy especial, con mucha «Polenta» y agradezco a la vida por haberme dado la oportunidad de conocerlo….”

“Mis navegaciones han sido en solitario casi siempre y en la magia de la soledad. Que es el encuentro con las partes del barco. Cuando cruce el Indico lo cruce con mi mujer y era más aburrido y le faltaba esa charla y conversación de vos y el mar, vos y vos de la manera que lo quieras decir. Vos y tu propia locura y es parte de la fuerza que encontrás” Alberto Torroba

 

Mountain Bike

PROYECTO 43 CRUCES DE LOS ANDES, PASO DE SAN FRANCISCO

abril 13, 2020 — by Andar Extremo

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Javier Rasetti y Marisol López están realizando una travesía que incluye realizar los 43 Cruces de los Andes que existen entre Argentina y Chile. En esta entrega nos cuentan el Paso de San Fransisco. Nota editada en la revista Andar Exrremo n° 41 Mayo/Junio de 2016

texto Marisol López fotos Javier Rasetti

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«LA RUTA DE LOS VOLCANES»
Sol te imaginas lo que sería hacer este camino en bicicleta!!! Era Noviembre del 2011, estábamos a 4000 msnm en un gol gris y con poca aclimatación. Yo andaba muy concentrada en agarrar una botella de agua del piso sin bajar la cabeza para no apunarme y Javi soñaba en voz alta. Ja es imposible, si camino 5 pasos seguidos y me agito, imagináte en bicicleta, me muero de un paro cardiaco!!! Pero él no me prestaba demasiada atención y continuaba de cara a las montañas con esa mirada que a mí me gustaba tanto, porque los ojos le brillaban con fuerza y yo ya sabía que no había vuelta atrás. Algunos tienen grandes fortunas, otros suerte o una carrera prestigiosa. Yo lo tengo a Javi.

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Por eso 5 años después un despertador sonaba insistente en un caño de colores que era parte de los juegos de una plaza, y los señores de limpieza de la municipalidad miraban algo desconcertados como dos ciclistas despeinados salían de ahí adentro. Estábamos en Fiambalá y habíamos hecho uno de los vivac más divertidos de todos los viajes, gracias al señor de los ojitos con brillos, al que le encanta eso de no armar carpa y andar tirando la bolsa de dormir en los lugares más disparatados que existen. Desayunamos huevos revueltos, cargamos nafta en el MSR (calentador) y salimos con térmica y rompe vientos porque la mañana estaba fresca. Íbamos rumbo al Paso de San Francisco y yo no podía dejar de pensar qué diría ahora la Sol de hace 5 años atrás.

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Como siempre bastó hacer unos pocos metros para que la camiseta y el rompe viento empiecen a sofocar. La primera reacción fue intentar recordar el camino… que si era todo recto, que si después venía una subida o una curva. Lo habíamos hecho 3 veces en auto, teníamos que poder acordarnos bien del lugar. Aquella discusión con nuestra memoria duró un rato más, hasta que entendimos lo absurdo de la situación. Ahora viajábamos en bici y eso definitivamente ya cambiaba bastante la percepción de la ruta. El camino del lado Argentino está completamente asfaltado, dándonos la oportunidad de ocupar la mirada en todo ese conjunto de rocas, formas increíbles, colores y contraluces. La primera vez que descubrimos la ruta de los seismiles, que es el nombre con el que se la conoce por estar rodeada de volcanes de esa altura, no lo podíamos creer, la belleza de aquel lugar nos desbordaba los ojos, íbamos en el auto con medio cuerpo afuera de las ventanillas y el asombro desencajado. Ahora volvíamos a recorrer los mismos paisajes pero esta vez en nuestras bicis y todo aquello que nos rodeaba se volvía poros, aliento y hogar. Teníamos refugios durante todo el trayecto lo que nos daba una tranquilidad extra. Muchas casitas con leña en medio de las montañas esperándonos para protegernos del viento y el frío. Que más podíamos pedir.

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El primer día como siempre costó bastante, el desnivel, la adaptación después de algunos días sin pedalear, la lucha por acallar la mente y dar lugar a las sensaciones para que lentamente podamos volver a ser presente y montañas. Después de 55 km llegamos a nuestra primera casita, podíamos seguir unos 12 km más hasta el próximo refugio pero mis rodillas estaban algo reacias a la idea de seguir pedaleando y me lo trasmitían con puntaditas molestas. Además la hora mágica había empezado y nosotros estábamos entre las montañas en una casita frente al rio, así que mientras la pava nos avisaba que ya estaba el agua para el mate decidimos que si había algo que nos gustaba de viajar en bicicleta era la llegada a destino y todo aquel ritual que repetíamos una y otra vez en distintos puntos del mapa. Cambiábamos zapatillas por crocs, ropa apretada por suelta, tomábamos algo calentito, nos tirábamos a descansar sobre tierra, pasto, arena, piedras o en este caso piso de refugio en las montañas. Comíamos, comíamos mucho, como si estuviéramos a punto de morir. Y finalmente nos despojábamos de todo, ideas, cuerpo, voz, para disfrutar del silencio en medio de algún nuevo atardecer en otro nuevo y maravilloso horizonte.

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«Siempre he pensado que nada es mejor que viajar a caballo, pues el camino se compone de infinitas llegadas. Se llega a un cruce, a una flor, a un árbol, a la sombra de la nube sobre la arena del camino; se llega al arroyo, al tope de la sierra, a la piedra extraña.» Atahualpa

Entre refugios, pedaleos cantados y alegría fuimos subiendo metros sobre el nivel del mar 3000, 3500, 4000. La cosa se empezó a complicar recién a mitad del tercer día, porque el viento se acordó que era viento y quiso soplar bien fuerte para confirmar sus orígenes. Entonces tuvimos 30km de rafagas agotadoras y la lucha inevitable con esa vocecita interna que nos visitaba siempre en los momentos críticos …. que no puedo mas….que asi yo no sigo… que no vamos a llegar…que si hubiéramos salido más temprano, más tarde o no hubiéramos salido….que quien me manda a mi a andar cruzando 43 veces la cordillera…….No nos hablábamos, no era necesario y sin embargo los dos sabíamos que el cansancio físico no importaba, porque el gran motor que nos mantenía en camino era mucho más complejo, maravilloso e infinito que un simple par de piernas.

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A medida que subimos el entorno cambió sus formas para volverse todo puna e inmensidad. La vegetación dio paso a arena, minerales y rocas de colores increíbles. Los cerros se volvían volcanes nevados y la brisa dejaba de ser placentera para convertirse en viento frío y fuerte. Piscis, Incahuasi, Ojos del salado, San Francisco. El placer de estar pedaleando entre aquellos volcanes se volvió emoción y lágrimas.
Las grutas nos recibió como nos tenía acostumbrados. Estaban los 3 J, que a pesar de su seudónimo no eran superhéroes ni personajes de una película de acción, sino mucho más que eso, Los 3 J era como se hacían llamar los trabajadores de vialidad provincial que estaban en el refugio de las grutas a 4100 msnm, en verano e invierno, con sol, tormentas de nieve o -20° bajo cero, para recibirte entre chistes, encender la leña y abrigarte a su forma, con pan casero, una ducha caliente y música de acordeón. Nos dimos un día de descanso y termas para salir finalmente hacia el límite internacional. El camino subió un poco y otro poco más, pero la llegada se hizo cortita, 4726 msnm y la felicidad quiso ser baile. El cartel que dividía un país del otro marcaba también la frontera entre el asfalto y el ripio, a partir de ahora tocaba Chile y rebote. Nos dijeron tooodo bajada y sin dudas supimos que íbamos a tener que pedalear, lamentablemente no nos equivocamos, ripio en malísimo estado, muchísimo viento en contra y como resultado bajar a 8 km por hora con mucho esfuerzo. Pero esta vez la vocecita no se atrevió a molestar, estábamos 4726 msnm en medio de los Andes, rodeados por las montañas más lindas del mundo y nada podía ser más importante.

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Cruzamos una camioneta de carabineros y nos invitaron a que los esperemos en su puesto frente a laguna verde. Por las noches hacía mucho frío y ellos podían darnos un lugar reparado donde dormir. Después de «bajar» un poco mas aparecio la laguna. Verdes y marrones, blancos,celestes y flamencos. Que importa el viento, el ripio o el frío, que importa.
Esperamos a un costadito del puesto de carabineros a que vuelvan. Hacía frío, hacía muchísimo frío. La tarde caía y la espera se hacía larga. Nos pusimos todo el abrigo que teníamos, tomamos algo caliente y seguimos esperando. Pero se hicieron las 6, 7 , 8 de la tarde y los carabineros aun no aparecían….tengo frio, tengo frio, tengo frio…las nubes de tormenta tapaban las montañas …a lo lejos vimos levantarse tierra en el camino, tenían que ser ellos, la tierra se fue acercando hasta volverse camioneta…ufff por fin, ya casi no sentía las manos….nos paramos para recibirlos y la camioneta de carabineros pasó de largo a toda velocidad. El auto de una familia Argentina se había quedado en el camino y necesitaban ayuda. Además de un lugar donde dormir calentitos nos preocupaba el agua, al día siguiente teníamos 90 km hasta el salar de Maricunga donde estaba el puesto de aduana Chileno y queríamos reponer agua por si no llegábamos, desconocíamos en qué condiciones estaba el camino. Finalmente la camioneta volvió y los carabineros nos dieron un lugarcito donde tirar las bolsas de dormir, también nos contaron que ellos en el puesto no tenían agua porque la traían cada 3 días desde la aduana y ya se les había terminado, eso significaba que íbamos a tener que llegar a migración Chilena como sea, solo contábamos con agua para 1 día. Nos despertamos a las 5 para aprovechar las horas sin viento, pero el frío era insoportable, desayunamos y nos metimos nuevamente a las bolsas a esperar a que amanezca. Alrededor de las 7 con las primeras luces del día y el cuerpo casi inmovilizado de tanto abrigo salimos a pedalear.

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El ripio era terrible y al parecer para que entremos en calor tocó subida. Nos agitamos, nos sacamos el abrigo, dejamos atrás laguna verde y el ripio empeoro. Una nueva y enorme pendiente con ripio totalmente suelto nos bajó de las bicis para subir empujando a regañadientes….que camino de mier…..28 km después de subidas y bajadas llegó el asfalto y con el asfalto también llegó el viento en contra. Continuábamos en altura a 4500 msnm, los volcanes parecían multiplicarse, el paisaje era bellísimo, pero el camino seguía sin bajar y el viento se ponía impedaleable. Llegamos a una muy pequeña casita roja, faltaban 40 km hasta migraciones teníamos poca agua y estábamos en altura, decidimos seguir, todavía nos quedaban varias horas de luz y el camino en algún momento tenía que empezar a bajar. Tan solo algunos metros más adelante nos cruzamos con un trabajador al costado del camino, me acerqué a preguntarle cómo seguía la ruta y que hacía trabajando el solo en aquel lugar. El se rió fuerte y me dijo que no estaba solo, que eran un montón mas y que de ahora en adelante el camino era en bajada…mmmm todo bajada?… es que nunca podíamos confiar mucho en aquellos pronósticos, pero esta vez era cierto!!! Dejamos de pedalear y tuvimos que empezar a apretar los frenos mientras que la ruta se llenaba de gente, camiones y camionetas. Íbamos a llegar!!! Lo que hasta hacía unos minutos nos parecía imposible ya era definitivamente un hecho. Después de viento, ripio, subidas y 90 agotadores kilómetros, íbamos a llegar!!!.

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Como siempre unos kilómetros antes de que termine el día de pedaleo ya habíamos hecho planes….»Primero comemos y tomamos algo caliente. Después vemos donde dormir y preparamos todo para salir temprano a la mañana. Yo voy a editar algunas fotos. Yo solo quiero comer y dormir» ….¿Que van a hacer que? noo…lo que realmente van a hacer es agarrarse la cabeza con claros gestos de preocupación mientras dicen al unísono…No lo puedo creer!!! Eran las 7 de la tarde y el paso fronterizo ya había cerrado, pero gracias a Moisés que era el carabinero del puesto los chicos de migración Chilena nos permitieron hacer los trámites para ayudarnos y así poder salir tempranito al otro día. Entonces como es costumbre nos pidieron los documentos y la tarjeta migratoria. La tarjeta que? fue nuestra respuesta. La tarjeta migratoria que les dieron en el puesto de frontera argentino, nos respondió tranquilamente Javier el encargado de hacernos el trámite. Pero a nosotros no nos dieron nada, solo nos pidieron el DNI, nos ingresaron en la compu y nos dijeron que ya podíamos irnos. No puede ser, es imposible, tiene que haberles dado la tarjeta ¿Ustedes están seguros que hicieron la salida Argentina? sin esa tarjeta no los puedo dejar entrar a Chile, tienen que volver al puesto de las grutas y que se las den. Nuestras caras de desconcierto deberían ser maravillosas. Es que nosotros estamos en bici!!! Le dije al borde de la desesperación. Hace dos días que venimos pedaleando para llegar hasta acá, no podemos volver a buscar una tarjeta!!!. Para resumir, en un ratito las diez personas que trabajaban en la aduana Chilena incluyendo al señor de limpieza empezaron a rodearnos para explicarnos que no era posible que no tengamos la tarjetita migratoria y la pregunta ¿pero ustedes hicieron el trámite de salida, están seguros? se repetía más de lo que nuestra paciencia podía soportar. «Para nosotros ustedes están ilegales y es su culpa por no pedir que les den la tarjeta migratoria, es su problema, no el nuestro»….sentenció un pedazo de bolu….digo un señor de Aduana. Pero ese hombre era la excepción de aquel lugar, todos los demás se preocupaban por nuestra situación, llamaban, pensaban posibilidades e intentaban tranquilizarnos. A las 10 de la noche el señor de mantenimiento nos señaló una habitación con camas y nos dijo «ustedes hoy duermen ahí». Comimos una sopa rápida y nos desmayamos sobre colchones, teníamos que esperar que pase la noche para definir que iba a pasar con nosotros. Tan solo la idea de tener que volver hacia atras despues de tantos días de intenso pedaleo nos derrumbaba los planes y el ánimo.

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Esa mañana no necesitamos despertador, la ansiedad nos abrió los ojos desde muy temprano. Desayunamos, esperamos, caminamos en círculos y esperamos otro poco más. Finalmente y como siempre pasa en viaje, los problemas así como llegan se van. A las doce del mediodía y gracias a Javier, Moisés y toda la gente del puesto, tuvimos nuestra entrada a Chile. Esperaba Copiapo con calor, jugos de piña, helado y un día de descanso para salir rápidamente hacia nuestro próximo paso, Pircas Negras.
Las ciudades nos eran cada vez más extrañas, ruidosas e incomprensibles, tal vez porque la cordillera nos estaba cambiando profundamente, para desconocernos, entre bellos crecidos, piel curtida, duchas en ríos helados y la voz perdida en el viento. Para encontrarnos como nunca antes, salvajes, auténticos. Únicos.

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INFO UTIL
*Distancia Total: Entre Fiambala y Copiapo: 482 km
*Terreno: Del lado Argentino el paso esta completamente asfaltado hasta el limite internacional, en cambio en Chile la mayor parte del camino es de ripio en mal estado.
*Transito: Desde hace algunos años la provincia de Catamarca comenzo a incentivar el turismo en toda la zona de la ruta de los seismiles, por lo que en la actualidad el paso es San Francisco en epoca de verano es medianamente transitado.
*Agua: En el tramo Argentino se encuentra agua sin dificultad a lo largo de todo el trayecto, pero en Chile el agua se vuelve un problema, es necesario llevar agua para 2 dias como minimo.
*Epoca del año: La mejor época del año para cruzar es entre Septiembre y Diciembre. Se puede hacer en otros meses averiguando con anterioridad si el paso está abierto y es necesario tener mayor cuidado en época estival(Enero-Febrero) con las tormentas eléctricas y aludes y en invierno( Mayo-Agosto) con las nevadas y bajas temperaturas.
*Altura: Llega a los 4726 msnm.
*Frontera: Los puestos de frontera no estan unificados y se encuentran a 150 km de distancia el uno del otro, por lo que es importante verificar que el tramite de salida o entrada se realice como corresponde y no tener futuras complicaciones. Para comprobar el tramite en cualquiera de los puestos se recibe una tarjeta migratoria que se debera presentar obligatoriamente para poder pasar la proxima frontera. Si sos Argentino o Chileno solo hace falta presentar el documento de identidad y para extranjeros el pasaporte. Si entras a Chile es muy probable que la aduana Chilena te haga completar una declaración de la bicis con la que viajas especificando modelo y color, ya que en Chile la bici es considerada un medio de transporte.
*Nafta para Msr: Se puede cargar combustible en Fiambala, Las Grutas y Copiapo.
*Viento: Comunmente comienza a partir del mediodia desde el oeste. Es fuerte y constante, por lo que es recomendable si se cruza desde Argentina salir bien temprano para lograr avanzar sin tener que hacer grandes y desmoralizantes esfuerzos.
Clima : En verano la temperatura oscila entre los 5° C y los 15° C . En invierno, puede llegar a los -25° C de noche y los -7° C diurnos.

COMO LLEGAR
Por la Ruta Nacional N° 60 se llega a Tinogasta, Fiambalá y el Paso de San Francisco. Luego de cruzar la frontera la ruta se transforma en la 31-CH.
Transporte interurbano/internacional: Desde la terminal de ómnibus de San Fernando del Valle de Catamarca existen ómnibus de larga distancia que llegan a Tinogasta y Fiambalá.

Supervivencia

SIETE MESES NAUFRAGANDO

abril 2, 2020 — by Andar Extremo

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Un marinero polaco logró ser rescatado luego de naufragar siete meses en el océano Índico. Zbigniew Reket fue encontrado el 25 de diciembre de 2016 frente a la costa de la isla francesa La Reunión, cerca de Madagascar. Esta nota fue publicada en la Revista Andar Extremo n° 49 en Noviembre/Diciembre de 2017

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No fue una Navidad cualquiera para Zbigniew Reket. El marinero polaco de 54 años, fue rescatado el 25 de diciembre luego de haber naufragado durante siete meses en el océano Índico. Los servicios de salvamento marítimo informaron que lo encontrado frente a la isla francesa La Reunión.
La embarcación improvisada que había sido realizada por el propio joven, y que se averió al inicio del viaje, fue avistada por un velero que alertó a los servicios de rescate.

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Según la Sociedad Nacional de Salvamento Marítimo, Reket indicó que se encontraba a la deriva después de haber salido al mar en mayo, en las Comoras, islas al sureste de África. Según señaló, su destino final era Sudáfrica, donde pretendía buscar trabajo.
Sin medios para comunicarse, sin instrumentos de navegación, y con provisiones para un mes, el hombre detalló que estuvo a la deriva entre las Maldivas, Indonesia y la Isla de Mauricio, antes de ser rescatado.

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Con su gato como única compañía, afirmó que sobrevivió comiendo medio sobre de sopa china al día, que a veces aderezaba con lo que pescaba.
En la investigación, el marino precisó que después de haber pasado diez años en los Estados Unidos, había viajado a India en 2014 para comprar su embarcación y dirigirse a Polonia, pero que su bote perdió el mástil y quedó a la deriva hasta las Comoras donde permaneció varios meses.
Asistido por la asociación “Gentes del Mar”, comentó la imposibilidad de volver a los EEUU dado que su permiso de residencia expiró. En sus planes tampoco pretende volver a Polonia, sino que espera poder reparar su barco y quedarse algún tiempo en La Reunión.

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Montañismo

Mariano Galván, Récord Argentino de ascensión en el Aconcagua por la Pared Sur 2010

marzo 30, 2020 — by Andar Extremo2

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En Enero de 2011 en la Revista Andar Extremo n° 12 de la mano de Gonzalo Rivarola de Garmont, sale el primer relato de Mariano Galván quien había hecho el récord argentino non stop en 34 hs en Febrero 2010. Si bien el francés Bruno Souzac tiene el récord absoluto con 22 hs, el mendocino Felipe Randis en febrero de 2018 logró hacerlo en 29 hs 56 minutos.

por Mariano Galván textos y fotos

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El escalar la pared sur siempre es el sueño de todo andinista, o por lo menos así lo creo yo. Quien ame la montaña no puede dejar de subyugarse y enamorarse de esta pared que lo tiene todo: hielo, nieve, roca, avalanchas, etc.
Es difícil imaginar cómo han abierto rutas en tal demencial pared, eslovenos, franceses, argentinos, norteamericanos han soñado y han plasmado sus hazañas en esta pared. Hoy me toca a mí, repetir una de las rutas más clásicas de esta pared, una de las más bonitas, para mí por su linealidad, la ruta de los franceses, variante Mesnner. Aunque también una de las más expuestas a las avalanchas por ser la variante Mesnner, cuyo tramo final es un embudo y una pala colectora de nieve. Es la más directa luego de la de los eslovenos que sale a la cumbre sur.
La idea de escalar la pared surge luego de la última temporada, donde junto con unos amigos (Fernando Arnaudi y Ariel Dicarlantonio) escalamos el filo Sur Este y desde donde pudimos observar la magnitud de la pared sur en todo su esplendor desde muy cerca. Además, la dificultad de la ruta realizada el año pasado nos daba para soñar con ser capaces de realizar una ruta en la mítica pared sur.
Este año, si bien ya me había recibido como guía de alta montaña, opte por el trabajo de porteador, muchos no se explicaban porque. El motivo era sencillo, primero: ponerme tan fuerte como fuera posible subiendo y bajando con cuanto quilo de equipaje encontrara (lo que a ojos de mucha gente que no tiene idea de la montaña pareciera ser avaricioso), pero en ningún momento portee, lo que hacia era entrenar, sumar kilómetros de desnivel, agotarme y volver a salir al día siguiente, y cuando tenía un día de descanso entrenar en otro tema o ir a sacar fotos a través del delicado col que une plaza argentina con plaza francia. Segundo, tener tiempo para dedicarme a escalar en hielo en las diferentes cascadas que se encuentran en Plaza Argentina, necesitaba sentirme más que seguro en el hielo, no debería de sentir miedo al acercarme a algo tan delicado cambiante como es el agua en estado sólido.

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Donde hasta los más fuertes escaladores en roca reconocen sentir desconfianza y para nada cómodos en ese ambiente. Como una vez dijo Fer Arnaudi: “uno desde chico se sube a todos lados, a las piedras, a los techos, a los árboles, etc. … Pero en el hielo no tenemos nada que hacer, lo esquivamos,…”. Tercero, debería tener la libertad para poder irme cuando el clima estuviera bueno y poder cruzarme por el col hacia Plaza Francia, eso era lo más importante, una ventana de clima de unos cuatro días, para poder ir, descansar y estudiar la pared , y finalmente adentrarme en la sur un par de días.
Aquí estaba el problema, durante enero no me sentía lo suficientemente confiado y decansado para poder ir, luego febrero vino con un clima muy feo, además el 15 de febrero la empresa para la cual trabajo desarmaba el campamento. Y no tenia mucho sentido quedarse ya que el pronóstico extendido decía que febrero iba a ser muy ventoso. Debería resignar mis ganas de subir la pared, no quería que las ganas se transformaran en obsesión y que pagara el precio de la misma. La dejaría pasar, total, no tengo nada que demostrar a nadie, a nadie le interesa si escalo la pared o no, solo a mi. Fue ahí cuando como por arte de magia el clima se calmó, era como si mis ansias, mi tensión por querer forzar algo se reflejaban en un clima hostil, cuando baje la guardia y me olvide, ahí, la montaña me invito a entrar.

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El 10 de febrero vuelvo de portear, y había observado que días anteriores el clima había estado muy bueno, me acerco hasta lo de mi amigo Mauricio Pareras para preguntarle acerca del pronóstico, la respuesta fue de 20 a 25 Km/h y cielos despejados por los siguientes tres días. Eso era lo que necesitaba, un día para cruzar y dos en la pared, eso era todo. Aunque sabia de las críticas de colegas que me decían “eso es muy poco.. pensá en más días 3 o 4 y si sale en menos mejor. Pero 2 es muy poco…”, bueno.. por suerte se equivocaron. En seguida comencé a recolectar lo que necesitaba, nuevamente Mauricio me ayudo en eso, me prestó una mochila chica y liviana, una funda de vivac, un calentador especial (Jet Boil), carga de gas, un aislante que cubre nada más que la espalda, una mochila liviana (North Face Propeth). etc. Debería ir con lo mínimo, no llevaría bolsa de dormir, ni carpa, nada, solo lo puesto, campera de Duvet, pantalones de PrimaLoft, y la ropa que me había dado mi sponsor Garmont (interiores, cubre pantalón, chaqueta, micro polar, etc.), para las manos: interiores, guantes de gore-tex, y mitones OR de primaloft. En el arnés llevaría: 1 mosquetón con seguro, 4 simples muy livianos Mammut, 1 T-block, 1 anillo de 60 cm de dynema, 2 tornillos de hielo, y 2 clavos, cordines para abandono un par y una cuerda de 30 metros para rapelles o para subir la mochila.
En cuanto a la comida también fue muy poco lo que lleve, unos 6 power gel, 6 barras de proteínas, jugos isotónicos, y alfajores, palitos salados, galletas, pate, etc. No lleve comida liofilizada. Cabe destacar que los power gel, y los bar, más las bebidas isotónicas con taurina y esas cosas, hay que probarlas bien antes de decidir llevarlas, la bolsa que contenía esas cosas volvió casi intacta, la tolerancia en la altura es de casi cero. Ojo con eso… hubiese preferido llevar más palitos salados!!!.
Listo, adormir, los nervios no me dejaron hacerlo y emplee ese tiempo para repasar de no olvidar nada, pero también, para acrecentar mis miedos. Cuando habían pasado unos minutos de haberme ido a dormir, viene Gastón y me dice que hace un rato Gabriel Fava y Anibal Maturano estaban en la pared y que se habían comunicado y que estaban bien. Eso me tranquilizó un poco, saber que había alguien por ahí, era un poco más tranquilizador, un poco, aunque ellos iban a estar mucho más delante que yo.

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El día 11 de febrero comenzó temprano a las 5 am, desayunar, terminar de chequear todo y salir hacia el col, antes de que los guardaparques me pudieran ver, ya que el paso que use es zona intangible, la declararon así por la peligrosidad de la misma, ya que acorta mucho los tiempos para salir de plaza argentina hacia confluencia, y de ahí a la ruta, motivo que si la comenzaban a emplear mucha gente, se corre el riesgo de que sufran accidentes. Recordemos que hace muchos años atrás un porteador sufrió un accidente que termino con su vida, por cruzar por esta zona.
Por suerte a mi no me sucede nada, desciendo por la misma y me encuentro en Plaza Francia, el día es perfecto, calor, sin nubes, ni viento, y todo el esplendor de la pared sur.
Busco lugar para acampar, las pircas de Plaza Francia no me convencen, necesito estar más cerca de la pared, me acerco bastante hasta la base, el día siguiente iba a ser largo, no quería regalar nada, me acerco al canal donde caen más avalanchas y encuentro unas rocas que me ofrecerían la protección necesaria en caso de una avalancha, o eso creía yo, jeje. Tengo tiempo para secar mi ropa, y sacar fotos del comienzo de la pared, la cámara que compre recientemente me ayuda, tiene un zoom que me permitió descubrir rastros de cuerdas dejadas en antiguas expediciones, me aclara un poco el confuso panorama que se me presenta para entrar a la pared.

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Nuevamente me acuesto a dormir con un colchón de temores y de dudas, se que la muerte está acechando en esa pared y que alguien solo es un candidato perfecto. No creo tener la suficiente experiencia para encarar la pared, pero creo que los deseos y el haberlo soñado tanto tiempo, me pondrán a salvo de los riesgos, asi y todo no estoy del todo convencido, me duermo con mucho miedo. A veces el miedo te mantiene vivo, me consuelo con eso también.
El día 12 comienza a las 2:30 am preparo un café para el desayuno, meto todo en la mochila y a las 3:30 salgo en una noche muy oscura sin luna, hacia el puente de hielo que se encuentra en la base del canal de las avalanchas, luego de esto no se si es piedra tipo lajas o que me voy a encontrar. El hielo se hace notar por debajo de una delgada capa de graba y tierra, encuentro unos tornillos de hielo, estoy en el camino correcto. Ese era uno de los tantos miedos que tenia: y si me pierdo?? pensaba, si me equivoco de canal, etc, y la respuesta de mi cabeza era la siguiente: “… se han muerto de avalanchas, congelado, caído, etc.. pero ninguno se reporto perdido”, consuelo?? Que se yo… me sirvió en ese momento.
Dejo de escalar en hielo, pero aún con mis crampones puestos sigo escalando unos V de una mala roca sedimentaria, en el silencio de la noche escucho como se desprenden y ruedan grandes pedazos de roca así la rimaya que se encuentra al final de la pendiente en la que me encuentro, “no quisiera correr la misma suerte..,” pienso. Trato de diseñar una ruta en base a las fotos y a las figuras que apenas se vislumbran, en un lento amanecer. Por un lado quiero que se retrace todo lo posible el amanecer, el hielo sobre el que estoy parado es firme y quiero que así siga. Por otro lado el no ver desespera un poco.
Alterno la escalda en roca, con pequeños verglass, así iba a ser hasta superada las areniscas. Finalmente aparece la luz y con ella los primeros restos de cuerdas abandonadas por viejas expediciones, las cuerdas de nylon trenzado y algunos restos de cáñamo, la mayoría pegadas al suelo y atadas unas a otras. Se que no las debo tocar, tengo el vivo recuerdo de que hace un tiempo atrás Luis Tarditi cuando estuvo en esta pared se tomo de una de ellas, le provoco un vuelo significativo, que por suerte, al tener a su compañero Quique no paso más de un susto. Así que esa era la consigna, nada de cuerdas.

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La mañana aparece calma y mis miedos comienzan a disiparse, me siento más tranquilo, sigo escalando IV y V cortos, todo va bien hasta que se comienza a vislumbrar la entrada a las Grandes Torres, la piedra es de pésima calidad, escamas de una laja fracturada se esparcen por una pendiente amenazadora. Mucho cuidado en esta parte es muy delicada, si bien la reunión que se ve en la entrada de las chimeneas esta cerca, hay que recordar que esta pared no regala nada. Finalmente, llego a la reunión y me aseguro rápidamente, esa iba a ser mi prisión por 45 min., decidiendo si continuaría o no, “ es muy pronto para volverme” pensé, pero tampoco quería cometer estupideces. Estudio el arranque de ese largo, dejar la mochila para subirla después, era imposible hacerlo solo, se engancharía por todos lados. La caída potencial, de unos diez metros, crampones puestos, mochila de contrapeso, y un paso muy atlético por delante. Tomo aire, me suelto de la reunión y concentro todo mi peso en las puntas frontales de mi crampon izquierdo, mis gemelos arden, la mano empotrada en un fisura. La adrenalina hace el resto, logro meterme en la chimenea, realizo otros movimientos y me sostengo hasta con los dientes, la piedra por la izquierda de la chimenea es una serie de escamas muy delicadas, por la derecha la roca es mejor. Veo unos clavos viejos y me dirijo lo más rápido hacia ellos, no se cuanto más me soportaran los ya cansados gemelos. Coloco la cinta margarita y me aseguro de que los clavos oxidados resistan. Nota: en este sector se encuentran unos cuatro clavos, que a mi parecer si bien estaban oxidados, son de fiar. Al final de la primer chimenea se encuentra una reunión bastante buena. Primer largo unos 15 metros. Es más tirando a un diedro ancho, más que una chimenea. Nada de cuerdas, ni rastros de ella.
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Aquí hay que realizar el cruce a lo que se podría llamar una repisa, a partir de aquí hay algunas cuerdas viejas, que si se les realiza un Prousik o un Machard a ambas cuerdas, pueden otorgar alguna protección, seguirán encontrando algunos clavos, pero un poco más distanciados. Cuidado con los nuevos cordines y cintas de dynema, no frenan como uno esta acostumbrado con los otros materiales, es preferible los tradicionales, el dynema y el nylon no se llevan muy bien (eso es lo que yo experimente). El siguiente largo es de chimenea pura, escalarlo sin grampones seria mucho mejor, la goma de las botas andarían bien. Yo por mi parte sigo con los crampones y la mochila puesta, tendré que acostumbrarme al Dry Tooling, no puedo andar sacándome y poniendo los crampones, no se con qué me voy a encontrar.
La ultima parte de las grandes torres es un Off With, muy estrecho, muy complicado para ir con mochila, por suerte encuentro una cuerda que debe de tener unos 5 años, coloco mi T-block y va muy bien, me ayudo de ella a sabiendas de que había dicho nada de cuerdas, uso de fiador un par de cuerdas de nylon viejas a las que le coloco un Machard con una cinta de Dynema, muchas vueltas para que frene, un poco incomodo de usar. Finalmente lo saco y sigo solo con el T- block.

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Veo la luz de nuevo y me encuentro frente a un pequeño rapell de 5 metros (hay cuerdas) que me conduce a otro canal con grandes penitentes. Son unos 100 metros y me dejan en un lugar muy lindo para vivaquear, se ve el glaciar medio en todo su esplendor y es una zona muy segura. Derrito agua y llamo por radio a la gente en Plaza Argentina que esta nerviosa esperando mi comunicación. Por encima mío veo las areniscas y me apresuro a tomarles fotos por si se llega a cerrar con nubes, la cámara me brinda una chance más de poder orientarme. Las areniscas son hermosas, las veo con claridad y a sus delicados canales con nieve y hielo, en silencio están soportando todo el peso del glaciar superior, es una belleza. Calculo el tiempo, creo que al medio día voy a andar por ahí. Así es, atravieso una suave pendiente cubierta por momentos de hielo y pequeñas lajas sueltas y otros por pequeños penitentes, a esa altura comenzaron a derretirse y desarmarse bajo mis pisadas, el día es espectacular y el sol pega de lleno.
Por fin llego a la base de las areniscas y sin pensarlo demasiado comienzo a escalar primero por un suave nieve, luego unos cuartos y quintos, con unas lindas tomas, huecos muy limpios, aunque los pies seguían delicados para los Crampones. La escalada es sostenida mucha cabeza. Luego de unos 50 metros de escalada me encuentro con un resalte de roca extra plomado, del cual cuelgan una cuerdas viejas, las miro desconfiado, la única forma de pasar ese resalte seria colgándome de ellas, nuevamente me resisto a la idea, sigo un poco más en una travesía por la nieve hacia la izquierda, hasta encontrarme una la base de un canal tapizado por una delgada capa de hielo. Eso me convencía más, una suave pendiente de unos 80 grados en hielo, un hermoso tobogán jajjaja!!!. Pongo mis herramientas y se siente firme, listo, voy por aca. La escalada en este sector se sostiene por unos 30 metros, luego me vuelvo a lo que seria la ruta original y donde hay rastros de cuerdas viejas, esto es unos 6 metros hacia la derecha de donde estaba escalando. Aquí van a encontrar una reunión en un gran teton, las cuerdas que de ahí se desprenden si bien son viejas se puede confiar en ellas. Nota: son las que se encuentran al final de las areniscas, son dos, antes de eso, las cuerdas son malísimas.

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Las areniscas me dejan en la franja donde comienza el glaciar superior, lugar apto para vivac ¿¡?¡ esta lindo pero lo que cuelga arriba mete un poco de miedo. Aprovecho a derretir agua y me dirigo rápidamente hacia la parte superior del glaciar. En esta parte podemos encontrar diferentes tipos de hielo y estalactitas muy grandes, cuidado con ellas. La parte que uso para cruzar es en una pequeña franja muy a la izquierda de donde te dejan las areniscas. Tuve que realizar una travesía de unos 20 metros por un nevé muy expuesto con hielo por debajo de la nieve fresca. Luego de unos pasos de escalada en hielo, poco ortodoxos, alcanzo el glaciar superior. La pendiente se hace notar (unos 45°) y me hundo en la nieva, mis piernas ya no quieren saber más nada, estuve escalando por 15hs y la maldita colina de nieve no termina más. Por sobre la mása de nieve puedo ver el mixto Mesnner, ese es mi posible objetivo. Ahora si… mis ojos se llenan de lágrimas al ver las grietas del glaciar superior tan cerca, mi cuerpo se relaja, me rindo ante tanta belleza, no paro de llorar de alegría y emoción. Son muchas cosas que se conjugan en esa visión y en ese momento, por fin mis pies toman contacto con el glaciar superior. Pero no me dejo llevar por el hermoso atardecer, se que cuando caiga el sol, el frio se haría presente, tenia que buscar un refugio. Analizo rápidamente y diviso una pequeña cueva natural, que me permitiría colocar mi cabeza y mi tórax a salvo de las piedras que pudieran caer. En eso veo a los otros dos argentinos Gabi y Anibal, alcanzando el filo de los franceses, les tomo unas fotos y me dedico a sobrevivir.

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Calentar agua y armar el vivac, comer algo y tratar de descansar, mis piernas piden a gritos un descanso. Trato de estirarlas, pero la precariedad de mi vivienda se hace notar, se me enfrían muy rápido, no me queda que ponerme en posición fetal, pero la contracción de los cuádriceps me hace doler. Así me paso la noche, girando, rotando y estirando las piernas.
Finalmente el frio cala mis huesos y se hace imposible de soportarlo, tiemblo con espasmos. Reacciono, se que es temprano aún, pero debo ponerme a caminar lo antes posible, son las 2AM, la noche esta cerradísima, no importa, caliento un poco de agua, junto mis cosas. Esa mañana tomo jugo tibio (mis tres saquitos de café se me habían terminado), como un puñado de palitos salados (se me habían terminado mis galletas) y salgo a caminar sin saber por donde, el día anterior no había alcanzado a estudiar un buen cruce. El glaciar se torna un laberinto, para hacer un cruce hay que realizar unos zig zags, eso lo aprendí después, por el extremo derecho del glaciar es imposible, las grietas muy grandes. Hay que ir al extremo izquierdo, no hay otra, por más que uno se aleje mucho de la rampa hacia el mixto Mesnner. Me desanimó un poco al tener que ir y volver sin sentido, se que cada gasto de energía se paga caro.
Luego se realiza una travesía hacia la derecha, debajo de una gran rimaya, hasta encontrar un cruce. En este sector la pendiente comienza a ser de unos 50° a 60°, hasta llegar al mixto, no es necesario tocar la piedra, los canales de nieve te van conduciendo, un poco tirados a la izquierda. Casi saliendo de aquí hay dos canales, uno ciego, que si toman este es de 10 metros, deberán destreparlo y tomar el siguiente, que pasa muy cerca de los cadáveres de lo brasileros. Eso hace recordar la exposición a las avalanchas. ¡¡!¡!¡!¡!. Justo cuando creía que no faltaba nada, que claro mensaje, nada de confiarse incluso hasta no estar en plaza argentina. Ahora tan solo quedan unas 5 horas en la pala. Decido pasar por el cuello de botella que se forma con el gran serac y una banda rocosa. Esta parte se puede sortear por la derecha de la banda rocosa o si se ve muy peligrosa se puede desviar a la variante eslovena hacia la izquierda. La nieve es muy onda en esta parte, metro y monedas. Y no tiene mucha cohesión. Se me hace eterna esta parte, doy cuatro pasos y me tiro de cara a la nieve. Estoy agotado y las nubes se cierran sobre esta ultima parte, no corre viento y se produce el fenómeno de sofocación de glaciar. La temperatura sube rápidamente por la refracción de la luz en las nubes y la nieve, es el efecto invernadero. Me sofoca el calor y comienzo a sacarme capas de abrigo, lo que me alivia un poco.

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No tengo más agua hace unas horas y las condiciones del terreno no dan descanso, ni pienso en realizar una repisa, tengo que seguir. 100 , 50 , 20 metros… finalmente salgo.. se terminó..se siente bien el aire fresco que viene en ráfagas del otro lado. El hongo se formó sobre el Aconcagua y debo bajar. Afortunadamente mi amigo Mauri Pareras me espera con una Coca y comida por la ruta normal. El subió en 6 hs 10 min desde plaza argentina a la cumbre. Todo un record, la montaña esta buena ese día, gracias.
Se sale por el filo y el camino de regreso por la normal se encuentra a nuestra derecha a unos 50 o 100 mts. Cuidado con el descenso los primeros metros. Eso es todo, el miedo pasó, y salgo sin un rasguño, ni un enfriamiento, nada. Con el corazón henchido de alegría y con las fuerzas suficientes para descender en tres horas hacia plaza argentina. Las felicitaciones no se tardan en llegar, todo es festejar y sentirse bien por estar vivo. Sobreviví a un romance más con mi querida montaña.
Gracias a todos los que rezaron por mi, que estuvieron ahí nerviosos esperando noticias mias y a los que me envidian o no desean que gente como yo pueda llegar, les agradecería que se miren un poco y dejen la actividad. Esto no es criticable, acá se hace, se construye, y se necesita el apoyo de toda la gente para llegar a la cumbre. Esta es mi pasión, la montaña, y duele ver tanta gente con envidia, y que lo único que hace es hablar en vez de escalar, y de no aportar nada a la montaña.
Gracias a mi sponsor Garmont que me provee la ropa,
al Hostel SosaHaus, flia y amigos.

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ExploracionTrekking

América a Pie, MARTÍN ABORTA EL VIAJE EN CANADÁ POR EL CORONA VIRUS

marzo 25, 2020 — by Andar Extremo

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Martín Echegaray Davies tuvo que suspender la caminata por las 3 américas. El caminante con su carro de 180 kg llamado “Carricatre Pilchero”, un viejo catre con ruedas de moto que él mismo arrastra, por la pandemia mundial abortó su idea de llegar a Alaska. Además de tener que esperar a que le den los permisos al terminar la cuarentena, no le darían los meses por el clima, teniendo que esperar al año siguiente. Por el momento esta regresando a país en un vuelo con diferentes escalas. Seguramente cuando salgamos de esta situación, sin precedentes en los tiempos modernos, y volvamos a la normalidad la vida le dará una oportunidad para finalizar el raid.
Martín hacia todos los días una distancia que ronda entre los 30 y 40 km. Padre de tres hijas, abuelo de 5 nietos, vive en Trelew con su mujer, pero su deseo hizo que arme un carro de 2 metros de largo (llega a 3 metros con el arnés), y unos 60 cm de ancho, y que el 31 de octubre de 2017 comience a caminar su historia, yendo a dedo hasta Ushuaia.
Con 22860 km kilómetros en su andar, ya recorrió el país, atravesó Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, México y ahora está EEUU.
El 22 de septiembre de 2018 terminó su objetivo de llegar a las 23 capitales de provincias argentinas, con 9873 kilómetros caminados. El 7 de abril de 2019 logró culminar su segundo objetivo: América del Sur con 15850 km caminados.

Carreras de aventura

4 REFUGIOS 2020

marzo 9, 2020 — by Andar Extremo

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Se corrió el 22 y 23 de febrero en Bariloche, la 4 Refugios. 15° edición una de las carreras de aventuras más duras de argentina, se desarrolla desde 2004, la cual pasa por estos refugios: Frey, Jakob, Laguna Negra y López. Podés correr uno, dos tres o cuatro refugios, esta última con la modalidad más picante la "Non Stop". El imparable Gabriel Santos Rueda ganó por quinta vez consecutiva y entre las mujeres la máxima ganadora fue Ragna Debats. En la nota Julia Stori nos cuenta su participación en 2 refugios.

Por CAB y Julia Stori fotos Martín Pereyra, Estefanía Klein y Ivan Braese

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Con mucha participación de atletas de La Plata, Buenos Aires, Brasil, Uruguay, Francia y España se vivió una jornada espectacular en el desarrollo de la competencia.
En la 4 Non Stop, con gran participación de atletas a nivel internacional, largaron muy fuerte todos y algunos corredores de elite lo padecieron. Peleando la punta iba el español Pere Aurell, seguido de cerca por Santos Gabriel Rueda, pero tuvo que parar en un refugio y lo pasó Rueda, que llegó primero consagrándose con la quinta vez consecutiva, pero no pudo bajar las seis horas de prueba, que era uno de sus objetivos.
El catalán resaltó que le gustó mucho la carrera y volverá el año que viene porque la quiere ganar. Su esposa, Ragna Debats, fue la primera en Damas. Vinieron a filmar un documental en el cual corren un carrera de trail running en cada continente.
Los corredores se mostraron conformes con la carrera, a pesar de calificarla como la más dura y la más difícil. Desde la organización resaltaron que año tras año la carrera va creciendo y corrigiendo errores. El presidente del CAB, Martín Enevoldsen, agradeció principalmente a los corredores y destacó el nivel atletas que participan, al tiempo que hizo referencia a las horas de trabajo que lleva organizar este tipo de competencia. Cabe destacar el trabajo de la CAX, por el esfuerzo que realizan para garantizar la seguridad. Felicitó al director de la prueba, Federico Sinso, que con su empuje dio lugar a muchas novedades en esta 15° edición.

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Relato de Julia Stori

Aún no había asomado el sol tras el imponente filo del Cerro Catedral cuando tomé coraje y bajé del auto para ir al baño y estirar un poco las piernas rígidas y nerviosas. Estaba en la base del cerro, con todas mis cosas listas; excepto mis miembros inferiores y la cara, que aún no querían despertarse.
Pero el afán y el calor de la multitud que asomaba a la base, fue nutriendo mi cuerpo y mis ganas de largar. Había preparado la carrera casi metódicamente, analizando todos los puntos importantes que mi físico necesitaba para afrontarla. Me moría de ganas de empezar a correr, pero una cuota de nerviosismo me mantenía del otro lado de la largada, esperando pacientemente y conteniendo la respiración de a bloques, para regularizarme. Sin embargo –quien alguna vez haya corrido una edición–, bien sabe que las palabras del arengador Andrés Martínez Infante logran romper toda templanza por más rígido que uno fuera… y así fue conmigo que, apenas diez segundos antes de empezar a correr, caí en la cuenta de lo que estaba por pasar, y se me escapó un jadeo de emoción. Y luego, una chispa de locura.

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Sin dudas 4 Refugios es una carrera emblemática y diferente en el país. El porqué no sólo está en su dificultad, sino en la humildad de sus organizadores, circuito, voluntarios, y del mismo paisaje. Para mi desayuno, estaba compitiendo en la modalidad 2 Refugios, que bastante bravos son para 32k de distancia y 1750m+. No es una carrera para “correr» exactamente, aunque el 60% de la misma la recorrí al trote en distintas velocidades. Requiere mucha fuerza y disciplina mental para afrontar las verticales subidas de piedra y las peligrosas bajadas en los pedreros, donde prácticamente se desciende hasta más lento de lo que se sube, para quien no tiene la técnica y la confianza en las piernas.

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El esfuerzo es enorme. No es apta para quienes sufran de vértigo. Tampoco es apta para quienes no lo sufrimos, pero esos estamos en menos peligro. Es una carrera para volverse loco corriendo, trepando, escalando enormes piedras, tropezando con las más chiquitas, y volando en los tramos limpios que también tiene. Todo aquello, englobado en un paisaje paradisíaco como es nuestra querida Patagonia Argentina, que nada tiene que envidiarle a los circuitos Europeos: rocas frondosas, pedreros áridos y grises, y de repente valles verdes, aromáticos, llenos de espinas y frutas, rebalsados de árboles altísimos… y, otra vez, de repente más roca, y roca, y roca, y un filo increíble con vistas a todas las cimas de las montañas y cerros adyacentes. Haciendo cumbre en el Cerro Catedral, a 2000msnm, no sólo se puede apreciar la naturaleza entera, sino que también te invita a mirar adentro tuyo, corredor… de qué estás hecho y por qué estás parado ahí.

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Encontré la razón de mis piernas en movimiento, y también lloré, me amargué, pensé en terminarlo, lo odié, pero siempre serpenteando esas emociones con una contraposición de alegría, diversión, fascinación y locura. Fue una carrera muy emocional. Y física, por supuesto. Pero llegué a la meta más agotada de la cabeza que de las piernas.
Sin duda, la volveré a correr. Pero doy fe que, como «todos dicen”, apenas la terminé no quise saber absolutamente nada con repetirla. Tan sólo me duró 12hs la negación. Vaya récord el mío.

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1 Refugio Caballeros
1° Lucas Castro Feijoo 1:43:13 hs
2° Tobias Barucco 1:56:26 hs
3° Pablo Ovalle 1:59:02 hs

1 Refugio Damas
1° Rocio Sere 2:09:01 hs
2° Amy Lyon 02:20:28 hs
3° Maria Romina Hazaña 2:22:36 hs

2 Refugios Caballeros
1° Jaime Moyano 3:46:36 hs
2° Santiago Molina 3:57:19 hs
3° Ramiro Alias 3:57:19 hs

2 Refugios Damas
1° Josefina Uijt Den Bogaard 4:58:09 hs
2° Maria Sol Rodriguez 5:18:19 hs
3° Daiana De Las Nieves 5:22:52 hs
4° Julia Stori 5:25:52 hs

3 Refugios Caballeros
1° Facundo Puentes 6:58:20 hs
2° Sergio Fernández 6:59:54 hs
3° Martin Garbero 7:00:57 hs

3 Refugios Damas
1° Alma Crego 8:44:07 hs
2° Andrea Vallona 9:44:53 hs
3° Gabriela Scadding 9:54:02 hs

4 Refugios Caballeros
1° Eduardo Ramón Manrique 29:00:18 hs
2° Milton Hernan Niedfeld 29:09:32 hs
3° Julio Rosselli Di Renzo 29:20:42 hs

4 Refugios Damas
1° Virginia Susana Pitte 29:31:25 hs
2° Alina Roitman 30:27:14 hs
3° Natalia Riego 30:37:00 hs

Dupla 4 Refugios Caballeros
1° Ciancio /Ciancio 29:41:46 hs
2° Salas / Segura) 30:30:31 hs
3° Tauro /Conci 31:54:17 hs

Dupla 4 Refugios Damas
1° Segali /Hansen 31:27:28 hs
2° Gordillo /Parada 34:15:36 hs
3° Ciganotto /Seipel) (DNF) 27:41:37 hs

Dupla 4 Refugios Mixtos
1° Giacomon /Lencinas 29:35:05 hs
2° Clausen /Badenes 30:25:26 hs
3° Echavarria /Ciccarelli 30:54:05 hs

4 Refugios NonStop Caballeros
1° Santos Gabriel Rueda 6:23:50 hs
2° Pere Aurell Bove 6:47:53 hs
3° Franco Oro 7:05:03 hs

4 Refugios NonStop Damas
1° Ragna Debats 8:17:07 hs
2° Tania Diaz 8:34:51 hs
3° Veronica Ramirez 8:43:58 hs

www.4refugios.com.ar

Montañismo

JULIANA GARCIA, HOY NO SE VUELVE A REPETIR

febrero 27, 2020 — by Andar Extremo1

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Estuvimos con la Ecuatoriana Juliana García, única Guía Internacional de Montaña en Sudamérica. En una entrevista desde Arequipa en Perú nos da su visión del montañismo.

Entrevista de Andar Extremo fotos Juliana García

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De dónde viene tu frase ”Hoy no se vuelve a repetir”?
Viene de vivir tan sólo el presente bastante sencillo, Para que hacernos tantas complicaciones en la vida cuando hoy no se va a repetir nunca más. Lo que hagamos, actuemos, digamos, esa ahora y es una idea que viene un poco de la cosmovisión andina que pasado, presente y futuro están pegados casi en el mismo tiempo. Es hoy, aquí y ahora, y si uno actúa en ese sentido en la vida las cosas serían totalmente diferentes.

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Cómo te introducís en el montañismo?
Comencé a hacer escalada y montañismo luego un viaje que realice con el curso de mi escuela, fuimos en en bicicleta de Ecuador a Brasil con 45 personas más. Yo tenía unos 14 años y al regreso de ese viaje, que duró unos cinco meses, estaba un poco cansada de tanto pedalear y fue allí que empecé a escalar en roca y paralelamente los fines de semana iba a la montaña con un grupo que hacía salidas. Así comenzó a interesarme más y más, lo tomé como rutina escalar en la semana e ir a la montaña el fin de semana. Con este grupo se formó como un club y me enganché de lleno. Y desde ahí no paré, los años siguientes aprendí más en diferentes grupos de montañismo. El tema género fue algo problemático, cuando había una expedición dura o el carácter técnico era superior no me llevaban, porque argumentaban que no me daba el nivel. Fue el momento de jugármelas.

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Cómo enfrentaste eso?
Empecé a liderar grupos y a llevar amigos, en este proceso me eché para atrás muchísimas veces, sea por miedo o porque todavía no tenía tanta confianza. A veces me tocaba ser la líder de una cordada y no tenía mucho conocimiento, igualmente las decisiones caían sobre mí y me tenía que hacer cargo. Durante esa trayectoria, fueron entre 3 y 7 años de montañismo, nunca tuve un compañero o compañera de cordada que me lleve de segunda, siempre tuve que estar al frente. Creo que esta transición fue importante en mi crecimiento como montañista y luego como guía esto de tener que tomar el liderazgo.

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Era bastante amateur hasta allí tu relación con la montaña?
Sí y para aprender más, tenía que salirme de los clubes, entonces me anote en Quito en la escuela de montaña para profesionalizarme. De esta manera sería más formativo y tendría que cumplir diferentes etapas. Esto demoró muchos años y en combinación a todo esto a mí que me encanta estar afuera y hice un montón de diferentes deportes: correr, mountain bike, aventuras, pero la montaña siempre fue el principal deporte, que luego más tarde se convirtió en profesión.

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Estudiaste educación física o algo relacionado con deporte paralelamente?
No. Yo estudié diseño gráfico e historia del arte y nutrición. Todo lo que he hecho está vinculado al estilo de vida que he querido llevar y a la montaña. Por ejemplo cuando estudiaba diseño uno de los proyectos era preguntarme: de dónde venían los alimentos?, qué era la soberanía alimentaria?, siempre mi vida estaba ligada al bienestar y al deporte en la naturaleza. Siempre pensé que la vida son esos caminos que se entrelazan, que tienen siempre un sentido en una red de intereses que te llevan hacia un mejor vivir.

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Esto te llevó a ser bien didáctica a la hora de transmitir la montaña?
Viene de la experiencia de dar cursos, vengo trabajando con adolescentes desde que tengo 19 años, en talleres, en educación al aire libre. Y también sigo aprendiendo, sigo capacitandome en cursos y creo que me ayudó mucho ser alumna en los cursos de avalancha. También he tenido la chance estudiar en muchos países y en lugares diferentes, con diferentes métodos, sumado a esto mi estilo y ver cómo yo le aplicó esas cosas al aprendizaje. Eso genera que uno pueda compartir información de una manera con más dinámica o didáctica.

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Te pesa ser la única guía internacional de montaña en Sudamérica?
Creo que ya no, en un momento de mi vida si me peso. Es complejo porque en ciertos grupos de trabajo me cuesta mantener y sostener una posición porque creo que si uno se aferra a una idea está bueno para que las cosas cambien y perduren. Y en este caso la profesionalización de los guías de montaña en el género femenino es un rol que me toca asumir y a su vez hay que sobrellevarlo. Es difícil, en especial con grupos de mujeres sobre todo, es difícil cargar ese modelo, como dice un amigo.. “a veces hay que hacerse de piel dura”. Creo que es la única manera de caminar hacia adelante aunque sea una forma exagerada.

Por qué antes te pesó?
Cuando uno no tiene madurez te importa mucho el qué dirán, si te mereces o no y te empezás a cuestionar un montón de cosas. Yo conozco chicas muy fuertes, que no tienen la certificación, y podrían tenerla. Te empezás a cuestionar tus capacidades, y en ese momento es cuando te haces el auto análisis. Nadie te regala el título, son caminos que elegiste seguir, y en mi caso eso lo tengo súper claro. Por ejemplo yo empecé hacer montaña al mismo tiempo con una chica que se llama Carla Pérez, también ecuatoriana y elegimos caminos diferentes. Ella hace expediciones, se concentra en su crecimiento personal como montañista. Yo en cambio elegí profesionalizarme y hacerme guía de montaña, me puso en otro ámbito dentro del montañismo.

Ecuador tiene grandes nombres como muchísimos récords en montañismo en los últimos años como Karl Egloff, Daniela Sandoval o Nicolás Miranda te sirve a la hora del reconocimiento?
Creo que no, pero creo que como cultura de montaña caminamos hacia un buen futuro en general. Como te explicaba antes, mi reconocimiento internacional es a nivel profesional y es muy diferente al reconocimiento de un atleta que hace récords o a subir un 8000 sin oxígeno.

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Qué proyectos tenés a futuro?
Mi misión Ahora es profesionalizarme con el tema del esquí que es una disciplina que descubrí ahora. Y estoy con el tema instrucción en avalanchas, toma de decisiones, manejo de riesgo y también a nivel nacional en la Asociación Ecuatoriana de Guías de Montaña con cosas más técnicas. Con lo que respecta al género intentar hacer cambios en lo que es instrucción, ya que hay muchas mujeres que se están volcando al montañismo. Y obviamente también viendo qué es lo que hago en expediciones privadas.

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Qué te pareció el Inkafest y que te llevó a elegir como jurado los films ganadores?
En la selección de las películas tuve como consideración, las cosas que eran importantes para el festival, las categorías que tenía que elegir. Pero aparte agregue una visión mucho más global de reconocimiento a películas que por la coyuntura o por el lugar de donde vienen no tienen el espacio de ser reconocidas. Porque ya que hay películas a nivel mundial que son reconocidas porque tienen detrás una producción, más recursos y existe el apoyo para que esta industria crezca, si bien di mi apoyo a esas producciones, también elegí a estos nuevos movimientos de gente que hace películas con menos recursos, así comienzan a tener acceso a una visión mundial. La película ganadora fue ”The Last Mountain” una producción polaca.

Conocías a Mariano Galván?
Yo a Mariano lo conocía de antes pero nuestra amistad se hizo bastante estrecha en Pakistán, hicimos el ingreso hasta Concordia juntos, nos encontramos ahí por coincidencia de la vida. Y creo que su visión del montañismo y el querer aproximarse hacer cosas, es algo que pocos montañistas todavía lo tienen y como él proyectaba sus retos me llamaba mucho la atención. Siempre estuve muy pendiente de todas sus ascensiones. Obviamente también lo conocí Alberto Zerain cuando se fueron al Nanga Parbat a su última subida. Me gustaba de Mariano ese pensamiento anarquista con el tema del montañismo que tenía sus sueños por convicción algo muy motivador de su vida. Si algún legado dejo Mariano es que uno tiene que hacer las cosas que le nacen del corazón sin involucrarse con las problemáticas que existen en las montañas en general. Él estaba, no a favor, de lo que está pasando en las grandes montañas, creo que fue un gran aprendizaje.

Kayak

Río Pascua, Patagonia Chilena

febrero 12, 2020 — by Andar Extremo

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A lo largo de dos meses, Nouria Newman y los kayakistas estadounidenses Ben Stookesberry y Erik Boomer, se enfrentaron a los ríos más peligrosos de la Patagonia Chilena en una impresionante travesía

por Red Bull

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La francesa Nouria Newman, es conocida como una de las remeras intrépidas del kayak. En un nuevo desafío, emprendió viaje por la Patagonia Chilena, un maravilloso lugar con incontables ríos salvajes, sistemas climáticos feroces y cambiantes, que los hacen aún más inciertos para lanzarse a sus rápidos.
Newman, atleta Red Bull y campeona del mundo de piragüismo, se embarcó en una aventura inolvidable junto con dos expertos kayakistas estadounidenses, Ben Stookesberry y Erik Boomer. A lo largo de dos meses, el equipo recorrió más de nueve ríos, además de lograr cuatro primeros descensos, y realizar el segundo de la historia por el Río Pascua, grande en longitud y con los rápidos más difíciles de la Patagonia. Superaron de ese modo, y en poco tiempo, lo que se había hecho en aquella región durante la última década.
“La climatología en la Patagonia es un poco loca, pues cambia muy, muy rápido. Está soleado y al minuto se pone a diluviar o a nevar. Tuvimos muchísima suerte con el tiempo, pero allí las condiciones no son fáciles”, dijo Newman.
El objetivo del equipo era completar la “triple corona” del kayakismo en la Patagonia (los ríos Baker, Bravo y Pascua), una aventura que se intentó en 2017, a través de un grupo liderado por Evan García.

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El equipo de Newman vivió el Año Nuevo en la Patagonia. Para moverse utilizaron multitud de medios de transporte: coche, autobús, ferry y bote. La expedición les permitió explorar todos los ríos que se encontraron por el camino. “Sabíamos que íbamos a tener muchas dificultades en uno o dos ríos, así que decidimos tomárnoslo con calma”, mencionó la aventurera.
Otro de los retos de la expedición fue el transporte de los kayaks por un terreno agotador durante 160 km que, con todo el material, pesaban 45 kg. “Llevar a cuestas los kayaks fue algo horrible. En el río Pascua bromeábamos porque parecía que lo único que hacíamos era cargar con todo el material”, señaló. En esa zona tuvieron que caminar fuera de los senderos durante 87 km.
Fue en ese río donde Newman y Stookesberry (Boomer debió dejar antes la expedición) tuvieron que ir fuera del límite: “Echas un vistazo a esos rápidos y piensas: ‘Oh, ¡nunca he visto nada tan grande! Mi kayak acabaría destruido en un momento. No veo ninguna manera en la que yo pueda sobrevivir a esto”.

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Incluso Stookesberry, que ya se había enfrentado a los rápidos peligrosos del globo, pensó que debían abandonar. Newman lo convenció para intentarlo. “Le dije, ‘Ben, si Pascua no diese miedo, si fuese fácil, ni siquiera habríamos oído hablar de este río. Vamos al menos al comienzo del cañón. Y si lo hacemos, lo haremos desde allí”.
Nouria comenzó a practicar kayak cuando tenía cinco años, en La Plagne, su pueblo natal. Allí los niños se inscriben en clubes deportivos y enseguida empiezan a competir. En aquella época solo había una chica en el club de kayakismo y tenía 10 años más que ella. Los padres de Nouria no acababan de ver con buenos ojos el deporte que quería practicar su hija, sobre todo porque no sabía nadar. Así que debió aprender para que le permitieran apuntarse al club de kayakismo. Sin dudas, un ejemplo de su proverbial tenacidad.
Brilló en las competiciones internacionales desde 2007 hasta 2017. En 2013 fue campeona del mundo de kayakismo extremo. Durante el Campeonato del Mundo de Slalom de Piragüismo se llevó la medalla de oro en 2014 y la de plata en 2013.

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“Creo que había alcanzado mi límite. Me lesioné y realmente nunca llegué a recuperarme del todo, así que no pude conseguir buenos resultados. Estaba haciendo las mismas carreras una y otra vez. Me estaba quemando”, recuerda. Licenciada en periodismo y ciencias políticas, se dedicó a la aventura, incluso realizó un viaje en solitario al Himalaya en 2018 y 2019. “Necesitaba estar sola, pero luego quedó claro que no fue la mejor idea del mundo”. Como ocurre con cualquier aventura, un par de cosas se torcieron. La detuvo la policía y también se vio afectada por la extrema altitud. En agosto de 2019 fue al Tíbet a explorar tres ríos.

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“Nouria es una de las mejores del mundo, da igual si hablamos de hombres o mujeres. Pero lo que la convierte en una gran aventurera es su apetito por enfrentarse a todo tipo de retos con el kayak: subir por la montaña con él a la espalda, sumergirse en los problemas logísticos o en las cuestiones culturales e idiomáticas. No basta con simplemente querer enfrentarte a algunos rápidos que quitan el hipo. Para alcanzar el éxito también te tiene que gustar todo lo demás que eso conlleva. Así es como se triunfa en los ríos que están por explorar”, dijo Stookesberry.

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ExploracionTrekking

Martín Davies EN DAKOTA DEL NORTE, 22606 km Y 14 países

febrero 11, 2020 — by Andar Extremo

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América a Pie
Martín Echegaray Davies tiene 63 años, está en Dakota, realizando una travesía nunca vista. Es caminante, y con un carro de 180 kg llamado “Carricatre Pilchero”, un viejo catre con ruedas de moto que él mismo arrastra, piensa ir de Ushuaia a Alaska en 4 años para hacer el Récord Guinness.
Martín hace todos los días una distancia que ronda entre los 30 y 40 km. Padre de tres hijas, abuelo de 5 nietos, vive en Trelew con su mujer, pero su deseo hizo que arme un carro de 2 metros de largo (llega a 3 metros con el arnés), y unos 60 cm de ancho, y que el 31 de octubre de 2017 comience a caminar su historia, yendo a dedo hasta Ushuaia.
Con 22606 km kilómetros en su andar, ya recorrió el país, atravesó Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, México y ahora está EEUU.
El 22 de septiembre de 2018 terminó su objetivo de llegar a las 23 capitales de provincias argentinas, con 9873 kilómetros caminados. El 7 de abril de 2019 logró culminar su segundo objetivo: América del Sur con 15850 km caminados.

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febrero 11, 2020 — by Andar Extremo

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Kayak

FIORDO PARRY, CHILE

febrero 11, 2020 — by Andar Extremo

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Del 1 al 4 agosto se realizó en una de las zonas más bonitas del planeta, el Encuentro Invernal de Kayak de Mar. Atilio Mosca, integrante kayakista del club AFASyN de Ushuaia, cuenta la historia de este evento desarrollado en Tierra del Fuego Chilena.

Por Atilio Mosca, fotos Francisco Ibarra Osorio

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Cuando llegó a mis manos la invitación de Nativo Expediciones SRL, para ser guía del Primer Encuentro de Kayak Invernal de Mar en Tierra del Fuego Chilena, más precisamente en el Fiordo Parry, armamos un grupo de kayakistas del club AFASyN de Ushuaia para asistir al evento.
Esta región posee un paisaje majestuoso, que comprende montañas, fiordos y glaciares, fauna marina muy diversa, y un clima que imposibilita predecir lo que sucederá en las próximas horas.

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Para viajar éramos 6 kayakistas: Guadalupe Gómez, Luciana Cavallin, Agustín Ciolfi, Hugo Monte de Oca y yo de Ushuaia y Dolores Urdampilleta de Mar del Plata. En el grupo de Whatsapp volaban las preguntas, había mucha ansiedad y entusiasmo. La decisión principal, fue llevar kayaks de plástico roto-moldeados, por la presencia de hielos flotantes dentro del fiordo. Luego entendimos que fue una muy buena opción. Cuando ya teníamos todo organizado y faltaban dos días para el viaje, lamentablemente Dolores Urdampilleta, kayakista de Mar del Plata, tuvo que bajarse de la expedición.

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El día antes de salir, cargamos los kayaks en las camionetas y empezamos a sentir el invierno. Lograr atar y fijar los kayaks en los techos del vehículo con viento y frío fue muy dificultoso, pero las ganas de estar en el fiordo rodeado de cinco glaciares que llegan al mar con las imponentes montañas de la Cordillera Darwin de fondo, hacían olvidar las duras condiciones.
En Ushuaia, que remamos en el Canal de Beagle todo el año, la temperatura no nos amedrenta. Sabía que, al ingresar en los fiordos con los glaciares, bajarían, y más en esta época. Mi experiencia de haber navegado los fiordos tanto en kayak como en velero, sirvió para que el equipamiento que lleváramos sea el adecuado. Fundamentalmente lo más importante era el traje seco, abrigo debajo y buena bolsa de dormir para recuperarse del cansancio diario.

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El día 1 de Agosto con el amanecer, emprendimos el viaje en dos camionetas 4×4, que también había sido un requerimiento, por la zona de alta montaña que había que atravesar y que en estos momentos sabíamos que se encontraba con mucha nieve.
La ruta que nos tocaba hacer en vehículo eran 570 km desde Ushuaia. Pasamos por Río Grande y luego cruzando la frontera Argentina-Chile en el paso San Sebastián, para llegar a la comuna de Cameron, donde pudimos descansar la primera noche y nos encontramos con los organizadores Camilo Uribe y Fredy Moreno de NATIVO EXPEDICIONES SRL.

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Hasta llegar, la ruta fue clásica de Patagonia: poco tránsito y mucho paisaje. Cameron se encuentra en la cota oeste de la Isla de Tierra del Fuego lado chileno, sobre el Estrecho de Magallanes. La mitad del camino era de asfalto, la otra de ripio y con nieve. Como medidas de precaución llevábamos cadenas para las ruedas de los vehículos que, además, tenían clavos.
Al llegar y entrar al valle de la comuna, el paisaje bordeando la costa del Estrecho de Magallanes, se veía majestuoso. Campos con horizontes infinitos, el típico guanaco queriendo saltar algún alambrado, y algún hambriento cóndor sobrevolando la ruta en busca de comida. Los cóndores en época invernal se encuentran en zonas más bajas ya que las cumbres están nevadas.

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La recepción estaba prevista en el albergue municipal de la comuna, cedido por el alcalde. Ahí nos encontramos con los demás integrantes de Chile: Pablo Aravena Cerda (kayakista de Coquimbo) y Juan Paulo Cerón (de la empresa UNIVERSAL KAYAK de Santiago), quien compartiría conmigo la tarea de guía del encuentro. Al equipo de la organización se sumaba Valeria, marinera de la embarcación que nos llevaría de Caleta María hasta el campamento dentro del Fiordo Parry.

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Después de deleitarnos con una rica cena, brindar y augurar una buena estadía en los glaciares, tomamos posición de las cuchetas. A Hugo le toco mantener la salamandra alimentada de leña para conservar la temperatura de la cabaña durante la noche, única calefacción en estos lugares.
A la mañana siguiente, continuamos en los vehículos. Al principio la ruta era ripio, pero a medida que nos elevábamos en las montañas, la nieve cubría todo. Para nuestra suerte, el camino era mantenido por máquinas del ejecito y no hubo necesidad de encadenar las ruedas. La cordillera se cruzó muy despacio, pero segura.

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Al alcanzar el final de la ruta: Caleta María. Allí nos esperaban Fredy, el capitán, y Valeria. Con ellos recorreríamos 30 km para llegar al campamento. La Armada de Chile esperó nuestra llegada a Caleta María. Una vez que inspeccionó los kayaks y equipos, dio el visto bueno para iniciar la navegación e ingresar a uno de los lugares más inhóspitos de Tierra del Fuego. La embarcación, con 12 personas, kayaks y bolsos con equipos, contaba con dos motores que la hacían correr a 30 nudos. Alcanzar esta velocidad optimizaba el viaje ya que en esas latitudes el clima era intenso y cambiante. El mar puede variar de estar planchado, a elevar en 5 minutos 2 m de ola, por el aumento en la intensidad del viento.

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“Nuestro propósito era visitar lugares vírgenes, procurando respetarlos y mantenerlos igual de vírgenes para los próximos buscadores de lugares especiales”

Al poco tiempo de estar navegando en la lancha e ingresar al fiordo Parry, la ansiedad por ver dónde pasaríamos los próximos dos días remando, y el deseo de registrar todo, nos hacían disparar fotos y videos en todos los aparatos que llevábamos. Para nuestra suerte iba Francisco, fotógrafo profesional, quien registró imágenes de momentos únicos.
Llegamos a Puna Canoa a las 15 h y nos recibió en tierra Fabián, quien se encargó del campamento armando un refugio tinglado para protegernos de la lluvia y nevadas, que eran inminentes. Ya habíamos pasado frente al primer glaciar que daba la impresión de forzar su paso entre las montañas para poder tocar el mar.

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El fuego estaba siempre encendido para tener un punto cálido donde reunirse y disfrutar de historias y anécdotas vividas por los que participábamos de la reunión, tal como lo hacían los pueblos originarios que habitaron estos lugares. Esa primera noche, se planificó la actividad del próximo día y a la vez un cordero fueguino crujió al espiedo. A la cena se sumó un zorro colorado, que se hizo habitué del campamento y que tomaba confianza con el correr del tiempo. A medida que pasaba la noche nos íbamos acomodando cada vez más cerca del fuego. La escasez de confort se empezaba a sentir. El piso estaba totalmente húmedo por el manto verde de las hojas y tierra acumulada durante milenios. Fabián (Guenchu) improvisó unos bancos con troncos. Guenchu, como lo llaman sus amigos, vivió toda su vida en estos lugares y su físico fue moldeado para resistir el trabajo duro de pescador artesanal, marisquero y centollero. Mientras que nosotros ya no teníamos ropa para ponernos encima y ya no contábamos la cantidad de capas entre sintéticos y respirables, él se manejó con un buzo de algodón como único abrigo, cuando no, aparecía en remera… pura adaptación al medio. Pasadas las horas, cada uno buscó su carpa. En minutos, el silencio recuperó el lugar.

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A las 6 h de la mañana, Guenchu empezó a levantar la fogata para armar el desayuno y cortar el frío mañanero. A las 8 h comenzaron a surgir de las carpas en estado somnoliento, los kayakistas, que habían experimentado la primera noche invernal dentro de un fiordo rodeado de 5 glaciares. Los que tuvieron sueño liviano pudieron escuchar los estruendos producidos por los desprendimientos de bloques de hielo de los glaciares.

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Enseguida, nos pusimos los trajes secos, chalecos salvavidas y demás equipos, y fuimos al agua. En la playa nos encontramos con un paisaje diferente al del día anterior. El viento había traído del interior del fiordo, cientos de bloques de hielo que quedaron depositados en la playa durante la marea baja. La nevada caída había dejado los kayaks ocultos.
Previa charla de seguridad de cómo movernos en zona de hielos y glaciar, comenzamos a remar con un día de sol espléndido sin nada de viento. La lancha se mantuvo en la cercanía, siempre con bebidas calientes, por si era necesario suspender la remada y volver a la protección del refugio.

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Visitamos dos glaciares que llegaban al mar, y nos detuvimos media hora frente a uno de ellos. El espectáculo de rompimiento era continuo. Los estruendos al fondo del glaciar debido al movimiento de la masa de hielo, hacían que todos giraran la cabeza en estado de alerta.
La medida de seguridad frente a un glaciar es mantener distancia del frontón, nunca se sabe cuál será el bloque que caerá y su tamaño, ni la ola que se generará, pero sí que pueden golpear al kayakista.

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Para el mediodía continuamos remando al segundo glaciar, un trayecto que bordea un pie de montaña no accesible para desembarcos. Durante ese trayecto, se nos acercó una foca leopardo, uno de los máximos predadores que llegan a estas latitudes desde el sur. Se mantuvo un rato curioseando mientras remábamos. Nos mantuvimos en nuestro rumbo sin interrumpir sus movimientos, por precaución. Aunque es muy difícil que se produzca un evento de peligro, siempre hay que mantener una distancia y respetar su camino.

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Al llegar al segundo glaciar, nos encontramos con la pequeña bahía congelada en superficie, con un espesor de 5 a 10 cm de hielo. Pudimos avanzar rompiendo el hielo unos 30 m, pero luego fue imposible. La lancha al mando de Fredy, ingresó como un rompehielos y nos abrió un camino para hacer una nueva y única experiencia, y remar en un manto de hielo. Nos detuvimos y compartimos el almuerzo a bordo de la lancha.

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El regreso en kayak al campamento fue casi en silencio. Pienso que todos estábamos hipnotizados por la nueva experiencia.
En el campamento, nos encontramos con Guenchu y dos amigos pescadores y buceadores de mariscos, que trabajan en la zona. El refugio se llenó de conversaciones donde cada uno explicaba lo que experimentó. Mientras cenábamos, el fuego mantenía un estado de reunión único. Después de escuchar increíbles historias, nuestros nuevos amigos pescadores nos demostraron la sencillez con que llevan adelante su vida para poder subsistir meses en estos lugares. De a poco, cada uno a su tiempo, desaparecían de la luz del fuego y se perdían en la oscuridad en busca de su carpa.

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El domingo por la mañana, cada uno ordenó su equipamiento y se alistó para el regreso. Nos esperaba 1 hora en lancha hasta Caleta María y luego 10 en vehículo hasta Ushuaia.
A pesar de que ya habíamos recorrido el camino, hacerlo nuevamente generaba emoción por la inmensidad del paisaje. La ruta serpenteaba las montañas, acompañada de guanacos que observaban el paso de los autos. Nuestro propósito era visitar lugares vírgenes, procurando respetarlos y mantenerlos igual para los próximos buscadores de lugares especiales.

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Escalada

La Esfinge, Perú

febrero 10, 2020 — by Andar Extremo

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Gustavo Rodríguez junto a Martín Moreno, fueron a Perú a escalar La Esfinge en el Parque Nacional Huascarán. En este relato, las vivencias de estos dos escaladores.

fotos y texto Gustavo Rodríguez Atleta GARMONT y FILO SUR

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Hacía tiempo que La Esfinge nos venía rondando en la cabeza, pero otros viajes y objetivos la fueron posponiendo. Este año, desde el principio dijimos: vamos a intentarla. Con mi amigo y compañero de cordada, Martín Montero, estábamos ansiosos por hacer esas paredes de granito.
Empezamos a ver fotos, videos y buscar info. El denominador común era escalar en altura. La Esfinge tiene su campamento base a 4500 msnm aproximadamente y el comienzo de la vía a 4700 msnm, lo que hace que llegar a su cumbre de 5325 msnm, sea toda una aventura. Ubicada en Parque Nacional Huascarán, la vía elegida fue La Vía del 85 también conocida como la normal, 18 largos de hasta 6c/7a de escalada tradicional.

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Salimos de Buenos Aires el viernes 9 de agosto en avión hacia Lima, y de ahí fuimos en micro a Huaraz.
Huaraz es una ciudad que parece un caos, pero es un sitio donde todo funciona. Ruidosa y apurada, es habitada por gente simple, educada y servicial. Se encuentra rodeada de un lado por la Cordillera Blanca, y del otro por la Cordillera Negra, ambas hermosas y atractivas. Allí, nos hospedamos en el Hostel Shelek Trek, de Pablo y Yani, dos personas geniales que nos hicieron sentir como en casa.
El plan era sencillo: caminar un par de días para ir aclimatando, y comenzar a escalar en altura para estar lo mejor posible para La Esfinge. Iniciamos con caminatas cortas pero muy atractivas. Primero fuimos a la Laguna Wilcacocha, a 3745 msnm. También a Laguna Churup, a 4450 msnm. Por las tardes, escalada en Los Olivos, sector deportivo a pocos minutos del centro de la ciudad.

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Al quinto día salimos hacia Inka Wakanka, un sector de escalada deportiva a unas 2 horas de viaje. Muy recomendado por los lugareños, el lugar era realmente muy bonito. Llegamos, nos instalamos, y salimos hacia las paredes. Escalar a más de 4000 msnm dejaba sin aliento. Escalamos cerca de 8 vías de hasta 6c. Por la mañana, salimos nuevamente para arriba a probar vías más largas. Comenzamos con 2 de 25 metros. La idea era hacer la reunión, que suba el segundo, y rapelar. Cuando estaba en el Top de la segunda vía y mi compañero estaba a 3 chapas de llegar a la reunión, un estruendo nos sorprendió, y seguidamente un temblor casi nos saca de la pared. Nos pegamos terrible susto. Sin terminar de entender qué pasaba, Martín llegó y pasó de largo a un descuelgue de otra vía. De ahí, salimos caminando o casi corriendo por detrás, hacia una ladera poco pronunciada. Una vez que nos sentimos más seguros, paramos a tomar aire y tratar de tranquilizarnos. Continuamos bajando hasta el pie de vía y, sin mucho que discutir, decidimos que la escalada en Inka Wakanka estaba terminada.

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Bajamos, desarmamos el campamento, y fuimos a la ruta para ir a Antacocha. De camino hacia nuestro nuevo destino, nos enteramos de que el terremoto había sido 5.1 en la escala Ritcher y que había roto la ruta y varias casas en diferentes lugares.
Antacocha es una laguna de agua salada a 3780 msnm. Pegada a ella, hay una pared con no más de 12 vías. Algunas de ellas son deportivas y otras mixtas, como la que escalamos nosotros, la vía Sin Nombre. Esta tiene 4 largos y 200 metros altura. Nos gustó mucho porque era bien variada, atlética y además por su hermoso paisaje.
Luego de escalar, bajamos caminando a la ruta en aproximadamente una hora, y volvimos en combi a Huaraz.
En el día de descanso, aprovechamos a organizar el equipo y comprar víveres para subir a la Laguna Parón a 4200 msnm, desde donde comienza la caminata de ascenso a La Esfinge.

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Para ir, nos decidimos por una combi de turismo que era la opción más económica. El viaje fue bastante ameno e informativo, pero muy largo. Una vez que llegamos, alistamos las mochilas, preguntamos dónde comenzaba el sendero e iniciamos. La explicación no había sido muy precisa, así que fuimos ganando altura hasta que, después de un rato, la senda se perdió y nos dimos cuenta de que nos habíamos equivocado. Con una mezcla de enojo y desilusión bajamos a la laguna, y en el puesto de la comunidad, armamos la carpa y pasamos la noche.
Por la mañana nos despertamos temprano y después de desayunar, salimos nuevamente para arriba. Esta vez sí agarramos la senda correcta, y poco después del medio día llegamos al vivac cercano a la pared. El lugar era un mar de piedras con la mole de granito al fondo. Las sensaciones fueron muchas, y las ganas de escalar salían por los poros. Después de buscar agua, comer, dormir una breve siesta, fuimos al pie de vía a dejar algo del equipo y reconocer los primeros largos.
De vuelta en el vivac, merendamos, vimos por enésima vez el croquis, acomodamos el equipo, cenamos bien temprano, y tratamos de dormir. La estrategia para la pared era ir lo más livianos posibles para hacer la vía en el día, pero estar preparados por si nos tocaba dormir en la pared. El resultado fue los dos escalamos con mochila.

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A las 5 am sonó el despertador. Después de un desayuno veloz y con el arnés puesto, salimos del vivac con la linterna en el casco. El primer largo lo escalé yo, todavía de noche. Para cuando Martín llegó a la reunión, comenzó a aclarar y a asomarse el sol. La escalada era muy bonita y llevábamos buen ritmo, pero el esfuerzo se notaba, y recuperar el aliento en cada largo se hacía sentir. Escalé los primeros 3 largos yo, y Martín el 4. Seguí con los próximos largos hasta que pasamos el primer techo. Al llegar a la 7 reunión, cerca de las 10 am, Martín ya no se sentía bien. Después de una charla y algunas lágrimas, decidimos bajar. Los rapeles los hicimos en silencio y concentrados. Al llegar al pie de vía, reafirmamos que fue la decisión correcta. Siempre pensamos y ponemos en práctica que, si uno de los dos ya no quiere seguir subiendo por la razón que sea, la cordada se baja y eso es lo que hicimos.
Volvimos al vivac, acomodamos las mochilas y comenzamos a descender hacia la Laguna Parón. Nos alcanzaron hasta el pueblo de Caraz y desde ahí, fue un vertiginoso viaje hasta cerca del Hostel. Durante este tramo, pensamos que no nos podíamos ir de Huaraz sin conocer Hatun Machay, así que nos tomamos un día de descanso y aprovisionamiento, y fuimos.
Hatun Machay está a 4200 msnm. Es simplemente espectacular. Estuvimos 2 días y escalamos mucho. Hay para todos los gustos, de todos los grados, alturas y variedad de estilos: techos, placas, desplomes, y roca muy adherente, así que “dejás los dedos”. Durante el día escalamos en remera y por las noches, bajaba mucho la temperatura, al punto de congelar todo. Es manejado por la comunidad, y su encargado es muy atento. Sin dudas, es un lugar para conocer.
Ya de vuelta, nos tomamos la tarde para pasear y comprar algunos recuerdos.
Las vivencias de las escaladas en Perú son hermosas, llenas de enseñanzas y buenos momentos, siempre agradeciendo la amistad y la gente que fuimos conociendo. Ojalá pronto estamos de vuelta.
Gracias GARMONT y FILO SUR, por el apoyo y el aguante. Por darme lo mejor en equipo e indumentaria.

Supervivencia

TSUNAMI, 9 días bajo los escombros

febrero 7, 2020 — by Andar Extremo

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Nueve días después del terremoto y el tsunami que arrasaron el noreste de la costa nipona en 2011, una anciana de 80 años, Sumi Abe, y su nieto Jin, de 16, fueron rescatados con vida, de entre las ruinas de su casa en Ishinomaki. Esta nota fue edita en la Revista Andar Extremo n° 47 de julio/agosto de 2017

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En el fatídico 11 de marzo de 2011, el potente terremoto de magnitud 9 destruyó su hogar en el territorio de Miyagi, una de los más castigados. Milagrosamente, Sumi y Jin fueron sepultados bajo ladrillos, vigas y tejas, pero no murieron. Ambos se hallaban en la cocina y, tras quedar atrapados entre los escombros, se las arreglaron para sacar comida de la heladera pese a que estaban muy débiles por las heridas.
A oscuras, soportando temperaturas bajo cero y con la agonía de pensar que tenían las horas contadas, sobrevivieron a base de yogures durante nueve interminables días. La anciana tenía las piernas inmovilizadas, pero su nieto, a pesar de la hipotermia, logró escapar de entre los restos del inmueble destruido y llegó hasta el exterior, desde donde hizo señales a un helicóptero de salvamento.

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Como la policía no podía sacar a Sumi, tuvieron que llamar a un equipo de rescate para salvarla. Ambos fueron trasladados en helicóptero al hospital de Ishinomaki, donde pudieron contar que sobrevivieron al peor Tsunami de la historia reciente de Japón, que provocó una ola de diez metros borrando del mapa cientos de pueblos.
Este hecho se suma al de Hiromitsu Shinkawa, un hombre de 60 años que fue encontrado dos días después del Tsunami, a 15 kilómetros de la costa. Tragado por la fuerza de las olas al retirarse, resistió encima del tejado de su casa hasta que fue avistado por un destructor de la Marina nipona. “Ningún helicóptero o barco que ha pasado cerca me ha visto, pensé que iba a ser el último día de mi vida”, relató cuando fue rescatado.

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El recuento oficial de víctimas de ese año entre muertos y desaparecidos que dejó la catástrofe fue de 20891. Sólo en la prefectura de Miyagi, la Policía calcula que han perdido la vida unas 15.000 personas y que unas 452.000 personas perdieron sus casas.. Además de las casas que tumbó, el tsunami dejó en el primer periodo 250.000 viviendas sin luz y un millón sin agua.
Las pérdidas por los daños materiales se calculó en 176.000 millones de euros, que supera el terremoto de Kobe como el desastre más caro de la historia, ya que su reconstrucción superó los 81.000 millones de euros.

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Carreras de aventura

Alpa 42K 2019

febrero 5, 2020 — by Andar Extremo

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El 13 de octubre se corrió una edición más de la Alpa 42k. Con cuatro distancias, 7, 15, 25 y 42 km, los más de 1000 corredores disfrutaron de una geografía única. Donde bosques, ríos y cerros se alternaron en un circuito duro pero muy entretenido. En la nota la gran ganadora Silvana Cacciavilliani nos cuenta su experiencia en los 42 kilómetros.

por Río Cuarto Trail Run y Silvana Cacciavilliani, fotos Marcos Ferrer

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Con la idea de retribuirle algo a la montaña, después de haber andado mucho tiempo corriendo por esos senderos, en el año 2012 organizamos nuestra primera carrera de montaña. Ese diciembre, con 45 participantes, habíamos tocado el cielo con las manos, nos habíamos sentido plenos, y así empezamos a tejer un sueño enorme que sigue teniendo como meta difundir la actividad física saludable y recorrer los hermosos paisajes de las sierras del sur de Córdoba.

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Agradecemos a nuestros sponsors, que sin ellos no sería posible llevar a cabo nuestros sueños: Universidad de Mendoza, MSA, Osde, Powerade, Cepita, Bon Aqua, DH Impermeabilizaciones, Tate, Capello Empresa Constructora, Gimnasio Salud y Deportes, Márquez y Asociados Constructora, Farmacerca, Copia Centro Imprenta, Estudio Scapin y Asociados, Santa Lucia Agro Cereales, Herbalife Nutrition, JC Fitnness y Sox.
Al enorme grupo de voluntarios que trabaja incansablemente, a la Municipalidad de Alpa Corral, Bomberos Voluntarios, policía, Propietarios de Campos y Vaqueanos del lugar, que no escatiman esfuerzos para colaborar el día de la carrera.

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Silvana Cacciavilliani
El 13 de octubre de 2019 me invitó la organización de Río Cuarto Trail Run a participar por tercera vez para correr los 42 kilómetros, en Alpa Corral, lugar soñado de las sierras de Córdoba pero muy duro para nuestras piernas porque te exige una fuerza máxima.
La carrera comenzó temprano para aprovechar el clima, lo más fresco posible así que 6.30 cruzamos el arco de partida y salimos a disfrutar de hermosos senderos cuestas, piedras sueltas y ríos que nos ofrecía este bello paraje de la sierra de los Comechingones. ”Condimentos” que hacen a las carreras de trail únicas, esas dificultades que a los corredores de montaña nos gustan tanto.

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Los primeros 15 km me costaron un montón, es más mi compañero de vida Marcelo me ayudó mucho para poder continuar y encontrar el ritmo, hasta que cambie el aire y comencé a disfrutar de esto que es lo que más me gusta. Cada vez corría con más fuerzas, las subidas del Cerro Blanco estuvieron duras y también las bajadas al ser muy técnicas generaban mucha adrenalina. Por la cabeza se me cruzaban pensamientos de todo tipo, desde pensar si era posible terminar, a embalarme y alentar a otras corredoras dándole fuerzas y aliento para que puedan continuar. Dentro de estas ambigüedades, en un momento un compañero me comenta que iba primera en la general de 42 kilómetros. Entre en razón y comencé a concentrarme más y más en el recorrido.

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La verdad es que es una carrera hermosa, la organización tiene un grupo humano increíble que se preocupar por cada uno de nosotros estando presente en los mínimos detalles. Feliz por poder participar en cada carrera que ellos organizan, siempre presente. Gracias andar extremo por las fotos y por la nota y nos veremos en la próxima 2020.

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42 km Caballeros
1° Jorge Daniel Zunino 4:21:10 hs
2° Daniel Simbron 4:27:23 hs
3° Lucas Cola 4:39:59 hs

42 km Damas
1° Silvana Cacciavilliani 5:36:19 hs
2° Julia Martino 5:40:50 hs
3° Ayelen Suhurt 6:03:26 hs

25 km Caballeros
1° Victor Aguilera 2:05:58 hs
2° Alejandro Ezequiel Capello 2:06:57 hs
3° Franco Gaston Espeche 2:11:35 hs

25 km Damas
1° Ana Belen Mercau 2:48:18 hs
2° Luciana Bertola 2:52:07 hs
3° Alejandra Matos 2:54:13 hs

15 Km Caballeros
1° Juani Faroppa Faroppa 1:28:39 hs
2° Tomas Godoy 1:29:00 hs
3° Emanuel Pecorari 1:30:40 hs

15 Km Damas
1° Yamila Perez 1:51:41 hs
2° Cintia Fessia 1:58:56 hs
3° Maria Betsabe Roma 2:02:35 hs

7 Km Caballeros
1° Emanuel Farina 0:38:27 hs
2° Alexis Gutierrez 0:40:07 hs
3° Santiago Lopez 0:43:36 hs

7 Km Damas
1° Marina Lorena Cacciavillani 0:48:35 hs
2° Carolina Lopez 0:49:06 hs
3° Marina Ferreyra 0:50:36 hs

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ConferenciasMontañismoTrekkingVideos

AREQUIPA, LA PUERTA INCA AL DEPORTE AVENTURA

febrero 3, 2020 — by Andar Extremo

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Una ciudad esplendida, donde lo colonial y lo autóctono se entrelazan logrando un equilibrio ideal. La vista gira trecientos sesenta grados y los volcanes Misti, Chachani y Pichu Pichu, de la Cordillera de los Andes, terminan de enmarcar este exquisito cuadro que es la ciudad de Arequipa.

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Ciudad fundada en el año 1540, a 2335 msnm, es un pórtico para lanzarse a realizar deportes de aventura. Muy tranquila para caminar de punta a punta y para disfrutar la excelente gastronomía peruana. Está llena de restaurantes cerca de su plaza principal y posee un mercado que tiene de todo, imperdible para disfrutar de la rica comida regional.

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Con lo que respecta a la colonia, la iglesia principal y demás edificios, están hechos de sillar, una piedra volcánica más dura que la piedra pómez. Existen canteras que se pueden visitar y ver cómo se sigue extrayendo manualmente este mineral, para ladrillos y ornamentos.

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Emplazada en una zona montañosa de la cordillera, los volcanes que la rodean superan los 5000 msnm. El Misti es una opción muy buena para hacer una montaña que alcanza los 5822 msnm. El campamento base cerca del río Chili, a unos 5 km de la ciudad, en dos días nos basta para hacer cumbre. Luego está el Volcán Chuchuni con sus 6.057 msnm a unos 50 km de Arequipa, y el Volcán Pichu Pichu de 5.664 msnm, a unos 30 km de la ciudad.

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Arequipa es, sin duda, una ciudad que esconde las historias de las culturas incaicas. En uno de sus museos, se puede encontrar a la momia Juanita, una doncella sacrificada que estuvo escondida en la cima de una montaña por más de 500 años. “La niña de los hielos”, como la llaman, es quizás la momia mejor conservada de la historia humana. Fue encontrada por la erupción del volcán Sabancaya de 5.976 msnm, que descongeló su tumba y la dejó expuesta en el volcán Ampato a una altura de 6.288 msnm. Juanita y otras dos momias, fueron encontradas en 1995 y 1997 por José Antonio Chávez y Johan Reinhard.

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Arequipa tiene algo muy lindo, y es que dentro de la ciudad se encuentran los valles. Dar vuelta a la esquina es encontrarse en el medio de un paisaje con ríos caudalosos que permiten la práctica de kayakismo y rafting.

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Muy cerca, a unos 170 km, está el pueblo de Chivay que es la compuerta a unos de los cañones más profundos del mundo: el Cañón del Colca, que llega a unos 4000 metros de profundidad. Fue descubierto en 1981 por Jerzy Yurek Majcherczyk, junto a un grupo de cinco investigadores polacos que llegaron al cañón buscando el inicio del río Amazonas. El Río Mismi es considerado hoy, el inicio del río más largo del mundo. Recién en el año 2009, el mismo Jerzy Yurek Majcherczyk, organizó otra expedición para recorrer los últimos 20 kilómetros y así demostrar su profundidad.

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Montañismo

MARIANNE CHAPUISAT PIONERA DEL OCHOMILISMO EN INVERNAL

enero 8, 2020 — by Andar Extremo

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Por muchísimos años fue la primera y única mujer en poder hacer una montaña superior a 8000 msnm en invierno, fue el Cho Oyu en 1993 a sus 23 años. Recién en 2018 Elisabeth Revol coronó el Nanga Parbat. La entrevista para Andar Extremo en Arequipa, Perú, a una mujer sencilla que por amor logró algo impensado.

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Qué le dirías hoy a la joven Marianne que se atrevió al Cho Oyu en Invernal?
Le diría que vaya con la mejor de las energías, que aproveche esa ingenuidad para llevarse el mundo por delante. Que siga su intuición y su corazón. Y que vaya, que se anime, que todo va a salir bien, que siga su camino.

Viviste toda tu vida haciendo deportes, hiciste tu primer 8000 a los 23 años, lo harías hoy de la misma manera?
Es que nunca sería igual, hoy tenés internet, Gps, partes meteorológicos exactos, indumentaria técnica y mucha gente que fue a los Himalayas. Cuando yo fui imaginate que me prestaron el “mono de plumas” allí en la montaña porque no había llevado, solo los datos que pude recabar en ese momento fueron de Messner y mis pocos amigos que habían ido al Himalaya. En ese momento nos escribíamos telegramas o cartas e íbamos intercambiando información, era todo muy diferente a hoy.
Cuando salí de suiza, para los Himalayas me tenía que encontrar con los de la expedición en Madrid, me acompaño mi hermano, recuerdo, a la estación de tren, con dos o tres chicos con discapacidad. Él trabaja con esos niños y me preguntaban si iba a volver bronceada, jajaja. Estaba todo como fuera de foco.

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Ya tenías experiencia en alta montaña para encarar tan osado emprendimiento?
De niña hice atletismo, entre los 12 y 16 años, después empecé a estudiar el profesorado de Educación Física y al estar 6 o 7 horas por día entrenando deje el atletismo. Empecé a hacer allí esquí de travesía, fue mi primer contacto con la montaña además de hacer trekking con la familia. A los 17 años empecé a ir a club alpino que había uno de mis mejores amigos, Tierry, eso fue el año 87. También en ese año empecé a estudiar letras que es a lo que me dedico hoy, siempre tuve una formación intelectual de mis padres y me encanta leer. Tengo tres pilares, muletas en la vida que me hacen estar de pie para mi equilibrio, una los contactos sociales, me encanta estar con gente, segundo el movimiento y tercero la literatura.

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mo fue esa preparación para abordar los Himalayas?
Estuvimos un año preparando la ascensión al Aconcagua, vendiendo remeras para hacer el viaje, pero fue bastante rápido, bastante fácil. En ese momento recuerdo que estaba en otros proyectos también quería salvar la humanidad como tantos jóvenes de 20 años, Había trabajado en África con niños de la calle. Pensaba trabajar después de hacer el techo de América en un proyecto social en Santa Fe. Pero a último momento me dijeron que estaba el lugar cerrado por la estación veraniega. Y me quede con tiempo libre y conocí a Lito Sánchez. Trabajamos juntos en la patrulla de rescate en Aconcagua. Hicimos muchas cumbres allí en la zona, también tenía algunos 4000 técnicos y algo de roca en suiza.

En seguida con Lito se propusieron un ocho mil y encima en invernal?
Cuando conocí a Lito no sabíamos si era una relación de verano o algo más serio, pero al final nos unimos mucho. Luego de hacer cumbre en Aconcagua en la temporada 91/92 me acompaño a Santiago de Chile en Autobús y me comentó su intención de ir al Cho Oyu.

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Qué recuerdo tenés de la expedición al Cho Oyu?
Si tengo que elegir tres palabras fueron: “magia” porque el grupo descubría paso a paso lo que estaba por venir, nadie sabía cómo era aquello, todo el tiempo era estar con los ojos abiertos descubriendo esa inmensidad blanca, la segunda “frío”,pase mucho frío, me quede friolenta de por vida. SI bien aún me comporto bien en altura y nunca tuve mucho problema, la temperatura es algo que sufro. Hoy en día no puedo andar sin guantes, cuando era pequeña me tiraba en la pileta y salía azul, era muy flaquita des estas que la rodilla es más grande que el cuádriceps. Y la última el “amor” me fui allí porque estaba enamorada de Lito Sánchez.

Cuántos días duro la expedición al Cho Oyu?
La cumbre fue rápida, la aproximación fue muy lenta tardamos como un mes en llegar al campo base, caminamos mucho, porteando. El ataque a la cumbre lo hicimos en unos 10 días.

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Al terminar tu relación con Lito quedaste igualmente enganchada con la montaña?
Luego del Cho Oyu en el 93 y de cuatro años de relación, el Himalaya estaba muy ligado con él y si bien me abrieron muchas puertas, estuve bastante tiempo haciendo otros deportes. Primero fue la escalada deportiva y luego estuve participando en campeonatos de esquí de travesía, a fines de 1996 hice una pequeña expedición al Ama Dablan, si bien no hice cumbre fue muy interesante porque fui con la gente de la expedición al Cho Oyu y unos amigos suizos. En el año 2000 realice un intento al Everest, por la ruta normal de la cara sur y llegue hasta los 8.700 msnm, me tuve que bajar por el mal clima. Luego Me quede una noche sola a los 7900 msnm para intentarlo de nuevo pero había tan mal tiempo que tuve que abortar la expedición. Allí conocí a Juanito Oiarzabal y gracias a él entre “Al Filo de lo Imposible”. Recién en el año 2003 la Televisión Española me contrato para hacer dos expediciones filmadas en el Nagna Parbat 2005 y Gassherbrum 1 y 2 en 2003, en los tres hice cumbre y se hicieron programas. En 2004 me propusieron el K2 pero tenía una hernia discal, luego en 2005 lo intente con Ester Sabadell y Edurne Pasaban.

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En que momento el mundo te reconoce por ser la primera mujer en hacer un ochomil en invernal y la única por tanto tiempo?
A la vuelta del Cho Oyu en el año 93, solo tuve una buena nota en un periódico local de Suiza, en mi familia como era la más chica no le dieron importancia, no me tomaban en serio. Más tarde y al pasar los años me comenzaron a reconocer, a veces mis alumnos me reconocen porque se meten en google y me preguntan, si soy yo la montañista. Pero me gusta que la gente se acerque por mi modo de ser y no por lo que he hecho. Para mí la verdadera hazaña no es ser la mejor montañista, sino la verdadera hazaña es aquello que en la vida no esperabas y luchas para superar algo que la misma vida te impone y no lo que has elegido hacer.
Yo decidí ir al Himalaya, hay gente que cruza en invierno esas montañas con zapatillas de tela con medias de lana sin ropas para huir del Tíbet perseguidos por los chinos. Le pagan a un guía lo que pueden y se van, es terrible, he visto un cadáver de una mujer en los grupos que hemos cruzado. Igual de lo que pasa con los africanos que van a Europa. Ellos hacen hazañas. Superar un cáncer es un hazaña, un ochomil es una medida que puesto el ser humano, si haces un 7900 entonces no lo vale?… Hay montañas de 3950 msnm en los andes que son hermosas pero la gente quiere hacer 4000 msnm.

Pero, te sentís reconocida?
Si!!!. No es que salto de un congreso a otro o de una conferencia de montañismo a otra, pero cuando un Ivan Canturi para Inkafest o Reynold Messner para sus museos me invitan, es muy gratificante. Como hago otra cosa de mi vida me gusta compartir con gente de la montaña.

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Cómo fue el tema de Messner y el pedido de tu s botas para su museo?
Habíamos estado en un festival juntos a principio de 2019 y allí me hizo el pedido, cerca de 12 de agosto de 2019 le di las botas que use en Cho Oyu,, creo que ya están exhibidas.

Qué te pareció el Inkafest?
Yo concurrí en 2019 al Festival International du film Alpin des Diablerets en su 50 aniversario, se articula diferente que este con respecto a los fims y tiene un jurado que se junta toda la semana. El Inkafest me gusto, muy familiar, un ambiente muy lindo, variedad de films y con un marco de una ciudad imponente.

Qué mensaje le darías a la gente de lo que significa la montaña?
Le aconsejo a ir, es un lugar que te llena por dentro, te da mucha energía y mucha felicidad. Que vaya por pasos, que respete los tiempos de aprendizaje, siempre hay que ser humilde. Y yo a la gente hoy, en los momentos que vivimos le preguntaría si suben la montaña para disfrutar o solo para subir la foto a las redes sociales.

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Snowkite, San Martín de los Andes

enero 6, 2020 — by Andar Extremo

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A 20 Km de San Martín de los Andes, se encuentra el centro invernal Chapelco, increíble lugar donde se llevó a cabo un encuentro de Snowkite. En una entrevista para Andar Extremo, Diego Duverges nos cuenta su experiencia.

Entrevista Juancho Ibañez a Diego Duverges para Andar Extremo, fotos Juan Cruzzg

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Cómo surgió el Snowkite y quién lo creo?
Surgió antes que el Kitesurf, entre estadounidenses y franceses. Ellos hacían parapente y empezaron a cruzar el kite con el esquí. Alemania, Suiza y EE. UU, se podría decir que son los precursores. El Kitesurf ayudó mucho a desarrollar el Snowkite en lo referente a equipos, por ejemplo. En Europa es donde más se practica Snowkite por que tienen rutas a mucha altura, y tienen facilidades a los accesos.

Cómo se te ocurrió hacer Snowkite?
Soy instructor de Kitesurf desde hace más de 15 años. Me encanta la montaña. Antes trabajé en Las Leñas y siempre me gustaron los deportes de invierno. Luego me vine a trabajar a San Martín de los Andes y practiqué Snowkite por mi cuenta, hasta que dije: qué bueno sería contar con este servicio en el Cerro Chapelco. Así empezó todo.

Por qué elegiste el Cerro Chapelco para hacer esta actividad tan novedosa?
Porque el acceso es fácil. Llegás por un medio de elevación, y los del Cerro Chapelco son los más aptos y modernos. Además, podes venir a esquiar y si hay viento te pasas a kitear.

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Cuál es la diferencia con el Kitesurf y para quién está orientada esta actividad?
La diferencia con el Kitesurf es que acá tenés la montaña, con lo cual tenés un desnivel. Por eso digo que es como navegar en 3D. Lo más importante es adaptarse a la pendiente y leer los vientos. La clase está orientada para cualquier persona que tenga ganas de probar algo novedoso y divertido. Además, en la nieve no te hundís como en el agua, con lo cual lo hace más fácil. Cambia si nos vamos a una pendiente más pronunciada. Si uno viene practicando Kitesurf, la progresión es más fácil para pasarse al Kitesnow y lograr surfear la montaña de manera más fluida.

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En qué consiste el evento que están organizando en el Cerro C4, y cómo nace la idea de armarlo?
Es un evento que surgió con dos amigos, el Chompi y Nico. Los tres somos fans del Kite, y descubrimos este desierto de nieve a 2000 m de altura, muy cerca del Cerro Chapelco. El lugar es alucinante y las condiciones perfectas, porque la orientación de la explanada es una orientación de frente al oeste y acá los vientos de la Patagonia son predominantes del oeste, además son 800 hectáreas y siempre hay nieve por la altura. Como el acceso es difícil, pensamos llevar gente en helicóptero al C4 gracias al apoyo de sponsors como Corona.

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¿Cómo ves el Cerro Chapelco en relación con el espacio, seguridad, calidad de medios y atención para la práctica de Snowkite?
Chapelco está premiada como la mejor estación de esquí de Latinoamérica. En seguridad, calidad de medios, personal. Siempre está nivelando para arriba en todo sentido. Por eso lo elegí. La zona de Snowkite es como un Wakepark porque tiene todas las variables. Es ideal… podés volar, esquiar. Es una zona de entrenamiento. Después, la idea es ir a esquiar montañas enteras como el C4.

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También hacés Kitesurf en Buenos Aires?
Me dedico a esto. Soy Profesor de Educación Física en San Isidro, y tengo mi escuela de Kitesurf orientada al deporte y al ambiente familiar. Cuando termina el verano, organizamos un viaje al Caribe. En invierno me vengo a Chapelco.

Cuál es la diferencia entre el Snowkite y otro deporte de invierno?
Es un deporte invernal nuevo. Sentir que podés subir una montaña con viento es una sensación increíble. ¡Poder hacerlo es literalmente alicinante!

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Por qué elegiste San Martín de los Andes para hacer tus temporadas de invierno?
Llegué a través de un amigo que tiene un local muy conocido de venta de productos de esquí y montaña en San Martín. Ahí la descubrí. Me gusta… el respeto en el tránsito, su gente, la estética de pueblo de montaña, la arquitectura del casco histórico. Siempre digo que tengo mi familia invernal acá. Y vuelvo a destacar que al trabajar en el Cerro Chapelco, siempre veo que tiran para adelante. Siempre hay novedades. ¡Eso me gusta!

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Montañismo

KANCHENJUNGA, JUAN PABLO SARJANOVICH

enero 3, 2020 — by Andar Extremo

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Juan Pablo Sarjanovich se encamina con tranco firme para hacer historia en el ochomilismo. En 2016 coronó el Manaslu con 8156 msnm y el 14 de mayo de 2019 fue el primer argentino en pisar la tercera montaña más alta del mundo, el Kanchenjunga, con sus 8856 msnm. En una entrevista en el centro montañés de Capital Federal, esto nos contaba.

Una entrevista a Juan Pablo Sarjanovich por Andar Extremo, la tercer montaña más alta del mundo 8586 msnm su segundo ochomil.

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Qué sentiste con esta segunda cumbre?
Nada de lo que estoy viviendo ahora. En ese momento lo hice con total inocencia y no se me ocurrió pensar en la movilidad que podría generar en la gente, en los medios… la difusión que está teniendo. El objetivo es siempre el mismo: mi proyecto 8000, ir por cumbres que no hayan hecho argentinos. En lo personal, me motivo y lo estoy disfrutando acá abajo. Soy muy mecánico allá arriba, soy consciente de los peligros, metódico para bien y para mal, y muy cauto. La verdad, no festejo en la cumbre. En esta oportunidad, a 10 minutos de lograrlo, se me escapó un lagrimón, pero tuve un percance y me concentré para llegar en las mejores condiciones.

Alta en el cielo, cumbre del Kanchenjunga 8586 msnm
Alta en el cielo, cumbre del Kanchenjunga 8586 msnm

Qué te pasó?
Se armó un embotellamiento e iba último en la fila. Ya no tenía mucho oxígeno. Iba bien rezagado, porque además todos coincidimos en el mismo día de cumbre. Iba como 50 en la cola. Una vez que daba una bocanada de oxígeno, levantaba el ritmo. Pasaba a algunos, pero nunca llegaba adelante de todos. Siempre alguien iba entorpeciendo y era muy difícil pasarlo dando un paso cada cuatro respiraciones. Si querés pasar a alguien y dar tres pasos seguidos sin respirar, la recuperación es larga. Imagináte que, dando cinco pasos sin respirar, la recuperación después es de un minuto y medio. Cuando llegué a esa pre cumbre, me encontré con 10 personas que venían bajando. Ya veía la cumbre. Era una pared casi vertical y con un paso transversal apenas iba apoyando los crampones en una grietita, escalando a pleno. Me tuve que desencordar para pasarlos, todo a un ritmo super lento… me enfrié un montón. Pensaba todo lo que había hecho para llegar y justo me pasaba eso. Lo único que quería era poner la bandera en la cumbre. Si me tenía que pasar algo que sea bajando, pensaba. Era injusto pegármela a 10 minutos de la cima.

Campo III a 6850 msnm
Campo III a 6850 msnm

Pero al final, pasaste sin problemas?
Sí, pero me hizo tensionar tanto que actué mecanizado. Foto por acá, foto por allá, le hice un video a Nacho de Matna, el director del cortometraje que presenté en el Banff del Kachenjunga. Al bajar, me pasó lo mismo en el mismo lugar, había demasiada gente. Tuve que hacer lo mismo: desencordar y pasar por el borde.

Cumbre 730 am
Cumbre 730 am

Cuándo empezaste a disfrutar realmente la cumbre?
Llegué al campamento base. Me fui al “Puja” que es el altar tibetano de montaña donde bendicen las expediciones. Me arrodillé allí, y estuve 30 minutos llorando hasta que vino una compañera que me abrazó, y aflojé. La tensión que tenía acumulada de 45 días de expedición los largue ahí. Ni media hora antes de llegar me pude aflojar, porque había un paso que caían rocas permanentemente y tenía que esquivar unos piedrones que me podían dejar fuera de juego. Ocho veces tuve que pasar por eso, y estaba ahí nomás del campamento base.

Un descanso camino  a Campo III
Un descanso camino a Campo III

Cómo fue la última noche antes de tirar cumbre?
Estaba en campo 3, a 6850 msnn. El día estaba lindo como nos indicaba el pronóstico. No había viento ni nubes altas, pero sí debajo de nosotros. El 14 de mayo me levanté y salí, pero no sabía que iba a pasar de largo el campo 4 a 7350 msnm. Tomé agua y seguí. Normalmente uno para en campo 4, duerme y sigue, incluso en Everest uno tiene una cumbre de unas 9 horas. En este caso me levanté, estaba bien aclimatado, y arranqué, pero me pasó algo mortal. Fui uno de los últimos en salir con sol y enseguida me tocó pasar una grieta de unos 50 metros de profundidad. Todo era sombra. No tenía los guantes puestos, y me pegué una congelada bárbara. Parecía que me apretaban los dedos con una tenaza y, en medio de eso, tuve que remontar una pared vertical de 20 metros en la que no podía agarrar las piquetas y hacer maniobras. Arranqué mal, pero cuando llegué a campo 4 ya me había recuperado bastante. Y seguí… tomé agua y seguí. Fueron 28 horas. Salí a las 8:30 de la mañana y volví a campo después de cumbre, a las 12 del mediodía. En este tramo, tomé medio litro de agua, comí media barrita de cereal y chomps, los geles los dejaba que se desarmen en la boca. Eso fue peligroso, porque podía haberme deshidratado. Me costó recuperar por no haber comido.

Condiciones de higiene en campo base
Condiciones de higiene en campo base

Con qué equipo tirás cumbre?
Botas rígidas triples, crampones, mono de plumas, arnés, jumar, equipo de seguridad para mosquetonear, equipo de rescate en grieta, una piqueta. Siempre ando con dos mudas de ropa de punta a punta de la montaña. Llevo una puesta y otra la lavo y la dejo secándose. Para el día de cumbre andaba con un interior térmico seco en una siploc, y unas medias cumbreras que son una cábala. Antes del día de cumbre me limpié bien los pies y me puse esas medias limpias y secas.

Vuelos para bajar a Katmandu en poco más de 24 hs desde el campo base
Vuelos para bajar a Katmandu en poco más de 24 hs desde el campo base

Podés hacer maniobras así en la cumbre?
En la cumbre tuve que hacer tres maniobras sin guantes: tomar la cámara y hacer una foto, sacar la bandera Argentina, y manipular el celular para hacer un craqueo de la cumbre en GPS para la gente que me venía siguiendo en el map gear de Garmin, que para mal de males se me congeló antes de llegar a la cima y la gente se preguntaba si había llegado o no. Lo dejé media hora al sol, y pude hacer un craqueo. Las tres veces que me saqué un guante tenía que volver a ponerlos y esperar 10 minutos para que vuelvan a recuperar calor. Cada vez que me lo sacaba miraba los dedos… me daba cosa. Había sol, pero con -31 grados. Ahora tengo un sabañón tremendo en los dedos. Hay que tener mucho respeto a esa altura con el frío. Lo mismo que con los pies, muy difícil identificar cuál es el límite entre el frío normal, el apretón y la falta de irrigación, o el congelamiento.

 Vientos el día de espera en Campo II
Vientos el día de espera en Campo II

Dónde está el parámetro?
Venía pensándolo antes de usar oxígeno para tener una referencia y decir: hasta acá llegué. Hasta que no estuve en el campo 4, no me saqué las botas ni me vi los pies, no creí que los tuviera congelados. Los tenía rojos, pero no congelados. Cada vez que hago una expedición, voy aprendiendo y soltando cosas. Vengo lento progresando. Solté guías, solté sherpas, solté compañeros, solté las cuerdas fijas, espero soltar el oxígeno a futuro. Cuando sale bien, impecable, pero ya sabemos cuando la cosa sale mal.

Vista del campo base
Vista del campo base

Cómo fue la progresión en los diferentes campamentos?
Fue un trabajo que hice por mi cuenta. Los servicios que contraté fueron de una empresa nepalesa pero no estaba atado a nada. Si bien en campo base compartía el espacio, cuando me iba para arriba me iba con mis cosas, llevando equipo, cocinándome. Cuando hice la última rotación que había una ventana de dos o tres días, había un búlgaro en el campo base y coordinamos para ir juntos. El iba con su sherpa, y arrancamos. Hice campo base, campo 2 tres veces, una vez había llevado el equipo, otra vez había dormido dos noches y la tercera me quedé. Fui a campo 3, y de ahí al base a dormir. Luego subí a campo 3 de nuevo. Ir con alguien para arriba es construir la seguridad, ir acompañado te da dos puntos de vista.

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En campo 3 decidiste esperar la ventana para intentar cumbre?
La aclimatación la clavamos en campo 3 porque después vino un tifón del sudeste asiático que llegó en forma de humedad. Cayó un metro de nieve y dos días después sentí movimiento a la noche: palas, ruido, sherpas que iban y venían. Tenían que armar la vía de nuevo. Una vez hecho, quedamos listo para tirar cumbre. Tenía 50 km acumulados, 5000 metros de desnivel, tres ascensiones, y consideré que estaba listo incluso sin oxígeno. No se dio porque fueron 28 horas de caminata.

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Cómo hacés el ataque a cumbre?
Llevé oxígeno y fue el único día que utilicé los servicios de un sherpa, porque no me animé. El sherpa no tenía mucho estado, pero me sentía seguro con alguien. En campo 4 me habían dejado tres tubos de oxígeno.

Puya
Puya

Cómo hacés la llegada al campamento base?
Es un temita el tema de los petates, porque desde que yo salí de Rosario hasta el campamento base no sabía si llegaban o no llegaban. Son 20 días de espera. El equipo sufre un montón. Siempre corto clavos. Primero en Katmandú, esperando que llegue todo del avión. Tenés 45 kilos de equipo. Es difícil si te lo pierden. Del avión hasta el este de Nepal, luego los dos días de vehículos 4×4 que hacen la aproximación, después los porteadores hasta el base. Caminás desde que te dejan: 6 días, 100 km y 5000 metros de desnivel.

Kanchenjunga
Kanchenjunga

Todo eso se contrata previamente?
Contrato una empresa que son tres cosas las que pago y es lo básico que contrata cualquier montañista amateur o profesional. El permiso para subir a la montaña, los porteadores que está bueno contratarlos por una empresa porque si no hacen lo que quieren, y la carpa del campo base con la cocina, porque uno está en la montaña la mayor parte en el base.

 Cumbre del Kanchenjunga con vista al annu
Cumbre del Kanchenjunga con vista al annu

Te apoyan las marcas?
Es muy difícil, pero de apoco se van acercando y este año estamos trabajando con diferentes marcas. Una es Petzl y la otra La Sportiva. Son indispensables. La gente de Portezuelo del Viento de Mendoza y Sabor de Reyes también me están dando una mano. Los fondos son propios pero la ayuda de estas marcas es muy importante para poder seguir adelante. Agradezco también a la gente de Western y de Naka. Estoy usando (que me viene muy bien) Petzl Tikka Core y Reactiv, que tiene un sensor foto lumínico que regula el haz de luz. En calzado estoy usando La Sportiva, botas de trekking, botas de media altura y botas alta montaña que tengo dos pares: un modelo liviano que es el modelo G2, un botín de 900 gramos triple, porque tiene botín, bota exterior y cobertura externa ,una polaina. Para aclimatación uso esas. Cuando salgo a cumbre uso las Olimpus, botas triples grandes rígidas, de 1350 gramos, menos maniobrables.

Camino a Campo I 6100 msnm
Camino a Campo I 6100 msnm

Qué es lo mejor que te pasó en esta expedición?
La mancomunidad que logré con la gente en entorno a esto de poner la bandera Argentina en la cumbre. Uno no anda con la camiseta puesta todo el día como un atleta olímpico o un deportista convencional. Pero poner la bandera en la cumbre y sentir que es un logro nacional, es increíble, y la gente que me lo hizo saber. Ese momento fue lo mejor que me pasó en una montaña después de 25 años.

Carpa Cocina
Carpa Cocina

Y algo feo que te haya pasado?
Las críticas. La gente es muy despiadada con las críticas. A mí me parece que las críticas constructivas suman, pero hay un minúsculo grupo que se le ha ido la mano.

Camino a Tseram
Camino a Tseram

Cómo vivió la familia este 8000?
Lo viven de una manera muy especial. Tengo más comunicación con mis hermanos y con un grupo de amigos íntimos y trato de no preocuparlos. No resigno lo que hago ni lo voy a dejar de hacer. Hay algo fundamental, siempre llevo un seguro de vida, trato de prever si me llegara a pasar algo, no dejarle una carga a la familia. Cuesta lo que una cuota al año, la cuota de un servicio y te cubre asistencia, rescate, repatriación, gastos médicos y hasta pérdidas de equipo.

Torton
Torton

Tenés miedo de morirte?
Hace dos expediciones que lo asumí y estoy plenamente entregado a esto. Sé que se me va la vida en ello, lo asumo. Lo que me cuesta más es pensar en sufrir, no me gustaría quedar roto en la montaña. Si pasa, que pase de una.

Campo II a 6250 msnm
Campo II a 6250 msnm

Qué proyecto tenés a futuro?
Primero terminar el proyecto 8000 que son las montañas que no tuvieron bandera argentina: Nagna Parbat y Annapurna.

Festejo de cumpleaños luego de bajar de aclimatar
Festejo de cumpleaños luego de bajar de aclimatar

Carreras de aventura

Turmalina 2019, Cerro Uritorco

diciembre 17, 2019 — by Andar Extremo

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Del 7 al 9 de junio se corrió en Capilla del Monte la tercera edición de Turmalina, en el mismísimo Cerro Uritorco. Durante esas jornadas, se vivió una verdadera fiesta del Trail, que comenzó el día viernes con 5 km Vertical, siguió el sábado con la acreditación y una carrera alienígena, y luego el plato fuertes con los 80 km, 50 km, 30 km y 15 km. En la nota, Pablo Lafourcade nos cuenta su experiencia.

Por Pablo Lafourcade fotos Marcos Ferrer

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La primera vez que vine invitado a Turmalina, no había corrido en calle jamás, ni 5 kilómetros. Llegué en condición de periodista y por la insistencia de Pablo Ureta y Gustavo Ortiz, me decidí a correr el Kilómetro Vertical del viernes a la noche. Repetí en 2018 y le sumé los 15, y ahí mismo me prometí volver al año siguiente para los 30.

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Y bueno, acá estamos. O allá estuvimos y fue combo completo, con papas y gaseosa. El viernes, con un frío que hasta hacía difícil hablar, corrí por tercera vez la subida nocturna al Uritorco, un plus súper aconsejable antes de la cita mayor.
El domingo, con puntualidad inglesa, a las 7.45 partimos rumbo a los 30k, que por las últimas mediciones nos habían avisado que finalmente serían 34.

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Fui con el temor propio de quien tiene un puñadito de carreras de Trail en su historial y ninguna de más de 15. Fui sin saber cuánto podía tardar, cuánto me cansaría y en qué momento iba a estar al borde del calambre. Las respuestas: 6 horas y 24 minutos; lo suficiente como para dormir las 12 horas del viaje de vuelta de un tirón; y no me acalambré. Como compensación a esto último, en el ying y el yang del running, me comí una caída memorable bajando del Uritorco. Era el kilómetro 10, volé un par de metros y me reincorporé con cierta dignidad y algunos magullones, pero sabía que quedaba a un toque de tener que parar en boxes.

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Luego fue el turno de encarar para el Dique Los Azalanes, con paisajes tan lindos que hacían valer la pena cada cruce de arroyo, aunque al salir se sintiesen los pies medio dormidos por el agua helada.

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Más tarde, tocó otra trepada fuerte e inacabable en el Cerro Las Gemelas que casi me hace extrañar al Uritorco porque acá, al ver corredores que van más adelante, uno es plenamente consciente de cuánto falta subir. Pero lo que sube baja y desde el 26 fue casi todo corrible hasta la base, en donde sabíamos que quedaban 5000 metros. Y ahí, mientas empezás a escuchar los aplausos de desconocidos, pensás en lo afortunados que somos por hacer lo que nos gusta, por estar sanos y correr, y por ya tener ganas de querer volver.

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80k Caballeros
1° Luis Emilio Trujillo 9:15:34 hs
2° Isaac Nimer 9:31:46 hs
3°Jorge Burgos 10:05:38 hs

80k Damas
1° Natalia Soledad Pérez 12:05:26 hs
2° Vanesa Vivas 12:37:09 hs
3° Cecilia Vallona 13:27:11 hs

50k Caballeros
1° Fernando Reyes 6:52:04 hs
2° Yamil Manzur 7:06:07 hs
3°Jorge Pérez Romero 7:30:22 hs

50k Damas
1° Laura Gordiola 8:10:27 hs
2° Carolina Pumar 9:24:37 hs
3° Cecilia González 09:45:19 hs

30k Caballeros
1° Fabio Fernando Ochoa 3:52:35 hs
2° Lucas Marca 3:58:15 hs
3° Jose Peña 4:12:49 hs

30k Damas
1° Marianela Cortadi 4:44:59 hs
2° Carolina Rossi 5:00:56 hs
3° María Alejandra Pennisi 5:09:28 hs

15k Caballeros
1° Marcos Salas 1:12:10 hs
2° Mauricio Boletti 1:14:27 hs
3° Gaston Amateis 1:14:35 hs

15k Damas
1° Catalina Sofo 1:18:27 Hs
2° Maria Belen Sanchez Ruiz 1:23:06 hs
3°Jesica Moyano 1:29:06 Hs

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www.turmalinaut.com

Agua

Cruce del Océano en Stand Up Paddle

diciembre 13, 2019 — by Andar Extremo

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El español Antonio de la Rosa, se convirtió en la primera persona en cruzar el Océano Pacífico remando de pie en una embarcación de Paddle surf. 76 días, 5 horas y 22 minutos, es el tiempo que tardó en completar la travesía desde San Francisco, California, hasta la Isla de Oahu en Hawaii. Realizó un total de 4750 kilómetros, en completa autosuficiencia y sin ningún tipo de apoyo externo.

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Antonio de la Rosa, quien cumplió 50 años durante esta travesía, consiguió una gesta histórica tras permanecer más de 76 días remando de pie sobre su embarcación de Paddle surf fabricada especialmente en España para la odisea. De este modo, completó la difícil travesía oceánica que separa la Costa Oeste de Estados Unidos del archipiélago Hawaiano.
Durante el cruce permaneció solo, con la única comunicación exterior de un dispositivo satelital especial que le permitió trasmitir por redes sociales el día a día de esta increíble aventura y hablar con sus familiares y amigos. También contó con un pequeño dispositivo que permitió ubicar su posición en directo y lograr su seguimiento progresivo en directo a través de su web www.antoniodelarosa.net.
En su llegada al Puerto de Waikiki, Honolulu, fue abrumador el recibimiento de los hawaianos que valoraron la aventura del español, de llegar al lugar donde nació este deporte.

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«Me siento cansado pero muy satisfecho, he tenido que superar unas difíciles corrientes cuando salí de San Francisco, fuertes vientos que me empujaban hacia el sur, varios huracanes que me han pasado cerca, grandes olas que sacudían mi pequeña embarcación como si fuera una lavadora, noches de insomnio, calor y humedad, pero estoy aquí, lo he conseguido, casi no me lo creo», comentó.
Bastante más delgado que cuando empezó, dado que bajó 12 kilos, mantuvo la energía y eterna sonrisa que lo caracteriza. En cuanto a su alimentación, comentó que comió productos deshidratados y liofilizados en su mayoría, bebió agua de una desalinizadora que funcionaba con las placas solares que lleva la pequeña embarcación de 7 metros de largo, e incluso se permitió el lujo de comer algún dorado que pescó.
Por último, agradeció la ayuda de las empresas que contribuyeron para que pueda hacer realidad su sueño.
Es importante recordar, que no es la primera gran gesta oceánica de este sorprendente aventurero. En 2014 participó y ganó la Travesía al Océano Atlántico Rames Guyane, a remo, y en el 2016 completó la primera circunnavegación a la Península Ibérica, también en Paddle surf.

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www.antoniodelarosa.net

ConferenciasMontañismoVideos

INKAFEST, PERÚ

diciembre 10, 2019 — by Andar Extremo

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Luego de cuatro años consecutivos del Inkafest, Arequipa es sin duda alguna, la puerta Inca de los deportes extremos. Con invitados de talla internacional y con actividades en donde predominó el espíritu de la aventura en cada rincón de la ciudad, la 15ta edición del Film Mountain, dio la oportunidad de ver más de 50 producciones de todo el mundo.

por Andar Extremo fotos Lixayda Vásquez y Marcos Ferrer

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Inkafest es un festival espectacular. Enmarcado por una ciudad que geográficamente acompaña con su templo de volcanes, el 14 de octubre durante la apertura realizada por Ivan Canturin, director del evento, se presentó a los integrantes de la primera expedición de rafting al Cañón del Colca en 1983. En una charla divertida y llena de anécdotas, los pioneros de la aventura en Arequipa, dieron el puntapié inicial para un evento memorable.

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Las jornadas transitaron entre conferencias, experiencias, talleres y películas… muchas películas. Cincuenta y seis films fueron exhibidos a lo largo de una semana en diferentes salas, 1300 cortos y largometrajes de los dos últimos años. La temática de los films de deporte aventura y medio ambiente, tuvo la presencia de producciones argentinas como “The Running Nonna” la historia de nuestra querida Elisa Forti. También pudo verse un documental de Leonardo Martínez, “Poke” de Ski adaptado. Cabe destacar también, “Troperos” un films de los arrieros de ovejas en la Patagonia y, como no podía faltar el agua, se emitió el films “Transcending Waves, olas sin fronteras” de surf. En defensa de la ecología, estuvo el un corto “El tiempo es Agua” y, por último, el video “Donde Cantan Los Vientos, Cerro Torre” de escalada.
La película ganadora fue “The Last Mountain”, un film polaco que muestra el intento de escalar el K2 en invierno, único 8000 nunca hecho en invernal. Una expedición hecha en 2018 y liderada por leyendas del montañismo como Krzysztof Wielicki, Adam Wielicki y Denis Urubko, y donde también participan en el rescate en el Nagna Parbat de la francesa Elisabeth Revol.

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Dentro de las temáticas de este festival hubo 11 películas que tocaron el montañismo, 15 de escalada, 8 de Trail run y running, 5 de ciclismo de montaña, 3 de kayakismo, 3 de esquí y snow, 2 de surf, una de Stand Up Paddle y una de parapente. En lo que respecta a medio ambiente, se pasaron 13 películas.

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El Inkafest comenzó en 2005 en Huaraz, en la cordillera blanca. Cuando el lugar comenzó a quedar chico, buscaron una ciudad que pueda acoger a más persona y desde hace 4 años, se hace en Arequipa. Entre las grandes personalidades que han pasado en estos 15 años podemos recordar a Kurt Diemberger, Carlos Soria, Krzysztof Wielicki, Sebastián Álvaro (director del programa de TV Al Filo de lo Imposible), Oscar Cadia, Dalla Ojeda, Silvia Vidal, y directores de festivales de cines de montaña importantes como el de Trento o el de Torello. En la lista de las posibles personalidades para futuros eventos, están Reynold Mesnner, Los hermanos Pou, Chris Sharma, Carlos Carsolio o Bear Grylls. También, en uno de los festivales estuvo el ex presidente de Bolivia Carlos Mesa, amante de los documentales de deporte aventura.

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En esta edición, no se puede dejar de mencionar a reconocida montañista suiza Marianne Chapuisat, quien dio una charla de vida en la montaña. Marianne es una de las dos mujeres que hicieron un ochomil en invernal en la historia de la humanidad. El Cho Oyu de 8201 msnm, fue la cima que coronó en noviembre de 1993 y que le dio un lugar destacado entre tantos hombres de montaña. Se inició con el argentino Lito Sánchez, con quien luego de varias temporadas en Aconcagua en el ´90 y ´91, hizo una expedición a los Himalayas con seis españoles. De los 8, 7 hicieron cumbre en el Cho Oyu. También tiene tres ochomiles más coronados el Gasherbrum l y II en el 2003, y el Nagna Parbat en 2005. Hizo un intento al Everest, y a los 8700 msnm tuvo que bajar por mal tiempo.

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El festival también contó con la participación de la ecuatoriana Juliana García, única guía internacional de montaña de Sudamérica y presidenta de la Asociación ecuatoriana de Guías de Montaña. Con muchísimas cumbres en su haber, no solo relató su historia, sino que también brindó unos talleres sobre cómo planificar salidas a la montaña.

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Representando a Perú, estuvo la montañista Lixayda Vázquez, de Cusco, quien dio una charla de su experiencia en la aventura.
Realmente fue una semana increíble, donde seguramente quedaran personajes y experiencias en el tintero. Un festival a todo ritmo, donde convivieron films y charlas, Desde la revista Andar Extremo queremos agradecer a Promperu Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo, que presentó a Arequipa como destino de Aventura de la Región. También a Copa Airlines línea aérea del festival, a Socosani, agua mineral del Perú, la Universidad Tecnológica del Perú – Arequipa – UTP, aliado principal del festival, y a la Municipalidad Provincial de Arequipa.

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LA PELI GANADORA“THE LAST MOUNTAIN”
Director Dariusz Saluski, Polonia año 2019, tiempo 83 min.
La verdadera historia del intento de escalar el K2, el último pico del Himalaya sin conquistar en invierno. La expedición liderada en 2018 por veteranos del montañismo y leyendas como Krzysztof Wielicki, Adam Bielecki y Denis Urbko. Sumado a esto el exitoso rescate en el Nagna Parbat de Elisabeth Revol, escaladora francesa que estaba atrapada en una grieta. Fue una de las operaciones de rescate más exitosas del montañismo.

www.inkafest.com

Carreras de aventura

Desafío Ansilta, San Juan

diciembre 9, 2019 — by Andar Extremo

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El 25 de mayo se corrió en la provincia de San Juan, la octava edición del Desafío Ansilta. En el dique Cerro Negro se llevaron a cabo la mayoría de las modalidades, y fue el sitio donde las montañas exigieron a pleno a los competidores en 70, 50, 30, 16, 10 y 5 km. En la nota, Magui Nieto contó su participación en esta edición.

por Magdalena Nieto fotos Marcos Ferrer

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Me enamoré de San Juan en 2018 con tres hermosas carreras que me llenaron el alma: Xterra, Desafío Ansilta 65k y la XK Traverse. Tanto por sus imponentes e inhóspitos paisajes como por la calidez de su gente, en San Juan encontré una gran familia, mucho cariño y generosidad. Eso es lo que me hizo volver al Desafío Ansilta 2019.

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Todo el equipo de Adventure Pro con Mauro y Andrea Ayesa, Gaby Beccher, etc; junto al equipo de Ansilta, el excelente grupo de fotógrafos y filmakers, y el gran corazón de todos, hacen que este evento sea casi indescriptible.
Largamos a las 3 AM con el clima perfecto, rodeada de un montón de amigos. Estaba fresco pero lindo, nada de viento y una noche estrellada hermosa. Largué a la par de mis compañeros de Team Ansilta, Guillermo y Nicolas Ramos, con quienes salimos juntos los primeros kilómetros. Después yo me fui quedando, cuidando las piernas para lo que vendría a más de 70 km en las hermosas y duras montañas del dique Punta Negra.
Nos encontró el amanecer, subiendo un filo increíble donde nos alentábamos con otros dos compañeros para no aflojar en la dura subida. Es regla en este tipo de carreras para mí, trekkinar a ritmo en las subidas, trotar en los planos y falsos planos y correr en las bajadas…las bajadas interminables por ríos secos o por sendas en los filos increíbles. ¡Puestos de abastecimiento de la Sal completo con todo! Una sopa, y a seguir. Ahí estaban nuestros bolsos. Agarré los bastones. Faltaban 30 km de carrera con la subida durísima del Cerro Negro.

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Quería llegar ahí, porque ya lo conocía bien… quedaba aguantar esos últimos km dejando todo. Me cruzaba con otros compañeros y charlábamos un rato. Es muy lindo ir conociendo gente que le apasiona lo mismo que a uno.
En fin, carrera maravillosa. Hermoso el paisaje, increíble como se acortan las distancias esperando encontrarte en el camino con tus amigos de tantas aventuras, darles un abrazo y seguir. Pato Pérez Gasquet, Marcos Ferrer, Martin Papalia, Lucas Bylo, Jorge Amaya, quienes sacan fotos o filman, y te dan una inyección de energía increíble.

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La llegada es muy linda. Siempre da una satisfacción enorme llegar sana y salva una prueba más donde se lleva el físico al extremo, pero transitarla es una adicción hermosa.
Amo las montañas, y más allá de un resultado, acá el recorrido es lo que realmente hace que cada entrenamiento y cada esfuerzo, haya valido la pena.

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Corro ultra distancia en Trail y en aventura, multidisciplina, y es mi forma de descubrir el mundo. Aunque sufra en el trayecto, aunque duela el cuerpo, aunque deje muchos afectos, elijo este deporte, esta forma de vida.
Me enamoré de San Juan y sus montañas, y será para siempre. Ahí tengo amigos que valen oro, tengo la suerte de que Ansilta, la mejor marca de indumentaria técnica me elija y me acompañe como deportista, y es un gran mimo.

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Solo me queda hacer un pequeño llamado de atención al los Corredores DISTRAÍDOS que siguen tirando sus envoltorios de gel o barritas en los senderos… ¡levanté más de 20! Somos invitados en estas sendas, deberíamos ser agradecidos por esta oportunidad.
Gracias a la vida, gracias a Eduardo, a mis hijos, mis padres y mis hermanos. Gracias a mis alumnos de CrossRunCarlosPaz, a mis sponsor Ansilta oficial, Herbalife Latino y Municipalidad de Villa Carlos Paz

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70 km Caballeros
1° Reyes, Gustavo 9:21:44 hs
2° Basualdo, Nazareno 9:33:08 hs
3° Nievas, Mario 09:48:27 hs

70 km Damas
1° Nieto, Magdalena 11:57:50 hs
2° Benedetti, Celeste 15:12:55 hs
3° Castellani, Claudia 16:58 hs

50 km Caballeros
1° Tosoni, Pablo 6:10:27 hs
2° Ripalta, Fernando 6:10:56 hs
3° Herrera, Cristian 6:10:57 hs

50 km Damas
1°Nazara, Andrea 7:32:06 hs
2° Bruno, María Silvina 7:47:29 hs
3° Reeves, Sofía 8:05:24 hs

30 km Caballeros
1° Aguilera, Victor 3:07:53 hs
2° Gasco, Daniel Gasco 3:08:13 hs
3° Azua, Diego 3:18:57 hs

30 km Damas
1° Filippa, Verónica P. 3:42:04 hs
2° Andreucetti, Sol 3:50:53 hs
3° López Fernández, Maite 4:14:19 hs

16 km Caballeros
1° Vallejo, Mateo 1:12:42.065 hs
2° Muñoz, Jesús Alberto 1:12:34 hs
3° Díaz, Agustín 1:13:35 hs

16 km Damas
1° Paniagua, Valeria 1:28:05 hs
2° Palomo, Micaela 1:33:07.525 hs
3° Samso, Victoria Dana 1:34:51 hs

10km Caballeros
1° Toledo, Paulo 00:47:40 hs
2° Manzano, Juan 00:49:39 hs
3° Castro, Mariano 00:53:28 hs

10 km Damas
1° Rodríguez, Celina 1:00:29 hs
2° Flores, Macarena 1:03:53 hs
3° Figueroa, Marcela 1:05:40 hs

5 km Caballeros
1° Funes, Williams 00:24:17 hs
2° Lara, Angel 00:24:19 hs
3° Pasten, Carlos 00:24:40 hs

5 km Damas
1° Tejada, Ana 00:31:22 hs
2° Domínguez, Romina 00:31:22 hs
3° Baca Silvina Fatima 00:31:35 hs

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www.desafioansilta.com

Carreras de aventura

Xtreme Race 2019, Huerta Grande

noviembre 28, 2019 — by Andar Extremo

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El domingo 17 de Noviembre se corrió la Xtreme Race en Huerta Grande, un marco imponente con más de 2000 corredores que se enfrentaron a 80, 55, 30, 15 y 8 km. Luisina Galassi desafió el circuito de 30 km obteniendo el segundo puesto en la general, a continuación su vivencia.

Po r Luisina Galassi fotos Marcos Ferrer

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Paso mi primer Xtreme Race, en la ciudad de Huerta Grande, Córdoba. Fui por los 30kms, entrene fuerte los últimos 2 meses para ellos. Sabia por comentarios que era una carrera dura y puedo asegurarles que así fue.

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Comenzó la fiesta el día viernes, donde nos acreditamos y conocimos el hermoso lugar donde se realizo el evento, el Hotel Tres Pircas. Un lugar soñado con una vista espectacular de las sierras cordobesas.

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Ese domingo, día de la competencia, arrancamos tempranito, llegamos a la largada. Las distancias de 55km y 80km estaban en competencia. Se veían hermosas las luces de los corredores por la montaña. Clima ideal de calor. A las 6:30 am largamos. Reconozco que fui un poco ansiosa y con temor ya que me habían comentado que esta distancia era la más picante en cuanto a recorrido técnico y con un nivel atlético en mujeres muy bueno, al cual había que hacerle frente.

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Largamos, el recorrido muy complejo y hermoso a la vez. Muchos senderos técnicos, arroyitos, partes para correr, otras para trepar. Super entretenido. Ya a las 3 horas de carrera se hizo sentir el cansancio. Llegue al último puesto de hidratación donde tome un poco de gaseosa para levantarme un poco y enfrentar el tramo final. Tenía que mantener mi segundo puesto.

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El ansiado arco de llegada se sentía cerca, allí Pablito Colombo y una cantidad enorme de gente estaban recibiéndonos. A mi gusto es la parte de las carreras mas linda, sacas las ultimas fuerzas solo por el aliento que recibimos.

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Felizmente quede en el segundo puesto general damas. Esta fue mi ultima carrera en mi calendario anual con un cierre de lujo.
Felicito a todo el equipo y agradezco su invitación. Excelente por donde la mires. En el 2020 volveremos quizá con un objetivo mayor.
Gracias Andar Extremo por la nota.

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80 Km Caballeros
1° Juan Manzano 9:45:56 hs
2° Fernando Quiroga 10:04:42 hs
3° Isaac Nimer 11:16:29 hs

80 Km Damas
1° Veronica Wittke 12:58:28 hs
2° Sofía Florencia Terlizzi 13:35:01 hs
3° Alicia Nelly Lopez 13:56:08 hs

55 Km Caballeros
1° Pablo Gasparini 5:38:45 hs
2° Maximiliano Barreira 5:57:48 hs
3° Cristian Herrera 6:23:16 hs

55 Km Damas
1° Nelsa Maria Valenzuela 6:47:4 hs
2° Emilia Moreno 7:12:54 hs
3° María Ayelen Sian 7:13:25 hs

30 Km Caballeros
1° Franco Gaston Espeche 2:53:42 hs
2° Flavio Ochoa 2:53:51 hs
3° Luciano Pilatti 3:01:53 hs

30 Km Damas
1° María Paula Galindez 3:28:15 hs
2° Luisina Galassi 3:35:54 hs
3° Pamela Bocchio 3:39:17 hs

15 Km Caballeros
1° Darian Posada 1:15:17 hs
2° Lautaro Nahuel Ortega 1:16:03 hs
3° Victor López 1:17:13 hs


15 Km Damas

1° Micaela Palomo 1:25:07 hs
2° Carolina Cortadi 1:36:58 hs
3° Gretel Amsler 1:37:56 hs

8 Km Caballeros
1° Agustín Vélez 00:51:45 hs
2° Sergio García 00:59:21 hs
3° Gabriel Volpatti 1:06:32 hs

8 Km Damas
1° Evangelina Mariel Graglia 1:13:33 hs
2° Evangelina Girotti 1:14:13 hs
3° Brisa Martín 1:18:11 hs

www.xtremerace.com.ar

Montañismo

NIRMAL PURJA, 14 Ochomiles en 6 meses y 6 días

octubre 29, 2019 — by Andar Extremo

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El alpinista Nepalí logró el récord en 190 jornadas

nirmal-

23 de abril Annapurna 8.091 msnm
12 de mayo Dhaulagiri 8.167 msnm
15 de mayo Kanchenjunga 8.586 msnm
22 de mayo Everest 8.848 Msnm
22 de mayo Lhotse 8.516 msnm
24 de mayo Makalu 8.481 msnm
3 de julio Nanga Parbat 8.126 msnm
15 de julio Gasherbrum I 8.080 msnm
18 de julio Gasherbrum II 8.035 msnm
24 de julio K2 8.611 msnm
26 de julio Broad Peak 8.051 msnm
23 de septiembre Cho Oyu 8.201 msnm
27 de septiembre Manaslu 8.156 m msnm
28 de octubre Shisha Pangma 8.027 msnm

“¡Misión cumplida!”, dijo Nirmal Purja desde la cumbre del Shisha Pangma. Catorce picos en menos de siete meses. A las 8:58 horas del 28 de Octubre (horario local), Nims y su equipo alcanzaron la cumbre del Shisha Pangma. Sus compañeros de cordada son: Mingma David Sherpa, Galjen Sherpa y Gesman Tamang.
Nirmal Purja no solamente cumplió su objetivo de ascender los catorce ochomiles en un tiempo determinado, sino que rebaja el récord histórico. Los 6 meses y 6 días del alpinista nepalí contrastan enormemente con los 7 años, 10 meses y 6 días que figuraban hasta ahora como el menor tiempo empleado para completar los catorce ochomiles, establecidos por el coreano Chang-ho Kim en 2013.

Mountain Bike

MARIANO LOREFICE, 300000 km viajados en 35 años

octubre 25, 2019 — by Andar Extremo

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La historia de un pionero amante de la bicicleta y el medio ambiente.

Por Marcos Ferrer fotos Mariano Lorefice

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Mariano Lorefice tiene 50 años de edad y unos 300000 kilómetros pedaleados en todo el mundo. Su pasión, su meta, su forma de vida empezó a gestarse a la temprana edad de 15 años donde pedaleaba 45 km para ir a la escuela agraria de Gral. Mansilla, cerca de su ciudad natal, La Plata.
Hoy tan lejos de esos primeros caminos rurales, rodeado de la pampa argentina y pedaleando con jeans y cargando la mochila con los útiles escolares, se notaba que Mariano tenía una atracción natural por este deporte. A los 17 años, sin dinero, ni experiencia se lanzó a preparar su primer viaje. De la ciudad de los diagonales hasta Junín de los Andes solo lo separaban 1600 km.
Únicamente había visto unas alforjas, en un ciclista que viaja a Ushuaia, pero muy lejos estaba de viajar de tal forma. Cargo una mochila enorme, con un mapa prestado, una carpa, una bolsa de dormir, una brújula, una pinza y una llave, todo estaba preparado allá por el año 1986 para comenzar su gran travesía.

Primer Viaje 1986
Primer Viaje 1986

Solo tenía dinero para tomar un bus de vuelta, era un viaje de total autosuficiencia. Poseía lo que había podido sacar del almacén y le había dejado a su “nona” anotado en la libretita que pagaba a fin de mes. Comida instantánea, enlatados, huevos duros, cereales, quesos fundidos, galletitas, fruta seca y jugos en polvo para el periplo de más de mil y tantos kilómetros.
Sus padres estaban separados, su mamá alimento su espíritu desde chico con los libros para su sueño de viajero, con autores como Horacio Quiroga o José mauro de Vasconcelos, libros que lleva eternamente en la memoria “Mi planta de Naranja Lima”, “Vamos a Calentar el Sol” y “Rosinha mi Canoa“. Y su papá mucho no creía de su espíritu de explorador y repetía a menudo: – déjalo… ya se va a cansar y en dos o tres días vuelve!!!.
Mariano vivía con su abuela, antes de partir y con su propia ayuda ataron la mochila, de forma improvisada en el portaequipaje. Y así salió, con las ganas y la pasión de un verdadero aventurero. Y la aventura lo sorprendió a 20 km de la partida, haciendo que su rueda trasera se rompiera en tres pedazos. En un pueblo cercano rescindió de su mochila, bolsa de dormir y una lata de duraznos por una rueda nueva. Si señoras y señores, así comenzó la historia de uno de los ciclistas más conocidos de nuestro país, con una bici de hierro con dos bolsas colgando del portaequipaje, con un manubrio tipo de carrera con la carpa atada y solo 5 velocidades, las cuales al no tener descarrilador de corona tenía que cambiar los platos con el talón y la mano. Parecía un linyera, pero en realidad era el tipo más feliz del mundo.
Y así comenzó el gran Mariano Lorefice, luego en 1989 hizo de Ushuaia a Mendoza, en el 1991 fue a correr un tría a Brasil y se volvió en bici, luego completo el quíntuple Ironman, en 1992 fue a México en bici y completo el primer Deca Ironman de la historia (38 km de nado, 1800 km de bici y 422 km de running).

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Pero su pasión real era viajar, así que se dedicó puramente a eso, luego vino 1993 y 1994 recorrió todas las provincias argentinas con un mensaje proteccionista para animales en peligro de extinción. En 1995 se tiró a hacer Ushuaia – Alaska en donde tuvo la oportunidad de empezar a probar la ropa Ansilta.
En 1997 con su bici “Rosinante”, dio la vuelta al mundo por el hemisferio Norte, 43 países y 91000 kilómetros y en 1998 llevo un grupo de gente por primera vez al Abra del Acay. AL año siguiente hizo la vuelta al mundo por el hemisferio Sur, 18000 km.
Tuvo su primer bici seria de Mountain Bike, como dice él, en el año 1994, que la subió hasta la cumbre del Aconcagua, fue una Specialized Rockhopper, también en 2002 subió con una bici desde el mar hasta el Volcán Ojos del Salado, apoyado por Ansilta donde realizó un corto para el Banff Mountain Film Festival.

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Hace 15 años que vive en Italia y actualmente lleva personas de todo el mundo a hacer viajes fantásticos en bici, actividad que realiza desde el 1998, con su empresa Patagonia Biking. Viajes con clientes con un servicio excepcional. Tiene más de 200 viajes realizados, más de 70 con pasos superiores a los 4000 msnm. Hace travesías en Cuba, Costa Rica, Grecia, Albania, Bolivia, Perú, Brasil y es la novena vez que va a los Himalayas, a los pies del Everest.
Mariano Lorefice un pionero de las aventuras en nuestro país, deportista y amante de la naturaleza.

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Mariano Lorefice “El equipo de agua que tengo de Goretex, Ansilta, es magnífico, llueve o nieve adentro estoy calentito y seco. Incluso tengo una campera que se acopla muy bien al casco, acá en Europa no pude conseguir una marca que entre el casco en la capucha, además de tener unos bolsillos perfectos. También hay un pantalón que esta buenísimo y unos cubre zapatillas. Un kit fundamental para Patagonia y la alta montaña en todo el mundo que te permiten trabajar cómodo“

www.marianolorefice.com

AguaExploracion

Entrevista a DANIEL SÁNCHEZ MAGARIÑOS de la EXPEDICIÓN ATLANTIS

octubre 9, 2019 — by Andar Extremo

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El 3 de octubre de 2014 se realizó un acto conmemorativo en Dolores por el trigésimo aniversario del cruce del océano en balsa. Se inauguró un monumento y se visitó la balsa en compañía de los tripulantes. En una cobertura especial de Andar Extremo una entrevista a Daniel Sánchez Magariños, navegante de la Atlantis. Esta nota salió editada en la revista n° 34 de Andar Extremo de Noviembre/Diciembre de 2014.

por Andar Extremo en el 30 Aniversario de la Expedición Atlantis fotos: CADEI, Marcos Ferrer y Daniel Sanchéz Magariños

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Cómo vez a treinta años la experiencia de la balsa Atlantis?
Pasó mucho tiempo, la verdad es que estoy muy sorprendido que la gente cuando te ve se acuerde y te pregunte detalles, se organicen actos, inauguren monumentos, lo que hizo la armada con las dos esculturas en Dolores y en Mar del Plata va a quedar para siempre. En realidad nunca pensé de lo que hicimos iba a trascender. Nuestro móvil era puramente romántico, nunca pensamos en el día de mañana que iba a pasar. Fue una marca a fuego que nos quedó a los cinco y va a estar para siempre.

Imagen icono del expedición
Imagen icono del expedición

Cómo te metiste en la expedición?
Fue una cosa muy rara cómo integré la tripulación. Me había enterado dos años antes por un grupo de amigos que había un puñado de locos que quería cruzar el mar con una balsa. Yo en ese entonces vivía en Buenos Aires, en el 82 estaba haciendo una viaje de Mar del Plata a Ciudad del Cabo en velero, por el sur. Y uno de los chicos que estaba en el barco me comentó que había un grupo que quería cruzar el océano en balsa y me quedó rondando esa información. Llegamos y me olvidé.
Resulta que pasa más de un año, yo había terminado mi carrera de ingeniero agrónomo, pero quería viajar no quería ponerme a trabajar, no sabía bien qué hacer, tenía 29 años y estando en Mar del Plata veo tres camiones con acoplado llenos de troncos con un cartel que decía Expedición Atlantis. Entones ahí me acordé y fui.
Cuando llegó me dicen que ya estaba organizada la travesía que había una persona que dirigía todo. Me presento y le dije que sabía navegar y que me gustaría ser parte de la tripulación, me dijeron:- Noooooooo, venimos trabajando hace 4 años ya está todo organizado, la tripulación está completa y no te conocemos!!!.. Dije bueno, pero volví al día siguiente, es como el tren, si pasa y te subís estas arriba sino lo perdiste. Y la única forma de tratar de no perder el tren era estando, me quedé con ellos, renuncié a un trabajo en un barco pesquero y les dije que me gustaría trabajar en el armado de la balsa para sentirme parte de la expedición aunque no viaje.
Lo que me permitieron de entrada porque esto no era un emprendimiento solo de 4, participaba muchísima gente. Me enganché con eso y ayudé a construirla.

Preparando la balsa para zarpar
Preparando la balsa para zarpar

En qué momento te enteras que sos parte de la Atlantis?
Se dio de a poco, yo venía poniendo mucho, en que sentido, vivía a 400 km de allí y decidí quedarme a armar la Atlantis, no tenía plata, tampoco me interesaba, no tenía compromisos. Me sentía integrado pero era conciente que no había plazas, sin embargo había indicios que podía llegar a viajar. Estuve 3 meses armándola adentro del astillero, de lunes a lunes y llegó el 20 de enero del 84. Ese día estábamos metiendo los troncos en el agua uno por uno para ver cómo flotaban los troncos. Cada tronco tenía una ficha, lo tirábamos al agua y según la forma y el peso se giraba y se acomodaba. Entonces cuando estaba quieto lo marcábamos para cuando lo pusiéramos en el conjunto de la balsa no quisiera girar y así desestabilizar la balsa. Entonces cuando estábamos haciendo esta prueba Alfredo me dice: -acercate acá mirá este tronco!!!. Me acerco al agua ya que estábamos en la escollera en el puerto y cuando me agacho me empuja al agua. Cuando salgo enojado, me dice felicitaciones sos tripulante.

Esfinge Olmeca
Esfinge Olmeca

Cómo consiguieron esos troncos?
La idea de la Atlantis era probar que los africanos miles de años pudieron llegar a América, no ha colonizarla o hacer una migración poblacional pero si a dejar rasgos culturales. En México en la provincia de Yucatán en la selva hay 17 monumentos monolíticos que son hechos en una sola piedra tallada de 3 metros de altura, las cabezas Olmecas que datan de unos 3500 años y los rasgos de estas caras aparentan de ser africanos. Entonces Alfredo pensó si los Olmecas hicieron estas esculturas de estos supuestos “Dioses” venidos del mar. ¿Y cómo llegaron? El elemento más antiguo de navegación es la balsa. Se sabe que en África había estos tipos de balsa que realizaban comercios por la costa y existiendo la corriente de las canarias era posible que una balsa se aleje de la costa, lo suficiente para no poder regresar por sus propios medios y la corriente la transportara hasta América.
Entonces la concepción de la Atlantis tenía que ser basada en la construcción de esa época, sin plástico y sin hierros, eso en lo que respecta a la navegación. Nosotros somos habitantes del siglo XX teníamos una alimentación moderna y los alcances tecnológicos de los años 80.
Entonces necesitábamos troncos que floten, la madera óptima era la madera balsa, en África había unas similares pero por una cuestión de logística Alfredo tuvo el acceso para conseguirla en Ecuador, era mucho más fácil para traerlas a Argentina. Acordate que esta fue una expedición romántica y amateur, medios no había, nadie tenía dinero y nadie aceptó dinero. A medida que el proyecto avanzaba las empresas querían poner divisas a cambio de una bandera o una insignia pero esto se negó sistemáticamente.

Daniel Sánchez Magariños
Daniel Sánchez Magariños

Entonces nos situamos en el año 1983, en Ecuador, en ese momento no había, ni Internet ni celulares, ni computadoras. Se comunican con radio aficionados de Ecuador y en septiembre salen Alfredo Barragán, el vasco Iriberri y Félix Arrieta para esas tierras, les habían dicho que había troncos pero no fue tan fácil cuando llegaron. Los troncos que habían a mano eran de 20 cm y los que necesitábamos para la balsa tenían que ser de 90 cm, que no existían en las plantaciones, tenían que ir a la selva virgen. Encontró los medios, la gente que lo ayude, estuvieron en una expedición que les llevó un mes y medio, encontraron los troncos, los cortaron y los sacaron de la selva. Previamente los lugareños le explicaron qué tipo de árbol tenía que ser, eran troncos de madera balsa hembra, las hembras tienen el corazón del tronco libre de agua, esos troncos los usaban para pontones, la sabia tenía que permanecer en el tronco para que no se pudra.
Otro problema era la soga para armar la balsa, en ese momento ya casi todas las cuerdas eran sintéticas, y las sogas tenían que ser vegetales. Alfredo se entera que había una cordelería en Ecuador, que estaba media cerrada, entonces fue a verlos y ellos podían fabricar las cuerdas que necesitábamos. Construyeron cuerdas de una pulgada de ancho trenzadas con una planta que se llama “Abacá”, como un hilo sisal, habrán hecho unos mil metros, en varios rollos.
Juntó todo y previamente haciendo la logística con un buque de ELMA que venía de oriente por el Pacífico hacía una parada en Guayaquil y habían arreglado para que en la cubierta de ese barco vengan los 18 troncos a Argentina. Allí pasó algo que casi le da fin a la expedición, porque cuando estuvieron los troncos en el puerto, se encontraron que había una ley en Ecuador para proteger la industria maderera que le prohibía salir los troncos vírgenes. Podía salir en tablas pero no el tronco entero, no había manera, hasta que llegaron al vicepresidente de Ecuador que hizo un decreto para permitirle sacar los troncos.

Últimos preparativos
Últimos preparativos

Cómo fue el armado de la balsa?
En Mar del Plata Federico Contessi se entera del proyecto y nos da un lugar en el astillero, se suponía que íbamos a estar poco más de un mes y ocupando un lugar chico, estuvimos 6 meses abarcando mitad del astillero.
Una vez que clasificamos los troncos sabiendo la posición de cada uno, había que acomodarlos ya que había curvas y nudos que impedían el perfecto armado. Hicimos un ensamblaje y calamos las maderas donde irían los nudos y ataduras, para que los cabos queden embutidos y así evitar el movimiento de la cuerda sobre la madera.
Hubo 7 maderas transversales a los 9 troncos que conformaban la balsa, primero atamos un tronco con el otro, el primero con el segundo, el segundo con el tercero y así hasta el final. Estuvimos como 10 días para unir los 5 primeros troncos, cada vez que pasaba el tiempo los nudos salían mejor, al principio no sabíamos hacerlos, hacíamos palancas con palos, golpeábamos los nudos para achicarlos. Recién cuando llegamos a la mitad de la balsa quedaban los nudos bien. Entonces viene Alfredo diciendo desarmemos todo y arrancamos de nuevo pese a los 10 días de trabajo. El tema de las sogas fue otra historia, al ser vegetal la soga había que evitar que sea atacada por hongos, había que preservarlas. Había productos químicos pero la concepción no permitía que usemos cosas químicas. Sabíamos que en las curtiembres usaban “tanino” es de origen vegetal, se extrae y se coloca para preservar. Conseguimos en el Chaco, nos regalaron, pero había otro problema teníamos que hervirlas y no teníamos recipientes aptos.

Félix Arrieta
Félix Arrieta

Uno conocía una fábrica de jabón, fuimos y el dueño nos dice si entre el fin de semana lo hacen les doy la fábrica, pero el lunes la necesito impecable. Así que estuvimos dos días hirviendo sogas.
Una vez curada hubo que pre trenzarla, porque la fibra cuando uno la estira, con la humedad y la temperatura vuelve a estirarse de nuevo, entonces teníamos que tener la certeza que esté lo más tensada posible para que no se afloje la balsa. Entonces en el puerto donde están los amarres de los barcos hacíamos puntos fijos. Pasábamos las sogas por poleas y las estirábamos con un malacate, quedaba como un violín. La mojábamos, las dejábamos 24 horas y se estiraba, la tensábamos de nuevo y así fuimos llevándola. Una soga que medía 100 metros al prensarla, media luego 110, ya estaba estirada sabíamos que no iba a ceder más.
Arriba de los transversales iba una caseta, el habitáculo lo armamos con cañas que también eran de ecuador de unos 10 cm de ancho, se llama caña guadua, caña hueca que con un proceso llamado “caña picada” se abre y se estira quedando en un plano, así armábamos las paredes, de una altura de un metro, y con la misma caña cortada en semicírculo hicimos el techo con las cabreadas a dos aguas. El techo se tejió con espadaña como un quincho, fue un gaucho de dolores estuvo 4 o 5 días. Los mástiles también eran de ecuador de una madera que se llama mangle, madera dura, crecen en las costas salinas, muy recta, medían 11 metros cada uno eran dos y tenían dos apoyos laterales.
La vela fue otro problema, ya había velas sintéticas, podría ser una vela de algodón, pero, dónde la encontraríamos?, nos dan la data que la Fragata Libertad había cambiado hacía como unos años sus velas verdes y pesadas de lino por velas de Dacron. Un suboficial se recordó en donde estaban arrumbadas, nos regalaron las velas, las cortamos a medidas, le agregamos relingas y bordes, y refuerzos de cuero. Fabricamos tres velas, dos iguales que iba a utilizar la balsa y una más chica para el caso de tormenta. Le pintamos el símbolo de la expedición, el sol y la rosa de los vientos. La naturaleza y la libertad.

La foto emblema de la Atlantis, de izq. a der., Arrieta, Iriberri, Barragán, Giaccaglia y Sánchez Magariños
La foto emblema de la Atlantis, de izq. a der., Arrieta, Iriberri, Barragán, Giaccaglia y Sánchez Magariños

Qué sentís cuando te enteras que sos tripulante?
Una emoción bárbara, igual yo lo tenía masticado, lo deseaba tanto. Tenía confianza, teníamos todo tan pensado que decimos que no fuimos a una aventura, hicimos una expedición, si bien el fin era incierto, porque si no sería una salida de turismo, porque había variables que no manejábamos. Fuimos en el mejor momento, con la balsa construida de la mejor manera, conociendo el comportamiento de las corrientes, los vientos, estudiando el mar, todo muy bien pensado. Todo esto nos daba seguridad y confianza. Si bien el común de la gente pensaba “estos locos se van en una balsa a cruzar el océano” nosotros estábamos muy tranquilos.

Sistema de fijación de cuerdas con caladuras
Sistema de fijación de cuerdas con caladuras

Tenías definido tu rol como tripulante cuando Alfredo te involucra?
Yo inconscientemente me había preparado toda la vida para esto, yo no sabía literalmente que iba a viajar por el océano en balsa. Me preparé con tiempo, hice el curso de timonel, navegué y lo disfruté más allá del horizonte, no me conformaba con la vuelta del perro en velero. Entonces tenía que saber situarme en el mar y me anoto en un curso de piloto de yate que lo daba gratis la Prefectura Naval Argentina, requería esfuerzo pero durante un año me fui todas las semanas a Olivos mientras estudiaba en la universidad. Cuando llegó lo de la Atlantis, yo sabía navegación astronómica, sabía manejar un sextante, había cruzado el océano. Tenía la experiencia para estar allí, pasé los exámenes psíquicos y formé parte, pero la realidad es que fui tripulante por saber navegación astronómica. Cada uno tenía un rol.

Alfredo Barragán en el homenaje de los 30 años
Alfredo Barragán en el homenaje de los 30 años

Cómo trasladan la balsa hasta el punto de partida?
r del Plata teníamos que llevar la balsa hasta las Islas Canarias a Santa Cruz de Tenerife. Otra vez ELMA sería quien nos transportaría la balsa en un viaje que haría escala en Brasil. Alfredo consigue un lugar en la tapa de una bodega y salimos de Bs As el 6 de abril de 1984. Primero la tuvimos que llevar de Mar del Plata a Capital Federal armada, así que la transportamos en un camión. Los troncos de la balsa tenían que estar siempre húmedos, una vez que le quitas la corteza si se secan se rajan. Si se rajan tiene más superficie de absorción. Me designan para acompañar la balsa en el barco carguero que tardó 40 días en llegar desde el puerto de Bs As a Canarias. Todos los días con una manguera con agua de mar, la mojaba y la cubría con arpillera para mantener la humedad. Llegamos a Santa Cruz el primero de mayo, estuvimos unos 15 días antes de partir, montando los mástiles, terminando de forrar la caseta, instalando la antena de radio, armando la cocina y los víveres. Finalmente salimos un mes más tarde de la fecha óptima de salida porque en julio comenzaban los huracanes, teníamos que llegar antes de eso. Salimos el 22 de mayo del 84.

Despedida de Bs As
Despedida de Bs As

Cómo fue el día de la partida?
Ese día fue especial, habíamos hecho muchos amigos, gente del puerto. Mis compañeros habían llegado 15 días antes de la balsa, así que cuando llegué estaba todo listo para los últimos detalles. Fue un momento de despedida, mientras la balsa no zarpaba y estábamos allí en algún recóndito lugar de la mente decíamos: -y si no voy, mirá si se hunde en el mar. Una vez que la balsa salía, salía, no podía frenar, no podía dar la vuelta, si te caías nadie te podía ir a buscar. Era un punto sin retorno y eso daba miedo y ansiedad. Ni dormimos, había autoridades, hicieron una despedida y un barcos nos sacó con remolque hasta el archipiélago de las Canarias donde izamos la vela por primera vez.

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Qué fue lo mejor que te paso en esos 52 días de navegación?
Todos tuvimos una buena adaptación, al movimiento, al mareo, el lugar, la convivencia. Los momentos más lindos que recuerdo es cuando hacía las guardias, ver las estrellas, los atardeceres, amanecer, las nubes, las olas, las noctilucas hay miles de cosas buenas. Fue muy linda la convivencia momentos únicos de charlas sobre el universo.

El monumento a la balsa, Dolores, 2014 De izq. a der., Giaccaglia, Iriberri, Barragán, Arrieta, y Sánchez Magariños
El monumento a la balsa, Dolores, 2014 De izq. a der., Giaccaglia, Iriberri, Barragán, Arrieta, y Sánchez Magariños

Tenían bien dividido los quehaceres?
Yo cocinaba a la noche, al mediodía Horacio, Alfredo se ocupaba de la radio, el Vasco y Horacio controlaban las cuerdas y buceaban por debajo para chequear los troncos. Yo monitoreaba la trayectoria, sacaba el rumbo y posiciones a los atardeceres y amaneceres, sacaba día a día con el sextante la posición, ayudado por una carta astronómica y con cálculos náuticos de trigonometría sabía exactamente dónde estábamos y dónde estaba el rumbo sobre el océano.

La caceta 30 años después
La caceta 30 años después

Cuándo se sintieron que estaban en el medio de la nada?
Después de varios días, al principio uno tiene muchas ocupaciones. Aprendimos a medida que pasaron los días a manejar la balsa, en teoría sabíamos, pero teníamos que ver como se comportaba la balsa, fue un intercambio de opiniones de todos. Y la balsa en realidad no hacía lo que nosotros pensamos que iba a hacer. Tardamos varios días en darnos cuenta que estábamos en el medio del mar, el horizonte era igual para todos lados, si pasaba algo nadie iba a venir a buscarnos. Y allí empezamos disfrutar.

Monumento a la Balsa Atlantis, Dolores
Monumento a la Balsa Atlantis, Dolores

Que contacto con animales tuvieron?
Había peces voladores, cardúmenes de atunes que van haciendo un alboroto bárbaro pasan y siguen. Lo más lindo son los delfines, juegan se comunican con vos, cuando nos cruzaban se quedaban un rato parecía que se querían comunicar. Una vez me pasó, estando en el agua con Horacio (él se tiraba todos los días para ver las ataduras, cuando el iba yo me tiraba porque es buzo y nadador me daba confianza) que miré hacia abajo, la sensación de bucear en esas aguas cristalinas es como volar en un abismo. Llevaba un cabo de 30 metros con un peso, lo tiraba y miraba la transparencia con el reflejo del sol con el movimiento, tenía una luneta con un snorkel y ese día vi unos peces enormes con una aleta dorsal, y enseguida pensé que eran tiburones. Horacio me dijo quédate que son delfines, daban vuelta y casi nos tocaban las manos, eran como 50 que jugueteaban saltaban sin ni siquiera golpearnos. Estuvieron jugando como 15 minutos y se fueron.

Entrevista de Andar Extremo a Daniel Sánchez Magariños
Entrevista de Andar Extremo a Daniel Sánchez Magariños

Cómo fueron las tormentas?
Las tormentas que tuvimos se fueron preparando de a poco, en las corriente de las Canarias con los vientos alisios las condiciones son muy estables, sabíamos que no íbamos a tener grandes tormentas. Los vientos eran más constantes al mediodía y bajaban la intensidad al atardecer. El clima también fue cambiando salimos con frío y a medida que nos acercamos al ecuador fue subiendo la temperatura. A los 30 días de navegar vino la primera lluvia, no había viento pero si lluvia que fue una bendición sirvió para bañarnos y lavar ropa. Hasta ese momento imagináte que la caseta era la jaula de los osos en el zoo, eran todos los cuerpos mojados, porque la sal es hidroscópica, a la noche se iba el sol y todo estaba mojado. La ropa sucia la lavabas con agua de mar y lo que al mediodía estaba seco a la noche estaba todo mojado.
Tuvimos una tormenta grande en una noche, del lado izquierdo entro una ola en la caseta pegó en la balsa y quedamos sumergidos como 40 cm hasta que se escurrió el agua. Se mojo todo y nos asustamos mucho, Alfredo que estaba de guardia arriba de la caseta, movía la linterna con las manos para ver que pasaba. Cuando me despierto veo una luz que giraba y abajo del agua pensé que nos habíamos dado vuelta. Me agarré del vasco que lo tenía al lado y el me pegaba para que lo suelte. El chango chapoteba como en una pelopincho. Por suerte no pasó nada.
Al día siguiente se rompió la vela pero fue como un fusible, no se rompió el mástil. Muchas veces las olas rompían en la parte de atrás de la balsa y pegaban en el habitáculo, daba la sensación que se iba a destruir todo.

Daniel Sánchez Magariños calculando la posición
Daniel Sánchez Magariños calculando la posición

Se dan cuenta en algún momento que iban a llegar a buen puerto?
Siempre lo supe, sabía que íbamos a llegar, no íbamos contra el mar, tarde o temprano íbamos a llegar. Llevábamos provisiones para 100 días. Podría ser que no lleguemos a América, pero sabía que eso (por la balsa) no se iba a desarmar y tarde o temprano una corriente nos llevaría a algún lado. No teníamos timón. De un rumbo determinado podíamos hacer 15 grados a la derecha o a la izquierda, es la maniobra que teníamos por las características de la vela.
Nosotros probamos con un spinnakers y la balsa avanzaba a 90 grados a través con el viento, la balsa se puso de costado pero en realidad la trayectoria sobre el agua era la misma porque en la popa de la balsa el cavo de vida no iba derecho hacia la estela el cabo iba inclinado en realidad estábamos avanzando de costado estábamos derivando. Porque la balsa al no tener como un barco quilla que le podés dar dirección. Al otro día tomando el rumbo nos dimos cuenta que había avanzado de costado.

La llegada a América
La llegada a América

Cuándo te das cuenta que estabas cerca de tierra?
Es lo mismo que me preguntaban los tripulantes, yo siempre sabía donde estaba por los cálculos matemáticos y astronómicos, yo sabía con certeza el lugar y a qué ritmo de millas me acercaba. Cuando pasábamos cerca de Trinidad Tobago, sabía que estaba allí pero no se veía porque estábamos a unas 50 millas, no la vez. El mundo es redondo no se ve. Igualmente cuando nos acercamos al Amazonas cambió el color del mar y además empezamos a ver manchas de petróleo y otra fauna.
Vimos dos barcos en los 52 días, cuando estábamos entrando al Caribe vimos un barco de bandera vasca al cual nos comunicamos por VHF, y lo primero que nos dijeron: -Ustedes son los de Atlantis???, le pedimos que nos certifiquen la posición y era lo misma que teníamos nosotros. Es el momento de la película que de la alegría nos tiramos al agua. De ese barco tardamos una semana más.

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Cómo fue la llegada?
Fue el momento más emocionante porque culmina allí el hecho, de alguna manera estás guardando adrenalina, es como cuando llegás a la cima de una montaña, te preparás, la pensás, pero cuando llegamos fue el momento más emocionante. Primero ver la recepción que era de una magnitud impensada, segundo que se dieron las condiciones meteorológicas para entrar a vela, solos. Nos habían remolcado el día anterior unos kilómetros porque había una recepción, sino hubiésemos llegado un día después. Nos dan remolque y nos dejan a las 5 de la mañana a 6 millas del puerto, ni lo veíamos. A las 8 de la mañana se levanta una brisa en dirección al puerto, la vela se infló y entramos a la boca del puerto con la vela inflada, todos saludando. Increíble! Cientos de personas, la banda de la marina. Y todo eso aparejado que se terminaba allí. Queríamos hacer un motín y le dijimos a Alfredo: -deciles que nos vayan a buscar a Yucatán!!! Si esto camina!!!.

Paso el tiempo de esa llegada, cómo influyó en tu vida?
Me cambio fundamentalmente, sin la Atlantis yo hubiera sido otra persona. Creo que me dio mucha seguridad, de haber justificado una lucha, un proyecto, de que el trabajo en equipo existe, que el esfuerzo te da premios, que el estudio, la voluntad y la preparación sirven para afrontar cualquier meta que te pongas en tu vida.
Fuimos 5 personas que tuvimos un sueño a través del trabajo, de la organización, de prever cosas y eso nos marcó para toda la vida. Todas las cosas que emprendí en la vida las encaré sistemáticamente de la misma manera que aprendí con Alfredo. La enseñanza para un joven, es que no hacen falta medios económicos, para los sueños hay que tener convicción. Volvería a vivir la misma vida.

El Documental
En mayo de 1988 se estrenó la película documental de la expedición Atlantis, un largometraje de 83 minutos, gravado íntegramente en la balsa por Félix Arrieta, se estima que casi un millón de personas vieron la película.

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Carreras de aventura

MAGDALENA NIETO y su participación en el Ultra Trail de Mont Blanc

octubre 2, 2019 — by Andar Extremo

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La atleta Ansilta, Magui Nieto, vivió una experiencia increíble en la CCC recorriendo 101 km desde Courmayeur a Chamonix en 19 horas 35 minutos obteniendo un 17° puesto en su categoría y 452° en la clasificación general. Acá su visión del mayor evento de trail running del mundo.

por Magdalena Nieto

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El UTMB es un evento esencial para los corredores de trail. Cada año, la élite mundial del trail running se encuentra en Chamonix junto a casi 10000 corredores dispuestos a participar en una de las 7 carreras del evento.

Comprometerse a correr por Mont-Blanc es, ante todo, experimentar una aventura interna, una experiencia única en la que cada participante tendrá que aprovechar sus puntos fuertes y superar sus límites físicos y mentales para cruzar la línea de meta. Este extraordinario viaje en el corazón del macizo permitirá a los corredores de senderos cruzar valles y pasos en contacto con las cumbres más bellas, en una decoración alpina que es única en el mundo.

Desde que corro Trail hace más de 15 años que miro esa carrera con deseo, y este año se me dio la oportunidad, y no es fácil entrar, hay que reunir puntos con carreras anteriores y así acceder a un sorteo… La suerte estuvo de mi lado y pude conseguir ese lugar entre más de 1900 Corredores en la distancia de 101 km, la CCC (iniciales de los pueblos que pasábamos Coumayeur-Champex Lac-Chamonix)
Las sensaciones, sentimientos y emociones fueron únicas desde el primer día que llegue al pueblo de cuentos de Chamonix.
La organización impecable en cada detalle hacia que estemos, junto con otros argentinos, con la cara alambrada de tanto sonreír. Todo es perfecto, el clima, la gente, el lugar, los amigos, todo.
Entrenamos un poco los días previos para conocer un poco más del lugar y nos encontramos con infinidad de senderos hacia todos lados!!! Seguimos con la sonrisa de oreja a oreja!!!
Llega el gran día de la largada y la cuenta regresiva. Comenzaba la otra aventura la de recorrer 101 km y más de 6000 mts de desnivel positivo esas montañas majestuosas con el Mont Blanc de fondo.
El circuito es soñado, sendas interminables para arriba y para abajo, durísimas cuestas y rápidas bajadas, hacen de este un circuito realmente entretenido. Me llamó mucho la atención la cantidad de gente alentando en todos lados y a cualquier hora!
Alentando en el km 55 me encuentro con Nico Otto Von, corredor Argentino, quien compartimos el resto de los kilómetros, a medida que pasaban se ponían más duros. Otra subida más, y otra bajada… Los cuádriceps ya explotaban y el estómago no quería más comida. Se estaba poniendo cada vez más difícil al pasar las horas; pero el objetivo era claro, cruzar el arco de llegada en Chamonix con la bandera Argentina!!
Emocionada en varias partes del circuito y con ganas de volver el próximo año a vivir de nuevo la más importante carrera de ultra trail del Mundo con la participación de más de 80 países!!!
Hermosa experiencia!!!

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ExploracionTrekking

América A Pie, MARTÍN DAVIES ENTRA EN EEUU

septiembre 26, 2019 — by Andar Extremo

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Martín Echegaray Davies tiene 62 años, ya está entrando en EEUU, realizando una travesía nunca vista. Es caminante, y con un carro de 180 kg llamado “Carricatre Pilchero”, un viejo catre con ruedas de moto que él mismo arrastra, piensa ir de Ushuaia a Alaska

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Martín hace todos los días una distancia que ronda entre los 30 y 40 km. Padre de tres hijas, abuelo de 5 nietos, vive en Trelew con su mujer, pero su deseo hizo que arme un carro de 2 metros de largo (llega a 3 metros con el arnés), y unos 60 cm de ancho, y que el 31 de octubre de 2017 comience a caminar su historia, yendo a dedo hasta Ushuaia.
Con 19917 km kilómetros en su andar, ya recorrió el país, atravesó Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala y México. En estos momentos está entrando en Estados Unidos.
El 22 de septiembre de 2018 terminó su objetivo de llegar a las 23 capitales de provincias argentinas, con 9873 kilómetros caminados. El 7 de abril logró culminar su segundo objetivo: América del Sur con 15850 km caminados.

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Supervivencia

Desde el Cielo Sin Paracaídas

agosto 22, 2019 — by Andar Extremo

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Este es uno de los casos de supervivencia más raros de la historia y fue protagonizado por la azarosa vida de Nicholas Alkemade. Él sobrevivió a una caída sin paracaídas desde 5500 o 6000 m. de altura (nunca fue confirmada exactamente la altura). Esta nota fue publicada en la Revista Andar Extremo n° 1 nov/dic de 2008

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Nicholas Stephen Alkemade nació en North Walsham (Inglaterra) en 1922, de padre holandés y madre inglesa. En 1940, a la edad de 18 años, ingresó en la RAF y emprendió su servicio en operaciones de salvamento de aviadores caídos en el mar, hasta que, deseoso de mayores emociones,  logró que se le trasladara al Comando de Bombarderos como artillero de cola y como muchos de sus compatriotas participó en la II Guerra Mundial
A 6000 metros de altura, la torrecilla superior de un bombardero Lancaster es un lugar frío y solitario, separado del resto de la tripulación por dos puertas y 11 metros de fuselaje. Es un hueco estrechísimo, en donde apenas cabe el artillero vestido con su traje de aviador. No hay espacio ni para el paracaídas, de modo que solamente lleva puesto el arnés. El paracaídas se guarda en el fuselaje principal, a un metro de la segunda puerta y separado de los pertenecientes a los otros miembros de la tripulación.
En caso de emergencia, el artillero tiene que salir de la torrecilla, tomar el paracaídas, engancharlo al arnés, y saltar, confiado en que la antena de radio que va más atrás no lo parta en dos. El puesto de artillero de cola se considera en la RAF como «ocupación peligrosa”
El hecho ocurrió durante la noche del 24 al 25 de Marzo de 1943, el avión participaba en un bombardeo aliado sobre Berlín, después de soltar su carga de más de 3 toneladas de explosivos volaba sobre él rió Ruhr de vuelta a casa. De pronto una serie de explosiones sacudieron la aeronave e hicieron saltar la cubierta de la torreta, hiriendo a Nicholas  en la pierna. Consiguió rechazar el ataque del caza alemán pero los daños del bombardero no permitían seguir el vuelo, era necesario abandonar el avión y así se lo comunica el capitán a la tripulación.
Nicholas intento ir en busca de su paracaídas pero estaba dañado por el fuego, se refugio de nuevo en la torreta esperando lo que era seguro su muerte. Ante la tesitura de morir quemado o saltar, prefirió la seguridad de una muerte rápida y salto del avión. Durante la caída perdió el conocimiento.
Cuando despertó estaba en la nieve bajo un claro del bosque, las ramas de los abetos habían frenado su caída y la capa de nieve amortigua el choque contra el suelo. Fue hecho prisionero por los soldados alemanes, que lo trasladaron a un campo de prisioneros junto a otros aviadores. Asombrados con la historia quisieron dejar constancia. Las siguientes letras fueron escritas por Dular Luff comandante de la Luftwaffe en la zona y para evitar cualquier atisbo de duda ante representantes de los prisioneros del campo:
Se ha investigado y comprobado por las autoridades alemanas que la afirmación hecha por el sargento Alkemade, 1431537 RAF, es verídica en todos sus detalles, esto es, que se arrojó desde una altura de 6000 metros sin paracaídas y llegó al suelo sano y salvo; su paracaídas se incendió en el avión.
El sargento Alkemade cayó sobre una gruesa capa de nieve en medio de los abetos.
Testigos: H.J. Moore, Teniente Primero, oficial Británico de más alta graduación.
R.R. Lamb, 1339582, Sargento Primero;
T.A. Jones, 411, Suboficial británico de más antigüedad.
Fecha: 25/4/44.
Tras la victoria aliada Nicholas fue liberado y trabajo en la industria química, muriendo el 22 de junio de 1987.

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Relato del Sobreviviente
”En la noche del 25 de Marzo de 1944, acercándose nuestro Lancaster a Berlín, podíamos ver los largos dedos de los proyectores luminosos que exploraban el espacio. Al aproximarnos más, percibimos las señales rojas y verdes dejadas previamente por nuestros aviones de reconocimiento para guiarnos. Cuando uno tras otro principiaron los aviones a dejar caer sus bombas, centenares de fuegos artificiales hicieron erupción debajo de nosotros: incendios dorados, deslumbradoras explosiones rojas y blancas, fogonazos anaranjados de las piezas antiaéreas.
Nos llegó el turno. Soltamos nuestra bomba explosiva de 1800 kilos y tres toneladas más de bombas incendiarias. Después, en medio de los rayos oscilantes de los proyectores, giramos para dirigirnos a nuestra base, muy atentos, eso sí, al peligro de los aviones alemanes de combate.
Yo los veía actuar a distancia. De ellos partían destellos de luz blanca que a veces hacían estallar una gran bola de fuego roja y anaranjada, la cual describía un arco en el cielo para ir a morir a la oscura tierra.
Eso indicaba que habían acertado a algún Lancaster y varios camaradas míos ya no volverían a su base.
Volábamos sobre el Ruhr, cuando de pronto una serie de choques poderosos sacudieron nuestro avión de uno a otro extremo; después se oyeron dos truenos terribles al estallar dos granadas en la base de mi torrecilla. La cubierta de plexividrio se hizo pedazos y desapareció. Uno de los fragmentos grandes me hizo una larga herida en la pierna derecha.
Afortunadamente mi torrecilla había estado vuelta hacia atrás. Incliné con rapidez las ametralladoras y miré hacia afuera. A no más de 45 metros de mí se veía el borroso contorno de un Junkers 88 de combate. Su frente mostraba una línea de fogonazos blancos al ametrallar a nuestra herida máquina. Apunté a quemarropa y apreté el gatillo de las cuatro ametralladoras Browning 303. Dispararon simultáneamente y el Junkers fue traspasado por cuatro chorros de brillantes proyectiles. Viró alejándose, con su motor izquierdo en llamas. No me detuve a ver que le ocurría; estaba demasiado preocupado con mi propia suerte.
Chorros de combustible en llamas salían de nuestros depósitos y pasaban frente a mí. Por el teléfono pretendí informar al capitán que la cola del avión estaba en llamas, pero él me interrumpió diciendo: «No podemos esperar más tiempo, muchachos. Tienen que saltar. ¡Salten! ¡Salten pronto!.»
Abrí a codazos la puerta de la torrecilla situada a mi espalda, luego me volví y abrí también la del fuselaje. Entonces, horrorizado, me encontré ante una hoguera gigantesca. El humo y las llamas se precipitaron hacia mí. Ahogándome y a ciegas, me refugié en mi torrecilla. Pero ¡tenía que recoger el paracaídas! Abrí otra vez la puerta y me lancé en su busca.
¡Era demasiado tarde! La envoltura se había quemado y la seda, antes estrechamente comprimida, iba saliendo pliegue por pliegue, desvaneciéndose en llamas.
De regreso nuevamente en la torrecilla, reflexioné un instante. Apenas cumplidos los 21 años de edad, me sorprendía el fin del mundo. El aceite del sistema hidráulico se había inflamado y las llamas me quemaban la cara y las manos.
De un momento a otro el avión, condenado al desastre, podía estallar. ¿Debería soportar este infierno y asarme en él, o sería mejor saltar del aparato? Si había de morir, era preferible acabar pronto sin dolor.
Rápidamente hice girar la torrecilla hasta una posición de través, abrí la portezuela y desesperado me dejé caer en la oscuridad de la noche.
¡Ah, que bendito alivio alejarme de ese fuego abrasador! Pude sentir la grata impresión del aire frío sobre la cara. No experimentaba sensación alguna de caída. Era más bien como si descansara en una nube de aire. Mirando hacia abajo, vi a mis pies las estrellas. «Seguramente estoy cayendo de cabeza» pensé.
Si esto era morir, la muerte no era cosa de temer. Solo sentía tener que irme para siempre sin decir adiós a mis amigos. Nunca volvería a ver a Pearl, la novia que había dejado en mi pueblo. Y el Domingo siguiente me hubiera correspondido salir franco.
Después, la nada. Seguramente perdí el conocimiento.
Poco a poco fui recobrando los sentidos. Primero me di cuenta de un resplandor sobre mí, que gradualmente se convirtió en una porción de cielo estrellado. Esta aparecía enmarcada en una abertura irregular, que finalmente resultó ser un claro en el ramaje entrelazado de unos abetos. Al parecer descansaba en un colchón de maleza y nieve.
Hacía un frío intenso. La cabeza me pulsaba y sentía un terrible dolor en la espalda. Me palpé todo el cuerpo. Vi que podía mover las piernas. ¡Estaba entero! En medio de mi absoluto asombro, una plegaria de agradecimiento brotó de mis labios.
«¡Gracias Dios mío!» exclamé.
Traté de incorporarme, pero el dolor era muy grande. Estirando la nuca, pude ver que mis botas de aviador habían desaparecido y que mi ropa estaba quemada y hecha jirones.
Principié a sentir temor de morir congelado. En el bolsillo de mi chaqueta encontré, bastante torcida, la caja de cigarrillos y el encendedor.
No les había pasado nada. Al encender uno me di cuenta de que mi reloj no se había parado. Sus manecillas luminosas marcaban las 3:20; había sido cerca de media noche cuando las balas hicieron blanco en nuestro avión.
Atado al cuello tenía el silbato que debíamos usar para mantener el contacto con los demás tripulantes en caso de que el avión tuviera que descender en el mar. «Hoy no me pesaría ser hecho prisionero de guerra», me dije. Principié a tocar el silbato a intervalos. Me pareció que pasaron muchas horas hasta que oí gritar a lo lejos «Hola».
Seguí pitando y los gritos de respuesta fueron acercándose. Por fin descubrí las luces de unas linternas eléctricas. Enseguida vi unos hombres y algunos muchachos de pié junto a mí. Después de quitarme los cigarrillos, dijeron refunfuñando: «raus! Heraaaus!» (levántate).
Cuando vieron que no podía hacerlo, me pusieron sobre una lona y me arrastraron así por un pastizal helado hasta una cabaña.
Allí una señora anciana, con la cara curtida pero bondadosa, me dio el mejor ponche de huevos que jamás he probado.
Mientras permanecía en el suelo, oí el ruido de un automóvil que se detuvo afuera. Dos hombres vestidos de paisanos entraron ruidosamente en la habitación. Me miraron de pies a cabeza. Después, en absoluto indiferentes a mis dolores, me obligaron a ponerme de pie y me metieron en el automóvil. En el trayecto al hospital, me pareció como si el coche cayera de propósito en todos los baches del camino.
Me tuvieron mucho tiempo en la sala de operaciones. Solo después supe la extensión de mis lesiones: piernas abrasadas, luxación de la rodilla derecha, punzada en la cadera producida por una astilla, torcedura de la espalda, ligera contusión en la cabeza y profunda herida en el cuero cabelludo; además quemaduras de primero y en segundo grado en la cara y en las manos. La mayor parte de estas lesiones las sufrí antes de abandonar el avión.
Luego de un largo interrogatorio de boca de un oficial de la Luftwaffe, quien lo interrogó durante tres días seguidos, se reunió con el Comandante de la Luftwaffe de esa zona Dulag Luft, quien lo felicitó por su proeza de caer de 6000 metros.
Acto seguido lo llevaron a un recinto en donde se hallaban unos 200 aviadores prisioneros.
Se me hizo ponerme de pié en un banco. Después un oficial de la Luftwaffe relató la hazaña.
Aquello fue un pandemónium. Se olvidaron nacionalidades. Me vi estrujado por franceses, alemanes, ingleses y norteamericanos, que me estrechaban la mano, me hacían preguntas a gritos, y me obligaban a aceptar el obsequio de un cigarrillo o de una tableta de chocolate.
Después me entregaron un papel firmado durante la demostración por el oficial inglés de más alta graduación, quien había copiado la relación autentificada por los alemanes y la había hecho firmar también por los dos suboficiales británicos de mayor antigüedad. No es más que un pedazo de papel, ahora descolorido, pero siempre será el documento de que más me enorgullezco.

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Ficha Ténica Bombardero Avro 683 Lancaster

Fabricante: Avro
Tipo: Bombardero pesado cuatrimotor
Primer vuelo: Prototipo:9 Enero de 1941; Producción: Octubre 1941
Motor: Rolls Royce Merlin XXIV de 1640 cv
Armamento: 8 ametralladoras de 7.7mm (cal 0.303), 2 en torreta del morro y dorsal, 4 en torreta trasera. Una bomba de 9979 Kg (22000 lb) o hasta 6350 kg (14000lb) de bombas más pequeñas.
Velocidad máxima: 462 Km/h a 3505 m
Autonomia: 4072 km a media carga de bombas
Techo de servicio: 7470 m
Trepada: 150m/min
Peso en vacio: 16738 Kg
Superficie alar: 120,49 m²
Envergadura: 31.09 m
Longitud: 21.18 m
Altura: 6.10 m

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FINIS TERRA, OTRO MUNDO LLAMADO ANTÁRTIDA

agosto 20, 2019 — by Andar Extremo

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El proyecto Finis Terra fue llevado a cabo en enero de 2007, durante 43 días una expedición del Centro de Actividades Deportivas, Exploración e Investigación de la mano de Alfredo Barragán, documentó por aire, mar y tierra la vida del continente blanco. En noviembre de 2008 y luego de 7 años de ediciones del Periódico de Aventura Andares surgía con el mismo legado la primer Revista Andar Extremo, esta fue su nota principal.

Por Daniel Ferrer Fotos Alfredo Barragán

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Hasta hace poco tiempo se pensaba que Marco Polo, Cristóbal Colon y Neil Amstrong eran aventureros. También se pensaba que el polo sur era el fin de la tierra. El CADEI cambia estos conceptos y se afirma en otros valores relativizando lo material como motor para la acción. Alfredo Barragán y sus compañeros del Centro de actividades deportivas, exploración e investigación (CADEI) así lo sostienen.

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El propio Alfredo Barragán afirma: “Yo no soy aventurero, soy expedicionario, voy después de años de planificación, de previsión de equipamiento y de entrenamiento. Ejecuto las expediciones como una operación deportivo-científica, con un grupo sumamente capacitado y con absoluta responsabilidad. Siempre nos ajustamos a pautas deportivas, científicas y éticas, a límites que nosotros mismos nos ponemos, donde la aventura queda de lado y predomina la expedición”.

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Con esta idea podemos concluir que Marco Polo fue bastante aventurero, Colón mucho menos y el primer hombre en pisar la luna nada aventurero.
Otra idea de Barragán es que “el fin del mundo es Ushuaia. El nombre de Finis terra fue un error. En la Antártida tengo la sensación de haber estado en otro planeta. La Antártida es mucho más allá del fin del mundo”

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A nivel de valores Barragán dice:”Me voy a jugar la vida por una gesta romántica pero no por una comercial. El deporte es bonito como una expresión de libertad, de romanticismo y no entra allí el signo pesos o un contrato publicitario. Nuestras expediciones empiezan y terminan cargada de valores, de principios de ideas”.

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Barragán nació en Dolores (Pcia. Bs. As.) en 1949. En sus múltiples expediciones y especialmente en la Antártida combinó su formación y la de sus compañeros en navegación, buceo deportivo, montañismo, piloto de planeador, kayakista y su gran capacidad para prever y planificar. Por sus antecedentes, capacidad y la importancia del proyecto para el conocimiento del continente helado, Finis Terra fue aprobado por la Dirección Nacional del Antártico.

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El recorrido geográfico se lo puede apreciar en el mapa en recuadro aparte. Es si interesante, describir algunas de sus experiencias cotidianas para comprender su afirmación “La Antártida es otro planeta, no es comparable a nada del mundo conocido”
El 18 de enero de 2007 partieron de la Base Aérea de El Palomar en un Hércules de la Fuerza Aérea rumbo a Ushuaia, Alfredo Barragán, Jorge Iriberri, el arquitecto Rubén Tablar, Jorge Serda, el ingeniero agrónomo Santiago Roncoroni, y Pablo Tórtora director de KHP como productor y realizador del documental sobre la Expedición. Todos ellos hombres con experiencia que rondan entre los 40 y 60 años de edad.
En Ushuaia practicaron kayakismo en el mismísimo canal de Beagle, puerta Argentina de la Antártida. Cuatro días más tarde zarparon a bordo del rompehielos Irizar de la Armada, en el viaje que todos los años realiza para el reaprovisionamiento de las bases argentinas, hacia el continente más alto del planeta, la Antártida, que tiene un espesor de hielo que lo cubre de casi 2000 metros y donde las temperaturas alcanzan los 78 grados bajo cero.

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Durante 43 días navegaron 6200 millas (11.000 kilómetros), visitaron doce bases antárticas argentinas y extranjeras, estuvieron dos semanas dentro del círculo polar antártico, bucearon entre icebergs, exploraron grietas y escalaron témpanos flotantes. Todo ello quedó documentado y registrado en 15.000 fotografías digitales y 25 horas de filmación de alta resolución. Luego de la expedición se realizaron audiovisuales con las fotografías.

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Las experiencias vividas fueron únicas, y lo más anecdótico fu, haber buceado durante una hora y cuarto en aguas con temperaturas de 1,3° bajo cero y escalado un témpano flotante que se había desprendido del territorio argentino, en el Mar de Weddel. Esta fue la experiencia más significativa de la expedición, ya que tuvimos que caminar un kilómetro sobre el mar congelado hasta llegar al inmenso témpano, de unos 40 metros de alto, que escalamos con técnica de montaña. Y una vez arriba de éste, desplegamos la bandera Argentina sobre una de sus paredes.

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Los exploradores de Finis Terra pudieron advertir, con preocupación, evidencias irrefutables de los efectos del calentamiento global en la Antártida: «En las islas Shetland, por ejemplo, navegaron en zonas que en las cartas náuticas aún figuran como frente de glaciar. Y en la Base Naval Jubany, en la isla 25 de Mayo, donde antes sólo nevaba, fuimos testigos de una lluvia que era algo impensable décadas atrás.
«El propósito de Finis Terra era realizar un trabajo documental en la Antártida para luego difundir el material y así concientizar y sensibilizar a la población mundial sobre esa situación y su importancia para el ecosistema global».

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El viaje a bordo dista mucho de ser un viaje de placer. El trabajo es intensísimo. El reabastecimiento de las bases extenuante en medio de un clima totalmente inhóspito. La investigación de los hombres de CADEI permanente. Las primeras constataciones preocupantes. Las barreras de hielo habían retrocedido 500 metros en los últimos años por el calentamiento global. Después de las Shetland, Decepción y las Orcadas del Sur, llegaron a la primer base permanente. Allí los científicos les afirmaron que la base corre peligro porque la bahía en la que se encuentra se congela cada vez menos.

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Al pasar por el paralelo 77º e ingresar al círculo polar antártico, todos aquellos que lo hacían por primera vez fueron bautizados con un helado chorro de agua sobre la cubierta. Cuando llegaron al paralelo 78º (A doce grados del polo sur) se encontraron con la Base Belgrano II. Entre otras cosas aprendieron a “leer” el horizonte. Si en él, el cielo esta blanco en la superficie hay hielo, si se ven nubes oscuras abajo hay agua. Una de sus mayores experiencias comienza en ese momento. Cargaron carpas, bolsas de dormir, piquetas, cuerdas, alimentos, cámaras y salieron a explorar.

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Dice Barragán:”Se siente en la piel el aislamiento y la soledad”. Luego de caminar una hora encontraron una roca sobre la que montaron las carpas, cortaron bloques de hielo e hicieron una pared semicircular para protegerse de los vientos. Al día siguiente experimentaron el “blanqueo”, fenómeno óptico por el cual se ve todo blanco, no se distinguen formas y se pierde toda referencia, lo cual torna difícil salir a caminar. Para ese día estaba planificado bajar en una grieta. La intención era bajar en una de las grietas, por eso, leyendo el terreno, buscamos y buscamos, hasta que dimos con una. «El flaco» Serdá me daba seguro y a su vez, otro aseguraba al Flaco. Comencé a pinchar el piso con una especie de jabalina hasta que encontré el hueco. En vez de sentir el `toc toc’ del hielo duro debajo de la nieve, la lanza se fue toda hacia abajo. Le di con la pala hasta que cayó el puente y se abrió una boca de un metro y medio de ancho, por tres metros de largo; la grieta debería ser gigante, pero sólo se abrió eso. Con crampones, dos piquetas técnicas y asegurado, descendí en la grieta. La recorrí por debajo del puente de hielo. Hacia abajo se veía rocío azul y, mas allá, negro. Filmamos, fotografiamos, la exploramos… Fue una buena experiencia.»

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La práctica de CADEI en el paralelo 73° fue intensa. Además de las exploraciones, las fotos y la filmación documental, soportaron vientos de 110 km/h y temperaturas de -35° C. Pero no fue todo; también caminaron por el congelado Mar de Weddell has¬ta un gigantesco témpano de hielo y lo escalaron. Una vez arriba, desplegaron una bandera argentina; la misma que, días atrás, el personal de Belgrano II le habían entregado a CADEI en reconocimiento por los 10 años de expediciones. Y allá arriba, en lo alto del témpano, estaba la bandera desplegada con sus hombres saludando: una imagen importante, fotografiada y filmada desde un helicóptero de la Fuerza Aérea Argentina. Era el comienzo de la despedida, ya que el rompehielos ARA Almirante Irízar regresaba a la península antártica, para luego volver al continente americano.

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El buceo entre témpanos de hielo fue otra gran experiencia. «La DNA nos recomendó bucear en las cercanías de la Base Jubany, y nosotros no desaprovechamos la oportunidad de documentar la Antártida desde abajo del agua -cuenta Barragán-. Salimos en dos gomónes y nos sumergimos en una caleta ignota, y en un sector llama¬do Los Pinitos. Junto al «Vasco» Iriberri, al » Flaco » Serdá, a Santiago Roncoroni y a mi hermano Federico, bajé. La temperatura del agua era de -1° C. Allí encontré una flora variadísima, con vegetales de diferentes texturas y variedad de anchos de hoja: algas, estrellas de mar, pingüinos Adelia y de barbijo por todos lados… Te aseguro que fue otra experiencia intensa. Al finalizar, subimos a los botes y nos preparamos para regresar a Jubany. En eso estábamos cuando aparecieron ¡dos focas leopardo! Las tuvimos muy cerca y te confieso que asusta: un maxilar triangular fortísimo. Es una mezcla de víbora, con tortuga de mar, y dinosaurio… Por suerte, ya habíamos buceado… «
Por eso se comprende que después de 43 días don Alfredo haya dicho “Tengo la sensación de haber venido de otro planeta“.

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Exploraciones del CADEI
Barragán sostenía que los africanos pudieron haber llegado a América 3000 años antes que Colón, aunque los científicos consideraban imposible el cruce del Atlántico hace 35 siglos. Para confirmar su teoría, creo y dirigió un equipo compuesto por el comerciante Oscar Horacio Giaccaglia, el camarógrafo Félix Arrieta, el abogado Jorge Manuel lriberri y ingeniero agrónomo Daniel Sánchez Magariños. Juntos a este grupo Barragán se propuso cruzar el océano en una réplica de las antiguas embarcaciones africanas: una balsa de troncos, sin motor ni timón.

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Para construirla viajaron en 1983 a Guayaquil, Ecuador, en donde se metieron en medio de la selva, acompañados por indígenas, para dar con unos árboles iguales a los que en épocas pasadas crecían en la selva africana. Seleccionaron 20 troncos de 18 metros de largo y los llevaron a un astillero de Mar del Plata. Utilizando 9 de esos troncos, fibra vegetal y caña de bambú, crearon una balsa sin timón y con una vela en la que cargaron dos garrafas de gas, alimentos deshidratados, agua mineral, destiladores de agua, e instrumentos de navegación que solo utilizarían para confirmar su posición.

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El 22 de mayo la expedición Atlantis partió del puerto de Santa Cruz de Tenerife, en la Islas Canarias, y todo el viaje quedó documentado, ya que además del camarógrafo Arrieta el resto de la tripulación oficiaría como fotógrafos.
Durante el viaje la balsa debió soportar dos tormentas con olas de más de 8 metros y vientos de 70 kilómetros por hora. La primera fue a los 15 días de salir y duró 48 horas, mientras que la segunda fue casi al final e hizo que se soltaran varias ligaduras. Ante esta situación debieron anular la vela y todos se ataron a la nave. Un momento realmente picante.Igualmente tras 52 días de viaje y recorridos 5.500 kilómetros de mar llegaron al puerto de La Guayra, Venezuela, en donde fueron recibidos por miles de personas. A poco de llegar el capitán de la Atlantis pronunció una frase que quedaría en la historia: «Que el hombre sepa que el hombre puede.»

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Cuatro años después se estrenaría la película «Expedición Atlantis», escrita y dirigida por el mismísimo Barragán. En ella se pueden ver las distintas peripecias que debió soportar la tripulación, como la fractura de la pierna que sufrió Arrieta en pleno viaje. Este film, quizás movilizado por un sentimiento patriótico, fue visto casi obligatoriamente por toda una generación de niños que concurrió al cine en excursión escolar o, en menor medida, debió verla en el colegio mismo.

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Para culminar, nada mejor que repasar los increíbles logros de Alfredo Barragán. En el 84 dirigió la Expedición Atlantis, en 1991 hizo cumbre en el Aconcagua, realizó el cruce de la Cordillera en Globo en 1993, ascendió en 1995 a la cumbre del Kilimanjaro en África, realizó el cruce del caribe en kayac desde Venezuela a Puerto Rico en 1999 y el año pasado realizó la expedición Finis Terra
Después de todo esto le preguntaron si alguna vez la había pasado mal en sus expediciones, su respuesta fue una declaración de principios. «He tenido momentos de zozobra como cualquiera que viaja a Mar del Plata. Siempre digo que si Barragán puede, cualquiera puede, porque las cosas no son imposibles, sino sólo difíciles». Y entre tantas frases queda claro que Barragán tiene un ego enorme, aunque hay que reconocerlo: tiene con que respaldarlo.

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Carreras de aventuraMountain Bike

TRANS ANDES CHALLENGE 2019, Chile

agosto 12, 2019 — by Andar Extremo

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Del 16 al 21 de enero en Huilo Huilo, se corrió la décimo primera edición del TransAndes Challenge. Más de 300 km en las 5 etapas y 10000 metros de desnivel, enfrentaron a 290 competidores de todo el mundo, en una carrera que tuvo mucha adrenalina en su definición. En la nota, Pablo Badenes de Alquimistas, cuenta su vivencia.

por Andar Extremo y Pablo Badenes, fotos Marcos Ferrer y Marcelo Tucuna

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La experiencia TransAndes Challenge es algo indescriptible. No solamente es una de las carreras más duras de Sudamérica, sino que a su vez genera un ambiente único por la energía que todos aportan, convirtiéndola en una verdadera fiesta del mountain bike.
Lamentablemente esta edición fue la última en la Reserva Huilo Huilo, lugar más que apto para el evento por sus quebradas, bosques y volcanes. En 2020 el lugar de largada será en Corralco, zona de Malalcahuello, Chile.
TransAndes tuvo de todo desde el comienzo. El primer día recorrieron 48 kilómetros de senderos técnicos en el bosque nativo de Huilo Huilo, luego pasaron por la rivera del Lago Pirihuelco, hicieron una subida mortal al Pozo de Oro y bajaron en dirección a Neltume con senderos técnicos de subidas y bajadas.

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En esa jornada se marcó una notable diferencia entre Luis Mejía, de Colombia, sobre los chilenos Martín Vidaurre y Patricio Farías. El mejor argentino fue Francisco Voto. De la categoría femenina, la destacada fue la italiana Lorenza Menapace.
El segundo día fue un recorrido corto de unos 44 km, pero exigente. Al comienzo hicieron un sendero hacia Puerto Fuy, luego un ascenso abrupto buscando un bike park con saltos y muchas curvas. Desde allí se dirigieron al Volcán Mocho-Choshuenco. Realizaron 17 km de subida por el sendero “El Toro” y, una vez arriba (observando volcanes y más volcanes), descendieron 10 km técnicos en dirección a la reserva pasando por un peligroso puente colgante.

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En esa etapa, Mejía se perdió y tardó mucho tiempo volviendo. Si bien recuperó trayecto, entró cuarto. El turno del podio fue para el chileno Sebastián Miranda, segundo el brasileiro Uirá Ribeiro y detrás, Martín Vidaurre. El argentino Voto fue el mejor coterráneo y Menapace mantuvo el primer puesto.
La tercera fue una de las etapas más difíciles. Fueron 49 km con muchísimo desnivel. Inicialmente se dirigieron hacia puerto Fuy, tuvieron un ascenso de 20 km pasando por la laguna Quilmio. Luego, un descenso estrepitoso al lago Pirihuelco, y una trepada fulminante llamada “La Pared” que los depositaba en un bike park directo a la llegada.
Luego de 11 años y con esta etapa, el TransAndes se despidió de Huilo Huilo. Luis Mejía se alzó con la victoria y le descontó 3 minutos y medio a Martín Vidaurre (el segundo) en la general. Tercero entró Miranda. Voto siguió puntero, al igual que la deportista italiana.
La cuarta etapa fue épica. Desde Huilo Huilo a Pucón realizaron 114 km de competencia, comenzando por la orilla del Lago Neltume. Luego, sendero rápido vadeando el Río Cua Cua y ascenso con mucha vegetación hacia el lado de Trafún. Conectaron la ruta transvulcánica hacia el Parque Nacional Villarica, donde pudieron observar araucarias milenarias. Por último, tomaron diferentes arroyos en un sector de lahares volcánicos con piedra desnuda y lava, que generaban un paisaje espectacular con el Volcán Villarrica de fondo. De allí, fueron todo en bajada por un sendero hasta el Camping Municipal de Pucón.

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“Qué carrera de montaña, una organización impecable, un campamento con absolutamente todo lo que necesitas para pasar la mejor semana de MTB de tu vida ”

Fue otra etapa liderada por el colombiano, estirando a 4 minutos y unos 20 segundos su posición en la general sobre el segundo: Martín Vidaurre. El tercero fue Uirá Ribeiro. Argentina e Italia, siguieron siendo representados por los mismos ciclistas.
La última etapa se largó temprano desde el centro de la ciudad de Pucón, desde el sector de La Poza. Se caracterizó por ser rápida, de sólo 40 kilómetros de extensión, en la cual los competidores ascendieron hacia el volcán Villarrica para luego descender por senderos técnicos hacia la meta ubicada en el mismo punto de largada.

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Como no podía ser de otra manera, esta onceava edición terminó con la emoción que merecía: el chileno Martín Vidaurre logró una fase épica sacándole 5 minutos a Luis Mejía, y ganando el TransAndes por mínimos 35 segundos. El mejor argentino (5to en la general) fue indiscutidamente Francisco Voto. Lorenza Menapace ganó todas las etapas y también obtuvo un triunfo aplastante.
Es importante destacar que la organización estuvo en todos los detalles brindando la mejor atención, permitiendo finalizar cada etapa con el descanso y la alimentación adecuadas, y la emoción de lo vivido coronado por cada premiación.
El TransAndes 2019 fue una carrera que emocionó desde el comienzo hasta el final. La adrenalina, energía y pasión que despierta, hace que siempre den ganas de volver. Indudablemente, es la mejor carrera de mountain bike de Sudamérica.

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Relato Pablo Badenes
Lo nuestro son las carreras de aventura o expedición… o al menos eso creemos. Hacer un poquito de todo, nada del todo bien ni del todo mal, mucha logística y organización. Pero de vez en cuando nos atrapa el entusiasmo y nos metemos en desafíos donde una disciplina única te lleva a competir con los que de verdad saben, a enfrentar retos que para nosotros son muros casi infranqueables.
De a poco se fue perfilando el reto. Un amigo que te cuenta algo, otro que nunca fue pero lo sueña, y finalmente Marquitos Ferrer que viene y te dice – ya están inscriptos… después arreglamos.
No había marchas atrás. Transandes Challenge 2019 estaba en marcha.
Veníamos de correr dos carreras largas con mucha MTB, más de 200km en cada una. El fondo lo teníamos, la resistencia no iba a ser nuestro problema, lo que no quiere decir que no fuéramos a tenerlos.

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El entusiasmo le iba ganado al susto. Nos pusimos a entrenar los aspectos que pensamos como técnicos, pero nuestra hermosa llanura pampeana no aportaba el condimento esencial: Desnivel.
Le dimos duro los dos meses previos a la largada. No había mucho tiempo, pero hicimos lo que nos imaginamos que sería un buen entrenamiento y, el 14 de enero, cargamos las bicis en la camioneta y salimos para Huilo Huilo. Santiaguito Giuliani, Vanesa (mi compañera de equipo y de la vida), Marquitos Ferrer en su rol de fotógrafo, periodista y animador de fiestas ciclistas y, yo.
El TransAndes es la carrera de MTB. Organización impecable, campamento con absolutamente todo lo que necesitás para pasar la mejor semana deportiva de tu vida, y los corredores… ese grupo colorido de gente que cuida más a su bicicleta que a su madre. Creo que hay que resaltar algo: la convivencia en el campamento con gente de todo el mundo, hablando diferentes idiomas y entendiéndonos gracias a una pasión en común. Todo fue maravilloso. Las charlas de sobremesa en el magnífico comedor, acompañadas de cervezas y vinos chilenos, quedarán para el permanente recuerdo.

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Y acá empieza la aventura. Recorrer cualquiera de las etapas de esta maravillosa carrera implica no sólo un importante reto físico, sino que requiere de una conducción de la bici muy fina, y buena técnica. La otra opción es muy excelente protección en todo el cuerpo y muchos analgésicos en la llegada.
No quiero hacer un relato muy extenso de cada etapa, porque cada una es una historia completa con anécdotas y condimentos. Sí se debe saber que son 5 etapas, todas con un desnivel promedio de 2000Mts, lo que lleva a media carrera subiendo y pidiendo por la bajada, y media carrera bajando y pidiendo por alguna subida. Los días son increíblemente duros, terriblemente técnicos y claramente para gente que sabe lo que está haciendo. Este grupo de llanura logró superar el desafío y quedar maravillados al final de cada etapa, no únicamente por la prueba superada sino por la belleza de los circuitos que sorprendían a cada golpe de pedal.

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“Recorrer cualquiera de las etapas de esta maravillosa carrera implica no sólo un importante reto físico, sino que requiere de una conducción de la bici muy fina, y buena técnica”

El resumen de nuestra aventura, etapa por etapa, fue el siguiente:

Etapa 1 (la primera trompada): 58km, 2048 mts de desnivel. Quizás fue la menos técnica, aunque para nosotros fue demencial pedalear para arriba sin parar casi tres horas para después comenzar un descenso por caminos y single track condimentados con la lluvia de la noche anterior. Acá nos dimos cuenta de que no sabíamos manejar la bici, pero quedaban 4 etapas para aprender.
Resultado: por la mitad de la tabla y 4tos en la categoría.

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Etapa 2 (el camino del esquiador): 44km, 1750 mts. ¿parece más fácil? ¡NO! Nuevamente subida demencial, ya no sabíamos cómo pedir la bajada. Llegamos con lo último a un centro de esquí, y comenzó el sendero de bajada. A los 5 minutos de intentar pedalearlo me di cuenta de que, si me cargaba la bici y bajaba corriendo como en un Trail, iba a ir mucho más rápido. Mientras tanto, todos nos pasaban. A pesar del sufrimiento, una etapa hermosa. Los sentidos se llenaban de bosque y montaña, y cada obstáculo superado era inmediatamente un escalofrío de felicidad.
Resultado: de la mitad para atrás y seguimos 4tos en la categoria.

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Etapa 3 (si lo anterior parecía duro…): 48.5 km y 2167 mts. Trepada asesina. Cuando comenzó la bajada nos dimos cuenta de que ya no nos bajábamos de la bici. No porque fuera más sencillo, sino porque estábamos aprendiendo. De premio la etapa nos dijo: ahora suban de vuelta y vuelvan a bajar. Ahí estrené el casco y junté algunas frutillas.
Resultado: de la mitad para atrás. Seguimos 4tos en la categoría.

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Etapa 4 (épica): 114km, 2750 mts. En la etapa en la que había que ser resistentes, dijimos: esto es lo nuestro… apretar los dientes y aguantar. De eso, sí sabemos. Un paso extenso y hermoso, muchísimo desnivel y calor. Atravesar el parque nacional Villarica y finalmente encontrarse con el volcán humeante, fue la recompensa al esfuerzo.
57KM/h, mi récord de velocidad en un camino de montaña. Fuimos 3ros hasta el km 86 donde nos alcanzaron los ecuatorianos y, bajando con su mejor técnica, nos sacaron 4 minutos en la llegada. Nos abrazamos y los abrazamos. Al fin y al cabo, nos une la pasión por la montaña y la bici. Ahora tenemos amigos en Ecuador.
Resultado: mitad de tabla y seguimos 4tos en la categoría.

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5ta y última etapa: 40km 1250mts. Me levanté con la muñeca muy hinchada, casi no la podía mover. Mi visita a la carpa médica me regaló un diagnóstico: tendinitis. No llegamos hasta acá para perdernos el final. Largamos una subida hasta la base del volcán Villarica, donde me caí incontables veces por no poder mover la mano y luego, una bajada que parecía fácil y muy rápida.
Resultado: Felicidad infinita, sonrisa imborrable, abrazo con Vane, y con Santi que nos esperaba en la llegada. Ya no nos importaba nada. El desafío estaba cumplido y quién sabe … quizás volvamos el año que viene.

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35 segundos Para Ganar

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Martín Vidaurre no solamente es la esperanza del XC olímpico en Chile, sino que logró consolidarse como un corredor de carrera por etapas siendo éste, su próspero bautismo.
“Fue la primera vez que corrí una carrera por etapas, así que no sabía cómo me iba a sentir. Mi primer objetivo era terminar y, si se podía, pelear el podio bien. Lo principal era terminar todos los días en buen estado. Al pasar los días me sentí muy bien, con fuerza y fondo. Me preocupé por alimentarme correctamente y la máquina lo notó. Me perdí dos veces, pero el 3° día fue el más complicado porque al final iba a más o menos 1 min del puntero y me terminó sacando 6 con la perdida. ¡El último día salí con todo! A morir, ya me daba lo mismo, había que intentarlo. Me descolgué al principio y lo di todo hasta el final. El colombiano tenía muy buen nivel así que no estaba fácil”
Como resultado final, Martín ganó con 14h 08m 43s, segundo Luis Mejía de Colombia con 14h09m18s, y tercero Sebastián Miranda 14h27m24s.

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www.transandeschallenge.com

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Montañismo

Homenaje a Mariano Galván, en el día del montañista

agosto 6, 2019 — by Andar Extremo

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El gran montañista Mariano Galván fue homenajeado por el Club Andinista de Mendoza (CAM) con una placa en el campamento Piedra Grande, a casi 3600 msnm en el Cordón del Plata, Vallecitos en la provincia de Mendoza.

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El domingo 4 de agosto, el Club Andinista de Mendoza colocó una placa y convocó a a familiares, amigos, colegas y la comunidad montañera a rendirle un homenaje al icono del montanismo argentino, Mariano Galván, desaparecido en el Nagna Parbat hace poco más de 2 años, el 24 de junio de 2017, por causa de un alud.

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La cita fue en el refugio Mausy donde en grupos fueron subiendo de apoco luego de unas breves palabras de amigos y familiares. Con una temperatura poco habitual en estas épocas, unos 20° y un sol increíble el grupo que llego a ser de unas cuarenta personas se fue agrupando luego de una caminata de unas 3 horas, en el lugar donde se había colocado la placa.

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Piedra Grande parece realmente un templo con las catedrales de piedra de fondo que llegan a los 5000 msnm. En este lugar increíble hablaron Patricia Garis, presidenta del CAM, Javier Robello, compañero y finalmente David Leiva, de la Patrulla de Rescate.

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El día continuó con una tarde especial, cálida y soleada, mientras los grupos se escurrían hacia el refugio. Las charlas, los mates y los recuerdos fueron testigos de la caída del sol tras las montañas.

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Editorial

Kilómetros a tus pies. Los secretos para nunca detenerse

agosto 1, 2019 — by Andar Extremo

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Jorge Ariel Castillo es de Saladillo. Profesor de Educación Física, corredor, y autor del libro ”Kilómetros a tus pies. Los secretos para nunca detenerse”, nos cuenta sobre su pasión.

entrevista de Juancho Ibañez a Jorge Ariel Castillo

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Jorge Ariel Castillo nació el 10 de febrero de 1985 en Saladillo, Provincia de Buenos Aires. Desde temprana edad comenzó diferentes deportes hasta que a los diez años encontró su verdadera pasión: correr. A los 14 años se federó en pedestrismo y a los 17, convencido del camino elegido, se quedó en Capital Federal para estudiar la Licenciatura en Educación Física.
Actualmente se desarrolla como profesional en el área de salud y actividad física, trabajando en el análisis, prevención, readaptación y rendimiento de corredores y deportistas de todos los niveles, y se inició como autor en un libro que busca acompañar a quienes aman correr.

¿Cómo surge la idea del proyecto “Kilómetros a tus pies”?
Nace de varias frustraciones, entre ellas la de no poder terminar de formar o comunicar a los deportistas nuevos sobre las diferentes aristas de la práctica. Me sentía triste de ver que muchos tenían experiencias negativas en una actividad que a mí me apasiona me da muchas satisfacciones. Intenté hacer capacitaciones, charlas, post, pero con tanta información dando vueltas y la falta de tiempo, no me funcionaba. Ahí comencé con la idea del libro. Sabía que me iba a costar pero que era posible. Fue un hermoso desafío.

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¿Cuánto tiempo te llevó redactarlo?
Fueron casi 3 años. No tener experiencia me hizo rehacer y replantear muchas cosas, lo que me hacía avanzar muy lento, sobre todo al comienzo.

¿Qué le dirías a la gente que no te conoce para que se acerque a tu libro y a tus conocimientos?
El libro es una base para poder entender la complejidad del cuerpo en movimiento, los requerimientos energéticos, prevención de lesiones, planificación y todas las variables que tiene el correr como deporte o parte de la vida. Si bien son temas complejos y técnicos, están descriptos de manera clara, y se pueden comprender y consultar en cualquier momento. A eso se le suman mis experiencias en Kenia y Etiopía, que son atractivas desde la lectura.

¿Te inspiró alguna persona o alguna situación en particular?
Yo creo que fueron muchos los que me inspiraron: los docentes, mis entrenadores Sergio Rogatky, Gustavo Romero y Cesar Roces y, sobre todo, el contacto constante con la gente que practica esta actividad.

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¿Por qué corres?
Corro porque más allá de todas las ventajas para la salud y el físico, encuentro un equilibrio mental y casi meditativo para el día a día. Soy más creativo, más activo y dócil.

¿Dónde crees que está la clave para que un deportista amateur logre sus objetivos?
La clave está justamente en los objetivos. En primer lugar, tienen que ser intrínsecos, tienen que ser por necesidades personales (estar mejor, sentirse mejor, bajar de peso, disfrutar, socializar). Luego, los objetivos extrínsecos tienen que apuntar a la competencia con uno mismo, pero deben ser posibles y progresivos. Muchas veces los sueños se confunden con objetivos o se saltean etapas fundamentales.

Estuviste entrenando en Kenia y Etiopía, ¿por qué elegiste ese lugar?, ¿qué te llamó la atención?, y ¿qué experiencia te gustaría compartir con los lectores?
Esos países de África de Este son la cuna de los máximos corredores de resistencia mundial. Leí mucho, pero sentía que me faltaba algo. Tenía la necesidad de sentirlos de cerca. Había muchas preguntas sin responder y fui a buscarlas. Lo que me dejó la experiencia, es que el único secreto es el esfuerzo inteligente y la constancia en lo que uno quiere lograr. En el podio se los ve maravillosos, pero detrás de eso hay mucho sufrimiento, muchas ganas de salir al mundo a decir presente. Hay muchos momentos impresionantes… los dejo para que los disfruten en el libro.

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¿Algún consejo a los nuevos corredores?
¡Sí! Que busquen un entrenador que, ante todo, los cuide como personas. Con eso y el trabajo constante, lo demás llegará solo.

¿Cuál fue la respuesta de los lectores hasta el momento?
La verdad que todavía no puedo creer cómo un libro te conecta con gente que nunca imaginaste. Muchísimos del interior del país me escribieron y charlamos sobre el libro y esta actividad. Es algo maravilloso. Corredores, entrenadores, docentes, profesionales de la salud… Luego de la Feria del Libro se agotó la primera edición y ya está en marcha la segunda. Superó mis expectativas. Infinitamente agradecido a todos los que se animaron a leerme.

¿Dónde pueden encontrar tu libro?
Está en todas las librerías, en la web tienen las opciones.

www.kilometrosatuspies.com