Trekking

Los Glaciares y El Chaltén

febrero 28, 2019 — by Andar Extremo

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Trekking

Los Glaciares y El Chaltén

febrero 28, 2019 — by Andar Extremo

En el tiempo de vida que tenemos, encontramos la certeza de que somos impermanentes. Esa idea nos busca en todo momento, y nos preguntamos por aquellos lugares que deseamos conocer antes de que la muerte, tarde o temprano, nos alcance…aunque una vez leí que para vivirla como buena compañera de ruta, a ella no hay que tenerla ni muy cerca ni muy lejos. Nota en la revista Andar Extremo n° 52

Texto: Juan Martín Laborde y Belén Hojsgaard otos: Jorge Vaglienti y Belén Hojsgaard

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La Patagonia de Los Glaciares es considerada uno de los últimos territorios puros que van quedando en este transitado planeta. Un lugar donde reina el silencio, se respira la herencia de los pueblos originarios, domina la inmensa presencia de las montañas, las leyendas aún viven, y el destino llama con fuerza.

En avión hacia el sur
Casi llegando al final del mapa de nuestro país, encontramos El Calafate, una ciudad ubicada a orillas del Lago Argentino, en la región de la Patagonia, en la provincia de Santa Cruz, a unos 80 km del glaciar Perito Moreno. Es la puerta de acceso al parque nacional Los Glaciares, junto al glaciar Perito Moreno, el glaciar Upsala, el cerro Fitz Roy, el campo de hielo Patagónico Sur con los numerosos glaciares que se originan del mismo. Es el manto de hielo más grande del mundo después de la Antártida.
Llegamos en avión al aeropuerto situado a unos 21km del centro de la ciudad y de ahí nos dirigimos al hotel a dejar nuestras mochilas y salir a pasear.
El Calafate no es una ciudad muy grande, y decidimos movernos a pie para recorrer los alrededores y visitar muchos de los atractivos que ofrece, como ferias artesanales o los senderos de la Laguna Nimez. El viento no cesa y es una constante en estas geografías, entonces no hay otra salida que adherirnos a la idiosincrasia del lugar que dice: no hay que pensar en el viento.

Visita al glaciar Perito Moreno
Al día siguiente, un bus nos condujo hasta el glaciar Perito Moreno que es el gran protagonista del Parque Nacional, quizás porque posee la condición de ser tan accesible. Realizamos un tour con una visita autoguiada, facilitada por los carteles que hay a lo largo de las pasarelas. Observar esa masa de hielo enorme que aparece como un fantasma silencioso entre el bosque, es una imagen surrealista y uno simplemente lo acepta y se pierde entre el reflejo blanco y azul de su extensión llena de grietas, como si fuese un gigantesco animal primigenio con el cuerpo marcado por heridas.
No hay foto que describa la inmensidad del glaciar ni capte su esplendor, es uno de esos lugares en los que hay que olvidarse de todo y quedarse inmerso en esa maravilla natural, observarlo, respirar y guardar esa imagen en nuestros recuerdos para siempre.
Entre 3 y 4 horas alcanza para hacer los recorridos o simplemente sentarse a contemplar el paisaje, que deja una impresión en nuestras retinas que no se olvida. Por la tarde, regresamos a nuestro hotel y nos preparamos para partir al siguiente día, hacia El Chaltén.

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“Viajar a la Patagonia desde niños deja impresiones diferentes a lo largo del tiempo, ha sido una ilusión, una frontera, una aventura, una grieta en el corazón y una cuerda floja pero nunca desistimos de ir a su encuentro”

Viaje al El Chaltén
Unas pocas horas o 220 km, separan El Calafate de El Chaltén, con un paisaje de estepa patagónica. Esa es la verdadera Patagonia, la de mayor extensión, aunque de vez en cuando se cruzan algunos ríos con el típico color verde y algunas formaciones rocosas. A mitad de camino se encuentra el hotel y parador La Leona, un sitio histórico donde es posible detenerse tanto a la ida como a la vuelta, para degustar alguna exquisitez de la zona o caminar un poco. Si se cuenta con tiempo suficiente, es posible conocer el Bosque Petrificado La Leona, un yacimiento en el que es posible ver restos prehistóricos. Se encuentra dentro de la Estancia que está en pie desde principios del s. XX. Desde allí, también parte una caminata de 3 horas para observar el cerro Los Hornos, donde la erosión del viento y del agua fueron modelando el paisaje hasta llegar a una quebrada donde se encuentran decenas de ejemplares fosilizados de troncos y huesos prehistóricos de más de 150 millones de años.
Antes de llegar a El Chaltén, los famosos picos del Fitz Roy nos impactan al asomarse entre las nubes y nos sentimos visitantes de una tierra de gigantes de piedra de una época remota. Y llegamos al pueblo más joven de la Argentina. Chaltén es el nombre con que los tehuelches denominaban al cerro, cuyo significado es “montaña que humea”, debido a que casi siempre está rodeado de nubes. Después, el Perito Moreno, lo bautizó como Fitz Roy. Nos contaron que son muy pocos los habitantes permanentes de este pueblo que se autodenomina la capital nacional del trekking, por la gran cantidad de senderos autoguiados y el buen estado que poseen. El Chaltén ofrece muchas posibilidades de actividades que no dependen de la contratación de excursiones. De hecho, todas las caminatas son gratuitas y se pueden hacer por cuenta propia, sin ningún tipo de inconveniente.
En la entrada de la ciudad, hacemos una breve parada en el Centro de Visitantes Ceferino Fonzo del Parque Nacional los Glaciares. Allí, recibimos las directivas de cómo manejarse en este lugar. Luego, nos acomodamos en el hostel y decidimos realizar algunos de los senderos cortos y los miradores que están a la entrada del pueblo. Son de dificultad baja y son llamados Los cóndores y Las águilas. Estos senderos parten de las oficinas del Parque Nacional mencionado. Desde allí, el camino asciende hasta el mirador Los Cóndores desde donde se ven el pueblo y los macizos Adela, Torre y Fitz Roy, y el valle del río De las Vueltas con vista panorámica hacia el lago Viedma. Por la tarde, fuimos hacia una cascada llamada Chorillo del Salto, cerca de la ciudad. Al retornar, nos dedicamos a pasear y recorrer las calles del pueblo.

Trekking a Laguna De los Tres
Viajar significa siempre andar, y desde hace muchísimos años, andar significó ir a pie. De ese modo, al día siguiente, nos lanzamos a recorrer la senda hacia La Laguna de los Tres. No es fácil, y nos cuentan que se necesitan unas 9 horas entre ida y vuelta, un buen estado físico y botas de trekking, para evitar sorpresas.
Esta senda se introduce en su comienzo, por un pequeño bosque de ñires que gana altura rápidamente a través de una pendiente pronunciada. Salimos temprano y amanece, la niebla envuelve el bosque. Apenas puede verse una pequeña parte de los cerros que asoman por instantes. Hay mucho silencio, y de pronto lo interrumpen unos toc-toc tan característicos que nos indican que un carpintero magallánico anda cerca. En un instante, emerge en un halo de luz que se cuela por el follaje de ñires y radales. Primero nos observa desde su rama, luego continúa con su labor de alimentarse de insectos que extrae de los troncos, inmutable ante nuestra presencia. Nos acercamos y vuelve a mirarnos con hastío e indiferencia profunda. Preparo la cámara esperando la foto deseada. Por fin, como complaciéndonos, se endereza, presentando todo su flanco imponente, hermoso, iconográfico y visiblemente contrastante con el entorno.

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Unos pasos más adelante nos permiten llegar al primer mirador donde el cielo se abre con el sol, y nos detenemos a apreciar una buena vista del valle del río las Vueltas. El sendero sigue levemente en ascenso entre espacios abiertos y boscosos hasta llegar a una derivación de caminos. El de la izquierda nos lleva a la imperdible Laguna Capri, donde se encuentra el campamento de mismo nombre. De seguir, con el de la derecha se llega al primer mirador que nos da la posibilidad de apreciar el imponente cerro Fitz Roy.
Uno queda sin palabras, es como contemplar una pintura que nos llega al alma. Vemos atentos los detalles de un paisaje primaveral de singular belleza. Su magnificencia nos atrae durante todo el recorrido y aun cuando quedó a nuestras espaldas, invita a detenerse y observarlo otra vez.
A pocos minutos del mirador, el camino proveniente de laguna Capri se vuelve acoplar al sendero que nos permite la posibilidad de desviarnos un par de minutos hasta la laguna. En ella, algo nos invita a quedarnos y disfrutar. El terreno continúa por la ribera derecha del arroyo Del Salto bordeando un mallín extenso dominado por pastizales hasta que llegamos a las pasarelas de madera que cruzan el pequeño arroyo. En este punto existe también una derivación, donde el camino se desvía para realizar el trayecto Laguna Madre e Hija que finaliza en la senda que une El Chaltén con Laguna Torre. Finalmente, llegamos a un bosque de lengas donde se encuentra el campamento Poincenot.
Luego de un descanso y una recorrida por el campamento, seguimos el camino por un terreno inestable donde la pendiente es pronunciada. La última hora de subida requiere de un mayor esfuerzo, pero al llegar al objetivo, la vista es perfecta. Aquí adelante el lago, allá atrás las agujas de granito: Saint-Exupery, Poincenot y Fitz Roy. El regreso es una bajada suave por lo que no es dificultosa pero es muy larga y el cansancio de la trepada a la laguna se siente. Por una desviación de este camino, está el mirador del glaciar Piedras Blancas que observamos desde la distancia.

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Sendero a Laguna Cerro Torre
En el trekking a Laguna Cerro Torre, encontramos que la dificultad es notablemente menor al sendero del Fitz Roy que hicimos el día anterior, menos escarpado e incluso insume menos tiempo. El nivel del suelo es prácticamente plano todo el trayecto y al llegar, los témpanos en la laguna le dan ese toque mágico que invitan a contemplar y reponer fuerzas para el regreso.

Trekking a Loma del Pliegue Tumbado
Si caminar es apropiarse de la esencia del lugar, este recorrido representa esas palabras. Se encuentra en la zona sur del parque. Llega hasta unos 1.500 msnm con uno de los miradores más impactantes desde donde se tiene una vista de 360º y se pueden apreciar los macizos del Fitz Roy y Torre, la estepa patagónica y el lago Viedma.
Transitados los primeros metros, salimos de la senda que nos lleva hacia los miradores Los Cóndores y Las Águilas, tomando en dirección oeste hacia un arroyo que cruzamos. Desde ahí, el camino arranca en franco ascenso por un paisaje de estepa, encontrándonos por momentos con algunos grupos de árboles durante los primeros kilómetros, en los cuales ascendemos casi 300 m.
La caminata nos regaló, en sus inicios, una hermosa vista del Fitz Roy, del río Las Vueltas y la ciudad del Chaltén. A medida que ascendemos comienza a verse parte del Lago Viedma.
Después de los primeros 3 km, el sendero continúa por un bosque poco denso y por momentos la senda transita por sectores de pradera. Antes de adentrarnos de nuevo, el camino se bifurca y, si seguimos derecho, nos vamos en dirección hacia Laguna Toro, Glaciar Túnel y al Paso del Viento, desde donde se tiene una increíble vista del campo de hielos continentales y el glaciar Viedma. Nuestro destino es hacia la derecha y siguiendo las indicaciones del cartel, continuamos en la senda durante 2 km. Al salir del bosque, vemos los últimos metros de pastizales para caminar ya sobre la zona rocosa hasta llegar al mirador ubicado prácticamente a un lado de Loma de Pliegue Tumbado. Con un día despejado se tiene una impresionante vista del Cerro Torres, Laguna Torres, la parte norte del glaciar Grande, el Fitz Roy junto a sus agujas, Laguna Capri y hasta el Valle del río las Vueltas con todos los cordones que lo rodean.
Desde ahí siguen los últimos 500m hasta la cima, que son los más duros del recorrido, pero se obtiene una excelente vista panorámica con buen clima. La vista en derredor es magnífica, se puede apreciar el lago Viedma, el cerro Huemul, parte del glaciar Túnel, el collado del Paso del Viento además del valle. Por la tarde, regresamos al hostel a planificar la cena.

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Excursión en bici al Lago del Desierto
Al día siguiente y en nuestro último día en el Chaltén, hicimos los 37 km en bicicleta por camino de ripio hasta el Lago del Desierto y en varias ocasiones nos detuvimos a sacar fotos. El camino es sinuoso, entre bosques y arroyos mientras se va rodeando y viendo las distintas caras del Fitz Roy. Al final de la ruta nos encontramos con el inmenso Lago del Desierto, icono histórico y geográfico. El regreso fue en vehículo.
Por la noche, para despedirnos de este hermoso pueblo patagónico, fuimos a cenar en grupo para darle un cierre a esta salida que nos permitió conocer un hermoso lugar de nuestro país y nuevos amigos.

El último día fue el retorno hacia el aeropuerto de El Calafate.
Viajar a la Patagonia desde niños, deja impresiones diferentes a lo largo del tiempo. Ha sido una ilusión, una frontera, una aventura, una grieta en el corazón y una cuerda floja, pero nunca desistimos de ir a su encuentro. Es un lugar que no tiene edades y quizás en el mejor de los casos, sea el inicio de un destino para aquellos que lo visiten. Lo mejor que podemos hacer es estar en ese lugar, y dejar que las cosas sucedan.