Texto y fotos: Juan Martín Laborde
La historia que cuentan las rocas.
El área de las Altas Cumbre o Sierras Grandes se originó de una enorme roca o batolito de Achala, que fue fracturado y elevado hace 10 millones de años como consecuencia de la compresión ejercida desde el Pacífico sobre la placa Sudamericana. Este movimiento fue produciendo de a poco los levantamientos que hoy forman las sierras de Córdoba, dejando pendientes suaves hacia el este y abruptas hacia el oeste, siendo algo que podemos apreciar del paisaje en derredor cuando nos encontramos en la cumbre del cerro Champaquí. El tipo de material dominante en toda la zona es el granito, conformado por minerales esenciales como el cuarzo, feldespato (potásico y calcosódico) y mica (blanca y negra).
Son muchos los caminos que conducen a la cumbre.
Este cerro representa, en la mayoría de aquellos que caminan por primera vez su entorno, un primer desafío importante de trekking. Es el punto de inicio de una pasión por las montañas que no se termina, como recorrer de un sendero a una cumbre que conecta con la siguiente, como un portal de vida que nos conduce a un destino que nos marca para toda la vida.
Una característica a tener en cuenta del Champaquí, es que no sólo es el punto más alto de las Sierras Grandes y de la provincia de Córdoba, sino que además, permite distintos recorridos para conocerlo.
Existen varias rutas de acceso: desde Villa Alpina en tres días de trekking, desde San Javier o Los Hornillos combinando cabalgata y trekking, y desde Los Linderos con un vehículo para luego hacer una corta caminata.
La partida desde la antigua Santa Rosa en el corazón del valle, también es un buen pretexto para recorrer un pueblo serrano cuya historia está asociada con la enorme obra de los jesuitas. Allí, en 1650, se fundó la estancia de Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, y un siglo después, cuando los jesuitas fueron expulsados de América (en 1767), esas tierras se subastaron y fueron pasando por distintas manos hasta sus actuales propietarios.
En la alternativa de realizarlo en vehículo desde el cerro Los Linderos, se pasa por Villa Yacanto, lugar que es explotado por el turismo desde hace pocos años y aún conserva intacta la tranquilidad pueblerina y la belleza del paisaje. De allí en adelante, el camino se abre paso entre bosques de álamos plateados y pinos elliottis, y se hace más angosto con subidas y bajadas. Desde allí al cerro Los Linderos, hay 42 kilómetros. Los primeros 35 en buen estado, aptos para cualquier tipo de vehículo, y los 10 últimos bastante rotos y complicados.
Si el trayecto elegido es de Santa Rosa de Calamuchita al puesto Tres Árboles, lo ideal es empezar a la mañana temprano. El itinerario de ida y vuelta puede hacerse en un día ya que en total son 75 km de camino de tierra y ripio en buen estado, más otros 10 muy difíciles, en los que se recomienda la 4×4 o la caminata.
Un trekking que inicia desde Villa Alpina.
En esta oportunidad nos decidimos optar por un recorrido muy atractivo y que permite un contacto íntimo con la naturaleza y es el trekking al Champaquí que inicia desde Villa Alpina y retorna al mismo lugar con una duración de 3 días y permite dejar el vehículo en dicho lugar o sino en la localidad de Villa Gral. Belgrano para luego ser transportado en vehículos que provee en esta ocasión, la empresa Acampartrek (información al final de la nota) hasta el inicio de la marcha a pie con nuestras mochilas.
En este camino el primer tramo, es de unos 45 km y une Villa Gral. Belgrano con Villa Alpina, que es el último poblado antes del cerro lo realizamos en vehículo. Se trata de un paraje poblado de molles, talas, chañares y cocos, que guarda el encanto de la naturaleza virgen. Más cerca de las Sierras Grandes, el verde de la vegetación va desapareciendo y las piedras, pircas y hondonadas comienzan a dominar todo el paisaje.
A esa altura comienzan a verse con claridad el espejo del dique Los Molinos, el embalse de Río Tercero y hasta algunos cóndores que merodean cerca de la montaña.
Subir el cerro más alto de Córdoba es sin duda un desafío el deseo de hacer cumbre, y para eso se recomienda hacer noche en Villa Gral. Belgrano o en el albergue Villa Alpina para salir bien temprano con guía de la zona, calzado y ropa adecuada a experimentar climas sumamente cambiantes tanto en invierno como en verano. Es preciso llevar una mochila pequeña con una botella de agua, abrigo, alguna golosina, fruta o sándwich que aporte suficientes calorías para la caminata y un protector solar. Una vez en la cumbre, el sol puede estar muy fuerte y entonces también se recomienda llevar sombrero y anteojos de sol.
Travesía hacia los pies del Champaquí.
La primera etapa a pie es de un duro ascenso entre pinares y a partir de ahí el paisaje se convierte en el típico paisaje de sierras cordobesas.
Caminar por la Pampa de Achala es una experiencia de íntimo contacto con la naturaleza donde a pesar del nombre “desierto de piedra” con que lo llaman algunos escritores, debido a la aparente desnudez del paisaje de esta planicie de altura, podremos descubrir varias especies de animales y vegetales donde algunos son endémicos o exclusivos de la región y le otorgan un alto valor para la conservación de la biodiversidad.
El tiempo transcurre entre charlas con compañeros de viaje y contemplación del paisaje, pues para llegar a la base del Champaquí son necesarias 7 u 8 horas dependiendo de la marcha del grupo de caminantes, con algunas paradas durante el trayecto para hidratarse y comer algo. En horas de la tarde ya llegamos a destino para luego hacer noche en los albergues que se encuentran en el lugar. Una merienda con pan casero y mate cocido son bienvenidos para sentir que el alma regresa al cuerpo y las horas antes de la cena son ideales para recorrer los alrededores y conocer las costumbres e idiosincrasia de los pobladores de ese lugar.
Biodiversidad de una isla de piedra.
Debido a la conjugación e interacción de factores como la ubicación, topografía, clima y altitud de las sierras cordobesas permitió la influencia de ambientes vecinos con la llegada de especies patagónicas y de la región chaqueña confiriéndole condiciones ecológicas particulares y por su lejanía con ambientes similares, el ecosistema funciona como una verdadera “isla biogeográfica” debido al aislamiento al que fue sometido.
La fauna de la región.
Dentro de los animales que podemos observar los primeros que se hacen notar son las aves que nidifican en su mayoría en el suelo entre los pastizales de las pampas de altura o en los roquedales. Podemos encontrar el inambú o perdíz de la sierra, perdiz chica, remolineras, zorzal chiguanco, el gaucho cola blanca, chingolo, yal plomizo, pico de plata y la loica o pecho colorado grande de color rojo intenso, que se desplazan en pequeñas bandadas bajo la atenta mirada de un “vigilante”que les advierte de un peligro cercano con un fuerte silbido.
También podemos visualizar los carpinteros campestres, dormilonas, loros y durante la noche, los búhos y lechuzas se hacen presentes donde cazan roedores y otros pequeños animales.
Las rapaces como el águila mora, águila coronada, aguiluchos y halcones son las dueñas absolutas del cielo junto con los jotes y cóndores que actualmente, a estos últimos se los han agrupado taxonómicamente dentro del grupo de las cigüeñas y hasta algunos especialistas en aves las denominan cigüeñas negras de patas cortas.
Dentro de los mamíferos podemos citar al puma, gato montés y gato del pajonal de difícil observación ya que son animales desconfiados y precavidos. Mientras que la liebre europea, cuises, coipos y varias especies de ratones son más visibles a lo largo de una caminata por la región. También es posible observar al zorro colorado de Achala, zorro pampa, zorrinos y hurones en los densos pastizales donde cazan.
Las bajas temperaturas que caracterizan esta zona no son propicias para los animales poiquilotermos como los reptiles y anfibios y por ende es escasa su biodiversidad. El lagarto de Achala, la culebra listada, culebra verdinegra, y la falsa yarará resultan inofensivos para los humanos pero la yarará ñata que también está presente es un ofidio que conviene evitar y tomar precauciones al levantar o remover rocas de la zona pues estas son usadas como refugio. Dentro de los anfibios encontramos endemismos como el sapo de Achala, ranita de Achala y el escuercito de Achala productos del aislamiento geográfico de este ambiente.
La flora del lugar.
La vegetación predominante de las sierras son los pajonales altos de Festuca, Poa y Stipa y en menor abundancia encontramos bosques de tabaquillo procedente del norte de los Andes junto al maitén u orco-molle de origen andino-patagónico en el piso superior serrano en las quebradas y laderas pronunciadas. El tabaquillo o Polylepis australis posee una corteza en láminas característica que los hace inconfundible aún para personas con poca experiencia en árboles. Algunos la asocian con hojas de tabaco y de allí proviene su nombre (Polylepis = muchas escamas, australis = por su distribución austral). Al ser la única especie leñosa importante en esta región fue sometida a una intensa explotación. Su leña no es de buena calidad pero los serranos la utilizan en la cocina. Su humo deja en las ollas y paredes una sustancia negra gomosa que se parece al alquitrán. Las ramas sirven para teñir la lana de color beige, el tronco como bramadero (palo para atar los caballos) y como cabriadas en dormitorios y galerías. La combinación del uso doméstico, ramoneo del ganado e incendios provocados para perseguir al puma ha reducido notoriamente su abundancia y la necesidad de conservar esta especie por los beneficios escénicos y ecológicos que ofrece fue considerada para la conservación de estos ambientes con la creación de un parque nacional y reserva provincial que alberga los bosques más importantes. Otro esfuerzo de conservación es el proyecto de Reforestación de las Sierras Grandes que se propone detener los procesos de erosión hídrica mediante su plantación. Los bosques y pajonales tienen un alto valor como protectores del recurso hídrico ya que evitan la pérdida por escorrentía, evaporación directa y contribuyen a captar agua de la lluvia y la neblina y los suelos al ser profundos y poco compactos permiten una buena absorción del agua.
“Este cerro representa, en la mayoría de aquellos que caminan por primera vez su entorno, un primer desafío importante de trekking. Es el punto de inicio de una pasión por las montañas que no se termina, como recorrer de un sendero a una cumbre que conecta con la siguiente, como un portal de vida que nos conduce a un destino que nos marca para toda la vida”
Camino a la cumbre.
Volviendo a la senda y a las palabras de nuestro relato, al día siguiente iniciamos el ascenso a la cumbre donde el gusto de la victoria hace sentir en lo más alto de córdoba con una vista extraordinaria al Valle de traslasierra.
Una vez arriba, la sensación es tan grandiosa como la vista panorámica que se abre a los pies del cerro. En la cima se siente que, efectivamente, el cielo está más cerca donde las nubes y los pájaros son los únicos testigos de lo que pasa allí. También podemos observar una cruz que resiste estoicamente los embates del viento, un banco alto que hace de mirador donde algunos que intentan vencer el vértigo se animan y una pequeña laguna en el centro de la cumbre.
Luego de las fotos de rigor emprendemos el descenso hasta el caserío de donde partimos y esperar el asado de despedida que nos brindaran en la cena.
Desandar el camino recorrido.
El regreso a Villa Alpina inicia temprano luego del desayuno y los saludos de agradecimiento a la gente del lugar. El descenso es tan suave que permite una vista más clara del camino recorrido durante el ascenso y la vista es amplia durante todo el trayecto. Cerca del mediodía llegamos a destino y luego de cargar las mochilas en el vehículo emprendemos la vuelta a Villa Gral. Belgrano dejando atrás un paisaje con caminos de tierra y piedra que nos conducirá en una próxima salida a caminar nuevamente un cerro que se hace extrañar y nos invita a ser habitado nuevamente.