MontañismoTrekking

TORRES DEL PAINE, Fjällräven Classic

julio 24, 2024 — by Andar Extremo

main

MontañismoTrekking

TORRES DEL PAINE, Fjällräven Classic

julio 24, 2024 — by Andar Extremo

por Fransisco Ibarra texto y fotos

torresdelpaine1

Santiago de Chile
En la efervescencia de los Juegos Panamericanos, una invitación inesperada llegó a mis manos a mediados de octubre de 2023. Al principio, no le presté gran atención; después de todo, Las Torres del Paine y yo éramos viejos conocidos, compañeros de innumerables jornadas laborales. Sin embargo, la vida me había lanzado recientemente dos curvas: un esguince de tobillo de grado 2, cortesía de un trote traicionero que terminó en un hoyo de dimensiones épicas, y la ardua batalla contra un cálculo renal que amenazaba mi paz cardiovascular.
Fue en una charla con amigos, esos héroes anónimos que siempre capturo con mi lente en sus carreras, donde encontré la inspiración. ‘Es tu momento’, me dijeron, ‘de poner en práctica todo aquello que has aprendido, observado y capturado’. Con un renovado entusiasmo, me comuniqué con la marca y, aunque mi inglés estaba oxidado por años de desuso, me sumergí en la aventura.
Tres días antes de partir de Santiago, los pasajes aterrizaron en mi buzón. Con meticulosa dedicación, seleccioné mi equipo fotográfico, optando por la ligereza sin sacrificar la calidad: una Canon EOS M50 acompañada de tres lentes, incluyendo uno macro; una cámara de acción Xiaomi 4K; y un flash. El dron, aunque tentador, quedó relegado al bolso debido al caprichoso clima que me esperaba.
Así, con la promesa de una travesía para disfrutar, me embarqué en un viaje que prometía ser mucho más que una asignación laboral; sería una odisea personal en busca de la belleza y la emoción que solo la naturaleza prístina puede ofrecer.

torresdelpaine2

Puerto Natales
Al llegar a Puerto Natales, nos aguardaba una grata sorpresa: nos hospedaríamos en el Hotel Remota, uno de los emblemas hoteleros de la Patagonia. En el corazón de la ciudad, descubrí una tienda de Volcánica Outdoor, el punto de encuentro para los aficionados de Fjällräven en Chile. Allí se impartió una charla técnica en inglés, de la cual capté las ideas más sencillas y menos cruciales. Afortunadamente, pude contar con la ayuda de Patricia Cruz de Ladera Sur y Gabriel Illanes, dos almas generosas que conocí en ese lugar.
La verdadera prueba llegó en el hotel, donde me invadió una oleada de histeria al organizar mi mochila y darme cuenta de la excesiva carga que llevaba. En ese momento de agitación, Gabriel visitó mi habitación, ofreciendo palabras de calma y un consejo valioso: durante la charla se mencionó que al segundo día tendríamos la oportunidad de reencontrarnos con nuestras pertenencias para cualquier recambio necesario (aunque, para mi sorpresa, esto no sería posible hasta la noche del cuarto día). Con esta nueva información, lamenté no haber empacado una muda de ropa completa, llevando solo un par extra de ropa interior.

torresdelpaine3

1er día Hacia El Serrano
El alba traía consigo la promesa de un día lleno de aventuras, con 21 kilómetros que nos separaban del campamento. Contrario a las advertencias de lluvia y viento, nos recibió un clima excepcional. Los primeros kilómetros transcurrieron entre una sinfonía de clics y destellos de mi cámara, capturando la esencia del paisaje. Sin embargo, la realidad del peso de mi mochila, marcando 16 kilogramos, pronto se hizo sentir.
A medida que avanzábamos, el viento, la lluvia y el frío se convirtieron en compañeros constantes, no cediendo hasta la llegada de la madrugada. En un respiro, a unos 8 kilómetros de la etapa, me enfrenté a la duda de cruzar un riachuelo de un metro de ancho. Fue el momento, donde comprendí la necesidad de descansar y alimentarme.
Tras la pausa, retomamos la marcha, enfrentando cuestas que parecían elevarse al ritmo del viento, calculado en más de 70 km/h, un desafío que me impidió continuar con mis registros audiovisuales. Los puestos de control se convirtieron en oasis, donde cambiaba la comida y reponía energías.
Al alcanzar el Serrano, un suspiro de alivio escapó de mis labios. Comí, intenté secarme lo mejor posible (a pesar de un malentendido con el inglés que me dejó sin cambio de ropa). La carpa se erigió como mi santuario, y dentro de ella, la comida liofilizada —un pollo al curry excepcional, aunque picante para mi gusto— fue un manjar.
La noche se transformó en un concierto privado, con la lluvia tamborileando sobre la lona de la carpa. Rendido ante el cansancio, caí en los brazos de Morfeo, profundo y sin resistencia, mientras la naturaleza entonaba su nana.

torresdelpaine4

2do día Damnificado por no tener Ropa Seca
La noche intentó desafiar nuestros planes con una lluvia incansable, haciendo imposible secar la ropa para el segundo día. Ante esta situación, la organización, viendo a tantos afectados, decidió trasladarnos a un hotel para secar nuestras prendas y disfrutar de un excelente desayuno mientras esperábamos una mejora en el clima, que caprichosamente alternaba entre nevadas y lluvias. Nos ofrecieron la alternativa de caminar o transportarnos en van hasta el embarcadero del lago Pehoé, donde nos recibió una cafetería que, aunque un 20% más cara, contaba con todo lo necesario para saciar el hambre y conectarse al mundo a través de internet, un lujo en medio del parque.
Con el sol brillando con fuerza, nos embarcamos hacia Paine Grande, permitiéndonos admirar el imponente macizo en todo su esplendor durante el trayecto. Aproveché cada momento de calma para capturar la belleza del lugar con mi cámara, concluyendo un rollo de película Ilford HP5 que se materializó en impresionantes fotografías.
El camping Paine Grande se reveló como un oasis de comodidad, con sus instalaciones de primera línea para cocinar, baños impecables y espacios ideales para montar la carpa. A pesar de los vientos fuertes que llegaron a levantar una carpa, mi consejo fue atesorar todo aquello que pudiera ser llevado por el viento, pues de lo contrario, seguramente se perdería. El lugar contaba con agua caliente, un comedor, un restaurante y un pequeño bar que invitaban a la convivencia. Y como es habitual en estas latitudes, la noche nos envolvió con su manto de lluvia y ventisca, recordándonos la fuerza indomable de la Patagonia

torresdelpaine5

3er día Fuerte Viento que Mueve Completamente el Puente
Despertamos con las primeras luces, listos para emprender la ruta hacia el Campamento Italiano. A pesar de que el camino prometía ser ameno, con pendientes moderadas, el viento, el frío y la lluvia que se desataron por la tarde transformaron los 8 kilómetros en un desafío de resistencia. La antigua lesión de mi tobillo se hacía presente, y con ella, el temor a una nueva torcedura. Mi estado físico no era el mejor, y eso, sumado a la inclemencia del clima, me impedía capturar el entorno con mi cámara.
Al aproximarnos al Italiano, un puente a unos 500 metros del campamento se convirtió en el escenario de una batalla contra el viento, que lo sacudía violentamente, mientras la lluvia y el granizo loa hacían inclinar a un ángulo de 45 grados. Al llegar, nos recibió la desalentadora noticia de que el mirador estaba cerrado. Unas 40 personas buscaban refugio bajo los aleros de los baños, y se nos indicó que debíamos continuar hacia el Campamento Francés, a unos 2 kilómetros de distancia. Tras un breve descanso, retomamos la marcha.
El Campamento Francés me recibió con la maravilla de un bosque denso, donde terrazas perfectamente integradas en el entorno ofrecían un lugar para montar la carpa. Las instalaciones cercanas, también en terrazas, proporcionaban un espacio cerrado para cocinar y comer, equipadas con baños y duchas de agua caliente.
Después de una reconfortante ducha y una comida revitalizante, nos dirigimos al bar del Francés, un rincón cosmopolita que destilaba una calidez de 20 grados más que el exterior, un pequeño espacio abarrotado de gente de todas partes del mundo, pidiendo comida y bebidas en un torbellino de idiomas. Era el lugar perfecto para disfrutar, beber y compartir historias.

torresdelpaine6

4to día En Menos de Una Hora las Plumas se Convertían en Copos de Nieve
Al despertar, me invadió una sensación de renovación. Al abrir los ojos, descubrí que el mundo se había transformado en un lienzo invernal, con delicadas plumas de nieve que danzaban en el aire antes de convertirse en copos. Los árboles, antes vestidos de verde, ahora lucían un manto blanco. El agua, juguetona, corría por los senderos, creando la ilusión de riachuelos improvisados.
Tras organizar mis pertenencias y reunirme con Patricia, nos dirigimos hacia las imponentes Torres. En menos de una hora, el paisaje cambió dramáticamente, y la nieve comenzó a caer con más intensidad, pintando de blanco incluso los árboles más resistentes.
Llegamos al Campamento Cuernos del Paine, donde el sol se abrió paso entre las nubes, ofreciéndonos un breve respiro. Aprovechamos para alimentarnos y liberarnos de algunas capas de ropa. La ruta nos desafió con pendientes pronunciadas que exigieron toda mi energía. Después de un par de horas, tuve que hacer una pausa para comer algo más sustancioso y recuperar fuerzas, aunque mi paso se ralentizó notablemente a medida que avanzaba por el lago Nordenskjöld. A pesar de conocer bien el camino, la ansiedad por llegar me impidió disfrutar del paisaje como solía hacerlo.
Finalmente, al llegar al Campamento Central, fui recibido con calidez, una comida deliciosa y un café que reconfortaba el alma. Tras una ducha revitalizante, me rendí al sueño, decidido a no visitar la base de las Torres al día siguiente, un lugar que ya conocía de memoria

torresdelpaine7

5to día Sol Radiante Posible Récord
Desperté alrededor de las 8 AM en el quinto día, recibido por una brisa fresca y un sol radiante que dominaba un cielo sin nubes. Mientras muchos se dirigían hacia la base, pensé: ‘Ya he estado allí incontables veces, ¿qué más podría ofrecerme?’ Así que me tomé mi tiempo para desayunar, terminando alrededor de las 10 AM. Me encontré con horas por delante y sin planes, y entonces recordé: ‘Mi récord ascendiendo es de 156 minutos’. Impulsado por el desafío, me vestí rápidamente y partí ligero de equipaje hacia el Campamento El Chileno. La subida, que usualmente agota casi toda mi energía, la completé en 76 minutos.
Tras hacer algunas tomas fotográficas en El Chileno, continué trotando hacia la base. Me sorprendió encontrar un torrente de personas en la ruta; era domingo, y los tours de día completo habían llenado el camino. Alcanzar la cima me tomó 161 minutos, sin lograr superar mi récord personal. La multitud era tal que me resultó imposible tomar buenas fotografías, así que decidí descender. En el camino, me uní a la gente de seguridad, siendo el último en bajar, y entablamos una conversación amena. Justo antes de llegar a El Chileno, sentí que mi energía se agotaba y mi paso se volvió lento.
De vuelta en el campamento, disfruté de otra deliciosa comida. Poco después, fuimos recibidos por patagones a caballo, lo que añadió un toque acogedor al evento. Solo tuve unos minutos para cambiarme antes de dirigirme a un restaurante donde se celebraría la clausura del evento.

torresdelpaine8

6to día Bonus Track
Tras un día lleno de emociones, me entregué al descanso en mi carpa, sumiéndome en un sueño sin tiempo. En medio de la noche, sentí cómo se sacudía, pero opté por ignorarlo y me dejé llevar por un sueño profundo. Al despertar, la luz del amanecer reveló una sorpresa: 20 centímetros de nieve habían caído, explicando los misteriosos movimientos nocturnos que no eran más que la nieve acumulándose sobre mi refugio. Consciente del tiempo, me apresuré a empacar, listo para tomar el autobús hacia el aeropuerto, llevándome el recuerdo de una mañana inesperadamente blanca.

torresdelpaine9

torresdelpaine10