AguaSupervivencia

24 HORAS VARADA

octubre 26, 2023 — by Andar Extremo

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24 HORAS VARADA

octubre 26, 2023 — by Andar Extremo

La increíble historia de una ballena destinada a morir, fue encontrada y salvada por kayakistas en una playa desértica de Bahía Magdalena en México

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Guías de kayak marítimos de Coeur d’Alene, vivieron una experiencia personal llevándola a una experiencia espiritual. La historia de un bebe ballena destinado a morir en una playa de México.
«Nunca olvidaré la mirada de ese ojo», dijo Michelle Darnell, Ella trabajaba en enero con los guías kayak, Chris García y Sam Morrison en Fila Mar Kayak Adventures donde realizaban un viaje de tres días para absorber la historia natural de los famosos apareamientos de ballenas y partos en las aguas grises de Bahía Magdalena.
Los clientes viajan para tomar sol y remar en las aguas azules del océano, mientras observa las ballenas con sus crías recién nacidas.

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Sin recargo adicional, recibieron un grave drama de estos magníficos seres marinos.
El grupo regresaba al campamento base luego una caminata a través de las dunas de Santo Domingo, una isla baja de arena en el lado del Pacífico de Baja California, México, los tres kayakistas alertaron sobre una ballena varada.
«El ballenato estaba por lo menos a 600 metros del mar en la arena, y al ser un animal de una tonelada, la cosa parecía bastante oscura».
La joven ballena había varado durante una de las mareas más altas de la temporada. No había ninguna posibilidad de que el agua llegue hasta allí para entrar de forma natural al océano. Las aves carroñeras estaban en círculos donde una vida parecía estar haciendo otro bucle.

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Las guías se pusieron en contacto por teléfono con un grupo de protección ambiental mexicana siguieron los consejos sobre lo que podían hacer, pero ningún organismo acudió al rescate.
«No había recursos para llegar al agua», dijo Darnell, «y estábamos preparados para rescatarla.»
Consiguieron de la playa cestos de basura de plástico, envases de leche y botellas de soda para llenar en el mar que estaba lejos y así poder mojar la ballena.
Un pescador local proporcionó una manta para humedecerla y protegerla del sol abrasador.
«Es algo indescriptible de contar, ver y tocar a una criatura tan grande que lucha por su vida era desesperante», dijo Darnell.

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Darnell llevó a los clientes de vuelta al campamento y los otros kayakistas se fueron. Pero ella con García y Morrison armaron una carpa y se quedaron junto a la ballena.
La llamaron “Debra”, por una canción de Beck. «Echamos agua sobre ella y manutuvimos a los pájaros carroñeros lejos», dijo García. «A medida que el sol se estaba poniendo, Sam y yo éramos los únicos que quedamos con Debra».
La siguiente pleamar era a las 23:00, pero las olas estaban rompiendo muy lejos de la playa. «Nuestra desesperación fue mayor», dijo García. «Mientras oscurecía miraba el mar alejándose y al bajar la vista resignado miré profundamente el ojo de Debra. Inmediatamente vi algo familiar, casi humano y creo que eso fue lo que nos dio esperanzas.”, durante toda la noche hicieron lo posible para mantener a Debra viva, dándole agua. A las 7 de la mañana, la joven ballena estaba en muy mal estado. Su ojo estaba seco y sangrado. «Allí comenzamos un maratón de idas y vuelta al océano para mantenerla húmeda con nuestros baldes», dijo García. «Entonces comenzamos a cavar una laguna a su alrededor, con la esperanza de que la próxima marea a las 11 horas sea un poco más alta. Al final esta tonta excavación resultó inútil», dijo, explicando que las primeras oleadas de inmediato llenaron la zanja con arena.

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“En nuestras mentes era un hecho de que Debra se iba a morir.» Darnell trajo el desayuno a García y Morrison desde el campamento a las 8:30 am Los habitantes de la Montaña también volvieron a unirse al esfuerzo por mantener a Debra mojada
«Estaba un poco sorprendido, pero ala 9 am ella todavía estaba respirando y gimiendo», dijo Darnell. «Corríamos todo el tiempo con agua tratando de ayudarla»
De repente recibimos una llamada telefónica de Vladimir de La Toba, un guía de kayak local mexicano que había oído sobre el problema. Vlady, como lo llaman, también participaba en un programa de conservación de tortugas marinas. Nos dio ánimo diciendo que estaba en camino con otros tres voluntarios y un vehículo 4 x 4.
Improvisaron con una manta y una cuerda, un arnés, y utilizaron una camioneta para tratar de arrastra el ballenato los mas cerca del agua posible.

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Eran nueve personas uniendo fuerzas para rodar la ballena hacia la marea entrante que por cierto era muy débil.
«Yo estaba en el centro, justo al lado de las aletas pectorales, uno de los cuales aparentemente se había lastimado cuando Debra varó inicialmente», dijo García.«Yo estaba a cargo de mantener esa aleta en su lugar a través de cada rotación”. «Estábamos transpirando muchísimo, casi sin fuerzas», dijo.
La ballena ofreció el primer indicio en 24 horas que podría sobrevivir cuando la primera ola se estrelló contra su piel. El agua fría del Pacífico que finalmente se derramó sobre ellos era refrescante y alentadora.
A pocos más rolidos ya estaba flotando.
Blady la agarró por la boca y volvió la cabeza primero hacia el océano. García sostuvo su aleta lesionada y empujó.
«De repente la cola comenzó a aletear como si nunca se hubiese varado», dijo García. «Se metió en el océano!»
Eran todos abrazos en la playa, Blady y García entraron en el agua acompañándola unos metros al lado y se arriesgaban a ser golpeado por tan tremenda mole y finalmente se adentró en el mar.
«Mientras caminábamos de vuelta al campamento, con Sam nos detuvimos para contemplar el océano», dijo García. «Vimos a Debra con una ballena adulta, las dos se perdían en el horizonte».

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