Supervivencia

Caída al Vacío

agosto 24, 2023 — by Andar Extremo

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Supervivencia

Caída al Vacío

agosto 24, 2023 — by Andar Extremo

Jordán Nicurity salió a realizar un trekking corto por unos bosques y playas, pero la fatalidad hizo que caiga en precipicio. Estuvo 4 días intentando subir un acantilado en la Isla Hornby al oeste de Canadá.

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Jordán es canadiense y tenía 26 años, era un apasionado de la vida al aire libre, luego de terminar sus estudios trabajo en granjas orgánicas al norte de Canadá, antes de enamorarse de la pequeña Isla Hornby, en la costa del pacifico norte. Una verdadera comunidad, la gente se conoce entre si, la isla tiene solo un pequeño poblado con pocos habitantes.
La atracción de la isla son sus acantilados que dan a mar abierto con una naturaleza salvaje con mucho viento. Las formaciones de arenisca son únicas. Jordan tenía una empresa de jardinería y aprovechaba el tiempo libre para hacer caminatas.
Uno de esos días fue a un lugar remoto al oeste de la isla, tomaría unas fotos y regresaría a almorzar. Estaba soleado pero el clima venia raro así que decidió llevar un abrigo extra, preparo un poco de té y metió todo en la mochila.
En lugar de seguir el sendero prefirió hacer campo traviesa, abriendo su propio camino, atravesó troncos, hizo un par de subidas, todo lo que le gustaba hacer habitualmente. Media hora después Jordán llegaba ala costa, nueve metros abajo estaba la inaccesible playa Mushroom. El camino hasta la playa era peligroso, era difícil bajar, al ser empinado la gente no se acercaba, así que estaba muy asilado. Jordán continuó hasta que se encontró con una soga, alguien la había atado una a la base de un árbol cerca del acantilado para ayudarse a bajar para ayudarse a bajar, así que la tomo y bajo en un lugar muy escarpado. Jordan sabia que la única vía de escape de allí era volver a subir, la temporada de vacaciones había terminado hacia una semanas, así que tenía todo el lugar para el solo, lo único que había era un refugio en la playa muy lindo, leyó una National Geographic por una hora y siguió sacando fotos.
La isla era famosa por sus piedras de arenisca, que estaban al norte, parte de su trekking fue para sacar fotos a esas piedras.
Luego de sacarle de todos los ángulos, comenzó a buscar un mirador, el acantilado daba toda la vuelta y vio una saliente que le parecía un buen punto para sacar fotos donde se veía la isla Vancouver por el horizonte. Decidió dejar la cámara con la mochila e ir hacia arriba, a la saliente, si le parecía buena la toma bajaría a buscar el equipo.

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Subió por un lugar muy peligroso, cuanto mas ascendía más vertical se ponía el acantilado, para llegar a la saliente tenia que pasar por un lugar casi imposible. Pensó en abandonar, ya que estaba a mucha altura, pero decidió dar un paso más, quería llegar a esa saliente. En el momento que estiro el brazo para meterlo en una ranura, era la única vía para pasar, llego a tomar la roca pero la toco esta se partió, tenia los pies sobre la saliente pero no hacia equilibrio. Vio caer la roca y conto para el mismo 5 largos segundos, seguido caería su cuerpo.
Supo que no mantendría el equilibrio y seguido a eso tuvo la sensación cuando uno está en una montaña rusa, la adrenalina se disparo en ese momento, sabia que seria algo grave. Cuando comenzó a caer desde los nueve metros el tiempo comenzó a ir mas lento, parecía que se detenía, eso fue lo mas surreal de la caída, pero la gravedad volvió a acelerar todo de inmediato. De repente estaba en el suelo, al abrir los ojos lo primero que observo fue el cielo azul y la saliente de donde había caído, podía sentir que había sufrido un gran impacto, le dolía mucho la cabeza pero se sorprendió al darse cuenta que estaba vivo. Lo primero que hizo fue revisarse la cabeza, no se toco nada roto, así que se alegro unos segundos, luego pensó que se podría haber roto la columna, durante 5 minutos tomo coraje para intentar mover los dedos, por fin vio a través de sus pierna las puntas de sus botas moverse, doble alegría. Luego de eso le quedaba analizar el resto del cuerpo a ver en que estado se encontraba. Al intentarse darse vuelta ya que estaba boca arriba sintió que dos hueso se rozaban entre si y un intenso dolor surgió desde las entrañas. Sintió un crujido, estaba transpirado por el dolor y por el impacto. Giro y se todo la cadera, no era una simple quebradura, donde antes había huesos lisos solo había trozos sueltos que se tocaban entre si y estaban presionando la piel.
La caída había destrozado por completo la pelvis de Jordán, era una terrible lesión que le había separado por completo la pierna derecha del resto del cuerpo. Pararse no era posible, intento darse vuelta para arrastrarse y el dolor casi lo desmaya, no pudo hacerlo, encima había dejado su teléfono arriba de la camioneta, vivía solo así que nadie lo buscaría.
Sabia que no podría contar con ayuda externa, así que al pasar unas horas de la caída, se puso como meta llegar a un lugar cercano donde había madera para encender un fuego y pasara la noche, en esa época del año las noches son bastantes frías. Pero el primer paso a la hora de haberse caído era arrastrase 90 metros hacia la mochila, pero primero tuvo que darse vuelta, tarea que fue una pesadilla al tener la pelvis rota.
Apenas lo intenta el dolor lo desgarraba literalmente, porque cada intento los huesos rotos le rompian mas los musculos y nervios, los 90 metros parecían 90 kilómetros.

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Luego de dos horas en el mismo lugar recordó que las películas la gente que sufre mucho dolor muerde cosas para poder superarlo, así fue que se saco el cinturón y comenzó a morderlo. Eso le hizo pensar en otra cosa y así avanzar un par de metros, pero el terreno al estar en un acantilado rocoso le ofrecía muchos obstáculos, desde rocas del tamaño de un sofá, pasando por rocas del tamaño de un auto hasta rocas del tamaño de un monoambiente.
Estaba a solo 45 cm del piso así que Jordan no podía observar lo que había detrás de cada roca, todo se trasformó en un paisaje que conspiraba en contra de su vida, era muy frustrante avanzar algunos centímetros y tener que desandarlos porque no se podía pasar.
Luego de dos horas había avanzado treinta metros, no estaba ni a la mitad de camino de la mochila. Muy cansado descubrió algo terrible, la marea comenzó a subir y estaba a muy pocos metros de distancia. Sabia que estaba por debajo de la marca de la marea alta si no se alejaba de allí en el agua no duraría ni 5 minutos.
Oía chocar las olas contra la roca que estaba a menos de un metro de él, pensaba que no lo iba a lograr, seguro que por el miedo a ahogarse se mentalizo y cuatro horas después del accidente y ya casi caida la noche llegaba a su mochila que estaba en un punto más alto.
En condiciones normales lo que le había llevado cuatro horas hubiese tardado menos de un minuto, la recompensa fue un sorbo de te caliente un saco de lana que le ayudaría pasar la noche.
La temperatura comenzó a bajar a medida que se adentraba la noche, intentaba dormir pero cada vez que se dormía soñaba que se caía del acantilado, fue una noche larga.
A las 7 y 20 de la mañana del segundo día habían pasado 18 horas de la caída, Jordán sabia que nadie lo podía encontrar porque en esa época del año no iba gente. Pero el animo al amanecer le cambio porque sabia que podía empezar a moverse, tendría que ir al sector de la playa que tenía piedras chiquitas lugar donde estaba el refugio hecho con maderas, tendría la posibilidad de prender un fuego para intentar hacer señales con el humo. Pero estaba a 465 metros, muchísima distancia por sus condiciones, supuso que colocándose el cinturón en el pie derecho y tirando para fraccionarlo le costaría menos desplazarse.
Este sistema le mantenía la pelvis más quieta y le permitió desplazarse al doble de velocidad, esta nueva técnica le dio esperanza, la única contra era que las piedras al ser de arenisca era como desplazarse sobre lijas. Esto provocó que la piel de las manos se le lastimara, dejándole los dedos expuestos en carne viva. También las piernas sufrían el mismo efecto, los pantalones se le rompían y llegaba a rozarle la piel. Cada metro que ganaba, se lastimaba más,

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A 26 horas de la caída y con el sol del mediodía, Jordán al no poder cubrirse comenzó a deshidratarse, ya no tenia mas te y rodeado de agua salada no tenia opción. Bebió un poco de agua de los charcos que se formaban arriba de las piedras. Y comenzó a deslizarse por ese lugar, por un lado era mas sencillo pero el dolor de las heridas al estar en contacto con el agua salada era insoportable.
Las heridas internas de Jordán comenzaban a hacerse sentir, le hacían doler la cabeza y le producían que la visión sea bororsa, pero en un momento pudo divisar un movimiento entre las olas, por la forma era un kayak. Grito lo más fuerte que pudo y agitaba uno de sus brazos con toda la energía posible, luego de un rato se dio cuenta de lo peor, no era una embarcación sino una roca que sobresalía del mar.
Jordan estaba a mitad de camino de la playa, cuando el clima cambio de repente, comenzó a llover, estaba empapado, tenía que llegar al refugio por lo menos para cubrirse.
Hora a hora, paso a paso luego de 30 horas de haberse caído en su segundo día, Jordán llego al refugio. Estaba anocheciendo y todo estaba muy húmedo, pero al menos tenia protección para pasar la noche, si bien no era impermeable ni lo protegía demasiado del viento era como un hotel. No había forma de secarse, se quedo con la ropa mojada y se acurruco en forma fetal para no peder el calor. Podría sufrir de hipotermia sumado a una descompostura por beber agua salada. Pensaba mucho en su familia, se imaginaba a su hermano y sus padres enterándose la noticia de su muerte.
Amaneció el tercer día, hacia 40 horas que había caído, sabia que si quería sobrevivir tenia que subir el acantilado. Le había sido difícil bajar en condiciones normales, subir en estas condiciones seria imposible. Tenia que obtener ayuda o moriría. Jordan tenía que subir 9 metros, desde el borde del acantilado tenia que confiar en la fuerza de sus brazos para subir por la cuerda. Minuciosamente comenzó a subir elegía las rocas para tomarse, una mala decisión derivaría en otra caída y su cuerpo no lo resistiría. Pero poco a poco fue subiendo y cuando estaba a unos 3 metros de llegar la soga se desprendió del árbol, por suerte se había tomado de una roca y eso evito otra caída. Los brazos no le daban mas, no podía hacer movimientos torpes porque seria el final, centímetro a centímetro con nada de fuerza en sus brazos fue tomándose de los pastos, llego a la cima, tenía heridas por todo el cuerpo.
El agotamiento era tan grande que estuvo tirado pro 20 minutos sin moverse, habían pasado 48 horas de la caída. Le había llevado dos días para recorrer 550 metros, estab aun pequeño paso de sobrevivir, tenía que recorrer 1500 metros de un camino de tierra. En tramos de 10 pasos se iba poniendo metas, descanaba 6 segundos y seguía otros 10 pasos o mejor dicho 10 arrastres de brazos. Apunto de desvanecerse y muy deshidratado Jordán recorrió por 6 horas el camino hacia la salvación. Mientras anochecía se arrastró hasta una mesa de picnic, que estaba en un bosque. Su salud empeoraba a medida que pasaban las horas y perdía las fuerzas.

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Amaneció en su cuarto día, hacia 65 horas que habia caido del barranco, su plan era poder acercase al máximo a un lugar donde alguien lo pudiera ver, le llevo 2 horas y media moverse 18 metros, se movía un metro y medio se desmayaba 10 o 15 minutos. La realidad física le había ganado y la cabeza no le ayudaba para nada. En un paso que estuvo despierto hoyo un ruido, al despabilarse se dio cuenta que eran voces, grito o más bien vocifero lo mas fuerte que pudo para llamar la atención de las personas que pasaban por allí. Pero los susurros de ayuda fueron desvaneciéndose como la voces se fueron alejando, quería retomar conciencia pero los sueños y la realidad se le mezclaban. Volvió a escuchar voces, pero esta vez entre los susurros pudo ver a lo lejos camperas de colores pasando entre los árboles. Pero se alejaban, los últimos dos del grupo estaban ya casi por desaparecer y en un instante una mujer con un piloto naranja que iba atrás de todo se freno y como en cámara lenta giro la cabeza hacia Jordán. Empezó a girar la cabeza hacia alrededor y se volvió en dirección a él y lo miró. Jordan sintió el alivio que jamás había sentido, corrieron hacia el e inmediatamente lo asistieron.
Curaron el páncreas desgarrado, las hemorragias y las heridas, en una serie de operación re armaron la pelvis destrozada con tornillos de titanio y también necesito que le hicieran injertos de piel en las piernas y manos, se recuperó por completo y vive cada día como si fuera el último.
Vivimos sabiendo con certeza que moriremos, pero no sabemos ni cuando ni como, lo único que podemos elegir es que hacer con el tiempo que tenemos y eso no hay que desperdiciarlo ni siquiera un poco.