por Ramón Ramírez Texto y fotos
Bajando a cruzar el río Las Lágrimas
Introducción
Varios intentos para coordinar un grupo de amigos, pero una y otra vez, por diferentes cuestiones el grupo se desarmaba y la expedición se debía dejar para otro momento.
Una historia conocida, un punto en la tierra alejado de todo,toda la fuerza natural y la belleza implacable que siempre nos deja sin palabras y que solo nos lleva a contemplar silenciosamente cada detalle.
Este mágico lugar, lleno de energía, guarda en su memoria un suceso que genera sensaciones contradictorias por las características del accidente fatal que tomó la vida de varias personas y la grandeza del milagro de aquellos que gracias a la fuerza de voluntad, las ganas de vivir y el amor por sus seres queridos, han tenido la fortuna de haber regresado a la vida.
El Milagro de los Andes
El 13 de octubre de 1972 el Fairchild 571 impacta contra la Cordillera de los Andes a las 15:30 hs. Este suceso trascendió en el tiempo inmortalizando la historia y dejando la misma dentro de las historias de supervivencia más importantes e impactantes del ser humano hasta hoy registradas. De sus 45 pasajeros solo 16 lograron sobrevivir.
Fernando Parrado y Roberto Cannesa, en una expedición de rescate se enfrentaban al desafío de atravesar el inmenso blanco cordillerano en busca de alguien que les brindara ayuda, no solo a ellos, sino también a sus 14 amigos que habían quedado dentro del avión y quienes le habían encomendado dicha misión.
Pasaron 10 días y una imagen humana se confunde en la lejanía. Gritos, solo eso pueden transmitir, sin respuesta alguna. Al despertar del otro día, un baqueano, les arroja una piedra del otro lado de un río, donde ellos cuentan su historia. Inmediatamente fueron asistidos para luego volver en busca de sus amigos en la cordillera.
Fueron 72 días perdidos en la montaña, desaparecidos de la faz de la tierra para muchos, con vida para aquellos que todavía albergaban esperanzas en sus corazones, lo cierto es que el 22 de diciembre de 1972 tras la inmensa fuerza de vida de Fernando Parrado y Roberto Canessa, un grupo de rescate de la Fuerza Aérea Chilena llega al sitio del accidente y los devuelve nuevamente a sus familias.
Los preparativos
Desde del mes de diciembre de 2011 comenzamos a organizarnos para la expedición, armando el itinerario, las listas de tareas, comidas y todo lo que respecta a una expedición invernal. ¿Cuál era el Objetivo? Realizar una expedición homenaje al Milagro de los Andes, y llegar al punto del accidente el día 13 de octubre, misma fecha que hace 40 años atrás el avión impacta.
Pasó el año 2011 y para marzo de 2012de diez solo quedamos tres. Richard y Guille, dos titanes uruguayos que desde el principio estuvieron presente, y yo… que debo admitir pensé que una vez más todo quedaría en la nada.
La expedición
El amanecer del 8 de Octubre salimos rumbo a San Rafael, cargamos todo enla camioneta y emprendimos viaje. Llegamos a Mendoza por la tarde y buscamos un lugar para quedarnos adormir y a descansar por el tremendo viaje.
Partimos rumbo a El Sosneado(pueblo minero que queda al costado de la ruta 40 entre San Rafael y Malargüe) a las 10 de la mañana, con todo el equipo cargado y las inmensas ganas de estar en la montaña. Comenzamos a dejar atrás todo rastro de pueblos y personas, el viaje por el ripio generaba expectativas de cómo sería el camino más adelante ya que en la entrada no era muy buena la huella. Allí, la montaña se hacía presente en el horizonte y estábamos seguros que el gélido viento cordillerano se haría sentir. Desde el camino se notaban los filos nevados de los cerros y podía observarse el detalle de las nevadas de días anteriores que nos esperaban ansiosas para ver qué hacíamos en el terreno.
Llegamos a las 16:00 aproximadamente al hotel abandonado Termas del Sosneado, allí comenzamos a bajar nuestros equipos y decidimos que sería nuestro Campamento Base (C.B.). La tarde se hacía presente y el viento helado nos invitaba a quedarnos dentro de la carpa. Preparamos la comida y charlamos de nuestro itinerario, el clima de los días siguientes y nuestra travesía en la montaña. Luego de un rato el sueño invade nuestros cuerpos y de a poco vamos cayendo al descanso esperado.
9 de Octubre, día 1 de trekking
Un nuevo día se despierta, completamente despejado y caluroso, arrancamos a caminar despacio pasadas las 11 de la mañana. Por delante teníamos el primer río que cruzar,el Atuel. Cruzamos,el río a estas alturas viene por un valle muy ancho y se dividen del brazo principal en muchos más, son poco profundos pero están frescos y torrentosos. Desde el hotel abandonado hasta la primer subida teníamos unos 4 km, que por el cruce de ríos, el camino de canto rodado y por las veces que tuvimos que pasar de un lado y vadear a otro, nos llevó aproximadamente tres horas llegar al punto de descaso y de desnivel pronunciado.
Descansamos un rato mientras nos cambiábamos el calzado para poder iniciar el trekking. Guardamos las botas para cruzar ríos y seguimos camino. La primer cuesta se hacía pesada de a poco comenzamos a encontrar esta transición de la tierra y piedra a la nieve fresca y en este caso… muy blanda. Al hacerse las 17 hs decidimos hacer nuestro primer campamento volante. Cargamos con todo lo referente a comidas, carpas y equipo todo el tiempo con nosotros. La primera noche fue tranquila, la temperatura no bajaba de los -5°, el viento no era muy fuerte y la nieve debajo todavía era soportable.
10 de Octubre, día 2 de trekking
Al despertar nos encontramos con la primera sensación de estar en la montaña, la brisa fría que invade nuestro cuerpo por la mañana, el sol que se asoma detrás de las cumbres nevadas, los diversos colores que se observan a medida que pasan los minutos se transcurre de la sombra al reflejo intenso del sol y de la fresca mañana a la calidez de un gran día.
El camino que nos esperaba era teóricamente tranquilo, no debería haber inconvenientes porque si bien era largo las características iban a dejarnos caminar de manera segura y rápida. A medida que avanzamos nos encontramos con sorpresas, partes de nieve polvo acumulada que se hacían cada vez peor, momentos donde debíamos desviar el camino porque el suelo y la pendiente cambiaban continuamente. Estos fueron algunos detalles de este día que nos hicieron caminar todo el día hasta llegar al arroyo Rosado.
Armamos campamento al lado del arroyo rosado y comenzamos a preparar todo para tener agua y comida al anochecer antes de ir a dormir. Dos días de expedición donde tuvimos cortos trayectos pero de gran esfuerzo y eso nos daba la pauta de cómo se vendrían el resto de los días.
11 de Octubre, día 3 de trekking
Nos levantamos temprano y preparamos el desayuno, un té caliente con unos Galletones para comenzar la caminata, derretir nieve para las caramañolas y así tener bebida en el camino y a seguir. A esta altura, la huella típica del sendero que se debe seguir ya no estaba a la vista, entonces era en todo momento evaluar por dónde ir y hacer huella…
Este día fuimos pasando de la nieve poco profunda a sectores donde nos enterrábamos hasta las rodillas, luego del vadeo del Arroyo Rosado tuvimos una pendiente pronunciada en imponente bajadadonde los desprendimientos de roca eran visibles desde lejos y bastante peligrosas. Luego de dos horas aproximadamente llegamos a otro de los arroyos que nos acompañan en esta travesía, el Arroyo de las Lágrimas.
El Arroyo de las Lágrimas nace en el valle del mismo nombre, sitio donde ocurre el milagro de los andes, es agua de deshielo y podríamos decir que por la época del año si bien no trae mucha agua, cruzarlo es bastante complicado porque en partes esta tapado de nieve y es difícil saber si la nieve resistirá cada paso sobre ella.
En nuestro segundo día cruzamos el Arroyo Rosado, el Lágrimas y volvimos a cruzar el Lágrimas una vez más. Allí, estábamos en las cercanías del Campamento Barroso, este campamento es usado comúnmente en temporada de verano por las empresas que realizan cabalgatas al sitio del accidente. Decidimos seguir adelante. Nuevamente nos encontró la tarde y si bien no teníamos decidido caminar hasta puntos fijos, intentábamos llegar a sectores buenos para armar nuestro campamento.Terminamos de pasar la pendiente que está al lado del barroso y luego de dos horitas decidimos armar nuestra carpa.
Paramos este día cerca de las 17.00 hs. El sol comenzaba a bajar y el viento se ponía helado. Una vez que paramos, sin dudar, dejamos lasmochilas y con la pala de nieve a preparar el terreno de lo que sería nuestro futuro campamento. La nieve a esa hora se encuentra enetapa de transición donde la superficie pasa de estar completamente blanda a endurecerse de a poco hasta quedar como el asfalto. Esto sucede en cuestión de minutos así que intentábamos hacer nuestro trabajo de a poco y turnando tareas para que sea ligero emparejar el piso, los ladrillos y construir la pared que nos protegería del viento. Así, pasados los 30 a 40 minutosterminábamos de hacerlo. Luego tarea sencilla, a la carpa, a comer y a dormir.
12 de Octubre, día 4 de trekking
Otra mañana que nos preparamos para salir de la carpa y perpetuar ese instante en nuestros recuerdos, imagen del día diferente pero la misma sensación de libertad, el viento helado golpeando el rostro, las botas frías, casi congeladas, entumecían los pies por lo que debíamos entrar en calor y ponernos en movimiento. Cada mañana armábamos la mochila dentro de la carpa mientras de a poco derretíamos la nieve y calentábamos el agua para el desayuno. Así, al salir de la carpa, solo nos quedaba lo último, desarmar, intentar controlarla para que el viento no nos arrebate la misma y poder continuar con la expedición. El terreno esta vez se dificultaba más porque continuamente encontrábamos sectores donde la nieve se debilitaba demasiado y nos enterrábamos hasta las rodillas y salir después de caminar arduo todo el día era muy cansador. Estuvimos caminando hasta las 16 hs aproximadamente y un poco más arriba se hacia sentir el viento… no solo por la fresca sensación de que se congelaban los dedos, sino porque la fuerza que tenía nos frenaba en movimiento y a veces sus ráfagas nos hacían detener por completo hasta que pasaran para que no resbalásemos y cayéramos al costado del camino.
Si bien la tarea de armar el campamento con sus paredes y el emparejamiento del terreno era tarea conocida, esta vez el viento dificultaba todo… porque traía consigo una lluvia de nieve que golpeaba con dureza. Hasta ahora, esta era la tarde mas fría y ventosa de todas… caminar era casi imposible y por momentos, el viento era tan fuerte que teníamos la sensación que caería nuestro muro sobre la carpa. Una vez terminada la tarea, rápidamente nos metimos dentro de la tienda y a descansar de todo el día de actividad. Guille en todo el viaje fue el cocinero elegido. Grandes cartas de comidas llevaba consigo… El arroz con sopa, arroz con verduritas… y el infaltable menú especial de “galletitas con picadillo”… La especialidad de la casa. Inolvidables momentos detrás de tan simples comidas. El descanso prosperó luego de la panzada exitosa en la velada.
13 de Octubre, día 5 de trekking
Comenzaríamos a caminar ya en la última etapa antes de llegar al sitio del accidente. El inicio debería ser temprano para dejar las mochilas grandes y salir con las de ataque al punto de impacto. Al despertarnos teníamos la sensación de que la noche estuvo muy fría, pero como todas las mañanas comenzamos a preparar todo para salir. Armar la mochila, poner agua para el desayuno, desayunar y a calzarse para la travesía del día… entonces llegó la sorpresa.
Nos encontramos con todo lo que quedo en el ábside completamente congelado. Eran las 5 de la mañana y no podíamos calentar nada, ni las medias, ni el interior de las botas dobles y para peor… las mías al amanecer de este día también se encontraban congeladas… así que aunque insistía con calentar y golpeaba con ganas la punta…. Nada servía.
La bota pasó por todas las manos, cada uno con su fórmula inquietaque iba cambiando a medida que no servía… lo único que resultó fue poner más agua a calentar y esperar… después de que saliera el sol, como a las 7.30 hs decidí que no importaba… el sol en un tiempito calentaría todo… y las botas no serían tan frías!
Así fue como, teniendo todo armado en las mochilas, nos quedamos solo con la carpa armada para refugiarnos de la helada madrugada y tomar otra taza de té. Comenzamos a caminar a partir de las 8 am. El clima ayudaba bastante ya que durante el día era cálido y las noches no se ponían tan frías.
Los dedos de mis pies estaban ardiendo del frío que tenían que soportar por el hielo en punta de la bota, así fue durante unos minutos hasta que la bota comenzó a tomar el calor de mi cuerpo y de a poco descongelarse. A esta altura me dolían los pies por el frío y porque al estar congeladas, me quedaban más chicas.
La expedición en estos días nos había dado a todos un poquito de su dureza. Richard físicamente se lo veía bien y solo le dio el sol fuerte en la cara por lo cual se notaban sus labios un poco lastimados. Guille hasta el momento venía muy bien aunque a lo último comenzó a quejarse de una molestia en la rodilla que de vez en cuando aparecía. A mi el dolor de rodilla me venía desde el día anterior, y para colmo un dolor en el cuello cada mañana era insoportable…
Caminamos todo el día, pasar por encima del arroyo Lágrimas a esta altura, si bien no fue tan difícil porque estaba tapado de nieve, igual debía hacerse de manera cuidadosa ya que debajo de la nieve el rio corría muy fuerte y pisar en falso o que se rompiera estos puentes formados encima del mismo seria fatal. Luego del cruce, la subida fue por una larga y empinada lengua de nieve que nos acercaría hasta la mitad del camino. Pasamos partes complicadas donde caminamos al filo de una caída que parecía no tener fin, o para nosotros era mejor no pensarlo porque el final de la misma era contra la montaña de enfrente.
La parte mas complicada este día fue una hora antes de llegar al objetivo cuando nos paramos mirando hacia arriba y nos dijimos qué haríamos si una roca venía cayendo desde arriba hacia nosotros y como reaccionaríamos, basto decir eso que desde arriba a unos 50 metros, vemos aproximarse una mancha negra que, si bien no venía con gran velocidad, la iba tomando a medida que se acercaba a nosotros. Automáticamente nos miramos y quedamos quietos porque su lectura nos daba que pasaba unos metros delante de nosotros, de repente por esas cosas que uno no sabe cómo explicar, cambia de dirección y nos apunta y con gran sutileza pasa entre Richard y Yo, solo miradas y sin decir más que palabras ardientes… seguimos caminando.
Nuestras miradas lo decían todo pero una gran sonrisa dejó de lado nuestros pensamientos de – ¿que hubiera pasado si la roca…?- y seguimos camino. Tuvimos un descenso importante y luego la última parte de la subida atravesando el glaciar hasta encontrar un punto donde acomodar la carpa y no tener que sufrir alguna caída de rocas o nieve durante la noche.
Este día terminamos cerca del monolito a unos 150 mts más arriba, porque era el punto más seguro para descansar. Desde donde estábamos teníamos una vista estupenda del glaciar de las Lágrimas, no veíamos el monolito, pero podíamos observar el inmenso glaciar, el valle del Arroyo Las Lágrimas y el cerro El Sosneado cuyos atardeceres son increíbles.
Armamos el campamento más alto de la expedición a 3750 mts. Si bien no es de mucha altura, el terreno es bastante complicado por las distancias a caminar y la época del año. El frío todavía es intenso y el sol aparece muy temprano con lo cual la nieve permanece dura por pocas horas. Nuestro campamento se hizo sobre un lomo de nieve donde el viento le daba con fuerza y por lo tanto hubo que reforzar las paredes del refugio con dobles bloques de hielo cortados con la pala y cubrir todo tipo de ingreso de aire. Al finalizar parecía que nada podría derribar la barrera armada, y por suerte… así fue.
Durante la noche, conversamos sobre lo dura que había sido la jornada y el esfuerzo que demandaría la del día siguiente. Cenamos temprano porque el frio y el cansancio nos invitaban a descansar. Un clásico arroz con atún para cambiar de sabores y un rico chocolate de postre. De esta manera fue como nos despedimos hasta la mañana siguiente.
14 de Octubre, día 6 de trekking
Suena el despertador a las 05.00 am. Despacito acomodamosel equipo y la mochila de ataque para salir en busca de los 4700 de la zona de impacto. Botas Dobles, Crampones, Piquetas, Cuerda… en ese momento las caras de mis compañeros notaban algún malestar significativo. Por el esfuerzo del día anterior los chicos me cuentan que les dolía bastante la cabeza, y que físicamente no estaban bien, a Guille además de dolor, no se sentía del todo bien y no podía subir al punto de impacto. En ese momento se generó un silencio donde pensábamos que hasta allí habíamos llegado.
Entre una y otra cosa conversamos de como estábamos, como nos sentíamos y cada uno exponía su situación, en ese momento les comenté que si bien sentía el cansancio de los días anteriores creía que podía realizar un intento al punto de impacto y que lo haría de la manera más segura posible priorizando el regreso seguro siempre. Después de esto el apoyo de ellos fue incondicional para que pudiera preparar una mochila liviana con agua y algo para comer en el camino. Se pasó un poco el tiempo para la salida al tener que derretir mucha nieve para el camino, así que a las 7.30 salí hacia el punto de impacto.
La ruta a seguir fue trazada de acuerdo a las circunstancias en tiempo y forma, la misma era la correcta aunque se veía bastante empinada también. Al retrasar la salida, tuve que tomar un camino un poco más exigente y caminar ligero para que el sol no complicara demasiado el camino. La primera subida fue por un lomo bastante largo que parecía no tener fin, una vez arriba del mismo la sorpresa de una depresión inmensa hacia un glaciar de aproximadamente 800 mts.
Pasar por allí solo, es una constante de preguntas sobre lo bueno o malo de esta decisión ya que las grietas solo se veían en pequeñas líneas casi insignificantes en el manto blanco que recorría el glaciar. Varias veces me pregunté qué estaba haciendo allí, solo.Pensaba en que solo dos días antes de nuestra expedición hubo una nevada grande en la zona y la nieve era nueva y por lo tanto no tan segura. Llevaba más de una hora caminando y había llegado apenas al inicio de la gran pendiente. La verdadera pendiente.
Comencé el ascenso aproximadamente a las 9 de la mañana, si la nieve se mantenía así en tres horitas llegaría al punto de impacto y regresaría al campamento aproximadamente a las 15.00 como había acordado con mis compañeros. La primera parte de la subida se hacía lenta pero sin complicaciones, solo miraba hacia arriba y estaba atento a cualquier cambio ya que a mí alrededor estaba lleno de piedras que caían desde arriba y no quería que ninguna me sorprendiera en la subida.
Una vez que pasé el primer tercio, el terreno se notaba más flojo y las botas comenzaron a hundirse en la nieve con lo cual aumentaba la dificultad, el esfuerzo y el cansancio. De tanto en tanto, cuando paraba a tomar aire echaba un vistazo hacia atrás a ver si podía encontrar el campamento de mis compañeros, varias veces hice esto, quería que ellos me vieran para que sepan que estaba bien y se quedaran tranquilos. Pero a esta distancia yo ni siquiera llegaba a ser un punto negro en la nieve… todo se confundía.
Seguí caminando, ascendiendo, mirando una y otra vez hacia el campamento, continuaba y cada vez más el sol entorpecía mi avance, la nieve se volvía más blanda, mis pasos profundos y el viento con sus ráfagas repentinas invadían mi tranquilidad. Al llegar a la mitad del camino, en algunos pasos las botas desaparecían y mis rodillas quedaban clavadas en la nieve. Hasta aquí no había visto la carpa ya que estaba muy lejos, tapada por una pared de nieve extensa.
Cuando se hicieron las 11.00 de la mañana y me encontré recién a mitad de camino sabía que no volvería para la hora calculada y solo quería avanzar para ver a mis compañeros y hacerle seña de que todo estaba bien para que no se preocuparan. El buen tiempo iba de a poco cambiando encima mío y las nubes pasaban muy cerca, además de las ráfagas pesadas de viento. Tenía que acelerar el paso un poco más.
Seguí avanzando y pasado el medio día ya era un esfuerzo constante, respirar, contar pasos, controlar tiempos de descanso y ver lo poco que faltaba. A este ritmo serían unas dos o tres horas más contemplando que la pendiente se hacía más intensa y la nieve más blanda. Hasta que vi claramente la zona de acampe, no podía distinguir la carpa así que saqué una foto aproximada y después la acerqué con el zoom de la cámara. De esta manera pude ver el campamento. No a los chicos pero si el campamento y eso… me dio fuerzas para seguir avanzando un poco más.
Avancé por el borde de unas rocas porque la nieve se había puesto imposible, caminar con los crampones se hacía complicado pero seguía siendo más seguro y rápido que por la nieve. Caminé alternando la roca con la nieve, la pendiente era aún mayor y estaba muy cerca de un borde rocoso donde podía subir y tomar un poco de agua y comer algo. Controlé la hora, eran las 14.00estaba sentado en una roca a 500 mts aproximadamente del filo y, si mal no recuerdo, después debía caminar por el filo unos 300 para la zona de impacto. Tomé un respiro, observé todo a mí alrededor.
Escuchaba como el silencio profundo de la montaña se transformaba en pequeños silbidos por el fuerte viento, como se escuchaba aproximar desde el valle hasta llegar al filo y allí se dejaba ver cuando mostraba esos torbellinos de nieve y aire en cada cima cercana. Veía como desde el oeste aparecían nubes que iban pasando sobre los cerros y quedaban estancadas sobre el valle justo sobre nuestra tienda, nuestro camino.
Allí sentado, tomé mi tiempo para pensar y decidir lo mas difícil… el regreso. Ya habían pasado las 14.30 y todavía no había llegado al punto de impacto, desde donde, seguramente tardaría una hora y media más según el ritmo que llevaba. Pero llegar no era el asunto sino volver, con el mal tiempo que se avecinaba, poca agua y apenas unas pasas de uva y caramelos de miel. Y entonces, decidí regresar.
El frío se hacia bastante complicado y por la pendiente todo el camino se desprendían pedazos de roca y techos de nieve. Las nubes estaban cerca y con ellas el cálido día se veía amenazado. Lo que tardé en subir en cinco horas, la bajé en una… despacio para no tomar velocidad y caer pero igualmente era muy rápido porque la pendiente no dejaba opción. Lleguéal pie del glaciar y el primer paso fue con muchas dudas, la nieve estaba muy floja para mi gusto.
De ahí en más cruzar el glaciar fue bastante lento ya que la primera parte tenía una leve bajada y la segunda su pequeña subida. Una vez que pasé ese lomo, todo era en bajada, fue extensa y parecía interminable. Sabía que el campamento estaba detrás de una lengua de nieve que veía desde arriba pero… cada vez se alejaba más y parecía que dar la vuelta a esa lengua nunca terminaría. Hasta que la vi, armadita y todavía en pie y al costado de ella a mis amigos!!!.
Habíamos quedado con ellos que volvería para las dos de la tarde y seguiríamos de largo regresando hasta el campamento siguiente. Por mi retraso,al no saber nada de mí, habían comenzado a preparar todo para ir a buscarme. Richard y Guille, excelentes amigos y además grandes compañeros de montaña. Esta es una de esas cosas que genera la montaña. A ellos los conocí hace unos años cuando los acompañe a un trekking al Cerro Volcán Overo y desde allí hemos intentado realizar alguna travesía junta. Cosa que no me arrepiento para nada.
Así fue que nos encontramos en el campamento aproximadamente a las 17.00 hs, luego de diez hs de trekking nos abrazamos y reíamos haciendo chistes sobre la búsqueda que jamás se llevaría a cabo. Entonces me muestran un aislante al que habían escrito con un pedazo de chocolate que sacrificaron por dejar una nota en el caso de que fueran a buscarme y yo apareciera por otro lado después. Y ¿saben lo que significa un chocolate a esas alturas no?
Rápidamente nos metimos a la carpa porque la tarde sin el sol se ponía muy fría, las nubes se posaron sobre el campamento y de apoco rodearon el valle. Cenamos y a descansar para regreso a casa. Mientras esperamos dormirnos comenzábamos a recordar los gustos de las comidas ricas que uno quiere sentir nuevamente al regresar a la civilización.
15 de Octubre, día 7 de trekking
El día amaneció despejado y temprano preparamos todo para salir a caminar. Decidimos caminar y pasar directamente al primer campamento.El descenso fue bastante rápido, el cruce de los ríos y el sol intenso hacía que una vez másla nieve se ablandara y nuestras botas se perdieran en cada paso dentro de la misma. Caminamos muy duro ese día recuperando al pasar por cada campamento los residuos que habíamos dejado para ese fin.
Pasamos por el campamento tres, cruzamos una vez más un río, luego otro y nuevamente un campamento que nos recuerda alguna noche atrás, el campamento dos. Poco a poco nos alejamos de la cumbre, del glaciar y cuando allá arriba todo era un manto blanco, cuando aquello que todavía estaba bajo nuestros pies era nieve… se veía en el horizonte que el paso de los días de calor había dejado su huella allí abajo. En un instante pasamos de estar pisando sobre hielo y nieve a los arbustos espinosos de la zona que se acercaban despacio a la superficie.
Apenas pasamos el campamento dos, nos dimos cuenta que no llegaríamos al Hotel Abandonado de un solo tirón y decidimos acampar una vez que cruzáramos el arroyo rozado. Allí teníamos agua cerca y reparo del viento. Al llegar calentamos agua, tomamos algo calentito y a descansar.
16 de Octubre, día 8 de trekking
La mañana siguiente nos levantamos muy cansados, lo peor por delante ya no era la gran montaña sino la última parte del camino que son unos 2000 mts de canto rodado para cruzar el Río Atuel.
Desde donde estábamos podíamos ver el punto donde estaba el Hotel abandonado, pero era diminuto en el horizonte. Casi al final del trayecto, del descenso, tuvimos un susto importante ya que Richard iba delante del grupo y vemos como desaparece detrás de su mochila, y en este caso no fue como el conocido dicho… que un tropezón no es caída, esta vez si lo fue. Por suerte para todos solo fue un raspón de manos y un golpe en el brazo por amortiguar la caída.
Llegamos al canto rodado, dentro de esta extensa planicie de rocas redondas, planas y de diferentes tipos que son arrastradas por el rio, hay varias lengüetas de agua que se van formando por los arroyos y las caídas de agua transitorias formadas por el deshielo. Todo esto, alimenta al Atuel, que más adelante deberíamos cruzar. El caudal de agua es mucho más intenso de cuando pasamos hace 6 días atrás.
Una vez al costado del rio, fuimos buscando zonas bajas para poder cruzarlo y vadeamos el mismo de isla en isla para que no nos arrastrase la fuerza del agua, cruzamos el rio en cuatro partes profundas apenas por encima de las rodillas, de 3 a 5 mts de ancho, no era profundo pero si muy torrentoso. De esta manera terminamos de cruzar el último rio de regreso y unos 1500 mts nos separaban del Hotel Abandonado.
Caminamos arduamente para llegar cuanto antes al Hotel Abandonado. Durante los días de estadía no habíamos tenido contacto con la gente y los primeros en vernos fueron los gendarmes de una patrulla que andaba por la zona. Nos miraron desde arriba en el camino y nos pidieron parar, se acercaron… nos miraron de manera extraña, tomaron nuestros datos, nos miraron mas extraños aun y comenzaron a preguntar. ¿De donde vienen?, ¿cuando salieron?, ¿de donde son?, ¿porque vinieron?, ¿a quien avisaron?, y muchas preguntas mas. Al final nos dejaron seguir camino y recomendaron tener cuidado.
Así como llegamos al Hotel abandonado tiramos las mochilas y calentamos agua para unos mates. El mate, la yerba y el termo quedaron en la camioneta durante nuestra estadía. Comenzamos a acomodar los bolsos, cambiarnos y conectar todo en la camioneta para salir hacia El Sosneado. Varias veces arriba, en la montaña, habíamos hablado de los ricos panes de “Jamón del Medio” y mejor aun cuando se transforma en Sándwich al ponerle jamón y queso. “Jamón del Medio” es una proveeduría de regionales que se encuentra en el pueblo El Sosneado, al costado de la ruta 40, que comunica Las Leñas y Malargüe con San Rafael.
Partimos hacia San Rafael y dejamos atrás la montaña, allí pasamos grandes momentos y nos traemos los mejores recuerdos. Esta expedición que nace a partir de una idea, que poco a poco se fue transformando en un objetivo, en una necesidad de hacerlo nos ha demostrado una vez más que aquello que sucedió hace 40 años fue un verdadero milagro.
Muchas veces las ganas de vivir nos hacemás fuerte, los afectos nos movilizan a hacer cosas increíbles y el amor nos permite actuar con el coraje necesario para vencer las adversidades. A veces vencemos y otras sirven para no quedarnos con la duda de lo que podríamos haber hecho. Allí en la montaña aprendimos a compartir, a confiar, aprendimos del otro, a disfrutar de un tiempo sin aquello que en las ciudades abunda, de lo que tanto estamos acostumbrados, de las comodidades. Aprendimos a mirarnos dentro de si mismos, a tomar decisiones importantes para volver a casa y dejar de pensar en nosotros, a cuidarnos el uno con el otro. Por esto y mucho más esta expedición fue completamente exitosa.
Saludamos a aquellos a quienes dedicamos este homenaje, a los que lograron sobrevivir del infructuoso ya quienes perdieron la vida en él. Queremos decirles que lejos estuvo de parecerse a lo que pudieron haber vivido, pero sí ellos nos movilizan a esto y es porque simplemente su historia es parte de muchos de nosotros y de tantas personas que hoy encuentran un lugar en esta historia.
CABALGATA
Cabalgata al avión de los uruguayos Viven 2014. Información 011 156 493 9054 andesnuestros@hotmail.com