por Red Bull
La francesa Nouria Newman, es conocida como una de las remeras intrépidas del kayak. En un nuevo desafío, emprendió viaje por la Patagonia Chilena, un maravilloso lugar con incontables ríos salvajes, sistemas climáticos feroces y cambiantes, que los hacen aún más inciertos para lanzarse a sus rápidos.
Newman, atleta Red Bull y campeona del mundo de piragüismo, se embarcó en una aventura inolvidable junto con dos expertos kayakistas estadounidenses, Ben Stookesberry y Erik Boomer. A lo largo de dos meses, el equipo recorrió más de nueve ríos, además de lograr cuatro primeros descensos, y realizar el segundo de la historia por el Río Pascua, grande en longitud y con los rápidos más difíciles de la Patagonia. Superaron de ese modo, y en poco tiempo, lo que se había hecho en aquella región durante la última década.
“La climatología en la Patagonia es un poco loca, pues cambia muy, muy rápido. Está soleado y al minuto se pone a diluviar o a nevar. Tuvimos muchísima suerte con el tiempo, pero allí las condiciones no son fáciles”, dijo Newman.
El objetivo del equipo era completar la “triple corona” del kayakismo en la Patagonia (los ríos Baker, Bravo y Pascua), una aventura que se intentó en 2017, a través de un grupo liderado por Evan García.
El equipo de Newman vivió el Año Nuevo en la Patagonia. Para moverse utilizaron multitud de medios de transporte: coche, autobús, ferry y bote. La expedición les permitió explorar todos los ríos que se encontraron por el camino. “Sabíamos que íbamos a tener muchas dificultades en uno o dos ríos, así que decidimos tomárnoslo con calma”, mencionó la aventurera.
Otro de los retos de la expedición fue el transporte de los kayaks por un terreno agotador durante 160 km que, con todo el material, pesaban 45 kg. “Llevar a cuestas los kayaks fue algo horrible. En el río Pascua bromeábamos porque parecía que lo único que hacíamos era cargar con todo el material”, señaló. En esa zona tuvieron que caminar fuera de los senderos durante 87 km.
Fue en ese río donde Newman y Stookesberry (Boomer debió dejar antes la expedición) tuvieron que ir fuera del límite: “Echas un vistazo a esos rápidos y piensas: ‘Oh, ¡nunca he visto nada tan grande! Mi kayak acabaría destruido en un momento. No veo ninguna manera en la que yo pueda sobrevivir a esto”.
Incluso Stookesberry, que ya se había enfrentado a los rápidos peligrosos del globo, pensó que debían abandonar. Newman lo convenció para intentarlo. “Le dije, ‘Ben, si Pascua no diese miedo, si fuese fácil, ni siquiera habríamos oído hablar de este río. Vamos al menos al comienzo del cañón. Y si lo hacemos, lo haremos desde allí”.
Nouria comenzó a practicar kayak cuando tenía cinco años, en La Plagne, su pueblo natal. Allí los niños se inscriben en clubes deportivos y enseguida empiezan a competir. En aquella época solo había una chica en el club de kayakismo y tenía 10 años más que ella. Los padres de Nouria no acababan de ver con buenos ojos el deporte que quería practicar su hija, sobre todo porque no sabía nadar. Así que debió aprender para que le permitieran apuntarse al club de kayakismo. Sin dudas, un ejemplo de su proverbial tenacidad.
Brilló en las competiciones internacionales desde 2007 hasta 2017. En 2013 fue campeona del mundo de kayakismo extremo. Durante el Campeonato del Mundo de Slalom de Piragüismo se llevó la medalla de oro en 2014 y la de plata en 2013.
“Creo que había alcanzado mi límite. Me lesioné y realmente nunca llegué a recuperarme del todo, así que no pude conseguir buenos resultados. Estaba haciendo las mismas carreras una y otra vez. Me estaba quemando”, recuerda. Licenciada en periodismo y ciencias políticas, se dedicó a la aventura, incluso realizó un viaje en solitario al Himalaya en 2018 y 2019. “Necesitaba estar sola, pero luego quedó claro que no fue la mejor idea del mundo”. Como ocurre con cualquier aventura, un par de cosas se torcieron. La detuvo la policía y también se vio afectada por la extrema altitud. En agosto de 2019 fue al Tíbet a explorar tres ríos.
“Nouria es una de las mejores del mundo, da igual si hablamos de hombres o mujeres. Pero lo que la convierte en una gran aventurera es su apetito por enfrentarse a todo tipo de retos con el kayak: subir por la montaña con él a la espalda, sumergirse en los problemas logísticos o en las cuestiones culturales e idiomáticas. No basta con simplemente querer enfrentarte a algunos rápidos que quitan el hipo. Para alcanzar el éxito también te tiene que gustar todo lo demás que eso conlleva. Así es como se triunfa en los ríos que están por explorar”, dijo Stookesberry.