por Andar Extremo, entrevista a Alfredo Barragán
fotos Alfredo Barragán y Marcos Ferrer
Alfredo, hace 33 años de la Expedición Atlantis, qué fenómeno la hace inagotable?
Con ella pasa algo excepcional, sigue navegando, sigue viva… como dice en alguna parte del libro “no hay ni hubo un día desde aquel ´84, desde la travesía, que no aparezca alguien que no la sitúe en el centro de la mesa”. Hoy lo hace Andar Extremo, mañana es otro. Siempre es tema de conversación, reconocimientos, homenaje, comentario o nota periodística. También está presente en inauguraciones de colegios que llevan el nombre Atlantis o agrupaciones scout. Nos ha pasado que le han puesto así a un Gimnasio o plaza… no lo podemos creer, han pasado más de treinta años y no se duerme.
La finalización del libro la escribiste antes de hacer la expedición, sólo le cambiaste la conjugación de un verbo…es como si cuando ideaste Atlantis en los ´80 ya hubieras sabidos que ibas a editar un libro…
No sé si fue en ese instante, pero en los primeros días de Atlantis, quedó conformada. Cuando decidí cruzar el océano en balsa le di el esquema que habitualmente le doy a las expediciones: había un objetivo deportivo, que era nuestra esencia, nuestra base, nuestro ser deportivo, y un objetivo científico, demostrar la factibilidad de migración africana precolombina, una migración de 1500 años antes de Cristo que explicaría indicios de su influencia en las culturas americanas de ese entonces como la cultura olmeca. También había un objetivo cultural: difundir la experiencia en beneficio del deporte, la ciencia y la cultura, como reza el artículo 1 de nuestro grupo del CADEI. Eso explica que desde el primer día que nos juntamos en Mar del Plata todo lo que pasaba era fotografiado y filmado. Y la gente dice: “-¿y ésto cuándo lo filmaron?”, y contestamos :-“Cuando ocurrió”. No entendían por qué fotografiábamos y filmábamos 4 años antes de la expedición. Por qué? porque iba a haber una película y un libro.
Me imagino que a veces se te debe ir de la cabeza la balsa Atlantis luego de tantos años.
Nunca se me va de la cabeza, vivo con ella continuamente. En algún momento me distraigo con alguna otra cosa…pero el teléfono, la radio o en el mismo timbre de casa, siempre están sonando reclamándome por Atlantis, y me vuelven a la expedición. Primero decidí hacer la película, que era más urgente y más difícil que el libro. Me llevó 4 años y la estrené en el ´88. Fue muy exitosa aquí y en el mundo. Viajé con ella, la apoyé, la trabajé, la promocioné y la terminé en el ´89. En el ´90 tuve la propuesta para el hacer el libro con una importante editorial suiza. Escribí, lo envié por capítulos, lo aprobaron y lo ponderaron. Me sentí un escritor en serio porque era una editorial de primer nivel mundial. Le pusieron fecha de salida al público en cinco idiomas con cientos de miles de ejemplares en el ´93. Era principios del ´90 y llegaron malas noticias: quiebra la editorial que tenía los derechos y quedan atrapados en un juzgado en Suiza. Me recomendaron tomar contacto con el consulado así que lo hice y los derechos permanecieron atrapados allí por 14 años. No habían pagado por ellos, era un arreglo formal pero había que tener paciencia y así pasaron los años. En el 2005 me devolvieron los derechos y me llegó un paquete con los originales del contrato, las fotos y los croquis de los mapas. En ese año yo estaba organizando el viaje a la Antártida para la “Expedición Finisterra”, que finalmente hicimos en el 2007 y fue la primera tapa de Andar Extremo Revista. Fuimos 6 hombres equipados para realizar buceo, montañismo y kayakismo, y documentar todo en HD. Me demandó mucha elaboración, trabajo e inversión, y cuando volvimos había planes pendientes. En febrero de 2007 volvimos de la Antártida, y en diciembre de ese mismo año, fuimos al Domuyo. En 2009 dimos la vuelta al campo de hielo continental patagónico, en 2010 dimos la vuelta al Aconcagua por los 6000 msnm, entramos por Vacas, subimos y luego bajamos por Horcones, y teníamos sesenta y dos años de promedio. En el 2011 fuimos al paso superior del Fitz Roy, 2012 fuimos al campamento base del Everest con 65 años de promedio. En el 2013 subimos al Mont Blanc…me distraje…yo podía encontrar argumentos para decir por qué no hice el libro antes, pero la realidad es que me distraje, porque si me concentraba lo hacía. Pero bueno, hay clavos que son más difíciles de clavar que otros…el problema es cuando estás disperso con varios a la vez. Si yo me concentro en un clavo, lo clavo cualquiera que sea. En agosto de 2015, me arrancaron la venda dos almirantes amigos de la Armada, amigos de toda la vida. Ellos me invitaron a almorzar porque tenían una pregunta para hacerme, que era por qué no estaba hecho el libro de la balsa. La respuesta fue muy fácil, me distraje. A partir de ese momento, no hice otro cosa que el libro. Me retiré de la abogacía, ya no hice desarrollo turístico, y me metí de lleno en septiembre de 2015.
“Serás lo quieras ser o no serás nada”
Realmente es una edición muy lujosa y no se merecía otra presentación que no fuera en la Feria del Libro…
La Feria del Libro comenzó el 27 de abril, y estuve hasta el 14 de mayo en el estand de Instituto de Publicaciones Navales y en el estand de La Nación, a los que les agradecí públicamente. En el estand de Publicaciones Navales teníamos una pantalla Led donde pasábamos la película en alta definición. Es importante decir, que ella también va en el libro, dado que la han digitalizado con técnicas modernas. Es la película Argentina más vista de la televisión mundial. Estaba expuesto el libro y atrás tenías la película. La presentación se hizo el último día a última hora, 19:30, en el estand de La Nación, y se juntó muchísima gente. Estábamos los 5 tripulantes, la Armada, el resto de la gente del CADEI, familiares, kayakistas, montañistas, amigos, agrupaciones scout, colegios. Fue emotivo… el Almirante Recalde leyó el prólogo… fue muy emotivo. Todo se prolongó y terminó la feria a las diez de la noche. Eran once menos cuarto, había una cola de 70 personas esperando para que firmáramos el libro, y nosotros pedíamos por favor que no apaguen las luces porque había gente de Rosario, Bariloche y Mendoza esperando para llevarse el ejemplar.
Qué sensaciones tenés de cuando le dabas el libro firmado a la gente?
El primer asombrado fui yo, porque no sólo me quedé satisfecho. Para hacerlo, armé un equipo impresionante: una diseñadora de lujo, Verónica Álvarez Pesce, una mapista increíble, Soledad Rodríguez, y ni hablar de Triñanes, una imprenta excepcional. A la imprenta le plantee el desafío, ¡este es el libro que quiero!, les dije. Ahora es fácil decir eso cuando lo tenés en la mano…el asunto en ese momento era describirlo con palabras, no había una imagen que lo demostrase. Quería que la tapa dura tenga la tela de la vela de la Atlantis, que era la misma de la Fragata Libertad, y no tenían suficiente para toda la cantidad de libros que se imprimieron. Había que recrear la imagen, la textura y la sensualidad que ésto tiene… la toco sin mirar y estoy tocando la tela de la balsa. Ese desafío fue para la imprenta, me dijeron: -cómo vamos a hacer eso? y les dije:-cómo no se, pero estoy con la mejor imprenta del país, resuélvanlo. Tomaron el desafío y lo lograron. También quería que tenga la carta que me escribió Thor Heyerdahl, un noruego que en el año 1947 cruzó el Pacífico en la balsa Kon Tiki, la más famosa y legendaria a nivel mundial, que me inspiró desde chico. Las vueltas de la vida hicieron que un año después de la expedición, reciba una carta de Thor Heyerdahl que me llenó de orgullo y me hizo llorar como un niño. Se lo señalé a la imprenta, y le dije que quería la carta en el libro tal cual, así que hicieron una copia del sobre, de la carta, y le hice un bosquejo de cómo la quería. Así lo hicieron, impecable.
Qué decía esa carta…
La carta felicitaba a la Expedición Atlantis por la legitimidad de la travesía que habíamos hecho… el asombro de él era que habíamos arribado sin timón a un puerto predeterminado, y nos felicitaba de una manera descomunal. También nos remarcaba ya en 1985, la importancia de que la balsa tenga su museo.
Qué más podés adelantar del libro..
Este libro lo escribí desde las tripas. Me encerré a contar la balsa, no sé si se la contaba a los demás o me la contaba a mí. Escribí cómo nacía la idea, cómo crecía, cuáles eran los problemas, los sentimientos, qué temores tenía, cómo se iban involucrando los personajes… Lo hice en el ´91, con diarios de viaje como ayuda. El que lea el libro va ir viviendo conmigo cómo nace todo, cuáles son los problemas que aparecen, cómo los encaro y cómo fracaso mil veces y al final lo consigo. Cuando digo todo en primera persona me confundo, porque la mayoría de cosas está hecha en equipo. No hago las cosas solo, no tengo intención de hacer cosas solo… no me interesa una cumbre solo. A veces digo en las conferencias: “pobre el que llega a una cumbre y no tiene con quien abrazarse”. Entonces, la mayoría está en plural, pero inevitablemente como escritor del libro y como Capitán de la Expedición, muchas veces escribí solo… está en primera persona pero siempre desde la intimidad. Lo que me tranquiliza es que di un examen tremendo y aprobé, porque no consulté a mis compañeros para hacerlo. Sí sabían que lo iba a hacer, siempre me dijeron:-”vos le dedicaste la vida a esto hacélo vos”. Hace un mes fui a Mar del Plata, nos juntamos a comer y les dije: acá está el libro… si les contara los comentarios de mis compañeros se darían cuenta por qué estamos tan hermanados. Nos conocemos tanto que de alguna manera, inconscientemente he podido interpretar lo que cada uno piensa y, seguramente, en el libro ha salido un balance de lo que todos piensan. Está en español y en inglés. Seleccionamos 170 fotos de 6500 de cámaras análogas con diapositivas, por suerte Pedro Bonta, con el mayor cuidado y amor, hizo personalmente el trabajo y cuidó cada detalle. La gente que participó lo hizo en forma muy profesional y se subió a su forma a la balsa porque fue más allá que su responsabilidad. Fue una emoción para ellos haber participado en esta nueva travesía. Está bueno, estoy muy asombrado y contento.
“Que el hombre sepa que el hombre puede”
Cuál es tu imagen preferida de libro?
Mi foto preferida es una que se ve una enorme onda de mar y atrás, la punta de la vela y la parte de arriba del mástil (página 264). Si bien no está muy en foco, lo bueno es que para sacarla, me dejaba ir tomado de la cuerda de vida hasta el final (unos 70 metros). Me enroscaba la cuerda en la mano, y tiraba todo el rollo con la otra mano…había que confiar en que cuando volviéramos a la civilización y reveláramos, haya alguna imagen como la gente. Otra que me gusta mucho es la de tierra a la vista en el amanecer del 12 de julio de 1984 (página 278). Uno de los gráficos espectaculares de Soledad, muestra la línea anunciada antes de partir y la línea de navegación. Nunca nos alejamos a más de 35 millas de la ruta elegida y arribamos exactamente al puerto anunciado de la Guaira. El libro termina con una foto en blanco y negro de la tripulación cuando tocamos tierra, y todo lo que queda de allí en más, hasta terminar el libro, lo cuento ahora 2017, montándose hoy con la vieja balsa, mostrando las 28 expediciones de CADEI, entre agradecimientos, y el monumento a la balsa en Mar del Plata.
Cómo está la balsa hoy y cómo es tu relación con ella?
Está en un galpón en Dolores, cerca de casa. Voy cada dos o tres meses a ver cómo está de salud: veo que no haya problemas de hongos o bacterias o algún bicharraco, y también para constatar que ningún chico malo se haya robado algo. Ir es muy emocionante. Está en un tinglado muy grande, un buen depósito. Cuando llego, abro la puerta y la veo allí, se me viene encima y la toco, la beso…es una “anciana venerable… le doy besos en la frente permanentemente”. No está para navegar, obviamente, pero tiene una belleza que va mucho más allá del físico.
Qué te queda de acá en más?
Para mí, seguir explorando deportivamente este lindo mundo y para la balsa, seguir generando cosas. Está pendiente el museo que tuvo un traspié hace 4 años, cuando un grupo supuestamente ambientalista, se opuso al proyecto. Estaban los fondos, el proyecto aprobado y licitado por la Provincia de Buenos Aires, y sólo había que reemplazar unos árboles que en realidad estaban muy enfermos. No habían razones. Creo que estaban fogoneados políticamente por grupos opositores a ese momento, pero la balsa nunca tuvo que ver con política. Se frustró ese proyecto, los fondos volvieron al Estado, sigue aprobado por Provincia y Nación, y por la Municipalidad de Dolores y se va hacer… en algún momentos se va hacer, porque es un proyecto felicísimo. No es sólo el museo de la balsa, también están las expediciones de CADEI, ella es el elemento fundacional. Se busca crear un ámbito de exploración, la historia universal de las exploraciones, rescatando el espíritu de los pioneros, corajudos, los emprendedores, que subieron montañas, cruzaron los mares, descubrieron los polos o fueron al espacio. Esa es la temática, un museo que no existe en el mundo. Existe el museo de la aeronáutica, el museo de la montaña, uno submarino… No existe de la exploración como concepto, esa es la idea, y nos hicimos esa idea para Argentina. No soy de abandonar mis objetivos, necesitamos que se alineen los planetas y el Estado esté en condiciones económicas de abordar el proyecto.
Qué dicen las nietas, cuando con la pipa les contás las aventuras de Atlantis?
Tengo dos nietas. La mayor, Anita, mi primer nieta, hasta ahora no había logrado ver toda la película, algo hacía que se levantara y se fuera… no era desinterés, no sé si era miedo o qué. Tengo una excelente relación con ella, la veo más de una vez por día, es extrañarla e ir a buscarla y compartir cosas. Ahora con 10 años, se empezó a interesar… claro, en la escuela estudian la balsa y entonces como es la nieta, le piden material. Ahora me pidió que vaya a contar la historia a la escuela. Y ni te digo en la presentación de la feria del libro que me veían firmando libros… sentían un orgullo terrible. La más chiquita, Lola, la más desfachatada, se ponía al lado mío y miraba la cámara. No me olvido, le estaba firmando el libro a un amigo kayakista y le digo :- has estado esperando mucho que te firme, no te molesta que además del Capitán te firmen las dos nietas del Capitán?. El tipo se largó a llorar y las dos nenas firmaron el libro con mi amigo abrazándolas.
Dónde se puede conseguir el libro?
El libro es muy bonito, pero tiene una consecuencia lamentable: es muy caro. Hacerlo fue carísimo y encontramos una forma de abaratarlo: en las librerías tiene un costo de 3000$ (te retienen un 50% del valor), pero si lo compran por la página está a mitad de precio. Acuérdense que viene de regalo con la película en formato full screen, tiene coloración toma por toma, el sonido filtrado y para ésto, le llevé los rollos de 35 mm de cine a Cinecolor. Ellos lo revisaron, estaba sano, se lo lavó, se digitalizó, y únicamente nos faltaba el sonido. Un día me llamó un señor y me dijo:-soy Ángel Guitelman, ingeniero jefe de sonido del Gran Rex, conozco la historia de toda la vida y siempre me quise involucrar con la Atlantis. Me dejás que te haga el sonido? y allí, este señor que le había hecho el sonido hasta a Paul McCarney, me hizo el sonido nuevo. En definitiva, hay un arreglo hecho con mercado pago y en la página www.expedicionatlantis.com, envían el correo y en días les habilitan la compra.