El Origen , una carrera que llamó nuestra atención por sus recorridos y paisajes y por el desafío que implicaba correrla, mi primer carrera de montaña en su sexta edición, montada en tres etapas en el sur Argentino, un terreno totalmente ajeno para mi.
Según comentarios de colegas y amigos, fue la edición mas dura, con todos sus condimentos, mucho frío , sol , trepadas infinitas y descensos sinuosos, cruces de arroyos, filos, valles, coastering y paisajes increíbles de cadenas montañosas y volcanes.
Varios meses transite junto a mis alumnos y amigos de Quilmes Way entrenando duro, semana tras semana, preparando y ultimando los detalles para esta primera experiencia en montaña para muchos.
Hasta que llegó el día, mas de 30 Ways nos subíamos al avión con destino a Bariloche.
Luego del viaje y de acomodarnos en nuestro hostel, llego la esperada charla técnica, en la cual nos enteramos de lo que ya temíamos que iba a pasar, íbamos a largar bajo la lluvia.
Y así fue..El jueves 2 de marzo nos encontramos todos en el Mercado de Villa la Angostura, bajo una lluvia al principio un poco tímida que con el paso del tiempo iba acelerando su ritmo hasta dejarnos totalmente mojados. Se podía de ver en las caras de todos, esa cuota de ansiedad y de duda que se genera siempre antes que empiece la cuenta regresiva.
Tantos kilos en la mochila se hacían pesados, la cinta en los pies, la doble media, los bastones, suplementos, comida e indumentaria obligatoria que no sabia bien si iba a utilizar.Me esperaban algo parecido a treinta y pico de kilómetros, calculando tiempos, cargando el Garmin y especulando a que ritmo salir, largamos todos en una cuesta eterna que me ahogo un poco hasta encontrar el punto justo.
A diferencia de años anteriores, donde los participantes recorrían los tres días diferentes lugares de Villa la Angostura, en esta oportunidad los diferentes senderos y caminos nos llevaron el primer día de carrera hasta Villa Traful,pasando por el arroyo Colorado hasta la cumbre del Cerro Bayo, con vistas del Lago Nahuel Huapi, la Península de Quetrihue y el Tronador.
Bajo un cielo un poco nublado, empezamos a trepar, trotar, correr, en un paisaje soñado que te tentaba a darte vuelta y contemplarlo. Siguiendo las cintas naranjas y en menos de los esperado me encontraba en el puesto de hidratación que me dio fuerza para continuar el recorrido, sabiendo que ya había transitado la parte mas dificultosa del primer día. Me fui motivando conectando algunos corredores de adelante, todo venía perfecto. Con los pies helados, cruzando arroyos y ríos me entusiasme entre los senderos y descensos que baje a paso firme. Faltando poco para terminar comenzaron los calambres y con ellos la preocupación.. todavía me faltaban 2 días..Llegando al imponente lago Traful por su playa de arena me abalancé sobre el arco preguntándome inmediatamente de donde iba a sacar la fuerza necesaria para correr los dos días siguientes. Fue un shot de energía y una grata sorpresa saber que estaba entre los tres mejores de mi categoría.
El resto de la jornada transcurrió entre mates y anécdotas esperando al resto de nuestros amigos y compañeros que llegaban cansados pero con una sonrisa impagable en la cara.
El clima no era el esperado, y junto al cansancio acumulado en las piernas no era una buena combinación. Aun así estábamos listos para acomodarnos en el refugio de Villa traful y prepararnos para conocer que nos esperaba el día dos.
Al día siguiente se sentía el cansancio en las piernas,y mucho, el dolor casi me inmovilizaba, sabia que nos esperaban 15km. La distancia sonaba accesible aunque la altimetría era la mas dura de los tres días. Amanecimos con un día a pleno sol y una temperatura muy agradable. Nuevamente junto a mis compañeros comenzamos a hacer el ritual de preparación, todo el mundo concentrado para no olvidar nada, contando el tiempo para desayunar y emprender camino hacia el camping donde nos esperaba la largada del segundo día. Nos habían advertido que este seria un día puramente de montaña donde se sentiría la esencia real de la carrera, y sin dudarlo así fue.
Comenzamos a trepar por el bosque, y de inmediato me di cuenta que iba a ser un día de mucha cabeza porque físico no había nada! por senderos angostos que nos llevaban en fila india, paso a paso estuvimos subiendo 4,5 kilómetros hasta que los arboles empezaron a desaparecer y las rocas dominaron el paisaje. Llegando a la cumbre del Cerro Negro, con la ayuda de una soga en los últimos metros, la vista era indescriptible y aunque no detuve el paso miraba de reojo los volcanes Lanín, Osorno y Puyehue, majestuosos e imponentes se grababan en mis retinas mientras avanzaba.
Con mucho dolor en los cuadriceps llego el peor momento de mi carrera, comencé el descenso por un acarreo muy empinado y extenso, enterrando los talones una y otra vez hasta llegar al esperando puesto de hidratación. Unos kilómetros más y la llegada en la Plaza de Villa Traful. Una etapa corta, en la que no me sentí para nada cómodo, y que me dejo preocupado para lo que me esperaba el día siguiente. Aun así, por suerte pude mantener mi puesto en la categoría aunque perdí varios en la general.
Con la ayuda de mis compañeros y con las piernas entumecidas bajamos a la playa para poder relajarnos en el lago y esperar que esto ayude para calmar el dolor y poder correr la última etapa. Tirados al sol, disfrutando del almuerzo, y descansando un poco fueron llegando los últimos, con los ojos al borde del llanto algunos, mas enteros otros.
Todos preparados, caminamos acalambrados, chuecos, riéndonos unos de otros hasta llegar a la escuela donde se realizaba la cena. En la charla técnica revivimos el día mirando fotos y vídeos que nos emocionaron y nos dieron aun mas ganas de largar el ultimo día y cumplir las metas que nos propusimos desde el momento en que nos anotamos.
Nos fuimos a dormir con el equipo listo, el bolso armado ya que el día 3 nos encontraría yendo nuevamente a Villa la Angostura. Nos esperaban 38 km, de los mas duros, nuevamente subiendo al filo de la montaña, con el cuerpo fundido pero con toda las ganas.
Largamos del Hotel Alto Traful , en otra hermosa jornada de sol. No tuvimos tiempo ni de entrar en calor, justos nos acomodamos bajo el arco, preparados para los primeros 8 kilómetros que teníamos que recorrer antes de comenzar la trepada.
Fue mi mejor día. Me sentí mas cómodo, ganando terreno a pesar de los dolores que me impedían ir a un ritmo mayor, sabia que era a todo o nada, el ultimo esfuerzo. Entre una zancada y la otra, velozmente complete la primera parte, y empece a ascender y correr sintiéndome cada vez mejor y mas confiado. Sabia que era mi día, mi momento para poder recuperar tiempo y por ahí lograr alcanzar al que estaba posicionado adelante mio.
Nuevamente 12 o 13 cruces de arroyos por la huella andina hasta llegar al filo, a la esperada cumbre del Cerro Buol a unos 1804 metros de altura,subí con muchas ganas, fui trotando por los filos, esquivando las piedras, con una imponente vista al lago Correntoso, el Nahuel Huapi y todos los picos hacia Chile. Y así, fuimos bajando kilómetro a kilómetro por el Cajón Negro hacia la cascada del Inacayal.
Un descenso muy pronunciado que me generaba dolor por todas partes, sin mirar el reloj continuaba pensando lo poco que faltaba. Luego, el mirador Belvedere, lugar que simbolizaba la última hidratación, con picada incluida, pero que ni me detuve a disfrutar ya que estaba a pocos kilómetros de la llegada. Luego, una bajada hacia la ruta, el coastering infinito por el Nahuel Huapi y finalmente la meta. Se escuchaba la música a 500 metros en una ultima trepada, y al fin pude ver el arco, la carrera había terminado . Fue sin dudar mi mejor día y aunque pude descontarle mucho tiempo al segundo de mi categoría, finalmente no alcanzo y finalice tercero , aun así muy contento, tranquilo siempre de haber dejado todo. En lo personal, aunque sufrí en muchos momentos, Que seria de los logros si no costaran tanto? No tendrían ese sabor especial que tienen y que te motivan siempre a más.
Y en cuanto a lo grupal, más que feliz, todos mis alumnos lograron terminar la carrera con excelentes tiempos y con ganas de repetirla!
Es una carrera 100% recomendable, por sus paisajes, por la organización que es 11 puntos en todos los sentidos pero sobre todo en la contención que te brindan.. en cada puesto cada llegada te alentaban y te hacían sentir cuidado..
Sin dudarlo el año que viene vamos a volver a estar ahí, esta vez seguramente muchos más.