“Nada habría podido suceder si alguien no lo hubiera imaginado”
Reinhold Messner, alpinsta italiano
Para el sueño del montañista trelewense de alcanzar los 14 ochomiles, éste fue un año decisivo donde ha logrado acortar distancias y enorgullecer a quienes aman la actividad en nuestro país. Con un estilo alpino puro, sin oxígeno ni sherpas, Mariano Galván junto al español Alberto Zerain, le dieron batalla a este gigante de Nepal. La idea inicial había sido coronarlo juntos como lo habían hecho con el Dhaulagiri a principio de año, pero hechos inesperados hicieron que lo hagan en forma separada por la vía normal y no por la vía nueva que se habían propuesto.
Luego de un año exitoso y su paso por Madrid donde dio una charla en las tiendas Desnivel y otra en las tiendas Scandinavian de Buenos Aires, una entrevista imperdible a Mariano Galván y los detalles del intrépido ascenso a El Manaslu en un non stop el 4 de octubre de 2016.
En el mundo de la aventura esta cumbre siempre tuvo algo especial. Considerás que es así?
Esta cumbre tiene de especial que se proyectó con un compañero: Alberto Zerain. Él fue quien financió parte del viaje y si bien siempre escalo solo, me pareció un buen gesto de este gran montañista. Me llamó y me invitó a su expedición, me pagó parte de los gastos, pagué algo del pasaje y nos encontramos en el Himalaya. Esta relación comenzó en el Dhaulagiri, allí hicimos juntos desde el campo 2 hasta la cumbre y pegamos mucha afinidad. Así fue como aparecimos en El Manaslu con una cordada. Al escalar con Alberto pudimos hacer una cobertura mediática total porque cuenta con un sponsor grande la empresa “Saunier Duval”(con sedes en Alemania y España) al que sumamos un teléfono satelital. También fue fundamental la participación de Desnivel que es la primera revista de habla hispana con gran difusión. Perdón… la segunda!…primera es Andar Extremo (risas). Desnivel tiene mucho respaldo y Darío Rodríguez, su editor, publicará una nota en la revista en papel. Afuera tuvo muchísima difusión, acá fue menor. Creo que la verdadera noticia fue intentar una vía nueva en un ochomil. A eso se sumó hacer una cumbre non-stop en el día, fue muy llamativo para toda la comunidad escaladora.
“Meter dos ochomiles en un año era algo que escapaba a mi imaginación…”Mariano Galván
Qué significó para vos hacer dos ochomiles en un año?
Es algo que nunca llegué a imaginar cuando empecé en esta actividad… hacer dos ocho miles en un año era algo que escapaba a mi imaginación… y mí presupuesto. Paralelamente para Alberto, que tiene muchísimos años de experiencia, también era la primera vez que metía dos ochomiles en un año y poder concretarlo juntos fue una experiencia más que satisfactoria y realmente motivadora ya que te hace pensar que es posible y que no estamos tan lejos de los grandes escaladores.
Cómo fueron los primeros momentos de la expedición?
Llegamos a Katmandú, hicimos las compras… en tres días organizamos todo y salimos a la montaña. El Manaslu se caracteriza por tener un clima hostil, mucha lluvia, aludes… algo frecuente en el trekking. Este año lo anecdótico fue que las únicas muertes se produjeron en la zona de trekking: un español del país vasco y dos sherpas por un alud de barro…ambas ocurrieron fuera de la montaña en el trekking de aproximación. Llegando a Samagaon, Alberto tuvo una angina y allí nos separamos. Él estuvo tres días descansando hasta que nos juntamos en el campo base (4800 msnm) y pudimos estudiar el ascenso. En esas jornadas estuve aclimatando en la ruta normal, había hecho una aproximación al campo 1 (5300 msnm) y casi pude llegar al campo 3 (6600 msnm). Desde el principio, nosotros teníamos pensando encarar una ruta diferente a la normal. La vía elegida era la del alpinista ruso Denís Urubko que discurre bastante en lo vertical por una vertiente de la montaña, pero encontramos una variante a la izquierda que nos pareció más potable ya que las condiciones de la vía de Denís no eran del todo viables. Pusimos toda la energía en abrir esa nueva vía que nunca se había hecho: cruzar un glaciar con muchas grietas, ponernos a escalar, fijar cuerdas y establecer los nuevos campamentos en un área que aún no se había escalado. La aclimatación fue un poco más larga.
No te daba miedo abrir una vía nueva en una montaña de esas características?
En Aconcagua cuando abrí una vía nueva sin cuerdas y sin compañeros tenía dudas, me hacía veinte mil preguntas, temía no poder seguir. La incertidumbre siempre estaba pero en ese momento articulé cosas para poder salir si se complicaba. No es lo mismo un intento de escalada non stop donde no sabés lo que te vas a encontrar y no tenés equipo. Esto era ir aproximándonos, dar la vuelta al glaciar, transitar los pasos más difíciles y construir de a poco. Plantear un campo 1… después el resto. Miedo no te agarra, es incertidumbre… si bien te enterrás en la nieve, si le errás al camino se caen las piedras y eso tiene un sabor distinto a algo nuevo y no es igual que caminar tras las huellas de 200 personas.
Cómo fue la secuencia de la desaparición de la carpa?
Intentábamos establecernos para buscar cumbre por esta vía, y habíamos estado 12 horas seguidas con nieve hasta la cintura abriendo camino y antes habíamos estado otras 6 horas y media. Cuando volvimos a quedarnos, nos llevó el doble. Armamos el campamento 2 a 6400 y, al volver ya anocheciendo, nos encontramos con que había desaparecido la tienda de campaña. Al abrir camino la primera vez llevamos la tienda, bolsas de dormir, guantes, calentador, comida, todo… hasta una Go Pro. En ese momento al no tener calentador no podíamos hacer agua… fue muy desalentador. Estuvimos 2 horas buscándola, y buscando un motivo: el viento, una avalancha…lo raro es que no había rastros de nada. Fue duro. Tenemos un video editado con fotos que Alberto me pasó donde estaba el lugar del campamento con la carpa y luego hace una filmación del lugar que rastrillamos y se ve claramente que es el mismo, donde ya no estaba. Al mostrarle el video a gente que sabe, no se ven restos de avalancha ni restos de material del campamento… sin duda fue un robo. Además, si hubiese sido una avalancha, en la foto se vería tapada una grieta que estaba al lado y en el video de cuando volvimos, la grieta quedó de la misma forma que cuando estaba la carpa.
“Hacer un vivac….improvisando con lo que teníamos”. Mariano Galván
Qué decisión tomaron cuando vieron esta situación?
Eran las 6 de la tarde y no teníamos casi agua, en realidad muy poca: un litro y medio Alberto y un litro yo. Buscamos intensamente el campamento por dos horas y cuando el sol se puso decidimos hacer un vivac, pasar la noche a la intemperie sin ningún tipo de abrigo, improvisando con lo que teníamos, que en ese momento era solamente la mochila y el enterito de pluma. Nos acurrucamos con la mochila y tratamos de pasar la noche. Pasó como una hora y media más y yo empecé a replantearme todo y repetía: -“…no puede ser lo que nos hicieron!!”. No encontrábamos explicación… justo en ese mismo momento había otra expedición de japoneses que estaba trazando una línea horizontal casi perpendicular a nuestra vía, y estaban muy auspiciados por su gobierno. Eran 15 personas en una expedición organizada. Si uno ve los libros de historia es bastante común que cuando se está trazando una vía se genera una competencia, pero igual nosotros veníamos en una línea que apenas tocaba en unos trescientos metros la de ellos… lamentablemente, hay muchos hechos históricos que muestran cortes de cuerdas, desaparición de cosas, robos dentro de las tiendas y al caer en un hecho así, me enojé y quería seguir dándole batalla y saber qué más había en esa ruta que nadie había caminado. A las 9 y media de la noche me sentía bien, así que me vestí con el poco material que tenía y me dispuse a caminar para no tiritar y perder energía quieto. Salí con terreno nuevo, de noche, con una nieve muy onda, y seguí hasta las 11 de la mañana del día siguiente cuando encontré la traza de los japoneses y me quedé dormido al calor del sol. En un momento me levanté con unos fragmentos de nieve que me caían en la cara, eran los japoneses que venían bajando de una tienda que estaba más arriba y que intuía la iban a armar por allí. No tenía la certeza de dónde estaba ni a qué altura me encontraba. Cuando nos cruzamos ninguno me saludó y me pareció raro en esas latitudes que se manejen así. Uno solo creo que balbuceó, y preguntó de dónde venía.
“Con una bolsa negra con nieve adentro y por goteo vas haciendo agua”. Mariano Galván
Dónde encontraste la carpa?
Al final seguí subiendo y encontré la carpa a 6700 msnm, no podían ir mucho más allá sin hacer un campamento. Pensé en usarla como refugio y encontrar un calentador para hacer agua… mis teorías fueron ciertas: estaba la carpa, había comida seca, algas… pero no había calentador y fue una frustración. Esa misma noche nevó y traté de salir, pero no pude. Continuamente trataba de hacer agua con un sistema que es con una bolsa negra con nieve adentro y por goteo. Logré hacer unos 300 mililitros de agua, que fueron bastante, imagináte que tomé un litro en tres días. Hice noche en la carpa y al siguiente día llegué a los 7300 msnm donde decidí armar una cueva para establecer un vivac y pasar la tercera noche. Fue sofocante hacer la cueva, era muy enrarecido el aire allí adentro y más a esa altura. Me pasé todo el día allí y cuando llegó la noche empecé a temblar y no me quedó otra opción que salir a caminar en la vía. Cuarto día sin tener agua. No dormir bien y tener que descansar de día por la temperatura y caminar de noche más lento, me debilitó mucho…me quedaba dormido caminando. A eso se sumaba que para armar el campo 2 dejamos una piqueta y un bastón cada uno y al no tenerlas se avanzaba solamente con una piqueta y un bastón. A los 7700 metros encontré dificultades de las que no me había percatado: primero la falta del compañero, segundo la falta de tornillos de hielo y soga y tercero, la falta de la piqueta y bastón para los últimos metros que era hielo duro. Pensé que sorteando esa dificultad los últimos 60 o 70 metros iban a ser fáciles, pero este punto era muy dificultoso y corría peligro de vida. Imagináte que estaba a 400 metros de la cumbre, dormido y sin herramientas. Decidí bajar de los 7740 msnm en este itinerario distinto quedándome con una buena sensación al querer intentar una vía nueva y desistir a esa distancia en un ochomil.
Cómo fue la vuelta?
La bajada no fue fácil, tenía que salir e irme hacia la línea de la ruta normal, hacer una travesía bastante fuerte por debajo de una línea de seracs que se encontraban a los 7600 msnm para ir hacia lo que es el campamento 3 (6600 msnm) de la ruta normal. Allí encontré mucha gente bajando que habían hecho cumbre aprovechando la ventana de buen tiempo. Después supe que entre el 29 y el 30 de septiembre hicieron cumbre 200 personas de las que no me había enterado porque estaba en otro lado de la montaña. Cuando seguí bajando encontré al rosarino Pablo Sarjanovich que había hecho cumbre con oxígeno, del cual me convidó. También me dio agua, imprescindible para calmar la insensibilidad en los dedos y el peligro de congelamiento. Luego, seguí bajando por mis propios medios.
“Y no era de extrañar que nos desaparecieran las cosas en forma automática”. Mariano Galván
Qué paso con Alberto Zerain en esos días?
Alberto bajó y se generó muchísima preocupación, porque fueron 4 días y no tenía víveres ni equipo, y sumado a esto, el terreno que él había experimentado tenía nieves muy ondas. Trató de subir para ver si podía verme por la ruta normal y creo que llegó al campo 4 a los 7400 msnm y de allí bajó de nuevo porque la verdad que tampoco podía seguir a la cumbre. Esto significó en Argentina un estado de alerta y preocupación…fueron horas de mucha tensión.
Cómo fue el encuentro en el Campamento Base?
Cuando encontré a la gente de la expedición fue como si vieran un aparecido… me daban por perdido. Con Alberto nos dimos un abrazo grande. Lo mismo pasó con los cocineros. Más allá de eso, no me podía relajar… ya me conozco, me pasó en el Broad Peak donde estuve mucho tiempo solo.
“llegué a la cumbre con muchas placas de nieve, viento, cansado y aturdido también”. Mariano Galván
Hubo algún comentario extra sobre el episodio de la carpa perdida?
Tratamos de analizar lo que pasó, coincidíamos en lo mismo… había muchas dudas. Por un lado, nos exigían un nuevo permiso con un prestador de servicios que sobreactuó la situación. Teníamos la aprobación de ascenso pero no para abrir una vía, esto no lo sabíamos y no lo hicimos ex profeso. Cuando se llenan los formularios para los permisos de un ochomil te preguntan si vas a subir una ruta nueva, uno le da los documentos y el dinero a su prestador de servicios y éste completa el formulario de forma casi automática. Desde un principio nosotros íbamos a abrir una vía. El prestador que generó el problema, puso en alerta a los japoneses diciéndoles que nosotros no teníamos permiso y que le queríamos robar la ruta. Imagináte cuál fue la respuesta, y no era de extrañar que nos desaparecieran las cosas de forma automática.
Cómo siguió la historia?
Tenía por sentado que ése iba a ser mi único intento de ascenso, y al día siguiente Alberto se propuso hacer la cumbre de la forma más rápida posible. Entonces, me dijo:- “ Yo quiero intentarlo, me siento bien, quiero ir a la cumbre!!”. Automáticamente le di mi equipo: reloj, calentador y carpa liviana. A las 17 hs salió para una subida express. Yo había descansado sólo 24 horas y no podía acompañarlo con la paliza que había tenido. Descansé, y dos días después de estar en campo base me dije:- “si él va a hacer una subida entre 24 y 48 hs, puedo salir y encontrarlo bajando, o en el último empujón a la cumbre!”. Mi idea era salir también a las 5 de la tarde pero 24 horas después, con dos litros y medio de agua, “como vamos por la normal, nos vamos a encontrar”. Empecé a caminar, llegué en dos horas y media al campo 1, descansé 15 minutos y fui a campo 2 en otras 3 horas, descansando 1. Llevaba en total 7 horas. Salí, no llegué al campo 3, vi unas tiendas a la derecha que salían de la traza de la ruta. Contemplé la montaña y salí directo al campo 4. A esa hora no se veía prácticamente nada y tenía que intuir la vía, nunca encontré las cuerdas fijas ni nada que muestre un camino, así que tomé recto hasta el campo 4. Con nieve honda y teniendo que abrir huella, caminé toda la noche hasta que me sorprendió la mañana llegando al campo 4 a 13 horas de la partida.
Encontré una carpa abandonada llena de nieve, casi por volarse, me metí y recambié el equipo. Hacía muchísimo frío y allí cometí otro error: estando a 7400 msnm me pareció que iba a ser fácil y dejé la mochila con agua. Tenía 700 metros de desnivel, salí con la cámara de fotos, un piolet, un bastón, un poco de comida de marcha en el bolsillo y nada más. Me llevaba bastante tiempo llegar a la cumbre, sumado al cansancio, había una nieve cartón que hacía que diera dos pasos firmes y me hundiera hasta la rodilla en el tercer paso, así que tomé la medida de caminar a veces en cuatro patas para no romper el manto de arriba y poder avanzar. Llegué a la cumbre con muchas placas de nieve, viento, cansado y aturdido también. Fueron como 17 horas más el tiempo de vigilia en el campamento base. Eso arrancó a las 5 de la tarde pero estaba despierto desde las 8 de la mañana. Cuando descansaba me quedaba dormido, me despertaba sobresaltado, me costaba distinguir la realidad del adormecimiento y esto generaba mucho peligro.
“llegué a la cumbre con muchas placas de nieve, viento, cansado y aturdido también”. Mariano Galván
Nunca lo cruzaste a Alberto?
Nunca lo vi, en realidad cuando decidí no ir al campo 3 y pasé de largo, él había decidido parar allí porque había mucho viento y salió más tarde. Pensando que estaba adelante mío llegué a campo 4 y allí al no ver huellas deduje que estaba en el 3. Cuando hice cumbre y empecé a bajar lo hice de espalda porque esa nieve cartón si iba de frente me podía romper las rodillas. En uno de los descansos vi algo rojo que se movía y creí que era parte de una alucinación. El punto rojo se seguía moviendo y en un momento pensé que era una piedra, pero al final era Alberto que estaba en su intento de cumbre, y como había salido más tarde lo logró 5 horas después que yo. No lo reconocí al estar lejos, y seguí. Pasé por el campamento 4, recogí la mochila y cuando estaba llegando al 3 me encontré con rusos. Cuando me vieron se aproximaron y les consulté si habían pasado un español por campo 3 y me dijeron que no, que había un alemán y unos japoneses. De un tirón fui hasta el campamento base donde llegué a las 20 hs y allí me enteré que Alberto también había hecho cumbre.
“Yo creo que estoy sembrando y haciendo un gran escalón para que otros puedan crecer”. Mariano Galván
Cómo te sentís de ser el primer argentino que va en camino a los 14 ochomiles?
Después de este año, me alimenta mucho la confianza sentir que hice dos cumbres, le di batalla a una nueva vía, y encaré uno de los más grandes retos que tiene el Everest sin oxígeno. Todo eso me va animando a tener feeling con este mundo de los ochomiles. La verdad, queda mucho por recorrer… veo las carreras de grandes ochomilistas como Carlos Soria o como Oscar Cadiach, este último tiene trece ochomiles y le falta uno, y tuvo 4 expediciones al Broad Peak y no lo puede completar. Yo tengo grandes chances si continúa todo así y si aparecen sponsors más grandes va a ser mejor. Haber hecho siete ochomiles es bueno para el futuro del montañismo argentino, los que vienen detrás mío, los que hacen montañismo amateur, ven que una persona nacida en el mar se propuso a los 25 años ponerse un arnés con mucha convicción y llegar a hacer la mitad de los ochomiles. Yo creo que estoy sembrando y haciendo un gran escalón para que otros puedan crecer. Lo que realmente siento es que aporto conducta, perseverancia, objetivos claros… es esencial para el montañismo. Si uno se profesionaliza, entrena de la manera adecuada y le pone corazón, todo es posible.
«Tenés que preparar esto de hacer vivac, de improvisar, de tener la logística necesaria para estar 36 horas despierto, esto forma parte del montañismo» Mariano Galván
Esto de pasar dos situaciones de vivac en dos montañas arriba de los 7500 msnm y no sufrir congelamiento se lo atribuís a una preparación o a la suerte?
He hablado con gente de Desnivel y montañistas, y realmente se ha perdido la cultura del vivac. Si ves libros de historia del montañismo, este tema era materia obligada. Ejemplos como los polacos, eslovenos, el mismo Scott, Shackleton…esas expediciones pasaban días y días haciendo vivac. Yo no veo peligroso pasar un par de noches, si bien es meritorio, uno se prepara para esto, entrena y lleva buenos equipos no tiene que existir un final drástico. Los ochomiles son montañas muy grandes y tenés que prepararte para hacer vivac, improvisar, tener la logística necesaria para estar 36 horas despierto, esto forma parte del montañismo.
Proyectos a futuro?
Este es un proyecto muy a largo plazo, y trabajando con el Instituto Antártico, de acá a dos años será un emprendimiento de resistencia bastante innovador con poca ayuda externa y buenas comunicaciones en la Antártida. Aparte de tener un trekking al campo base del Everest y unos clientes al Denaly Alaska, puede ser que apunte al K2 o al Nangaparbat en Pakistán
Cómo te recibieron en el país?
En las charlas donde he participado, muy ávidos de información. Estuve en Buenos Aires y La Plata, tengo un público grande en Córdoba capital y Rio Cuarto, pero en los medios masivos no nos toman como en otros países por ejemplo, España.
Qué indumentaria usaste?
Tenía que estar preparado para la lluvia porque en la aproximación llueve muchísimo, en eso me ayudó Mountain Hardwear con chaquetas drystein material respirable y altamente impermeable. Para el trekking, testeé indumentaria de Garmont, en especial unas camisetas con muy buena protección para el sol, que se secan rapidísimo. Uso y recomiendo la tienda de Mountain Hardwear que con un peso de 1200 grs puedo ponerla en la mochila y moverme para todos lados.
A quién agradeces?
La familia, mi madre, hermana y amigos, gente que se movilizó cuando estuve perdido, Mountain Hardwear y Scandinavian Argentina y Garmont, que siguen con su apoyo incondicional. A Alberto Zerain, mi compañero de cordada, que hizo posible esta expedición. A todos los que me ayudaron con 100 o 200 dólares para cubrir gastos y a quienes me bancan incondicionalmente…eso no tiene precio.